11.- SOMBRAS DEL PASADO.
La figura está parada frente a nosotros, contra las luces de la ciudad. Está ahí de pie, a sólo unos cuantos metros de distancia, sobre la pequeña caseta que lleva a las escaleras del edificio.
Aunque los rasgos no son visibles con esta luz tan pobre y a esta distancia, aún puedo ver su pelo largo, por debajo de los hombros, el abrigo largo, las botas enormes, la espada y el filo contra el que rebotan las gotas de lluvia... Aún a esta distancia y con esta luz, es fácil adivinar su sonrisa, de oreja a oreja, estática. Demente. La misma sonrisa que no he podido sacar de mi cabeza desde aquella noche.
Leonardo se quedó inmóvil. Le creo ahora todo lo que dijo sobre no tener miedo, no creo que esté asustado, no se ve en su cara. Está alerta, lo estaba desde antes de verlo ahí parado, pero parecía relajado, como si hubiese hecho esto un millón de veces. Ahora, con el asesino frente a nosotros, el rostro de la criatura ha cambiado totalmente. Ya no tiene expresión, ninguna emoción, sólo está increíblemente concentrado en lo que tiene al frente. La posición de su cuerpo ha variado apenas perceptiblemente, pero sí es evidente la tensión en cada músculo del cuerpo.
La lluvia no parece molestarle, mientras que yo estoy temblando de pies a cabeza; él sólo está ahí, esperando a que Cable se mueva. Me pregunto qué sentirá Cable ahora, me pregunto si será capaz de sentir miedo o ansiedad… o algo. Me pregunto si algo le ha importado alguna vez.
Me estremezco involuntariamente, no puedo evitarlo, no hay una parte de mí que no esté absolutamente empapada, ya casi no siento los dedos de mis manos y la lluvia sigue cayendo con fuerza. Me aparto de un golpe el pelo que se me pega a la cara, luego vuelvo a sostener el arma con las dos manos, sin dejar de apuntar al asesino. Los minutos se hacen eternos, mi visión se hace borrosa, o tal vez sea la lluvia que no me deja ver con claridad.
Por un minuto me pregunto si todo esto es real, es decir, desde que la criatura verde apareció en mi ventana, todo se ha vuelto demasiado increíble, demasiado... Fuera de control: Comandos de la policía buscándome, yo saltando de edificio en edificio en las espaldas de... Dios, qué es ¿Una tortuga? Ahora que la observo mejor, eso es lo que parece... Comienzo a preguntarme si todo esto es real, si de verdad todo esto está ocurriendo, o finalmente tuve un colapso y enloquecí...
Pero no. Sólo estoy divagando. Tal vez sí esté perdiendo la cordura, pero ese infeliz frente a mí es el monstruo que mató a Daniel. Eso es lo único que me importa.
Mis ojos se cierran, la falta de sueño me está pasando la cuenta, ya no aguanto la espera, mis brazos parecen pesar una tonelada, pero no puedo bajarlos, no debo perder el blanco. Leonardo continúa imperturbable… Hasta que Cable finalmente se mueve.
Por fin se cansó de observarnos, pero no ataca... Da un salto hacia atrás, hacia el vacío, saltando fuera del edificio. Corrí a la cornisa, esperando ver como seguía cayendo hasta llegar al pavimento metros más abajo, pero no. Segundos después, reapareció en la azotea del edifico de enfrente, de pie, esperándonos. Nos está esperando.
Por el rabillo del ojo puedo ver como Leonardo se mueve, sus rodillas se doblan ¿Pretende saltar toda esa distancia? Sí, eso es lo que va hacer... Está loco... Pero antes de que pueda moverse, corro junto a él y me cuelgo de su espalda.
.- No te atrevas a dejarme atrás.- Le susurro en el oído, el cañón de mi arma apuntando a sus costillas, o dónde creo que deberían encontrarse sus costillas, en cualquier caso, un sitio blando al toque del arma. Por menos de un segundo permanece inmóvil, con la vista al frente, sin volverse a mirarme.
.- Sujétate.- Dice simplemente.
No creo haberlo atemorizado, aunque me hubiese dado lo mismo dispararle o no, pero él ni siquiera se desconcentró. Como fuere, al segundo siguiente saltábamos el espacio existente entre edificio y edificio.
Maldita sea. No sabía que sufría así de vértigo. A él no parece afectarle en nada mí presencia, se mueve tan rápido como si no llevase nada encima... Mi brazo derecho está enroscado alrededor de sus hombros, esta vez tengo cuidado de no aplastar su cuello, no sería gracioso que se quedara sin aire en medio de un salto. Con la mano libre, me aferro a la coraza en su espalda lo mejor que puedo.
No puedo evitar sentir su piel. Es más suave de lo que imaginaba, pero increíblemente fría... Es tan extraño... Cable guiaba el camino, deteniéndose cada tanto para asegurarse de que lo seguíamos. Ya lo había visto hacer esto antes, fue lo mismo que hizo cuando... Lo mismo que hizo cuando... De pronto me doy cuenta.
Sé adónde vamos.
Oh, por Dios, no puede ser. El viejo edificio. No otra vez.
Sin querer, presiono demasiado el hombro de Leonardo, él lo advierte, pero no desvía la atención de nuestro objetivo. Cable se detiene sobre el edificio, justo en la esquina de la calle. De pie en la azotea, nos observa por última vez antes de desaparecer. Conozco perfectamente este lugar. Aquí es donde Cable condujo a dos de sus víctimas una vez... Eran dos de ellas, pero sólo una logró salir...
Por supuesto que conozco este lugar. Ya he estado aquí antes.
Leonardo aterriza en la azotea, de un salto lo libero de mi peso y permanezco a su lado. Se ve desconcertado. No vio en qué momento Cable desapareció. Antes de que pueda decir nada, le indico con el dedo un lugar en el centro. A pesar de la oscuridad, lo ve de inmediato.
El edificio tiene un enorme agujero en el techo, por él debe haberse introducido. Este lugar es verdaderamente una joya, todavía no me explico cómo es que no se ha venido abajo por sí mismo... Se supone que debió haber sido demolido hace tiempo ya.
Esta vez Leonardo avanza más rápido, en menos de un segundo, está descendiendo por el agujero. Esta vez no esperó por mí. Supongo que hasta aquí llega nuestra cooperación mutua. Siempre lo supe, lo quiere para él... Pero es mío. Sólo mío.
Lo sigo de cerca, sintiendo de pronto mis fuerzas renovadas. Esto acaba de convertirse en una competencia. Me asomo por el agujero, está completamente negro en el interior. No me importa, salto de todas formas.
Caigo libremente un par de metros hasta que mi brazo extendido topa con algo, algo grande, grueso y contundente, de madera, una viga, probablemente. Quedo ahí colgando, oscilando de un lado a otro, dándole a mis ojos tiempo de acostumbrarse a la nueva oscuridad del interior.
No había pensado en cuantas tonalidades de negro podían haber hasta entonces. Lentamente comienzo a distinguir las formas a mí alrededor, el piso no está tan alejado de mí como pensé en un principio, desde donde estoy puedo verlos, a Cable y a la criatura. Suelto mi mano de la viga y me dejo caer.
Caigo al suelo, dejando que mis piernas absorban toda la fuerza de la caída, apenas si estoy conciente de que acabo de saltar varios metros, apenas si puedo creer lo que acabo de hacer. Me alegro de no haberme detenido a pensarlo bien antes… Ambos me sintieron, ambos volvieron las cabezas a verme.
No me importa.
Sostengo el arma otra vez. Avanzo resueltamente hasta Cable, con el brazo extendido, no puedo creer que aún no haya hecho ningún movimiento... Cuando sólo estoy a un par de metros, disparo el primer tiro.
Disparo y me detengo a ver. Segundos después, descubro que sigue ahí, de pie, sonriendo. Vuelve su cabeza completamente hacia mí, de una forma poco natural. Mi mano tiembla... No puedo haber fallado a esta distancia, pero debo haberlo hecho, puesto que sigue ahí. Me mira... recuerdo que jamás he visto sus ojos, siempre los ha llevado cubiertos por esas gafas negras, pequeñas y redondas. Disparo nuevamente, un brillo blanco cruza fugaz por su rostro, seguido de un repiqueteo metálico que hace eco en todo el lugar.
Todavía está en pie.
Dani ni siquiera lo vio venir. Saltó sobre él, de la nada, en éste mismo lugar... Llovía, como ahora, las gotas de lluvia caían del techo, exactamente como ahora, resonando en distintas partes, en distintas pozas de agua, como notas musicales...
Avanzo un par de metros más y disparo el tercer tiro, pero después de la detonación sigue sonriéndome.
Lo sostuvo por las solapas, levantándolo del piso... Cable mide cerca de dos metros, Daniel era apenas más bajo, pero no le costó nada alzarlo. Dani lo miró con sorpresa... No vivió lo suficiente como para que el miedo se le reflejara en su cara...
Siento lágrimas en mi cara, no sé en qué momento llegaron ahí... Las siento tibias, rodando por mis mejillas... Disparo el cuarto tiro, sin dejar de avanzar, casi estoy encima de él. Siento mis dientes apretados, la mano libre tan empuñada que me estoy haciendo daño a mí misma.
Después de atraparlo, se volvió a verme a mí, con Dani aún apresado en su garra, una sola mano le fue suficiente para inmovilizarlo. Todavía me miraba cuando sacó la espada. Daniel cerró ambas manos en la suya, en un intento por liberarse, se dio cuenta que no podría, entonces sus ojos se volvieron a mirarme...
Dejé de apuntar a su pecho, ésta vez apunto a su cabeza, a esta distancia no se puede fallar, a esta distancia la bala va a quedar pegada en su frente, va a hacer pedazos su cráneo. A esta distancia no hay posibilidad de error. Disparo. Pero no...
Dios... Esto no puede estar pasando. La bala rebota contra la hoja de su espada y sale disparada en otra dirección. Las ha estado esquivado todas con la espada ¿Cómo es posible? ¿Cómo puede hacer eso?
Daniel apenas podía hablar, el monstruo lo tenía por el cuello. Trató, pero era mucho más fuerte que él. Me miró con los ojos de par en par "Sal de aquí" me dijo... Fue un susurro apenas... Pero yo no podía moverme. Debí haberlo hecho, debí haber sido más rápida, debí... Todavía me miraba cuando Cable hundió la espada en su estómago. Aún me miraba cuando su boca se llenó de sangre, cuando sus ojos se quedaron vacíos... Quise gritar, pero no pude, nada salía de mi garganta… Estaba lloviendo, igual que ahora...
Disparé los dos últimos tiros de una vez, aún sabiendo que sería inútil. De a poco, el eco de las detonaciones cesó y lo único que pudo oírse fueron las gotas agua cayendo, con su compás musical... Y él seguía sonriendo, tan cerca de mí, el cañón del arma casi pegado a su cara. No es la primera vez que estoy así de cerca. No le tengo miedo, es sólo que no puedo matarlo. No puedo matar a éste desgraciado.
Simplemente estiró su brazo y me atrapó. Yo no hice nada, no me moví, no grité, cerró su mano alrededor de mi cuello. Era fuerte, pero aún así, todavía podía respirar. De un tirón me atrajo hacia sí, mi rostro casi podía tocar el suyo, sentí su mirada clavada en mí, su respiración en mi piel.
¿Por qué no lo hace de una vez? ¿Por qué no me mata de una vez? No estoy asustada, no siento nada… Me reí ¿Qué más podía hacer?
.- ¿Por qué? ¿Por qué no puedo matarte?- Pregunté.
Cable sólo me miró, sin que se le moviera un músculo de la cara. No me respondió, sólo me miraba, sonreía…
De pronto caí al suelo, por menos de un segundo quedé suspendida en el aire y luego mi cuerpo fue a golpearse contra el piso de concreto. Cuando abrí los ojos, estaba lejos de Cable, ahora tenía a Leonardo parado frente a mí... Al verlo tan quieto daba la impresión de no haberse movido en absoluto, pero no fue así: Saltó hacia nosotros y golpeó a Cable en medio del pecho y luego volvió a su lugar. Y su respiración ni siquiera se había agitado.
Cable no cayó, pero me soltó. Leonardo se volvió a verme. Apenas si alzó la voz, pero pude entender perfectamente sus palabras.
.- Sal de aquí.- Dijo.
Leonardo se volvió hacia Cable nuevamente, circundándolo lentamente, con las manos listas a sacar las espadas que guardaba en la espalda. Cable apenas si se movía, lo seguía sólo con la vista...
.- Sal de aquí.- Repitió, con urgencia.
Yo conocía esas palabras, las había escuchado antes. Esa vez, Daniel me pidió que me fuera, pero yo sólo pude quedarme y observar.
Dios... no. Otra vez. Otra vez tengo que ver lo mismo. Mis piernas no quisieron responder, como la vez anterior, sólo podía quedarme y observar.
Como la vez anterior. Exactamente como la vez anterior.
TBC
