ESTE CAPITULO ESTÁ DEDICADO A SACRALO, LLADRUC, NELLY ESP Y ELIZABETH BlACK, QUE TENEIS LA PACIENCIA DE SEGUIR EL FIC A PESAR DE LO QUE TARDO EN ACTUALIZAR, Y SIEMPRE ME DEJÁIS REVIEW. Ya que no puedo regalaros otra cosa, os regalo un capítulo XD. Mi intención era publicar en Navidad, o en Reyes, pero las cosas se han torcido un poquito. Aunque tarde... os deseo un feliz año a todos.
Respuesta a los reviews:
Sacralo: En este capi ya pasan cosas mas interesantes, pero ojo a los detalles que voy esparciendo por el fic, que son importantes. Gracias por el revi. Cuídate y besotes.
Nelly Esp: XDDD OK, he avisado pq me da la sensación de que en el capitulo 7 nadie se ha dado cuenta de un hecho importante. Muchas gracias por leer y por el revi. .
Lladruc. Me alegro de alegrarte el día con el capi XDDD Ni te imaginas lo que me alegráis vosotros con los reviews! A ver si te gusta, que viene con más acción. Gracias por leer y por el revi...
Elizabeth Black: Jajaja pobrecito no está loco, si yo le comprendo... antes de no tener ni un segundo de tiempo libre a mí solía pasarme lo mismo. XD Cierto es que tienes el 50 de probabilidades de acertar. Pero date cuenta de que hasta ahora, a su manera, Trelawney ha ido acertando (el conejo de Lavender, le dijo a Harry que tenia el Grim y era verdad que un perro enorme le perseguía...) Pero ya lo veréis, me callo antes de hablar más de la cuenta XDDDD. Y lo de las puertas... en este capi se saben más cosas, aunque no lo explico todo todavía. Tranquila, que en breve Malfoy va a recibir un par de leches, y de quién menos se lo espera XDDDD. Bueno, pos muchas asias por leer, y por el revi.
9
Halloween
—Amo, disculpe que le moleste, pero ha llegado una lechuza con este mensaje.
Voldemort levantó bruscamente la vista del libro que estaba leyendo. Odiaba que le molestasen cuando estaba trabajando. ¿Es que aquellos estúpidos no eran capaces de hacer nada por si solos? Por eso el había llegado tan lejos: tenía la iniciativa, la inteligencia y el poder necesarios para conseguir cualquier fin. Y lo lograría.
Cerró con cuidado el antiquísimo ejemplar y lo giró un poco, intentando ocultar el título grabado con letras plateadas en las tapas de cuero negro, y miró con los ojos entrecerrados a un tembloroso Colagusano, que le tendía un trozo de pergamino.
Alargó la mano y cogió el pergamino, desdoblándolo mientras le dedicaba a su siervo una mirada de odio. Pero cuando lo leyó, su expresión de enfado desapareció como si un velo hubiera caído sobre su semblante, tornándose en una maquiavélica sonrisa.
—Está dentro. Está en Hogwarts, y no le han descubierto—susurró, riendo como un maníaco.
Al ver la reacción de su amo, que se había levantado y caminaba de un lado a otro de la habitación murmurando palabras ininteligibles, Colagusano temió por la salud mental del Lord. Pero cuando sus ojillos de rata se tropezaron con el libro negro, y leyó las palabras de la cubierta, el pánico le invadió. No acertó más que a hacer una torpe reverencia y salir apresuradamente de la estancia. No sabía exactamente lo que se proponía Voldemort, pero pensó que tal vez seria bueno no dejarse ver tan a menudo.
El mes de noviembre llegó sin que se dieran cuenta, acompañado de un frío intenso que cubrió de hielo el lago, y cada mañana el campo de quidditch aparecía cubierto de escarcha.
Por esta razón se había adelantado el inicio de la temporada de quidditch. El primer partido, Slytherin contra Hufflepuff, se disputaría la mañana de Halloween.
Harry despertó una hora antes del encuentro y desde la ventana de su habitación pudo ver a Hagrid, enfundado en su enorme abrigo de piel de topo, que se dirigía hacia el estadio para descongelar el césped del campo.
Despertó a Ron y bajó a la sala común, donde le esperaban Ginny, Katie, Natalie, Jack y Andrew.
Poco después bajó Ron y Harry comenzó un pequeño discurso.
—Quiero que todos estéis bien atentos al juego. Cada uno observará las tácticas de los que ocupen su puesto. Creo que Hufflepuff no tiene ninguna posibilidad, así que centraos en los Slytherin, si todo sale bien contra Ravenclaw tendremos que enfrentarnos a ellos.
Hermione apareció por las escaleras y sonrió al ver a Harry ejerciendo de capitán. A pesar de que los primeros días se había mostrado un poco inseguro había ido tomando confianza en si mismo, y ahora le recordaba mucho a Wood.
—Venga, al campo—añadió Harry—Ah, hola, Hermione. ¿Vienes a ver el partido?
—No, no soy tan forofa del quidditch—dijo riendo— Me voy a la biblioteca a terminar un trabajo de Aritmancia. Luego os veo.
Todos se dirigieron al retrato de la dama gorda, pero Harry recordó algo y dio marcha atrás.
—Tengo que ir a por una cosa, os veo en las gradas.
Mientras los demás salían de la torre de Gryffindor, Harry corrió a su habitación, rebuscó en su baúl, y tras coger los omniculares volvió a salir a toda prisa hacia el campo de quidditch.
Tardó un buen rato en llegar a la grada en la que estaban sus amigos debido a la masa de gente que se agolpaba para ver el partido.
Por fin consiguió llegar y vio que Ron le saludaba con la mano.
— ¿Cómo van?
—Slytherin gana 30 a 0.
Harry lo pasó fatal durante todo el partido: casi prefería perder contra Ravenclaw para no tener que enfrentarse a Slytherin.
Además de ser unos bestias enormes, eran buenos. Montague había hecho un buen trabajo, y estaban machacando a Hufflepuff.
Tras 40 minutos de partido, Malfoy y Collins se enzarzaron en la lucha por la snitch. Harry observó anonadado la técnica de Malfoy, que prácticamente tenia la dorada pelota entre sus dedos cuando recibió un fuerte empujón de Collins, que hizo que perdiera la estabilidad en la escoba.
La señora Hooch pitó el final del partido, 170-150 a favor de Slytherin.
Harry estuvo absorto durante toda la comida, pensando que tácticas podría emplear para neutralizar a Slytherin, mientras los demás parloteaban alegremente sobre lo que harían esa tarde en Hogsmeade.
Una vez terminó la comida, Dumbledore les dio permiso para salir al pueblo, y les pidió a los alumnos que iban a quedarse que no se acercaran al Gran Comedor por los preparativos del banquete de Halloween.
Subieron a la torre de Gryffindor a coger los abrigos y volvieron al vestíbulo, donde Filch buscaba a alumnos que no tenían permiso de sus padres para la salida.
—Potter. ¡Potter!—le llamó McGonagall, acercándose a él.
Harry giró sobre sus talones.
—Me temo que no puedes ir, Potter.
— ¿Qué?—protestó—Pero tengo el permiso de Si...
La mujer suspiró.
—Lo siento, pero no puede ser; Dumbledore cree que podría ser peligroso, y Lupin está de acuerdo, de modo que tendrás que quedarte.
Harry bufó fastidiado, y vio como McGonagall se acercaba a un chico de segundo que intentaba colarse entre los mayores para ir a Hogsmeade.
—Me quedo contigo—dijo Ron.
—No seas idiota, Hannah te está esperando—dijo Harry señalando con un movimiento de cabeza a la prefecta de Hufflepuff, que estaba a unos pasos de ellos— Traedme una cerveza, ¿vale?
— ¿Vamos?—preguntó Ginny, que acababa de llegar acompañada de Dean Thomas.
—Harry no puede ir, McGonagall acaba de decírselo—apuntó Hermione.
— ¡Ah! Pues... me quedo contigo... podemos ir al campo de quidditch, creo que debería trabajar los pases laterales—dijo ella rápidamente, apartándose el pelo de la cara.
Harry no pudo evitar una leve sonrisa al ver como Dean le lanzaba miradas asesinas.
—Tus pases están bien, Ginny, así que vete y pásatelo bien. Aprovecharé para hacer los mapas de Astronomía. Os veo en la cena.
Antes de que nadie pudiera replicar, dio media vuelta y se perdió entre el tumulto de estudiantes del vestíbulo.
Subió las escaleras y caminó por los pasillos vacíos con las manos en los bolsillos del pantalón, y sin ni siquiera darse cuenta de por donde iba se encontró frente al retrato de la Dama Gorda.
— ¿No vas a Hogsmeade?—preguntó ella
—Leo discipulus—dijo Harry, eludiendo su pregunta.
—Grosero—murmuró el retrato mientras se hacía a un lado para franquearle el paso.
Había unos cuantos alumnos de primero y segundo en la sala común jugando al snap explosivo y al ajedrez, y Harry prefirió subir directamente a su habitación.
Se tiró sobre la cama refunfuñando y preguntándose que tripa se le habría roto a Dumbledore. Desde luego esta vez no había dementores ni un asesino fugado buscándole. Podía escaparse con la ayuda de la capa y el Mapa del Merodeador, pero no estaba dispuesto a cometer una estupidez. La última la había pagado muy cara, así que no iría a ninguna parte. Dumbledore siempre tenía razón, por mucho que le molestase. Dolorosos recuerdos vinieron a su mente, y cogió el libro que tenía sobre la mesilla de noche para distraerse.
Quidditch a través de los tiempos no era una lectura muy entretenida, puesto que casi se lo sabía de memoria y poco a poco un agradable sopor le envolvió.
No se dio cuenta de que el libro cayó sobre su regazo, y finalmente se rindió al sueño.
Miró a su alrededor. Aquellas estúpidas puertas seguían allí. Continuaba preguntándose por qué demonios había llegado allí cuando un leve susurro le hizo girar el cuello con brusquedad.
Provenía de la segunda puerta, la que había permanecido inalterable.
Una densa niebla surgida de ninguna parte comenzó a llenar la habitación de piedra, y el susurro se convirtió en un estridente silbido.
Sin previo aviso, la puerta fue succionada, arrancada de sus goznes y arrastrada hacia el infinito por el hueco que había estado tapando.
Temblando de pies a cabeza se acercó a gatas al marco de piedra, y se asomó. La nada se abría ante sus ojos.
Se fijó en sus manos y vio que haces de luz blanca surgían de la punta de sus dedos.
Poco a poco la cegadora luz fue surgiendo de todo su cuerpo, como si proviniera de su interior.
Mas asustado de lo que había estado en toda su vida, cerró los ojos y deseó fervientemente salir de allí.
Harry se incorporó de golpe, quedando sentado en la cama.
Algo iba mal, muy mal. Con los ojos como platos observó lo que parecía una enorme nube de luciérnagas que giraban y giraban cada vez a más velocidad, formando una masa compacta de cegadora luz blanca.
Sin apartar los ojos de aquella extraña visión alargó la mano y tanteó la mesilla de noche hasta encontrar su varita.
La luz bajó de intensidad, dejando entrever una forma humana. Una mano surgió de ella, alargándose hasta casi tocarle los pies.
Harry encogió las piernas bruscamente y apuntó con su varita aquella mano.
— ¡EXPELLIARMUS!
El haz de luz roja que salió de su varita se fundió con la masa de luz blanca y comenzaron a surgir chispas de todos los colores. Finalmente, se produjo un insonoro estallido y todo desapareció.
El corazón le golpeaba fuertemente las costillas y dio un respingo al ver que las cortinas del dosel se apartaban. Alzó de nuevo la varita dispuesto a defenderse cuando vio aparecer a un preocupado Ron, que al ver que Harry le apuntaba con la varita elevó ambas manos.
—Tranquilo, Harry. Soy yo. ¿Has tenido una pesadilla?
—Creo que no era una pesadilla. Era muy... real. Algo ha aparecido aquí, una especie de luz... de ella surgió una mano... le ataque y... se desvaneció—respondió entrecortadamente.
— ¿Vamos a cenar o no?—la voz de Hermione les hizo sobresaltarse.
La chica se acercó a la cama y al ver la extrema palidez de Harry ahogó un gemido.
— ¿Estás bien Harry? ¿Ha pasado algo?
Harry suspiró, se armó de paciencia y comenzó a explicárselo todo a sus dos mejores amigos. Ahora recordaba más cosas: no era la primera vez que soñaba con aquella extraña estancia de piedra.
Harry no quiso bajar a cenar, y puesto que sus amigos no querían dejarle solo, Hermione bajó al Gran Comedor a por algo de comida.
Algunos de sus compañeros de Gryffindor, extrañados por la ausencia de Harry y Ron, hicieron preguntas a Hermione. La chica salió del apuro diciendo que habían tomado demasiados dulces y estaban indigestados.
Ginny no pareció del todo satisfecha con la excusa, y para no levantar sospechas y evitar que le hicieran molestas preguntas a Harry, se quedó a cenar, pensando que tal vez sería mejor pasar por las cocinas y pedirle algo a los elfos.
Luna Lovegood se había sentado junto a Neville, justo enfrente de Hermione. Estoicamente, la chica aguantó la interminable perorata de la Ravenclaw sobre los heliópatas asintiendo mecánicamente con la cabeza. Pero en realidad estaba a millones de kilómetros de allí, intentando juntar en su cabeza las piezas del rompecabezas que conformaba el relato de Harry.
Distraídamente, dirigió su mirada a la mesa Alta. Faltaban dos personas: Dumbledore y Snape. ¿Qué podía haber ocurrido para que el director y uno de los profesores no asistieran al banquete de Halloween? Teniendo en cuenta que ambos pertenecían a la Orden del Fénix, sin duda se trataba de malas noticias.
Rápidamente se levantó, murmuró que volvía a la sala común y salió del Gran Comedor en dirección a las cocinas, sin advertir que alguien más se había perdido el banquete.
Los pensamientos bullían en su cabeza. Harry les había pedido que no contaran a nadie lo ocurrido, pero el sentido común le decía que Dumbledore debería estar al tanto.
Mientras hacía cosquillas a la pera del cuadro que franqueaba el paso a las cocinas, Hermione se encontraba en medio de un gran dilema: atender a la razón o al corazón.
— ¿Estás segura de que estás bien? Tal vez deberíamos llamar a Poppy, puedo preparar un traslador y estaría aquí en un momento...—dijo Dumbledore preocupado.
Deirdre hizo un ademán negativo.
—No es nada, de verdad. Sólo estoy un poco mareada. La conexión ha sido muy fuerte y me ha cogido desprevenida, eso es todo—se llevó los dedos a la sien, que le latía dolorosamente. Clavó los ojos en los del anciano, sabiendo que lo que iba a decir terminaría en una discusión—Hay que decírselo.
Dumbledore suspiró. Tal vez todo aquello era demasiado para él. Al fin y al cabo sólo era un hombre. Si al menos no se sintiese tan viejo y derrotado...
Sacando fuerzas de alguna parte se armó de valor, dispuesto a enfrentarse al vigoroso temperamento de su sobrina para defender lo que él pensaba que era lo mejor para Harry.
—No.
— ¡Pero lo has visto con tus propios ojos!—gritó ella señalando el pensadero que reposaba sobre la mesa.
—No. No está preparado, se derrumbaría...
— ¡Puede ser peligroso! ¡¿Es que no lo has visto?! Eso ha sido una proyección astral, si no lo domina podría matarle. Y eso sin contar la Legeremancia: ¡podría terminar volviéndose loco!
—Harry ni siquiera me mira, me odia, no creerá una sola palabra de lo que le diga, y no le culpo por ello. No estoy dispuesto a darle la más mínima esperanza. No sabemos con lo que estamos jugando, si algo sale mal no podría soportarlo. Le perderíamos. Ese chico ha sufrido más de lo que nadie pudiera soportar, y no voy a permitir que nada ni nadie aumente su dolor.
—Pues yo pienso que le subestimas, tío Albus. Sé muy bien por todo lo que ha pasado, y ahí le tienes, entero, dispuesto a seguir adelante. Ya cometiste un error por ocultarle lo que tenía derecho a saber, no vuelvas a tropezar con la misma piedra. Sé que no querrá escucharte, y no le culpo por ello, en su lugar yo haría lo mismo. Pero a Remus si le escuchará.
Los ojos de Dumbledore brillaron peligrosamente.
—Remus tampoco debe saber nada. La luna llena está muy cerca y esto podría afectarle demasiado. Debe quedar entre tú y yo, es mi última palabra.
Deirdre supo que había perdido la batalla.
—Creo que estás cometiendo un error... Pero guardaré el secreto—añadió quedamente.
Una llamarada de fuego esmeralda apareció en la chimenea, y la voz de Snape retumbó en la estancia.
—Dumbledore.
El anciano director metió la cabeza en el fuego, y acto seguido ésta apareció entre las llamas, el la chimenea de su despacho, en Hogwarts
—Dime, Severus.
— ¿Podrías venir a tu despacho? Hay algo que no puede esperar.
Dumbledore clavó sus ojos en Draco.
—Ahora mismo voy—respondió, y su cabeza desapareció.
Nota: Jajaja parecía otro capítulo de transición eh! bueno... por más que intenté no explicar todavía lo de las puertas me fue imposible. Se que todavía no está aclarado, pero estoy segura que ya sabéis más o menos de que va la cosa por las pistas que he dado. Por si hay algún despistado, en el capitulo 11 llegarán más explicaciones, porque esto todavía es la punta del iceberg.
Este capi ha sido más corto que de costumbre, y el próximo también será cortito. Lo he partido en dos porque pasan unas cuantas cosas y era demasiado tostón para un solo capítulo.
Otra cosita: viendo que estoy en el capitulo 9 y todavía andamos por Halloween... os parece que la cosa va muy lenta? No sé, tal vez deba aligerar un poco... teniendo en cuenta que cada vez llegan menos reviews estoy empezando a pensar que este fic no va a llegar a buen puerto. Así que ya sabéis, si queréis más sólo tenéis que pedirlo. REVIEW! (Y si queréis darme algún tomatazo tb eh!)
Besitos.
Vampy Weasley
