El sol parecería mucho, pero mucho más luminoso aquella mañana.

La mente de Hermione la previno de la cruda terrible que se avecinaba; y el primer pensamiento que tomó forma en su apenas desperezada conciencia fue el que no había cerrado alguna cortina, y por la brisa que empezaba a sentir en la cara, era seguro que estaría cerca de una ventana.

Pero los rayos de sol no hicieron el brusco efecto que ella esperaba.

Al contrario, el ambiente le era perfecto...claro, lo perfecto que podría ser para alguien con la primer resaca de alcaloides.

De no ser por las arcadas que subían y bajaban por su esófago, habría podido creer que seguía soñando.

Y quería seguir soñando.

Porque su sueño había sido maravilloso.

Soñaba que corría en un enorme parque de diversiones de la mano de Harry. Soñaba que subía a la montaña rusa y al carrusel y se mareaba de pura felicidad. Soñaba que Harry la levantaba en vilo, y daba vueltas con ella por el parque que se volvía a ratos el Gran Comedor de Hogwarts, preparado para su Baile de Graduación.

Soñaba que caía con un Harry de diecisiete años sobre un edredón de plumas blancas como la nieve, y que reía sin parar mientras él le quitaba copos de heladas y azucaradas motas del cabello.

Pero el sueño acabó pronto.

NO estaba en un parque.

NO estaba en Hogwarts, ni en el Gran Comedor, ni en un albo colchón de plumas.

Y por supuesto NO estaba con Harry.

Pero en su adormecida y confundida cabeza, las imágenes de un Harry no de diecisiete años, sino de veintitrés, se le presentaban constantemente.

Y él no reía, sino que la miraba con resentimiento.

Y tampoco la tomaba en brazos para dar vueltas y vueltas, sino que...sino que...sino que ¿qué? No tenía idea, pero la sensación de haber estado en aquellos brazos fuertes y tiernos a la vez, no la dejaba en paz.

Apretó los párpados. La pesadez del sueño la estaba abandonando, y con ella la feliz inconciencia que la acompaña.

Pero lo que si volvía, todavía con renuencia, eran los recuerdos de la noche pasada.

Sabía que tendría resaca, lo sabía porque tenía la noción de haber estado tomando más de la cuenta.

Sabía que había estado tomando para olvidar...

Pero no sabía que había pasado después.

Se movió lo más lentamente que pudo, tratando de llevarse la mano a la cabeza.

Tratando de recordar.

Alguien había llamado a la puerta.

¿Un vecino molesto?

No...

¿Un compañero del trabajo, un vendedor ambulante?

No...

No había sido eso.

Hermione empezaba a tener una ligera sensación de malestar que no tenía algo que ver con su flamante cruda.

Era algo parecido a la...¿culpa?

No...

¡En absoluto!

¿Por qué iba a sentirse culpable?

Eso era casi absurdo.

Pero si... ahí estaba ese ligero sentimiento. Era culpa. Y era una culpa provocada por...¿algún recuerdo?

Un recuerdo, si. Eso tenia que ser. Porque en su cabeza iban y venían imágenes de los ojos de Harry mirándola de muchas maneras.

Y también estaba el asunto de la voz.

Escuchaba la voz de Harry, tal vez un poco más grave, pero era la voz de Harry.

La llamaba preocupado, como si ella estuviera en alguna situación peligrosa. Y después empezaba a decir cosas sin sentido, reprochándole el ser una vana sin corazón o algo así.

Aquel recuerdo le hizo sentir náuseas de nuevo

Se levantó con esfuerzo supremo, sentándose en la cama sin abrir los ojos, tratando de acomodar los cientos de fragmentos que su mente parecía bombardearle sin piedad.

Visos de lucidez, le indicaron al sentir la muelle tibieza sobre la que se hallaba, que estaba en su cama. ¿Cómo diablos llego ahí? Ni siquiera intento recordarlo, sabía que solo le dolería más la cabeza.

Gimió de nuevo y se ordenó encarar la realidad. Así que abrió los ojos lentamente, tratando de cuidarse de que la luz no le agravara el estado en que se encontraba.

Pero nada pudo prevenirla para lo que vio frente a ella cuando tuvo la visión clara.

Y aquélla realidad la aterrorizó más que cualquier otra cosa sobre la tierra,

Frente a ella, sentado en el silloncito que tenía en su habitación, la miraba desde la penumbra de las cortinas cerradas, su amigo, antiguo novio y amor de su vida; Harry Potter.

Parpadeo tratando de despertar. Pero no, estaba bien despierta, a que se hacía la tonta. No era un sueño.

¿Qué podía decirle?

¿Un hola?

Muy soso.

¿Una explicación detallada de porque la había encontrado en aquel estado?

Muy desesperado

Un ¿qué haces aquí?

Muy grosero.

¿Mareada?-

Pues la cuestión fue resulta por el mismo Harry, que seguía sin moverse, con una mano sosteniendo su barbilla, respaldándose en el brazo del sillón, y la otra manteniendo la cortina cerrada, porque se había roto.

Hermione razonó los hechos con una profundidad ridícula, dadas las circunstancias. ¿Por qué se había roto el cortinero¿por qué Harry lo sostenía con cuidado, protegiéndola de la luz resplandeciente del sol¿por qué rayos Harry estaba en su habitación mirando su resaca y preguntándole si estaba mareada como si se hubieran visto el día anterior?

¿Qué diantre había pasado?

Un poco- Acertó a responder, tratando de ordenar sus ideas.

Bien...te prepararé un café-

Gracias. Espera un momento, no tienes por qué...es decir...tú...yo...-

No agradezcas. Te prepararé un café y después hablaremos; tú y yo-

El tono de su voz la dejó sin réplica. Cuando él se levantó y soltó la cortina, se interpuso entre ella y la luz que bañó la habitación a raudales. La miró desde su altura, que era bastante si tomamos en cuenta lo que había crecido y el hecho de que ella estaba sentada y sintiéndose muy pequeñita.

Te aconsejo que te des un baño, creo que lo necesitas-

Y salió sin más, haciéndola parpadear herida por la luminosidad. Dejándola con la sensación que era una idiota borracha perdida a punto de llorar de impotencia.

Hola!

Lamento sinceramente despegarme tanto de escribir, que es mi gran pasion. Pero a veces creo que no me queda tiempo

para hacer algo mio.

Muy lento ¿cierto? gracias por sus reviews. En el proximo espero poder contestarles ¡en serio! y tambien prometo

que habrá más dialogo.