Capítulo 7: Incógnitas

El llanto había causado estragos en el rostro de Ginny. Pero a ella no le importaba. Lo único que creía importante en ese momento era encontrar una varita y suicidarse. No entendía nada de lo que le estaba pasando y lo único que le pasaba por la cabeza en ese momento era terminar de una vez con su vida.

Pero luego todo se calmaba. Las preguntas se acumulaban en su cabeza haciéndola regresar a la realidad. Una realidad de la que no podía escapar aunque lo deseara con todas sus fuerzas.

¿Por qué Voldemort se interesaba en ella¿Por qué no la había matado¿Qué había hecho para ser la "elegida" para abrir la Cámara otra vez? Y lo más importante. ¿Qué le ocurría con Malfoy¿Se estaba enamorando de él?

Exhaló un fuerte suspiro y se miró las manos. No cesaban de temblar. Sintió como un fino sudor resbalaba por su frente y se dio cuenta de que su cabeza se le partía en dos. Intentó pararse y cayó al suelo. Sus piernas no le respondían. Un sentimiento de pánico se apoderó de ella. Se tomó de las sabanas de la cama y de a poco logró levantarse. Se tiró sobre la cama y lentamente se metió entre las sabanas. Se sentía muy mal. Cerró los ojos con furia y apretó sus piernas a su pecho.

Las imágenes de su visita a la cama del Lord se le aparecían una y otra vez. Y luego el cuerpo inerte de Draco tirado en el suelo a sus pies. Un sabor amargo de culpa la embargó. Y luego una pregunta más se sumó al montón. ¿Por qué lo había hecho¿Por qué había dejado que Voldemort la hiciera suya?

No pudo contestarlo.

Y eso era lo que más le dolía...


?Piedad! – Imploraba un hombre con las ropas ensangrentadas a los pies del Lord. Los mortífagos que lo rodeaban sonreían. Todos conocían que él no conoce la clemencia.

Voldemort se paró de repente. Los encapuchados se inclinaron rápidamente y se agruparon alrededor de ambas figuras. El hombre parecía muy pequeño comprado a la imponente apariencia del Lord.

¿Piedad, me pides? Tú no la mereces... eres un traidor... que ahora regresa a pedir clemencia... ¿Crees que le creería a alguien que se pasa de bando tan rapidamente? – En su voz se notaba la frialdad y la maldad. El brillo de sus ojos que sus mortífagos conocían muy bien. Que habían aprendido a temer...

N-no... s-se-señor... p-pero no v-volverá a ocurrir... se lo juro... – El hombre, empapado en lágrimas se hallaba arrodillado besándole las suelas de los zapatos y temblando como una hoja. Voldemort retiró con furia su pie del infeliz y le pateó la cabeza. Volvió a sentarse, y se entretuvo oyendo los gritos desgarradores que profería ante las torturas a las que se vió sometido antes de morir.

Cuando cerró sus ojos por última vez, el Dark Lord movió la cabeza y un par de mortífagos se llevaron a la rastra el cadáver.

Una sonrisa se dibujó en su rostro. Había conseguido leer en la mente del hombre el último lugar donde habían estado los rebeldes. Chasqueó los dedos y una sombra avanzó de entre la oscuridad.

Mi querido Zabini... ¿Cómo se encuentra Malfoy luego de su insólito paseo? – El joven tras una breve inclinación le respondió.

Mejor. Ya bebió la poción que la señorita Weasley preparó y puede moverse por la habitación. – Voldemort pensó en ella y de repente tuvo ganas de verla.

Muy bien, entonces quiero que lo traiga hasta aquí. Si puede moverse por la habitación y pudo salir ayer a pasear por el castillo, puede atender un llamado urgente de su Lord... – Blaise asintió y luego de la reverencia salió con paso apurado.


Blaise estaba sumido en sus pensamientos. El cuento que le había inventado Draco de que tenía hambre y salió a buscar comida, no terminaba de convencerlo. Últimamente estaba muy raro y pese a su larga amistad no había podido saber cual era la causa.

De seguro es una mujer... pero... ¿Quién? Se decía si mismo. Por fín llegó a la puerta y la abrió sin llamar.

¿Nadie te ha dicho que se toca antes de entrar?- Dijo Draco enfadado.

Me lo han dicho muchas veces, pero no aprendo...- Le respondió con sorna quedándose en la puerta.

Seguramente vienes a molestarme para que tome esa horrible cosa...-

pareces un niño...-Le dijo Blaise acercándose con una sonrisa falsa – Pero no, no vine a molestarte. El Lord quiere que vayas a verlo – La expresión en el rostro de Draco cambió drásticamente.

¿Y porque quiere verme?-

¿Me viste cara de adivino, o que?- Ambos se quedaron callados. En otro tiempo hubieran reido del chiste, pero ya no era lo mismo. El aire no les permitía hacerlo. El ambiente no era de risas... más bien de miradas tristes y llenas de dolor.

Muy bien. Iré...- Draco se irguió al principio con un poco de dolor que desapareció tras unos instantes.

Blaise le ofreció que se apoyara en su hombro, pero él lo rechazó. No le gustaba que lo ayudaran. Prefería valerse por sí mismo. Caminaron a paso lento a través del corredor.

Draco miró la escalera caracol con melancolía. Pero no quería que su amigo se diera cuenta de nada por lo que siguió como si nada. Se concentró en pensar otra cosa por si Voldemort intentaba entrar en su mente. Eso sería su perdición. No podía permitirlo...

Cuando llegaron, Blaise puso la mano en el picaporte y abrió la puerta. Draco suspiró y entró en la habitación.


FLASHBACK

Lord Voldemort... un nombre tan temido... empezaba a hacerse notar entre la comunidad de magos. Los ataques comenzaban y las muertes se anunciaban en los medios con terror. Él sonrió al pensar en que el causante del miedo y la desesperación era nada más ni nada menos que él. El antiguo Tom Riddle. Ahora, Lord Voldemort.

Pero no le alcanzaba. Él quería más. Mucho más. Quería poder, mucho mas del que jamás nadie había tenido. Y poco a poco lo estaba consiguiendo.

Tomó en sus manos su varita y la observó con tristeza. Y de pronto se sintió débil... y eso no le gustó. ¿De que le servía ser el hombre más temido del universo si no había podido impedir la muerte de la mujer que amaba? De la única persona que alguna vez lo había querido. Lo había valorado, sin importarle su condicion de Sangre Sucia, y lo había amado como nunca nadie lo había hecho. Golpeó su puño contra la mesa y tomando una copa de cristal la arrojó contra la pared haciéndola añicos. Todo por culpa de unos malditos aurores que habían asesinado a toda la familia confundiéndola con mortífagos. Cuando los encontrara les haría pagar... los haría sufrir... por un largo tiempo...

Y de pronto, de entre tanto odio surgió el dolor. Una lagrima resbaló por su mejilla. La única.

Y la última.

Jamás volvería a amar a nadie.

FIN FLASHBACK


¿Quería verme señor?- Preguntó Draco intentando hacer una reverencia. Pero el dolor le impedía agacharse mucho.

Veo que no está del todo recuperado... pero igualmente, un poco de dolor no le hace mal a nadie...- Exclamó Voldemort mirándolo sonriente. Draco tuvo la ligera impresión de que en esa frase había mas de un sentido. Un escalofrío lo recorrió. ¿Y si lo sabía¿Y si se había dado cuenta de la extraña relación que tenía con Ginny?

Pero lo estaré mi lord...-Le respondió tratando de que sus palabras no lo delataran. Sabía que una expresión de más en su rostro era una sentencia de muerte. O algo peor...

Eso espero. Quiero que encuentre a los rebeldes y los traiga ante mí. Lo más pronto posible... cuento con usted...-La frialdad de sus ojos le congeló el alma. Draco solo se limitó a asentir levemente con la cabeza.

Me retiro...-Empezó a decir, pero el Lord lo detuvo con un movimiento de su mano.

No aún no. Zabini quiero que vaya a buscar a la señorita Ginevra y la traiga ante nosotros. Los tres tenemos de que conversar...- Draco sintió que el piso se desvanecía bajo sus pies. Tuvo el impulso de correr y correr, pero sabía que aunque escapara, él lo encontraría. Se mantuvo lo más erguido posible, y miró a Blaise que hacía un leve reverencia y salía de la habitación.


Ginny daba vueltas y vueltas. Su cuerpo se pegaba a las sabanas debido al frío sudor. Las visiones la hacían delirar mientras lloraba y golpeaba al aire. Un grito desgarrador rompió el silencio y llamó la atención de Blaise que ya se encontraba cerca. Apuró el paso e irrumpió en el cuarto al oír un segundo grito más fuerte que el anterior.

Cuando la vió en ese estado, se sorprendió. Estaba muy mal... Luego de un instante paralizado sin saber que hacer, se acercó a la escalera y llamó a una mujer que pasaba justo por allí. Ésta subió rápidamente y conjuró un par de hechizos para calmarle la fiebre.

Zabini, esta chica está muy mal... no sé que tiene, pero no está en condiciones de nada... y menos de salir de este cuarto...-Le dijo luego de que él le explicara a qué había venido. Éste comprendió y salió como un rayo de la habitación.

Había algo allí que no le gustaba. La Weasley enferma de quien sabe que. Draco que desaparecía sin poder moverse... y el Lord que quería atar cabos con ambos...

Frunció el ceño. Las piezas del rompecabezas comenzaban a cuadrar. Y faltaba muy poco para que él descubriera el resultado de tan singular combinación...