Capítulo 10: Love

Ginny quiso salir de la habitación, pero un brazo la detuvo. Neville, con los ojos echando chispas, la miraba enfurecido.

¿Qué tú que?-Logró decir el hombre después de un instante tratando de modular la boca para poder hablar. Ginny resopló resignada. Miró a su amigo a los ojos y sumamente apenada por lo que iba a decir, explicó:

Escúchame bien Neville. No quiero que lo tomes a mal... ni que trates de detenerme. Te aprecio. Te quiero muchísimo. Casi como un hermano... pero necesito irme con Malfoy... es la única persona que me ha hecho sentir... felíz... después de tanto dolor... por favor, entiéndeme... - Había dicho todo esto muy rápidamente, como si quisiera sacarse de encima un gran peso.

Neville la observaba. Sus ojos denotaban la tristeza que sentía. Su rostro permanecía tranquilo... demasiado, tal vez.

Ginny yo... -Balbuceó, pero se vió interrumpido por ella que poniendo un dedo en sus labios, le dijo:

No digas nada. Piénsalo. Sólo quiero que sepas que él no es malo... el dolor cambia mucho a las personas, Nev...-Y sin decir más, salió del cuarto. El muchacho se quedó solo, pensativo.

Y dándose vuelta exclamó para sí:

...dímelo a mí... -

Y se dedicó a seguir escribiendo papeles...


Ginny caminaba por los corredores de lo que antiguamente había sido una escuela muggle. A cada rato se cruzaba con ellos, debido a que efectivamente habían necesitado de su ayuda para resistir a Voldemort. Neville había hecho un pacto con los jefes más importantes del servicio secreto en diferentes países, y así contaba con un arma que el Lord Oscuro jamás sospecharía.

La chica dobló en una esquina. Se dirigía a las mazmorras. Allí esperaban loa prisioneros que aún no habían sido ejecutados. Por el contrario de Harry, Neville no le tenía piedad a los mortífagos. Él no olvidaba las muertes que había que tenido que presenciar... y tampoco olvidaba a sus padres que también habían perecido.

Ginny observó las puertas cerradas que tenía ante ella. Sin pensarlo puso su mano en el picaporte de la que tenía a su derecha, y empujó.


¡QUIERO QUE LOS ENCUENTREN!-Bramaba enfurecido el Lord, echando hechizos por doquier. Realmente el odio se había apoderado de él. Por más que había intentado llegar a tiempo a su fortaleza al darse cuenta de la emboscada, no había logrado detener el derrumbe del castillo.

La desolación y la muerte que halló cuando pudo regresar, lo enfureció como nunca. Pero lo que más le molestaba era el haber perdido a Ginny.

Los mortífagos corrían desesperados temiendo la ira de su Lord. Buscaban pistas que los ayudaran a encontrar a los rebeldes que recobraban vigor. Pero no había mas que sangre y cadáveres por doquier.

La lucha se estaba emparejando...


Sus manos la recorrían entera. Su piel era un extenso valle esperando ser descubierto. Mientras Ginny cerraba los ojos deseando dejar de pensar, Draco la besaba en el cuello tiernamente. Ambos se dejaban llevar por el momento. Y por el amor.

Draco... espera... -Titubeó ella con la respiración agitada y no muy convencida de si lo que quería era que él se detuviera. No obstante, el muchacho lo hizo, algo molesto.

¿Y ahora que te pasa?-Preguntó mientras se quitaba un mechón de cabello rubio que se le pegaba a la cara.

No quiero hacer esto sin saber que me quieres... de verdad... -Le respondió ella mirándolo a los ojos firmemente, implorándole con la mirada que le diera seguridad. Que le dijera algo que la hiciera temblar de la emoción.

Él simplemente la observó. Con esos ojos grises que no demostraban nada.

No le dijiste eso al Lord cuando él te llevó a la cama... -Le dijo mientras le clavaba los ojos y se alejaba un poco. Ella no podía creer que de nuevo sacaba ese tema. Por un lado le molestaba que le hablara de Voldemort... pero por el otro sentía una culpa terrible.

No quiero que mezcles las cosas... aunque me hubiera negado... él lo hubiera hecho igual... -Intentó defenderse ella bajando la mirada, y tapándose con una sabana de la cama en la que estaban. Por fin había logrado que Neville les diera permiso para irse... y ahora estaban completamente solos en un hotel muggle haciéndose pasar por turistas suecos.

¿Qué quieres que te diga entonces¿Qué te amo¿Qué no puedo pasar un día sin ti¿Eso es lo que necesitas?-Le preguntó fastidiado. Le costaba expresar lo que sentía. Y más cuando esos sentimientos eran tan nuevos para él.

Por empezar sí... pero si tanto te cuesta hacerlo, entonces puedo irme y buscar a alguien que sí pueda decirme que me quiere... -respondió ofendida y levantándose bruscamente comenzó a vestirse. Draco la detuvo y le dio un apasionado beso, mientras la abrazaba para que no se le escapara. Y cuando la soltó, mirándola tiernamente con esos ojos que a ella tanto le gustaban, le dijo casi en un susurro:

Te amo Weasley... simplemente te amo... -


Los días pasaban, y Neville planeaba tácticas de ataque. Las cosas no eran nada fáciles. Las bajas que había producido en el ejercito del Lord ya se estaban recobrando y él debía hacer algo para impedirlo. Lo malo era que ya no le quedaban espías infiltrados... y aunque los tuvieran sería muy arriesgado que alguien los descubriera.

El muchacho se encontraba en su despacho escribiendo y escribiendo. Un golpe a la puerta lo sacó de sus pensamientos.

Ante una señal, un hombre entró en la habitación con un pergamino cerrado.

¿Qué pasa?-Preguntó Neville, y el hombre le informó.

Llegó este pergamino para usted, señor. Llegó por métodos muggles... es decir, por correo normal... y creo que está protegido con magia para que solo usted lo lea... -Neville no quiso pregunta como había hecho para saber que estaba protegido con magia, pero supuso que ya habrían intentado abrirlo.

Sin prestarle mucha atención, le dijo al hombre que se fuera y desenrolló el viejo papel. Descubrió dentro la fina letra de Ginny y sonrió. Al menos estaba viva... y si le estaba escribiendo quería decir que era libre de hacer lo que quisiera... y una sombra le cruzó el rostro. ¿Y si era una trampa? El miedo de perderla de nuevo lo invadió y se dijo que lo mejor era leer para luego hacer conjeturas:

Se me ocurre que estarás trabajando, como siempre, así que no quiero molestarte mucho. Solo decirte que estoy bien, con mi dragón cuidándome las espaldas, escondidos y a salvo. No te preocupes por mí... estaré bien. Él no ha hecho muestras de poder, lo que me preocupa un poco. ¿No crees que después de lo que ha ocurrido debería haberse vengado? No lo sé. Está ocurriendo algo muy extraño. Y me da miedo.

Quiero que sepas que pese a todo, mi dragón me ama sinceramente. Y yo a él. Después de tantas cosas malas... por fin siento una pizca de felicidad...

No voy a decir mi nombre ni ninguno más, pero creo que te darás cuenta quien soy. Te quiero. Y pase lo que pase, siempre te querré. Cuídate.

El muchacho no podía borrar la sonrisa de su rostro. Le daba gusto que alguien entre tanto dolor pudiera encontrar la felicidad que la muerte le había arrebatado. Por un momento pensó que le encantaría poder hacer eso. Irse por allí y encontrar alguien a quien amar. Y por quien ser amado.

Y sintiéndose un poco mejor tras la partida de su amiga, arrugó el papel y lo arrojó en la chimenea como hacía con todos los papeles importantes. Observó como se quemaba y se deshacía.

Y algo más animado, volvió a su trabajo.


Mi Lord, creo que esto le interesará... -Dijo una voz femenina por detrás suyo. Voldemort observó a Bellatrix Lestrange. Y sentándose en un gran sillón de la sala, le dio la seña para que continúe.

Dime... -

Pues... encontré a cierto muggle a quien conocía hace unos años... que me contó sobre cosas "extrañas" que sucedían en un edificio... creo que allí es donde se esconden los rebeldes... -Voldemort sonrió complacido. Ella se le acercó y el Lord tomó la mano de la mortífaga entre las suyas y la beso delicadamente.

Como siempre, Bellatrix... un excelente trabajo... prepare a sus mejores hombres, y vaya en busca de esos rebeldes...-La mujer le hizo una reverencia y sonriéndole descaradamente se propuso a irse del lugar. Pero cuando tuvo un pie fuera, el Lord la llamó:

¡Y que no se te olvide traer a Ginevra!-Le dijo sabiendo que esto haría enfurecer a Lestrange.

...Por supuesto señor...- Y sin decir más se fue a paso veloz escupiendo maldiciones.

Voldemort se quedó allí pensativo. Le costaba entender que Malfoy no hubiera podido escapar a la matanza. Pero por otro lado, su cadáver no había aparecido...

Sus hipótesis vagaban en que lo habrían tomado como prisionero... pero entonces ya estaría muerto... y se habrían deshecho del cuerpo. Estaba confundido y eso no le gustaba nada. Por el contrario, lo enfurecía aún más.

El solo pensar que podría haber tenido a Ginny con él en la cima del mundo... pero ella había decidido huir con el enemigo...

Golpeó su puño contra la mesa que tenía ante él. Odiaba no saber que pasaba. Y eso no le ocurría muy seguido.

Decidió ponerse a pensar en otra cosa. Después de todo, si Bellatrix lograba su cometido y el lugar era realmente la guarida de los rebeldes, entonces estaría nuevamente con Ginny muy pronto.

Sonrió nuevamente al pensar en ella, y sintiéndose de mejor humor fue a prepararse. Había tomado la decisión de acompañar a sus mortífagos en la misión. Y rápidamente, salió de la habitación.

Lo que él no sabía era que las cosas no siempre salen bien. Y que una traición estaba por develarse.

O tal vez dos...