Disclaimer: Craig Barleet es el creador y él y Nickelodeon tienen los derechos del programa.


10. El cumpleaños 12 de Arnold

– Sunset Arms - Dormitorio de Miles y Stella - hace 11 años

El despertador sonó en la habitación. El rubio abrió los ojos, tan feliz como un niño en la mañana de Navidad.

- Stella, cariño... es el día... - Movió a su mujer para intentar despertarla.

- Miles, no te preocupes, el bebé no se va a ir a ningún lado… tranquilo. - Ella sonrió.

- Pero es su primer cumpleaños, si no nos damos prisa mis padres irán a cantar primero.

- Ok, no más pucheros, ¡ya podemos irnos!

- ¡Sí! ¡Es hora de la canción de feliz cumpleaños!

- Miles, a veces creo que eres el bebé.

La joven pareja se vistió rápidamente y preparó unos globos para sorprender a su bebé.

- ¿Estás lista cariño?

- ¡Desde hace un año, Miles! - Abrieron la puerta y empezaron a cantar:

- Feliz cumpleaños a ti, feliz cumpleaños a ti, feliz cumpleaños mi dulce príncipe Arnold… ¡feliz cumpleaños a ti!

La pareja terminó de cantar y el bebé les agradeció con una gran sonrisa.

- Mi campeón… feliz cumpleaños… el primero de una larga lista de cumpleaños juntos… mi Arnold… - Miles disfrutaba como su hijo tomaba su dedo en su manita, a veces sentía que su familia era como un sueño imposible… y tristemente, lo fue por algún tiempo.

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– Sunset Arms - Invernadero – Presente

- ¡Miles! - Gritó la mujer de cabello castaño, su esposo dejó correr el agua del grifo, sin darse cuenta que la regadera estaba desbordada.

- Oh, lo siento. Estaba…

- Distraído, lo sé, pero ¿qué te pasa? Quiero decir, eres como un pequeño desastre hermoso, pero últimamente, te superas a ti mismo.

- Mi amor, no puedo ocultarte nada… Estoy preocupado por Arnold.

- ¿Por nuestro hijo? ¿Por qué? Está feliz con su novia, ama la escuela, tiene muchos amigos y finalmente estamos aquí.

- Eso último es mi problema, su cumpleaños es en 3 días y…

- No te preocupes, le preparamos una fiesta increíble.

- Si pero… siento que eso no es suficiente, tuvo 10 fiestas de cumpleaños como huérfano, cualquier cosa que hagamos no será suficiente.

- Sí… sé de lo que hablas, pero cariño, no podemos retroceder en el tiempo y cambiar nuestra historia. Nunca repararemos por completo nuestro error con él... pero tal vez podamos comenzar con pequeñas cosas especiales y crecerlas con el tiempo.

- ¡Tienes razón, como siempre!

- Sí, soy perfecta, lo sé, ¡gracias!

- Si cariño y... espera un momento! - Gritó totalmente asustado.

- ¿Qué pasa ahora?

- ¿El regalo? No tenemos regalo...

- ¡Dios mío, tienes razón! Nos olvidamos de comprar un regalo.

- Pero… ¿Qué le podemos comprar? ¿O preferiría un regalo hecho en casa? Oh no.. ¡No sé nada sobre mi propio hijo!

- Miles, por favor...

- Me odiará... ¡Me odio a mí mismo ahora mismo!

- ¡Miles, basta! - La mujer le dio una pequeña bofetada a su esposo para llamar su atención. - Lo siento, estabas histérico.

- Sí, lo siento.

- Solo necesitamos un poco de... ayuda profesional...


— Sunset Arms - Salón familiar —

La oscuridad cubría toda la sala, excepto el sillón principal, levemente iluminado por una lámpara que dibujaba la silueta de sus ocupantes.

- Entonces… vienes aquí… 3 días antes del cumpleaños del cabeza de balón, pidiéndome ayuda, interrumpiendo el paseo de mi mascota… - Su mano acarició suavemente la cara de su lagarto monitor. - No es suficiente tiempo...

- Lo sabemos Helga, pero necesitamos tu ayuda.

- Sí, Stella y yo estamos desesperados, no sabemos casi nada de Arnold, y tú eres una eminencia del tema.

- Bueno, en realidad es verdad… ¡Lo conozco mejor que nadie!

- ¿Qué? ¡Por supuesto que no! - Apareció el abuelo encendiendo las luces. - Yo críe al chico y he vivido con él toda su vida, si alguien lo conoce ¡soy yo!

- Por supuesto…. - se rió con sarcasmo. - Oh mi viejo amigo, temo herir tus sentimientos, pero he escrito libros sobre él.

- ¡Lo alimenté durante años!

- ¡Yo me pasaba todos los días con él!

- ¡Lo ayudé en sus estúpidas aventuras de la infancia!

- ¡Estuve en TODAS sus estúpidas aventuras y grabé todo!

- ¿Qué? - Miles y Stella quedaron impactados por la información innecesaria.

- De todos modos… cociné para él, lo vestí y ¡lo conozco!

- Pues yo… - Se detuvo y tuvo cuidado. - De todos modos, es mi novio, así que soy la persona indicada para ayudarles.

- ¡Por supuesto! Ignora la voz de la experiencia, le traeré el mejor regalo.

- ¡Ya veremos, Shortman! - La chica rubia sonrió.

- Gracias Helga, entonces dijiste que sabes hacer videos ¿verdad?

- ¿Yo? Dije que… - Se le escapó una risa nerviosa. - Realmente no dije...

- Videos como películas familiares, quiero decir.- la ayudó Stella.

- Oh… ese tipo de video, claro que puedo, y Gerald también.

- ¡Increíble, su mejor amigo y novia! suena un excelente regalo!

- ¿Regalo? ¿De qué estás hablando? - El cumpleañero apareció desde la puerta, escuchando a su papá emocionado.

- No pasa nada cariño, bueno, tenemos que ir al… mercado, ¡nos vemos hijo! - Miles y Stella le sonrieron al chico y salieron corriendo.

- ¿Qué acaba de pasar aquí?

- No me mires cabeza de balón, a lo mejor están locos por pasar tanto tiempo durmiendo, o es cosa de familia, en fin, ¡nos vemos! - Casi salió de la habitación hasta que su novio la detuvo.

- ¿Ya te vas?

- Sí, ya sabes, soy una persona muy ocupada, ¡así que nos vemos!

- Pero… - No pudo decir nada más y ella se fue. Miró a su abuelo, tratando de encontrar una respuesta.

- A mí tampoco me mires, al parecer, no sé nada de nada, ¡eh! - El viejo gruñón también se fue, dejando a su nieto totalmente confundido.

- Mi familia es tan extraña.

Su abuela, vestida con un traje del viejo oeste, apareció persiguiendo a Abner por el pasillo.

- ¡Vamos vaquero! ¡Es hora del rodeo!


— Casa de Gerald - Cocina —

- Entonces… déjame entender… necesitamos crear un video sobre la vida de Arnold… ¿en menos de dos días?

- Sí, en realidad esa es la historia corta. - La respuesta de la chica rubia asustó a su nuevo mejor amigo.

- ¡Wow Helga, suena como una misión imposible, no es suficiente tiempo!

- Escúchame hermano, ¿puedes o no con un gran problema como este? Creí que estaba hablando con el genial Gerald, el guardián de las historias, su mejor amigo, desde siempre…

- Ok, ok, lo haré, relájate rubia. Pero, necesito ayuda de nuevo, maldita sea, realmente te encanta hacer películas sobre Arnold, ¿verdad?

- Oh cállate, esto fue idea de Stella, no mía.

- Espera un momento… ¿Harás una película de Arnold? - Una vocecita estridente apareció de repente, como si fuera una película de terror.

– ¡Timberly, vete! ¡Esta es una charla importante, y no es para una niña tonta!

- No soy una niña tonta, ¿te acuerdas? Mi película ganó el festival de cine de verano.

- Sí, pero fuiste la única participante.

- Gerald, por favor, Arnold era mi novio y es increíble, quiero ayudarte.

- ¿Era tu qué?

- No importa. - Respondió Gerald nervioso, por Timberly. - Este es un proyecto para adultos, así que déjanos en paz.

- ¡No es justo! ¡Quiero ayudar!

- ¡Dije que no!

- Bueno, si dices que no… le diré todo a Arnold. - Ella sonrió con maldad.

- ¡Oh... no te atreverías! - Helga la miró fijamente.

- ¿Oh sí? ¡Pruébame! - Las dos se miraron, retándose, hasta que Gerald suspiró rindiéndose.

- Bien Tim, ¡tú ganas!

- ¡Sí! ¡Yo gano!

- ¿Qué? ¿De qué estás hablando?

- No te preocupes Helga, créeme. - le susurró.

- ¿Tengo otra opción?

- No realmente... ¡Es muy chismosa!


– Parque Hillwood - 3 días después-

- ¡No sé qué está pasando, nadie quiere pasar tiempo conmigo! ¿Hice algo mal? - Arnold miró al cerdo que cambió su atención a un cesto de basura. - Todos mis amigos estaban ocupados estos días, Gerald no contesta mis llamadas, y Helga… es peor que antes, no aparece ni para llamarme "cabeza de balón", y mis padres, no entiendo… y mi abuelo… está enojado todo el tiempo y susurrando cosas extrañas.

No lo sé Abner, no me sentía tan "vacío" desde que encontré a mis padres… lo peor es que creo que son más felices sin mí.


– Sunset Arms - Cocina

La cocina estaba hecha un desastre total, con harina y chocolate en la mesa y paredes, las sillas estaban movidas, los cocineros se veían tan mal como el lugar.

- ¡Quiero más galletas! - Gritó la pequeña.

- ¡No más galletas Timberly, ya tuviste suficiente!

- ¡Pero Gerald, tengo hambre!

- Y estoy ocupado, estoy tratando de encontrar una banda genial para la fiesta.

- Recuerda, si no me obedeces, diré todo a…

- ¡Lo sé, lo sé, toma, cómetelas! - Puso el frasco en sus manos.

- ¡Gracias hermano! ¡Sé que eres inteligente!

- Entonces… ¿Agrego un poco de azúcar en la mezcla?

- ¡Exactamente! - Pookie le sonrió a su estudiante de cocina.

- Pero es una mezcla de chili dog, ¡no tiene sentido!

- Lo sé, Eleonor, pero es mi secreto para el presidente, ¡pruébalo!

- ¡Es delicioso! wow… mi vida tiene otro sentido…

- ¡Helga, cariño, ven aquí! Tu pastel está listo.

- Genial… ¡Mi pastel envenenado ya está listo! - Dijo nerviosa y las mujeres rieron, su cara preocupada era tan linda.

- No te preocupes, sé que hiciste lo mejor que pudiste, como las galletas que le hicimos a Bernie.

- Bueno… ¡En realidad, huele y se ve increíble!

- ¡Y ya sabes cómo preparar nuestro Pastel Shortman de chocolate y banana! ¡Felicidades Eleonor!

- Gracias… Pero prefiero que nunca sepa que lo cociné, es tan emotivo y…

- Y te da vergüenza, ¿eh? ¡No te preocupes querida, es nuestro secreto! - Stella le guiñó un ojo y le sonrió dulcemente.

- Pero ahora, estás en deuda con nosotras…

- ¿Qué? ¿Por qué señora Shortman?

- Porque… Ahora sabes nuestro secreto…. tienes que pagarlo ... .- La anciana se rió y saltó fuera de la cocina.

- ¿Debo preocuparme por eso?

- No te preocupes, mi suegra es inofensiva… creo.

- ¡Ja! ¡Lo tengo! Encontré algo que no sabes sobre el chico, ¡su número favorito! - ¡Phil gritó!

- Buena, pero es 5.

- ¡Maldita sea! ¡Cómo lo sabías!

- ¡Te dije! Siempre ganaré en materia de Arnold.

- ¡Stella, cariño, el video está listo!

- ¡Excelente! Tenemos la comida...

- La música. - Dijo el moreno.

- Un pastel. - agregó Helga.

- ¡Y los invitados ya casi llegan! ¡Tenemos todo!

- Excepto el cumpleañero. - Dijo la pequeña, mientras terminaba su última galleta.

- ¡Timberly tiene razón! ¡Olvidamos a Arnold! - Gritó Gerarld.

- Y Pheebs viene con los invitados…

- ¡Parece que la sorpresa es para todos ustedes! ¿eh?

- ¡Papá, por favor! - Le regañó su hijo, molesto. - ¿Dónde puede estar?

- ¡Si "lo conoces mejor que nadie" lo sabrías!

- En realidad, sí lo conozco, como sé que lo conozco, ¡sé dónde está! Volveré con el cabeza... quiero decir, con Arnold en diez minutos.

- Gracias Helga, entonces, ¡todos tomen sus lugares! - Stella tomó la comida, lista para decorar el lugar.


— Lago de Hillwood—

Arnold estaba sentado frente al lago, contemplando el agua y algunas hojas anaranjadas de los árboles cayendo sobre el.

- Ay Abner, se está haciendo tarde.

- Es hora de ir a casa, cabeza de balón. ¿Has pasado todo el sábado aquí?

-¡Helga! ¡Eres tú! ¿Qué estás haciendo aquí? ¿Dónde has estado? ¿Estás enojada conmigo? ¿Dónde está todo el mundo?

- ¡Oh, tómatelo con calma chico, muchas preguntas! Estoy aquí buscándote, estaba… ocupada, así que no te preocupes, no me enojé contigo melenudo y finalmente, no sé, pero sé dónde estarás.

- ¿En verdad? ¿Dónde?

- Te lo dije, es hora de ir a casa, ¡vamos! ¡Y no más preguntas!

- Pero…

- Dije que no más preguntas. - Ella tomó su mano, por primera vez, el chico se sorprendió y solo la siguió.


– Sunset Arms- patio trasero –

El patio trasero estaba lleno de todos los amigos de Arnold, y sé que no es necesario decir que había mucha gente. Sus padres decoraron el lugar con cadenas de focos para el jardín. La mesa tenía muchos tipos diferentes de comida, que Harold estaba disfrutando mucho, la banda se preparaba para su show, esperando al cumpleañero.

- Cariño, Helga está demorando mucho, ¿y si no pudiera encontrarlo?

- Oh, no te preocupes Stella, nuestra Helga es inteligente y ella lo dijo, realmente lo conoce. Estoy bastante seguro de que estarán aquí en cualquier momento.

Se escucharon unos pequeños pasos que se acercaban, a toda prisa. Todos se escondieron, listos para sorprender al chico.

- ¡Él está aquí! - gritó Miles. - ¡Ahora todos!

- ¡Sorpresa! - Dijeron todos y sus sonrisas desaparecieron en un segundo, cuando descubrieron al dueño de los pasos.

- ¡Gracias a todos! Lo sé, ¡soy tan especial!

- ¿Timberly? ¿Qué estás haciendo aquí?

- Gerald, te lo dije, quiero ir a la fiesta.

- ¡Nuestro acuerdo se acabó! ¡Vete a casa!

- ¡Oh, vamos, Gerald, ella también es amiga de Arnold! - Su novia interfirió.

- Pero nena, me estuvo torturando durante los últimos días y...

- Por favor. - Las chicas pusieron sus caritas súper lindas, contra las cuales la barrera del hermano mayor no pudo ganar.

- Vale Tim, ganas… ¡pero compórtate!

- ¡Gracias Gerald, ahora eres mi favorito! - Abrazó a su hermano y Phoebe sonrió, mirando la escena con ternura.

- Alguien ya viene y… ¡Qué rico chili dog! - Gritó el gordo.

- ¡Todos tomen sus lugares otra vez! - Ordenó Stella. Miles apagó la luz y todos se prepararon para saltar... otra vez. Los pasos se acercan más y más y entonces, todos gritaron:

- ¡Sorpresa!

Pero, de nuevo, el recién llegado no era el cabeza de balón, era un pelirrojo que se asustó demasiado, tropezó con los enchufes de las luces, los apagó junto con la música, aterrizó en la ponchera, mezclando los bocadillos en el proceso y derribando los regalos, para terminar con un:

- ¡Estoy bien!

- ¡Por el vestido de Hedy Lamarr! ¡Ese tipo es como King Kong! - El abuelo se sorprendió. Segundos después el tipo volvió a caer, rompiendo el parabrisas de su querido packard. - ¡Es un monstruo!

- ¿Qué está pasando aquí?

- Oh hola Arnold, es solo que tu amigo ha destruido tu fiesta sorpresa y…- Su padre dijo hasta que reconoció al chico.

- ¡Arnold! ¡Sorpresa! - Todos dijeron.

- ¿Una sorpresa… para mí?

- ¡Eres demasiado denso! ¡Es tu cumpleaños melenudo! - Dijo la chica del moño rosa.

- Oh.. sí.. ¡Es mi cumpleaños! ¡Gracias chicos!

- Te preparamos esta fiesta… porque esto era una fiesta. - dijo Stella.

- ¡Todos están aquí! ¡Gracias!

- ¡Y tenemos más campeón! ¡Gerald, hazlo!

- ¡Claro señor S!

Luego de levantar la pantalla, proyectaron una pequeña película, ya un clásico de ellos, donde se veían fotos de Arnold cuando era niño y algunos videos de sus aventuras pasadas y la voz de sus padres diciendo:

- Tal vez no tuvimos la oportunidad de estar aquí contigo, en todas estas fotos, en todos tus cumpleaños anteriores, o en estas increíbles aventuras… pero ahora, estamos aquí, te amamos, tanto como entonces y más cada día... Feliz cumpleaños a nuestro héroe, nuestro corazón, nuestro Arnold.

- Mamá… papá, son increíbles… no tengo ninguna queja contra ustedes… ¡Gracias! ¡Los amo! - La familia compartió un abrazo y todos estallaron en aplausos.

- Y ahora, el mejor regalo para Arnold, el mío por supuesto. - El abuelo interrumpió colocándose frente la pantalla. - ¡Aquí tienes Shortman! ¡Tu propio mini packard!

- ¡Una figura conmemorativa! ¡Gracias!

- De nada. - Phil se acercó a la chica de la uniceja con una mirada desafiante. - ¡Intenta superarme!

- ¡El regalo! ¡Dios mío, olvidé mi propio regalo! - Su expresión se tornó totalmente triste, y su chico se dio cuenta.

- ¿Helga? ¿Qué ocurre?

- Nada cabeza de balón, solo disfruta de tu fiesta cursi.

- Vamos Helga, es mi día, así que sé honesta.

- Ok… lo siento… olvidé comprar tu regalo.

- ¿Eso es todo? No te preocupes, hay algo que buscaba preguntarte, y ahora es el día, ven conmigo.

- ¿Qué? ¿A dónde vamos?

Arnold la llevó escaleras arriba hasta que llegaron a su habitación. Al entrar soltó su mano y fue a buscar algo en su biblioteca.

- ¿Qué estás haciendo?

- ¡Aquí está! - Tomó un pequeño libro rosa y luego se acercó a ella.

- ¿Qué es eso?

- Sé que tú sabes mejor que nadie lo que es, es tu libro de poemas.

- ¿Mi qué? - El calor en sus mejillas era tan caliente que sentía que iba a explotar.

- Lo encontré hace dos años, y traté de encontrar a su autor, y ahora, finalmente tenemos el coraje de admitir que tú escribiste este libro y yo que amo cada palabra… entonces, ¿puedes darme tu autógrafo? Por favor.

- Cabeza de balón... ¿cómo lo averiguaste?

- Bueno, después de nuestra pequeña aventura salvando el vecindario, comencé el "Proyecto Pataki", te estudié mucho y me di cuenta de que eras la poeta secreta de nuestra clase, así que… este libro tuvo sentido. ¿Me equivoco?

- Eres un estúpido cabeza de balón.

Ambos se miraron con ternura, mientras ella sonreía y reescribía el poema que había escrito años atrás para cerrar el volumen. Habían pasado muchos cumpleaños juntos, pero ninguno tan lindo como este.

FIN


¡Hola chicos! Lo sé... pasó más de un mes del verdadero cumpleaños de Arnold, pero era totalmente imposible publicarlo antes, así que espero que les guste, amo la relación de Helga y el abuelo, de alguna manera, es como el amor-odio que tenia con Gertie, ¡así que nos vemos pronto!