Cap. 3 Reclutas
POV Mikasa
Han pasado seis meses del ataque a Shiganshina, por suerte no han habido más novedades sobre los titanes, más que aquellas referentes a las vidas arrebatadas a los miembros de la legión de reconocimiento cada vez que salen de la seguridad ahora ficticia que nos brindan los muros. A pesar de esto, Eren sigue empeñado en enlistarse al ejercito solo para unirse a ellos, él no escucha motivos, está cegado totalmente con su venganza personal, con su deseo de ser libre, un deseo alimentado por las historias de Armin.
Aun habiendo cuatro años y medio de diferencia entre el ahora y la edad a la que es posible unirse a las filas, no pasa un dia en que no me carcome esa idea, no hay dia en que no pase por mi mente el hecho de que él empezara su entrenamiento para estar en medio de una carnicería, no pasa un minuto en que yo deje de recordar que ahí estaré para protegerlo.
Seis meses más del ataque a Shiganshina, a un año del ataque, el Gobierno Central lanza una campaña para retomar la Muralla María con los refugiados. Había 250 mil, casi una quinta parte de la población, no obstante, sólo un centenar sobrevivió. Con sus sacrificios, la escasez de alimentos ha mejorado, aunque sea un poco.
Desde aquella vez en que llegamos al distrito dentro de la Muralla Rose y tia Carla nos abrazó a los cinco, desahogando todo el dolor y a la vez felicidad que ella sentía por nuestro bienestar, habíamos adquirido la costumbre "casi impuesta" de abrazarnos si al menos uno se encontraba mal, esta vez el abrazo iba dirigido a Armin cuando dentro de los refugiados que volvieron de la misión fallida, su abuelo no se encontraba.
Ya han pasado un año y cinco meses de la caída de la Muralla María, viviendo una vida con relativa normalidad dentro de lo que eso implica en una situación tan precaria. Eren posee en su cuello la llave del Dr. Grisha, nadie entiende cómo ni cuando la obtuvo.
Un tiempo después, se confirma la muerte de Grisha, las informaciones dan cuenta de que en el lugar donde desapareció había señales de que un titán estuvo allí, nadie sabe cómo llegó ni cómo desapareció. Carla sufre la muerte de su esposo, Eren odia aún más a los titanes y jura venganza con mucha más convicción.
Debido a la disminución en la población se asignaron pequeñas viviendas familiares en las zonas más desfavorecidas del distrito. La nuestra era una pequeña casa con dos habitaciones. Una de ellas compartida entre Carla, Sakura y yo; mientras que el otro pertenecía a Eren, Armin y Naruto. A parte de las dos habitaciones y el baño, posee una pequeña cocina, nada más.
Al estar tan aglomeradas unas de otras, los vecinos solían molestarse con lo escandalosos que llegaban a ser los tres chicos algunas veces, salvo Armin que fungía de mediador para calmarlos, sin embargo, al final la reprimenda de la mayor era la que resolvía los problemas.
En nuestro tiempo aquí nos hemos acostumbrado al estilo de vida de la zona, aunque nos acostumbramos de una manera poco convencional...
—Ok Armin ¿cual es el plan?— preguntó Naruto mientras los cinco miramos desde atrás de una pared a dos sujetos.
—Saben que de ser mi decisión llamaríamos a alguien de la tropa de guarnición.
—Lo bueno es que no es tu decisión, vamos a hacer pagar a esos malditos, eso es todo— Armin suspiró ante las palabras del castaño, lo meditó un poco y empezó a explicar el plan improvisado.
Los dos hombres caminaban con una sonrisa de oreja a oreja mientras revisaban su nueva adquisición —¡hey devuelvanme eso!— les gritó con falsa valentía el rubio listo del grupo. Los tipos lo miraron pero ignoraron sus palabras.
—¡Les dije que me devuelvan eso, hijos de puta! — Armin tembló al ver ahora una mirada asesina sobre él. La verdad es que esas palabras no habían salido de sus labios sino de los de Naruto, pero eso no lo sabían aquellos sujetos. Debo admitir que a veces sus ocurrencias me hacen sobrellevar toda esta situación con cierto humor.
Armin salió corriendo siendo perseguido por el par de maleantes —¡ahora!— gritó. Una soga se levantó frente a los hombres provocando que sus cuerpos cayeran al suelo. Naruto y Eren habían sido los responsables.
—¡Malditos mocosos!— cuando los dos estuvieron a punto de levantarse, desde costados contrarios salimos Sakura y yo estampando en las mejillas de ambos un par de puñetazos que los hicieron chocar sus cabezas provocando que perdieran el conocimiento por el impacto.
Acto seguido los dos varones que los habían hecho caer usaron la misma soga para amarrarlos mientras Armin tomaba la bolsa que esos malditos le habían acabado de quitar a una madre con su hija varios metros atrás.
—Demasiado fácil — la gente alrededor miraba con asombro toda la escena, algunos sin tanto asombro la verdad, parece que ya habíamos adquirido cierta fama —aunque...— Naruto se acercó a los tipos tirados en el suelo —¿no les parece que se excedieron un poco esta vez?— ambas nos encogimos de hombro, ellos se lo habían ganado.
Sakura y Naruto
Ya han pasado dos años y algunos meses de su partida de Konoha, sobreviviendo en un oscuro mundo donde unos enormes seres gigantes comen personas llegando la humanidad ha extinguirse hasta solo quedar aquellos dentro de los muros.
En su situación de adolescentes en cuerpos de niños de 10 años cuando llegaron, prácticamente sin chakra y sin ningún conocimiento sobre ese lugar, no tuvieron otra opción que adaptarse. Sus posibilidades de lograr algo más allá de ese distrito donde se encontraban eran mínimas, por no decir que eran imposibles. Lo más que pudieron hacer en esos dos años era sobrevivir y explorar el distrito disfrazando sus verdaderos motivos en travesuras con Eren, Armin y Mikasa cuando tenían días libres. El resto de días tenían que dedicarse a la siembra en el campo.
Sin embargo, algo que no estaba en sus planes ocurrió.
—¿En serio nos iremos? ¿los dejaremos?
—No hemos encontrado nada en Trost, seguir aquí no nos servirá de nada— Sakura sacó un pequeño mapa que habían robado.
—Actualmente no podemos explorar ninguna zona en la Muralla María porque debe estar plagado de titanes, sin embargo Rose y Sina siguen intactos— el rubio señaló las zonas mencionadas.
—Exploraremos los distritos de Rose y los pueblos de la zona media. Una vez terminado allí seguiremos con Sina— ambos asintieron. Miraron con tristeza la casita donde habían vivido casi un año luego de vivir en los refugios. Pensar que podría ser la última vez que estarian alli, su ultimo dia con su familia prestada si encontraban ese maldito portal a casa.
Sin darse cuenta, habían formado lazos demasiado estrechos con esos tres y su "nueva" madre. Naruto se había acostumbrado especialmente a ese hecho, después de todo era una experiencia totalmente nueva y que no le desagradaba para nada, una madre. Carla era como un ángel caído del cielo, ella los llegó a amar y ellos a ella de una manera que no se esperaban.
—Los vamos a extrañar. Por favor no mueran.
POV Mikasa
Ahora dos años y cinco meses de la caída de Shiganshina. Suspiro mientras miro a lo lejos a Eren en nuestro trabajo de arar la tierra, su cara sigue igual de molesta, ya no sonríe como antes. Desde que hace unas semanas Sakura y Naruto había desaparecido. Rumores decian que habian muerto, que habían sacrificado a más personas como hace un año, decían que aun escaseaban los alimentos y había que disminuir las bocas que alimentar. Otros más decían que grupos caníbales se habían encargado de ellos, todo tipo de rumor, Eren dio como real el que involucraba titanes, jurando nuevamente asesinarlos a todos.
Tia Carla los buscó incansablemente, exigía saber su ubicación pero no hubo respuestas, ella se había encariñado demasiado con ellos y su ausencia le dolió más que a nadie, ellos para ella eran como dos pequeños hijos.
Debo admitir que a mi igualmente me duele, hemos estado juntos todo este tiempo, gracias a su temeridad habíamos salvado a Carla, habiamos tenido varias experiencias que creí nunca serían posibles en una situación tan oscura como la que provocaron los titanes. Realmente se volvieron muy importantes para nosotros pero... al observar a Eren no puedo evitar cuestionarme si él estuviera igual de molesto y triste si quien no estuviera a su lado fuera yo. Soy una egoísta por pensar este tipo de cosas ahora.
Llega la hora del almuerzo, nos sentamos juntos en tres de las cinco rocas que habiamos acomodado en aquella agradable sombra para nuestros descansos. Dos siguen vacías. Eren no habla. Armin no deja de hablar. Yo los escucho a ambos, escucho las palabras de Armin pero el silencio de Eren hace más ruido en mis oídos. Pasan tres meses igual, no sabemos nada de ellos, el dolor crece o disminuye por la costumbre de su ausencia, no lo sé con exactitud.
Pasan dos años más, ya casi llegamos a la edad mínima, Carla y Eren discuten.
Y así, mi mayor preocupación se vuelve realidad; cinco años desde la caída de Shiganshina. Como cada año, este reclutará a un nuevo grupo de jóvenes en los rangos de edad de 15-16.
Carla se niega a firmar por nosotros tres, le duele demasiado pero al final lo hace. Me ruega que cuide a Eren y Armin, confía plenamente en mi fuerza, no es que se preocupe menos por mi. Nos pide a mi y a Armin que convenzamos a Eren de unirse a la guarnición o escalar hasta la policía militar, solo esos hechos la tranquilizan, aunque ella misma parece saber que sólo se miente al pensar que Eren cambiará de opinión pero solo le queda aferrarse a esa mentira autoinflingida.
Estamos en la base, Eren se convence que matará a cada uno de los titanes que mantienen a la humanidad encerrada entre muros, los titanes que le quitaron la vida a su padre. Los causantes de la muerte del abuelo de Armin y posiblemente, los causantes de la desaparición de Naruto y Sakura. El no los olvida, realmente ninguno lo ha hecho.
En Konoha
—¿Cómo han estado Sakura, Naruto?— el peligris sonrió.
Era una mañana tan gris a sus ojos como lo habían sido todas desde hace cinco años. Ya la aldea había dejado de buscarlos, ya no había ninguna esperanza. El hombre de pelo gris colocó unas flores en la lápida conmemorativa que compartían Sakura y Naruto desde hace un tiempo en que se determinó finalmente que no seguían con vida, no había cadáveres, no había pruebas de su muerte pero en definitiva tampoco había pruebas de que siguieran con vida. Sabía que no estaban allí pero lloró y habló con ellos como si así fuera —es mi culpa, ¿no? si hubiera llegado antes...— una lágrima corrió por sus mejillas expuestas. Se había quitado la máscara —es un poco tarde ya pero se que querían ver— se rió con pesar recordando aquel día en que hicieron cada travesura tonta solo por ver que llevaba bajo la máscara.
—Kakashi...— el hombre se levantó al escuchar esa voz, limpió sus lagrimas lo mas que pudo y volvió a colocarse su máscara.
—Hokage-sama.
—También los extraño mucho— se agachó para colocar unas flores blancas al lado de las amarillas de Kakashi. No tuvo que molestarse en quitar las marchitas, ya el peligris se había encargado de limpiar el lugar.
El hombre miró al cielo mientras se quitaba su banda ninja dejando su ojo rojo expuesto
—No es el momento ni el lugar pero...— le extendió el objeto a la rubia —he terminado como shinobi, al final no pude salvar a nadie.
—Kakashi no es tu culpa.
—Rin, Obito, Sasuke, Sakura, Naruto a todos les fallé. Yo...
—Por favor Kakashi, esto no es...— el no la dejo continuar
—Al final solo soy escoria, no, yo soy peor que eso— dicho esto desapareció dejando a la rubia sola.
—Kakashi...
POV Eren
Teníamos la vista al frente, atentos al hombre calvo con mirada despectiva mientras recorría el lugar observando y cuestionando a cada joven con aspiraciones a soldado, ahora estaba frente a un chico casi tan pelón como él. Vi como lo levantó por la cabeza por haber hecho mal el saludo militar. Creo que no había porque llegar a tanto, es solo un error de novatos que podría pasarse por alto.
No así como lo siguiente que ocurrió, ¿esa chica realmente se estaba comiendo una patata? ¿ahora le ofrece la mitad?... no, esa no es la mitad ni siquiera. Pasó de ella y continuó su recorrido, supongo que luego recibiría su castigo.
Se aproximó a varios de nosotros sin siquiera observarnos detenidamente. Ya estaba fuera de mi campo de visión cuando volvió a hablar luego de la imprudencia de la chica de la patata, al parecer hasta ese momento nada le había causado tanta indignación.
—¿Qué es esto? aquí tenemos un cebo perfecto para titanes, eso es seguro.
—Parece ser una extraña enfermedad capilar por mis genes defectuosos, señor — otra chica era la que parecía causar molestia al instructor.
—Ya veo, serás de gran ayuda para salvar la vida de tus amigos cuando los titanes se lancen a comerte por lo llamativo de tu aspecto.
—Si señor, ya se entendió el chiste del cebo, no tiene que explicarlo tan detalladamente — esta vez escuché que era una voz masculina la que se dirigía al hombre. No puedo imaginar la cara que tiene en este momento el instructor luego de ese comentario.
— Vaya, la pelo rosa tiene un guardaespalda tan o más raro que ella— sentí una punzada en mi corazón ¿la pelo rosa? ¿qué posibilidades había? ¿que tantas personas de pelo rosa podían haber? en los años que llevo de vida solo he conocido una. Giré mi vista rompiendo con la formación al frente que todos debíamos mantener, no me importó.
Sentí mis labios abrirse levemente. Frente al instructor, sin una pizca de temor, unos inmutables Sakura y Naruto mirando con indiferencia al instructor.
