Cap. 2 - Refugiados

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POV Naruto

Me levanté de mi lugar, Sakura igual. Lo que veíamos solo se comparaba al gigantesco ser que varios minutos antes se asomó por esa enorme muralla y destrozó la puerta de piedra dándole paso a los titanes más pequeños. En nuestros años como ninja no habíamos vivido algo así a pesar de haber estado tan cerca de la muerte en tantas ocasiones. Ahora es diferente, no depender de nuestras habilidades ninja hacía que todo lo fuera. No puedo explicar con palabras la impotencia que me abordó hace un rato cuando sólo pudimos servir como cebo contra ese maldito monstruo.

Ahora, solo separados por metros, otra de esas cosas, más imponente y posiblemente mucho más peligrosa nos miraba como una fiera a su presa. Creo que empecé a temblar cuando vi como de su boca salió vapor. Juraría que Sakura igual, bueno, Sakura y todos los tripulantes que miraban con el mismo terror la escena. Sin embargo, bajo todo pronóstico esa cosa no nos siguió, solo se quedó allí parada hasta que la perdimos de vista.

Nos sentamos nuevamente, todos lo habían hecho después de confirmar que no tenía intenciones de seguirnos —Si esto es un genjutsu, debemos felicitar al que lo realizó— dije recostando mi cabeza a mis rodillas.

—Si esto fuera un genjutsu te aseguro que ya lo habría anulado o al menos lo habría detectado— toda nuestra conversación era en susurros, aunque dudo que alguien esté atento a nuestras palabras de cualquier manera, cada quien estaba en su propio mundo, en sus propias preocupaciones, su propio desespero y sus propios temores. El dolor y el miedo eran casi palpables en el aire.

—¿Entonces confirmamos que fue Tobi? ¿esto es algún universo alterno?

—No podemos confirmarlo aún— quedamos en silencio unos minutos con los rostros ocultos en nuestras piernas.

—Oye... ¿cómo crees que este Kakashi-sensei? ¿habrá llegado al punto de encuentro?— ambos nos reímos de imaginarlo aunque automáticamente la risa cambió a nostalgia. Apenas hace unas horas estábamos en Konoha esperando a nuestro irresponsable maestro para irnos a una misión no se sabe donde y ahora estamos aquí, todo por entrar a esa estúpida biblioteca, a esa estúpida habitación prohibida. Volvimos a levantar nuestras cabezas cayendo en cuenta en ese tan evidente detalle que habíamos pasado por alto.

POV Sakura

Luego de mucho conversar llegamos a la conclusión de que en aquella biblioteca había alguna especie de "portal" por el cual pasamos al atravesar la puerta que tan insistentemente anunciaba que no se acercaran. Luego reprendería a Naruto por ello, ahora teníamos que enfocarnos en establecernos en el lugar para posteriormente investigar una manera para volver a casa. Habíamos llegado a varias hipótesis al respecto, dentro de las cuales la que por el momento parecía tener sentido fue la que ambos armamos con los hechos: dado que ese edificio era tan extenso, la posibilidad de que la razón por la que no nos habíamos enterado de él era porque había sido creado con algún tipo de jutsu, una trampa en la que Naruto y yo caimos tontamente, cabiendo la posibilidad de que así como apareció de la nada en Konoha, podría hacerlo en este nuevo mundo.

Llegamos a un nuevo distrito al interior del muro, escuché a alguien llamarlo Muro Rose. Naruto y yo no nos habíamos separado en ningún momento a pesar del gran desorden que había. Fuimos guiados a un refugio lleno de personas que apenas podían distanciarse entre sí. Nuestras camas eran pequeñas bolsas de dormir que habían repartido para todos los recién llegados de Shiganshina. Había centenas de heridos, muchos cercenados ya. Apreté los puños de impotencia, tenía demasiadas ganas de ayudar al cuerpo médico, no me detenía la inexistencia de mis jutsus de sanación, sino el hecho del qué pensarían las personas de este mundo de una niña de 10 años con el conocimiento médico que ella tenía. Eso seria llamar demasiado la atención. Harían preguntas, posiblemente muchas.

Sin embargo su plan de no llamar la atención no duró tanto cuando una mujer gritaba por auxilio para su pequeño hijo y nadie parecía brindarle la ayuda necesaria.

POV Eren

Estábamos tan absortos en nuestros propios problemas que no nos habíamos acercado a los dos niños cuando los vimos distanciarse en el barco, sus propios semblantes también nos avisaban que era mejor mantener las distancias en ese momento, parecían hablar de algo muy importante. Sin embargo, desde nuestra llegada al interior no había dejado de buscarlos con la mirada, los había perdido de vista cuando bajamos del barco por la enorme cantidad de personas apiñadas. Se supone que no debería ser difícil encontrarlos con lo llamativos que eran. Uno con un peinado tan singular que no debería ser complicado diferenciarlo entre otros rubios, y la otra, con un color de pelo demasiado raro, llegué a pensar que tenía puesto alguna peluca de las que solían usar los payasos que eventualmente recorrían la plaza. Mi madre nos había pedido que esperaramos donde estábamos mientras ella buscaba algunos alimentos, noté que igual se había preocupado por ellos, tal vez los había ido a buscar.

Luego de mirar al fondo a mi derecha la vi, una mancha rosada y a su lado la amarilla, salí corriendo —espera Eren, tu madre dijo que esperemos aquí.

Ya lo se Armin, no tienes que repetirlo —Vuelvo enseguida...— Mikasa ya iba tras de mí al notar que tampoco hice caso a sus advertencias. No me detuve, si algo caracterizaba a Mikasa era lo sobreprotectora que podía llegar a ser conmigo así que le resté importancia. Llegamos al lugar apartando con nuestros pequeños cuerpos a los adultos que nos separaban del par.

Nos detuvimos al mirar como ella tomaba un niño en sus brazos y lo colocaba en el suelo boca arriba mientras ella quedaba de rodillas al lado de su cuello —¿segura que sabes lo que haces? iré a buscar a alguien— cuestionó uno de los presentes —no hay tiempo— dijo ella colocando sus manos en su pecho presionándolo en reiteradas ocasiones. Se detuvo y acercó su cabeza al pecho del niño esperando encontrar una señal que le confirmara que respiraba pero no era así, por lo que a continuación vi como le acomodaba su cabeza en forma recta, tapaba su nariz y acercaba su boca a la de él. El pecho del chico se elevó ante esta acción y ella volvió a hacer lo que hace unos segundos hacía con sus manos. El proceso se repitió dos veces hasta que notamos como el aire volvió a invadir los pulmones del pequeño que automáticamente fue tomado por su madre llorando de felicidad mientras agradecia a la pelirosa.

Ella se levantó con una mirada orgullosa, su rubio amigo parecía ser el único de los presentes que no estaba sorprendido —¿como?— apenas pude pronunciar, era la segunda vez ese día en que esa chica me sorprendia, la primera fue cuando vi como un golpe de su puño en el tobillo de aquel monstruo logró desestabilizarlo, y ahora esto. Vi como ellos se giraron hacia nosotros.

—¡Son ustedes!— el rubio nos saludó con una sonrisa muy agradable tomando en cuenta nuestro alrededor tan lúgubre y desesperanzador, claro, salvo por la vida que había acabado de ser salvada —eh... hmm ¿cómo es que se llamaba? ah si, tu eres Eren, ¿cierto?— como lo sabía? parece que leyó mi mente cuando siguió diciendo: —la escuché a ella decirlo un par de veces, tal vez tres o cuatro— puso un dedo en su barbilla pensativo —se ve que te quiere mucho— un tono rojo invadió a la pelinegra a mi lado, ni idea de porque.

—¡Naruto!— demasiada fue mi sorpresa cuando vi que la pelirosa clavó un puño en su cabeza —¡a veces eres muy poco discreto!— ahora lo sacudía desde el cuello de su camisa —¡¿no te parece?!.

—Pero yo no he dicho nada malo, Sakura-chan

—Entonces son Naruto y Sakurachan?— dije ganándome nuevamente su atención. Ella lo soltó.

—Oh no, solo Sakura, es un placer Eren— me extendió su mano y luego a Mikasa —¿y tu eres?

—Mikasa, soy su familia— jugó un poco con sus manos.

—Ya veo... ¿son hermanos?

—Pues no lo parecen— vi como otra vez el rubio se ganaba una mirada asesina por parte de la chica.

—Lo que sucede es que no somos hermanos como tal, mis padres adoptaron a Mikasa hace un par de años cuando...

Mi voz flaqueó, no había controlado mi exceso de detalle, uno muy doloroso de recordar para Mikasa —eso es genial— ella pareció notar mis cavilaciones y me detuvo cambiando el curso de la conversación —se podría decir que este es como mi hermano tambien, pero mas tonto.

—No puedo ser tu hermano si algun dia nos casaremos, eso sería insecto— un puño lanzó algunos metros más allá al muchacho.

—¡Se dice incesto, idiota!— ella volvió en sí para luego dirigirse a nosotros —Lamento eso, Eren, Mikasa— dijo ahora con un semblante totalmente diferente. Esos dos eran muy extraños.

—Tu...— vimos cómo un policía de la tropa de guarnición ponía una mano en el hombro de la muchacha —tienes algunas cosas que decirme— vi como ella se mordía el labio y miraba a su amigo. Podría jurar que se iban a echar a correr hasta que escuchamos la voz de mamá —¿algún problema oficial? disculpo si mis hijos se metieron en problemas, suelen ser algo indisciplinados a veces— sentí que esas palabras finales iban dirigidas específicamente a mi.

—Esta jovencita, salvó la vida de un niño...— no lo dejó continuar.

—¿Si? y ¿cual seria el problema? si quiere felicitarla puede hacerlo aquí mismo.

—No es eso, pero lo que ella realizó aquí es algo muy específico que requiere preparación. Su edad no corresponde a...— mi madre volvió a interrumpirlo.

—Mi nombre es Carla Jaeger, esposa del doctor Grisha Jaeger, seguro ha escuchado de él. Esta niña es nuestra hija adoptiva, siempre mostró mucho interés por el trabajo de su padre y él en respuesta le enseñó todo lo que sabe. Ahora si no tiene mas preguntas, les traje algo de comer a mis hijos— el hombre parecía no tener ningún otro argumento para continuar y se retiró. No sabía lo buena para mentir que podía ser mi mamá.

—Muchas gracias señora Carla— dijo ella con una mirada aliviada.

—No te preocupes, luego me explicaran lo que sea que sucedio aqui— de repente, sin previo aviso sentí un fuerte dolor en mi oreja —¡ay ay ay mamá!— un leve sonrojo adornaba mis mejillas cuando noté las risas de Armin, Naruto y Sakura.

—¡¿Acaso no te dije que me esperaras?!

—Mikasa también vino y no veo que la estés regañando— me quejé a lo que ella justificó diciendo que ella solo había venido a cuidarme —no soy ningún bebé, ¿sabes?

—Si lo eres, eres mi bebé — me apretó en un abrazo que me avergonzó aún más, no era el momento de esas cosas así que la intenté alejar con mis manos.

—Ya bast...— mis palabras quedaron incompletas cuando la sentí llorando en mi hombro, parece que llevaba demasiado tiempo guardando esas lágrimas —mamá.

—Estoy tan feliz de que estén bien— nuestros rostros cambiaron de solo recordar como la mitad de su cuerpo había quedado atrapada debajo de escombros y aquel titán tan próximo... de no ser por esos dos... ella no estaría con vida ahora, sentí mis ojos humedecerse de repente —vengan acá todos— dijo integrando a Mikasa y Armin al abrazo. Vi como Sakura y Naruto nos veían con una sonrisa de ternura, así que oculté mi cabeza en el hombro de mi madre, no quería que me vieran así, yo no era ningún bebé de mamá —¡dije todos!— levantó su rostro demandante hacia los otros dos extendiendo más los brazos para que fueran parte de este bochornoso momento. Ellos aceptaron con una sonrisa nerviosa.

Luego de unos segundos nos alejamos notando que además de mi madre, Armin también tenía los ojos llenos de lágrimas, yo había secado mis lagrimas ya —Bien, creo que es suficiente, les traje un poco de pan— se limpió la cara y de una pequeña bolsa que tenía colgada en el brazo, sacó unos panes que dividió para los seis de manera equitativa —no es mucho pero por el momento será suficiente. Me informaron que a partir de mañana todos los que estemos en condiciones de salud óptimas tendremos que trabajar el campo. Los recursos de este distrito no son suficientes para todos los nuevos refugiados— luego de decir eso se presentó formalmente con los niños y los tomó bajo su cuidado en el refugio. Ahora tanto el abuelo de Armin como mi madre estaban con nosotros.

Así fue como pasaron días que se convirtieron en semanas y esas semanas en meses.

En ese tiempo había escuchado que 15 era la edad para enlistarse a la milicia y por ende, de cumplir mi objetivo de unirme al cuerpo de exploración para acabar con todos los malditos titanes. Sabía lo que mi madre opinaba al respecto y no me importaba, si iba a morir lo haría luchando, no como ganado rodeado de murallas, temiendo cada día porque algo como lo ocurrido hoy siga pasando.