"De nuevo"
Hermione apuntó con su varita y por tercera vez consecutiva transformó la pluma en un ave. McGonagall parecía satisfecha.
"Bien, podemos dejarlo por hoy"
"Pero profesora, no estoy segura de haber conseguido bien ese gesto con la muñeca... ¿y no le parece que el pico tiene un color un tanto desvaído?"
McGonagall sonrió. Su alumna había recuperado las fuerzas en un tiempo récord, y pese a la lamentable situación de su amigo Weasley, en algún lugar había encontrado algo que le ayudaba a no perder el norte. Sea lo que fuere, dio gracias por ello.
"No, Hermione, está perfecto."
Hermione recogió sus cosas rápidamente y después de darle las gracias a McGonagall, cruzó los pasillos a la carrera, hasta llegar al ala de la enfermería. Harry ya estaba allí.
"¿Cómo está?"
"Sigue igual. Poppy sugirió... sugirió que le tratase un especialista de San Mungo. Dice que ella no sabe nada de... psicología. Y que físicamente su estado es perfecto. Que si no contesta es porque no quiere."
Ron estaba en una especie de catatonia consciente, y vivían con el temor de que Voldemort se decidiese a convocarle; tal vez no pudiese ir y lo pagase con su vida, o tal vez decidiese salir de ella y le perdieran para siempre.
"Ron..." dijo Hermione, retirándole el pelo de los ojos; empezaba a tenerlo demasiado largo. Después, se sentó a su lado y le tomó de la mano, mientras, como ya había hecho con Snape, le hablaba de lo que había ocurrido durante el día, limitándose a una conversación no muy trascendental. Echaba mucho de menos otros monólogos junto a una cama diferente en la mansión de Snape... y también al profesor. Habían pasado cuatro días desde que se habían despertado juntos, y sólo había alcanzado a verle un par de veces en el Gran Comedor, siempre fugazmente, y él nunca le devolvió las miradas; decidió esperar. Sin duda, Severus Snape no era un hombre que aceptase invasiones en su vida privada. Aún le maravillaba pensar que hubiese dejado entrar siquiera a alguien como ella, que le hubiese dejado vislumbrar algo más allá del hombre cruel y sarcástico que era.
Snape, por su parte, acaba de decidir con gran esfuerzo que era hora de hacer lo que tenía que hacer. Con la capa ondeando tras él, se dirigió con pasos rápidos a la enfermería, donde sabía que Hermione pasaba las horas.
Harry salía en ese momento.
"Potter" masculló, como a punto de atragantarse. Fue lo más parecido a un saludo que se le ocurrió.
El muchacho le dirigió una mirada desafiante, como acusadora, que él se limitó a ignorar.
Y entonces lo vio.
Hermione sostenía la mano pecosa de Weasley entre las suyas mientras le hablaba con dulzura, y le retiraba de vez en cuando el flequillo rebelde de los ojos. Weasley, con la vista fija en el infinito, parpadeaba de vez en cuando como única señal de que estaba vivo.
No pudo evitarlo; todo su autocontrol, la disciplina perfeccionada durante años, se evaporaron en un suspiro y se sintió embargado por un desagradable sentimiento en las entrañas. Snape no era un hombre de pasiones, o eso había pensado hasta entonces, pero la cuchillada de los celos fue tan fuerte que creyó que iba a doblarse del dolor físico. En realidad, siempre había sabido que eso tenía que pasar. Después de todo el verano juntos, Hermione se había imaginado unos sentimientos que no había, pero ahora, al ver a Ron en ese estado, se había volcado en el pelirrojo como una vez había hecho con él mismo; ahora ya tenía otra víctima a quien rescatar. Sin embargo, su rostro se mantuvo impenetrable, y se adelantó ligeramente, sin conseguir llamar la atención de ninguno de ambos, tan centrados Ron en la pared y Hermione en Ron.
"Señorita Granger"
Hermione se dio la vuelta sobresaltada.
"Pro... profesor Snape" dijo, sonriendo con algo de timidez, el calor serpenteando camino arriba hasta sus mejillas.
Snape miró la sonrisa genuina de la chica, como si de veras hubiese estado esperando verle. Apartó esos pensamientos de la cabeza.
"A las ocho en mi despacho, si es que le interesa seguir con la asignatura de pociones" dijo, algo más ásperamente de lo que habría querido.
Ella asintió, sin parecer muy confusa por la actitud agria de su profesor. Se había esperado algo así.
Sin aguardar más, él se giró y salió de la enfermería.
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Hermione tardó sospechosamente más de lo normal en cepillarse el pelo y vestirse, pero prefirió no pensar en ello. Por desgracia, el resultado fue salir de sus habitaciones cuando faltaban dos minutos para las ocho; echó a correr y sólo pudo desear no tropezar con ninguna escalera cambiante.
Llegó sin aliento a la puerta del despacho de su profesor.
"No debería usted correr por los pasillos, señorita Granger" siseó una voz "cinco puntos de Gryffindor"
Se giró para enfrentarle, pero por su gesto, supo que no era un buen momento para protestar. En silencio, le siguió al interior de la clase.
"Espero que haya leído el capítulo de hoy"
Hermione, de hecho, había leído ese y varios más. Asintió.
"De acuerdo. Entonces comience a mezclar la Poción Aturdidora."
Mientras Hermione mezclaba, el profesor le hacía preguntas difíciles sobre la teoría. En ocasiones, sin darse cuenta, olvidaba el tono cruel, y parecía genuinamente interesado en escuchar la opinión de la chica. Hermione sonrió para sus adentros. Había sabido desde el principio que una persona como ella necesitaba alguien que la retase. Y si Severus Snape, complicado y huraño, no era un reto, no tenía ni idea de qué o quién podían serlo.
Para cuando la poción estuvo lista, ambos estaban plenamente satisfechos con la clase; Hermione, por un lado, había descubierto que él era un profesor increíble cuando ponía el corazón en ello, y Snape nunca había dado una clase tan satisfactoria. Había sido una experiencia interesante y no podía esperar a repetirla, aunque se guardó mucho de decirlo.
Rápidamente ambos recogieron sus cosas. Al alcanzar el bote de piel de tritón, sus manos se chocaron, y fue como una descarga de electricidad.
Snape tragó saliva, pero Hermione levantó la cabeza y volvió a dedicarle esa sonrisa de nuevo.
"Será mejor que vuelva a sus habitaciones" dijo él, imperturbable.
Ella, sin quitar la vista de sus ojos negros, asintió.
"¿Cuándo será la próxima lección?" preguntó.
"Mañana" contestó Snape, y después se dio cuenta de que ni siquiera había pensado en si tenía algo más que hacer. Espearba al menos haber sonado autoritario, y no implorante. "Aunque, para evitar los estúpidos errores que no hubiese cometido de haber leído bien el capítulo, le recomiendo que acuda a mis habitaciones previamente" añadió. Volver al tratamiento formal fue la única manera en la que pudo obligarse a realizar la invitación.
Si no hubiese sabido cómo era su profesor, Hermione habría montado en cólera. Apenas se había equivocado en un par de cosas; pero vio más allá de las formas, y asintió.
"De acuerdo. ¿A qué hora?"
"A las siete. En punto. La contraseña es Mefisto. Espero que sea capaz de hacer honor a esta confianza, señorita Granger"
"Hasta mañana, profesor" dijo, dándose la vuelta y remarcando con retintín el profesor.
La puerta se cerró.
"Hasta mañana" dijo él, demasiado tarde.
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A las siete en punto del día siguiente, Hermione estaba en la entrada de la habitación de su profesor de pociones.
"Mefisto" murmuró, como si temiese que alguien la oyera.
Un hueco en la pared le dio paso a las espaciosas habitaciones de Snape; él estaba sentado a la mesa y ni siquiera levantó la cabeza.
"Buenas tardes"
La miró entonces, arqueando una ceja.
"Buenas tardes." Dijo, haciendo un gesto que abarcaba toda la habitación para decirle que tomase asiento donde fuese. Se dio cuenta de que la chica titubeaba; lo cierto es que no había otra mesa, así que añadió: "siéntase libre para utilizar sus- indudablemente vastos- conocimientos en el campo de la transfiguración"
"No será necesario, gracias." Dijo, ignorando el sarcasmo en la frase del profesor y sentándose en el suelo al pie de la cama.
Minutos más tarde, Snape levantó la vista para comprobar que la chica seguía allí y no se había quedado dormida; ella ni siquiera se dio cuenta, demasiado concentrada en reproducir el sistema solar en miniatura en un pergamino.
Levantó la vista de pronto, y se sobresaltó al encontrar a Snape mirándola.
"¿Sí?" preguntó él, viendo que se avecinaba una pregunta.
"No lo entiendo."
"¿El qué?" preguntó él con un suspiro de paciencia.
"¿Porqué si se mezclan durante el periodo nocturno de los días tercero y cuarto del mes lunar la mayoría de las pociones pierden su efectividad?"
¿Cómo demonios se había dado cuenta de eso?
"Veamos" se levantó y se sentó junto a ella, tomando el pergamino en sus manos. "¿Qué es lo que deduce usted de aquí?"
Mordiendo el extremo del lapicero- aún no se había acostumbrado a usar pluma para dibujar- Hermione respondió: "He comprobado el efecto de los planetas en las pociones, y aparte de los obvios, no encuentro ninguna explicación. El hecho de que se trate de pociones con elementos básicamente terrestres me hace pensar que se trata de Marte, pero..."
El profesor asentía complacido. Posó la punta de su varita sobre el pergamino y dio un ligero golpe.
"Mobiliimago" dijo.
Inmediatamente, las imágenes del dibujo comenzaron a moverse.
"¿Qué ves ahora?"
"Oh"
"Así es. La órbita de Marte es irregular, y suele coincidir con esos dos días. Es fácil de calcular" dijo, escribiendo la fórmula física de la órbita descrita por Marte.
"¿Una vez cada dos meses, entonces, está demasiado lejos de la tierra? ¿Pero que sucede en el mes intermedio? ¿Por qué no funciona?"
"Dímelo tú" le tendió el mapa del sistema solar, aún en movimiento.
A Hermione se le iluminó la mirada.
"Está demasiado cerca. Por eso se estropean. Algunos elementos tienen demasiada fuerza."
"Así es. Hay que variar las proporciones"
Snape se levantó para volver a su sitio.
"¿Son los de séptimo curso?" preguntó Hermione entonces, acercándose. Él se detuvo de pronto. Estaba señalando, sin duda, los rollos de pergamino encima de su mesa.
Él hizo un gesto afirmativo, algo tenso.
Intentando mantenerse seria, Hermione dijo:
"Tal vez debería marcharme antes de que llegues al de Harry..."
Snape soltó un resoplido, como dándole la razón, y pensó divertido que hacía mucho tiempo que nadie bromeaba con él. Definitivamente, no le molestaba viniendo de Hermione. Le sorprendía el montón de cosas de ella que no le molestaban, comenzando por su presencia. Pero aún quedaba demasiado de mortífago en él, y tenía miedo de que parte de aquel monstruo aún estuviese vivo, así que apartó un mechón de la frente de la chica con precisión médica, incapaz de nada más delatador y le dio la espalda, para no mostrar sus músculos tensos, como cada vez que ella se acercaba demasiado. Hermione iba a necesitar mucha paciencia. Qué demonios, él iba a necesitar mucha paciencia.
A las ocho, Hermione salió de allí. Quería hacer una visita a Ron para ver cómo seguía antes de ir a cenar. Sin embargo, no logró llegar hasta le enfermería.
"Prepárate, sangresucia" dijo Pansy Parkinson. Por un momento, Hermione pensó que había retrocedido en el tiempo y que Draco Malfoy estaba hablándole.
Se dio la vuelta con una mirada desafiante.
"¿Sí, Parkinson? ¿Qué quieres?"
Pansy sonrió con maldad.
"No quiero nada de ti, asquerosa sangresucia." Tirándole algo que parecía un papel doblado y muy sobado, le dijo: "por suerte Hogwarts pronto se librará de ti... no van a descansar hasta que te maten"
Riéndose desapareció por el pasillo.
Hermione, que a pesar de ser consciente de que el nivel intelectual de Pansy no era excesivamente alto, sabía también que nunca decía las cosas sin un motivo, abrió el papel que le había tirado.
Palideció.
Tenía que hablar con alguien, y pronto. Pero... ¿con quién?
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Snape frunció el ceño cuando sintió los hechizos de su habitación siendo desarmados de nuevo por Hermione, que apenas acababa de marcharse.
"¿Qué sucede?" preguntó irritado ante la repentina invasión no invitada de su espacio.
Pero de inmediato cambió el tono cuando vio a Hermione de pie, pálida y temblorosa en el umbral.
"¿Qué ha pasado?" y la voz le salió ronca de preocupación.
Ella le tendió el trozo de papel, que no era otra cosa que un recorte de El Profeta.
Snape paseó rápidamente los ojos por las líneas, mientras su rostro se iba tornando ceniciento, y su ira iba creciendo. Al final, con su mano libre, frotó inconscientemente el hombro de la chica, para consolarla.
La condujo hasta el borde de la cama, donde la sentó. Momentos después, le tendió una taza humeante.
"Bebe. Te calmará"
Ella lo bebió sin protestar por el sabor amargo, y le devolvió la taza. Aún pálida, preguntó al aire, sin esperar realmente una respuesta, como autoconvenciéndose:
"No... no hay forma de que puedan entrar en Hogwarts, ¿verdad?"
Snape suspiró. Después del caso Black, qué podía decir; Lucius Malfoy y Reginald Lovecraft en paradero desconocido eran muy malas noticias. Maldijo a Fudge, que se había negado a ponerles vigilancia durante la investigación, sacándoles de Azkaban hasta escuchar el veredicto confiando en su "sentido de la honorabilidad".
"No va a pasarte nada" dijo. Y pensaba asegurarse de que así fuera.
"¿Y Harry? ¿Y Ron?"
"¿Qué pasa con ellos?" dijo, un tanto arisco.
"Malfoy querrá ir a por Harry, y Ron... no lo sé. Hay que hacer algo para que salga del shock"
"Potter se ha enfrentado con adversarios peores que Malfoy, Hermione, y he visto casos como el de Weasley antes; se le pasará. No para todo el mundo es fácil"
"¿Y... tú?" preguntó Hermione, aún peleando por no tratarle de usted. Por la cara de él, también le resultaba difícil "¿Has sabido algo de Voldemort?"
Snape se tensó. No podía acostumbrarse a hablar con Hermione de esa parte de su vida.
"No" dijo, apretando la mandíbula. "Parece que Weasley mantuvo la boca cerrada" añadió.
Hermione asintió, más tranquila, y se apoyó en el pecho de su profesor, sintiendo sus músculos contraerse, hasta que lentamente él se relajó. Estirando la mano, la coló debajo de la de él, que se cerró en torno a sus dedos, y alzó la barbilla, buscando sus labios, que se dejaron besar sin participar.
De pronto, todo se tornó confuso; el profesor se levantó de su lado, y con cuidado le desató los zapatos, y le levantó las piernas hasta que estuvo tumbada encima de la cama, y entonces la tapó con la colcha de colores Slytherin. La poción había hecho su efecto. Después, se sentó a la mesa y escribió un par de cartas, intentando averiguar el paradero de Malfoy y Lovecraft. Finalmente, dormitó en uno de los sillones frente al fuego. De vez en cuando, abría los ojos y miraba hacia la cama, deseando trepar al colchón y colocarse a su lado, para estar seguro de que Hermione era algo sólido y real y no un reflejo de sus propios deseos. Se impidió moverse de allí. Después de todo, aún le quedaba algo de dignidad; y tenía que guardar la compostura y el control, porque si no, no le quedaba nada. Cuando ella se fuese, cuando todo volviese a ser como antes, ¿a qué iba a agarrarse, si se rendía en eso, también?
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Acudió a sus habitaciones en otras tres ocasiones; la envarada formalidad del profesor poco a poco se fue transformado en un extraño acomodo, una distensión palpable en el ambiente, y por fin, Severus Snape comenzaba a tratarla como a un igual. Pasó allí su tiempo de estudio: había pocos libros en la biblioteca de los que Snape no tuviese su propia copia. Procuraron limitar esas visitas, y restringirlas a las habitaciones de él, donde había poca o ninguna oportunidad de que algún alumno terminase por accidente. En esas ocasiones, ella solía sentarse a sus pies, si estaba en una butaca, o a los pies de la cama si él trabajaba en la mesa; por eso Snape solía sentarse junto al fuego y dejaba vagar la mano por sus rizos indomables, sintiendo el peso de su cabeza apoyado en la rodilla. Como un perro faldero, pensaba Hermione en sus momentos más bajos. Como una mascota. Pero desaba verle sentarse frente al fuego, para sentir sus dedos vagar por su cabeza.
Sin embargo, en ese momento, estaba sentado a la mesa. Compartían uno de esos momentos de paz absoluta que ninguno de los dos había conocido antes, y que tan fácilmente se producían ahora. Hermione, absorta en sus tareas, Snape, en el escritorio, con el ceño fruncido lanzando imprecaciones al corregir algún ensayo de sus alumnos, y ocasionalmente levantando la cabeza para comprobar que de veras ella estaba allí, que no había sido todo producto de su imaginación. De vez en cuando, se mordía el labio, o se rascaba el cabello con la pluma; él sentía temblar la mandíbula, sabiendo que ya no sería capaz de vivir sin esos pequeños gestos. Y en algún raro momento, ella levantaba la vista y reía ante sus comentarios malhumorados, y entonces él intentaba fijar ese instante en su memoria, para luego volver a sumergirse en una marea de culpabilidad, incapaz de avanzar o retroceder, atascado en aquel error que estaba seguro iba a tener que pagar.
Hermione levantó la cabeza para encontrarse con una mirada indescifrable. Snape, por una vez, no la apartó, y como atraída por un imán, tan lentamente que fue casi doloroso, se levantó del suelo y caminó hasta él. Mordiéndose el labio inferior, tomó una decisión: algo tenía que pasar, para bien o para mal; no podía seguir en ese estado de espera agotador. Rodeó su cuello con los brazos y le besó.
Hubo un titubeo momentáneo, y de pronto, en el momento en que los brazos de él parecían haber tomado la decisión de envolver su cintura, y a Hermione le parecía que el profesor iba a decir algo importante, una llamarada verde salió de la chimenea. Snape levantó su varita.
"Es el director Dumbledore" dijo con calma.
Hermione sintió un brote de histeria, pero se limitó a permanecer allí sentada, controlando las ganar de salir corriendo y esconderse.
"Veniam" dijo, abriendo el paso a la chimenea, que había sellado desde que Hermione visitaba libremente sus habitaciones.
El rostro sonriente de Dumbledore apareció en la chimenea.
"Severus. Ah, señorita Granger. Supuse que la encontraría ahí."
Hermione sonrió intentando esconder la vergüenza, hundiendo la cabeza entre los papeles en los que había estado trabajando. Snape sólo arqueó una ceja, sin sorprenderse demasiado.
"Tengo buenas noticias. El señor Weasley está mejor. Su familia acaba de marcharse, ¿tal vez le gustaría verle?" Ella asintió y sonriendo, Dumbledore desapareció.
Se apresuró a levantarse, sacudiéndose la falda.
"Tengo que..." dijo, dejando la frase a medio terminar.
El asintió, incapaz de mirarla, incapaz de reconocer el daño que le hacía esa elección en el momento preciso en que por fin había dejado sus defensas al descubierto.
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Hermione llegó a la carrera, maldiciendo lo inapropiado del momento, y se encontró con Ron, que se detuvo vacilante en la puerta de la enfermería. Paró durante un segundo y luego acortó la distancia y se lanzó a abrazar al muchacho. Con su propio torbellino emocional, no se había dado cuenta de lo preocupada que había estado por él.
Iba a preguntarle cómo se encontraba, pero Ron habló primero, y lo hizo con una seriedad y un deje de amargura extraños en él.
"Lo siento. Lo siento mucho, Hermione, de verdad."
Parecía avergonzado. Hermione le agarró por el brazo y dijo
"Demos un paseo"
Caminaron hasta el lago, y se sentaron a la orilla. Estuvieron un buen rato en silencio y Hermione sintió la sangre de sus manos y sus pies helarse poco a poco, aunque Ron parecía inmune al frío. Se preguntó si el autocastigo era una práctica común entre todos los mortífagos arrepentidos. Al menos lo era en los dos que conocía. Le pasó la mano por la espalda para darle calor; lo último que querían ahora era una neumonía.
Una sombra les observaba desde las ventanas del castillo.
"¿No vas a preguntarme por qué?"
"No lo sé, Ron. ¿Quieres que te lo pregunte?"
"No sé lo que quiero. Mamá estaba... deshecha... Harry y tú... yo... pensé que había elegido mal mis amigos, todo parecía ir al revés... me cansé de ser el hermano de Charlie, Bill, Percy, George y Fred... sé que esto no tiene sentido para ti..."
"Sí lo tiene"
El asintió sin convicción.
"Esta vez la he fastidiado, ¿verdad?" por primera vez la miró directamente a los ojos.
Incapaz de ver al pelirrojo hundido y antinaturalmente serio, Hermione dijo:
"No pasa nada, Ron, todo se arreglará."
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Hermione entró en la habitación, y con ella una ráfaga de frío.
"Estoy helada" sentenció
Snape no levantó la vista.
Preocupada, se acercó a él. Detuvo su mano antes de acercarla a su cara, pensando en que estaba congelada, y porque aún no estaba acostumbrada a la posibilidad de acariciar al profesor de pociones a su antojo.
Era extraña, esa relación, pero agradable, basada prácticamente en pasar juntos horas y horas de estudio, y de vez en cuando, compartir alguna efímera caricia; Hermione, excepto por el arrebato de esa misma tarde, había aguardado pacientemente, consciente de que Snape era infinitamente más complejo que Charlie Butterfield y Viktor Krum, muggle y mago respectivamente, y las dos únicas parejas que había tenido.
El profesor parecía, simplemente, incapaz de cualquier tipo de acercamiento que requiriese más implicación que dejar caer lánguidamente la mano sobre su pelo. Probablemente está buscando la forma de deshacer lo empezado, pensó desanimada al ver su rostro crispado fijo en los rollos de pergamino.
"Ron necesitaba dar un paseo, así que fuimos cerca del lago" dijo, tentativamente.
"Hermione, puedes hacer lo que quieras, no tienes que darme ninguna explicación" dijo, sin mirarla, en tono casual.
"Ya lo sé."
"Bien"
Se hizo un silencio incómodo.
"¿Qué es lo que pasa, Severus?"
"Nada" dijo él.
"Mírame" dijo suavemente.
Su cara no era de buenos amigos; aún no lograba acostumbrarse a que alguien más le diese órdenes impunemente; era una de las muchas cosas que encontraba difíciles en compartir su espacio con alguien por primera vez, aunque fuera de forma sutil.
"Severus, ¿qué sucede?"
"Sólo quiero que sepas que eres libre de hacer lo que quieras, que no me debes nada."
"Eso lo sé." Y de pronto, se hizo la luz en la cabeza. ¿Snape... celoso? ¿Por ella? Sintió ganas de reír y llorar a la vez.
"Severus" dijo, obligándole con la mano a mirarla "Esto es lo que quiero, y no lo cambiaría por nada."
El asintió, sin dar la impresión de estar convencido.
"Sólo quiero que cuando surja... que si surge la ocasión, sepas que eres libre"
"Libre"
"S...sí" notó que Hermione comenzaba a mover la pierna, como cuando estaba empezando a enfadarse. ¿Y ahora, que había dicho? Sólo había intentado ponerle las cosas más fáciles.
"Y a ti te da lo mismo"
"No, Hermione" dijo, exasperado ante la extraña y poco característica irracionalidad de Hermione " pero soy consciente de que te doblo la edad y en algún momento esta locura freudiana va a terminar. Aparecerá alguien de tu edad, y ya está. No quiero que te sientas obligada a nada."
"Muy bien" ya estaba furiosa "¿Crees que yo no tengo miedo?" él estuvo a punto de corregirla y decirle que él no sentía ningún temor; su orgullo aún pesaba demasiado como para aceptar que estaba aterrorizado, aterrorizado de que su ineptitud para manejar la situación la alejase para siempre. De que Potter o Weasley fuesen más importantes. De... esa sensación en la boca del estómago cada vez que ella entraba en la habitación. Pero Hermione no le dio opción a interrumpirla. "¿Crees que no sé que en algún momento dejaré de parecerte interesante, y aparecerá alguien con más experiencia, más afín a ti, alguien que como yo verá por encima de lo que los demás ven, y...? pero esperaré una explicación, al menos" terminó, contrariada ante la muestra infantil de afectividad, mordiéndose el labio inferior, la vista fija en el suelo, como una niña con una rabieta.
Él se quedó allí parado, sin saber si reír o primero cerrar la boca ante la sorprendente revelación de que Hermione tenía miedo de perderle. A él.
Cerrando la distancia entre ellos, y sintiéndose por primera vez dueño de la situación, la abrazó, y con malicia, le susurró en el oído:
"Nadie como tú"
Ella se estremeció, en parte por un sollozo contenido, en parte por el calor de la respiración de él en su oído.
"No creo que haya nadie tan irritante, terco y sabelotodo en el mundo"
Hermione rió, pero produciendo un sonido ahogado; el tono de la voz era juguetón, desmintiendo las palabras, acariciando sus tímpanos, obligándola a quedarse quieta para atender a cada sílaba, para no perderse ni una palabra de la voz de seda, con las rodillas temblando.
La atrajo hacia sí, colocando la mano en su nuca, y sonrió al notar la suavidad de la piel erizándose contra la palma. La besó, lenta, suavemente. Hermione, por una vez, no cerró los ojos; no quería perderse ni un momento.
Hacía tanto tiempo que Snape reprimía todo tipo de contacto que las puntas de sus dedos ardían al rozar la piel helada de Hermione. Deslizó sus manos finas por el cuello hasta los hombros, y después, lentamente, desabrochó la capa de la chica, que se deslizó hasta el suelo con un siseo apenas audible. Ella sintió la caricia de la tela en la espalda, y se apretó contra él. Por primera vez, al sentirla, Snape levantó involuntariamente las esquinas de sus labios en una media sonrisa que a la chica le provocó un escalofrío.
Antes de darse cuenta, estaba ayudando a Hermione a escapar de la prisión de su jersey, y detuvo su mano, que se aproximaba a los botones de la camisa; no quería equivocarse. No con ella. Y era un hombre paciente. Hermione pareció entender su titubeo, y le acarició el antebrazo, sin darle ninguna señal de que desease que parara. Lentamente, desabrochó los botones, uno a uno, sin despegar la mirada de sus ojos. La prenda se unió a las demás, que cubrían el suelo, y fue ella quien alzó la mano para desabrochar su casaca, invariablemente negra. Snape sintió un escozor extraño en la garganta al ver la cara de decisión de Hermione. No hizo nada para ayudarla, pero tampoco para impedírselo, y pronto, la casaca se abrió, dejando ver su piel blanca casi refulgiendo. Ella paseó la mano allí por donde una vez había paseado una esponja, con la misma suavidad, y miró hacia arriba; su profesor tenía la mandíbula apretada, y los ojos fijos en ella, escalofriantemente negros, pero más cálidos de lo que jamás los había sentido antes.
Siguiendo un impulso, le despojó del todo de la prenda, y posó sus labios sobre la piel de su profesor. Un ruido gutural salió de su garganta, y Hermione sintió contraerse los músculos de su pecho bajo sus labios. Salvajemente casi, Severus inclinó la cabeza para besarla, y ella dio unos pasos atrás, atrayéndole hacia sí con las manos, para dejarse caer en la cama.
Se dejó guiar; quería que la chica supiese que podía parar cuando quisiera, pero de alguna forma, no encontraba la voz para decir las palabras en voz alta. En realidad, dudaba que pudiese articular un solo sonido.
Se preguntó intrascendentemente por la sonrisa que cruzó el rostro de Hermione, pero antes de que pudiese darle ningún significado, sintió un calor abrasador, y unos labios recorriendo su cuello. No recordaba que jamás alguien lo hubiese besado en el cuello, por no decir nada de la extraña ternura de la chica; se mordió los labios para controlar el pulso y estuvo tentado a decir algo realmente grosero y echarla de la habitación, una de las formas en que se enfrentaba con lo desconocido. Pero la mano de ella en su cadera le hizo enmudecer. Mecánicamente, acercó su propia mano a la cara de Hermione, antes de darse cuenta de la Marca en los músculos del brazo desnudo. Siguiendo su mirada, ella sostuvo su palma contra su mejilla, y bajó los labios hasta los contornos oscuros de la forma Tenebrosa, haciendo que su estómago diese un vuelco.
Incorporándose un poco, miró a Hermione intensamente, preguntándose cómo alguna vez podía no haberse dado cuenta de lo diferente que era, de toda la belleza contenida detrás de aquellas pupilas ansiosas de saber. Bien, desde siempre había aceptado que era un hombre ciego para ver más allá de sus propios muros; pero ella había llegado allí hasta persistentemente, derribarlos.
Y con la misma persistencia, tiró de él hacia abajo, hasta que la besó y por fin todos los reparos, todos los obstáculos se fundieron en una nube de Hermione, en sus manos recorriendo con maestría la curva de su cintura, y su boca en la de ella, y la única lucha fue la que mantuvieron para desprenderse de las últimas prendas de ropa, heridos con los escalofríos de aquel que por fin puede tocar la piel tanto tiempo deseada.
Sin apartar un instante la vista, comenzó a besar su vientre, su pecho, su ombligo, deleitándose en cada centímetro de aquella piel, acariciándola con los mismos gestos suaves, medidos y precisos que sus manos repetían a diario sobre el mostrador de clase, que ahora tomaban un nuevo sentido. Esas manos delgadas, pálidas, que ahora por fin Hermione podía sentir, que iban dejando un rastro ardiente que nunca era bastante, hasta que tuvo que apretar las sábanas en los puños para no dejar escapar un gemido de rabia. La expresión de él al levantar la vista era extraña, jadeante, el pelo cayendo en mechones sobre la piel pálida y ella le sonrió. Snape, entonces, la tomó por la cintura y la arrastró hasta que quedó exactamente debajo de él.
Titubeando por última vez, sabiendo que era el último momento en el que ella podría detenerlo, la voz ronca y apenas audible rompió el silencio.
"Hermione..." y era como una plegaria sin saber muy bien a qué.
Ella buscó sus ojos, y hubo un acuerdo tácito; y de pronto, lo sintió dentro de ella. Al principio, se sobresaltó, y luego apretó los dientes, intentando ignorar el dolor. Notó que él se detenía, y al mirarle, vio la preocupación pintada en su rostro, y de pronto el dolor se desvaneció. Escurrió sus manos por la espalda de Snape, moviéndose con él, y se dejó llevar por la maravillosa sensación de sentirle, de ser una sola cosa, una masa de brazos y piernas enroscados, de latidos confusos y jadeos apagados y violentos.
Con un fuerte temblor, murmuró:
"Severus"
Y ambos perdieron de vista el mundo.
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Después de unos segundos, Severus intentó retirarse de encima de Hermione. Esta aflojó ligeramente su abrazo para que pudiese moverse, pero inmediatamente se hizo un ovillo y se apretó contra él, la respiración aún no regular. Miró hacia arriba, y Snape bajó la vista a su cabeza, el rostro impenetrable.
Y luego, sonrió. Había mucho de su sarcasmo, mucha de su ironía en aquella sonrisa, pero se dejaba percibir una franqueza nueva.
Hermione se acercó, y él la besó. Se apoyó en su pecho.
"Te quiero" musitó ella, mientras intentaba no dormirse.
Una vez más, falló estrepitosamente. Ni siquiera los latidos escandalosos del corazón que descansaba bajo su cabeza pudieron molestarla.
Porque Severus Snape, por supuesto, no dormía. Y no pudo dormir en toda la noche. Estaba invadido, desbordado, por un extraño sentimiento de posesividad; lo increíble había sucedido y una persona, después de tantos años y tantas atrocidades, se había acercado a él para curar sus heridas. Una persona extraordinaria; una joven realmente brillante, inteligente, hermosa... alguien que podría haber tenido a tantos otros mejores... y pese a ello, había decidido quedarse allí, con él, soportando sus desplantes, su pasado, su presente. Ser suya. Y de verdad que eso era algo que Snape jamás había aspirado a tener. Estaba dispuesto a protegerla con su vida, lo supo en ese preciso instante, mientras la rodeaba con su brazo y la asía con fuerza. Siempre lo había estado.
Demasiado cansado para juzgarse, y demasiado cansado también para dormir, se limitó a ver pasar la noche a través de la piel de Hermione, observando los sutiles cambios de la luz sobre ella, mientras dormía tan pacíficamente como hacía años que él ya no lograba hacerlo.
El alba tiñó sus rizos de un color rosáceo, y se movió en un escalofrío. Sin apartar la vista, Snape la cubrió con la colcha.
Y de pronto, al estirar el brazo, notó un pinchazo de dolor agudo.
No, ahora no, pensó con desesperación.
Pero inequívocamente, estaba siendo llamado.
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hola! muchas gracias a todo el mundo por las reviews, fueron increíbles, de verdad. Esta vez tardé tanto porque mi ordenador murió y hasta ayer no logré que funcionase... por eso me he perdido algunas actualizaciones sniff, sniff, si pudieseis avisarme o mandarme el link... porfa... bueno, de lo de Alan Rickman... sí, le vi en persona y si alguien quiere se lo cuento si jura no humillarme por mi estupidez absoluta... siento haber tardado, espero que este capítulo no parezca sin pies ni cabeza, que no las tengo todas conmigo, espero comentarios, es mi primera escena con algo de sexo... así que no seais muy muy duros... y gracias por seguir ahí, porque la verdad es que si no, no sé que habría sido de este fic. (Es la una de la mañana y estoy sentimental, ayer dormí cuatro horas, así que si pongo algo extraño, me lo perdonais?)
Melocotón: Hola! Gracias por escribir dos veces el mail tan largo, que molestia! Londres fue fantástico... había estado, desde aquí es muy barato, pero esta vez fue extraño... y especial. Hice las paces con inglaterra.
Esta vez he tardado muchísimo, y lo tenía escrito hace siglos, pero es mi primera escena en la que por fin la cosa pasa a mayores y no me parecía bien, ni eso ni nada... tal vez el capítulo es un poco extraño. Muchísimas gracias por todo lo que pusiste del fic, casi me muero, genial!!! A mí me gusta tb más este fic, el de los gemelos lo tengo abandonado, aunque como tengo clarísimo todo no tardaré mucho, le tengo un cariño especial a esa historia... pero sigue sin ser mía. Muchísimas gracias otra vez por un review tan largo. Te portaste, chica! Millones de besos
Nocrala: jajaja, no lo había pensado así, pero... también puede ser (lo de ron, digo) oye, lo de alan fue fantástico, lo conté en la orden severusiana, pero aún así te diré q tuve problemas graves con la cámara, una chica que conocí me mandará sus fotos, así que cuando las tenga, te las reenvio, ok? Será para el lunes... estaba guapíiiiiiiiisimo, y tengo su autógrafo... aunque fue totalmente Snape... ahora creo que debería haber reescrito este cap, y habría captado su personalidad a la perfección! Por cierto, soy de Bilbao, de ahí que los vuelos con easy jet sean super baratos... se tarda hora y media. Lo que es caro es el alojamiento, pero me quedé con unos amigos, que por cierto p onto vendrán.
Sayakaf1: hallo! Wie geht's? (hola como te va) Es geht mir sehr gut, especialmente con reviews como la tuya! Gracias!! Así que vives en Francia? (como verás reservo mi ortografía para el fic, y aquí me la estoy saltando a la torera!!! Lo siento! Intenté un par de libros de mi madre (La derniere nuit a Rio- con los debidos acentos- y la dame du Nil) pero iba a paso de tortuga, así que me quedé con un par de poemillas de las fleurs du mal, de Baudelaire. En alemán no te creas que voy mucho mejor. Tengo en proyecto traducirme un HGSS que ha ganado montones de premios, pero voy por la página uno, es complicado! En fin, no te agoto más, un besote y gracias por la review.
Sabi: hola! Gracias por tus reviews en el 11 y en el 12 y por todas las cosas geniales que decías! Espero que con este no se cague mucho tu idea (siempre digo lo mismo, pero es el miedo que tengo, a perder los papeles con los personajes...) en fín, eso que muchas gracias, y bikiños para ti tb!
Sheamoonie: eh, eh, nada de muertes que tengo la moqueta muy limpia!!! Gracias por todo lo que pones! Se me sale la sonrisa de la cara... anda que lo de las fotos... no me lo recuerdes que estoy al borde del suicidio. Canonización para la chica del club de fans de italia ¿te lo puse en el mail? Me gustó montones la actualización de S, especialmente- muy especialemnte- ya te lo puse- la parte de la enfermería, pelos de punta total. Y felicidades otra vez!
Laurana: jajaja, no sé que jaleos os traeis pupi y tu pero teneis que ser geniales, ya me gustaría a mí conocer a alguna enganchada... aunque he convertido a una de mis amigas... por desgracia se ha vuelto en mi contra y oh, horror ha descubierto mi identidad.... en fin. Me alegro tanto de que te guste el fic que voy a reventar! Lo de raistlin lo decía porque soy un poco en serie: raistlin, snape... pero bueno, son los mejores! Tass... conocí a una persona increíble asi este verano, hablando de tass sobre un vaso de algo en su bar en Inglaterra, así que le tengo montones de cariño! En fin, que no me voy a poner melancólica, solo darte las gracias y mandarte millones de besitos.
Cloe: ¡no! Yogures de coco de nuevo!!! En fin, que terrible noticia... Lo de las fotos... me vais a hacer contarlo y humillarme de nuevo?... pero aún así, si no sabes la historia... puedo madarte un mail autohumillante.. sniff, sniff... ayer llegué tan mal que fui corriendo a orden severusiana a escribirlo. En otro foro, leí la experiencia de otra fan que también estuvo allí... pero a ella no le pasó lo que a mí, que soy como una persona de chiste. En fin, espero que la curiosidad no te mate. Alan guapísimo, aunque no fue especialmente simpático, pero que te voy a decir, si queremos a snape, como no adorar a Alan aunque nos lanzase maldiciones? Un besote y gracias por acordarte de dejarme una review, y una tan genial además
LouiseMayAlcott: hola! Estuve buscando tu historia para ver si habías actualizado y no la encontré, a ver si me puedes mandar el link por email... oye, gracias por todas tus reviews, lo leíste entero! Aquíva el nuevo cap, serán en total como 15. Ahora sé como os sentís cuando dejo review en todos los caps, me sentía acosadora, pero la verdad es que no está nada mal, la sensación... besotes!
Altariel de Valinor: hola niña! Acabo de leer tu mail hace un poquito, gracias por responder! Me está gustando esta correspondencia... lo malo es que esta review ya te la he contestado! Muchísimas gracias por todo lo que dices, y desde luego, por tomarte la molestia de dejarla dos veces, y escribirla tan larga! No tengo ni idea de lo que he hecho en este capítulo. Puede ser el mayor desastre en la historia del fic, y lo digo en serio. He cambiado tanto partes pequeñas que a lo mejor ya no tiene sentido como un todo... en fin. La verdad es que es demasiado tarde por la noche para escribir nada coherente. Me limitaré a darte las gracias, mandarte un beso, y subir esto, antes de poner palabras y frases inconexas, que juro que me queda poco... tenna rato!
HoneyBeeM: hola! Sé que me dejaste review... me llegó el email, pero inexplicablemente tu review no aparece en ff, y no encuentro el email ahora, pero recuerdo que me emocionó mucho recibirlo, y que escribiste un buen párrafo lleno de cosas geniales alimentadoras de ego... y mi ego de da las gracias! (Da las gracias, ego) (¿Qué dices? Eso es de mala educación. Te he dicho que des las gracias) (Ego, a la de una, a la de dos, o a la de tres... tu lo has querído.) He tenido que pisar mi ego, y vuelve a estar por los suelos. Me limito a darte yo las gracias.. un besazo.
Pupi-chan: hola! Ya ves que yo tardé aún más en actualizar que tú en dejar review L que tal te fueron tus muchísimos examenes? Espero que fantásticos!!! Bueno, por partes, Ron muy avispado nunca fue, pero le queremos por buena persona, no? Cho ami tp me va demasiado... asi que no hay peligro. Y yo también os quiero! Con cada review un poco más! Jajajaja. Suerte con tus profes y tus notas, ya me dirás si la hubo... besos y miles de gracias!
CaroSnape: ay, no puedo dar pistas, pero quedan como dos chaps, y ron saldrá algo más... No queremos que hagas fics distintos, los que haces ya los haces muy bien!!! Millones de besos! Y gracias! Perdona que me acorte con la respuesta al review, pero es que mi madre me está gritando... me entró la prisa! Muack
Nadesiko-san: yo sí que estoy feliz... y no hay veces suficientes para personas con traumas crónicos como yo... jajaja. Gracias, gracias, gracias! Espero que ya vieras que tus deseos son órdenes para mí!!! Y lo de ron, sí, pero a veces tiene reacciones estúpidas, como cuando Harry entró en el campeonado de los magos como se llame... (no me acuerdo) claro que Harry tp es mucho más maduro, vaya dos... (con cariño, eh?) pero lo cierto es que Ron, aunque buena persona, tiene la sangre muy caliente y hace tonterías de las que luego se arrepiente... muchas gracias por leer la historia y dejar review, un besote!
Marissastack: hola! No te preocupes... yo me quedé sin leer los capítulos tuyos nuevos por los problemas del ordenador, y hoy tenía que subir ya esto, pero no creas que no tengo ganas, mañana será lo primero que haga al llegar a casa!!! Un beso enorme, muchisimas gracias por la review... hace montones que no te veo por el messenger. Y si, conocí a alan, aunque no se dejó conocer mucho... LE QUIERO, SNIFF, SNIFF.
Lunna: hola! Muchas gracias, me alegra que te guste... espero no haber tardado demasiado y que este cap no te horrorice ni nada... (lo pongo siempre pero es lo que hay soy la fanfictionera más insegura de la red) bueno, bsos y muchas gracias otra vez!
Stiby: hola! Me alegra que te guste... tampoco tan a menudo... jejeje... Hermione es un poco marmota en este fic, lo reconozco, pero al principio no consigue dormir con la inquietud, y cuando vuelve a hogwarts, al estar cerca de su profesor se siente a salvo y duerme el sueño atrasado.. y después, supongo que le cogí el gusto, sin ´mas!Lo de Harry no lo sabe ni él, ni yo, tendremos que sentarnos a tener una conversación seria pronto, porque quiero terminar este fic para año nuevo, por favor, año nuevo, fic nuevo! Pero no lo sé. Bueno, que me encantó encontrar tu review, y que un gran beso!!!
Annie Angelical: Yo creo que él se reprime y algo de miedo si que tiene, pero por lo desconocido, por miedo a perder el control rígido y a ser vulnerable, no por miedo a ella ni timidez, lo que tu dices, vaya... y Hermione, tampoco es una comehombres, yo creo, pero siempre parece saber lo que hay que hacer, y es muy terca, así que le pega insistir si ella lo cree razonable... y menos mal, porque si no no habría fic. ¿Qué tal los examenes? ESpero que muy bien... pues sí, ví a Alan Rickman... ayyyyyyyy quelarga historia.Si de verdad teneis curiosidad, os lo cuento en el próximo cap, largo y tendido, ahora estoy taaaaan deprimida porque ya pasó que no puedo ni pensarlo! Ojala hubiese aceptado tu oferta de la cámara, si te digo lo que me pasó con la mía me pegas hasta dejarme aún mas idiota de lo que soy.
Anda que lo de dejarte reviews! Ni que tú no escribieses bien!
En fin, un besote y muchas gracias!!!
DI-MALFOY: sospecho que rara quiere decir que no te gustó demasiado... a mí, al principio del primer fic de ellos que lei (que fue mi primer fic) me horrorizó. Pero tiene algo de real. Hermione le defiende siempre en todos los libros, en todo momento, resuelve su prueba. El les humilla, pero les protege con su vida. Inteligentes, incomprendidos... no lo sé, para mí, tiene sentido... en fin, espero que al menos te lo plantees, y te conviertas en una enferma más del HGSS! Lo consigamos o no, muchisimas gracias por la review y un beso
