Epílogo
El Dark Lord penetró en la habitación. Parecía una gran sombra con aquélla túnica oscura que siempre usaba en presencia del enemigo. Su mirada expresaba todo el odio que acumulaba en sí mismo. La frialdad era un signo obvio de que aquel hombre era incapaz de sentir algo de amor por alguien.
Ni siquiera por ella.
"¿Qué diablos es esto?" Exclamó furioso al ver la escena. Los cuerpos sin vida de dos personas tiradas en el suelo, y tres de sus mortífagos contemplándolos con las varitas alzadas.
"Mi Lord... ellos nos atacaron... teníamos que defendernos..."
"¡No tenían que matarlos!" Vociferó inundando la habitación con sus gritos. Zabini y sus compañeros bajaron la cabeza. El primero sabía que las cosas no estaban saliendo como él quería. Si a Voldemort se le ocurría saber lo que había pasado, no tendría ningún tipo de problema... nadie le impedía algo al Lord...
"Lo siento mi lord... pero es que..."
"¡Pero nada! Váyanse inmediatamente antes de que me arrepienta y se los deje a Nagini de postre..." Los tres hombres bajaron la cabeza una vez mas y salieron de la habitación. Pero Blaise no se alejó mucho.
Tenía cosas por hacer...
OoOoOoOoOoOoOoOoOo
Voldemort echó a los demás mortífagos y se quedó a solas con ambos cuerpos. Miró al cadáver de Draco y sus labios se endurecieron. Había planeado su venganza con detalle... iba a hacerlo sufrir... no iba a darle el alivio de morir en paz. Pero ahora ya estaba muerto, volviéndose a burlar de él. ¿Cómo era posible? Apretó el puño. Nuevamente se sentía traicionado. Y ahora ya no podía hacer nada para que Malfoy pagara su deslealtad.
Alejó sus malos pensamientos, y se acercó a ellos. Parecían tan felices... y eso significaba un delito para él. Con sus manos entrelazadas, y sus bocas tan juntas... en sus labios una sonrisa de paz. Lanzó un grito de rabia.
¿Por qué hasta ellos pudieron ser felices y él no?
Se agachó hasta tenerlos próximos. Tomó una de las manos de Ginny y la separó de Malfoy. Le costó trabajo hacerlo... pero al fin lo logró. La tomó entre las suyas y sintió un tibio calor que se iba apagando lentamente.
"Oh Ginevra... tú no tenías que morir... yo te hubiera dado una segunda oportunidad..." Siseó el gran hombre. Cualquiera que lo hubiera visto en aquel momento, sintiéndose derrumbado ante la pérdida de esa mujer hubiera dudado de que en verdad fuera aquel que había destruido el mundo.
En ese momento, solo era Tom... un hombre deshecho...
Un hombre vulnerable...
Un hombre...
¿Por qué la había perdido de nuevo¿Es que no había sido lo suficientemente fuerte como para tenerla a su lado? Y de pronto, una lágrima brotó de aquellos ojos cansados de tanto odio. De tanta amargura.
De tanta muerte.
Una lágrima.
Pero él había jurado no volver a llorar jamás por nada ni nadie. Llorar era signo de debilidad. Y él no podía ser débil. Él tenía que ser fuerte, para que nadie pudiera provocarle dolor.
"¿Por qué?..."
No lo sabía. Desde que tenía memoria había pensado que debía ser más que los demás. Que debía pisar las cabezas de todos para que nadie pisara la suya.
Y lo había conseguido.
En ese instante, perdió su mirada en los ojos cerrados de aquella mujer que creía la única con el poder de entrar en su corazón.
"¿Es posible que haya existido otra mujer como tú, Kassandra?" Susurró. Y de pronto, se vio transportado a lo mas profundo de su ser, que le decía que no. Que a pesar del parecido y la profecía de la que era protagonista, Ginevra Weasley jamás habría podido reemplazar a la que fuera la única a la que entregó su amor.
Sin soltar la pálida mano del cadáver, se hundió en una extraña melancolía. No parecía que él, Lord Voldemort, fuera el mismo hombre que arrodillado frente a un par de amantes trágicos repasaba su vida en instantes perdidos.
El tiempo que todo lo toca, algún día tenía que pasar por él. Y aunque nadie había podido detener su maldad y su odio, él mismo se estaba destruyendo.
Por dentro.
OoOoOoOoOoOoOoO
"¡No podemos dejar que nos mate también a nosotros!"
"¿Y que propones¿Alzarnos en contra del amo y señor de todo el mundo¿Acaso estas loco Zabini? Si quieres morir como Malfoy, hazlo solo..."
"No... no hablo de una guerra... debemos actuar inteligentemente... Él no es nada si no tiene a sus mortífagos. Debemos abandonarlo, dejarlo solo... si no lo hacemos sería nuestra perdición..."
"Estas completamente loco... el Lord sabe lo que hace, por algo llegó hasta la cima..."
"Llegó hasta la cima por pisarnos las cabezas. Además, nadie sabe lo que se propone... ¿Para que diablos quería destruirlo todo¿En qué clase de mundo planea vivir?"
"Ya basta... no seguiré escuchando estas tonterías..." Dijo Nott, uno de los hombres que había visto morir a Draco y a Ginny. Blaise lo detuvo. Desde que su amigo había muerto, no se sacaba de la cabeza que no quería terminar como él.
"Nott... no puedes dejarme solo en esta. Tú sabes perfectamente que entre los mortífagos se esta suscitando una rebelión. Muchos de ellos están viendo morir a su propia familia solo porque el Lord así lo quiere... y sabes que lo que digo es verdad. Tenemos que parar todo esto..."
El aludido, un hombre ya entrado en años, miró a Blaise directo a los ojos. Las arrugas de su rostro demostraban que la vejez hacía estragos en la piel de las personas. Mientras tanto, el joven imploraba que el hombre lo ayudara en su plan. Necesitaba un aliado. El señor Oscuro no podía continuar con la matanza... lástima que se había dado cuenta tarde.
"Mira Blaise. Te ayudaré... pero solo porque la amistad que me unía a tu padre me prohíbe dejar que te mates"
El chico sonrió.
¿Sonrió?
¿Es que acaso en el infierno se puede sonreír?
OoOoOoOoOoOoOoO
"Eres un monstruo..." Voldemort se hallaba tirado en el suelo, al lado de los cadáveres. Su mente daba vueltas y lo mantenía en trance. Las frases lo atormentaban. Un frío sudor lo embargaba, y las imágenes de su pasado se sucedían una atrás de la otra.
"Mis padres no quieren que seamos novios porque eres un..."
"¿Sangre sucia?"
Un despreciable sangre impura. Eso era lo que había sido toda su miserable vida. Ni siquiera convertido en el temido Lord Voldemort había sido capaz de olvidar que su padre muggle lo había odiado por eso.
Odio.
Un sentimiento que había estado presente en su pecho desde que tenía memoria. Dolor. Lo había sentido por tanto tiempo en su corazón... que había querido causarle lo mismo a todos los que lo rodeaban para que supieran como era sentirse de esa manera.
Amor.
Una palabra tan hermosa... pero tan carente en su vida. En su infancia, jamás una muestra de cariño... jamás una madre que lo mimara... jamás un padre que le enseñara a caminar...
Una lágrima.
La que había jurado no volver a derramar. Pero ya había llorado por Ginny. Ya había roto su promesa. Pero pensándolo bien... ¿Cuándo había sido fiel a una promesa¿Cuándo le había sido fiel a su palabra?
Cuando juró amarla por siempre.
Y de pronto, la figura translúcida de Kassandra se le apareció iluminando la habitación. Se frotó los ojos, como intentando saber si lo que éstos le transmitían era cierto.
"Ven conmigo..." Le susurró ella, alargando su mano y sonriéndole como siempre lo había hecho. Con una dulzura que jamás alguien le había dado.
"¿Eres tú Kassandra?"
"Sí, Tom. He venido para que volvamos a estar juntos... tú me prometiste que lo haríamos al salir de la escuela... así que aquí estoy..."
Voldemort la miró y luego a sí mismo. Sus manos... eran de un joven... luego sus ropas... no eran las mismas que portaba, sino las antiguas túnicas que llevaba al salir de Hogwarts. ¿Podía ser posible?
¿En verdad le estarían dando una segunda oportunidad?
No lo pensó demasiado. En ese momento, su cerebro no le dictaba lo que debía de hacer, sino que obedecía a sus impulsos. Y casi sonriendo, tomó la mano de la mujer y la estrechó con la suya.
Y en ese momento eterno, todo se volvió oscuro...
OoOoOoOoOoOoOoO
Blaise entró en el cuarto decidido a saber el porque el dark lord no salía de allí. Y por mas que golpeó a la puerta para saber si hacerlo o no, no obtuvo respuesta por lo que entró.
Y lo que vio lo dejó estático.
El gran hombre, en el suelo inconsciente... pero el muchacho observó mejor, y se dio cuenta que a pesar de tener los ojos cerrados, él parecía como inmerso en terribles pesadillas. Lo oyó murmurar entre dientes. Y una frase descolgada, lo dejo intrigado...
"...Logbottom... déjame en paz..."
A Blaise el nombre le sonaba de alguna parte. Y recordó que el líder de los rebeldes era su antiguo compañero de escuela, Neville Logbottom... y también que Bellatrix, se había pasado toda su vida alardeando de cómo había dejado totalmente locos a la pareja de aurores...
Lentamente extrajo su varita de sus ropas, y la sostuvo fuertemente. El Lord parecía no darse cuenta de que alguien más estaba con él, lo que significaba una gran ventaja en lo que planeaba hacer.
"...no..." Murmuraba Voldemort, mientras su cuerpo se estremecía como si padeciera de extrañas convulsiones.
Y Blaise pensó que si tenía la oportunidad de hacerlo, lo haría.
Iba a acabar con Lord Voldemort...
OoOoOoOoOoOoO
Tom se despertó en el suelo de una mansión. Abrió los ojos desesperado, buscando a Kassandra. Pero no la encontró. Sin embargo, una voz detrás suyo lo sorprendió.
Neville.
"Parece que volvemos a encontrarnos, Voldemort..."
"¡No¡Yo te asesiné!"
"Sí, lo hiciste... pero igual que te pasó con Harry y el hechizo de Lily, no tuviste en cuenta la magia antigua... y lamento decirte que esta vez no tienes forma de remediar el hechizo que susurré momentos antes de morir..."
El Lord se quedó de piedra. ¿Realmente eso estaba sucediendo¿En verdad aquel espectro había regresado de la muerte para vengarse¿Para destruirlo?
"Veo que no estas muy convencido, Tom... pero te explicaré mas detalladamente, porque tenemos mucho tiempo... el suficiente, creo yo. Pronuncié un hechizo con el cual cuando tocaras a Ginny, tu mente te engañara. Así, comenzarías a tener visiones de tu pasado, de tus errores, de todo el dolor que causaste. Y la culpa te mataría a ti mismo. Así que, Tom... yo estuve observándote todo el tiempo... y descubrí algunos secretitos tuyos..." A su lado, saliendo de entre las sombras, apareció la figura de Kassandra sonriente. Voldemort quiso correr hacia ella, pero sentía que no podía moverse. Sin embargo, ella se le acercó y colocó una mano en la mejilla del hombre.
"Hubieramos sido tan felices..." Le susurró ella, y desapareció.
"Lástima que muriera¿No es así Tom? Formaban una pareja hermosa..." Le dijo cínicamente el espectro.
"¡Cállate¡Déjame en paz!" Gritó Voldemort, pero la aparición de Neville le soltó una tremenda carcajada en el rostro.
"No, mi querido Tom... tú nunca estuviste en paz... ni lo estarás jamás..." Y riendo malignamente, el espectro se transformó en la viva imagen del recuerdo de Voldemort.
Ya no era Neville... ahora era Tom Riddle...
"No, Tom...lamento decirte, que tu final está comenzando..." Le susurró el ahora Tom Riddle al espantado Voldemort que por primera vez en su vida se sentía menos que alguien.
Se sentía menos que sí mismo...
OoOoOoOoOoOoOoO
Blaise se acercó sigiloso a su señor temiendo que en cualquier momento se levantara y mirándolo con aquellos temibles ojos rojos, pronunciara un "avada kedavra" que lo dejara tendido el suelo.
Pero el Dark Lord hacia rato que había dejado de moverse. Blaise interpretó esto como una especie de advertencia, pero continuó caminando hacia él. Cuando lo tuvo a escasos milímetros, se percató de que sus pulmones no estaban funcionando. Dirigió su mirada a sus ojos. Cerrados. Sus manos, cruzadas sobre su pecho. El muchacho no podía creer lo que sus ojos le obligaban a ver. ¿En verdad el hombre mas poderoso de todos los tiempos había sucumbido así como asi?
Y sí.
Lord Voldemort había acabado derrumbado por sí mismo...
OoOoOoOoOoOoOoO
El mundo comenzaba a florecer nuevamente. Los mortífagos que habían decidido dejar la oscuridad a un lado, habían entablado una alianza con el mundo muggle y los magos que aún quedaban vivos para rescatar así al vida de entre tanta muerte. Por su parte, Blaise se había encargado de buscar un lugar propicio para que Draco y Ginny por fin pudieran descansar en paz.
Y lo había encontrado.
En lo que antiguamente había sido Hogwarts, aún se hallaba el antiguo Bosque Prohibido. Y él, creyó que ellos se sentirían bien en aquel lugar que había significado una época de risas y aventuras. O por lo menos, lo había aparentado.
Allí, cerca del lago tantas veces frecuentado por alumnos para sus visitas amorosas, había mandado erigir dos tumbas. Una al lado de la otra. Y allí, los sepultaron.
En ese lugar, justo a un año de la trágica muerte de la pareja, Blaise se hallaba mirando con sorpresa el lugar donde estaba enterrado su amigo. Su mirada se posaba en una gran planta de color verde brillante, recubierta con espinas que había crecido bordeando la lápida, como queriendo taparla.
Lo más curioso, era que justo a su lado, una hermosa planta blanca con bellísimas flores color rojo fuego, también bordeaba la lápida de Ginny, y se entrelazaba con pasión a la otra, haciendo que en la cima, ambas se juntaran.
Parecía una apuesta a la vida. Una metáfora de amor, que los juntaba justo cuando aún los sacerdotes hablan de "Hasta que la muerte los separe"...
Una hermosa partida de ajedrez a la vida, en la que ellos eran los únicos ganadores. Porque habían logrado ser felices a pesar de que hasta la muerte misma se había interpuesto entre ellos.
Blaise contemplaba la imagen de las dos plantas unidas y las lágrimas empañaron sus ojos. Leyó el epitafio que había grabado él mismo, sabiendo las últimas palabras de Draco hacia ella que rezaba:
"Te amo. Y pase lo que pase, siempre estaremos juntos..."
"Y al final, él tenía razón..." Pensó con un sentimiento de amargura mezclada con felicidad que se había quedado atascado en su garganta.
Y quitándose las pequeñas lágrimas de los ojos, se metió las manos en los bolsillos y tras echarle unas flores a las tumbas de ambos se echó a caminar.
No muy lejos de allí, observando en silencio, dos figuras tomadas de la mano miraban alejarse a Blaise. Ambas, vestidas de blanco y moviendo sus cuerpos como si flotaran en lugar de caminar, se dirigieron a lo profundo del bosque. Él, la abrazaba mientras que ella ondeaba su larga cabellera al viento y se dejaba abrazar. Un beso.
Y continuaron su marcha, imperturbables, hasta perderse en la bruma...
"Y solo en la muerte encontrarin la paz que en vida jamás pudieron hallar..."
The End
