Capítulo II
Una mujer misteriosa.
Habían pasado más de catorce años desde que Harry se había salvado de una muerte segura, nadie sabía como pero había sobrevivido al ataque del mago más poderosos que el mundo mágico hubiera visto, pero eso no era todo, hacía poco más de tres años que se había enterado de que él también era un mago y que estudiaría en el colegio Hogwarts de magia y hechicería, todo su pasado parecía como un sueño del que había despertado, en aquel lugar era feliz, el único recuerdo amable que había tenido del lugar en donde había crecido eran los dulces que a veces le dejaba una vecina escondidos en un hueco de un árbol al final de la calle, sin embargo nunca había podido agradecerle sus regalos, sus tíos, que lo habían criado desde pequeño, no les gustaba que hablara con los vecinos, es más hacían lo posible por hacer parecer que Harry no existía; Pero eso ya no le preocupaba, ahora estaba aprendiendo a ser mago y eso compensaba todo lo que había sufrido en el pasado con sus tíos muggles, los Dursley.
Había enfrentado varios retos al llegar a la escuela, su cuarto año no podía dejar de ser tan agitado como los anteriores, ahora de regreso en casa de los Dursley por el verano recordaba los hechos del año anterior, el torneo, la muerte de Cedric, el retorno de Voldemort, no podía sentirse tranquilo, un par de semanas después se le permitió ir a casa de los Weasley a pasar el resto del verano; el estar en la madriguera lo hacía sentirse mejor, la noche anterior al inicio del nuevo curso soñó con su madre que lo miraba con sus hermosos ojos verdes y le decía -te quiero y estoy muy orgullosa de ti y tu padre también lo esta-, entonces una hermosa mujer de cabello negro y profundos ojos azules también apareció, ambas mujeres se miraron y pudo ver que su madre decía algo -Cuídalo por favor- a lo que la otra mujer respondió -Con mi vida si es necesario, te lo prometo-, lo miraron con ternura, era una sensación de bienestar que nunca había sentido, ahí en ese sueño estaba seguro y era amado, pero los sueños no duran y al despertar se topó nuevamente con la realidad, su madre estaba muerta, y Voldemort había regresado con más fuerza que antes. Pero otro pensamiento empezó a recorrer su mente, ¿por qué sentía que conocía a esa mujer de cabello negro?, ¿y, por que estaba con su madre?. Pensó que estaba tan obsesionado con esa idea que creyó verla en el andén 9 ¾, pero, no podía ser, no necesitaba de mucha experiencia para saber que la mujer del sueño era muggle, y ningún humano no mágico podría entrar ahí. Alejó esos pensamientos de su mente mientras el tren se alejaba de la estación; la misteriosa mujer de cabello negro no salió del andén hasta que el tren se perdió de vista.
Una mujer misteriosa.
Habían pasado más de catorce años desde que Harry se había salvado de una muerte segura, nadie sabía como pero había sobrevivido al ataque del mago más poderosos que el mundo mágico hubiera visto, pero eso no era todo, hacía poco más de tres años que se había enterado de que él también era un mago y que estudiaría en el colegio Hogwarts de magia y hechicería, todo su pasado parecía como un sueño del que había despertado, en aquel lugar era feliz, el único recuerdo amable que había tenido del lugar en donde había crecido eran los dulces que a veces le dejaba una vecina escondidos en un hueco de un árbol al final de la calle, sin embargo nunca había podido agradecerle sus regalos, sus tíos, que lo habían criado desde pequeño, no les gustaba que hablara con los vecinos, es más hacían lo posible por hacer parecer que Harry no existía; Pero eso ya no le preocupaba, ahora estaba aprendiendo a ser mago y eso compensaba todo lo que había sufrido en el pasado con sus tíos muggles, los Dursley.
Había enfrentado varios retos al llegar a la escuela, su cuarto año no podía dejar de ser tan agitado como los anteriores, ahora de regreso en casa de los Dursley por el verano recordaba los hechos del año anterior, el torneo, la muerte de Cedric, el retorno de Voldemort, no podía sentirse tranquilo, un par de semanas después se le permitió ir a casa de los Weasley a pasar el resto del verano; el estar en la madriguera lo hacía sentirse mejor, la noche anterior al inicio del nuevo curso soñó con su madre que lo miraba con sus hermosos ojos verdes y le decía -te quiero y estoy muy orgullosa de ti y tu padre también lo esta-, entonces una hermosa mujer de cabello negro y profundos ojos azules también apareció, ambas mujeres se miraron y pudo ver que su madre decía algo -Cuídalo por favor- a lo que la otra mujer respondió -Con mi vida si es necesario, te lo prometo-, lo miraron con ternura, era una sensación de bienestar que nunca había sentido, ahí en ese sueño estaba seguro y era amado, pero los sueños no duran y al despertar se topó nuevamente con la realidad, su madre estaba muerta, y Voldemort había regresado con más fuerza que antes. Pero otro pensamiento empezó a recorrer su mente, ¿por qué sentía que conocía a esa mujer de cabello negro?, ¿y, por que estaba con su madre?. Pensó que estaba tan obsesionado con esa idea que creyó verla en el andén 9 ¾, pero, no podía ser, no necesitaba de mucha experiencia para saber que la mujer del sueño era muggle, y ningún humano no mágico podría entrar ahí. Alejó esos pensamientos de su mente mientras el tren se alejaba de la estación; la misteriosa mujer de cabello negro no salió del andén hasta que el tren se perdió de vista.
