C'est fini!

(Para bien o para mal, y ya era hora. Siento el retraso si aún queda alguien ahí: en resumen, mucha pereza, musas en huelga- aún siguen, lo hice sin ellas- y nuevo y odioso trabajo que necesito para vivir y que me ocupa todo mi tiempo.)

Este capítulo lo escribí en dos sentadas... y luego decidí cambiarlo porque no me gustaba nada. Había un par de trozos que no tienen ni pies ni cabeza... ¡a Rowling le salió bien! Pero una vez que la historia se escribe ya no hay nada que hacer; los personajes no me hicieron caso y se rebelaron a su destino. Esto es lo que pasó, aunque yo haya luchado por cambiarlo.

Bla, bla, bla, nada de esto es mío. Ojalá me lucrase un poquito. Lo único que poseo es el corazón de Snape (por eso parece que no tiene, porque lo tengo yo)


Ron ya estaba allí. Sus nariz apuntaba a los complicados diseños de la alfombra.

Dumbledore fue puesto al corriente de todo lo sucedido.

"Si nos disculpa, señorita Granger, y estoy seguro de que querrá descansar, me gustaría tratar la situación del señor Weasley con usted, profesor Snape."

"¿Profesor Dumbledore? Prefiero quedarme"

Hubiese jurado que Snape la miraba con fastidio, como si no quisiese que oyera la parte que venía a continuación. Sin embargo, la mirada de súplica de Ron pareció ablandar a Dumbledore.

"Muy bien." Concedió con una inclinación "El señor Weasley se ha puesto a sí mismo en una complicada situación, y me temo que sólo podemos intentar sacar el mayor provecho de ella. Severus, confío en ti para encargarte de aleccionar al chico lo más rápido posible."

Como si pudiese hacer otra cosa. Un peón en manos de dos estrategas no tan diferentes. Se encogió de hombros, y miró a Ron de arriba abajo, alzando la ceja en una curva escéptica.

"Permítame dudar de sus posibilidades, señor Weasley; con suerte, hará que lo maten" dijo, reflexivamente. Su tono se volvió más firme: "Aún así, exigiré todo su empeño, no tolero que nadie me haga malgastar mi valioso tiempo." Saludó marcialmente a Dumbledore y se preparó para abandonar el despacho. Añadió, con tanto odio que Hermione no pudo precisar si en realidad se dirigía a Ron: "Si intentaba usted salir de la sombra de Potter con esto, señor Weasley, ha cometido un lamentable error de cálculo. Le esperaré la tarde del lunes en mi despacho. Buenos días." Con eso, abrió la puerta, sonriendo de una forma peculiar, como alguien que acabase de morder algo muy amargo.

Hermione no había esperado esa crueldad gratuita. Snape se había demostrado capaz de morder su afilada lengua cuando había sido necesario. Dolida, abrió la boca para defender a su amigo, y sin embargo, la reacción de Ron le sorprendió. El muchacho le puso la mano sobre el brazo, haciéndole un gesto para que lo dejase pasar.

"¿Podemos hablar?" dijo ella en voz baja mientras salían del despacho.

Él la miró de reojo, como si no pudiese soportar mirarla directamente. Incapaz de pensar que esa piel, que esas manos ahora pertenecían a otro, que nunca habrían podido pertenecerle, pese a lo que él hubira podido creer; ella lo había intuido tiempo atrás.

"Me siento estúpida. Nunca debí haber salido de Hogwarts sabiendo que Malfoy y Lovecraft andaban sueltos. Gracias por salvarme la vida"

"De nada. Hubiese pasado antes o después; Malfoy no es de los que olvidan" dijo.

"Siento... yo... siento..." No podía disculparse por el comportamiento de Snape, pero una desagradable sensación alojada en su estómago le hacía preguntarse qué era exactamente lo que había elegido por encima de su familia y amigos.

"¿Qué sientes, Hermione?" preguntó, con cansancio.

"Siento lo que ha dicho Snape"

"Oh, eso" Ron casi sonrió. "No te preocupes"

Hermione le miró con sorpresa.

"¿No lo sabes? No, supongo que no es de los que van propagando sus buenas acciones por ahí... estropearía su reputación." Durante el tiempo que pasé en la enfermería, el profesor Snape la visitaba cada madrugada con suministros de todas las pociones para Madame Pomfrey. Mientras lo hacía, solía reírse de mí. Me costó un poco descifrar lo que en realidad quería decir entre todos los insultos, pero de forma casual, de algún modo retorcido, me estaba dando consejos sobre cómo actuar. Probablemente algunas de las cosas que dijo me salvaron la vida en la primera reunión."

Hermione frunció el ceño, intentando procesar toda la información. Se imaginó la situación de Snape, entre la espada y la pared, obligado a convertir a otro en lo que él era, algo que consideraba despreciable.

Típico que no le hubiese confiado que estaba ocupándose de Ron. Preocupado de que tal vez pudiese parecer que le importaba. Suspiró. Eso era Snape Un ser difícil, extraño, inaccesible.

Ron tenía la cabeza entre las manos.

"Ojalá hubiese una forma de quitarme todo eso de la cabeza. No paro de verme a mí mismo pronunciando el Aveda Kedabra una y otra vez... aún no puedo creer que lo hiciese. No importa que el ministerio no presente cargos¿cómo se supone que voy a vivir con algo así?"

"No sabes lo que Lovecraft hizo." Le temblaba la voz, notó Ron "Tú no viste a esos hombres... no les viste... Ron, lo que hiciste fue lo que era necesario."

"No me arrepiento" confesó el muchacho. "Prométeme que no vas a enfadarte"

Hermione lo prometió, espantando el brote de angustia que le sobrevino al observar la mezcla de infantilidad y madurez que de pronto existían en su amigo, forzadas por las circunstancias.

"Sentí... poder. Sentí una especie de cosquilleo en la espalda, y era como estar borracho, y tenía el poder de decidir su vida o su muerte. Y elegí su muerte. No soy mejor que ellos. Quiero volver a experimentar... eso"

"Ron, eso no es raro. Es difícil estar en contacto con las artes oscuras y no sentirte... tentado"

Una vez más, como durante tantos años, Ron aceptó la palabra de su amiga como válida.

Si tan sólo fuese tan fácil con Snape...

"¿Te apetece jugar al ajedrez?"

"¿Ahora?" preguntó Ron, sorprendido.

"Ahora" tirando de su brazo, le arrastró a la Sala Común.


Snape estaba sentado leyendo algunos pergaminos; o mejor, estaba sentado frente a unos pergaminos. Comenzaba el párrafo una y otra vez, pero su mente no estaba en ello.

Por un lado, estaba la mirada que Hermione le había dirigido tras sus palabras a Weasley. Weasley, esa era otra. Había tenido que salvarla el pelirrojo, mientras él, Snape, se quedaba impotente, observando como Lovecraft apuntaba a Hermione con la varita. Dejó escapar una maldición.

Y además, estaba su brillante actuación. Tenía las horas contadas: un mes era toda la vida que le quedaba por delante. Y en lugar de apartarse de la muchacha y no causarle más problemas (¿qué importaba un corazón roto a esa edad? Unos meses harían que se olvidase de él, como si nunca antes hubiese existido, razonaba), se había lanzado a sus brazos, poniéndola en contra de su propia familia. Egoísta, cruel. Muy Snape.

Treinta días. Se masajeó las sienes.


Harry se unió a sus amigos como espectador; era un gran espectáculo ver a Hermione y a Ron batirse en duelo sobre el tablero. Ron era un jugador nato de ajedrez, pero Hermione, con su cerebro lógico y matemático, era una buena contrincante. Harry nunca había terminado de comprender las particularidades del juego.

Durante unos instantes, pareció como si la vida se hubiese congelado varios años atrás, cuando él aún no era el chico destinado a matar a Voldemort o morir, cuando Ron aún no había cometido errores que fueran a perseguirle toda su vida, cuando Hermione aún no había pasado por todo aquello por lo que había tenido que pasar.

No eran los mismos; había cierto fatalismo en el ambiente, algo que le decía que esa noche era la última noche en la que iban a poder jugar en paz. Sacudió la cabeza. Si era la última noche, lo menos que podían hacer era aprovecharla.


"Mamá"

"Hermione" dijo la señora Granger, sorprendida, y algo enfadada aún. "¿Qué haces aquí? Tu padre ha salido un momento, es mejor que..."

"Lo sé, mamá, he estado esperando fuera."

"Ah" fue lo único que dijo su madre, mientras la chica cerraba la puerta a sus espaldas.

Cuando su padre volvió a entrar en la habitación, descubrió que iba a tener que hacer frente a dos mujeres decididas.

"Sólo... Hermione" dijo, mientras se despedía de su hija; había decidido claudicar. Conocía demasiado bien a Hermione y sabía que jamás se echaría atrás si consideraba que estaba en lo cierto y que su propósito era bueno.

"¿Sí?"

"No esperes que nos guste"

No era mucho, pero era algo. Había un largo camino, pero nunca había soñado precisamente con una velada familiar en la que Snape y su padre jugasen a las cartas... sonriendo ante la imagen, asintió.

- - - - - - - -

Harry sonrió con placer. El calor húmedo que dejaban los labios en su piel le hizo estremecerse. Y algo en el fondo de su cabeza le decía que abriese los ojos, que había algo que sabía que no estaba bien. Pero obligó a su conciencia a callarse, disfrutando del cosquilleo que bajaba de su cuello hasta su torso, de las manos que lenta, juguetonamente, le arrancaban la ropa, de la lengua que quemaba su piel.

Pero tenía que abrir los ojos.

No lo hizo. Estaba casi seguro de lo que iba a ver. Aunque no se acordaba... tenía que abrir los ojos... Más tarde. Podía esperar.

Una risa suave; cruel casi. Y había algo que tenía que recordar... pero la destreza de las manos estaban haciendo que todo se volviese borroso; el peso encima de sus caderas estaba perturbando sus sentidos, y no podía concentrarse en otra cosa.

Ignorando su sentido común, no se resistió cuando una lengua se coló en su boca, y poco a poco, casi a su pesar, sus labios se fueron moviendo al compás de los otros labios, su lengua enroscándose en la otra lengua...

Y sabía que algo no estaba bien. Lo vio con tanta claridad, que fue como si el aire se convirtiese en una melodía desafinada, y el roce de las manos empezó de pronto a ser doloroso. Sintió la sangre correr allá por donde pasaban, y un dolor repentino en el labio, un dolor atroz. Una lengua lamía la sangre; pero aún así, el sabor acre inundaba su boca.

Abrió los ojos; aún oyó la risa de Draco Malfoy mientras se despertaba, comprobando histéricamente que sus ropas seguían puestas, atadas, y que no había arañazos de ningún tipo en su piel. Se llevó la mano a la boca, y notó el calor líquido de la sangre fluyendo. Debía de haberse mordido el labio en sueños.

Recuperó el ritmo de la respiración muy poco a poco, tapándose con las sábanas.

Tenía que hacer algo. Tenía que terminar con las pesadillas, antes de que las pesadillas terminasen con él.


"Buenas noches"

Hermione se sobresaltó ligeramente y sin razón. Después de todo, no había esperado encontrarlo dormido, y no es que fuese extraño encontrárselo sentado entre las sombras...

"¿Por qué no me dijiste que habías estado cuidando de Ron?"

Así que el pelirrojo se había ido de la lengua.

"¿Por qué debería haberlo hecho?" dijo el hombre, la mueca de desprecio de vuelta a su rostro.

"Porque es mi amigo. Porque estaba preocupada por él"

"Dije que iba a ponerse bien. Oh, pero olvidaba que es amigo tuyo." Dijo, el tono de burla claro e hiriente.

"Sí, es amigo mío, aunque tú seas incapaz de comprender ese concepto"

Por un segundo sus ojos acusaron el golpe. Luego, estiró ligeramente la espalda y se dio la vuelta como si ella ya no estuviese allí.

Se acercó, indignada, pero había algo alrededor del hombre que le decía que no todo era tan fácil como parecía a primera vista. Sus ojos detectaron el vaso vacío a la derecha.

"Severus ¿qué pasa?"

"Nada importante. Voldemort por fin me ha descubierto" llenó el vaso mientras decía eso, lo alzó como en una macabra parodia de un brindis, y bebió casi todo el líquido. Se quedó observando el cristal como si jamás antes lo hubiese visto. "Ahora tengo un mes para entrenar a tu amigo Weasley, y después, se terminó." Miró pensativamente el vaso otra vez, y se lo llevó a los labios para terminarlo. Se detuvo a medio camino, y lo arrojó contra la pared.

Hermione sintió un escalofrío, y Snape sonrió con algo de crueldad.

"Buscaremos una solución. Se nos ocurrirá algo"

Ahora sí pensaba en él. Ahora que sabía que sus horas estaban contadas. Pero ¿dónde había estado esa tarde, después de haberle creído muerto por la mañana? Con Weasley. ¿A quién había acudido tras la discusión con sus padres? A Weasley.

Olvidó todos sus propósitos anteriores; no quería alejarla de sí por su bien: quería herirla, y mantenerla a su lado a cualquier precio.

"Tus padres tenían razón" dijo, con tono casual. "No eres más que una niña"

Hermione sintió la puñalada, y la ira que subía a sus mejillas, pero trató de controlarla. No eran más que las palabras de un hombre contra las cuerdas.

Rozó con su mano la cara de él, que la apartó de un manotazo.

"Severus"

"¿Sí, Señorita Granger?"

Hermione le miró incrédula. ¿Se estaba comportando Severus Snape como un niño con una rabieta o eran imaginaciones suyas? Con una mueca torcida en el rostro, el hombre conjuró otro vaso y continuó bebiendo, completamente seguro de haberse deshecho de ella.

Oh, no tan fácilmente. Y ya basta.

En dos zancadas, Hermione se plantó al lado de él y le arrancó la botella de las manos, la lanzó contra el suelo y murmuró "Evanesco". Y luego dio un paso atrás, cuando él se levantó furioso.

Uh-uh.

"¿Qué crees que estás haciendo?"

"¿Qué crees que estás haciendo tú?"

Snape abrió la boca y la volvió a cerrar; no recordaba que jamás nadie le hubiese contestado jamás con tal arrogancia, y allí estaba Hermione Granger, plantada delante de él con los brazos en jarras, pidiéndole explicaciones. Y no pudo contenerse, se echó a reír.

Hermione se sintió ofendida, y frunció el ceño, las manos en las caderas; Snape soltó otra risotada ronca, velada por el alcohol y salvó los centímetros que les separaban.

Ella se asustó ligeramente; no es que no confiase en él, pero ciertamente el hombre sabía como impresionar... y de pronto se sintió levantada en volandas y colocada como un fardo sobre el hombro del profesor.

"¡Bájame¡Bájame ahora mismo¿Qué haces?"

Le golpeó con puños y pies, le arañó. Pero eso era poco para un hombre acostumbrado a las Imperdonables, así que él continuó impertérrito su camino hasta el dormitorio.

"¡Severus¡No tiene gracia! Tenemos que discutir la situación..."

"Luego" dijo él, serio otra vez. La risa nunca le duraba mucho.

"¡Bájame!" dijo Hermione, algo mareada.

"Bien" contestó, secamente. Y la dejó en el suelo, delante de él. En la semipenumbra de la habitación, sus ojos relucían como carbones ardiendo.

"¿Qué vamos a hacer?" preguntó ella, inflexible, y preocupada.

Pero a él le importaba poco su vida en esos momentos; sólo podía fijarse en la muchacha delante suyo, con el cabello cayendo en mechones desordenados, en su tono de voz sedoso, en el tacto que sabía que esa piel tendría bajo sus manos. Y Hermione leyó todo eso en su mirada, de puro hambrienta que era, y calló, la garganta seca e incapaz de pronunciar palabra. Se quedó quieta mientras sentía los largos y hábiles dedos del profesor abrirse camino por entre los botones de la túnica. Sintió el contraste del calor de su mano con el frío de ella; siguió el recorrido con los ojos cerrados, sin moverse, olvidando todo lo que le rodeaba, todo su ser concentrado en el punto donde las yemas de los dedos de Snape conectaban con su piel. Le parecía sentir el pulso de él reverberando en su carne, colándose entre sus huesos, viajando a través de su sangre. Una mano fuerte la agarró por la nuca, y se encontró abriendo los labios para dejar paso a una lengua feroz, que se enzarzó en batalla con la suya. Respiraba trabajosamente, consciente de que nunca antes se había sentido así, y dudando que alguien pudiese conseguir el mismo resultado con sólo una mirada o un roce.

Abrió los ojos, y se encontró con las pupilas de Snape fijas en ella. El profesor titubeó un momento, malinterpretando su gesto, pero ella lo agarró con fuerza, y comenzó a desabrochar laboriosamente botón tras botón. Snape ni siquiera esperó a que la capa tocase el suelo para empujarla hasta la cama. Hermione buscó el calor de su cuerpo en la oscuridad, respondiendo a sus movimientos con más seguridad que la noche anterior.

Durante un instante, un breve momento en el que todas las otras cosas quedaron olvidadas, Hermione sintió como si alguien hubiese hinchado un enorme balón dentro de ella; se sentía llena de un aire ligero y puro, a punto de estallar, o de elevarse en el aire y flotar... sentía las lágrimas aflorar a sus ojos: amaba a ese hombre.

Besó el sudor que cubría su cuello, perdió sus dedos entre los cabellos negros. Se dejó llevar por el ritmo hasta que por fin, se sumieron en un abrazo y escondió la cabeza en su pecho.

Cuando levantó la vista, horas más tarde, no lloraba, como Snape había sospechado. Tenía los ojos llenos de una firme determinación.

Se levantó de la cama, tapándose pudorosamente, hecho que Snape no dejó pasar sin su consiguiente sarcasmo, pero le ignoró. Se sentó frente a la ventana, con una taza de te de la reserva de Snape en las manos, y la única cosa que Snape consiguió sacarle, cuando estaba demasiado concentrada para darse cuenta de lo que decía, fue "¡Un mes! Eso habrá que verlo."

Divertido, Snape alzó la ceja. No había gran cosa que ninguno de los dos pudiesen hacer y no quería que la muchacha se preocupase más del tema de lo estrictamente necesario. Se le ocurrían varias maneras mejores de pasar el tiempo de vida que le restaba... pero por más que trató de convencerla para moverla de aquella silla, no lo consiguió, y viendo su cara de concentración, levantarla en volandas no parecía tan buena idea ahora.

"Hermione" dijo al fin, suavemente.

"¿Sí?"

"Deja eso" dijo, pasando la mano con lo más parecido al afecto que supo por la masa rizada que coronaba su cabeza, conteniéndose para no agacharse y besar el pelo, por temor a parecerle trastornado. Sacudió la cabeza, volviendo a la realidad. "No tiene sentido. Las cosas son como tienen que ser, y siempre hemos sabido que un día esto pasaría. En algún momento mis verdaderas alianzas tenían que salir a la luz. No hay nada que puedas hacer. No quiero que te consumas."

Ella le miró con una mezcla de pena y rabia.

"No soy de las que se rinden."

"Ya lo sé" dijo él, y lo dio por imposible. Se retiró a su sillón, y comenzó a leer un libro. Se sintió observado y levantó la vista.

La miró, interrogante.

"No voy a renunciar a ti. Si no voy a hacerlo ni siquiera por mis padres, menos aún por Voldemort"

Snape rechinó los dientes al oír el nombre, pero no dijo nada. Definitivamente, pensó en palabras del joven Weasley, la chica necesitaba replantearse sus prioridades... La tozudez de ella le resultó de pronto admirable; sonrojada por la dedicación a lo que estuviese haciendo, le pareció la visión más maravillosa del mundo. Cerró el libro de golpe y le dio la espalda; la muchacha le provocaba sentimientos con los que no sabía como lidiar, sensaciones que nunca antes había tenido. Volvió a su habitual tono, monótono y frío.

"Puedo imaginar, señorita Granger, que no va a dejarme usted entonces morir en paz"

"Puedes jurarlo" dijo ella, con una sonrisa de oreja a oreja, y de nuevo se volvió a trabajar.

Horas más tarde, levantó la vista.

"¿Severus?"

"Sí"

"¿Y si...?" decidió escoger sus palabras con cuidado. El pareció presentir que lo que venía a continuación no iba a gustarle, porque se puso tenso.

"¿Y si qué?"

"¿Nos escondiésemos? Me sentiría más segura."

"Voldemort nos encontraría." Y antes de que Hermione pudiese contestar, añadió: "Y no pienso esconderme de nadie. No soy un cobarde"

"No digo que lo seas" dijo ella, despacio. "Pero piénsalo. Tiene sentido. Volveremos cuando el final se acerque; y entre tanto, Ron hará tu tarea."

Snape apretó los dientes con rabia al imaginarse a Weasley haciendo el que debía ser su trabajo. El condenado chiquillo metomentodo...

"No. Y es mi última palabra."

"Por favor"

Snape la miró.

"¿Chantaje de nuevo, señorita Granger?"

Esta vez, ella no rió.

"No me pidas eso. Mi sitio está aquí. Me matarán, puede, pero antes tengo cuentas que saldar con ellos"

"¿Eso es todo lo que vale tu vida¿Y yo?"

"¿Tú qué?"

Ahora era ella la que estaba enfadándose, aunque Snape no conseguía saber porqué.

"Yo, profesor Snape, yo. ¿Qué voy a hacer yo si te matan?"

Snape no dijo nada. Cuando la locura le había hecho unirse a los mortífagos no había otra persona en la que pensar. De hecho, jamás había habido otra persona en la que pensar, así que estaba perdido.

"Hermione, la vida sigue y..."

"... y soy joven y... dime algo que no sepa. Dime cómo voy a hacer para seguir sin ti" dijo, y cuando levantó los ojos del suelo, parecía auténticamente devastada.

Las palabras se cortaron en la garganta de él. Asintió con la cabeza, maldiciendo el día en que Hermione Granger había entrado en su vida.

"¿Cómo?" preguntó.

"El Encantamiento Fidelio" dijo ella. ¿cómo si no? "Nos esconderemos juntos, y esperaremos hasta que nuestra vuelta sea necesaria. Yo seré tu guardián y tú el mío." Sonaba tan simple, se dijo la chica, que podía ser una estupidez. O funcionar. Tenía sentido. Sabía que la única otra persona además de ella en la que Snape confiaría era Dumbledore. Y Dumbledore no sería su guardián esta vez; era demasiado arriesgado.

"Hermione" dijo él, sintiéndose más y más cansado, hundiéndose en un pozo de oscuridad. "El... Encantamiento Fidelio precisa de un guardián que no esté escondido con la persona que se oculta. No puede... ser recíproco, o nunca podía encontrárselas, ni aún en caso de necesidad vital para ambas¿comprendes?"

Y Hermione comprendió. Comprendió que si quería salvar la vida de Severus Snape, solo tenía una posibilidad. Separarse de él.


"¿Harry?"

"¿Hm?"

"¿Dónde vas?"

"Tengo que hacer una cosa"

"Harry, no pretenderás salir de Hogwarts¿verdad?

"hm"

"Todos están preparándote, y cuidando de tu seguridad y tu piensas escaqueart..."

El chico la calló sellando sus labios con el dedo índice.

"Volveré pronto, Hermione, te lo prometo. Necesito encontrar algunas respuestas."

Por una vez, Hermione no dijo nada.


Harry Potter estaba haciendo algo que nadie hubiese sospechado jamás que haría. Estaba colándose, el solo y en plena noche, en el panteón de los Malfoy.

La propiedad de los Malfoy reservaba un espacio para enterrar a sus muertos, un vasto jardín cubierto de flores y tumbas, decorado, una vez más, con exquisito gusto.

Louise Malfoy, amada madre y esposa, 1873-1919, Marie du Courier Malfoy, 1896-1934, Augustus Malfoy, 1949-1985, Sarah J. Malfoy, 1753-1802...

Así que eso era lo que llamaban una familia antigua. Harry paseó por entre las tumbas, sabiendo a ciencia cierta que no iba a poder evitar entrar al edificio que le atraía poco a poco como un imán. Levantó la vista. Imponente, la enorme construcción de alabastro y mármol se levantaba majestuosa frente a él, reflejando el resplandor de la luna, que la envolvía como un halo maléfico, recortándola contra el cielo.

"Alohomora" susurró, y las puertas se abrieron sin chirriar ante él.

Sus ojos se posaron en la losa más nueva. Con un escalofrío, se dirigió hacia allí.

"Lumus"

Draco Malfoy.

Paseó la mano por la talla fría de la piedra.

"Draco" murmuró secamente. "Nox."

Se quedó allí en silencio unos instantes, como decidiendo si quería hacer lo que había ido a hacer o no.

Con una mano muy sudada, sacó un papel doblado del bolsillo de atrás de su vaquero, y temblorosamente, la desplegó delante suyo. La alisó una y otra vez. Después, se hizo un pequeño corte en el brazo.

"Unitatis am mortem

impero ergo

ut ab mortis te levares"

Lo leyó apresuradamente, con voz rasposa, sin levantar la vista. Lo leyó de nuevo. Lo leyó una y otra vez, de forma enfermiza, hasta que las palabras se convirtieron en un murmullo ininteligible y la voz le faltó, y aún así continuó con la letanía, como en un trance.

Y de pronto, una figura casi sólida apareció ante él. Mucho más consistente que Myrtle la llorona o Nick Casidecapitado, como si jamás hubiese muerto, delante suyo se encontraba Draco Malfoy, mirando a su alrededor, algo aturdido, pero más espabilado a cada gota de sangre que escapaba de su brazo.

"Potter"

Harry se estremeció. Quién sabe los efectos que el hechizo podía tener. Después de todo, había comprado el libro en el callejón Knockturn, en una tienda de dudosa reputación, por la afición del dueño a las artes oscuras. Y, definitivamente, nada que tratase con muertos podía traer buenas consecuencias.

"Draco" saludó, suavemente.

"Vamos, no tenemos mucho tiempo" urgió el rubio. "Dí lo que hayas venido a decir y márchate"

"Estás... ¿estás muerto?"

Draco soltó una carcajada irónica.

"¿A ti que te parece?" dijo, mientras señalaba la lápida. "¿Eso es lo que has venido a decirme?"

"¿Por qué me persigues en sueños?"

"Sigues igual de egocéntrico, Potter. ¿Por qué iba a perseguirte?"

Harry tomó aire.

"Está bien. No tenemos mucho tiempo, en eso tienes razón. Draco, lamento lo que sucedió. Siento que tuviese que terminar así. Gracias por salvarme la vida."

"Gryffindors" dijo Draco. Pareció que aceptaba el agradecimiento. Se quedó allí de pie, apoyado descuidadamente en su propia lápida.

"¿Cuánto dura esto?" preguntó de pronto, como un niño en mitad de un viaje.

"No lo sé. No demasiado, creo. ¿Cómo... cómo es aquello?"

"No lo sé" contestó Draco, confuso de repente. "No lo recuerdo" Frunció el ceño. "Pero es bueno" dijo, como si no fuese él quién hablase. Al momento, pareció haber olvidado lo que había dicho.

Harry sonrió.

"Me alegro"

"¿Debería querer hacer algo más?"

"¿Eh?"

"Tengo unos últimos minutos de vida. Seguramente debería pensar en hacer algo que no fuese pasarlos contigo, Potter. Supongo que eres mi único asunto pendiente. ¿Cómo has llegado hasta aquí?"

"¿Perdón?"

"Ahhh, Potter, eres lento¿Verdad?. ¿Cómo has venido hasta aquí?"

"Vo... volando"

La cara de Draco mostró una sonrisa de oreja a oreja.

Rápidamente alcanzó la varita de Harry.

"¿Se puede hacer magia estando muerto?" preguntó.

Harry se encogió de hombros.

"Accio Estella de Fuego" "Accio Nimbus 2001"

La escoba de Harry tardó apenas un momento en aterrizar en sus manos. La de él, viajando desde más lejos, tardó unos segundos más en penetrar por las puertas abiertas.

"Hm. Parece que sí. Está bien, Potter, a la de tres. Una, dos y... tres"

Y entonces, ambos hicieron algo que los dos sabían hacer. Cualquiera que les hubiese visto, les hubiese tomado por estrellas fugaces, moviéndose a gran velocidad por los cielos, envueltos por el resplandor blanquecino de la luna.

Draco fue el primero en llegar al suelo, y contempló desde allí como su rival alcanzaba la tierra, los ojos oscurecidos, y el pelo previsiblemente revuelto. Por unos instantes sintió algo peligrosamente parecido a la felicidad.

"Te gané, Potter."dijo.

Harry sonrió, con la frente aún cubierta de sudor. Pero también reparó en que el Slytherin estaba cada vez más pálido.

"Estoy cansado. No te preocupes. Dejaré de molestarte en sueños" dijo.

"No me importa" dijo con sinceridad. "Sólo quería darte las gracias."

Draco le miró sin entender muy bien, desde la distancia.

"¿Para tener tu conciencia en paz?"

"Algo así"

"Bien"

"Bien"

Harry extendió una mano, y Draco la contempló pensativo.

Al final, justo cuando se disponían a cruzar la puerta del panteón, se colocó frente a Harry, y extendió su propio brazo. En el preciso instante en que sus manos se rozaban, un relámpago salido de ninguna parte hirió el cielo, cegando a Harry. Las puertas se cerraron de un portazo, y el muchacho y su escoba cayeron al suelo, y cuando levantó la vista, no había nadie allí.

Sin saber muy bien cómo, salió del terreno funerario de los Malfoy, y montó en su escoba, tambaleándose, consciente de pronto de que toda la vitalidad de Draco había escapado de su propia sangre, y que había perdido mucha cantidad. Cuando pasaba cerca de Hogsmeade, los ojos se le nublaron.

Aguanta, se dijo.

Apretó los dientes con todas sus fuerzas, y voló con los ojos entrecerrados, siguiendo la dirección del viento. Minutos más tarde, perdió la consciencia y cayó al suelo. Se oyó el crujido de varios huesos al romperse.


"¿Nos veremos en vacaciones?"

"Sí, claro"

"Bien. Cuídate"

Severus leía los labios de los padres de Hermione desde la ventana de la Torre Norte, por donde había pasado en el preciso instante en el que la familia se despedía. Lamentó haber creado esa situación, pero sabía que Hermione no toleraría que se entrometiera, así que decidió que tal vez debía encargarse ella.

Vio a los tres alejarse hasta las puertas de Hogwarts, haciéndose más y más pequeños. Fuera, un carruaje les esperaba; Severus vio el brillo transparentoso de los thestrals que iban a empujarlo; sintió un deje de simpatía – casi empática- por los animales, que nadie deseaba poder contemplar.

Hermione regresaba al castillo, cabizbaja. Frente a él, fingiría una vez más que no lo sucedido no le había afectado; pero por una vez, la contempló sin sus defensas, vulnerable, y sintió ganas de borrar todo lo que estuviese mal para que ella no tuviese que sufrirlo. Se apartó de la ventana intentando apartarse del sentimiento; aún así, tuvo tiempo de ver cómo la señora Granger se daba la vuelta y envolvía a Hermione en un abrazo. Si algún espectador hubiese, casualmente, pasado por allí, habría podido jurar que las comisuras de los labios del temido profesor de pociones se habían alzado ligeramente.

Lo siguiente que oyó fue un grito.

"¡Harry!"


Harry se despertó con el sonido familiar que era la voz de Snape mascullando maldiciones.

"... y creo que se le están permitiendo demasiadas cosas, mientras todos nos esforzamos por protegerle... el futuro de nuestro mundo puede depender de ese mocoso..."

Volvió a sumergirse en un sueño intranquilo. ¿Estaba muerto¿Había ido tal vez al infierno? Posiblemente. Snape era una de las cosas que estaba seguro que uno encontraba en el infierno.

Abrió los ojos, y vio la cara preocupada de Hermione.

"¿Herms?"

"¡Harry!" le abrazó con suavidad. El chico notó un dolor punzante en las costillas "Tenías media docena de huesos rotos, Madame Pomfrey gastó todo el Skele-Gro... nos hemos pasado todo el día haciendo más y... lo siento" paró, sonriendo, cuando vio que estaba abrumando a Harry con tantas palabras. "¿Llegaste hasta allí?" preguntó mirando a su alrededor, en tono confidencial.

Harry asintió con cansancio.

"Hablé con él"

"En un sentido metafórico"

El chico sacudió la cabeza.

"Oh Harry..." dijo Hermione consternada.

"Se terminó, Hermione, se terminó."


"¿Cuándo?"

"Cuando termine el mes. Tengo que preparar a Weasley"

"¿No sería buena idea que también él se escondiera? Yo podría ser la guardiana de ambos, como Peter de Lily y James Potter..."

"Espero que con mejores resultados" contestó él, sin demasiadas ganas. Pero funcionó. Ella sonrió contrariada por la mala elección del ejemplo "No creo que lo que el señor Weasley necesite ahora sea esconderse. Y no podemos prescindir de alguien entre las filas de el Señor Oscuro." Hermione se sobresaltó con el nombre igual que él hacía al escuchar Voldemort.

"Lo matarán"

"No estoy tan seguro. Nadie diría, conociéndole, que Weasley posee la sutileza precisa para llevar a cabo las labores de un espía, pero quién sabe... está hecho de una madera diferente a la que todos imaginábamos."

Hermione sonrió mostrando todos los dientes; por un segundo recordó en un flash el comentario cruel que le había dirigido al respecto en su tercer o cuarto año... y eso, la capacidad de la muchacha para sacar partido a las peores situaciones, le calmó.

"Aún tenemos un mes, entonces" dijo Hermione, sin pretender en absoluto que su voz sonase del modo en que sonó.

Snape asintió.


Las horas de clase, que a Snape siempre le habían parecido eternas, eran ahora interminables. Solía rehuir a Hermione de vez en cuando deseando deshacer lo hecho y volver a lo conocido, a regodearse en su soledad y en sus desgracias, y a abandonar ese suelo incierto sobre el que parecía moverse. Ella comprendía, y le dejaba hacer, pero se mantenía firmemente a su lado, y aunque quisiera, no estaba seguro de que fuese capaz de volver a lo anterior. No ahora.


"... siento que tengan que verse envueltos en esto, y le agradezco que haya convencido a Severus de tomar esta decisión. A mí jamás me habría escuchado. Ah, Severus, pasa. Hablábamos de ti. ¿Sorbete de limón?"

Snape les miró con el ceño fruncido.

"Bien. ¿Ambos conocéis la localización de la casa¿Habéis preparado un sistema de abastecimiento? Ahora solo falta terminar el encantamiento. Con él, nadie podrá encontrarte, Severus, sin la ayuda de la señorita Granger. Aunque te estén viendo, mientras estés dentro de esa casa estarás protegido. Puedes utilizar la magia, puedes seguir con tu vida cotidiana. Pero no debes salir de la casa, recuérdalo, no importa lo que leas, no importa lo que te hagan creer. ¿Me oyes, Severus? No queremos que se repita el incidente de Sirius. Y usted, señorita Granger, no podrá visitar esa casa bajo ninguna circunstancia si desea que el profesor Snape continúe bajo la protección del encantamiento. ¿De acuerdo?"

Snape miraba a Dumbledore con cara de aburrimiento.

"Quién sabe, hijo, puede que pasen meses..." la palabra años resonó en el ambiente aunque nadie la pronunció en voz alta.

Snape vio al director acercarse sin prever lo que el viejo loco iba a hacer. De habérselo imaginado, sin duda habría dado un salto hacia atrás antes de verse atrapado en esos tentáculos suyos. Se tensó, y se mantuvo así durante el breve abrazo del director. Cuando volvió a mirar a Dumbledore, le pareció que tenía los ojos húmedos y brillantes. ¿Tal vez...? No...

"Suerte, Severus. Cuídate. Espero tenerte de regreso pronto."

Snape asintió una sola vez con la cabeza, al más puro estilo militar, y dio media vuelta.

"Ahora depende de ustedes dos, señorita Granger" dijo el director mientras salían.


"No entiendo por qué has escogido este lugar" murmuró Snape gruñonamente.

"Porque nadie sospecharía que ibas a esconderte aquí"

Y era cierto. ¿Quién hubiese pensado que Severus Snape acabaría escondido bajo el Fidelio en la casa que se levantaba, en el valle de Godric, sobre las ruinas de la que en su día habían ocupado los Potter?

"No es muy buen augurio"

"Oh, vamos, Severus, no todo tiene porqué salir mal" dijo Hermione, cansada de batallar con él día y noche. No le gustaba la idea de esconderse, y estaba dispuesto a dejarlo claro.

El no contestó. Miró a su alrededor. No era una mansión, pero había dormido en lugares peores. Mucho peores. La miró a ella, lo único que daba algo de vida al deshabitado inmueble; si tan sólo hubiesen podido esconderse juntos, poco le habría importado el valle de Godric o el Himalaya. Rodearon la casa de hechizos anti-muggles, hechizos anti-aparición y todas las protecciones que se les ocurrió que podían poner sin levantar demasiadas sospechas.

Y llegó el momento de llevar a cabo el hechizo.

"Bueno" dijo Hermione.

"Vamos" dijo él, secamente. Empezaba a oscurecer. Lo último que quería era que la chica tuviese que hacer el camino a oscuras, después de los últimos acontecimientos.

Entonces, una lágrima vacilante asomó por el rabillo del ojo de ella, que la limpió con frustración, sin poder evitar que una tras otra, empezasen a caer.

Y por primera vez, él no lo encontró molesto; sólo sentía un dolor extrañamente punzante, no muy diferente de una maldición Cruciatus, a la altura del abdomen. Borró toscamente las lágrimas con la piel áspera de su pulgar, y ella sonrió, se puso de puntillas y le besó.

"No tenemos mucho tiempo"

Se mantuvo en silencio.

"Te veré dentro de poco" se aventuró Hermione.

"No hace falta que me esperes... puede que nunca volvamos a vernos" dijo en tono neutral.

Los dos sabían que era verdad, y uno no tendía a quitarle importancia a las cosas cerca de Severus Snape.

"Volveremos a vernos" dijo con tozudez. "Cuídate"

"Dame las manos; repite conmigo"

El hechizo le trajo a Hermione millones de recuerdos de un hechizo anterior, y sonrió. "Te quiero" susurró, según abandonaba la casa. Una vez que cruzó el umbral de la puerta, tenía prohibido mirar atrás. ¿Sería, tal vez, como Eurídice, como la mujer de Lot, incapaz de guardar su promesa? Consiguió, a duras penas, no intentar verle por última vez, y desapareció.

Snape la observaba por la ventana. Fiel a su palabra, la chica no se giró.

Comenzaba pues, de nuevo, la soledad.


Se enfrentó a su primer día de encierro con una entereza encomiable; no probó bocado, desencajó una puerta al cerrarla de un portazo y paseó por las habitaciones maldiciendo por lo bajo. En fin, nada alejado de su rutina en Hogwarts.

Pasó la noche sentado junto al fuego, bebiendo brandy, ligeramente ebrio, demasiado ocupado manteniendo sus demonios a raya como para esforzarse demasiado en controlarse. Además, no había mucho por lo que permanecer sereno.

Miró a su alrededor. La vida tenía un desagradable sentido del humor- los tiempos estaban descoordinados. Unos meses atrás... pero no ahora. Ahora no quería estar allí.


Habían pasado quince días desde que se despidiera de Snape, pero Hermione Granger estaba lejos de haberlo apartado de su cabeza.

Se preguntaba qué estaría haciendo en ese preciso instante; de vez en cuando, si estaba segura de que nadie la seguía, se colaba en las habitaciones del profesor, y más de una vez se quedó dormida allí. Se preguntó si el tiempo pasaba tan lento para él como para ella. Tenía ganas de verle... tenía más ganas de verle de las que jamás hubiese pensado. La necesidad era tan fuerte que a veces se despertaba envuelta en sudor y no era capaz de adivinar donde estaba o qué hacía allí; sólo un sobrecogedor sentimiento de desamparo se cernía sobre ella, asfixiándola. Jugaba a imaginarse, cuando caminaba de noche por los pasillos, que él la observaba desde las sombras, a punto de deslizarse a su lado para deducir puntos.

Le gustaba especialmente sentarse en la biblioteca fuera de horas, con la espalda hacia la puerta, y podía imaginarlo allí plantado con el ceño fruncido, vigilándola...


Snape presentaba un estado lamentable. No se había afeitado, y estaba delgado y más pálido de lo habitual. Había tenido un sueño extraño a mitad de su estancia, pero entre las noches sin dormir y los días vagando entre textos y whiskey, no podía estar seguro. Se había despertado por la mañana creyendo que era verdad, y por un momento, antes que nada, se había sentido bien. Había soñado que Granger y él mantenían una especie de... acuerdo, y que la chica le profesaba cierto tipo de afecto.

Su mente ya le había gastado malas pasadas en otras ocasiones, pero hacía por lo menos veinte años que el contacto humano le era indiferente. ¿Estaba comenzando a volverse loco, allí en el interior de aquella casa vacía?


Hermione miró el plato delante suyo. Sonriendo con aplomo a Ron y a Harry tomó el tenedor, y jugueteó un poco con los huevos revueltos antes de introducir un poco en su boca. Le costaba tragar. Se sentía enferma, cansada; tenía sed, pero no creía que fuese capaz de estirar la mano hasta el vaso de agua. Sólo quería dormir.

Pero Snape estaba a salvo. Estaba a salvo... con ese pensamiento, sonrió para sus adentros y masticó algo más de comida.


La noche era fría. Snape estaba sentado en un sillón, leyendo. Leía todo el tiempo, tanto que ya no distinguía cuándo era de día y cuándo de noche, y tenía que esforzarse para recordar cuanto tiempo llevaba encerrado allí.

Estiró las piernas. Su cuerpo cansado se merecía un descanso. Sabía que no iba a dormir, pero decidió acostarse para tratar de alejar la migraña. De pronto, un olor familiar regresó a su mente. No sabía lo que era. Una piel suave, la sensación incomparable del calor de otro cuerpo... ah, de nuevo soñaba con la señorita Granger. Tenía que quitarse esa costumbre si quería volver a Hogwarts. Demasiado cansado, estiró los brazos, y rodeó su cintura, aspirando profundamente el olor de su champú, sintiendo el cosquilleo de sus rizos en la cara.


Hermione se desperezó despacio, sintiendo el peso de los brazos de Severus alrededor de su cintura; en algún momento de la noche se había apretado contra el calor que emanaba de su cuerpo, hecha una bola, y él la había recibido como parte de sí. La sensación de protección fue desapareciendo a medida que se despejaba; y cuando abrió los ojos comprendió, para su desilusión, que no había sido sino un sueño. Acarició el lado de la cama donde él habría estado.

"Severus" musitó.


Snape se despertó al oír pronunciar su nombre.

Era apenas un susurro. Antes de abrir los ojos, su mano ya blandía la varita; pero no había nadie en la habitación, ni en los alrededores. De pronto, recordó su sueño.

Qué estupidez. Apoyó la cabeza en la almohada, e inhaló aire despacio varias veces, tratando de calmarse.


Tal vez... Snape había desaparecido, nadie sabía si había muerto o no... y ella estaba allí...

Hermione le devolvió una sonrisa inocente mientras terminaba de aplicarle la poción que Madame Pomfrey le había mandado, tras haber recibido varias quemaduras en su primera reunión con Voldemort.

Ahora él también era un héroe. Había sustituido a Snape. ¿No era eso por lo que ella siempre había defendido al profesor de Pociones? Ahora él era el espía, el que merecía sus atenciones. Y además, era más joven que Snape, eso era una ventaja, sin duda...

Ron inclinó la cabeza hasta ponerla muy cerca de la chica. Intuyendo su cercanía, ella levantó la vista, y él aprovechó para besarla.

Ella se quedó inmóvil, su rostro reflejando el shock.

"Ron" su tono era de la más absoluta sorpresa.

Él no dijo nada, esperando su reacción.

"Lo siento, Ron... las cosas no han cambiado... Yo.."

"Perdona, Mione. No debí hacerlo."

Hermione se dio la vuelta y huyó de la habitación.

Maldita sea, pensó Ron para sí. Debería haber aprendido algo más de Snape. El mayor error es apresurarse, se recriminó. Esperaré. No puede tardar mucho en olvidarle.


Los libros de la biblioteca estaban abiertos, como si alguien hubiese estado sentado allí un minuto antes y acabase de abandonar la sala para coger algo y regresar; y sin embargo, la habitación había estado vacía desde el mediodía.

Los ojos de Snape atravesaban el cristal del salón, sin ver siquiera la oscuridad al otro lado. Su mano sostenía su antebrazo izquierdo, apretándolo para mitigar el dolor. No sabía cuanto tiempo llevaba así; había oscurecido y ahora parecía que iba a aclarar de nuevo, y él seguía allí de pie frente a la ventana, ajeno a todo, ajeno al frío que se colaba en sus huesos, su cuerpo negándose con soberbia a algo tan vulgar como tiritar.

Un último pinchazo, más agudo que los demás, y el dolor cesó. No había acudido a la tercera y última llamada del Señor Oscuro. Sería mejor que el Fidelius funcionase, porque era hombre muerto; si antes le había quedado alguna esperanza, ahora no podía ni siquiera soñar con una muerte rápida.


"¡Hermione!"

"¿Hmmm?"

"¡Hermione, despierta!"

"Estoy despierta"

"Escucha, Voldemort se aproxima a Hogwarts; Ron acaba de regresar de una reunión, ha tenido que facilitarle la contraseña de las puertas externas. Vístete rápido"

La chica apenas entendió una palabra de lo que Harry decía.

"¿Harry? Pero tú no puedes estar en las habitaciones de las chicas"

"Un pequeño truco. Vamos, Hermione, date prisa, Voldemort va a atacar Hogwarts"

Y los ojos de Hermione se abrieron de pronto.

"¿Qué dices? Eso es imposible. No puede ser, sabemos que Voldemort teme a Dumbledore."

"Estaba decidido a atacar Hogwarts de todas maneras. Ron le hizo creer que Dumbledore se hallaba fuera, y decidió no esperar más."

"Mierda. Tenemos que evacuar el castillo."

"Los Slytherin, Hufflepuff y Ravenclaw están siendo evacuados en estos momentos. Ayudame a despertar a las otras chicas."

Echándose un jersey por encima, en un estado calmado a pesar del pánico que sentía, Hermione se acercó a las habitaciones comunes, y despertó a las estudiantes de Gryffindor, que no entendían nada.

"Vamos, vamos, vamos"

"¡AAAAAAAAAAahhhhhhhhh!" gritó una alumna de cuarto curso al ver a Harry apresurándolas. "¡Un chico en las habitaciones!"

"Como no te des prisa, ese será el menor de tus problemas" masculló Hermione, empujándola hacia delante.

Un aterrorizado murmullo salía del Gran Comedor. El espectáculo era digno de ver cuando los Gryffindor llegaron. Los respectivos responsables de cada casa sostenían transladores que podían transportar a cinco o seis personas por viaje a un lugar seguro; Hermione no pudo evitar mirar hacia el lugar donde Snape debería estar. Hagrid le sustituía, sosteniendo el gran translador con forma de trofeo entre sus gigantescas manos.

Por fin, casi todos los alumnos habían desaparecido de la habitación, con tan sólo algunas protestas pidiendo explicaciones por parte de los Gryffindor, y McGonagall apresuró a Hermione.

"Vamos, señorita Granger, dese prisa"

"Yo... no me voy, profesora McGonagall"

"¿Qué está usted diciendo?" los últimos Slytherin se habían girado también al escuchar las palabras de la chica.

"Me quedo. Me quedo con Harry y Ron"

"Todos para uno y uno para todos. Si tenemos suerte los matarán a los tres." Rió Pansy Parkinson antes de desaparecer. Sólo quedaban ellos tres y los profesores en la sala.

"Señorita Granger, debo insistir en que abandone usted el colegio inmediatamente."

"No es necesario, Minerva" dijo desde la puerta el director. Sus ojos, normalmente risueños, se mostraban serios. También su vestimenta había cambiado; aunque su larga y plateada barba seguía llamando la atención, el resto de su apariencia era discreta, si bien imponente. "¿Está segura de su decisión, señorita Granger?"

Hermione asintió moviendo fuertemente la cabeza.

"Bien. Necesitaremos toda la ayuda de la que podamos disponer."

En ese momento, dos hombres aparecieron en la sala. Todos levantaron sus varitas excepto Dumbledore. Hermione enseguida reconoció a uno de ellos.

"Shacklebolt, Nursey, gracias por acudir a mi llamada."

"Vinimos tan rápido como pudimos, profesor Dumbledore. Los demás están en camino" dijo el más joven, al que Hermione recordaba de Grimmauld Place.

El viejo director asintió pensativamente.

A lo lejos, se oyó un ruido muy parecido a un trueno.


Snape levantó la vista de su libro. Algo lo había molestado. Husmeó el aire, pero sólo sintió que había refrescado. Desde allí le hubiese sido imposible olfatear el gélido olor a muerte que desprendía la comitiva que se dirigía hacia Hogwarts.

Lejos de allí, la visión era como un mal sueño. En primer lugar, figuras encapuchadas, espectrales, flotaban en el aire, deslizándose hacia delante sin utilizar los pies, si es que tenían pies. Nada se intuía por entre los jirones de las telas negras con que se tapaban.

Después, lo que uno confundiría con hombres, de no ser porque sus caras eran metálicas y de color plata. ¿Había algo de humano detrás de aquellas máscaras? Encabezaba la comitiva de estos seres uno cuyo pelo rubio, casi blanco, asomaba bajo la máscara y cubría la parte superior de su capa.

¿Y qué era aquello que iba al final? Al menos cinco criaturas rojas pero transparentes, con cuerpo de animal pero bípedos, cuyos horrorosos colmillos podían apreciarse desde la distancia.

En medio de todos ellos, protegido por tres enormes criaturas, gigantes de veinte veces el tamaño de un humano, había una figura encapuchada. Tenía un aspecto delicado y frágil, y sin embargo, todo el colectivo parecía caminar a su paso, a una respetuosa distancia, dispuestos a proteger al escuálido personaje con su vida.

Iban dejando a su paso un camino de destrucción. Los seres rojos abrasaban la tierra que pisaban. Los que flotaban, hacían que las flores se marchitasen a su paso. Los gigantescos monstruos terminaban con cosechas, árboles y casas aplastándolas bajo sus enormes pies y puños; los seres de las máscaras plateadas se ensañaban con cualquier ser vivo que encontrasen, por pura diversión.

El ser del centro sólo sonreía.


Fuera se había desatado una tormenta; Hermione estaba cada vez más asustada. Sabía que aunque Voldemort fracasara ni él ni sus secuaces debían escapar; o Snape y ahora también Ron, estarían muertos.

Las puertas del gran salón se abrieron de golpe, y un empapado Charlie Weasley entró dignamente por allí. Aún llevaba sus ajustados pantalones de escamas de sirena, que solía utilizar para montar dragones.

"Están fuera, dispuestos según lo convenido"

"Gracias, Charlie" murmuró el director.

Charlie hizo una inclinación con la cabeza y se giró para retirarse; vio a su hermano y sus amigos y se acercó un momento. Estrechó las manos de Ron y Harry y abrazó a Hermione.

"Será un placer luchar con vosotros" dijo. "Ron, Harry, Hermione..." y sin más, abandonó la habitación.

El número de Aurores había aumentado rápidamente; Alastor Moody- Ojo Loco para Harry, Ron y Hermione- se había puesto al mando, y tenía su ojo mágico desagradablemente en blanco, girado hacia el interior de la cabeza, apuntando, Hermione supuso, a la puerta de la sala, y el otro mirando fijamente a sus hombres mientras les arengaba y les recomendaba cosas como "vigilancia constante" y "desconfiar de todo".

"¡Dumbledore!" llamo McGonagall, y ambos desaparecieron, sin que nadie a excepción de Harry, Ron y Hermione les prestasen atención.

Y de pronto, dos horripilantes criaturas rojizas penetraron en la habitación. Todos los presentes notaron al instante una sensación abrasadora de calor. Harry pensó que iba a ser incapaz de sostenerse en pie.

"¡Que nadie se acerque a ellos¡Son Ígneos, su toque es mortal para los seres humanos!" vociferó Ojo Loco.

De pronto, como salido de la nada, una criatura se lanzó contra ellos. Presas por sorpresa, golpearon el suelo con una llamarada y desaparecieron; tres más penetraron en la habitación.

La criatura entonces agarró a uno de ellos por el cuello con sus mandíbulas. Harry miraba la lucha intentando descubrir de dónde había salido la inesperada ayuda.

"¡Lupin!" gritó de pronto Hermione. "¡Es Remus!"

Los muchachos lanzaron algunos gritos de ánimo a la forma animal de su antiguo profesor, bajo las miradas hostiles de los Aurores, que permanecían inmóviles en posición de ataque y defensa, rígidos y disciplinados.

El licántropo terminó con cuatro de las cinco criaturas, pero mientras trataba de librarse de la última se escucho un terrible aullido, y Hermione percibió un terrible olor a quemado.

"¡Remus!" gritó, pero Kingsley Shacklebolt la sostuvo para evitar que se lanzase a por él.

Lupin lanzó un aullido lastimero, pero se levantó, y de un zarpazo terminó con la última criatura.

Entonces, lamiéndose el costado, desapareció de la sala atravesando la ventana abierta de un gran salto.

Los demás fijaron la vista en la puerta. ¿Qué sería lo siguiente? El ruido que se oía era cada vez mayor. Por la ventana Hermione vio algo extraño; parecía que el cielo se estuviese rompiendo en miles de pedazos de colores; pero sólo eran dragones voladores que lo surcaban a toda velocidad, luchando contra dementores y gigantes al mismo tiempo, mientras que los dragones de tierra exhalaban fuego con toda su potencia.

Algunos dementores penetraron en la sala.

"Expecto Patronum" gritaron al mismo tiempo los tres amigos.

Una nutria, un ciervo y lo que parecía algún tipo de ave surcaron a la vez el cielo ante el estupor de los Aurores; los dementores, repelidos por la potencia de los hechizos, abandonaron la habitación.

Y entonces llegó la parte verdaderamente sangrienta del combate. Hermione sintió que sus piernas iban a fallarle cuando se encontró cara a cara con Lucius Malfoy.

"Volvemos a vernos" sonrió con una sonrisa desagradable, dirigiéndose a Hermione. "Crucio"

Hermione esquivó la maldición por puro instinto, y levantó la varita, pero dejó escapar un suspiro desalentador al ver una multitud de máscaras plateadas entrar en la gran sala. Al parecer, Lucius Malfoy no era el único al que Voldemort había rescatado de Azkaban esa noche.

Se giró con desesperación hacia Ron y Harry. El pelirrojo no estaba a la vista- Hermione supuso que Dumbledore le había ordenado retirarse por si perdían- no podían arriesgar su cubierta. Harry había perdido todo el color; sus ojos esmeralda resaltaban febriles en mitad de su cara. Pero parecía un perro de presa esperando para atacar a una señal de los Aurores. Hermione se preguntó si ella misma, sin haber recibido todo el entrenamiento que él había tenido, tenía alguna oportunidad de sobrevivir aquella noche.

Voy a sobrevivir, se dijo, porque soy la guardiana de Snape, y tengo que verle antes de morir.

Con ese pensamiento, respiró varias veces y levantó la varita.

"¿Es eso lo mejor que sabe hacer, señor Malfoy? Qué lástima. Dobby, su antiguo elfo, es mejor mago que usted"


La voz llegaba lejana, pero mágicamente amplificada para los oídos no muggles. "Todo el mundo a los refugios; se ha producido un ataque"

Ni siquiera le vaciló la mano mientras se sentaba tranquilamente frente al fuego. Pensaba disfrutar de ese brandy, y del siguiente. Por una vez, que se encargasen los demás. Él no era tan tonto como Sirius.

Encendió la radio. Esperaba oír a esas atroces cantantes, las Weird Sister, pero el aparato se mantuvo en silencio. Snape lo miró con odio, como si eso fuese a hacerlo funcionar.

Empezó a preocuparse de veras. ¿Y si este fuera EL ataque?

La voz le llegó de nuevo, más fuerte esta vez.

"Ataque en Hogwarts: todo el mundo a los refugios habilitados para ello"


Llevaban las de perder, Hermione no era tan estúpida como para no darse cuenta de eso. La mitad de los Aurores yacían muertos en el suelo, y sólo era cuestión de tiempo que Harry o ella cayeran. El entrenamiento del ED había demostrado ser muy útil, pero las maldiciones que los mortífagos conocían eran más efectivas.

Sin embargo, Shacklebolt había conseguido una gran pieza; había terminado con Bellatrix Lestrange. Eso había dado ánimos al grupo, que luchaba dispuesto a no vender su piel barata. Tonks, con el pelo oscuro y los ojos casi negros, se batía en duelo con Theodore Nott; Hermione casi había reducido a los padres de procrear. Se oían gritos de dolor, entremezclados con las risotadas sanguinarias de los mortífagos.

Crabble padre cayó al suelo. Hermione se volvió como un rayo y petrificó a Goyle. De pronto, alguien detrás suyo pronunció el Aveda Kedabra, y cerró los ojos, esperando caer muerta al suelo en cualquier momento.

En lugar de eso, sintió una fuerte mano aprisionando su capa y tirando de ella, todo en un segundo. Vió un haz de luz verde pasar a escasos centímetros de ella, y agarrándose el cuello, donde la tela de la capa le estaba cortando, vio a un mortífago.

"¿Qué demonios...?"

Pero hubiese reconocido esos ojos en cualquier sitio.

"¿Qué haces aquí?" preguntó, furiosa, sintiéndose a la vez mucho más protegida y más indefensa. "¿Por qué llevas esas ropas?"

"Creo, señorita Granger" dijo, mientras murmuraba algo en latín y un mortífago sorprendido caía detrás de ellos "que las explicaciones tendrán que esperar."

Hermione le observó unos instantes. No había duda de que estaba de su lado. Verle allí, con las ropas de los mortífagos le había hecho sentir un desagradable escalofrío.

Media hora más tarde, extenuada, observó como la balanza comenzaba a inclinarse a su favor. Con los gigantes y dementores a raya, Charlie y los suyos habían entrado a ayudar; apenas quedaban veinte mortífagos en pie, y los tenían rodeados en un círculo, pero ellos se negaban a deponer sus varitas, sabiendo que el castigo de su amor sería peor que el de los aurores.

Y de pronto, apareció Dumbledore.

Un murmullo de desesperación se extendió por entre los hombres de túnica negra. Con apenas unas palabras y un gesto de muñeca, el anciano los había sujetado con cuerdas invisibles y los mantenía inconscientes.

Todos festejaban el momento; pocas personas se dieron cuenta de que una figura extraña penetraba sigilosamente en la habitación.

"¡Voldemort!" gritaron Hermione y un Auror al unísono.

Todas las cabezas se giraron hacia él y comenzaron a lanzar hechizos y maldiciones; Voldemort parecía inmune a ellas, y las maldiciones rebotaban en su piel como si fuese un escudo.

Miró fíjamente a sus seguidores apresados... y a Snape. De pronto, éste empezó a retorcerse de dolor en el suelo.

Hermione se abalanzó hacia él,y el labio del Señor Oscuro se curvó en una mueca de disgusto.

Pero siguió avanzando.

"Buenas noches, Tom" dijo con voz calmada el director.

"Dumbledore. Tenía que haber imaginado que convertirías al muchacho en otro perrito faldero y que esto sería una emboscada." Su cara de serpiente no reflejaba ninguna emoción. "Pero no importa... ahora soy más fuerte. ¡Luchemos!"

El director negó con la cabeza.

"No, Tom, me temo que esta noche no"

Voldemort le ignoró, lanzando una maldición. Dumbledore alzó la mano y la detuvo en el aire sin ni siquiera utilizar su varita.

"Pelea, Dumbledore. Nunca te gusté. Demuestra si p uedes que eres mejor que yo."

"No, Tom"

El ser golpeó el suelo con el pie, como si tuviese una rabieta.

"¡Pettigrew!" llamó.

Al momento, el hombre que una vez había sido Sccabbers apareció a su lado saliendo de ninguna parte.

"¿Sí, m... mi... s...s...s...eñor?" dijo, temblando mientras miraba a su alrededor y veía a sus compañeros caídos.

"Busca al joven Potter"

"Sí... ma...maestro"

Hermione levantó la cabeza, olvidándose por un segundo del cuerpo retorcido de dolor entre sus brazos.

No podía permitirlo.

Aparentemente los Aurores que aún estaban en pie pensaron lo mismo. Los múltiples haces de luz que alcanzaron al miserable lo lanzaron contra la pared. Una gran mancha roja comenzó a extenderse y a caer, goteando, al suelo, formando un charco de sangre.

"¡POTTER!" vociferó entonces Voldemort.

"¿Qué?" dijo este, apareciendo detrás de Dumbledore.

Voldemort levantó su varita y lanzó una maldición, y Harry la repelió. Curiosamente, en ese preciso instante Fawkes había elegido aparecer y posarse en el hombro de Harry. Tal vez la cercanía del animal que proporcionaba la fuerza a la magia de su varita hizo un efecto extraño, pero la maldición no fue sólo rechazada, sino que, más poderosa aún, causando un sonido vibrante que produjo un zumbido en el oído de los presentes, se volvió contra el propio Señor Oscuro. Su cuerpo entero pareció arder; su imagen se distorsionaba delante de los ojos de todos. De pronto, desapareció de la vista.

"¿Ya está?" preguntó alguien.

"No" dijo Dumbledore. "Ha decidido protegerse mientras puede"

"¿Y dónde está?"

Pero Harry lo entendió. Vio el color rojizo de los ojos del director.

Albus asintió.

"Hazlo, Harry" ordenó calmadamente.

"¡NO!"

"Tienes que hacerlo, hijo" dijo él, con calma.

"¡NO, NO LO HARÉ!"

Snape parecía ser el único que comprendía la conversación. Su rostro denotaba una ligera sorpresa.

"No lo entiendes Harry... tiene que ser así. No te dije toda la verdad respecto a la profecía. Si no te sobrepones a tu honor y tus escrúpulos, tú morirás y el reinado del terror se extenderá sobre toda la tierra... Hazlo, Harry. No creo que pueda retenerle mucho más. Sólo tú puedes hacerlo..."

"No..." gruesos lagrimones surcaban las mejillas del muchacho. "Dumbledore... no puedo... le he fallado... no puedo hacerlo."

El anciano le mandó una mirada severa. A Hermione le pareció que se establecía algún tipo de comunicación entre ellos. Casi creyó escuchar las palabras, por los gestos de Harry.

Mira a tu alrededor... salva a toda esta gente... salva a toda la humanidad...

Harry levantó su varita, y apuntando a Dumbledore, con las gafas empañadas por las lágrimas, gritó: "¡Aveda Kedabra!"

Y de pronto se hizo el silencio y la oscuridad.


"¡Harry¡Harry¿Está muerto?"

"No, sólo está algo aturdido"

Todo eran voces confusas para él. De fondo sólo veía la cara de Dumbledore bailando. "Hazlo, Harry", le decía, una y otra vez. Y él tenía que lanzarle algo pero no podía recordar el qué.

Apretó los ojos con más fuerza. Sabía que esta vez no quería despertarse.

No le quedó más remedio. Alguien lo agitó.

"¡Ron, ten cuidado, puedes hacerle daño!"

"Está despertándose¿no ves, Hermione?"

Harry abrió los ojos, despacio. Hermione le sonreía y Ron se lanzó a sus brazos.

"¡Harry¡Lo conseguiste¡Lo conseguiste!" y blandiendo el brazo desnudo ante él, dijo con una emoción indescriptible: "ha desaparecido"

Hermione se volvió hacia Snape inmediatamente, pero el rehuyó su mirada.

"¿Y... Dumbledore?"

Los rostros se volvieron más serios.

"Dumbledore murió, Harry. Era el papel que tenía que jugar. Lo había sabido siempre. Puso al corriente a la profesora McGonagall. ¡Se encargará de ti, Harry, no tendrás que volver con los Dursley!"

"Bueno, las noticias de una en una. Severus" saludó la aludida, entrando por la puerta. "Poppy¿crees que el muchacho ya está lo suficientemente bien como para abandonar la enfermería?"

"¡Ni pensarlo! Deberían marcharse todos. ¡Ha perdido el conocimiento!"

McGonagall se encogió de hombros mientras Ron y Hermione se despedían de él con un abrazo.

"Hermione..." dijo Ron, cuando abandonaron la habitación. Pero pareció pensar mejor lo que iba a decir. "Tengo que mandar una lechuza a mis padres. Hasta luego" y desapareció camino de la lechucería.

Hermione se quedó allí plantada en mitad del Hall, mirando al vacío, sin saber qué hacer, mirando cómo el sol empezaba a salir por una de las cristaleras.

"¿Puede saberse qué hace usted en el Hall en un día como este?" dijo una voz sedosa, en un falso tono de reproche.

Hermione se giró con una sonrisa, que el profesor no devolvió. Sin embargo, le ofreció el brazo, y la acompañó en dirección a los jardines.

"¿Severus?"

Él no reaccionó. Incapaz de controlarse, Hermione le tomó por el brazo y remangó las vestimentas negras del profesor. No había nada allí. Comprobó el otro brazo.

"Es inútil. No está" dijo él inexpresivamente, retirando el brazo.

"¿No te alegras?" preguntó Hermione sorprendida por el tono de Snape.

"No he conocido otra cosa. Hace veinte años que esa marca me acompaña. ¿Qué debo hacer ahora?" preguntó el profesor sin dirigirse específicamente a ella.

Allí de pie, su figura negra en medio de la naturaleza parecía antinaturalmente rígida. El ojo ya experto de Hermione se dio cuenta de que parecía extenuado; sus rasgos dejaban entrever un cansancio no sólo físico. Se acercó y tomó la mano blanquecina del profesor entre las suyas, con la palma hacia arriba, masajeando despacio las formas y líneas; después tiró de él hacia abajo, y le besó.

Snape se apartó.

"¿Por qué haces todo esto?"

"¿Por qué no?"

"Aunque la marca haya desaparecido, mi pasado sigue ahí. He hecho cosas terribles. Ahora eres libre de ir a donde quieras, y nadie te hará daño"

"No tengo miedo de que nadie me haga daño. Y no me importa lo que hayas hecho." Snape apenas parecía escucharla. Supuso que iba a necesitar un tiempo para adaptarse a todo lo que había cambiado, y suspirtó "Entiendo que tal vez prefieras estar sólo. Te estaré esperando cuando quieras venir a buscarme"

Se giró dispuesta a marcharse, pero una mano como una garra se cerró en torno a su brazo.

"No me dejes solo" dijo, con una voz rota y seca que ella nunca había oído hasta ese momento; nunca nadie había oído a Snape suplicar, supuso.

"Nunca" murmuró, y se fundieron en un abrazo.


Habían pasado los días y la normalidad se había restablecido en la medida de lo posible. El curso se acercaba a su final; Minerva McGonagall había tomado el cargo de nueva directora y para demostrar que pretendía proseguir en la línea del fallecido Albus Dumbledore, lo primero que hizo fue nombrar a un polémico subdirector, que no fue otro que un reacio Severus Snape. Para su asombro, entre las cartas de protesta (la mayoría de Gryffindors a los que había enseñado) se recibieron algunas apoyando el nombramiento. Desgraciadamente, una estaba firmada por el editor de el Quibbler, que decía conocer la verdadera historia de Severus Snape, el mago que según él se escondía tras el pseudónimo de "Miss Vanity" para escribir la columna semanal de consejos y cotilleos del Daily Prophet, así que todas las demás terminaron invariablemente en el fuego. Remus Lupin fue contratado para enseñar Defensa Contra las Artes Oscuras; se instaló felizmente en Hogwarts, ignorando las ofertas que le llovían ahora que se le consideraba un héroe de guerra.

El día antes de la graduación, la nueva directora convocó a Hermione a su despacho.

"Pase, señorita Granger"

"Profesora McGonagall¿quería verme?"

"Ah, sí, siéntate, Hermione"

Hermione obedeció, aún intentando hacerse a la idea de que Dumbledore no se sentaría en aquella silla nunca más, cuando de pronto le pareció oír la voz del viejo director a sus espaldas.

"Señorita Granger, permítame darle mi enhorabuena por los resultados que obtuvo en sus exámenes. Los más altos del último siglo."

Dio un respingo y se giró.

Lo que vio la dejó perpleja. Encerrado en un enorme marco dorado, le hablaba un calmado retrato del antiguo director.

"Oh, no pensará que iba a ser el único director de Hogwarts de los últimos dos siglos en no tener un retrato en mi propio despacho... Minerva aún necesita mis consejos, está empezando a adaptarse, verdad¿Minerva?" le guiñó un ojo.

La nueva directora pareció pensarse si sonreír o fruncir el ceño, pero sus labios por fin se decidieron a mostrar una amplia sonrisa.

"Seré rápida, Hermione, estoy segura de que necesitas terminar las maletas y tienes muchas cosas que hacer. Lo cierto es que el cargo de dirigir Hogwarts ocupa la mayor parte de mi tiempo. El curso que viene tendré que buscar alguien que me sustituya. Por desgracia, hoy en día no abundan los buenos profesionales en el campo de la Transfiguración... tal vez, si no te importase ser mi aprendiz durante el verano..."

"¿Qué¿Yo¿Profesora en Hogwarts?"

McGonagall sonrió.

"Bien, entonces eso queda sellado. La cuestión de las habitaciones... me temo que no podrás quedarte en la torre de Gryffindor... esta es la situación de tus nuevas habitaciones" dijo, tendiéndole un pequeño croquis. "Pero estoy segura de que a Severus no le importará guiarte hasta allí." El hombre salió de entre las sombras con las comisuras de los labios ligeramente curvadas. "Después de todo quedan muy cerca de las suyas."

Hermione se levantó después de dar las gracias como pudo.

"Te esperaré el lunes a las nueve en la puerta de mi despacho. Alguien..." se cortó de golpe, contrariada, como si hubiese estado a punto de decir algo y se hubiese contenido justo a tiempo.

"¿Sí?" preguntó Hermione

"¿Alquien quiere un sorbete de limón?" dijo la mujer, tan rápido que fue casi como si las palabras hubiesen escapado de sus labios en contra de su voluntad. Apretó los labios.

Ambos negaron con la cabeza y abandonaron la habitación en silencio, conteniendo a duras penas la risa.

Si no hubiese sido por que estaban demasiado ocupados el uno con el otro, habrían oído como el retrato de Albus Dumbledore dejaba escapar una sonora carcajada, seguida poco después por otra de la propia directora McGonagall.

- - - - - - -

Gracias por todas las reviews por adelantado si me olvido de alguien, que puede ser, porque soy un desastre. Gracias también, ya que no puedo darlas ahí, por las reviews de A tientas¡ahora está en portugués! una experiencia surrrealista leer algo que conozco en un idioma desconocido... antes de empezar a divagar voy a empezar a dar las gracias que son las diez de la noche...

Nocrala: ¡Hola! Sé que he tardado un montón en actualizar... bueno, todas las disculpas ya están arriba. Intenté ponerme en contacto contigo pero la direcci´n venía incompleta... ahora supongo que ya es un poco tarde para lo del 19, pero de todas maneras yo puse en Google "My name is Rachel Corrie" y ahí venía todo... en fin, que lo siento. El video ni idea de lo que mide, si aún te interesa, pero deben ser unos 36000 (si, lees bien) KB. ¿Eso es enviable? ummm. Desgraciadilla soy que no lo puedo ver desde mi ordenador. En fin¿por casualidad eres de Eibar? lo digo por la dirección, si no no digo nada¿eh? Bueno, muchas gracias por adelantado por la paciencia, y en general, por haber seguido esta historia. ¡Me ha encantado leer tus reviews! Espero que nos encontremos en alguna otra.

Miss-Andreina-Snape¡Ricardo Montaner! Claro que había oído hablar de él. Me he bajado un par de canciones (fíjate, he tardado lo mismo que en actualizar, imagínate cómo va mi conexión.) Jeje... Supongo que ahora ya no me dará vergüenza pasearme por fanfiction, porque con este era ya el único que tenía a medias, así que nos veremos por aquí. ¿Proyectos nuevos? Tengo ganas de tener un ratillo y cotillear por los perfiles otra vez, como hacía antes de que me llegasen las responsabilidades... En fin, un beso, y gracias por todos los ánimos y las reviews, que los he agradecido mucho. ¡Nos vemos!

MeilinSnape: ¡Hola, Tonks del volante! (sigo estando de acuerdo con tu frase Snapesiana) ¿Qué tal esa locura, y todos esos clubs¡Por fin terminé la &·$·&&·/ historia! Je, je, je. Si, algunos padres son así... pues ya ves que sí que queda un chap, pero es infinito... lo que no quiere decir que sea necesariamente bueno, pero en fin, yo lo he intentado lo mejor que he podido, xD. Un beso, y gracias por tus locas reviews!

Melocotón: eh... no hay forma humana de disculparme, si antes querías matarme probablemente haya un Aveda Kedabra dirigiéndose hacia aquí en este preciso instante... En fin. La historia esta acabada, para bien o para mal, pero honestamente ¡que ganas tenía! me pesaba en la conciencia, y cada día enviaba el pensamiento a un rincón más oscuro de mi mente... jajaja, yo si soy el señor Granger aplaudo. Qué demonios, voy y se lo quito y me lo quedo yo. Claro que yo adoro a Snape y el señor granger probablemente no... lo de los reviews no me lo explico, pero me salen agujetas en la sonrisa cada vez que leo una... Muchas gracias por todas las reviews y ánimos a tu musa... un beso, y espero volver a leerte!

supermama: ¡hola! jajaja, así me gusta, con insultos ya me siento como en familia, jajaja. Lalala... ¿viajes¿viajes? No sé de que me hablas (cara de disimulo- que me sale bastante mal). Pues ya seguí. (caradura la mía, como no hubiese tardado siglos. Oh-oh. Acabo de ver la fecha de tu review. Estoy llorando de vergüenza. Bueno, llorando no. Pero avergonzada un huevo¿eh¿Galleguiña nos saliste, pues¡Un beso, y muchas gracias por tu review!

Sheamoonie: Esto es inviable. Si sigo contestando reviews a esta velocidad no voy a llegar a ningún sitio...si... me dio taaaaaaanta pena tener que matarlo jajaja. Un fic lo puede conseguir TODO! – estoy pensando si escribir uno en el que tengo sexo salvaje con el profe de pociones... nah. quita, quita... esas cosas se hacen, no se cuentan. (Que me han sacado medio litro de sangre, que no me hagas ni caso). Pues la verdad es que he buscado mi nick y es decepcionante... y ya con mi nombre de pila ni te digo, no sale ni que existo... Por cierto, el otro día estaba en FictionPress ( y juro que no es acoso, pero es que hay poca gente) y empiezo a leer y autora: Sheamoonie. Desgraciadamente a la profesora no le gustó descubrir que no estaba en la página correcta. ¡Qué fuerte, tienes el monopolio de internet, eres como el E. Santo, omnipresente! En fin, que gracias por todas tus reviews y que espero seguir viéndonos por estos lares. Un beso.

laurana-malfoy-rin: sí, he vuelto... ¿QUÉ NO TE GUSTABA SNAPE¡QUE NO TE GUSTABA SNAPE! jajaja, no pasa nada, después de todo has encontrado el camino correcto... Malfoy supongo que Draco, no tendrás a Lucius entre tus favoritos¿no? (Aunque- letra enanisísisisisisisiisisisma- tiene su morbo, ejem) ejjeeeeeem... ¿has oído algo? Ya no me atinan las manos con el teclado, creo que tengo que irme a la cama ya. En fin, muchisimas gracias por tus reviews, y ahora que estoy de nuevo en circulación nos veremos ¿en tu historia o en la mía? xD. Un beso!

Malu Snape Rickman: Dios mio todo lo que te pasó. ¿Todo bien, ahora? Y cuando tú por fin te pusiste sana y arreglaste el PC, se estropeó el mío, estuve enferma y luego me dieron más trabajo. ¡Esto es falta de coordinación y lo demás tonterías! Muchisisisisímas gracias por tu review que me sacó absolutamente todos los colores ( y yo, como las grageas Bertie Boots, cuando digo todos, quiero decir todos :- )) Me gustará volver a encontrarte si escribo un fic y sobre todo leer algo tuyo...¡ un besazo!

Serleena Ed¡TUUUU! Intenté ponerme en contacto contigo, pero o no usas ese nick en ff, o soy lerdica. (que lo soy). ¿Conseguiste el libro? Lo vi el otro día por 3 euros, y de primera mano! Si aún no lo tienes, escríbeme a whatevereverybodysayARROBAyahooPUNTOes y yo te lo hago llegar¿Conoces bookcrossing? Soy una aficionada a hacer cambiar libros de lugar... jajaja. Bueno, espero noticias. La parte de lo de Draco, probablemente tienes razón, no lo había pensado, creí que os referíais a que era ligeramente slash esa parte, y como Anne Rice es un poco... ambigua con los personajes... ¡Por cierto, he conocido a su vecina, una chica de Nueva Oreans que está estudiando en mi uni! No ha leido nada suyo, pero dice que es muy rara y que compró un hospital infantil y lo ha convertido en museo de sus muñecas... ¿te recuerda a algo? un beso!

Tercy S S (Cloe)¡Hola, guapa! No me va el sado en la vida real, pero está claro que hacer sufrir es lo mío. Voldy-poo, me gusta. ¡Un sueño¡Con Snape! Y tiene buena pinta... yo quiero saber más. Yo si me despierto habiendo pasado eso la noche anterior (y digo si me despierto y no estoy muerta ni nada), llamo a mi novio y lo planto. Y me quedo a vivir en Hogwarts como muggle feliz. Quiera Snape o no. Probablemente no, pero me dará igual (ya he dejado de hablar en condicional. No me hagas esto, que luego termino creyéndomelo...) Bueno, espero que saques algo nuevo pronto y ponerme al día con lo antiguo. ¡Un beso enorme y gracias por haber seguido la historia!

DrakeMalfoy: Hola... ¿qué tal? No te voy a echar la bronca porque a) me avergüenzo de lo que tardé en subir esto, y b) sé cómo es la presión para que subas. Pero... ¡Actualiza! Aunque como llevo un par de semanas sin ordenador seguro que has subido algo y te preguntas que leches estoy diciendo... en fin. Que muchísimas gracias por la review, y por tus comentarios, y que nos leemos¡Un besazo!

sara fenix black: Mira, contigo tengo la negra. Por a o por b... ya me he leido el fic completo hasta el 52 dos veces, y luego los otros capítulos, pero cuando quiero avanzar, simpre me pasa algo malo, estamos gafadísimas tú y yo! De todas maneras, ADORO tu fic, ya lo sabes! Muchas gracias por acompañarme con mis historias y si no me pasa nada más gafe, espero que nos leamos pronto!Un besazo enorme.

Antiope Black¡Holas! No le puede matar (Voldemort a Snape, claro, es que yo tengo la review delante y la contesto como si no pasase el tiempo, y pasa, vaya que sí pasa) Eso, no lo va a matar en el momento, porque en mi opinión, Voldemort cree que es un espía, y por si acaso se lo carga, pero la forma de decírselo le pone a prueba- él no confiesa ni nada... y aún así, le necesita. Es el único capaz de convertir a Ron en un auténtico mortífago (eso debe querer decir que Snape es bueno en lo que hace- o que era muy muy malo en su pasado!) Eso sí, yo no me fiaría un pelo de un traidor para aleccionar a otro... en fin, desvarío. Anda, mi madre me pilló dándome un casto beso con un chico de mi edad hace cuatro años, y no veas la que me montó ( y eso que en casa sabían que llevábamos un par de meses!). Mi queridísima mamá sacó el señor granger que todos llevamos dentro, jajaja. Un besote y gracias por tus reviews!

galilea: ¡Hola! Muchísimas gracias por tu review. Acabo de volver a la vida tras una larga ausencia... ¿Cómo va esa historia? En seguida me pongo al día. El título original me gusta mucho, de todas formas. ¡Ay pobre! No dirás en serio que te vas a tragar todo esto otra vez! Y sin interrupciones! oye, que yo no ofrezco seguros de vida... bueno, niña, muchísimas gracias por tu review, y me encanta tu nick. Un beso

Hazmin-Gidmell: si me explicas qué quiere decir tu nombre, tal vez eso compense el largo rato que he pasado intentando escribirlo bien, jajaja... eso de casipapá snape me puso los pelos de punta, jajaja. WTF, WTF, no te da vergüenza? jajaja. Which Uni r u studying at? I want to work as a translator (horrible image of a translating machine with my face...) whatever, but I've already done 2 degrees (no more money left) and chose E. Philology before I realized I could've picked Translation, dammit! Bueno ya vale, tampoco voy a abusar... si, que leches ¡me he comprado por 6 euros todos los libros de HP en audio en Ingles! Si consigo convertirlos a formato ordenador y enviarlos ya me encargaré de avisarte por si no los tienes... un beso, y gracias, un placer spaninglishear contigo!

pupi-chan¡hola! Y tanto que vacaciones. Tu teclado hará cosas malas pero en mi caso el problema es, como dice una amiga mía, la txola, hija, la txola, eso que me sirve solo para adornar encima de los hombros. Bueno, en realidad adornar, adornar... muy bonito no hace, pero quedaría rara sin cabeza, supongo. Pues mira, libros a lo mejor te puedo conseguir, pero lo que son teclados pues no. Aunque llevo un bolsón enorme a la uni, ahora que lo pienso, y allí tienen de sobra. ¡No! Honestamente, me encanta como escribes, pero no se si debería dejarme encarcelar por ello... jajaja. Deseo de corazón que la espera te haya hecho olvidar la tensión. Pues nada, eso es todo, muchas gracias, y hasta mi dia libre, que he pensado pasarme panzarriba poniéndome al día con ff!

Ana María: ¡hola! La verdad es que tu historia es una de las que más he echado de menos en este tiempo¿eh¿Cómo va? Bueno, no me adelantes nada, que en cuanto me den un día libre me paso y me la releo entera. No entiendo qué me sucede con Ron. No le odio ni nada, pero he descubierto que me resulta cansino... sencillamente no me hago a la idea de que JK me los vaya a liar... al principio me parecía tiernopero es que chica! veo a Hermione reducida a hablar de Quidditch el resto de su vida! El día que lea de su primer beso, que lo habrá supongo, como harry y Cho tuvieron... pues... no sé qué haré. Gritaré, supongo. ¡El horror! Me lo imagino baboso.. no me cae mal, pero bien, bien, tampoco. Ya, yo tampoco pondría a un traidor a entrenar a un nuevo mortífago, pero Snape es bueno- o ha sido muy muy malo en el pasado- y es el único capaz de volverle completamente oscuro. Además, yo creo (en mi modesta opinión de la que los personajes del fic no han hecho mucho caso) que Voldemort tenía la sospecha, y puso a prueba a Snape... supongo que vio alguna imagen en la mente de Ron que le dio la pista, pero no podía estar seguro. Muchísimas gracias por tus reviews, ha sido genial recibirlos, especialmente este último tan largo; te veré! eres una de esas "caras amigas" de ff! Un beso.

HoneyBeeM¡Hola! Tus reviews, siempre dulces, jajaja. ¿qué tal todo este tiempo? Muchas gracias por tu review, me alegro de que te gustase el último capítulo ,espero que este te guste también, aunque a lo mejor ha pasado tanto tiempo que ya ni te acuerdas... (no tengo perdón).- A lo que iba, que ya es el último, y que gracias por todas las reviews, y por seguir el fic. Un besazo y ¡nos veremos por ff!

Altariel de Valinor: Hola...Ay, ay, ay. Demasiadas preguntas, no me da la cabeza para tanto a estas horas (y no lo entiendo porque ya sabes que debería estar acostumbrada). Me siento pesada escribiéndote esto, porque estoy abriéndome paso a través de unas líneas para ti, y parece como ¿ una de esas veces que te pasas toda la tarde desvariando y la misma pobre persona tiene que aguantarte? Exactamente así. Tenía tantas ganas de terminar este fic! Cuando lo empecé pensé hacer algo rápido y ahora no me puedo creer todo lo que ha pasado en medio (eso, y que haya tardado tanto en subir el último). Te confesaré en secreto que lo odio (el final), pero como pone arriba, una vez que la historia está escrita... nah, Hermione salió, porque es idiota. Bueno, idiota no, Gryffindor. Y dirás que no lo haría. Bah... yo soy muy Gryffindor. Sería lo suficientemente idiota como para salir de Hogwarts, te lo aseguro. Bueno, por lo menos tú sé que sigues viva... es todo un alivio. Los ojos se me empiezan a caer, pero de hoy no pasa sin que suba esto, me va a perseguir en mis pesadillas... así que seguiré en el mail (he descubierto que tienes toda la razón. ¡Es mucho mejor pasarlo a word y escribir así! No necesitas conexión a internet. Golpes repetidos en la frente. Soy peor que Ron. ¡Un beso, niña!

Yuna Aoki¿De que te preocupas, si soy yo, la peor metepatas de la historia? Chica tampoco ponía nada trascendente de todas formas... eso sí, jajaja, pobre de la otra...No me puedo creer que te leyeses el fic entero. Mi suministro de Narutos fracasó, por cierto, así que estoy en las mismas, apenas he leído dos números. ¡Y eso que empezaba a aficionarme! no me puedo creer que esta pareja no sea la favorita de alguien, soy peor que la Maria Teresa Campos! Bueno, gracias por tomarte la molestia de leerlo entero a pesar de eso. Un besazo y ahora que parece que he vuelto, a ver si por fin me leo los que me quedan de tus fics!

ArwenWood: Cuanto tiempo ¿lo dices por ti? o... ¿por mí? yo sí que no he actualizado ni he leido ni nada, llevo una burrada de tiempo out... ¿Castigo? (Ya ni me acuerdo, puede que sea la senilidad... o que hace 3 meses que no actualizo, uh-uh). Mi ordenador está petando. Me salen amenazas de reinicio cada segundo. Tengo que tener cuidado porque depende de que letra pulse cree que es el enter... que mal! En fin, perdon por toda esta digresión, es que estoy agotadísima! Un besazo y gracias por haber seguido la historia, nos vemos en la tuya (lo que tengo en mente me he prometido no subirlo si no se termina primero... para evitar estas cosas!

Náyade: hola, que nick más genial! Yo sí que estoy enganchada a las Sev/Herm... la obsesión empezó hara año y pico y desde entonces... en fin. Jajaja, la historia interminable... pues a mí casi me lo ha parecido, desde este lado... muchísimas gracias por tu review! De verdad! En fin, un beso y espero vernos por fanfiction otra vez... aunque si eres aficionada a las SSHG... ¡seguro que sí!

naaexas: No, no es que te explicases mal, lo más probable es que como apenas tengo tiempo para usar el ordenador, suelo hacerlo por las noches, y estoy bastante dormida, así que seguramente no me enteré bien de algo (vivo abnortada). Tienes razón en cuanto a la escritura por entregas, de todas maneras (emulando a Victor Hugo y a Dumas pero en fanfic, jeje); pero estoy de acuerdo. Lo próximo que escriba me he prometido no subirlo a ningún sitio hasta que esté acabado, y honestamente creo que será mejor... ¡al menos el principio y el final, si se leen por separado, parecen parte de la misma historia! De todas formas, soy una escritora novel (ojalá se pudiese poner con "b" pero me temo que de momento me quedo en novel...) y , me quedo con todo lo que he aprendido. Por ejemplo: hay que releer varias veces pasado el estado de euforia inicial. Ja, ja, ja. Pues tu fic (supongo que te refieres a él, ya que lo otro son viñetas no tienen conexión¿no?) no parece tener muchos problemas de cohesión, pero igual. Bueno, hablando de tu fic, era de mis muy favoritos... tengo ganas de pasarme y sorprenderme con que has actualizado 10 capítulos ¿sí?.

Por cierto, lo de las comillas tiene una explicación muy fácil: soy vaga. Si pones un guión, al llegar al final de la línea se cambia la sangría de la conversación y es un lío.. descubrí que las comillas eran un modo más cómodo, aunque me lo estoy replanteando. ¡Hay que levantar el dedo hasta las teclas numéricas y presionar también el SHIFT, habrase visto! En fin, muchas gracias por tu tiempo y tu review, y un besote.

eve: Hola... pues la experta en plantas es Sheamoonie... tiene un fic con una rosa Mayeesi de protagonista. Epilogos no... se me dan fatal. A lo mejor un día si me aburro. Lo de los 15 capítulos fue una cabezonada que me dio. Si que los mortífagos son cobardes, pero más bien es que Snape es mucho Snape! Has sacado la parte más retorcida del fic., ahora suena a voyageurismo ( y teniendo en cuenta que por los pelos escapa de la pederastia...) jajjaa. En fin, gracias por el review y tus sugerencias, y porque me animó a ponerme las pilas, no creí que nadie pudiese aún leer esto. un besote!

Hora:1:04 ¡Mierda, mañana madrugo!