9.- CORAZÓN SIN FE
Sus ojos están abiertos de par en par aún, siguen de cerca cada movimiento que hago. No creo que siga asustada, al menos no creo que esté aterrorizada, pero está lejos de bajar la guardia. Aún así, trata de mantener la calma; de todos los humanos que he conocido, probablemente ésta sea la que menos se ha alterado al verme.
Creo que fue al momento de ver las espadas... De alguna forma eso cambió todo, las relacionó con todo este caso y una vez que llegamos al tema de Cable, nada más le importó. Pude verlo por la expresión de su cara, es lo único que le importa, todo el asunto de qué o quién soy, realmente le interesa un comino en comparación.
Guarda silencio ahora, trata de decidir si debe confiar en mí o no. Tal vez está pensando si puedo serle de ayuda o quizás sólo sea un estorbo. Aún no lo ha decidido.
.- ¿Qué quieres de mí? ¿Qué sabes tú de todo esto?
.- A Cable. Eso es lo que quiero.- Respondo.- Puedo ayudarte, ayudarte a atrapar a Cable, a Aliaga, a ese corrupto compañero tuyo…
La mujer lanzó una carcajada cargada de ironía. Luego se echó hacia atrás en el respaldo de su sofá, con los brazos y las piernas relajadas. Yo permanezco en mi lugar, sin dejar de mirarla. Me muero por saber qué es tan gracioso.
Saca un cigarrillo de alguna parte y lo enciende. La luz del cerillo ilumina momentáneamente sus facciones, luego todo vuelve a oscurecerse.
.- ¿Atraparlo? No quiero atrapar a Cable. Quiero matarlo.- Dice. La miro por encima de las nubes de humo azul que la rodean.- A él, a Aliaga y a todo quien se me cruce por delante si es necesario.
Hablaba en serio.
.- ¿No lo entregaras a la justicia?- Pregunto, sintiéndome de pronto absurdamente ingenuo. De donde vengo, quien logra ganar la pelea es juez y jurado y esa es toda la justicia a la que se puede aspirar.
Una nueva risa sin humor por parte de ella.
.- ¿Qué te hace pensar eso? ¿Porqué soy policía?... Bueno, verás, ese sería un problema, si no me hubiesen despedido hoy.
Hace una pausa, esperando que yo digiera esa información. De alguna forma significa que ya nada le impide tomarse la ley en sus manos, ya nada la obliga, ya nada le ata a absurdas reglas.
.- Tú no quieres justicia... – Digo de repente.- Tú quieres venganza.
Ella sonríe.
.- Gran diferencia.
Le sonrío de vuelta, muy a mi pesar. Hay algo en ella que me recuerda mucho a Raphael, aunque tal vez eso no sea un buen presagio...
.- ¿Y tú qué diablos quieres con Cable? ¿Qué quieres tú de todo esto? - Me pregunta, ladeando la cabeza, atravesándome con la mirada.
.- Me vi involucrado… Y hay cosas que no se pueden dejar pasar.
Ella no dice nada, pero sonríe. Me ha creído, pero sólo hasta cierto punto. No es que le haya mentido sobre mis motivos, no me puedo ir a casa sin hacer nada después de cómo han salido las cosas, es verdad... Pero esa no es toda la historia, no completamente.
Guardo silencio y ella también.
.- Ok, - Me dice al fin.- ¿Cómo vas a ayudarme?
.- Detendré a Cable. – Digo simplemente. Ella lanza una carcajada, pero al darse cuenta de que hablo en serio, la sonrisa se borra de su cara.
.- ¿Cómo?
.- Puedo vencerlo.
Me mira con algo de incredulidad. Luego asiente.
.- Estas convencido de eso al menos, pero ¿Podrás...?
.- Puedo.- Le interrumpo, zanjando la discusión. Ella aparta la mirada lo suficiente como para aplastar la colilla de su cigarrillo en el suelo y encender otro.
.- Y después qué...
.- Tú podrás interrogarlo, puedes usar su testimonio para atrapar a Aliaga.
.- Sí, claro. Y ya que estamos, hacemos que Aliaga hable y metemos a Oroku Saki tras las rejas también y convertimos al mundo en un lugar mejor ¿Qué te pasa? ¿Naciste ayer?
No contesto. No puedo rebatirla. Sé perfectamente cómo se las ingenia Shredder para manejar su red criminal y a la vez aparecer ante el mundo como el inofensivo Oroku Saki, un pacífico hombre de negocios japonés. Sé perfectamente que las reglas no se aplican a esta clase de personas.
Ella continuó hablando.
.- No. Olvídate de las reglas, la muerte es lo único que los detendrá. Llevábamos cinco años persiguiéndolos, creíamos que podíamos detenerlos, de verdad que sí. Hasta que se nos salió de las manos y nos explotó en la cara.
Me mira, esperando alguna respuesta. Mi silencio la alienta a continuar.
.- Casi los teníamos. Pero alguien de adentro de la policía los protegía... – Lanzó una risotada sin nada de humor.- ¿Puedes creerlo? ¿Cómo diablos íbamos a atrapar a nadie así?... En fin. Nos estábamos acercando, demasiado tal vez... Y luego mataron a Daniel.
No me dio ninguna explicación más. Tal vez suponía que debía saber quién era Daniel.
.- ¿Fue entonces cuando dejaste de creer? - Le pregunto a quemarropa.- ¿Fue entonces cuando decidiste mandar todo al demonio?
La pregunta la sorprende, me mira con los ojos de par en par, por un instante parece que estuviera a punto de llorar. Baja la mirada, puedo ver como su mano tiembla.
.- ¿Qué sabes tú de eso? ¿Qué podrías saber tú de eso?
Arroja el cigarrillo al suelo y lo aplasta con el pie al ponerse de pie. Pasa frente a mí en dirección a la ventana abierta, apoyando su cuerpo contra el marco, recostando la cabeza en la pared. Dándome la espalda, su mirada se pierde en la lluvia que cae.
.- La vida es una mierda. Siempre lo ha sido, siempre lo será. No hay esperanza. No importa lo que hagamos, no importa cuánto lo intentemos, de nada sirve. En este mundo sólo hay maldad y eso es todo lo que hay. No hay más que monstruos allá afuera…– Se calla, su cuerpo parece encogerse, sus hombros tiemblan, se acurruca aún más contra el marco.- Pero él me hacía creer, me hacía querer hacerlo… Creía que aún se podía hacer algo, de verdad lo creía...
De pronto se vuelve a verme. Puedo ver las lágrimas en sus ojos, pero sé que no permitirá que caigan. Sacude la cabeza.
.- No. Había perdido la fe hace mucho, en lo único en lo que creía era en él. Si continuaba era sólo por él. Y ahora no está…
Por los siguientes segundos, sólo nos miramos el uno al otro, en silencio. Sé lo que siente, me resulta demasiado familiar; hay noches en las que siento lo mismo. Hay noches en las que no lo puedo evitar, y aún así…
.- Se necesita ser fuerte, para conservar la esperanza a pesar de todo.- Dije, pensativo.- Para creer que las cosas pueden cambiar a pesar de todo. Ese Daniel… suena como un buen tipo…
Ella cerró con fuerza los ojos en un intento por no llorar.
.- Era el mejor.
.- Entonces los detendremos en su nombre ¿Qué dices? Déjame ayudarte…
La mujer me mira sorprendida por un buen rato, hasta que finalmente algo parecido a una sonrisa se dibuja en su rostro.
.- Está bien.- Dice, entrecerrando los ojos.- Pero no lo olvides… Cable es mío.
Me quedo mirándola en silencio por un segundo y finalmente asiento con la cabeza. Ella parece satisfecha…. Es mejor dejarlo así, al menos por ahora. Doy un paso más en su dirección.
.- Una cosa más.- Le digo, extendiendo el brazo frente a mí. Meza mira alternativamente de mi brazo a mi rostro, sin comprender. Abro la mano.- ¿Sabes que es esto?
Ella mira el objeto metálico que sostengo en mi mano, una especie de cable de alta tensión enrollado en círculo y sujeto con un trozo de alambre, el objeto que Cable me había lanzado al cuerpo la noche anterior. Aline retrocede torpemente y por un momento pienso que va a desmayarse.
Me mira asustada.
.- ¿De donde lo sacaste?- Pregunta.
.- Cable. Él me lo dio.
La mujer retrocede aún más.
.- Te ha marcado.
.- ¿Marcado?
.- Eres el próximo.
La miro. Estoy a punto de decir algo más cuando su celular suena. Al principio parecía no escucharlo, su mirada estaba clavada en el objeto que sostenía en mi mano, pero por fin consiguió romper su hechizo y llevar su mano hasta el bolsillo izquierdo de su pantalón. Apartando la vista, contestó.
.- Meza.- Anunció enseguida. De pronto se volvió a mirarme mientras escuchaba atenta, con el teléfono pegado a la oreja.
TBC
