Disclaimer: voy a dejar de poner el disclaimer, empieza a darme toc
31
—Min.
—¿Hm?
—¿Tú también cuentas los días hasta abril?
Minerva se irguió sobre el frío césped, sentándose para poder mirar a Hermione a la cara en vez de al cielo despejado.
—¿Por qué debería?
Hermione se encogió levemente de hombros, mientras jugaba con sus dedos entrelazados sobre el estómago.
—Pues… se acabarán las clases para nosotras, pero tendremos que estudiar mucho… no vamos a tener casi tiempo para estar, no sé, así.
Minerva abrazó sus piernas y durante unos segundos observó las ondas que generaba la brisa sobre el agua del Lago Negro, y los reflejos del sol en las mismas.
—Tienes razón, no lo había pensado.
—¿Y no te preocupa?
Cuando Minerva giró la cabeza, Hermione sabía que tras la espesa bufanda que le cubría hasta la nariz había una sonrisa.
—¿Por qué debería? —repitió—. Es decir, voy a seguir viéndote todos los días, comeremos, estudiaremos, dormiremos, no es muy diferente a lo que hacemos ahora, ¿no? Y si tanto te preocupa, aprovechemos el mes que nos queda todo lo que podamos.
Hermione miró los cristalinos ojos verdes de Minerva y se hizo a sí misma esa pregunta ¿por qué debería? Es cierto que para ella ese temor a "quedarse sin tiempo" era mayor que el de la cazadora, porque no tenía ni idea de si le quedaban años o segundos en aquel lugar del tiempo. Pero ¿qué podía hacer? ¿Qué poder real tenía ella sobre el futuro? ¿Servía de algo preocuparse más allá de sentir esa opresión en el pecho?
—¿Qué hice para merecer que la chica más inteligente de Reino Unido sea mi novia?
—¿Hacer lo más romántico que he visto a nadie hacer nunca?
—¿Yo? ¿Cuándo?
—Pensaba que tendrías mejor memoria, ¿o es que no consideras tu pequeña actuación en Halloween romántica?
Hermione apartó la mirada.
—Creo… que eso fue más bien algo estúpido — respondió, con nerviosismo en la voz.
—Jean, escúchame. Mis miedos no son culpa tuya, y lamento haberte hecho creer que sí.
—Fue temerario, y te hice daño.
Minerva rió.
—Sí bueno, eres Gryffindor, nuestra valentía se traduce como temeridad, y no me hiciste daño.
—Me odiabas.
—No seas injusta, sabes que no es así. Tenía miedo y pensaba que había sido culpa tuya. Pensé que de no ser por ti yo seguiría siendo normal y no tendría que cuestionarme mi propia existencia.
—Y tenías razón.
—Por Godric Gryffindor, Jean. No te creas tan omnipotente como para creer que me volteaste o algo así — dijo, poniendo los ojos en blanco, pero con una sonrisa —. Solo me hacía falta una mujer que fuese lo suficientemente valiente como para exponerme a esta realidad, el resto lo hice yo solita.
—Tuve miedo de haberla fastidiado, estabas muy enfadada conmigo.
—¿Tú no te enfadaste cuando lo descubriste?
Hermione pensó durante unos segundos sobre su propia experiencia.
—Creo que me fui dando cuenta poco a poco, fue menos repentino que lo tuyo.
—Cuéntame.
—Pues… antes de saber que la magia existía siquiera, tenía una amiga que solo venía a mi barrio durante las vacaciones, ya que sus abuelos vivían en mi calle. En nuestro grupo de amigos había un chico que ella siempre dijo que le gustaba. Por algún motivo que seguro no imaginas, eso me molestaba, y mi cerebro normativizado pensó que era porque él también me gustaba a mí. Llegué hasta a declararme — añadió con vergüenza, pero con humor.
—Déjame adivinar, sí tenías celos, pero no de ella, sino de él.
Hermione asintió, con una pequeña risa.
—Pero tardé años en entender eso, lo entendí mucho después de que todos nos separásemos y dejásemos de ser amigos. Si te interesa saber qué nos pasó, pues se resume en el descubrimiento de la magia y el acceso a una cantidad inmensa de conocimiento nuevo.
—Por supuesto, ratón de biblioteca —comentó con sorna Minerva.
—Le dijo la sartén al cazo — rió —. De todos modos, volviendo a cómo descubrí que no solo me gustaban los chicos, tardé tanto en darme cuenta porque a mí sí me gustaban ellos. Creo que es más difícil darte cuenta de que algo no es "normal" cuando eres bisexual que cuando eres homosexual. Pero las chicas me seguían pareciendo muy bonitas. En mi cuarto año conocí a una chica medio veela ¿sabes?
Minerva abrió mucho los ojos, sabiendo que eso era extremadamente raro. Los humanos para las veelas no eran más que un simple entretenimiento, a veces hasta una molestia.
—¿De verdad? ¿Cómo era?
—Era… objetivamente era hermosa, tenía un pelo rubio platino, largo y liso, un rostro afilado y una mirada poderosa, pero lo interesante era el completo influjo que podía tener sobre las personas. Sobretodo sobre los hombres, a las mujeres parecía no hacerle ningún efecto. Mi amiga Ginny no le aguantaba, al igual que la mayoría de otras mujeres, ya que se robaba todas las miradas, todo el protagonismo. Entonces, ¿qué pasaba conmigo? Una vez uno de mis mejores amigos me dijo que verla era como estar frente a una bandeja de pollo frito y no poder comerlo.
—¿Pollo frito?
—Si le hubieses conocido lo entenderías.
—¿Fue el chico Weasley?
—¿Cómo? — preguntó Hermione confundida.
—Una vez me dijiste que nunca habías conocido a nadie que comiese como él.
—Es… cierto.
Hermione calló un momento, sorprendida. Que se acordase de eso tras tantos meses… ¿Minerva atesoraba cualquier pizca de información que ella compartiese?
—¿Y bien? ¿Era como una bandeja de pollo frito?
Hermione salió de su estupor y rió.
—Para que tú lo entiendas, era como si te pusiesen en las puertas de la biblioteca de Alejandría y no poder entrar.
—¡¿Tanto?!
Hermione asintió.
—Con el tiempo te afectaba menos, pero los primeros días todos seguíamos su dirección con la mirada como bobos cada vez que pasaba. Tu pregunta fue si yo no estaba enfadada cuando lo descubrí. En realidad, fue alivio, más o menos. Una amiga, la persona más inteligente que conocí durante un tiempo, un día me dijo "¿Crees que le gusten las mujeres?".
—¿Ella también era bisexual?
—Hm… creo que Luna podría enamorarse de cualquier ser inteligente que pueda seguirle el rollo — respondió encogiéndose de hombros —. Pero sí, ella también notaba esa atracción por la veela. Descubrir que a ella también le gustaba, que no era la única, hizo que no me sintiese sola. Rara sí, pero porque nada en Luna era normal, y si teníamos algo en común no podía serlo.
—¿Y ya?
—¿Cómo que "y ya"? ¿Qué esperabas?
—No sé, un romance prohibido con la veela, una gran revelación, algo más emocionante.
Hermione observó la decepción de Minerva por su despertar sexual tan poco dramático con una carcajada.
—No sabía que eras tan Shakespeariana — dijo entre risa y risa —. No, no tuve nada de eso, siento no haber estado a la altura.
—No metas a Shakespeare en esto, pero ¿de verdad no has estado con una chica antes?
Hermione negó, sonriendo e incorporándose junto a Minerva.
—Solo he tenido un novio, pero éramos muy diferentes y nuestro amor surgió en un momento muy difícil. No había futuro.
—Oh.
—Awww pero no te pongas celosa Min — dijo Hermione con voz infantil y pellizcando sus mofletes.
—Quita — se quejó, riendo —. No estoy celosa, tonta, solo pensaba en que en cierto modo, me gusta que ambas seamos la primera vez la una para la otra, con mujeres al menos.
—¿Y a ti?
—¿A mí qué?
—Ahora que sabes que te gustan las mujeres, ¿has tenido algún crush del que no te habías dado cuenta?
—¿Cómo tú con tu amiga del barrio?
Hermione asintió, era muy agradable tener estas conversaciones ahora que Minerva había superado su vergüenza y recelo sobre el tema.
Su novia guardó silencio, analizando las relaciones que había tenido hasta ese momento.
—...puede ser — fue su respuesta.
Hermione irguió su espalda al escucharlo.
—¿En serio? — exclamó.
Minerva asintió, metida aún en sus pensamientos, analizando lo que acababa de descubrir.
—¿La conozco? — preguntó Hermione, subiendo y bajando sus cejas con ligera burla.
Los labios de Minerva se cerraron en una fina línea y su pálida tez se tintó con un suave rosa.
—Oh Merlín, ¡sí que la conozco!
La risa de Hermione sólo hizo que Minerva escondiese más la cabeza en su bufanda, y porque llevaba el pelo atado en un recogido, sino también lo habría usado como cortina.
—Va, venga, dime quién es, ahora necesito saberlo.
—Déjame — murmuró, sin dirigirle la mirada.
Hermione volvió a reir.
—Está bien — dijo, esta vez más calmada —, de todos modos, sé que es Poppy.
Minerva levantó la cabeza a toda velocidad, los ojos abiertos en una mezcla de sorpresa y terror.
—¿Qué? ¿Te crees que eres la única observadora? — pregunto, con una sonrisa ladeada.
—Pero… ¿cómo?
Hermione se encogió de hombros.
—Con ella siempre has tenido una relación diferente del resto de personas de Hogwarts.
—Hm… tal vez. ¿Tan obvio era?
—Puede que para el resto no, pero ¿para la chica que está colada por ti?
—¿Está… bien para ti? ¿No te molesta?
Hermione resopló.
—Qué va, todos tenemos ojos. Aparte, lo entiendo completamente, Poppy tiene un carácter muy fuerte, pero es encantadora.
—Lo soy — dijo una voz aguda que vino de la espalda de las chicas.
Ambas se giraron, sobresaltadas, y ante ellas estaba nada más y nada menos que la Hufflepuff, como si la hubiesen invocado.
—¡Poppy! — exclamó Hermione con nerviosismo, mirando a Minerva de reojo y viendo cómo la sangre abandonaba su rostro.
—¿Quiero saber por qué estabais hablando de mi chispeante personalidad?
Hermione balbuceó una serie de sonidos dubitativos.
—Está bien, pero si vais a hablar a las espaldas de la gente deberíais de estar más atentas — dijo Poppy con una ligera risa.
—Te prometo que no era nada malo — respondió Hermione con una sonrisa cargada de disculpa.
—Ya lo sé.
Con una sonrisa les guiñó el ojo.
—De todos modos no venía solo a hacer de sujetavelas, Jean, tenías una tutoría con los de tercero hoy, me han parado en la biblioteca por si sabía dónde estabas.
—¡Ay no! — exclamó mientras se levantaba como un resorte —. Se me había olvidado, diablos, nos vemos luego chicas.
Y salió corriendo mientras las dos amigas la miraban en silencio entrar en el castillo esquivando personas que paseaban disfrutando del sol.
—¿Y a ti qué te pasa?
—¿A mí? — preguntó Minerva sobresaltada — Nada. ¿Qué va a pasarme? Estoy perfectamente. ¿Por qué preguntas?
—Ya — respondió Poppy, escueta.
La miró, notando perfectamente el nerviosismo en su mejor amiga y suspiró.
—Desde que llegó Jean estás más rara que un perro verde.
—¡Hey! Ya me gustaría verte a ti con el mundo del revés.
Poppy se rió entre dientes y se sentó al lado de Minerva.
—Claro que sí Minnie — dijo, con suavidad en la voz y apoyando la cabeza en su hombro —. Te dije que dejes de crecer, ya no me llega la cabeza bien.
—No es como si lo hiciese aposta — respondió moviendo el hombro haciendo que Poppy rebotase un poco.
—¡Oye, deja de moverte!
—No sabía que había sido relegada a ser un simple mueble para tu comodidad.
Ambas se miraron y soltaron una pequeña carcajada a la vez. Daba igual lo que les pasase, sabían que siempre serían amigas.
Ueee la inspiración no me abandonó, buenas noticias
A los que me leísteis el último cap, gracias por permanecer y bienvenidos a las nuevas incorporaciones!
No tengo mucho más que decir aparte de que este cap es un poco más corto que los últimos, pero me apetecía poner una conversación fluida, sin muchísima narración, ¿qué pensais? ¿os gusta este formato?
Reviews:
L: Hola, bienvenidx! Me alegra mucho que te esté gustando. En cuanto a lo de Hermione, depende de lo que tú consideres pronto. En tiempo dentro de la historia no queda demasiado, en número de capítulos aún quedan unos cuantos. Pero sí, mi intención es explorar la relación en el futuro, y también narrar algo de los años en los que Hermione fue alumna desde la perspectiva de Minerva. Si todo sale bien, ese es el plan jaja.
Y eso es todo por hoy, nos vemos cuando las musas quieran!
Bisu~
Yomi.
