¡Holitas!

Aquí traigo el capítulo 5, donde por fin muchas de vuestras dudas quedarán despejadas. Tengo que decir, que realmente AMO este capítulo, cuando lo leáis entenderéis por qué.

Espero que os guste tanto como a mi.

Ah, tengo que decir que por no se qué extraña razón, los capítulos anteriores quedaron en un formato un tanto extraño. No entiendo por qué, porque está escrito igual que el resto de mis ff y los otros salieron bien. Espero que esta vez salga correcto.

Y como siempre, espero vuestras opiniones.

She's a flower she's a rose
Wonderful when she's close
But you'll see, don't say I didn't warn you
Every rose has its thorn
She poisoned me like a virus
Her love is running through my veins
She is extremely contagious
All boys will get the same
Blood red lips, lovely smile
But behind something hides
You will feel, late at night
Razorteeth take a bite
Memories bother me
She comes back haunting me
If I could meet her once again
I'd do it all 'til the end

(Jay Jay Johanson- Poison)

Capítulo 5: El motivo

Las semanas pasaron y la situación entre April y Snape no mejoraba sino que cada vez iba a peor en una especie de guerra personal entre ellos. El profesor ideaba una y otra vez formas de provocar un castigo para la chica, pero ella siempre conseguía salirse con la suya. Podría haber sido muy sencillo el castigarla sin más, pero Snape sabía donde estaba el límite de la injusticia y April realmente lograba salir de las situaciones en las que la ponía sin hacer nada que mereciera un castigo.

Como un día en que Marianne entró en la habitación de las chicas y vio un humo denso que salía por entre las rendijas del baño. Preocupada por si su amiga pudiera estar en peligro, trató de abrir la puerta de todas las formas posibles, pero no pudo.

'¿April¿estás ahí¿me oyes, estás bien?' gritó la chica desesperada.

April no contestaba, sino que estaba sentada contemplando su último desastre con gran preocupación. Normalmente, Snape siempre acudía a deshacer los entuertos en los que ella misma se metía, pero tenía miedo de que esta vez la dejara hecha un monstruo.

Porque la imagen de April era monstruosa. Experimentando con las pociones curativas y utilizando su amplio conocimiento sobre otro tipo de pociones, había inventado una basada en la poción multijugos. Creía que por fin encontraría la solución ya que otras variantes anteriores que había probado habían dado cierto resultado. Pero no había funcionado. Ahora se encontraba mirándose al espejo con media April saliendo de su costado a modo de hermana siamesa.

'O abres la puerta o avisaré a Dumbledore.' amenazó finalmente Marianne.

April no tuvo más remedio que abrir la puerta con resignación. Dumbledore no podía enterarse de lo que había hecho o la mandaría a la enfermería o incluso peor, a San Mungo.

Al verla, Marianne gritó espantada, y sin darle tiempo a decir nada salió corriendo a avisar a Snape como otras tantas veces había tenido que hacer. Cuando la chica llegó al despacho del profesor y le contó lo sucedido, éste no se mostró muy dispuesto a colaborar.

'Supongo que Nuwen ya habrá inventado un remedio para eso.' dijo Snape.

'No, profesor, no es un simple chamuscado o una erupción cutánea ¡tiene a una siamesa pegada a ella!' dijo Marianne intentado que se diera cuenta de la gravedad.

Aquello ya era otra cosa, y Snape no pudo hacer otra cosa que acompañar a la chica en busca de April. Al llegar a la habitación sentía deseos de decirle que se merecía quedarse así para siempre, por estúpida, que no pensaba volver a ayudarle nunca más, que le había decepcionado y le había hecho sentir frustrado, pero en el fondo de su dolido corazón sabía que no sería capaz.

'Creo que debería ir a la enfermería, profesor. Además, April cada vez está enferma con más frecuencia y…' comenzó a decir Marianne.

'Señorita Ling, usted no es quien decide y Nuwen no irá a ninguna enfermería.' respondió Snape.

Marianne se quedó un poco cortada. No entendía por qué no la mandaban a la enfermería. Independientemente de la desastrosa poción de ese día, April, que siempre había sido delicada de salud, parecía que últimamente estaba peor, hasta el punto de tener que perderse clases y quedarse en cama. Sabía que su amiga trataba de buscar un remedio para eso pero ¿qué malo tenía ir a que le hicieran un reconocimiento? Seguro que ya existía un remedio para lo que su amiga tuviera.

En cuanto Snape vio a April se dio cuenta de que lo mejor sería llevarla a San Mungo, pero April no podía ir a San Mungo… Y su dolida conciencia no podía permitir que se quedara así. April sintió un gran alivio cuando el profesor comenzó a preguntarle exactamente qué tipo de poción había hecho para poder averiguar lo que había salido mal.

Fueron un par de días los que April estuvo encerrada en la habitación sin salir para nada. Un par de días en los que Snape trabajaba sin descanso en buscar la solución al problema de la chica, hasta que finalmente una complicada poción y unos cuantos hechizos consiguieron devolver a April a su apariencia normal.

Las veces que fue a verla, Snape no le dirigió ni una sola palabra fuera de lo estrictamente necesario, y el hecho de que al final hubiera accedido a ayudarla hizo que la chica sintiera la vana ilusión de que todo se habría solucionado entre ellos.

No fue así, pero días después, sin formar parte de ninguno de los planes de Snape por castigarla, se encontró con que April era llevada a su despacho. Filch la había encontrado de camino a la torre de Astronomía, donde April volvía a preparar de nuevo una poción que necesitaba de la luz de la luna durante tres noches.

'Profesor, he encontrado a esta alumna merodeando camino de la torre de Astronomía' dijo Filch con maligna satisfacción esperando a que el profesor le dijera el castigo que iba a imponerle a April.

'¿Nuwen?' preguntó Snape fingiendo sorpresa.

'La torre de Astronomía se ha convertido en el nuevo lugar escogido por las parejas de enamorados, lo tengo bien vigilado y seguro que Nuwen iba a encontrarse allí con su romeo.' dijo Filch con cara de asco.

'¡Eso no es verdad!' exclamó April sorprendida por la acusación.

La chica miró al suelo un poco asustada. Las cosas entre ella y Snape ya estaban bastante tensas de por sí para que encima la cogieran deambulando por ahí.

'Está bien, Argus, puedes marcharte' dijo ante la decepción del conserje, y luego fijó sus negros ojos en April 'Creo que la señorita Nuwen me debe unas cuantas explicaciones.'

En cuanto Filch cerró la puerta del despacho, Snape se levantó de su silla y se acercó unos cuantos pasos hacia la chica, que preparaba mentalmente una excusa creíble.

'Siéntate.' ordenó Snape.

April se sentó en la silla que había frente al escritorio. La expresión de Snape era de lo más seria pero su voz le había parecido... ¿triste? La habitación estaba a oscuras, exceptuando varias velas sobre el escritorio. Snape caminaba en círculos detrás de la silla donde ella estaba sentada, en silencio, como si pensara cuidadosamente lo que iba a decir. April no volvía la vista, miraba alternativamente la luz de las velas y el suelo. No tenía el valor suficiente como para preguntarle todas las dudas que la asaltaban desde que había comenzado el curso.

'¿Por qué tu? Eres sólo una niña' consiguió decir por fin, pero aún caminando detrás de su silla. Era más fácil empezar sin mirar aquellos ojos azules y su cara inocente.

April miró su sombra, que se proyectaba en la pared, caminando nervioso de un lado al otro de la habitación. No sabía qué contestar, se sintió mal sólo de pensar que por alguna extraña razón él se sintiera dolido. Ahora creía entender el motivo del cambio de actitud de Snape hacia ella, pero… ella había pensado en que se sentiría orgulloso, no que la despreciaría como lo había hecho desde que comenzó el curso.

'No parece que ser o no una niña importe ¿no?' contestó ella, intentando que sus palabras parecieran seguras y no delatara su voz la confusión en la que se encontraba.

'¿Eres consciente de lo que has decidido¿Sabes que tu vida cambiará por completo¿Que no hay vuelta a atrás?' la voz de Snape revelaba desesperación.

'Sí, lo estoy. Lo decidí por mi misma, nadie me obligó, si es lo que está pensando, profesor.' dijo April, que empezaba a alterarse.

Snape volvió al escritorio, sin sentarse, agachándose hasta la altura de los ojos de April, escrutándola con la mirada, como si quisiera entrar en su mente y averiguar qué era lo que le pasaba. Podría hacerlo, pero no lo hizo por respeto, su conciencia no le dejaba, leer los pensamientos de April sin su consentimiento le resultaba algo parecido a la violación.

'No me vas a decir por qué ¿verdad?' aquellas palabras sonaban a orden.

'No hay nada que decir' dijo ella tajantemente apartando la mirada.

'Entiendo que te sientes sola, sin nadie a tu lado, pero esa no es la solución' él lo sabía muy bien, comprendía la soledad y la falta de cariño en la que April había crecido, y podía llegar a entender... Ella era igual que él.

April empezaba a sentirse mal realmente.

'¡Soy una superviviente! No he necesitado la ayuda de nadie en toda mi vida. Si he decidido esto es porque sé que estoy lo suficientemente capacitada para afrontarlo' dijo April, alzando la voz, como si elevando el volumen facilitara que Snape la comprendiera.

Aquellos ojos azules se empezaron a llenar de lágrimas. No quería más interrogatorios, sólo que él la apoyara. Había pensado que se alegraría de su decisión, y que el peculiar vínculo que les unía se haría más estrecho. Pero desde que había empezado el curso parecía que todo aquello que alguna vez hubo se había desvanecido. Le daba miedo que le diera la espalda porque sabía que no llegaría a ninguna parte sin su ayuda.

Todos aquellos pensamientos estallaron en el interior de April, que rompió a llorar desconsoladamente.

'No me abandones' logró decir April entre lágrimas. Había olvidado hablarle de usted, o llamarle profesor. Era su corazón el que hablaba, y éste no entiende de formalismos. 'Aunque me haga la valiente sabes que esto es nuevo para mí, necesito que me ayudes.'

Snape estaba furioso con ella, se había descargado regañándole e intentando castigarla sin motivo. Pero ahora ya era demasiado tarde y, aquella niña que le había recordado lo que era sentir cariño por alguien, lloraba frente a él, como nunca antes lo había hecho, pidiéndole que no la dejara sola.

'No llores, April' dijo Snape, intentando que se tranquilizara.

La chica alzó sus ojos bañados en lágrimas, al oír que la llamaba por su nombre. El profesor fue hacia ella y con la mano secó su rostro mojado, la tomó de la manga de la túnica para que se levantara.

'No te voy a dejar sola. Esto es sólo el principio, llegarán momentos difíciles, pero quiero que sepas que voy a estar aquí siempre.' le dijo mirándola fijamente a los ojos.

April, empezó a llorar con más intensidad, pero esta vez de alegría. Ahora que lo miraba parecía que fuera mucho más alto y ella mucho más pequeña. Se sintió protegida. Instintivamente se acercó a él y lloró contra su pecho.

Snape se puso un poco nervioso por la reacción, y como si no supiera cómo se hacía, dudó al rodearla con sus brazos. Una vez hecho, no pudo evitar estrecharla contra él, mientras le acariciaba el pelo, reconfortándola.

'No temas, April, yo cuidaré de ti ¿alguna vez he dejado de hacerlo?'

Su voz sonaba cálida, rasgando el frío vacío que ella había guardado dentro hasta aquel momento en que había dejado salir su más profundo temor. Levantó la cara de la túnica mojada de lágrimas y se encontró con lo más parecido a una sonrisa que alguna vez le había visto al profesor.

'No' dijo April, devolviéndole la sonrisa. Feliz.

'Te acompañaré hasta la sala común, es tarde.'

A April le costó un gran esfuerzo separarse de él, así se encontraba segura, pero no podía alargar más esa situación o se volvería embarazosa. El camino de vuelta a la sala común se hizo interminable, a pesar de su cercanía con el despacho de Snape. Ambos hicieron el trayecto sin decir ni una palabra.

Cuando April entró en la sala común, se giró, tenía los ojos rojos por haber llorado, pero en su rostro dulce se dibujó una sonrisa de complicidad que a Snape se le clavó en el corazón como un puñal envenenado. Si a aquella niña le pasara algo no se lo podría perdonar nunca. Él era el culpable. La decisión la había tomado ella pero él era el responsable de que se hubiera llevado a cabo.

April fue a su dormitorio, sus compañeras ya estaban dormidas, e hizo algo que no se había atrevido a hacer hasta ese momento. Abrió su baúl, y rebuscó en el fondo. Estaba allí. La máscara de mortífaga, blanca y reluciente, parecía mirarla esperando el momento en que por fin fuera colocada sobre su inocente rostro.

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Eran tiempos difíciles para los seguidores de Voldemort. Hacía diez años que Harry Potter, siendo un bebé, le había vencido y gran parte del mundo mágico pensaba que había desaparecido para siempre. Aunque a los escépticos había que sumar a los mortífagos, quienes tenían la certeza de que su Lord Oscuro seguía vivo en algún lugar. La Marca tenebrosa con la que fueron marcados aún estaba en sus brazos, sin la intensidad que tuvo durante años, pero aún visible.

Tras la caída de Voldemort, muchos de sus fieles fueron capturados y juzgados. Aquellos que no fueron condenados a Azkaban habían quedado absueltos, bien por su influencia, por alegar que se encontraban bajo alguna maldición o simplemente por renegar de su vinculación a Voldemort.

Las filas de los mortífagos habían quedado muy mermadas, pero aquellos que le eran fieles y esperaban algún día obtener su recompensa, siguieron en contacto en secreto tras su hipócrita fachada de personas respetables. Entre ellos se encontraba Snape, absuelto por intervención de Dumbledore pero habiendo aceptado su papel de espía dentro de los mortífagos aún activos.

Muchos de ellos volvieron con los mortífagos por miedo a las posibles represalias del Lord en caso de que volviera algún día, otros se dedicaron a buscarlo incansablemente, como el caso de Pettigrew, y otros se afanaron en encontrar nuevos mortífagos. Las circunstancias del momento no eran muy propicias para encontrar nuevos adeptos. Aparentemente, Voldemort estaba fuera de combate, y encontrar seguidores fuera del círculo de los mortífagos era difícil, nadie se uniría a una causa deshecha. Pero por suerte, aún había familias que creían en los ideales de Voldemort, mortífagos que habían vuelto al redil y que aleccionaban a sus hijos para el futuro.

El orfanato Saint John formaba parte de ese círculo. Detrás de su institución se escondía un nido de víboras. Después de que sus padres hubieran sido enviados a Azkaban, los niños que quedaron huérfanos fueron enviados a ese lugar, donde serían educados para ser futuros seguidores de Voldemort. Aún así, la necesidad de aspirantes hizo que el orfanato tratara de conseguir cuantos más huérfanos mejor, independientemente de que sus padres hubieran sido o no mortífagos.

Snape conocía muy bien lo que se urdía detrás de ese orfanato, él mismo había ido allí en su infancia cuando sus padres murieron. Para entonces, Voldemort aún no era demasiado poderoso, pero ya se hacía notar el fuerte sentimiento Slytherin en la educación de los niños. De ahí que Snape, en cuanto tuvo conocimiento de que April venía de aquel orfanato, se interesara por su procedencia, aún más cuando no conocía ninguna familia Slytherin o mortífaga que se apellidara Nuwen.

Aquel hecho hacía más estrecha todavía la vinculación entre Snape y April. Desde que vio en ella su vivo reflejo se dedicó a protegerla, no quería que sufriera como él había sufrido. El paso de los años no mostraba que la chica tuviera especial interés en Artes oscuras, o que alardeara de sangre Slytherin y demás cosas que él vivió en su juventud, y por ese lado se sintió tranquilo. Esperaba que April fuera tan juiciosa como había demostrado ser y no se dejara tentar por el camino que él se arrepintió de seguir. Y así creyó equivocadamente que había logrado su objetivo: que April tuviera una vida feliz.

Cierto día, mientras pasaba el verano en Hogwarts como siempre, recibió una lechuza de Lucius Malfoy. En la carta le decía que tenía una sorpresa para él, citándole en un lugar y día concretos. Lucius era en esos momentos quien dirigía las actividades mortífagas, siendo uno de los pocos realmente allegados a Voldemort que se había librado de Azkaban.

A Snape le sorprendió la invitación de Lucius. Como espía de Dumbledore sentía la obligación de acudir, por si ocurría algo importante que informar, pero la verdad era que la actividad mortífaga estaba bastante calmada, más centrada en buscar a Voldemort e idear una forma de devolverle el poder que a dedicarse a amenazar muggles.

Con la esperanza de encontrar una noticia interesante, Snape acudió a la cita de Lucius. Llegó a la mansión Malfoy, y antes de iniciar cualquier conversación, Lucius le dijo que debía ponerse su túnica y su máscara de mortífago. Snape se extrañó.

'Deberías haberme avisado de que iba a haber un ataque.' dijo Snape extrañado de que le hubiera llamado para un ataque sorpresa. Se suponía que era de ese tipo de cosas de las que tenía que informar a Dumbledore.

'Si fuéramos a atacar te habría avisado hace tiempo para trazar un plan.' contestó Lucius.

'¿Entonces?' preguntó Snape. ¿Habrían encontrado a Voldemort?

'Ya lo verás.' respondió Lucius tapando su sonrisa con la máscara.

Ambos utilizaron un traslador que Lucius guardaba en su casa y que los transportaría al lugar de reunión habitual de los mortífagos.

Al llegar allí, Snape se sintió un poco extraño. Hacía tiempo que no acudía a una reunión presencial y le pareció que la habitación en que se encontraban estaba muy diferente a como la vio la última vez.

La sala era subterránea, con paredes excavadas directamente en piedra. Sobre los muros, unas pocas antorchas iluminaban escasamente la estancia, y en filas junto a las paredes había algunas figuras encapuchadas dejando entre ellos una suntuosa alfombra con la serpiente de Slytherin que culminaba en una especie de altar, donde estaban Lucius y él.

'Lucius ¿qué es esto?' murmuró Snape.

Lucius contestó con un "Shhhh" y luego se dirigió a los presentes.

'Estamos aquí para continuar la noble labor del Señor Tenebroso, para hacer crecer esta comunidad y hacerla digna de su poder, para servirle y honrarle, para dar la bienvenida a aquellos que supieron encontrar el camino de la verdad, el camino de Salazar Slytherin.' dijo Lucius en tono solemne.

Snape seguía pensando que su presencia en aquel altar seguía estando de más, aún incluso cuando tras una palmada de Lucius, uno de los mortifagos se acercó con una urna plateada. Lucius la abrió y pudo ver que dentro había tres serpientes.

Al ver las tres serpientes supo que estaban en una ceremonia de iniciación, podía recordar la misma urna llena de serpientes el día en que se convirtió en mortífago.

'Que pasen los aspirantes.' ordenó Lucius.

Un mortífago salió del fondo de la sala, portando una antorcha y guiando a tres figuras hasta el altar a través de las filas de mortífagos que les hacían un pasillo ceremonial sobre la alfombra verde y plata.

Las tres figuras se colocaron delante de Lucius y Snape, todos iban con una túnica de mortífago y la capucha cubría sus rostros. Lucius mandó que la figura de en medio se acercara.

'El honor es tuyo, Severus.' dijo Lucius y luego añadió en voz baja. 'Pensé que te gustaría, sé que es tu favorita.'

Snape sintió que estallaba en mil pedazos al oír aquellas palabras y notar el característico olor de April cuando la pequeña figura avanzó y se arrodilló ante él.

April agradeció el acto protocolario de tener que arrodillarse ya que temía que las piernas no la tuvieran en pie. Temblaba. Pero no temblaba por miedo como le había ocurrido la noche anterior, un poco temerosa de lo que implicaría servir a Voldemort. Temblaba por el escalofrío que sintió al oír el nombre de Severus. Un escalofrío de felicidad. Apenas si podía contener las lágrimas de alegría y los agradecimientos silenciosos que repetía en su mente. Nunca había dudado que ese sería su destino, pero ahora que sabía que Snape estaría con ella no podía sino sentirse bendecida.

Snape sabía que tendría que hacerlo, no podía huir, pero la rabia y la frustración crecían a medida que era consciente de que sería él mismo quien maldeciría aquella vida que tanto había tratado de proteger. Era incapaz de entender cómo el destino había querido que ocurriera aquello. Al final se había cumplido lo que nunca quiso para ella, cerrando el círculo que acababa de hacer de April la misma desgraciada persona que era él. Los dos, más unidos que nunca por el destino, más malditos que nunca, más iguales que nunca…

Era el momento de empezar la ceremonia. Ni los años que habían pasado desde su iniciación habían logrado que olvidara las palabras exactas que tenía que pronunciar, porque las tenía grabadas en su memoria para poder arrepentirse cada día de haberlas escuchado. Tomó una serpiente de la urna y la alzó frente a April, aún agachada, el animal se retorcía en su mano mientras un pedacito de su alma se escapaba con cada palabra.

'¿Juras servir al señor tenebroso sobre tu propia vida?'

'Lo juro.' dijo April.

Notaba el sabor amargo de sus palabras frente a la ilusión y júbilo de las de April.

'¿Juras llevar con orgullo la Marca Tenebrosa?'

'Lo juro.'

'¿Juras llevar la sangre de Slytherin como tu propia sangre?'

'Lo juro.'

'Que la sangre de Slytherin corra por tus venas y te haga digna de su nombre.'

Snape abrió un corte en la serpiente, con una daga de plata y esmeraldas. April se levantó y tuvo que dejar su cara al descubierto para que la sangre de la serpiente cayera hasta la última gota sobre sus labios. La mano de Snape temblaba mientras la vida de la serpiente se iba por los labios de April, sentía como si con aquello estuviera envenenándola en una muerte lenta, pero a la vez, no sabía por qué, repentinamente la encontró más bella que nunca. Su rostro dulce, sus cabellos suaves y sus ojos de ángel habían sido pervertidos por la sangre, que ahora se veía roja y brillante sobre sus labios, apetecible y maldita. Su cara inocente estaba contaminada de una perversa maldad que la hacía irresistible.

Severus le cogió el brazo y dejó al descubierto su piel blanca. Nunca antes la había tocado y lamentaba que la primera vez fuera aquella, para marcarla y condenarla para toda la vida. Su mano volvió a temblar cuando una maldición salida de su propia varita comenzó a grabarle la piel dejando a su paso un ligero olor a carne quemada.

April apretó los ojos. Sentía un dolor terrible, notaba como de su piel salía un humo débil, pero se sentía orgullosa a la vez. Y más orgullosa aún de que fuera Snape quien se hubiera encargado de ello. En cierto modo sentía que le estaba entregando aquel momento único de su vida, algo irrevocable y eterno, como si le estuviera entregando su virginidad.

Después de que la Marca quedara para siempre en su brazo, April se limpió la sangre de la serpiente, que aún caía por su barbilla. Snape cogió una máscara de mortífago que le había pasado Lucius y fue a colocársela a April. Antes de cubrirle el rostro con la máscara, descubrió que aunque su rostro seguía siendo inocente, conservaría para siempre un halo de perversión que la sangre de la serpiente le había transferido.

Cuando aquella noche cerró los ojos tratando de conciliar el sueño, aún podía oír la carcajada del destino en su mente, burlándose de él.

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Ahora me diréis que soy una retorcida (lo cual puede llegar a ser un halago para una Slytherin como yo jejejeje) Al final resultó que Sev no estaba celoso de Charlie (ay, pobre Sev, ojalá hubiera sido eso ¿verdad?)

Por cierto, me pareció interesante poner qué ocurría con los mortífagos en esa época dudosa en la que no estaba Voldemort (esa es una de las razones por la que elegí esa época y por tanto, coincide con la época en que Charlie está en Hogwarts, por eso mantuve al personaje de Charlie de la idea original del ff). También os cuento que me habría gustado hacer alguna especie de oración oscurao algo así para la escena de la iniciación, pero es que soy horrible para la poesía ¬¬ (como le dije a mi amiga Carly, me habría quedado algo muy "gótico petardo" jijijiji)

Bueno, me dejo de rollos y contesto los reviews.

Miss Andreina Snape: Espero que si has leído este capítulo estés contenta jejeje, April y Snape se reunieron y hablaron de muchas cosas interesantes ¿a que si? Muchos besitos para ti.

Meilin Snape: Jejeje en este capítulo por fin lo consigue, aunque esta vez fue April la que se lo buscó ella solita jejeje. Oye, buena observación lo de los lobos (creí que nadie se iba a dar cuenta) En realidad ella no sabe qué ocurrió, y no es que hablara con ellos sino que simplemente se fueron. A lo mejor April tiene un poder que ni ella sabe jejeje. Muchos besitos y espero que te guste este capítulo.

Marin Black: ¡eso¿habrá purificación? Jejeje. Como viste, al final Sev se salió con la suya sin proponérselo (ésta April y sus aficiones…la llevaron a la boca del lobo jejeje) Pues sí, Charlie está un poco confundido el pobre, ya veremos qué pasa con él. Bueno, ya viste qué era lo que pasó en el verano jejeje ¡y nadie iba mínimamente encaminada! Lo cual me hace reir con una risa "muajajajaja" ¡conseguí confundiros! Muchos besitos.

Ana María: ¿Así que esta es la que más te gusta? Yo confieso que a mi también, lo que pasa es que con el Bella/Sirius ha quedado desbancada (ahora es esa mi favorita, pese a ser Severusiana ¬¬) Como habrás visto en este capítulo, Sev no tiene nada personal con Charlie por ahora, lo cual no quiere decir que lo pueda tener más adelante jejeje. Lo de los lobos… pues me alegra que te hayas dado cuenta, porque poca gente lo ha hecho. Por el momento ni ella sabe lo que pasó en el bosque, pero no se comunicó con ellos ni nada de eso, pero te aseguro que más adelante sabremos más sobre ese tema. ¡Ay¿entendiste ahora por qué Sev estaba tan tremendamente molesto con ella? No es para menos. Muchos besitos y espero que te haya gustado.

Nocrala: Espero que hayas leído este capítulo, si no ¡te lo recomiendo encarecidamente! Jejejeje. Como verás, Sev no tenía celos de Charlie ¡me había guardado un precioso As bajo la manga! Jejeje. Besitos.

Parixs: Jajajajaja ¿April y Sirius se liaron en el verano? Podría, podría, si ella le hubiera hecho una pequeña visita a Azkaban jajaja. Es que me ha hecho mucha gracia, realmente me habría gustado que Sirius no estuviera en Azkaban en esa época, seguro que se me habría ocurrido algo. Bueno, espero que hayas leído este capítulo y que te haya aclarado dudas. ¡Muchos besitos!

Yami (eve): Mmmmm creo que no era eso lo que querías poner…¿o si? Ak se cae al suelo como los dibujos manga japoneses

Danybel: ¡No me importa nada que estés hasta en la sopa! Jajajaja. ¡Muchos besitos!