1000 perdones! Se que he tardado una eternidad en actualizar, pero he pasado por una crisis personal y otra literaria. Espero que al menos mi musa haya vuelto para quedarse, y que la larga espera no os haya hecho perder el interés por el fic. GRACIAS A TODS POR LEER.
Respuesta a los reviews:
Lladruc: Pronto pronto... no ha sido, pero prometo actualizar mas a menudo, q tengo el fic un poco abandonado. Asias y besitox.
Sacralo: Escarbato! XDDDDDpos eso, que asias por el revi y a ver si no me matais por vaga XD. Besitox.
Nelly Esp: Respecto a lo de Malfoy no no será la última vez, tranqui, que me gusta bajarle los humos al huroncito XDDD. Asias y besitox.
Elizabeth Black: Ays, menos mal, no se pq pensé que le ibais a coger mania a Cole, con lo mono q es muajaja. Asias y besitox.
8
Astros, augurios y quidditch
La terrible tortura que suponía el lunes llegó mucho antes de lo que hubieran deseado.
El fin de semana pasó como si de un par de horas se tratase, en parte por la exagerada cantidad de deberes que tenían que entregar para esa semana.
Harry despertó de repente y miró el reloj preocupado. Tarde, muy tarde.
Se quitó el pijama a toda velocidad, se vistió, cogió todos los libros que necesitaba y se abalanzó sobre las cortinas del dosel para salir corriendo hacia el aula de Historia, pero...
¡PAF!
En lugar de apartarse como era lógico, las cortinas eran totalmente sólidas.
Se golpeó en la cara con la pared de tela roja y cayó de espaldas.
— ¡Joder!—exclamó enfadado, mientras se colocaba las gafas, que se le habían ladeado a causa del golpe.
Lo había olvidado. La noche anterior intentaba hacer Oclumancia, pero los ronquidos de Neville le taladraban los oídos: era incapaz de poner la mente en blanco.
En un momento de desesperación, y poniendo en práctica lo aprendido en la última clase de Encantamientos, había impasibilizado el interior del dosel.
—Finite incantatem—dijo, haciendo un movimiento circular con la varita.
Se levantó, y ésta vez comprobó que las cortinas habían vuelto a su estado original antes de salir.
Pasó como un rayo por la desierta sala común y atravesó el retrato de la Dama Gorda.
Llegó al aula con el tiempo justo de sentarse junto a Hermione. Tres segundos más tarde, el profesor Binns atravesó la pared, dispuesto a obsequiarles con una de sus "amenas" lecciones.
Hermione le miró de reojo y comenzó a tomar apuntes.
—En 1870 tuvo lugar uno de los más sangrientos enfrentamientos territoriales del siglo...
Ron, que estaba sentado a la derecha de la chica, rompió un trozo de pergamino, escribió algo y se lo lanzó a Harry por encima de Hermione.
Harry desdobló el mensaje.
Buenos días, Bella Durmiente.
Muy buena idea lo de impasibilizar las cortinas para
que nadie pueda despertarte si te quedas dormido...
Harry resopló. Ni siquiera había desayunado, tenía que enfrentarse al peor día de la semana, a los reproches de Hermione por haber llegado tarde y a Ron, que estaba en plan gracioso...
Le dio la vuelta al trozo de pergamino y escribió:
Ja-ja. Estoy de mal humor, una bromita más y te echo
una maldición...
Dobló de nuevo el pergamino y se lo lanzó al pelirrojo.
Unos segundos más tarde una bola de pergamino cayó sobre su mesa.
Vale, pero entonces me comeré las tostadas que te he
traído del comedor.
Hermione los fulminó con la mirada, así que Harry no se atrevió a responder al mensaje.
—... Unferth el Astuto se alió con un grupo de gigantes, consiguiendo así la victoria sobre el resto de las comunidades de duendes y proclamándose máximo dirigente de la raza británica. Sólo ejerció su mandato durante cuatro días, pues Gorm, el hijo del jefe del clan de los gigantes, le pisó sin querer mientras jugaba...
Por más que lo intentó, Harry fue incapaz de prestar atención al profesor Binns.
Tras diez eternos minutos intentando coger apuntes sin resultado, se puso a hacer dibujitos y garabatos en el pergamino.
Cuando la clase terminó se sintió tremendamente aliviado, pero la felicidad le duró poco. Justo hasta que recordó que la próxima clase era Pociones.
Pero extrañamente, la clase transcurrió sin incidencias. Snape se pasó toda la hora paseando de arriba abajo, con el ceño fruncido en gesto de preocupación.
Estaba tan ensimismado en sus pensamientos que ni siquiera restó puntos a Gryffindor, a pesar de que la poción de Neville comenzó a silbar peligrosamente (y seguramente el caldero hubiera explotado a no ser por la intervención de Hermione)
Cuando sonó el timbre que indicaba el fin de la clase, los alumnos de Gryffindor salieron de las mazmorras a toda prisa.
—Sin duda esta clase pasará a los anales de la historia—aseguró Ron—Aún no puedo creer que no nos haya restado un solo punto.
—Si, ha sido muy raro.
—Estaba preocupado...—susurró Hermione— ¿recordáis la conversación que escuchamos éste verano? Tal vez lo hayan descubierto...
—Lo consultaré con las hojas de té...—dijo Harry con sorna—puede que Trelawney se entretenga con eso y no presagie mi muerte...
Ron consultó su reloj.
—Pues estás de enhorabuena, porque toca Adivinación, pero con Firenze, así que nos quedamos sin saber como vas a morir hoy. Y por cierto: llegamos tarde.
Se despidieron de Hermione y salieron corriendo hacia el pasillo del vestíbulo, donde se encontraba el aula once.
Por suerte, la puerta del aula aún permanecía abierta, de modo que entraron en el "bosque" que había creado Dumbledore.
El imponente centauro les hizo una seña para que se sentaran junto a sus compañeros, en los tocones que había en el claro del bosque.
Firenze les mandó que quemaran salvia y malva dulce en el suelo y que buscaran símbolos en el humo que desprendían las hierbas, para después observar el oscuro cielo y los astros.
Ni que decir tiene que ningún alumno pudo ver los símbolos y formas en el humo que Firenze describía, pero esto no pareció importarle.
Cuando la clase finalizó todos estaban un poco atontados por el acre olor del humo.
Firenze se aproximo a Harry, le puso una mano sobre el hombro y clavó sus extraños ojos azules en los esmeralda.
—Harry Potter, debes tener cuidado. Marte brilla de una forma especial, y tan intensamente como no lo había hecho en décadas.
Harry le miró un poco divertido: en todos sus encuentros el centauro le había hablado sobre el brillo de Marte, de modo que no le dio mucha importancia al asunto.
—También he sabido de tu incursión en el bosque el año pasado. Me alegra que no sufrieras daño alguno, pero no debes volver allí.
Las palabras de Firenze le hicieron recordar aquella noche y un manto de tristeza ensombreció su mirada. Al notarlo, el centauro le apretó levemente el hombro a modo de consuelo.
—Observa los cielos, Harry Potter. Encontrarás respuestas. No sólo Marte brilla intensamente...—añadió con su habitual tono enigmático.
Tras decir esto, Firenze se adentró de nuevo en el bosque, dejando a un Harry confundido observando el firmamento.
Ron, que le esperaba en la puerta, esperó unos instantes antes de sacar a Harry de su ensimismamiento.
—Mmm... ¿Harry? Me muero de hambre...
Harry se giró rápidamente y caminó hacia la puerta.
— ¿Has oído lo que ha dicho?—preguntó.
—Si...
— ¿Y has entendido qué quería decir?
—Ni idea Harry. No te comas el coco; es un centauro. Siempre dicen mucho, sin decir nada.
Harry no dijo nada más hasta llegar al Gran Comedor.
Recordó las palabras de Hagrid, cuando en primer año se adentraron el Bosque Prohibido.
"Nunca tratéis de obtener una respuesta directa de un centauro. Son unos malditos astrólogos, nunca se interesan por nada más cercano que la luna."
Tal vez Ron tuviera razón, era mejor no darle vueltas.
Esa misma tarde, durante la clase doble de Transformaciones, Harry estaba más centrado en las palabras de Firenze y en el extraño comportamiento de Snape que en tratar de transformar su pluma en una lechuza, de modo que se ganó unos cuantos toques de atención por parte de McGonagall.
Por supuesto, ni por todos los galeones del mundo reconocería ante nadie que le importaba lo más mínimo lo que pudiera sucederle al grasiento profesor de pociones, pero así era.
Suponía que la labor de Snape era imprescindible para la Orden, y si lo descubrían se irían al garete muchas posibilidades de derrotar a Voldemort.
— ¡Ya está bien Potter! ¡Cinco puntos menos! ¿Podría ahora bajar de su nube y volver a la clase?
Harry dio un respingo, y advirtió que lo que debía ser una lechuza era una pluma quemada.
Al finalizar la clase, McGonagall le pidió que se quedara un momento.
—Espero que no se vuelva a repetir lo de hoy, Potter.
—Disculpe, profesora, le aseguro que no volverá a suceder.
—Bien, Potter. Hay algo más que quiero decirle. Esta misma tarde la señorita Bell me ha comunicado que no desea asumir la capitanía del equipo, porque quiere centrarse más en sus E.X.T.A.S.I.S. De modo que tendrás que ser el capitán. Después de Bell eres el jugador más antiguo del equipo.
Antes de que Harry pudiera decir nada, McGonagall le entregó unas llaves.
—Estas son las llaves de los vestuarios. Tendréis el campo libre los lunes, jueves y sábados por la mañana. Y no olvides anunciar la selección de nuevos jugadores para el jueves—al ver la cara de Harry añadió— ¿Pasa algo, Potter?
—Yo... no se si debo ser el capitán—balbuceó.
—No digas tonterías, Potter. Lo harás perfectamente.
El jueves, Harry estaba hecho un manojo de nervios. Se levantó muy temprano y estaba revisando por enésima vez la lista de candidatos a cazador cuando el resto de Gryffindors comenzaron a bajar de las habitaciones.
En cuanto Ron y Hermione bajaron a la sala común se fueron al Gran Comedor para desayunar, y después a la clase de DCAO.
Draco no tuvo oportunidad de insultarle, puesto que el profesor Sheridan ya estaba en clase cuando entraron.
—Buenos días. Hoy comenzaremos con los hechizos de defensa básica en duelos.
Es muy importante que comprendáis que un duelo no es ninguna tontería. Puede que en el colegio os parezca un bonito entretenimiento, pero en el mundo real, vuestra vida dependerá de vuestros conocimientos, pericia y sangre fría.
Jamás subestiméis a un oponente. Nunca permitáis que os distraiga con peroratas o insultos: Alerta permanente, esa es la clave.
La última afirmación provocó alguna que otra risita.
—Vuestra prioridad debe ser defender, no atacar—continuó—Analizad el escenario del duelo, observad que elementos pueden ayudaros o perjudicaros para que nada os coja desprevenidos. Teniendo todo esto en cuenta, lo mas prudente es comenzar protegiéndoos antes de que seais atacados.
Hay muchos hechizos de protección, que veremos a lo largo de este mes.
Hoy comenzaremos con uno de los más sencillos, pero no por ello menos eficaz.
Se trata de crear una barrera mágica entre vosotros y vuestro oponente u oponentes.
Con un movimiento de varita apartó los pupitres a un lado y pidió que se pusieran por parejas.
Hermione se acercó rápidamente a Harry, pero resopló enfadada cuando Sheridan le pidió que practicara con Neville, para escoger a Ron como pareja de Harry.
—Bien, uno de vosotros atacará con Expelliarmus, o maldiciones sencillas. El otro deberá protegerse haciendo un movimiento circular con la varita y pronunciando claramente Obex.
Pronto el aula se llenó de gritos y destellos de luz, mientras el profesor iba observándolos y haciendo las pertinentes correcciones.
Ron y Harry no tuvieron problemas y realizaron el hechizo a la primera: una especie de barrera transparente les rodeó y las maldiciones se desvanecían al hacer contacto. Pero Hermione cayó varias veces al suelo impulsada por los Expelliarmus de Neville. La chica estaba roja de rabia y lo intentaba una y otra vez sin resultado.
En cuanto terminó la clase, Hermione recogió sus cosas y salió del aula murmurando muy enfadada. Harry y Ron se miraron mutuamente con un gesto de preocupación, pero no pudieron seguirla, tenían clase de Adivinación y esta vez con Trelawney.
Como de costumbre, se sentaron el la última fila del agobiante aula, preguntándose por que narices habían aprobado ese T.I.M.O.
Trelawney entró en el aula, ataviada con su habitual chal de gasa con lentejuelas y grandes cantidades de anillos, pulseras y collares.
Echó una ojeada a los alumnos por detrás de sus enormes gafas y comenzó a repartir por las mesas ejemplares de "Mil y un métodos Adivinatorios", de Tiresias Calcas.
—Abrid los libros en la página 7. Comenzaremos con la Alomancia, la adivinación a través de la sal. Echad un puñado de sal sobre la mesa y después interpretad los símbolos ayudándoos con los dibujos de las páginas 7, 8 y 9.
Aguantando la risa, Harry y Ron cogieron un puñado de sal del cuenco que había en la mesa y lo esparcieron.
— ¿Tú ves algo, "capi"?—preguntó Ron.
—Ehm... ¿sal?—dijo Harry haciendo una mueca.
—Mmm vale, escojamos algún símbolo para dejarla contenta—dijo Ron consultando el libro— ¡Hey! Este es bueno: el burro. No me habías dicho que pensabas convertirte en un animago...
—Ja-ja-ja. Pues tú tienes... déjame ver...
—El halcón, sin duda alguna—dijo Trelawney mirando por encima del hombro de Harry, y haciendo que se sobresaltara—Alguien vigila tus pasos.
Rodeo la mesa y se acercó al puñado de sal que había esparcido Ron.
—Querido mío—dijo con voz temblorosa y los ojos muy abiertos—ten cuidado, aún lo tienes... el peor augurio de muerte te persigue.
Tras decir esto caminó con paso vacilante hacia la mesa de Lavender y Parvati.
Harry, harto, dio un manotazo a la sal, sin mirar siquiera el dibujo que tan claramente se había formado.
Durante la clase de Herbología, Hermione fingió un gran interés por los narcisos graznadores de la profesora Sprout, por lo que no consiguieron hablar con ella. Despareció durante la hora de la comida y no volvieron a verla hasta la doble clase de pociones, donde por supuesto no tampoco pudieron hablar.
Tras dos interminables horas preparando la poción pimentónica, al fin llegó el momento de ir al campo de quidditch para la selección de cazadores.
Hermione dijo que se iba a la biblioteca y ellos fueron a ponerse los uniformes y coger las escobas.
Katie, ya les esperaba frente a los vestuarios, junto con unos seis o siete Gryffindors más.
Los tres miembros del equipo entraron a los vestuarios.
—Katie...
—No digas nada, lo harás muy bien—dijo sonriendo— ¿Qué te parece si empezamos probando la estabilidad en la escoba y los pases? Luego podrías seguir con unos cuantos tiros a los aros...
—Claro—dijo aliviado. Por alguna razón, desde que supo que era el capitán se mostraba bastante inseguro respecto al quidditch, todo lo contrario que Angelina.
—Perdón por la tardanza—dijo un acalorado Jack Sloper, que llegaba acompañado del otro golpeador, Andrew Kirke.
—Bien, ya que estamos todos, empecemos—dijo Harry.
Solamente se presentaron cuatro candidatos: Ginny, Dean Thomas, Dennis Creevey y Natalie McDonald.
Tras las pruebas de velocidad, reflejos (Sloper tiró a Dean de la escoba con la bludger), pases y tiros, la elección estaba bastante clara.
A pesar de todo, los cinco miembros del equipo se reunieron en los vestuarios para deliberar.
—Esa chica de cuarto, McDonald, creo que deberíamos escogerla. Hace unos pases muy buenos—sugirió Katie.
—Estoy de acuerdo. Tiene una buena escoba, y esquiva muy bien las bludger—dijo Jack.
—Y es la única que ha marcado cuatro veces—afirmó Ron—Es buena.
— Por mi vale, ¿Andrew?—preguntó Harry.
El aludido hizo un gesto afirmativo.
—Bien, ya tenemos a uno. Creo que el otro puesto debe ser par Ginny.
—Si, a pesar de la escoba que tiene, es muy rápida.
—Y ha mostrado mucha estabilidad.
— ¿Todos de acuerdo?—preguntó Harry. Ante las respuestas afirmativas, añadió—Bien, pues voy a decírselo.
En cuanto lo supo, Ginny casi tira a Harry al suelo al abrazarle, gesto que no pasó desapercibido para un doblemente malhumorado Dean Thomas.
Harry fue corriendo al despacho de McGonagall para informar de los nuevos fichajes, Después volvió a la sala común para la celebrar la entrada de los dos nuevos miembros del equipo y su recién estrenada capitanía.
Nota: Se que alguien me dirá que Katie Bell no debería estar en el equipo. Pero leí y releí el 5º libro y pone que el próximo año no estarían Angelina y Alicia, de Katie no dice nada, así que interpreto que en LODF Bell está en 6º, y por tanto en este fic en 7º. Y a Natalie McDonald no me la inventé, sale en la selección del sombrero de El Cáliz de Fuego.
Bueno, aunque parece un capitulo de transición tiene "mucha miga"os recomiendo que lo leáis detenidamente XDDDD. A partir de ahora las cosas serán un poco más interesantes, pero de nuevo no puedo deciros cuando actualizaré (supongo que antes de Navidad). Es difícil dejar caer pistas de lo que va a suceder sin destripar la historia, y tengo que pensar detenidamente el orden de estas "pistas" para no estropear el final.
Espero no haber agotado vuestra paciencia con las actualizaciones (y con las clases de Adivinación XD) y que sigáis leyendo.
Besitooox.
Vampy Weasley,
Suma Sacerdotisa de la Orden de las Mortifagas.
