Lala Lulu: Hola! Vegeta pone al tanto a Serena en lo que sucedió en la zona central del Palacio y con postre incluido ¬¬ Las chicas se ponen al tanto del entrenamiento del Ki, siguen las sospechas sospechosas, Jaja. Broly y Mina terrrminan el día y siguen por la noche, Jeje. GoChi mis cielas, abran sus bocas para el GoChi. Ay Rei… Tranquila que tampoco es un salvaje (lo salvaje lo dejamos para lueguito ¬¬) Tres personajes entran a escena ¡A leer se ha dicho!
¡Advertencia! Si ya has leído mi historia anterior sabrás que yo no escribo Lemon, sino Smut, mucho Smut. Smut es sabrosura primero, explicaciones después. Así que esto es para adultos ¡Porque soy una maldita pervertida!
No me pertenecen los personajes, son Creaciones de Akira Toriyama y Naoko Takeuchi. Hecho por un fan, para algún otro fan que ande dando vueltas por la Vía Láctea…
Capítulo 18
Vegeta había dejado a Nappa y Bardock asistir al pobre de Raditz, iba a necesitar toda la ayuda del mundo para presentarse al Padre de la Señorita Hino y hacerse ver como un partido decente y respetable. Creyó que encontraría a Serena en la biblioteca. Pasó porque quería encontrar un libro, algo para la noche. Practicaba buscando su Ki, le gusta sentir la energía de Serena rondar. La sintió en la habitación, muy activa. La puerta estaba abierta, se preocupa por el frío. Saluda a Kakarotto, que le hacía guardia y la encuentra con su Yukata de trabajo y sacudiendo todo en la habitación. Iba a enojarse, pero su enojo se apacigua al ver que puso otras cortinas diferentes. Se ven dobles, con paños de tul bordado y tela oscura. Acomodó un par de detalles a su gusto. Se cruza de brazos, está muy concentrada.
Su vista azulada choca con ése Saiyajin de mirada presumida, recostado en el marco de la puerta. Recuerda cuando la tiró con las cubetas al suelo y ella desesperada limpiando, el recuerdo la enoja. —Hm ¿Quieres ayudarme? —Serena le ofrece como un chiste, da un salto al verlo tomar un paño.
— ¿Te quedaste sin ropa? —Le consulta por el uniforme.
—Hm, sólo… Es para no mancharme la otra ropa. —Se encoge de hombros. —Quería cambiar las cortinas, mover algunas cosas.
—Sí, me agrada que pongas tus gustos. — La siente un poco tensa. Prefiere ayudarla a terminar.
—Además qué más dá como me vista, con sólo cambiarme de ropa vuelvo a ser una sirvienta. —Algo cabreada y con el ceño fruncido refunfuña, cambia la ropa de cama.
Vegeta se acerca a ayudarla. —Grrr ¿Qué sucedió? —La escucha resoplar su ira desde la nariz. Dejan la cama reluciente, también terminan de acomodar todo. Ella sigue en silencio. — ¡No puedes escaparte! —La taclea en la cama, se acomoda con la cabeza a la altura de su ombligo.
Serena infla sus mejillas, creyó que limpiar y acomodar cosas le iba a despejar la mente, pero no, sólo la enfureció más. —Pasa que hoy… Hoy me fue pésimo. —Larga casi escupiendo. —Ni siquiera puedo reverenciarme bien ¿Sabías que no hacía bien las reverencias? —Lo escucha reprimir una risita. — ¡Te hablo en serio! —Le da unas palmaditas en la cabeza. —Todo el protocolo me mareó, no pude seguir la línea de nada. Apenas puedo mantener la postura. —Hace un puchero enorme y tapa su rostro con la almohada.
—Bueno, a mí me importa una mierda el protocolo. —Levanta la vista, Serena se descubre un ojo para verlo. —Pero te advierto que te van a decir loca. Jajaja.
— ¡Hmp! Bien, seremos los Príncipes Dementes entonces. —Muy enojada, se cruza de brazos.
—Perdóname, no quería burlarme del estrés de tu día. —Vegeta acaricia su vientre para relajarla. —Vine a buscarte para almorzar.
—Mejor, no. O me llevo los libros. —Serena le explica que debe concentrarse, pero Vegeta insiste tirándola suave de la muñeca.
—Anda, debes comer. Tener energía para pensar mejor. —Vegeta puede levantarla con facilidad, pero prefiere que ella ceda y deje de imitar una bolsa de patatas.
—Haaa, vamos. —Resignada lo sigue a la sala de estar. Mientras comían en la mesa, uno junto al otro, Serena ponía las cejas en alto escuchando lo que Vegeta le contaba, mastica y mastica su ensalada de pavo y verduras. —Y… —Serena traga el bocado, frunce el ceño muy profundo. — ¿Eran lindas? —Lo apunta para saber si le miente.
Vegeta levanta una ceja, mueve la cabeza de un lado al otro. —Eran fuertes; hembras Saiyajin con cola, cabello oscuro. Pero algo de lo que estoy agradecido, es que no maté a nadie. Sentí tu voz en mi oído. Incluso con Caulifla, ella se había venido a ofrecer como esposa, insistió en que si tenía un harén no le importaba. Le dije que no y se atrevió a reclamarme. —Rechista de lado.
—Oh…No me habías contado eso. —Mira su plato vacío. —"Él tiene tanto para elegir… Mucho mejores que yo." —Da vueltas el tenedor en su mano.
—No es que fuera un secreto ésa propuesta, simplemente me importó una mierda. —Dibuja una sonrisa ladina mientras se baja un vaso de jugo. — ¿Celosa?
—Idiota. —Se cruza de brazos muy enojada. —Como no era suficiente sentirme insegura con lo mal que me fue, ahora tienes un menú de mujeres a tu disposición. —Hace un puchero enorme. —Seguro saben de todas ésas cosas, que yo no sé. —Habla con las mejillas infladas.
—Serenaaa… —Trata de acercar su mano a su mejilla, ella se la niega. —Hmp, resultaste tan celosa. Jeje, debo admitir que muy egocéntricamente, me agrada que seas posesiva conmigo. —Se levanta de la silla. —Pero verte así, sólo hace que quiera sacarte una sonrisa. —La escucha gruñir y la ve frotarse la frente como aliviando el dolor. —Levántate. —Pide, ella se hace la sorda. —De pie…No me obligues a ordenarte como una sirvienta.
Serena arroja el tenedor al plato vacío, muy cabreada se levanta y frente a él hace una reverencia en burla. —Su Al-Te-Za. —Dice con desdén.
Vegeta levanta el mentón de Serena para verla a los ojos. —Bien, verás a mí no me agrada las señas de respeto de la Monarquía, pero sí sigo las del ejército. Tengo más respeto a quien ha estado de pie en el frente de la batalla, que quien se sienta al Trono. —Le muestra cómo saluda, inclinándose hacia adelante, con la mano en su pecho en forma de puño. — ¿Ves? Fácil. —Ella se anima y trata de replicar. De inmediato se pone a sus espaldas. —Presiona el abdomen… —Pasa la palma por su estómago. —Los hombros rectos, así no te presiona el diafragma para decir el saludo en voz alta. Ahora te enderezas…—Muy lento la hace elevarse, ella parece aflojar la postura y perder la posición. —Bien ahora, un truco es tomar aire profundo, así inflas el pecho.
Serena lo ve inhalar, parece que sus pectorales se hacen aún más amplios si era posible. —"Además tiene su traje azul de entrenamientos, todo ajustado en… ¡Es imposible esconder ése pene!" —Sacude sus pensamientos pervertidos y se dispone a hacerlo, lo hace una… Dos… Vegeta la ayuda con los hombros. Y en la tercera Vegeta pasa su mano en su pecho, deja la palma en su seno izquierdo. —Jummm… —Serena lo apunta con la mirada.
—Ay por favor, es demasiada tentación. —Vegeta lo dice como un chiste, aunque sí, no puede evitar ésta atracción, ésta especie de calor que los atrae como un imán. Ella se ríe y con una sonrisa hace una reverencia perfecta, firme como un soldado, más digna que cualquier monarca.
—Jaja ¿Así? —Serena le dice muy coqueta.
Vuelve a colocarse detrás de ella, busca la piel de su nuca con su nariz. —Puedo asegurarte Serena, que ninguna de ésas hembras tenía la sonrisa que tú tienes.
—Mmm… Y luego dices que no eres ágil con las palabras. —Tira la cabeza hacia atrás, enreda sus brazos y sus manos con las de él sobre su abdomen.
La besa, suave y después más profundo. Ella está sonrojada y él está tan duro. —Grrr…Quiero postre. —La levanta y la sienta en la mesa.
—Ay no, eso no se hace. —Serena lo aleja con los codos, con espanto le niega.
—La mesa es larga, además…Desde que te vi con tu uniforme, sólo quiero quitártelo. —Vegeta tironea la Yukata, rasgando la tela, ella se pone roja de inmediato, da un saltito de sorpresa. Baja la tela y masajea sus pechos por encima del brasier.
—Te-Tenemos cosas que hacer… —Serena susurra, se siente nerviosa, éste es el comedor donde tuvieron la reunión aquella vez. Pero no puede evitar buscar la boca de Vegeta, y con sus manos empieza a buscar el cierre de su traje de entrenamiento. —Se va a hacer tarde ¡Nnh! —Tira la cabeza hacia atrás, cuando Vegeta baja su brasier y mete un pezón en su boca.
Dibuja círculos con su lengua, le deja un pequeño beso a su punta endurecida. — ¿Crees que voy a tardar mucho en encontrar tus puntos de placer? —Una sonrisa ladina enorme se dibuja, mientras devora su cuello y lame su pulso. Los finos dedos de la hembra que se retuerce en sus brazos, han encontrado su cierre en el pecho, lo baja completo. Jadea al sentirla apretar su virilidad. Vegeta levanta la tela, la rompe un poco más y busca sus bragas. Las quita y la deja con las botas puestas. Lame sus dedos y los inserta dentro de ella, pasa su pulgar por su clítoris y ella se tira en la mesa, arqueando su espalda por las sensaciones.
— ¡Oh mi Dios! —Serena grita cuando la boca del Saiyajin baja para devorarla. La madera dura de la mesa, le hace recordar a la primera vez que le dio placer oral, aquella noche del interrogatorio en ésa mesita de té. — ¡Mmh! ¡Ah, ah! —Todavía recuerda cuando le pidió no ocultar sus sonidos de placer. Lo ve enderezarse, con la boca brillante de sus jugos femeninos, saborea sus dedos como si ella fuera un manjar.
La deja jadeando de deseo al igual que él, Serena se vuelve a sentar y lo tironea para besarlo. Ya no lo soportan. —Dos segundos… —Vegeta busca en la parte interna de su traje, rechista un poco, pero encuentra el condón. No hubo problemas de romper el ambiente, ya que Serena seguía acariciando su abdomen y besando su pecho. Enfundado y listo para entrar, se frota contra ella. Serena está muy ansiosa y se empuja con la cadera para que lo meta ahora mismo. Alinean sus pelvis, y unen sus sexos. — ¡Uff! ¡Dios del Cielo! — Vegeta alucina, en la sensación de ésa carne caliente envolverlo, parece que vibra con los gemidos de la hembra.
Serena lo escucha gemir de lujuria junto a ella y también moverse a su ritmo. Su miembro llega tan profundo como siempre, masajea su punto de placer más secreto y sus manos envuelven completamente la carne de sus pechos. Los pellizca rudamente, pasa la lengua para aliviarla. — ¡Ah, ah! ¡Vegeta! —Clava las uñas en su nuca, le exige un beso, sus bocas se abren, las lenguas chocan una con otra. Serena se tira en la mesa, a merced del orgasmo que se acumula, sube caliente desde sus muslos.
Su trenza esta desarmada, sus pechos rebotan descubiertos. La aferra de los muslos para aumentar sus embestidas, en verdad parece un manjar. Saborea cada expresión de gozo en ella, Vegeta se deleita en tanto sube al clímax con ella. Se sacuden completamente, el éxtasis se acerca. "Su ombligo, la punta de mi polla llega hasta su ombligo…" —Me corro, Serena, ah Serena, Serena… —Repite su nombre, la descarga es inminente.
Todo el largo de su miembro la estimula. —"Grande, tan grande…"—Es lo único que piensa, fascinada de que su cuerpo lo acepte y disfrute. Lo siente aún más inflamado, apretando su punto G, sin darle cabida a ninguna otra cosa, más que al gozo completo. —Sí Vegeta ¡Oh sí! ¡Córrete conmigo!
Luego de juntar los platos, y así mismo, van a la habitación por las puertas internas. Ésa sala de comedor da a la sala de Reuniones o té, luego la oficina del Príncipe y finalmente la habitación. Vegeta la escucha refunfuñar en voz baja, maldiciéndolo. —Jajaja, te digo la verdad, estuve espiando el Ki alrededor, además limpiamos todo y nadie sabrá nada. —La ve salir del closet con el Hanbok que le regaló, una sonrisita lo cruza. Se ve tan dulce, aun si está enojada. —Bueno, nadie tendrá pruebas de eso.
—Hmp, mi cabello se enredó. —Serena lucha con el cepillo. —No podré hacerme la trenza tan rápido.
— ¿Es como armar sogas verdad? —Vegeta le consulta.
— ¡Oye! ¡No tengo el cabello tan feo! —Serena lo regaña, de inmediato es sorprendida por Vegeta, ubicándose detrás y ayudándola a armarla.
—Listo, déjala suelta. —Le deja un beso en el hombro. Ella se gira para colgarse de su cuello y besarlo, una tierna manera de decirle "gracias". Pero su miembro traidor, siempre querrá más. — ¿Más postre?
Le da una palmadita en la mejilla por arruinar el momento. —Ja-ja chis-to-so. —Serena y Vegeta toma un nuevo aire para poder terminar con la última mitad de su día.
Entraba a la sala de entrenamientos, Serena veía algunas cosas, como las colchonetas y máquinas de ejercicio, se inclinaba y una nalgada la sacaba de su pensamiento. —¡Auch! ¡Lita! —Muy ofendida frota su trasero.
— ¡Deja de quejarte! ¡Ya deberías estar cambiada para entrenar! —La señala con el dedo.
—Traje mi ropa en una cápsula. —Se la muestra. —Voy a las duchas y me cambio.
—Te espero… —Lita pone una mano en su cintura y mira su reloj, mientras golpetea su pie.
—Aishh, qué gruñona. —Serena va a cambiarse.
—Tendrás defensa personal conmigo y después natación con Ami. —Lita se ríe escuchándola lamentarse. — ¡Ése culo te quedará bien duro ya verás! ¡Jajaja! —Lita sonríe y empieza a pensar en las pruebas genéticas que se hizo hoy. Si bien, Bardock tiene razón, teme sentirse diferente o que la vean diferente si llega a ser mitad Saiyajin. Mira sus puños, recuerda haber golpeado y mordido soldados Saiyajin siendo una niña, muy rapaz, y aun así les hacía frente. Recuerda los rostros de sus padres, ha pensado tanto en ellos que ya cree que sus rasgos se han distorsionado con el tiempo.
— ¿Están listas? —Nappa se aparece detrás de Lita. —Les daré lecciones sobre el Ki…—Iba a seguir hablando y ahí entra Ami, con pantalones de ejercicio y una camiseta simple.
—Buenas tardes. —Ami dibuja una sonrisa grande, presiona los dientes, está nerviosa. —"¿Se quedará a verme nadar?" —Se pregunta, ya que se tardó un poco eligiendo el traje de baño perfecto. — ¿Viene a enseñarnos sobre el Ki Comandante? —Lo ve asentir con una sonrisa. — ¡Qué bien! Yo repasé la información con Switch y Gure…
—Si todo sale bien, podremos poner la información por escrito, en un libro. —Nappa comenta. —Ya verán, sirve para afilar muchas habilidades.
Como era de esperarse, la primera en demostrar agilidad en el manejo del Ki es Lita. Pudo elevarse un par de veces. Mientras Serena sólo refunfuñaba su mala suerte…
— ¡Ay no siento nada! —Está sentada en forma de Loto junto a Ami. Espía a Lita, que ya está parada y en el siguiente nivel.
—Sshhh, si te quejas y no te concentras es peor. —Ami muy molesta la reprende, está concentrada, trata de ver lo que Nappa les decía, sentir sus latidos, contar la respiración. Cuando podamos ver la energía circular, concentrarla en el vientre.
Nappa parpadea, siente como si estuviera frente al mar y una ola estuviera tomando fuerzas, se acerca a Ami. Las olas recirculan en ella, puede verla hacer retroceder su Ki y volver con más impulso. La ve en verdad concentrada y hundida.
—Increíble… —Lita musita, a pesar de la distorsión, puede ver el Ki de Ami. Ésta habilidad es muy impresionante. Mira a Serena, que más bien parece estar por tener una jaqueca de lo fuerte que cierra la vista. No hace falta leer el Ki para ver lo frustrada que se siente su amiga. Así que cuando llegó el momento de enseñarle algunos golpes, la dejó darle un par de patadas para desahogarse.
Serena cae agotada, más que abdominales, siente que lo único que hizo fue doblar y desdoblar sus pliegues de gordura. Aunque lo que más la agitó fue dar patadas con Lita.
— ¡Vamos Serena! La natación relajará tu cuerpo. —Ami le insiste, ya estaba por meterse al agua. En verdad ésta piscina es un lujo que jamás pudo imaginarse, el Príncipe les está dando todos los recursos a mano para ayudar a su Mujer.— De paso también estarás en forma, bajarás todas ésas masas y dulces… —Se ruboriza, camina coqueta en su traje de baño.
El Comandante espía por encima de su hombro, Ami está por meterse al agua.
— ¡Oye! —Bardock le da un golpe en el pecho. —No espíes a mi mujer.
—No jodas Bardock. —Nappa le da un manotazo para alejarlo. — ¿Noticias de Raditz o Broly?
— ¡Ja! ¡Noticias para nosotros! —Con sarcasmo Bardock le contesta. —Tendremos que hacer medio turno más cada uno. Pero cuando vuelvan, Raditz y Broly tendrán que devolver las horas.
—Así que Broly también…—Nappa piensa algo, que no pensó a conciencia. — ¿Crees que sea recomendable? Ya sabes… Lo Personal, lo Laboral…
—Sí… Algo que he pensado, es en la posibilidad de que cuando sepan que mi pareja es Terrícola, me destituyan. —Bardock exhala ante eso. —Pero ella lo vale… —Los dos Saiyajines se queda mirando a las hembras ir y venir concentradas en el agua.
…
Pedían comida a la habitación, casi rogándole a Milk que no los delate. Mina y Broly compartían la tarde, todavía recostados luego de su mañana de placer.
—Jaja, siento que el día fueron tan solo un par de horas. —Mina está apenas envuelta en las colchas, su cabello suelto esparcido en las almohadas.
—Cierto, el tiempo pasa demasiado rápido junto a ti. —La observa con la espalda desnuda, recostado en la almohada de al lado. Pasa muy delicadamente las yemas de sus dedos. — ¿Quieres que masajee un poco más tu espalda?
—Mmhmm… —Sale como un quejido, se queda de espaldas y siente como Broly se acomoda sobre su trasero. Pensamientos pecaminosos del Legendario, montándola vienen a su cabeza. Suspira de alivio. —Ay sí. —El masaje firme parece destrabar cada uno de sus huesos y articulaciones, relajando sus músculos. —Purrr…Mi vida. —Sale como un quejido lujurioso.
—Oh, Mina. No me provoques, debes descansar. —Se acerca a su oído, su erección crece de a poco acariciando el suave trasero de la hembra. —Podría matarte.
—Ah, pues sería una muerte placentera. —Mina voltea el cuello apoyándose con sus codos, alcanza la boca de Broly con la lengua. Escucha el Scouter de Broly sonar de nuevo. —Jummm, oye, dile a tus novias que hoy eres mío.
—Jajaja, con gusto. —La recuesta con la palma, haciéndola largar un pequeño grito de sorpresa. —Debes descansar, seguramente es el Príncipe o el General preguntándome donde estoy. No suelo llegar tarde ni faltar al trabajo.
—¡Oh por Dios! —Mina se endereza, tapa su pecho como si tuviera pudor.
Broly se sorprende al escucharla gritar, pero sin estar excitada al borde del orgasmo. —Basta. —La vuelve a recostar, deja al Scouter sonar sin cesar.
— ¡Broly! —Mina se queja. —Mira, sé que sonará raro viniendo de mí, pero yo también falté a mi trabajo. —Se remueve, tal parece que con una sola palma el Legendario la inmoviliza, eso la asombra. —Auch… —Sin querer apoya su mano herida, la frota un poco y se queda quieta.
— ¿Estás bien? —Broly toma su mano, muy delicadamente besa el dorso envuelto en el guante de gel. —No te preocupes, está todo bien.
Frunce el ceño, se acomoda en las almohadas—Por favor, contesta el Scouter. —Mina le ruega con un puchero.
Broly la ve quieta en la cama, se voltea y contesta con un mensaje, pidiendo disculpas y que hoy solo quiere cuidar de Mina. En caso de problemas, sólo recibirá una paliza de Bardock o el Príncipe, nada tan grave como estar inmovilizado como un perro en una jaula. —Listo. —Se mete con ella debajo de las sábanas, la envuelve en sus brazos. — ¿Quieres que prenda las estufas?
—Sí, sino el baño estará helado. —Mina se ríe con él, su calor es perfecto para ella. — ¿Qué les dijiste?
—Que estaba atrapado en una cueva de placer, entre las piernas de una Diosa hecha de luz, que rebota sin parar sobre mi polla. —Muy contento le responde, sigue admirándola, jugando con sus cabellos, acariciándola.
—Aishh, Broly, van a decir que te he corrompido o algo así. —Enojada azota la cara del Legendario con la almohada. —Vamos a quedarnos sin trabajo.
—Ponte boca abajo de nuevo. —Broly le pide muy dulce, vuelve a montarse en su espalda. —Así, te voy a dejar como nueva. Mañana empezaremos a trabajar, después de todos éstos problemas, necesitábamos un descanso. —Masajea la espalda de Mina, sube por su cuello, con sólo presionar sus pulgares la deja satisfecha, gimiendo con alivio. —Uff, Mina, así…Relájate. —Su espalda tan pálida y delicada, contrasta con sus manos morenas y rudas. — ¿Te gusta mi toque?
Se aferra a las almohadas con su mano sana. —Me encanta, que me toques, todas tus manos, toda tu piel. —Gime alto, cuando siente su polla frotarse en la línea de su trasero. Sus piernas tiemblan y ella se mece para estimularlo. Quiere meter su miembro dentro de su cavidad, que está tan húmeda y ansiosa como ella.
El rasguido del papel metalizado resuena, un pequeño silencio se da mientras Broly baja con ambas manos la funda. Toma más lubricante, dejando gotear un poco por los muslos de la hembra. —Respira Mina, yo me encargo de darte, exactamente lo que quieres. —Apenas levanta su trasero, su glande parece ser succionado por el centro de Mina. —Ah, estás tan caliente.
—Broly, me quemas, eres tú quien me quema. —Mina muerde las almohadas mientras elevan su trasero y empieza el movimiento. Las primeras embestidas, son empujes que permiten ir metiendo de a poco ésa gruesa longitud hasta el fondo. Cada empuje parece contar e ir metiendo más. Los movimientos de cadera de Broly son exquisitos, puede sentir sus testículos rebotar contra ella, la hacen retorcerse de placer.
Despacio y constante, toca la base con el trasero de Mina. Sus caderas se mueven más suave, así degustar cada centímetro que entra y sale, de ésa suave carne que lo envuelve y lo llena de placer. Gime junto a cada estocada que toca el fondo. — ¿Estás bien? —Se acerca a su oído, la respuesta es un beso profundo y ella agitando su trasero contra él. Hunde sus dedos en sus muslos, la presiona, trabajando en ése punto carnoso, que hace estremecer todos sus pliegues.
Sus pezones se estimulan contra las sábanas por las sacudidas, vuelve a morder las almohadas, una mano de Broly tira sus pezones, dejándolos saltar junto con el resto de la carne de sus senos. — ¡Mmh! ¡Broly! Me vengo. —Lo último que alcanza articular, porque cada una de sus neuronas y terminaciones nerviosas son poseídas por el placer, hasta siente su vientre endurecerse firme sobre ésa polla que palpita caliente.
—Yo también, Ah, ah… —Tira la cabeza hacia atrás en una embestida firme, la presión en su punta parece succionar cada gota de su semen. Se recuesta junto a ella.
Mina ronronea y busca el pecho de Broly, ya no es más que una maraña de cabello rubio que se arrastra aferrándose a sus pectorales. Él le acomoda el cabello y de nuevo su sonrisa. Ella acaricia su piel, dibuja sus cicatrices, hay algunas tan profundas. Pero Broly sonríe ante su toque y juega con sus mechones rubios. Ninguno de los dos comprende porqué hay tanta luz.
Luz, para Milk ésta noche debe ver qué tanta luz le conviene en la habitación. —"O sea, voy a ver un pene. No es nada de otro mundo…Bueno, sí son extraterrestres…" —Milk se azota la cara. Verifica su olor, mejor se da una ducha. Va a prepararse, sabe que Kakarotto tiene mucho trabajo, y que saldrá un poco más tarde.
—"¡Maldito Raditz y Broly! ¡Yo también tengo mi vida personal!"—Está muy enojado viendo que tendrá que cubrir un turno por la madrugada. Pero no iba a cancelar lo de Milk, claro que no. Ve la luz a través de las cortinas de su ventana y sí, siente su Ki. Ella ya habrá terminado de trabajar. Camina viendo por moros en la costa y se mete por la ventana. Se gira y una visión que casi le detiene el corazón lo deja inmovilizado.
Milk suelta su cabello, tararea mientras la tela que ya estaba suelta cae al piso, se mira unos segundos al pequeño espejo, con una sonrisita degusta sus curvas, la suavidad de su piel y lo carnoso de sus pechos. Juega a hacerse la coqueta en el espejo hasta que hay alguien detrás. —¡Kakarotto! —Ruge, se tapa el pecho y le arroja un cuchillo que suele esconder por defensa personal.
Alcanza a detener la daga a centímetros de su cuello. — ¡Ay lo siento! —Presiona los dientes y por más dura que sienta la polla se voltea.
Milk desesperada se tapa con la ropa. — ¡Eres un idiota! ¡Deberías empezar a usar las puertas! —Ruge y está hiperventilada, pálida de la vergüenza.
— ¡Perdóname en verdad! —"¡Genial! ¡Acabo de arruinar yo mismo mi noche!". Se regaña y mete la cabeza en un hoyo de su mente.
Tock, Tock…
—Baja tu Ki. —Milk le ordena con un siseo fúrico y le señala el baño. Respira un par de veces, siente un par de golpes más, se envuelve en una toalla. — ¡Voy, perdón! ¡Oh, Comandante!
—Disculpe, sentí algo irregular. —Nappa muy pudoroso desvía la mirada, ella sólo saca la cabeza, pero se nota envuelta en una toalla.
—No se preocupe, creí ver una rrrata. —Dice con enojo. —Estoy bien. —Dibuja su mejor sonrisa, el Comandante asiente y se va.
Kakarotto se quedó viendo el baño, la bañera es más grande que la de su cuarto, sólo se preocupó que su habitación tuviera ducha y ya. El agua parece tener perfume, hasta un poco de espuma. —"¿Será como un Onsen?" —Frunce la vista, nunca lo vio para otro uso más que el funcional, quitarse la tierra y ya. Pero parece que Milk lo ve distinto. La siente entrar.
—Bien largo. —Chasquea los dedos, como si fuera un perro.
Kakarotto pone las manos en la cintura. — ¡Ja! ¡Te acobardaste!
Milk abre la boca ofendida. — ¡¿Yo?! ¡¿A qué te refieres?!
El Saiyajin se acerca muy travieso, levanta una ceja. — ¿No recuerdas? Vine a mostrarte mi pene. —La ve congelada, y completamente pálida. —A menos que haya sido un juego. —Muy ofendido se gira de espaldas. —Ya te dije que no me importa el qué dirán. Pero a ti parece avergonzarte, creo que aún no superas el que yo sea un Saiyajin. —Milk detiene sus reclamos, una vez más con un abrazo.
—Tonto… Nunca vuelvas a decir eso. —Milk hunde su rostro en la espalda de Kakarotto. —Ya te he dicho, me da pena, mucha pena. Nunca estuve con ningún hombre… Menos un Saiyajin, me da terror que tengas un pene enorme. —Lo dice como un lloriqueo.
Ahora Kakarotto está entre la ternura y la sorpresa. —Aaah… Pues yo… —Se gira va verla, ella no suelta su agarre. —No creo tenerlo tan grande, si eso te preocupa. Creo que es lo normal en un Saiyajin. —La ve ponerse roja e inflar sus mejillas. — ¿Aun quieres verlo?
Milk mueve la punta de su nariz de un lado al otro. —Sí, el agua debe estar fría.
La levanta de la cintura, le da un beso, se separa para ver ésa hermosa mirada negra dilatada tan brillante, como el vacío del espacio. —Milk, yo la caliento. —Enciende unas esferas de Ki en la mano y la calienta.
—Ten. —Milk le da una toalla y espera afuera. Suspira fuerte, recostada en la puerta del baño.
Ahora es Kakarotto el que se siente como "el virgen" aquí. Su corazón late fuerte, mientras se saca su uniforme. Deja la pechera de lado, se mira en el espejo, da una risita. —"¿Qué es esto que siento? Aquí…"— Creyó que sería su polla el órgano más preocupante, pero más bien parece ser sus palpitaciones. Respira contando tres veces, se envuelve la toalla a la cintura. Abre la puerta para llamar a Milk y ella cae en sus brazos. —Jaja ¿Estás bien?
— ¡Sí! ¡Yo estoy bien! —Se sostiene de sus brazos. —Yo lo siento, no sé porqué estoy gritando. —Milk murmura en secreto.
—De acuerdo, no te pongas nerviosa. —Kakarotto imita su tono de voz. La levanta en sus brazos y la lleva al agua.
Suspira fuerte, va a quitarse la toalla, pero la detiene. — ¿Qué? ¿Vas a decirme que no quieres verme?
—Jaja, creo que mejor empiezas a verme tú primero. —Se sienta con ella, la deja frente a él.
Milk está demasiado nerviosa, solamente ver su cuerpo tan masculino y bien formado, la hace retorcer las rodillas. Mira en el agua, la punta parece sobresalir tapada con la toalla. —E-El glande. —Lo dice muy científica. Acerca su mano temblorosa y… Lo que tanto temía, no sólo la punta es gruesa y no entra en su mano, se ve muy, pero muy duro. Si bien, la información pertinente que ha leído, le asegura que es necesario la dureza para no dañarla, es su grosor lo que la está asustando. —"Me revisé con un pequeño espejo ¡Es imposible que eso entre en mi orificio!"— Ahora lo mira levantando una ceja, está muy curiosa. Se acerca. —Oh, perdón ¿Puedo? —Señala para poder tocarlo.
Está tan hermosa con ésos tonos rojos en sus mejillas, pasa muy finamente el revés de su mano. Milk está que quema. —Por supuesto. Yo me quedo aquí. —Deja la toalla de lado. Y sus manos en los bordes de la bañera.
—"¡Mierda! Hubiera dejado el agua fría." —Milk siente que se derrite, ya no sabe si es de nervios o porque esto la excita. Lo toca con un dedo, se mueve, lo toca más y se sorprende que no sea rígido, sino carnoso. A simple vista es como un mástil de acero o madera. Eso la asusta menos. Mide el diámetro con su mano. —"Definitivo, esto no va a entrar." —Llora internamente. Recobra valor, lo aprieta un poco, le impresiona las venas en su límite. Le empieza a parecer algo muy delicado de su cuerpo. —"Mira si se lastima, o se corta por querer meterlo en algo tan pequeño. Podría desangrarse." —Milk está preocupada por él, si su entrada es pequeña ¿Podría romperlo al querer entrar? Lo suelta, parece un resorte que va y viene en el agua con fina espuma.
Kakarotto, bueno la mente de Kakarotto se resumiría en —"¡El puto carajo! ¡Respira! ¡Cuenta hasta diez! ¡Control, control! ¡No la cagues! ¡No te le tires encima! ¡Deja que ella se acostumbre!" —Resopla duro, al tragar saliva se le escapa un jadeo; Milk acaba de masajearlo de arriba abajo. —Oh, se siente bien… —Alucina y tira la cabeza hacia atrás.
Las estrellas cruzan por la mirada de Milk, así que ella también puede poner a éste tremendo Saiyajin a su merced. Lo sostiene con la palma, lo aprieta fuerte, la punta palpita. La frota en círculos con su pulgar, es tan caliente y sedoso. Lo lava hasta abajo con sus dos manos y ¡Doble carajo! ¡Se olvidó de pensar en el largo! —"Monumental…"—Llora de nuevo, pero se entretiene de inmediato viendo que a pesar de ser intimidante; es delicado y adorable. —Tan lindo… —Dice sin pensar, lo sigue acariciando, pasa su pulgar por el glande. Puede verlo gotear, lo limpia con la lengua y deja un beso, luego otro, y otro. Escucha los gemidos de Kakarotto, levanta por fin su mirada, se exalta unos instantes, avergonzada de dejarse llevar. —Parece doler… —Le da un par de besos más, acaricia todo el largo.
— ¡Nnh! No Milk, todo lo contrario a doler. Estoy gozando ¡Uh! —Kakarotto casi salta cuando Milk sigue con besos en la punta y con las caricias.
—Qué bien, quiero que te sientas bien. Como tú lo hiciste ésa vez. —Milk lo lame, teme meterlo en la boca y que el semen sea desagradable. Siente que pulsa duro en su palma, la punta tiembla.
—Ya Milk, aléjate. —Kakarotto la empuja, pero ella se aferra.
—Un poco más, hazlo. Quiero ver el esperma. —Cegada por sus ansias, continua, esto la estimula a ella también. Siente las contracciones en toda la carne que tiene en sus manos, no se mueve y lo ve de primera mano estallar el líquido perlado, salpicando su cara. Cierra un ojo, frunce los labios de la sorpresa. —Oh… —Está muy fascinada, es muchísimo, hasta siente el líquido caliente escurrir en sus pechos.
— ¡Perdóname! —Kakarotto tira de la toalla de Milk y la usa para limpiarla. —Yo, Yo… Lo sien…—Ahí se da cuenta la tiene desnuda frente a él, pasa el paño mojado por su rostro, por su cuello. Sus pechos tan carnosos y bañados en semen, deja la toalla de lado. —Perdóname. —Susurra y se acerca para limpiarla con la lengua. Presiona la carne de sus senos, y pasa largas lamidas, tragando su propia eyaculación. La ve retorcerse con el estímulo, da una lamida bien pesada sobre sus pezones, los deja duros, adoloridos de deseo.
Milk jamás experimentó éste tipo de placer, las succiones y los pellizcos en sus pezones la hacen alucinar, aún más que cuando ella misma se toca. Baja la mirada y ahí está el Saiyajin, devorando y lamiendo sus pechos. —Mmm… Kakarotto. —Lo tironea del cabello, y con la boca abierta, ella mete su lengua dentro de él. Cierran fuerte los ojos, el sonido del agua agitándose resuena.
Kakarotto responde el beso, con las mismas ansias. La toma firme de los muslos y la enreda en su cintura. Ella está firme contra su cuerpo, aun con el cuerpo enjabonado su agarre parece seguro. Ahora alucina con tomarla duramente contra la pared. Manotea la llave de la ducha para enjuagarse, y así, mojados la lleva a la cama.
Milk no suelta el beso, jadea y se sigue llenado de éste cuerpo fornido que la sostiene con agilidad. Siente que se la lleva a la cama. —Oh sí… —Jadea con anticipación.
Baja por el cuerpo de Milk, entre besos y caricias desesperadas. La piel blanca de la hembra se eriza a medida que se acerca a sus puntos sensibles, besa su ombligo y se detiene. Sus ojos la apuntan por la autorización.
—Sí. —Muy segura, Milk se sostiene de las sabanas.
Relame sus labios y besa su clítoris. —"Oh Dios."— Piensa Kakarotto, si a ella le pareció "lindo" su miembro, el clítoris de Milk es glorioso, tan duro e inflamado. Le da círculos con toda la lengua, lo succiona. Baja con besos, la levanta del trasero y abre bien sus piernas. Ahí se ve, la prueba de su pureza, le da besos apasionados. Es tan valiosa para él.
Milk ya está perdida. No le preocupa manchar todo de humedad, ya no le preocupa nada más que sus deseos. No hay razón, sólo sentir esto que jamás sintió en su vida. Se siente perdida en la lujuria y éste calor que culmina en placer. Lleva una mano al cabello del Saiyajin y la otra aprieta sus propios senos. —Oh, sí ¡Ah, Ah!
—Sí Milk, dámelo. Hazlo. —El aliento caliente de Kakarotto choca contra su vagina, vuelve a envolverla totalmente con la boca, da círculos con la lengua.
El orgasmo se expande, la deja agitada y flácida. Los brazos fuertes de Kakarotto la acomodan y la envuelven. Ella solo puede mantener la mirada cerrada, y no sabe en qué momento él buscó una toalla para su cabello mojado. Lo siente enredarse en su espalda. —Te quiero…—Musita casi inaudible y cae dormida.
Kakarotto no lo cree, se siente emocionado, se abraza y se acurruca. Una sonrisa enorme se le forma en el rostro, le da pequeños besos a la nunca de Milk y en sus hombros. Da un salto, recuerda que debe trabajar. La suelta, se voltea a poner la alarma en el scouter y al recostarse, Milk lo sigue y se enreda a su pecho. —Te quiero Milk. —Besa su cabeza y se duermen. Una noche corta para Kakarotto, pero una muy importante.
La noche cae para Raditz, y cae de la mejor manera en su habitación. Su pareja enredada en sus brazos, sin esperar a que apoye la cabeza en las almohadas, Rei se monta a él a horcajadas. Llena de pasión lo besa, ya sabía que no iba a haber mucho juego previo, así que se quedó con su ropa interior de dos piezas rojo.
—Raditz, no pares, no pares. —Rei ruega lujuriosa.
Raditz mete las manos en su cabellera, haciéndola tirar la cabeza hacia atrás, y como si fuera un truco de magia, con sólo pasar sus manos su brasier se desprende. Rei gime ante tal poder, luego grita cuando con una lamida deja sus pechos saltando y mojados.
Raditz presiona bien rudo el trasero de Rei por encima de sus bragas y las arranca como si fueran de papel. Rei quita su camiseta y le clava las uñas en la espalda, gruñe al sentir sus mordidas en sus pectorales. Ella empieza a hacer un vaivén de caderas sobre él, y aun así sobre su bóxer la humedad de Rei lo empapa. Parecen estar a punto de prender fuego la habitación, con simplemente sus ansias por el otro. Raditz voltea la posición, dejándola debajo. Intenta soltar el beso, ya que los dos se están ahogando y Raditz debe buscar todo su equipo táctico necesario para el coito. Se arrodilla entre las piernas de Rei, se quita el bóxer. Lubricante y condones, el equipo infalible.
Rei tenía la mirada nublada en placer, y si bien su tamaño la sorprendió por encima de la tela, ahora puede echarle un buen vistazo en vivo y el directo. Ahí está en toda su gloria, un pene Saiyajin, siendo envuelto en un condón con una sola mano. Un instrumento, que si bien sabe que es de carne, parece de acero caliente, tan grueso y largo, que más bien parece un arma de destrucción masiva. Mira a Raditz y él le regala un guiño muy travieso y jura que su pene acaba de saltar con ése gesto. —Pero… ¡¿Qué es eso?!
— ¿Qué? —Raditz desdibuja los gestos.
— ¡Sé que te dije que no pares! ¡Pero por favor no lo hagas! —Rei entra en pánico, cierra sus piernas, su determinación se fue al carajo.
Una vez más en el Palacio, suena la puerta. Raditz se levanta, se pone un pantalón.
—Hijo… Sentí a alguien explotar. —Bardock le consulta, está parado con el ceño fruncido. —"Lo que me faltaba, ya está metiendo la pata."—Refunfuña para sus adentros.
Raditz sólo saca la cabeza por la abertura. —Papá, no exageres, ella simplemente tropezó. Ya sabes que es temperamental ¡Ouh! —Una bota golpea su nuca, Rei lo mira enojada. Raditz le frunce el ceño, se voltea a seguir hablando con su padre—Está todo bien…
—Hmmm… —Bardock levanta un dedo en advertencia. Va a confiar en su hijo.
—Buenas noches. —saluda a su padre y vuelve a la cama. Rei está hecha una pelota, se quita el pantalón.
—Ra-Raditz… —Rei se escapa en la cama, pero él la atrapa del tobillo. — ¡Aaah!
—¡Sshhhtt! ¡Deja de hacer saltar así tu Ki! ¡Mi padre puede volver a golpear la puerta! —La regaña y se ubica encima de ella aprisionándola contra el colchón.
—Por favor Raditz.
—Tranquila, no voy a hacer nada. Sencillamente… Confía en mí. —La abre de piernas y frota su punta contra su centro, muy suave como masajes. Ella deja de temblar, y se relaja. — ¿Ves? No lo voy a meter.
Rei infla sus mejillas, desvía la mirada, es muy orgullosa para admitir que disfruta ésta actividad tan obscena, se aferra a la espalda de Raditz. —Hmp…
—Oh, ése orgullo… —Baja por su cuello con besos, la lame desde la yugular a la nariz. Da una risita, al escuchar que de a poco le saca gemidos. —Es demasiado tentador, darte placer en todas las formas que conozco. —Susurra con voz grave.
—Ah, pervertido ¿Cuántas otras formas conoces? —Con una sonrisita une su frente con él. Muerde su labio inferior y deja un beso. — ¿Así? —Rei se mueve contra él, también la estremece, en especial cuando el glande pasa su masaje sobre su clítoris.
—Mmm, Rei, aprendes rápido. —Apoya sus codos para no aplastarla, pero para estar lo más cerca posible de sus pechos. Lame sus pezones, los chupa. De nuevo ¡Qué hembra maravillosa! Solo con frotarla, puede sentir un placer inexplicable que quema las fibras de su ser.
Ardiente, Raditz es completamente ardiente. Ve su cuerpo cubierto por tantas marcas y heridas, Rei las acaricia y empieza a ser más activa en los besos. Solía verlo como un mono peludo, promiscuo y grotesco. En cambio ahora es un rudo Guerrero, que muy a su manera intenta ser un Caballero, que la respeta. Pero debe admitir que ella también satisface sus deseos pecaminosos, cayendo con él en un sentimiento que consideró prohibido durante mucho tiempo. Mira hacia abajo, escucha sus genitales mojados hacer ruidos en la habitación, junto con la madera de la cama. Tiene el condón, pero se necesita una barrera enorme para no sentir la textura gruesa y vascular que tiene su polla.
Los labios de su vagina lo envuelven, como una almohada perfecta donde su miembro quiere quedarse, y las cosquillas de su clítoris inflamado le producen hormigueos, desde la nuca hasta la base de sus bolas. —Grrr, Rei. —Une su frente con ella, empiezan a jadear. Rei envuelve sus piernas, posesivamente. Raditz presiona las rodillas para darle velocidad al movimiento, se agitan completos. Rei le avisa que está muy cerca. Se presionan en un beso, aplastando sus labios. El clímax los arrebata, en tanto son consumidos hasta las cenizas, queda en el silencio y la paz de estar juntos. —Rei, lo haces tan bien… —Da unas risitas, toca los labios inflamados de la hembra con la yema de sus dedos.
Rei se siente muy triunfal, tener la "aprobación" de alguien que presume tanta experiencia como él, la hace sentir una ganadora. Pero también recuerda que como buen mujeriego, él sabe qué mentiras decir. —Jummm… Mentiroso. —Lo dice casi como un chiste, peina su melena negra.
—Jajaja… —Se aleja y le muestra el condón lleno. —Jamás te mentiría y él, pues… No admite la mentira. —Habla por su polla.
Se siente tímida de haber presenciado, cómo sacaba el condón y dejaba a su miembro saltar de un lado al otro. Se tapa un poco la cara, se siente vulnerable ante lo que siente. —Raditz… —Lo abraza mientras se acuesta junto a ella.
—Rei, eres la Única, te lo juro. —Raditz la besa. —Te lo voy a demostrar, siempre.
Las caricias y los besos parecen sedantes ahora, después de saciarse del deseo acumulado; empiezan a ceder al sueño. La nevada cae fuerte, pero su fuego los envuelve.
La noche helada, ni la peor tormenta las iba a detener, cubiertas con una capa negra, se escudan de la cruel ventisca. Tan cerca de su objetivo, la muchacha eleva su hoz. Destruye la entrada a la cueva.
—Haaa… Siempre tan discreta. —Comenta a su pareja. — ¿Me recuerdas por qué le hice caso a tu visión para rescatarla?
—Ay Haruka, imagínate vivir como ella en ése manicomio, sin entender su poder o sus recuerdos. —Salta aterrizando junto a ella. —Hotaru ¿Volvió a huir?
—Grrr… No sólo eso… —Entran al lugar, mira lo que hay alrededor. —Está haciendo espejos, no tan poderosos, pero los está haciendo.
Haruka ve a su pareja acercarse y tomar un espejo. —Michiru. —La detiene del hombro. —Ten cuidado.
—Ella puede vernos venir, puede ver un poco más allá del futuro que nosotros. —Michiru comenta, deja el pedazo de vidrio en el suelo. —Cada día se fortalece, sin embargo, cada día nos indica mejor el objetivo.
—El mapa se achica, y se nota que necesita energía de otras personas. —Hotaru escanea el lugar. Hay tanta energía dañina. —Creo que está haciendo brujerías, a cambio de la energía de sus víctimas y de quien le pide el trabajo.
—Bueno, hasta ésta bruja necesita buscar un trabajo. —Muy irónica Haruka comenta.
—Mi poder es inútil si ella se mueve, sabiendo lo que va a pasar. —Michiru le habla.
—Sí, pero sólo ve el futuro subjetivo, debe interpretar lo que ve en el presente y predecir la decisión. —Hotaru les explica. —Para ver el futuro objetivo realmente, debe poder ver y analizar aproximadamente 20 millones de líneas temporales, y rogar que al verlo no cambie y se cree otra tangente. La única que puede hacer eso es la Sailor del Tiempo.
—Hm ¿Sigues recomendando encontrarla primero? —Haruka en verdad quiere encontrar a ésa bruja y matarla, teme que cada día se acerca más a su objetivo.
—El Tiempo también es Tirano… —Michiru les explica. —No puedo ver el rostro de las otras Sailors y eso me frustra. —Descubren sus capuchas al ver que la tormenta se detiene.
—Las entiendo. —Hace desaparecer su hoz se para derecha y mira a lo lejos, todos los puntos en los que el enemigo se ha movido en zigzag, indican lo mismo. Ella no quiere confirmarlo, Hotaru se niega a pensar que el Cristal de Plata está en las manos de sus otros enemigos. Sus compañeras de travesías miran con ella. No obstante Michiru y Haruka sólo aprecian el paisaje; los árboles enormes y las luces del Palacio donde están los Saiyajin.
Lo ve tan concentrado leyendo, se acuesta junto a él luego de la ducha. — Perdón si me estás esperando. —Serena se acurruca junto a él. —Se me hizo tarde estudiando. —Hace un puchero enorme.
Vegeta pasa el brazo por su espalda, levanta su mentón para verla. — ¿El Día siguió difícil?
Serena suspira, niega con la cabeza. —No tan difícil como que me atravesaran cientos de flechas y espadas y tuviera que sacarlas con mi Ki. —Serena sacude sus problemas, así no lo atosiga con sus líos tan banales.
—Jaja, aunque no creas, tus problemas son míos también. —Le deja un beso en la nariz. —Quiero ayudarte, nunca creas que son tonterías.
—Me fue mal en lo del Ki. —Serena larga como un peso que cargaba. —No pude hacer nada, además, terminé hecha papilla en el entrenamiento, estaba tan cansada. Apenas pude seguir a la Señora Hakkake para ver la reposición de los víveres. Terminé tarde, estudié hasta tarde, me bañé tarde y me acuesto tarde. —Infla sus mejillas, no quiere parecer una niña y ahogarse en un vaso de agua, pero necesita descargarse.
—Mmm, es difícil aprender cosas nuevas, te lo dije, iba a ser complicado. —Deja el libro de lado, se recuesta un poco más en las almohadas. — ¿Necesitas masajes? —La ve negar. —Si necesitas ayuda, no dudes en pedírmela, no tengo problemas de dividirnos el trabajo.
—No, no. Quiero aprender de una vez. Sino también te atrasaré a ti. Cuando lo aprendas, ya verás. —Saca el pecho y toma un segundo aire. —Unos masajes en los pies ¡Uuuh!
Vegeta la tira en la cama y busca sus piernas. —Mujer, están calientes. —Ella se ruboriza coqueta. —Pero no de una manera sexual. —Ahora ella se cabrea.
—Mi gordo trasero, es muy pesado para mis débiles piernas. —Suspira.
—Débil seguro que sí, mmm y tu gordo trasero Grrr…Quiero comerlo. —Toma su pie, lo acaricia y lame el dorso.
Serena quiere enojarse pero no puede. —Jajaja, te lo digo en serio, puerco pervertido.
La ve más tranquila, sigue relajándola y mostrándole como estirar sus pies. Mira a Serena, está con un camisón de seda muy sexy, de color blanco. Las luces de las estufas hacen brillar sus ojos azules. La ve tendida en las sábanas frescas de color negro. —Me gustó encargarme contigo de la habitación, podemos seguir haciéndolo. De paso satisfago mi obsesión de revisar todo, luego de que el servicio limpia, suelo temer por veneno o alguna trampa.
—Sí, a mí también me gustó. Hasta pienso en poner unas macetas con flores, cuando terminen las heladas. —Ahí recuerda. —Las que puse en el ventanal de tu oficina las hice trizas sin querer.
Vegeta levanta las cejas. — ¿Sí? Yo creí que una de las otras sirvientas las había quitado. Hmp, me enojé. —Frunce el ceño recordando su enfado.
—Pues pobrecitas, las acusaste sin razón.
—Sólo la anciana Hakkake. —Vegeta levanta un dedo explicándole, que no siempre su criterio falla.
—Uff… Ya quiero ponerme al día, poder terminar temprano. —Serena se queja un poco, le confirma a Vegeta que ya se siente mejor.
—No te preocupes porque llegas tarde. — Vegeta la sienta a horcajadas de él, acaricia sus muslos. —Has llegado justo a tiempo para que te lea algo, he estado pensando en tu carta y en buscar las palabras correctas, porque ya te dije que nunca nadie hizo eso por mí… —Toma el libro y se recuesta para enfocar algo de luz. — Carta de Beethoven…
"Sólo puedo pensar en ti, mi amada inmortal, sólo puedo vivir del todo contigo o de ningún modo. Tranquila, mi vida, mi amor, sólo pensando en nuestra existencia conseguiremos nuestro objetivo que es vivir juntos.
Sigue oh, amándome, nunca juzgues mal el corazón de tu fiel enamorado.
Siempre tuyo,
Siempre mía,
Siempre nuestro."
—Vaya, eso es muy elaborado. —Serena se sorprende al escucharlo. —Mi carta parece de aficionado.
—Mmm, algo más simple… —Vegeta da vueltas un par de hojas. —Ah, aquí…
"Mi almizcle.
Mi perfume.
Mi brillo lunar.
Mi resina, mi sol, mi vela.
Mi Árbol, mi planta, mi semilla.
Mi naranja, mi granada.
La luz que reúno en mis aposentos…"
—Ppsss, Jajaja parece lista de mercado. —Serena se burla.
Vegeta se ríe. Sí, no había notado ése detalle. —Creí que sería yo el primero, en burlarme de la declaración de un enamorado. —La toma del mentón para que lo vea fijamente. —Pero tú también resultaste una malvada. —Aclara la garganta y le lee el final del poema, con la voz más grave posible, toma aire. — "Mi mujer de hermosos cabellos, mi amada de ceja curvada, mi amada de ojos que me queman… Cantaré tus virtudes siempre. Yo, el de corazón atormentado. Mis ojos están desbordados de lágrimas, Yo…Soy… FELIZ."
Muy presumido por haberla conmovido, dibuja una sonrisa ladina. —Es un antiguo poema de un Sultán.
Serena frunce los gestos y se cruza de brazos. — ¿Un Sultán? ¿Y a cual de TODAS de sus mujeres del harén le declaró "amor eterno"?—Dibuja muy irónica las comillas en el aire. —Jummm, mentiroso.
Vegeta la ve ofendida por el poema, larga unas risas a sus costillas. Deja el libro de lado. —Mírame, yo no soy ése Sultán. Te tengo a ti y a nadie más. —Acomoda su flequillo y su cabello hecho una cola.
—Mmh, Vegeta… ¿Por qué tienes la camiseta puesta? —Mete las manos y demarca sus abdominales con los dedos. —Estuve esperando todo el día éste momento, al fin que me siento bien, vas a decirme que vayamos a dormir.
—Jaja, Nop. Aunque es pasada la medianoche, te iba a ofrecer si quieres trabajar un poco tu trasero. — Vegeta aferra sus manos a su trasero, clavando sus dedos. La escucha reírse, no soporta la tentación y le hace cosquillas desde los muslos al vientre. La hace pegar gritos y retorcerse. Sin embargo de a poco, sus manos se frenan, las caricias de Serena lo acompañan, alivian su deseo y los besos los meten de nuevo de bajo de las colchas. Parece que nada puede calmar éste sentimiento cálido que inunda el rincón del Palacio donde se encuentra el Príncipe y su Séquito.
Al otro día, Vegeta presencia a Serena más dormida que nunca ésta mañana, está intentando desayunar, sentada en lo almohadones alrededor de la mesita del té, se sienta junto a ella para sostenerla. —Grrr… Quizás fue mala idea lo de anoche.
Serena se apoya, descansando la cabeza en el hombro de Vegeta. Se resiste y vuelve a estar firme. —No, no. Para nada. —Bosteza grande. — ¿Ves? Es mi segundo aire. —En el fondo Serena no quiere que Vegeta reprima su deseo porque ella está cansada, y no va a negar que ella tampoco quiere quedarse con las ganas como pasó ésa vez.
Al salir el Primero que los recibe es Bardock. —Buenos días. La Audiencia. —El General le pasa la tableta, Vegeta abre el archivo. —Es hoy en la tarde.
Serena se tapa la boca. —Buenos días General ¿No es muy pronto? —Mira a Vegeta y lee un poco. Su rostro se llena de preocupación.
—Están ansiosos. Es normal. —Vegeta sonríe de lado a Serena, para calmarla y porque se lo esperaba. —Avísale a Switch y Gure—
—La Señorita Gure sigue con fiebre. —Bardock la explica.
—Oh, iré a visitarla. —Serena se preocupa, va a llevarle té y algo de compañía.
—Bien, yo iré a verla ahora mismo. Estaremos preparados. Que el Élite Chiba nos acompañe, ya es hora del cambio de turno. Que Raditz y Broly devuelvan las horas. Y que el Comandante y tú vayan a dormir una siesta. — Vegeta une sus índices, sugiriendo que duerman "juntitos".
Bardock estaba bostezando grande, el frío de anoche le dio mucho desgano y no prestó mucha atención al chistecito de Vegeta. Se frota un ojo, y lo apunta. —Príncipe Vegeta… —Le habla muy en serio.
—General, usted simplemente. Descanse. —Frunce el ceño y se para derecho, también para que Serena no se preocupe. A pesar de saber que es muy seguro que la Audiencia sea un desastre, quiere ser su pilar de apoyo. Sea cual sea el resultado, él va a protegerla. Mira unos segundos ésos ojos azules, su mirada negra toma algo de su brillo cuando ella sonríe. Sigue su camino, todos se despejan para empezar su día. —"Respira Vegeta… Respira…"
…
¡Hasta el próximo viernes!
Saluditos…
Nita-chan84: No pues querida, como siempre te mando saludos. Lo bueno de las fiestas navideñas, son las fiestas navideñas. Lo malo es que hay trabajos que se ponen intensos, al igual que el mío. Pero mi vicio es más fuerte. Jajaja
Kaysachan: saludos! Tú tranquila mi ciela. Que aquí te esperan los caps, y ésa trama tan zabroza. Me imagino tu cara al perder el GoChi y el BroMina en vivo. Pero tú relajada, aquí te esperan para alegrar tu navidad. En éste tambien hay fluff y cositas ricas ¬¬
OhaioIzumiKun: Uyyy! El chisme ahí se pone caliente, hay cosas que desde que pasó lo que pasó, no se han enterado. Y el trono la verdadera pregunta es ¿Llegaran las Sailors a Destruir el Trono Saiyajin? Hmmm…Tarble seguro algo va a captar, creo que por más que uno quiera tener "contentos" a todo el mundo alrededor, al final del día lo importante es si uno mismo es final. Y bueno, salud, espero que hayas disfrutado toda la zabrozura de éste cap.
