Capítulo 11: The End
Ginny se encontraba en su habitación. Más precisamente en su cama.
Pensaba.
Las imágenes daban vueltas en su cabeza mareándola. Confundiéndola. ¿Qué había pasado¿Por qué su vida había tomado ese giro drástico¿Qué hacia ella sola, quien sabe donde con Draco Malfoy como único acompañante¿Cómo había sido capaz de abandonar a los suyos y dejarlos solos en la batalla?
Y entonces lo supo.
Algo dentro de ella, le decía que la verdad era aterradora. Un sentimiento de tristeza ascendió desde lo más profundo de su ser y se acomodó en su alma dejándole un sabor amargo en la boca.
El final estaba cerca, y lo sentía.
Ella sabía que quedaba poco. Y simplemente quería disfrutar sus últimos momentos junto a él... en paz...
¿Te sientes bien?-La voz grave de un hombre joven la sacó de sus pensamientos. Volvió su mirada hacia él, observándolo con cierta melancolía. Draco acababa de salir de la ducha, y estaba totalmente mojado con una toalla alrededor de la cintura. Ginny clavó sus ojos en su figura que se movía lentamente hacia ella. Lo amaba. Y no entendía
como su corazón podía decirle que algo malo pasaba.
Si eran tan felices...
Si... estoy bien...-Contestó tarde a su pregunta, sintiendo los brazos del rubio rodeándola. Él le dio un beso suave en los labios, y quiso levantarse, pero sintió a la pelirroja abrazándose a su cuello.
Tengo miedo, Draco...-Le dijo susurrándole en el oído, mientras sentía que unas escurridizas lágrimas resbalaban por sus mejillas, traicionando todas sus defensas. Él la apartó y tomo su rostro entre sus manos.
No te preocupes... nadie podrá separarnos... nunca...-
Y tenía razón...
Neville meditaba. La toma de la fortaleza del Lord había resultado más fácil de lo que había pensado. Los soldados muggles eran una gran arma contra los mortífagos que se desconfiaban al ver que estos no portaban varitas. Gracias a la alianza entre el mundo muggle y la resistencia, es que había logrado formar un ejército.
Su ejército...
Por otro lado, Ginny estaba a salvo, Malfoy ya no era partidario de Voldemort... lo que era una gran ventaja... sin embargo, había algo que lo inquietaba. Como su amiga le había dicho, el no tener noticias del Señor Oscuro era peligroso.
En las únicas ocasiones que él había tardado en contestar un ataque de semejante magnitud, había sido porque estaba muy ocupado diseñando una masacre que luego había llevado a cabo.
Neville se revolvió nervioso en el gran sillón que había en su despacho.
Se dijo que necesitaba una siesta... hacía días que no dormía. Le daba miedo cerrar los ojos un instante y perder todo lo que había conseguido hasta el momento.
Se recostó suspirando en el sof y se acomodó allí, tratando de imaginarse un mundo nuevo. Un mundo donde el dolor no es cosa de todos los días.
Un mundo donde la muerte no es una sombra presente en el alma de los que aún viven.
Pero no pudo.
Porque ese mundo no existía ni siquiera en su imaginación...
Ginny sintió un escalofrío recorrer todo su cuerpo. Un dolor punzante en su mano le hizo detener su vista allí. Descubrió un fino hilo de sangre que partía de la palma de su mano. Se había lastimado ella misma, mientras manejaba un cuchillo. A pesar de que estaba acostumbrada a utilizar herramientas muggles, no se había dado cuenta que el metal cortaba su piel.
Ella observó el líquido rojo manchar la manga de su camisa. No hizo nada para detenerlo. Sabía perfectamente que la sangre solo significaba una cosa.
Muerte.
Un golpe seco despertó a Neville de sus sueños. Se levantó de repente, tomando su varita y alzándola. Agudizó el oído para saber que era lo que sucedía, y solo escuchó gritos y alaridos.
Los estaban atacando.
Quiso abrir la puerta para ir a defender a los suyos, pero alguien se le adelantó.
Parece que volvemos a encontrarnos, Longbottom...-Una mujer con la varita en alza y varias manchas de sangre en la túnica negra se apareció frente a él, sorprendiéndolo.
Desgraciadamente no he tenido la ocasión de matarte antes, Lestrange...-Le contestó con una voz fría que hubiera puesto los pelos de punta de cualquiera. De cualquiera que hubiera conocido a Neville en Hogwarts...
Ella sonrió malignamente. Sus dedos manejaban la varita con maestría.
Lo mismo digo...-
Esas fueron las últimas palabras que se dijeron antes de comenzar el duelo. Los hechizos volaban de una punta a la otra, mientras ambos los esquivaban como podían. Pero ante un movimiento rápido del líder de la resistencia, ella cayó al suelo herida. Neville se le acercó, y sin dudarlo comenzó a torturarla con un Crucio.
Ella gritaba de dolor mientras se retorcía en el suelo. Y él simplemente observaba. Hasta que decidió que esa mujer no merecía seguir viviendo. Y sin pensarlo dos veces alzó su mano y conjurando el Avada Kedavra, observó como la culpable de que sus padres jamás hubieran estado con él en su infancia cerraba sus ojos por última vez.
Y sonrió.
"Mamá y Papá... ahora pueden descansar en paz... he cumplido con mi venganza" Pensó satisfecho sintiendo un alivio en su interior que hacía mucho tiempo estaba anhelando.
Impresionante, Longbottom... jamás hubiera creído que un niño tan inútil como tú pudiera asesinar a una de mis mejores servidoras... y sin piedad...-Siseó una voz detrás suyo. Neville sintió un cosquilleo en su espalda. Era el fín. Si él estaba allí, entonces ya no había escapatoria. Él nunca se presentaba antes sus enemigos si no era para acabar con ellos.
Nunca dejaba nada por terminar.
Lentamente, se dio la vuelta hasta enfrentarse con esos ojos rojos como el fuego. En ningún momento bajó la mirada. No iba a dejar que lo manejara. Si moría, iba a ser con dignidad.
Las cosas nunca son lo que parecen...-Le contestó tan fríamente como a Bellatrix.
El Lord sonrió. Y Neville sintió que se le helaba el alma. ¿Cómo un hombre era capaz de provocar ese sentimiento en alguien? Y una respuesta asomó rápidamente por su cabeza.
Porque él no es un hombre... él es un monstruo...
Voldemort no se movió. No tenía la varita en la mano, al contrario de Neville que por nada del mundo la bajaba. De pronto, el muchacho le echó un hechizo en un intento desesperado por huir, pero Voldemort simplemente lo esquivó con un movimiento rápido de sus dedos. En aquel instante, el muchacho cayó al suelo con un fuerte dolor en el pecho. A pesar de que la tortura era terrible, no dejó que un solo quejido escapara por su boca.
Y Voldemort lo observaba casi sorprendido de que aquel hombrecito pudiera soportar tanto martirio. Por fín, dejó que su prisionero descansara un poco y se le acercó.
Sabes perfectamente que estás perdido. Todos tus esfuerzos por ser como Potter... o aún mejor han fracasado... voy a matarte, y eres consciente de eso. Así que dime ahora mismo donde está mi querida Ginevra y tendrás una muerte más... rápida...-Le susurró casi al oído. Neville levantó la cabeza con dificultad. Observó al hombre que le sonreía y pensó mil cosas para decirle en ese momento.
Y solo le dijo lo que él no quería escuchar.
No sé donde está. Aunque lo supiera, no te lo diría... y por más que la busques, no vas a encontrarla... porque ella no quiere que la encuentres...- Voldemort se apartó de él fastidiado. Pero las palabras de su enemigo le resonaban en la cabeza. Decidió entonces meterse en su mente y saber la verdad. Y lo que vió lo espantó.
La traición.
Y de nuevo el dolor. Y Neville, sabiendo que ya no tenía oportunidades, rogó con todas sus fuerzas que ella viviese para derrotarlo. Se concentró en pensar en otra cosa. En sus padres. En sus amigos. En sus años de estudiante en Hogwarts. Prácticamente sentía el aroma de sus plantas cuando él cuidaba de ellas... y un sentimiento placentero se apoderó de él.
Una sonrisa apareció en su rostro, lo cual sorprendió al Lord que aún lo miraba enfurecido. No podía creer que aquello estuviera pasando. ¿Malfoy¿Después de todo lo que había hecho por él? No podía creerlo. Por primera vez en su vida se sentía de verdad traicionado... y burlado...
Iba a demostrarles que una traición a Lord Voldemort, resulta muy cara...
Neville cerró los ojos. Sentía que el cuerpo ya no le respondía. Pero por el contrario, su mente seguía completamente viva, ajena al dolor. Siguió concentrándose en Voldemort... en que debía morir... alguien debía detenerlo, porque él ya no podría hacerlo...
Y sin embargo, de alguna manera lo hizo...
La sangre en su mano había dejado de emanar. Pero el sentimiento de dolor en el pecho de Ginny aún le perforaba el alma. Algo estaba mal. Ella siempre sabía cuando alguien sufría... alguien a quien ella estimaba. Desde niña tenía ese "don", de saber en el momento justo cuándo alguien estaba sufriendo... o muriendo...
Tocó con su mano su pecho y se estremeció. Conjuró un hechizo para vendar su herida, y algo se le cruzó por la mente.
Neville.
Draco entró en la habitación buscándola. Y la encontró. Tendida en el suelo, desmayada. El terror se apoderó de él y corriendo hacia ella la sostuvo en brazos y con un hechizo la reanimó. Cuando vio que sus ojos se abrían no pudo evitar tranquilizarse. Por un momento había creído que...
¡Ginny!-Gritó al verla reaccionar. La abrazó al instante, dándole calor.
D... Draco...-Balbuceó ella soltando una lágrima. Sentía la necesidad de que la abrazaran. La besaran. La protegieran.
¿Qué pasó?-Preguntó él mirándola, buscando algún detalle que le dijera lo que le había sucedido. Y su mirada se posó en la mano desgarrada. La tomó entre las suyas y la miró a los ojos.
Algo... algo malo ha ocurrido... y espero que no sea lo que creo...-Le dijo ella con la voz entrecortada y sintiendo que nuevamente le faltaba el aire.
¿Qué quieres decir?-
Draco... creo que Neville está... muerto...-Le susurró lentamente, rompiendo a llorar en silencio. Él no dijo nada. Sabía lo que eso significaba, y era alarmante. Simplemente la abrazó tratando de consolarla.
Ambos permanecieron allí, juntos.
¿Qué fue eso?-Preguntó ella, tras unos minutos de silencio. Un silencio interrumpido por un ruido que venía de la sala continua. Él le hizo una señal con los dedos para que no hablara y se levantó. Tomó su varita y se colocó tras la puerta. No hizo falta que esperara, porque tres hombres entraron por la puerta estrepitosamente.
Las personas en la habitación se quedaron mirando.
¿Blaise?-
Draco...-
Los dos amigos, se miraban fijo. La sorpresa del rubio, contrastaba con la apariencia bastante triste del otro. Ambos sabían que ya no era lo mismo. Ahora no estaban en el mismo bando.
¿Cómo nos encontraste?-
Tú más que yo deberías conocer los trucos de los mortífagos, Draco...-
Tal vez. Pero es que hace ya un tiempo que deje de serlo... creo que se me han olvidado algunas cosas...-Susurró el rubio con sarcasmo, sin dejar de mirarlo. El aire parecía no darles una tregua. Y el tiempo parecía haberse detenido para ellos. Pero cuando los otros dos hombres le lanzaron un hechizo a Ginny que se había levantado bruscamente, Draco saltó hacia ella y la protegió con su cuerpo.
Ambos, se quedaron en una esquina de la habitación, mirando fijo a sus oponentes. Draco no bajaba la varita y estaba pendiente de cada movimiento.
El Lord está en camino. Yo me adelanté para...- Dejó de hablar, buscando las palabras correctas -...ni siquiera yo lo sé bien. Creo que eres el único amigo que me queda...-Le dijo el muchacho, bajando la varita y mirando sinceramente al rubio, que seguía sin mostrar ningún tipo de sentimiento.
Draco... estamos perdidos...-Susurró ella, aferrándose a él fuertemente. No lloraba. Pero temblaba, y creía que las piernas le fallarían en el momento menos indicado.
¿Para que viniste¿vas a ayudarme a escapar o que?-Preguntó Draco, sin moverse de su lugar.
Sabes que no puedo hacerlo...-Dijo Blaise bajando la mirada. Se lo notaba realmente triste.
¿Entonces porque pones en riesgo tu vida al venir aquí?-
El silencio volvió a hacerse presente entre las personas y la tensión daba la impresión de que el aire se cortaba con un cuchillo.
Ya te dije que no lo sé. Quería... prevenirles, tal vez...-
Escúchame bien Blaise, no sé para que viniste pero si lo que dices es verdad tenemos que irnos...-Exclamó Ginny mirando con desconfianza a los dos hombres que anteriormente la habían atacado.
Aunque huyéramos al fin del mundo él nos encontraría...-Sentenció Draco.
El Lord está furioso... el día en que atacamos a los rebeldes y mató al líder y se enteró de su traición...-Empezó a decir Blaise, pero se quedó en la mitad de la frase al darse cuenta que Ginny había llevado sus manos a su boca.
Entonces... ya no queda nadie...-Susurró ella con la voz quebrada y el corazón hecho pedazos. Draco la abrazó fuertemente mientras suspiraba. -¿Qué vamos a hacer ahora?-Preguntó ella, no queriendo saber la respuesta.
Ya no tienen adonde ir-Dijo uno de los hombres que se había adelantado y había hablado por primera vez.
Draco miró a Blaise fijamente. Luego a ella. Su corazón le decía que lo que iba a hacer era una locura. Pero era la mejor solución.
O tal vez la única...
Entonces, mátame- Ginny giró su cabeza hacia Draco y abrió los ojos. Quiso decir algo pero no pudo hacerlo. Las palabras no le llegaban.
El aludido levantó la mirada sorprendido.
¿Qué rayos quieres decir con eso?-
Si él nos encuentra, no va a matarnos. Y lo sabes. Hay cosas peores que la muerte, Blaise... y si realmente queda algo de nuestra amistad en ti, mátame. No queda otra salida...-
Ginny volvió a abrazarlo fuertemente. Esta vez, una lágrima mojó su mejilla. Draco la observó y la besó en los labios apasionadamente. Pero luego ella se alejó y le golpeó el hombro. No sabía si estaba enfadada. Pero lo que él decía le dolía.
Y mucho.
Draco... tiene que haber otra salida...-Le susurró al oído, mientras él volvía a abrazarla para contenerla.
Sabes que no la hay... y piensa en esto: Tal vez, exista un lugar donde podemos estar juntos. Donde Él no exista... donde seamos felices...-Ella lo besó nuevamente, y ahora empapada en lágrimas, lo miraba a los ojos.
No voy a dejarte solo...-Él le sonrió.
No te preocupes... pase lo que pase... siempre estaremos juntos...-
Volvieron a abrazarse, y los dos hombres que acompañaban a Blaise se miraron incómodos. Si el Lord llegaba y veía la escena, iba a enojarse... y mucho...
Draco, es hora...-Dijo Blaise con la voz quebrada. El rubio lo miró a los ojos y le sonrió. Se acercó a él y ambos amigos se fundieron en un abrazo.
¡Zabini, apúrate!-Gritó uno de los mortífagos, mientras señalaba con la mano una gran horda de escobas que se acercaba velozmente. Ginny dejó escapar un suspiro. Sintió que dos manos la apresaban y no la dejaban moverse.
¡Suéltenme!-Gritó desesperada, mientras veía que Draco se alejaba de ella. Su mirada estaba triste y sus ojos grises por vez primera demostraban que al menos al final, no era tan insensible.
Estaba sufriendo.
Ginny... no puedo dejar que mueras por mí. Debes seguir tu vida... tal vez a su lado puedas tener lo que yo no puedo darte...-Sentenció él. Las palabras no eran frías. Pero a Ginny se le heló el alma. No podía hablar en serio. No podía ser tan egoísta de dejarla con él... no podía irse sin ella...
¡No!-
Blaise alzó la varita y quienes prestaron atención pudieron ver como una lágrima rodaba por su mejilla. Draco solo la miraba a ella. Una sonrisa asomó en su rostro. Una sonrisa de paz.
Te amo- Le dijo directo a ella. Ginny no pudo soportarlo. Se soltó de sus captores y corrió hacia él, justo en el momento en que las palabras salieron de los labios de Blaise.
Ambos se fundieron en un beso.
Y el rayo de luz iluminó sus miradas...
