Caminaba por una vereda franqueada por enormes hoyas, oyameles y encinos, el suelo tenían una pequeña capa de pasto verde y amarillo y en ciertas partes estaba cubierto por la hojarasca y el follaje que desprendían los árboles. Era largo y muy amplio, miro hacia atrás, no lograba ver el inicio del sendero; miro hacia delante el final estaba difuso y no se alcanzaba apreciar muy bien; miro hacia arriba, los árboles eran tan altos que era imposible ver el cielo, mas sin embargo el sol que se filtraba entre el follaje era suficiente para poder ver claramente como si estuviera cubierto por una lona dando un aspecto misterioso e interesante pero a la vez hermoso y siniestro.
Siguió avanzando por unos minutos, notando como la luz disminuía, no podía ver si era por que anochecía o por que la vegetación era más densa. Pero un sonido atronador, despejo sus duda; todo se oscureció y un trueno resonó en el ambiente, una tempestuosa tormenta se desato, corrió lo mas rápido que sus piernas le permitieron. Llego a un punto en el que la lluvia era simplemente pequeñas gotas, siguió avanzando más despacio, la lluvia había cesado. Avanzo un buen trecho, parecía que la tormenta había quedado atrás, y se respiraba una calma inusitada para después de una tormenta de esa magnitud. Sin previo aviso, un viento huracanado azoto las copas de los árboles como si quisiera arrancarlos del suelo, truenos y relámpagos inundaban el entorno.
La lluvia se desato golpeando fuertemente contra todo, grandes gotas le golpeaban la cara, la espada y los brazos al tratar de protegerse un poco. Corrió con más ganas, pronto vislumbro un pequeño refugio. Salvo la distancia que le faltaba y se refugio con ansia en el mísero cobertizo de madera y cartón, parecía que había sido construido hacia tiempo.
Observo alrededor buscado, pero sin encontrar, pronto se dio cuenta que no era la única persona dentro del cobertizo.
Le costo un poco acostumbrarse a la oscuridad que reinaba en el pequeño refugio, los relámpagos iluminaban ocasionalmente el interior, pudo observar pequeños montones de hojarasca donde supuso serian el refugio de distintos animales; había también maderas en que servían de bancos para los viajeros, periódicos, cosas que servían en caso de encontrarse en su situación.
En el rincón mas alejado pudo distinguir la silueta de una persona, se encontraba sentada y recargada contra la pared, cubría algo con una tela oscura, se acerco un poco para tratar de averiguar donde se encontraba. La figura que estaba un poco encorvada, resulto ser una anciana, cuidaba con mucho afán, que lo que traía en el regazo cubierto por la tela, no fuera descubierto.
Se acerco cautelosa, mirando a la mujer con un poco de desconfianza, la miro insistentemente tratando que la mirara para poder preguntarle algunas cosas. La anciana subió la mirada, pero no la vio a ella, sus ojos se abrieron con sorpresa, para después mirar su regazo, y volver a subir la vista mirando con ojos desorbitados hacia un punto por encima de su hombro con los ojos llorosos.
Intrigada por la actitud de la mujer, se giro para ver que era lo que la había puesto; para su sorpresa la lluvia se había detenido tan súbitamente como había empezado, o eso pensaba ella, ya que no se dio cuenta cuando fue que dejo se llover.
Volvió su vista ala mujer que entonces abrazaba con ansias es bulto que antes reposaba en su regazo. Aprecia en estado de shock, quiso ir a preguntarle que sucedía, y tratar de ayudarle, pero algo dentro de ella, le dijo que saliera del lugar, miro hacia fuera, el sol había salido, algo la llamaba, miro nuevamente a la mujer, estaba llorando, la miro si entender, dio un paso hacia ella, pero luego desistió tenía que ir afuera, la curiosidad podía mas que ella.
Salio del cobertizo para encontrarse con algo extraño, había calma, pero no como la anterior, ésta era un poco alegre, miro a su alrededor, estaba en un cruce de caminos, pero no uno común, estaba el camino que la guiaba hacia atrás, por donde había llegado, pero estaba truncado, y no se podía ver muy bien, tal vez solo unos cuantos metros a lo mucho, otro se dirigía hacia un pequeño lago de aguas cristalinas, que sin embargo le dio desconfianza, un tercer camino era la entrada a un espeso bosque, a donde escasamente entraba luz filtrada entre el follaje. Y por ultimo había un cuarto camino que era un sendero igual al que había recorrido en antaño, idéntico, lo que podía significar que era la continuación del camino, se acerco y vislumbro los primeros metros del camino, parecía como si a cada paso este se aclarara más.
Decidió tomar el sendero, era el que le sentía debía seguir, oyó pasos tras de ella, se volvió y encontró a la anciana caminando hacia un pequeño camino que no había notado pero que era paralelo al sendero.
Se sorprendió de la rapidez con que la mujer caminaba, parecía apurada; le llevaba buena ventaja, pero corrió para alcanzarla.
Espere – grito, pero la anciana no se detuvo.
Espere – volvió a gritar, la anciana se detuvo pero no se volvió hacia ella.
Creí que no…. – la mujer se había volteado.
Tenia las manos y ropa manchada de sangre, la tela que parecía oscura en la cabaña, era en las orillas de color blanco pero en el centro estaba totalmente empapada de sangre, que salía del bulto que envolvían y que con tanto cuidado protegía.
Ella dio dos pasos hacia atrás, horrorizada y sorprendida, con los ojos abiertos como platos y una expresión de incredulidad en el rostro indefinible; la mujer descubrió lentamente el bulto, donde se hallaban cuatro hermosas aves, con los plumajes de vivos colores que habían dejado de brillar, señal inequívoca de que estaba muertos; su pecho estaba totalmente ensangrentado.
Su mirada se encontró con la de la mujer, trato de hablar pero las palabras no le salían, estaba asustada, impresionada, se dio cuenta de que temblaba, y se horrorizo al ver sonreír a la mujer al entender su expresión.
Volvió su vista hacia los animales muertos y sin salir de su asombro volvió a mirar a la mujer, su sonrisa se había vuelto triste y también miraba a las aves. Sus mirada se volvieron a encontrar y ella sintió un escalofrió, e instintivamente se alejo de la mujer.
Camino hacia atrás hacia el nuevo sendero, sin despegar su vista de la anciana, quien cubrió a las cuatro aves y se quedo parada viéndola alejarse. Por fin había entendido de quien se trataba.
La anciana sonrió nuevamente, y en un suave susurro dijo:
Ya es tiempo….. pronto llegara la hora –
Se volteo y empezó a correr, sin embargo el viento llevo las palabras de la mujer hasta ella como si estuvieran frente a frente haciendo que la sangre se le helara, volteo para ver hacia a tras, temiendo que la mujer se hallara cerca, y nuevamente escucho las palabras tan claras como recién dichas, dio varios pasos hacia atrás negando lentamente con la cabeza, volteo y dio varios pasos en la oscuridad, de pronto sintió que caía:
Despertó sobresalta sobre su cama, bañada en sudor, respirando agitadamente, tratando de explicarse que demonios había significado lo que había soñado, acaso nunca había perdido el don……
