12.- CAOS
La mujer le vació la carga completa del arma, a una distancia de menos de cinco metros y avanzando y ninguna bala dio en el blanco. Ninguna.
No puedo decir que esté muy impresionado, aunque eso fue muy útil, me permitió calcular mejor sus habilidades. Y a esta distancia, no es lo único que puedo notar: Esas gafas, oscurecen completamente sus facciones, como si tuviera una sombra permanente en la mitad de la cara. Me pregunto como puede ver con ellas en semejante oscuridad.
Miro por el rabillo del ojo, sería mucho mejor que la mujer saliera de aquí, pero algo le pasó... Sólo está ahí, observándonos, con los ojos abiertos, pálida ¿Por qué no se levanta? Algo pasó con ella...
De pronto, Cable rompe la inmovilidad, abandona su postura pasiva y adopta una de combate. Por fin se acabaron los juegos, pienso. La batalla comienza ahora.
El filo de su espada desfila ante mis ojos a lo que la acomoda para atacar, segundos antes de lanzarla contra mí. Antes de que se acerque demasiado, saco mis espadas, las dos a la vez y luego espero el ataque.
Su primera estocada apunta a mi estomago, la bloqueo con la derecha mientras la hoja izquierda va en busca de su costado. La esquiva en un rápido movimiento, pero su pecho queda expuesto y muevo mi pierna hasta ella… Nunca llegué a hacer contacto con él, en el último instante dio un salto hacia atrás, quedando por completo fuera de mi alcance. Se agachó, enviando una patada a ras del suelo. La veo y la esquivo con una voltereta hacia atrás, mientras vuelvo a poner las espadas en sus fundas cuando aún estoy en el aire. Aterrizo sobre mis manos y de un salto vuelvo a estar en posición frente a mi enemigo, espadas fuera otra vez.
Casi no me dio tiempo, atacó enseguida. Puse mis espadas en cruz frente mi pecho, presionando para librarme de la hoja de su espada, mientras él presionaba en dirección contraria. Finalmente gano en fuerza, pero no por mucho, lo suficiente como para separarme de él unos centímetros y lanzarle una patada. Nuevamente, mi golpe choca contra el aire vacío. A unos metros de mí, se queda inmóvil nuevamente, con la punta de la espada apuntando el piso. La sonrisa sigue ahí, en realidad no la perdió en ningún momento. Espero… Y de pronto habla.
.- Esta es la pelea más larga que he tenido desde hace mucho tiempo.- Dice, con una voz increíblemente profunda, casi gutural. Suena tranquilo, relajado. Toma aire y continua.- Siempre pensé que, en esta ciudad sólo Shredder valía la pena como oponente, pero pasaron los años, y la pelea entre nosotros siempre fue postergada, hasta que un día me enteré de que había caído...
"Que más quisiera yo" Pensé al instante, Shredder era otro maldito que no sabía morir, pero no lo saqué de su error. Cable lanzó una carcajada.
.- Te parecería divertido saber como los llaman en las calles, todas las leyendas que se cuentan sobre ustedes, sobre ti y tus hermanos...
"¿Qué?" Grito en mi mente. Me conoce ¡Nos conoce! Me siento de pronto aterrado ante la idea de este enemigo del que no sabía nada, del que ignoraba su existencia pero él no la mía… Ni la de mis hermanos…
Así como él ¿Cuántos más habrá?
.- Así fue como supe de ti... - Cable hizo una pausa para reír quedamente.- La calle me viene hablando de ti desde hace tiempo. Supongo que ahora entiendes por qué estás aquí ¿No? Esperaba desde hace tiempo llegar a toparme contigo, ver qué tan bueno eras en verdad. Fue una suerte encontrarte así en el muelle... Fue una suerte que te hayas puesto a seguirme la pista, me ahorró toda la tarea de tener que buscarte. Supongo que entiendes ahora por qué estás aquí...
Claro que sí, claro que entiendo. Cuando eres el mejor, todos los imbéciles te quieren quitar el título.
El asesino volvió a ponerse en guardia, y yo me preparé nuevamente. Sin embargo... Algo ocurre a mí alrededor, algo está perturbándonos. Cable alza la mirada, busca alrededor, él también puede sentirlo. Un segundo después, ambos fuimos concientes de lo que ocurría.
Del techo, las paredes, desde las sombras del lugar, de cada rincón, emergieron los encapuchados negros del Pie. Se movieron rápido, en menos de un minuto habían cerrado un círculo alrededor de nosotros, abarcando todo a lo largo de los muros, cubriendo toda posible salida. Menos de un minuto estábamos rodeados.
Miro a mí alrededor, había de todo, el perraje de siempre y la Elite. La Elite, nada menos. Me vuelvo a mirar a mi adversario.
.- Creí que esto iba a ser un uno a uno...- Le grité, molesto.- Pensé que jugabas limpio.
Cable comenzó a retroceder, alejándose de mí, sin dejar de sonreír.
.- Yo no los traje.- Dijo con voz profunda, justo antes de desaparecer en las sombras.
Si le creí o no, poco importaba en ese momento. De un segundo a otro, pasé de estar a punto de enfrentarme con un espadachín a estar rodeado de ninjas del Pie. Por supuesto que ellos no esperaron a que me hiciera a la idea del cambio… De inmediato se me tiraron encima por docena. Me volví a enfrentarlos a la vez que trataba de no perder de vista a Cable, aunque parecía ser que no iría a ninguna parte de momento: Un comandante del Pie acababa de saltar frente a él y habían comenzado a cruzar sus espadas.
De modo que lo atacaban a él también. Interesante. Confuso, pero interesante. Parecía como si todos quisieran un pedazo de Cable, lo que me hizo recordar...
Meza. La había olvidado por completo. Usando sólo mis piernas me deshice de los ninjas que aún me rodeaban. Envíe un par de patadas a sus rostros y pude sentir el crujir de unos huesos antes de darles la espalda e ir en busca de la mujer. La encontré no muy lejos de ahí: Con un tubo de cañería sacado de quién sabe donde, trataba de detener la espada de uno de los ninjas, que la tenia de rodillas en el suelo. Podía ver en su rostro el esfuerzo. Corrí hasta ella y agarré al ninja por el cuello con una mano, con la otra atrapé su muñeca, obligándolo a soltar el arma. La espada cayó al suelo y después cayó él.
Me acerqué a la mujer. Estaba bien, pero se notaba en sus ojos la impresión, parecía estar despertando de un sueño, apenas podía enfocar su vista alrededor. La ayudé a ponerse de pie. Ni se molestó en pedirme explicaciones, recogió su arma del suelo y la cargó con las municiones que traía en su cinturón. Mientras lo hacía, repelí el ataque de otros tres que saltaron sobre nosotros, luego de eso, me volví a buscar a Cable.
Lo encontré, aún luchando con el comandante, sólo que el comandante ya no tenía su máscara, la sangre corría por su cara y la mitad izquierda de su uniforme estaba rasgada a la altura de su hombro, exhibiendo un profundo tajo. Cable estaba tal como lo había dejado antes.
Tomé a la mujer de la mano, acababa de vaciar nuevamente la carga de su arma, seis disparos, seis oponentes menos. Qué bien… Ahora sólo le quedaban los otros cien.
No tenía oportunidad ahí, y yo no podría protegerla todo el tiempo. Por más que deseara quedarme a deshacerme de los del Pie para proseguir mi pelea con Cable, no quería a la mujer muerta. La atraje hacía mí, sin darle tiempo de reaccionar, buscando a mi alrededor alguna forma de salir...
Desgraciadamente, no logramos llegar muy lejos.
Como tenía toda mi atención puesta en Meza, no me percaté de ese grupo del Pie sino hasta que estuvieron sobre mí. Fue sólo cuestión de segundos que me mandaran volando por los aires de un golpe, caí unos cuantos centímetros más allá de donde estaba parada la mujer.
Alcé la cabeza, luchando por volver a enfocar la vista, deseando que mis sesos dejaran de bailar dentro de mi cráneo. Frente a la mujer, dos Elites blandían sus armas…
Jamás lograría llegar a tiempo para impedir que la partieran en dos.
Me puse de pie de un salto, no iba a llegar, por mucho que corriera, estoy casi al lado de ella, pero ellos son tan rápidos como yo. No iba a llegar, antes de siquiera pensar en avanzar, volvieron a caer sobre mí otra docena más de figuras de negro, me volvieron a derribar. No iba a llegar.
Un segundo antes de caer al suelo, desfiló por la esquina de mi ojo la imagen de Cable siendo rodeado por los Elites restantes. Ya no se ve al comandante, debe de estar por ahí, tirado en alguna parte… Al menos logró arrancarle las gafas.
Puedo verlo claramente, incluso desde la distancia en que me encuentro. En el lugar en dónde deberían estar sus ojos, no hay nada. Nada, sólo dos cuencas vacías. No tiene ojos.
Hubiera seguido mirando, pero una lluvia de puños cayó sobre mi rostro. Prácticamente a ciegas, mientras agarraba un brazo y lo lanzaba por encima de mi cabeza, mientras pateaba un estomago y me ponía de pie en medio de una tormenta de cuerpos negros que agarraban mis muñecas, impidiéndome usar las espadas, me pregunté qué diablos estaría ocurriendo. No podía ver a Meza, todos se me tiraban a la vez, impidiéndome llegar a ella. Por un segundo desesperé, realmente no quería muerta a esa mujer, pero no parecía que hubiera mucho que pudiera hacer para impedirlo...
Y eso que aún faltaba la mejor parte.
En medio de la pelea, una de las paredes explotó. No supe de dónde había venido, sólo que el lugar se remeció por completo y que de la pared no quedó nada. Pude advertir perfectamente la conmoción en todos, la sorpresa fue general y hasta los que me atacaban se relajaron por un segundo. Por mi parte, traté de no parar a cuestionarme sobre qué demonios acababa de pasar; la pausa era una ventaja si no me quedaba paralizado como un estúpido.
Pero los ninjas no tenían idea de qué había ocurrido, la explosión los había tomado tan por sorpresa como a mí... Sólo que yo logré reaccionar con más rapidez. El derrumbe me estaba mostrando la salida que buscaba.
Corrí hacia los restos de la pared, salté sobre una montaña de escombros y fierros retorcidos, poniéndome por encima de mis enemigos. Algunos saltaron tras de mí al instante, los otros se confundieron al escuchar los primeros disparos. Otros, la mayoría, cayeron cuando fueron alcanzados por esos disparos.
Disparos… Lo que le faltaba a esa salsa. Ahí se quedaba la salida que buscaba, no podría salir por ahí si seguían lloviendo balas de esa manera. No me molesté en averiguar de dónde ni de quién provenían, corrí a refugiarme buscando a Meza con la mirada a la vez que eludía encapuchados del Pie, aunque sólo algunos querían pelear, los demás querían huir...
Estaban disparando a granel, daba lo mismo a quién le acertaran. Recién entonces descubrí que tras el muro que acababa de caer, estaban emergiendo grupos de hombres armados con cosas que si no eran lanzamisiles, estaban muy cerca de serlo: Los ninjas caían a puñados antes de poder acercárseles demasiado, sólo unos pocos lograban esquivar los proyectiles y llegar hasta ellos.
Maldita sea. De pronto estaba atrapado entre tres flancos, todos apuntando a todos.
Encontré a Meza arrastrándose para salir de debajo de un contundente trozo de concreto que le tenía atrapada las piernas, tratando de alcanzar una automática que había quedado ahí después de que un ninja le pasara cuchillo a su dueño. Junto con sus piernas, el trozo de concreto había aplastado a los dos Elites que segundos atrás habían estado a punto de arrancarle la cabeza. Ahora apenas si podía verse de ellos un trozo de tela roja de su uniforme.
Qué suerte tenía esa mujer.
Meza logró llegar al arma a tiempo para descargarla en dos de los tres atacantes que se lanzaron sobre ella. Yo me encargué del tercero. Finalmente había podido llegar hasta ella: me incliné a su lado, tratando de recuperar el aliento.
.- Tenemos que irnos.- Le dije.
.- Eso es una obviedad.- Responde.
Que lindo que a pesar de éste desastre aún conserve su maldito sarcasmo. La tomo por el codo y comienzo a ponerla en pie, rogando por que no se hubiera roto nada… Se tambalea, pero parece que se sostiene.
Aún sin mirar, sé exactamente el desastre que está quedando a mí alrededor. Tal vez estaba siendo un poco iluso al creer que podíamos salir fácilmente de ahí, la confusión a mí alrededor era total. Los tipos de las ametralladoras disparaban a cualquier cosa de negro; los ninjas del Pie trataban de reagruparse, corriendo en todas direcciones, ya fuera atacando a los de las armas o atacándonos cuando en su carrera se topaban con nosotros. Por nuestra parte, tratábamos de deshacernos de los del Pie y de esquivar las balas, y de paso, no perder de vista a Cable.
Tenía a Alíne de la muñeca, sin soltarla; ella se dejaba llevar, disparando con la mano libre. Podía ver en sus ojos el aturdimiento, no tenía la menor idea de lo que estaba pasando y sólo quería salir de ahí. Me miró a los ojos, no hacía falta ni una palabra más, confiaba en mí para sacarla de ahí. Muy policía sería, pero jamás había estado sola en medio de un desastre como ese. Yo he estado en unos cuantos…
Corrimos tras unos escombros, apoyando nuestras espaldas tras unos desconchones de concreto dejados por la explosión. Sólo en ese momento fui conciente de los gritos, de las detonaciones de las armas, de las órdenes que los hombres se gritaban entre sí. Era tan ensordecedor que apenas si podía escuchar mi propia respiración, los ruidos vibraban en mi pecho y hacían retumbar las paredes.
Presté mayor atención.
Acababa de escuchar a los del Pie gritándose entre sí, a la vez que corrían para esquivar las balas. El comandante había caído. La Elite había caído. Los que quedaban gritaban pidiendo instrucciones, nadie respondía.
En medio de su desesperación, volvieron a disgregarse entre la creciente lluvia de balas… Y a pesar de todo eso, en lo único en lo que podía pensar era en que Cable había logrado vencer a sus oponentes y que aún estaba vivo. Que aún teníamos una pelea pendiente...
Miré a la mujer, trataba de cubrirse la cabeza con la mano con la que sostenía el arma, en un vano intento por protegerse del ruido de las detonaciones. Vi algo más por la esquina del ojo... La tomé por la cintura y me la puse al hombro cual costal, justo a tiempo para salir de la línea de fuego: Tras de mí, los desconchones y restos volaban en mil pedazos. La onda expansiva de la explosión nos dio mayor impulso y nuestros cuerpos volaron sin control varios metros más allá.
Cuando por fin me estrellé contra el suelo, descubrí que había perdido a la mujer. Con la cabeza revuelta miré a mí alrededor tratando de encontrarla. De paso pude ver qué era lo que nos había mandado volando hasta ahí: Los sujetos de las armas habían traído más armamento. Jamás había visto algo así, unas especies de metralletas que lanzaban millones de proyectiles a una velocidad sorprendente; otras cosas como cañones que lanzaban pequeños mísiles... Descubrí que otras de las paredes había caído y parte del techo también, sepultando a varios de los del Pie. Desde donde estaba podía observar el cielo nocturno a través de los hoyos en el techo.
Un espadachín vino corriendo hacía mí, apenas dándome tiempo de dar una voltereta hacia atrás y esquivarlo. Me deshice de la espada y luego de su dueño. Miré a mí alrededor, agradeciendo que mis espadas no hubieran caído tan fuera de mi alcance. Las recuperé del piso y las usé para repeler una lluvia de balas dirigidas a mí.
Era una verdadera batalla campal y no tenía intenciones de detenerse, era más fácil que el edificio se cayese primero.
Sentí una nueva explosión desde algún lugar cercano, seguido por el olor a humo y a fuego. Tal vez no fuera una posibilidad tan distante, después de todo… Logré librarme de atacantes por un segundo, pero aún no podía encontrar a Meza. Maldición.
Era hora de enfrentar la realidad, no podía con eso yo solo... Saco mi teléfono del cinturón, llamo y espero. Espero… Después de lo que aparece una eternidad, la voz de Don sale del otro lado.
.- ¡Leo! ¿Dónde estás? ¡Dios mío! ¿Qué son esos ruidos? ¿Qué...?
Ni siquiera me dio tiempo de pedirle que se callara y me escuchara. El teléfono salió volando de mis manos y fue a estrellarse contra una columna de concreto donde estalló en un haz de circuitos y partes. Todavía estaba viéndolo morir, cuando tuve que repeler un ataque a mi espalda. Debía ser uno de los hombres armados, porque no volvió a levantarse del suelo. Son fáciles de vencer cuando no tienen un arma en las manos…
Pero ahí se iba mi posibilidad de pedir refuerzos.
Fue saltando para esquivar otra ráfaga de proyectiles que encontré a Alíne... y a Cable. Ambos, en medio del despelote; ella de rodillas frente a él; él de pie, mirándola. Meza estaba ahí, lánguida, con los brazos colgando a los lados, sin ninguna fuerza; la mano que sostenía el arma entreabierta, como hipnotizada. Por un momento temí lo peor, esperaba ver la espada de Cable atravesando su cuerpo de un segundo a otro… Pero no fue así.
La mano derecha de Cable sostenía su espada, apuntando hacia el suelo. Con la otra mano acariciaba la mejilla de la mujer.
¿Qué demonios estaba pasando?
Corrí hacia ellos, las espadas listas, Cable se dio cuenta de mí mucho antes de que estuviera siquiera cerca, dio un saltó hacia atrás, tan ligero que pareció flotar. Aún en el aire, volvió la cabeza hacia mí e hizo una reverencia, inclinando la punta de su sombrero en mi dirección… Segundos después, su figura se perdía entre el montón de siluetas negras que corrían en distintas direcciones.
Me resigno a la idea de perderlo y me arrodillo junto a la mujer. Sus ojos siguen mirando en la misma dirección, como si Cable todavía estuviera ahí. La observo con detención, los ojos abiertos de par en par, las pupilas contraídas, pálida como una calavera… De pronto vuelve su cabeza hacía mí, lentamente.
Sus ojos miran en mi dirección, pero es obvio que no me están viendo a mí. Están perdidos en un sitio muy distante... De alguna forma consigo escuchar su voz por sobre las detonaciones, estallidos, gritos...
.- ¿Dani?
Es obvio que algo había pasado en su cabeza, un shock o algo así. Iba a ponerla en pie cuando de pronto toma mis hombros y los sostiene con fuerza.
.- No te preocupes, todo estará bien… Te protegeré...
Por algunos segundos, sólo soy capaz de mirarla, sin comprender, luego tomo sus muñecas y aparto sus manos de mí.
.- Despierta de una vez. Tenemos que irnos.- Grito.- Este lugar está por venirse abajo.
Se me queda mirando, con la misma expresión perdida, hasta que su mirada se vuelve hacia algo a uno de mis costados. La sigo y me encuentro con un ojo grande, redondo y metálico apuntando justo en mi dirección.
Sentí con claridad el sonido del arma preparándose para disparar y estaba por tomar a la mujer para apartarnos de la zona de disparo, pero por alguna razón, ella decidió soltarse de mis manos, saltar sobre mí y abrazarme, enterrando su rostro en el hueco entre mi cuello y mi cabeza, interponiéndose entre mi cuerpo y el cañón del arma. La miro con los ojos desorbitados.
¿Qué está haciendo? ¿Qué demonios está haciendo?
Siento el disparo cuando todavía tengo a la mujer encima de mí... Meza tuvo el tiempo justo para levantar la cabeza y mirarme a los ojos… Todavía me miraba cuando las balas hicieron impacto en su espalda. Su cuerpo se estremeció en dos grandes espasmos, uno por cada bala atrapada por su cuerpo. Dejo de mirarla por un segundo, lo suficiente como para lanzarle una de las espadas en medio del pecho al tirador y luego vuelvo a ella. Ni siquiera estaba mirando cuando el otro sujeto rodó por el suelo.
La cabeza de la mujer cayó sobre mi hombro, sus brazos perdieron fuerza y se deslizaron sin resistencia por mis costados, sus rodillas se doblaron y comenzó a caer. La sujeté por los hombros, tratando de hacer que me mirara... Grité su nombre y tras algunos intentos logró abrir un poco los ojos.
.- Eso, mantente despierta...- Le susurré.
Con esfuerzo, trató de enfocar su mirada en mí. Me sonrió temblorosa… Yo no hago más que sostenerla en los brazos, pensando en como voy a sacarla de aquí, pensando en que tan mal puede estar...
.- Todo va a estar bien... – Balbuceó, su voz era apenas un susurro.- Dani...
Sus ojos se cerraron de golpe. La sacudí, le grité, pero no logré reanimarla. Aún estaba mirándola cuando sentí un rumor a mí alrededor. Alcé la vista. Las paredes, lo que quedaba de ellas, se estremecieron, los pilares de metal oxidado comenzaron a doblarse. Mis ojos se llenaron del fino polvillo que se deslizaba de los muros, anunciando desde ya el desastre final. Me incliné sobre la mujer, protegiendo su cabeza con una de mis manos, manteniendo el resto de su cuerpo cubierto por el mío.
Tengo el tiempo justo de preguntarme de cuánto peso será capaz de protegerme el caparazón cuando los primeros pedazos de concreto me golpean y todo a mí alrededor se va a negro.
TBC
