Los últimos rojos del cielo están muriendo. Las estrellas, aun insípidas, tratan de brillar. Hoy hay algo diferente en ellas. Esperaba que tuviéramos más tiempo. Tal vez. Todavía no se ha dado la señal.

"¿Acaso necesitamos una señal?"

Volteo para verte avanzando hacia mí. Una sonrisa quiere jugar en tu rostro pero la rechazas. A veces creo que te divierte esconder tu cosmos. "Shaka".

"Caballero de Aries." Te sientas junto a mí y levantas tu rostro hacia los astros. Examino los perpetuos velos sobre tus ojos, y comienzo a relajarme, como si tu sola presencia me obligara a hacerlo. "Constelaciones ya muertas brillan esta noche".

Tu voz rompe con mis pensamientos y por primera vez me pregunto la razón de tu visita "¿Ha dado Atena alguna orden?"

Niegas imperceptiblemente "La Diosa no se ha dirigido a sus caballeros", asiento. Minutos pasan a nuestro lado mientras el silencio nos hace compañía. "Debo regresar al Templo de Virgo"; te oyes cansado. ¿Qué sabes Shaka, que te hace sonar así¿Acaso hemos de perder esta batalla?

Te pones de pie y sin pensarlo hago lo mismo. "Podemos defender la entrada al Santuario juntos" sugiero dando un paso hacia ti.

"Mu", tu voz llega tan suave y triste a mis oídos que me es imposible ignorar lo que hay en ella. Vienes a despedirte.

"Shaka"

Tu cabeza niega mi demanda, llenas la distancia entre nosotros y, antes de que pueda agregar algo más, mi rostro está en tus manos y tus labios descienden sobre los míos en un beso que grita a ti; tranquilo, firme …maravilloso.

"Mi papel en esta guerra es otro, estoy listo, no me arrepiento. No lo hagas tú", tus ojos, descubiertos, me miran con la misma tristeza con la que tu voz me hablo. La sonrisa ha regresado a tu boca y esta vez la dejas quedarse; no puedo evitar pensar que yo la he puesto ahí.

Sin esperar mi reacción alejas tu mano de mi mejilla y emprendes el camino hacia tu templo. Por un momento quiero olvidarme de la guerra y seguir tus pasos. No lo hago. Ambos sabemos que no tiene caso. Sólo puedo ver como te alejas entre la oscuridad de mi casa.

No puedo cumplir lo que me pides. Me arrepiento. ¿Por qué hasta ahora, Shaka?