Su tregua
"El tiempo huele al piso de tu casa, los años son las telarañas.
Yo siempre te deploro, acompañante del silencio, dime que clase de vida llevas.
Ay, veces que creo que llevas una buena vida, me destruyen. Quiero que seas miserable como los ojos que porto. Quiero que seas miserable y me entiendas.
Vida pasajera ya te quedas otro poco, más atrás, más atrás, más atrás y me dejan.
Quisiera parir el sufrimiento que llevo en mi alma y divorciarme de la locura que acometo cada día"
Pasaba de la segundo noche de su escape. No tenía mucho dinero para víveres, solo tenía lo empeñado. Eso le daba una buena moraleja: "nunca salir de casa sin dinero suficiente".
Ese día gastó todo lo poco y nada que tenía en un poco de comida que le sirvió como almuerzo. Luego camino todo el resto del día. Y la tarde. Y la caída de la noche. Se desmayo.
Cuando abrió nuevamente se halló en el lugar donde se había caído. Pero una señora con un niño de no más de cinco meses parecía velar por ella. En su mano tenía un jarro de agua. No quería ser maleducada, pero su cara dejaba todo claro.
-¿Esta mejor señorita?... veo que tiene sed, tome.
-No podría aceptarlo, es de usted y le dará sed…
-Tome. Más adelante hay más. Usted necesita agua, yo no.
-Gracias
Tomo el agua, al principio, con toda calma, pero luego no pudo dejar de mostrar lo obvio. Se tomo todo el agua de un tirón, pero su sed se calmo.
-Gracias de nuevo.
-No hay de que
-Bueno… no se como pagarle, me siento en deuda pero no tengo nada…
-No me tiene que pagar. ¿Se tiene que ir?
-Sí… me esperan, bueno no en realidad pero necesito llegar pronto…
-Déjeme acompañarla. Está muy débil y si va sola puede desmayarse nuevamente
-¿no sería una molestia?
-Por supuesto que no… la noche está clara y al niño parece agradarle.
-¿Puedo… puedo tomarlo?
-Sí, por supuesto.
Cuando aquella señora le paso el niño ella se sintió feliz. Ese niño tenia algo que la hacia quedarse tranquila. Lo que en ese momento no le extraño, pero unos años después la cuestionaría, es el hecho de que el niño fuera rubio y de tez blanca, al contrario de su madre morena y de pelo oscuro.
-¿Cómo se llama?
-Dímelo tú-respondió la señora con voz calma
-Var.-dijo en un impulso
-Así es. Es Var-chan. Su padre no es su padre y el padre tampoco lo es.-su mirada se puso triste.
-¿Pero como es eso?
-Dímelo tú-las dos mujeres se quedaron calladas por unos segundos.
-Yo ya perdí la esperanza de un hijo que ame…
-Es por tu visita. Si no la hubieras realizado…-dijo mirando el horizonte
-¿Qué con esta visita? ¿Que sabe usted?-estaba intrigada más que enojada
-Qué sabes tú-dijo muy calmada
Las palabras no llegaron a sus oídos. Solo recito unas palabras.
-¿Sabe como es sentirse como ave de cristal? ¿Sin ser libre en la oscuridad?
-Todos somos libres, pero tenemos que encontrar la libertad.
-¡Es mentira, yo no soy libre!-dijo en tono enojado acariciando suavemente al niño en sus brazos
-Te han encerado, y tu misma te haz cegado… necesitas que alguien te repare amiga
-¿Y quien será?
-Dímelo tú-en ese momento una sonrisa plago la cara de ambas mujeres. Parecía reinar la calma.
-Mira, ya amanece.
-Entonces me queda poco. Mira, en ese lugar hay un grupo de comerciantes, ¿los vez? Están a un kilómetro más o menos… no reveles ni tu posición de noble ni tu nombre princesa Milerna… Solo diles que necesitas ver al caballero de Shezard. Si ellos te preguntan por tu nombre diles que solo cuando lo veas podrás tener nombre. Ve.
-¿Cómo sabe…
-Pásame a este niño… se porto muy bien contigo. Le simpatizaste mucho. Talvez pronto se vean. Adiós, rápido… ve, ve.
- Sí, gracias, adiós.
Mientras Milerna se alejaba la señora se sentaba en el suelo y abrazaba al niño en sus brazos. Luego de que hubo amanecido completamente, su imagen desapareció por completo.
Milerna siguió las instrucciones de esa señora al pie de la letra. Los comerciantes reaccionaron bastante bien ante el mencionamiento de Allen (se pusieron pálidos y dejaron de mirarla de forma obscena) y llego en menos de lo estimado. Por fin sentía un poco más de libertad.
Allen estaba acostado encima de las sabanas de su cama, le había prometido a Selene que la llevaría a pescar, por eso era tan temprano que ni siquiera había amanecido. Ella no savia pescar, pero Allen confiaba en que aprendería pronto.
Ese día en su cama pensó un poco en el trabajo, en la pesca, en el descanso, en su vida y en la familia real de Asturia. Es cierto que su primer amor fue la hermana de Milerna, parecía que hubieran pasado siglos… y con Milerna misma, parecen décadas de la última vez que la vio... con Driden. Ese pequeño maldito bastardo de Driden. Algún día de estos iría a Asturia a plantarle un golpe en…
Se escucho un "Toc toc", era Selene con una canasta y un gorrito de pesca que le quedaba grande.
-Hermano no te quedes dormido
-No estoy dormido…
-Pero si sigue así te vas a quedar dormido… ¿Por qué no me ayudas?
-¿A que?... si igual los inútiles te hacen todo
- Siempre tan amable con tus hombres ¬¬
- pero es que lo son
-japus ayúdame-lo tiro del brazo, pero como él era más fuerte parecía como sí el la estuviera jalando-eres un malo, malo, malo, malo, malo, malo, malo, malo, malo, malo, malo, malo, malo, malo, malo, malo, malo, malo, malo, malo, malo, malo, malo, malo, malo, malo, malo, malo, malo, malo, malo, malo, malo, malo, malo, malo, malo, malo, malo, malo, malo, malo, malo, malo, malo, malo, malo, malo, malo, malo, malo, malo, malo y malo hermano-todo esto lo grito en el oído de Allen
-Ya voy… ¿feliz?
-Sí
La mayoría de los días en la fortaleza eran así. Y eso le encantaba a Allen. Tener devuelta a su hermanita había echo que su vida fuera un poco más amena.
Para que ella pudiera progresar en la vida, el le había contratado una profesora que le enseñara ser tutora. Parecía tener facilidad con los niños y paciencia de madre con ellos… no así con él.
Desde que supo que Dilandu era Selene estuvo preocupado, y ahora más que nunca. Si Dilando tomaba el control nuevamente tal vez jamás volvería a ver a su hermanita.
Ese día pescaron 7 peses en la mañana (entre los dos). Todos ayudaron a cocinarlos. 1 pez lo atraparon los perros y gatos y a otro le echaron azúcar en vez de sal. Pero todo salio como no tenía que ser. Así estaba bien.
Esa noche entro Selene a verlo antes de dormir. Todos los años que paso encerada en la oscuridad le crearon un miedo a la noche que no podía controlar. Los primeros días, cuando llego no podía dormir sola.
Selene se fue.
Allen se quedo solo pensando en Milerna nuevamente. Cuando ya había tomado una resolución alguien abrió la puerta.
-Allen, baja, abajo te necesitan… aunque no se si te va a gustar.-Allen se puso cerio
-¿Esta su aya con ella?
-Sí y…
Allen se imagino lo que pasaba solo al ver como llegaba el mensajero. Sin más corrió con todo lo que le dio hasta donde le indicaron.
Selene, desde que regresaron a casa, había tenido unos espasmos y ataques en los que, luego de tenerlos, podía tener fiebre o vómitos. Los ataques eran peligrosos por que más de una vez se mordió la lengua y casi muere ahogada, a demás de todo el daño que se daba al golpearse. Era un cuadro estremecedor. Su cara parecía querer deformarse y algunas veces se ahogaba con sus manos y gritaba incoherencias. Esa también fue la razón por la cual contrato a una aya que supiera medicina y la pudiera calmar en emergencias.
Bajo corriendo y cuando la encontró no vio a nadie más que a su hermana.
-Ya estoy aquí… que necesita que haga
-Sujétala junto con alguien más-
Grito un nombre de los presentes y le indico que sujetará las piernas, el le sujetaría los brazos y el tronco.
-Ya pude inyectarle correctamente el remedio- dijo mirando tristemente la cara de su hermana
-Sí, gracias.
Luego de inyectarle el remedio, Selene se tranquilizo. Los ataques se hacían cada día menos frecuentes.
Allen se sintió más calmado, le dio un beso en la frente a su hermana. Dio vuelta la cabeza para darle las gracias a la profesora, pero antes de pronunciar ni el gracias se quedo pasmado. No pudo mover ningún músculo por la impresión.
-Hola Allen… ¿no me esperabas?-la mujer le sonrío de oreja a oreja. Allen, luego de que dijo eso, tuvo la tentación de abrazarla… pero recordó quien era…
-Buenas noches Milerna… Gracias por ayudar a mi hermana. ¿Dónde esta Driden?-todo lo dijo con voz neutral, algo frío. Tomo a su hermana en brazos, la llevava a su habitación
-No vine con Driden…
-¿Te dejo salir sola?
-Me escape… no podía soportar seguir con él en ese castillo.-Allen dejo a Selene en su cama.
-¿El amor no duró?-dijo con tono burlón
-No digas eso Allen… yo nunca ame a Driden…
-Eso no fue lo que me aseguraste aquel día… me dijiste que era tu verdadero amor y…
-Se que no ayudará en mucho pero lo que paso es que Hitomi hizo nacer en mi la ilusión de que yo lo amaba…
-¿Y ahora metes a Hitomi?
-El día de mi boda yo me iba a escapar contigo. Pero Hitomi te quería solo para ella. Yo, la muy tonta, le pregunte cual iba a ser mi destino. Ella me mintió. Me dijo que sería feliz con Driden y de alguna manera creo esa ilusión… pero yo nunca ame a Driden de verdad
-Eso ya no importa… eres su mujer
-Sí importa Allen… es que yo se que te amo a ti y no a Driden… déjame quedarme aquí, contigo-Milerna lo abrazo por la espalda. Sentir su calor era agradable.
Allen se quedo de piedra. La tenía muy cerca, sola y necesitada de él… el sueño de cualquier hombre común y sin moral ni honor (como todo hombre moderno) . Pero el no era cualquier hombre. El tenia algo llamado honor y no lo dejaba en el closet cuando no lo necesitaba, siempre estaba ahí molestando. Solo se zafo lo más amable que pudo del abrazo y salió sin decir nada más.
Milerna se quedo un rato en la pieza y luego llego la aya de Selene indicándole un lugar donde quedarse.
Allen llego a su pieza y goleo la ventana. Luego se durmió.
Después de la primera hora que se fue Milerna, el rey de Azturia solo se sentó en uno de sus sillones favoritos en su biblioteca ignorando el hecho de que su mujer fuera hacia cualquier parte. Luego de un rato uno de los sirvientes entro en la pieza.
-Señor… la reina dijo que tenía su permiso para ir a la casa de una de sus amigas, a mi eso se me hizo muy raro y mande un mensajero para confirmar. El mensajero llego hace unos segundos y me comunico que no era verdad lo que dijo la princesa.
Driden no cambio la expresión de su rostro pero en su cerebro todo paró por un rato.
-Ella no mintió del todo. Yo le di permiso para salir… Ella había estado bajo mucha presión y necesitaba soltarse.
-Y se puede saber donde señor…
-No. Tú eres un peón y sabes lo que debes saber, ella quería absoluta privacidad.
-Sí señor.
-Que nadie más me moleste.
-Sí señor.
Apenas la puerta se cerró Driden frunció el seño y maldijo abiertamente. No era un secreto para él que Milerna había ido con Allen, savia la atracción que ese "hijo de su madre" causaba en su esposa. Y él odiaba eso.
De las sombras salieron dos figuras femeninas.
-No se preocupe señor…
-Nosotras lo relajaremos.
Las dos mujeres estaban vestidas ligeramente y se movían provocativamente.
-No se porque te pones así…
-… Tu le reclamas esta salidita y nos tienes a nosotras de hace mucho tiempo
-Pero ella es mi mujer, tiene una responsabilidad como mujer-Driden puso cara de molesto mientras acariciaba a una y otra le daba un masaje.
-Tan machista…-le daba besitos en el cuello
-Salve al rey-respondió la otra
-¿No deberías buscar a tu esposa?
-Prefiero estar con ustedes un poco más… démosle tiempo para que se divierta, cuando ella llegue allí se dará cuenta de que me ama a mi y todos seremos felices de nuevo.
-Que confiado…
-te vas a sorprender
-Dejemos de hablar de eso y relájenme mis amores…
Así paso la noche el rey, y como lo dijo, le dio 4 días para disfrutar, luego de eso, fue a reunirse con ella, llevando como compañía a los miembros más cercanos de la corte.
Milerna despertó en una habitación de invitados mononita en la cual Selene estaba poniendo unas flores frescas.
-Buenos días reina Milerna-sonrío tierna
-Buenos días Selene, por favor, no me trates con tanta formalidad…
-Es que mi hermano te nombra así y… con tristeza… pero el te quería aquí-luego de decir eso se tapo la boca con sorpresa-no debí decir eso…
Milerna sonrió y dijo con una voz dulce
-Claro que sí deberías, así que… me nombra mucho…
-Bueno…
-Dime… no te preocupes, es para mejor…-miro insistentemente
-Todos los días piensa en ti… aunque no lo diga, es que se ve…-su tono fue cada vez más triste
-Y el… no tiene otra… tu sabes…
-¿Qué otra?
-mu…jer… novia
-¿mujer? No que yo sepa, solo Milerna, solo ella…-dijo para si misma, luego cambiando a una más alegre-ahora a desayunar… te están esperando.
-Gracias-su animo cambio mientras pensaba-"aunque se porto muy frío anoche el me quiere… como la primera vez, tal vez más, como yo le quiero a él."
El desayuno partió algo tenso, pero a medida que pasaron los minutos se fue alegrando. Al fin Allen se relajo y dejo mostrarse con ánimos. Al final Selene, su aya y unos pocos hombres se quedaron fregando y limpiando.
Allen fue a revisar su Gaimelef. Milerna lo siguió. Primero se quedo viendo desde afuera como Allen revisaba el funcionamiento del sistema. Luego se escondió mientras este realizaba pruebas como ondear la espada o saltar o correr. Cuando Allen limpiaba finalmente su gaimelef Milerna salió de si escondite y se acerco a paso seguro.
-¿Por qué te portaste así anoche?...
-¿Y como quieres que me comporte reina? ¿Quiere que finja que todo está bien, que me hace feliz su matrimonio? ¿O acaso quiere que le diga que nunca más vamos a separarnos y seremos felices porque no importa nada?-lo dijo del tono más sarcástico y punzante que tuvo
-Yo solo… es que creí que todavía...-Milerna miró hacia el suelo confundida
-¿Creíste que sería para siempre?¿Que yo estaría aquí muriendo cada día un poco más por que a usted se le dio la gana?-Allen bajo del gaimelef y la miro a los ojos con una mirada tristísima-Pues tenías razón… ¿pero de que vale? ¿eso cambiara las cosas?
-Sí Allen… cambia todo… ¿no vez que ya no queda nada de mí?... soy despojos de un pasado mejor, ¿y sabes por que estoy así?-Se acerco a Allen lentamente-por que me faltas tú… me faltaba el aire de tus besos, me hice adicta a su sabor… y ase tanto que no los tengo, ya no soy libre.
-¿eso te molesta?
-en absoluto. Ya no quiero ser libre si tu eres mi captor, quiero estar en tus brazos-ya estaba muy cerca
-Sabes que no puedo hacerlo de nuevo-Milerna lo abrazó- y tu no me ayudas a detenerme-paso una de sus manos por la espalda de Milerna.
-no te controles… me gusta tu lado alocado-dijo pasando su mano por la cara de Allen
-Ya basta Mi…-se quedo sin completar la palabra ya que Milerna le dio un beso oportuno. Allen trato de no contestar, de verdad que trato, pero Milerna no lo ayudaba mucho, lo que hizo que terminara cayendo en la tentación, ya no se pudieron afirmar de nada, solo se dejaron llevar por ellos mismos.
Se separaron para tomar aire, pero fue más breve de lo necesario, Allen no podía parar, necesitaba de su Milerna, y ella, necesitaba aun más de él, ella no había sentido ese sentimientos desde hace años, los besos de Draiden eran insípidos en comparación de los de Allen.
Cuando alfil pudieron separarse y tranquilizarse empezaron a conversar de lo que había pasado en sus vidas. Salieron del taller para estar más a gusto.
Caminaron por los alrededores y llegaron para la cena.
Milerna estaba apunto de abrir la puerta de la pieza que le tenían preparada cuando sintió que alguien la abrazaba.
-No quiero que te duermas todavía
-Pero Allen… ¿Qué insinúas?-dejo la puerta y puso sus manos sobre las de Allen
-Que me acompañes un poco más-susurro en su oído para continuar con besos en el cuello
-Vamos Allen…yo-no termino la frase porque alguien la interrumpió
-¡No abras!-era Selene- hoy estuve ocupando ese cuarto como taller de pintura y esta todo desordenado y manchado. No podrías dormir ahí… tendrás que dormir en otra pieza, aunque no nos sobra ninguna…
-Bueno… será-Milerna se quedo casi plop… no quería dormir en un sillón…
-Duerme en mi cama-Allen la tomo (como en los matrimonios el novio toma a la novia)-yo dormiré en otro lugar- y la llevo a su pieza mientras ella estaba totalmente roja y protestaba un poco, el camino fue corto-¡Aquí estamos!-La bajo delicadamente
-Gracias Allen-Milerna se acerco y le dio un beso a lo que el respondió instintivamente tomándole la cintura. No quería terminar.
Apenas concluyo el primer beso, Allen pidió un segundo, Milerna se sumo al juego por un tercero, ya los dos se habían dejado llevar por un cuarto y un quinto. No querían terminar.
Lentamente los besos fueron haciéndose más pasionales y más necesitados por el otro. Allen bajo ligeramente la mano mientras Milerna le desabrochaba y sacaba la camisa. Basta decir que ninguno de los dos durmió en un sillón.
Amaneció con un sol envidiable. La brisa fue más suave esa mañana.
Selene preparaba el desayuno mientras su aya le hacia repetir las lecciones de geometría. Alguno de los "inútiles", como les decía Allen, preparaban la mesa, o hacían su pieza o terminaban de limpiar el lugar (era una fortaleza, pero no por eso tenía que ser sucia y desagradable).
Milerna fue la ultima en despertarse de toda la fortaleza. Se aseo y preparo muy rápido para alcanzar el desayuno.
Esa mañana Milerna era feliz. Era libre de Driden.
Es cierto que Allen le quito parte de su libertad, pero en con él cualquiera estaría feliz de perder toda libertad, esa jaula era su hogar y su lugar preferido, pero con Driden ella no podía ser feliz, el le quitaba todo sus sentimientos, para él, ella era solo un títere sin cerebro ni emociones.
Esa mañana era su tregua con el destino.
Las caravanas habían marchado toda la noche. Llegarían a la hora prevista. En el camino no hubieron intervenciones y fue un viaje agradable.
Driden, dentro de su "caseta" sonreía placidamente. Casi oía a Milerna llorando y echándose a sus brazos: "O driden, te e extrañado mucho, no he dejado de pensar en ti", entonces ese rubio diría "¡¡¡pero Milerna yo te amo!!!" y ella le gritaría "¡no, yo solo amo a Driden!". Se le escapo una sonora carcajada.
Solo faltaban un metro para llegar. Luego todo se realizaría como el había planeado.
Lograron llegar a la puerta principal. ¡por fin!. La puerta se abrió casi al mismo tiempo que Driden se bajaba de su "caseta". De la oscuridad salio Selene quien con una gran sonrisa lo invito a pasar. El insistió en que trajera a Milerna, quería que fuera algo más publico. Ella, nuevamente con una gran sonrisa, lo invito a pasar.
El tuvo que ceder.
La casa estaba limpia, eso sorprendió bastante a Driden quien se esperaba un potrero. Selene lo llevo a una sala de espera. Pidió a los hombres que lo acompañaban que se retirasen y dejo a Driden solo para llamar a su esposa.
Driden suspiro. Esto se estaba alargando demasiado, no quería pasar ni un segundo más en ese lugar. Aunque no tuvo que esperar mucho.
-Aquí esta Milerna, rey Driden. Ahora me retiro.-Selene salió muy calmada de la habitación mientras Milerna entraba… acompañada de Allen.
Por un momento reino el silencio. Tal vez Driden esperaba el discurso planeado o Milerna esperaba la pregunta obvia.
Ninguno de los dos se atrevió a hablar por un rato.
-Milerna, vayámonos de aquí.
-No me moveré de aquí Driden.
-Milerna, no juegues. Tú no te puedes quedar aquí.
-¿Por qué no?... yo no tengo nada en palacio, tu eres el que hace todo el trabajo, yo no hago nada en realidad.
-Milerna, esta es la ultima vez que te lo digo. Tienes que volver a tu hogar.
-El hogar es el lugar donde se quiere estar, y yo quiero permanecer aquí.
-¿Y que tienes aquí?
-Me tiene a mí-Allen interrumpió en la conversación por primera vez.
-¿Por qué ella desearía quedarse contigo?
-¿Será por que a mí me ama idiota?-lo dijo en el tono más sarcástico que tuvo
-Pero ella esta casada conmigo-dijo complacido- ella no te puede amar, no te debe amar
-¿Y a ti te tengo que amar?-dijo enojada Milerna-Yo no te amo, nunca lo hice… todos estos años han sido una mentira, tanto para mí como para ti
-¿Y después de todo lo que hemos vivido… dices que lo amas a él?
-Sí
-Pensé que con este periodo de descanso podrías recapacitar… pero no haces ni el menor esfuerzo
-Por favor Driden, déjame aquí, tranquila y feliz, di que estoy muerta y has que se olviden de mí.
El silencio reino un segundo. La mirada de Driden era sombría, Milerna lo miraba atentamente mientras Allen le tomaba la mano.
-Ja…ja, jaja-Driden empezó a reír fuerte y claro. Parecía verdaderamente divertido-Tu… jaja, mujer, dices que yo jajajaja te deje con este tipo, ¿Qué me engañes con? Jajajaja, y me preguntas si dejo que tu… dime, ¿esto es una broma no?
Milerna no respondió.
-Porque debe serlo… mira, tu, "amadísima" esposa. No se como explicarte esto, pero tu eres mía desde el momento en que te casaste conmigo y no permitiré que me engañes con quien sea. Solo yo te puedo tocar, solo yo te puede besar, solo yo te puedo mirar de esa forma. Si alguien hace eso, bueno, su pena, claramente sería la muerte.
-Yo no soy una más de tus colecciones
-Sí lo eres. ¿o acaso pensaste que reas libre?
-Por que no aceptas que perdiste Driden. Ella jamás te amara, ¿acaso no lo aceptas?
-Si ella no me ama, no me importa, tu nunca podrás tenerla, yo me asegurare de eso… Milerna, esposa mía, nuestra escolta nos espera.
-No quiero ir-Milerna estaba llorando, pero su voz no cambiaba-te lo ruego Driden, déjame aquí.
-si te dejo aquí, "amadísima" mía, tendré que romper la alianza política con este lugar e iniciar un ataque argumentando que este hombre rapto a mi esposa. ¿NO te gustaría otra guerra, o sí?
-Maldito bastardo-Allen iba a desenfundar su espada
-No, no, Allen… recuerda la guerra-Allen guardo su espada.
-Tu ganas Driden… voy contigo… Allen yo-Milerna iba a hablar, pero Allen le dio un beso antes de que cualquier cosa saliera de su garganta.
-Déjala Allen, solo vas a empeorar tu situación actual-Allen la dejo y le susurro en el oído un ligero "te amo"
-Yo también… me encargare de que nos veamos nuevamente
-Si ya terminaron-interrumpió Driden- nos vamos Milerna. Y Allen, rómpete una pierna. (Del dicho popular en el teatro donde es una forma de desear buena suerte)-Allen lo miro con extrañeza (¿Por qué Driden le desearía buena suerte?), a lo que Driden continuo- No, enserió, rómpete una pierna
Luego de esto salió de la habitación, seguido por Milerna, quien le dio una ultima mirada antes de irse.
Allen se quedo nuevamente solo.
-¿Ya se va?-replico Selene un poco antes de que Milerna cruzara el umbral-¿Cuándo nos volveremos a ver?
-No lo se pequeña Selene…
-Tal vez cuando alguien necesite entrenamiento en la espada… mi hermano es muy bueno en ese arte y aprendió de los mejores.
-Sí, tal vez. Adiós Selene.
-Adiós reina… Milerna
Pasaron tres meses de ese día y Milerna estaba como enferma. Tenía mareos cada vez más frecuentes y fatiga. Sentía más hambre de lo común y no se había enfermado. Un día, tres semanas, dos días y tal vez catorce horas después de aquel día, se había enterado. Estaba embarazada.
Luego de que le dijeran eso se encerró en su pieza por unas dos semanas. No quería comer y apenas dormía. Hasta que se dio cuenta. Ese ultimo día de encierro y ayuno, lo comprendió, encerrada en la oscuridad. Puso una de sus delicadas manos en su vientre y dijo la siguiente frase, pronunciándola firmemente.
-Tu padre no es este rey tirano, hijo mío, aunque el si lo tenga que creer, el no es tu verdadero padre, aunque te aclamen como tal. Mi pequeño Vargaz, ese nombre sale de tu boca, ¿no es así?, ese nombre que clama fuerza y espirito de lucha. Hijo mío, dame fuerzas para soportar esta tortura… Y ahora preguntas por tu padre…-sonrió tiernamente-esa es mucho más fácil de responder. Tu padre es un guerrero con la espada, con honor y fuerza. Es un héroe. ¿y su nombre hijo mío?, su nombre es Allen.
Desde ese día empezó a comer y dormir lo necesario, daba paseos por los jardines y al mar, para que Var se encariñara con ellos así como ella cuando pequeña.
Esos meses fueron apacibles.
Y llego.
Fue hombre y le pusieron como el maestro de los dos grandes héroes de la guerra. Vargaz.
Todos estuvieron presentes en el bautizo y nombramiento para la sucesión al trono. Allen y Selene fueron invitados de honor junto con Van y su hijo Val Folkien (que miraba todo y a todos con sus ojitos verdes abiertos como platos.).
En la recepción Driden estuvo ocupado atendiendo a los invitados mientras que Milerna estaba con el niño en brazos esperando la hora de darle de comer. Muchos le insistieron en contratar a una aya para esta tarea, pero ella non quería que una extraña jugara el papel que a ella le correspondía como madre.
El reloj marco la hora del almuerzo para el bebe. Salió sigilosa de ahí. Allen la siguió.
-No deberías estar aquí Allen
-No debería haber estado en muchos lugares, pero estuve.
-¿Qué haces aquí entonces?
-Quería felicitarte por tu hijo… y de Driden
-Este hijo no es de él…
-¿de quien es entonces?
-De ti.-Miro con una extraña paz en los ojos
-Es imposible… yo no-el niño empezó a llorar
-Tú niño clama… y tú no lo oyes
Allen se acerco un poco más a Millerna y tomo al niño. Se miraron fijamente por unos segundos. El niño poco a poco se calmo.
-¿Tu me clamas como padre?... no. Millerna, este niño es hijo de Driden, no mío
-Te equivocas… ¿Por qué lo esquivas si sabes que es cierto? Tu eres su padre
-Si yo fuera su padre te azotarían sin piedad hasta matarte, te torturarían o matarían al niño que no tiene culpa alguna… Si yo fuera su padre, el me odiaría por lo que le paso a su madre. No es mi hijo.
-Es por mi hermana… ¿cierto?
-Ya cometí ese error una vez… creo que aprendí de lo que paso.
-No puedes cambiar el pasado, pero tampoco puedes negar lo evidente. ¿Crees que pude llevar dentro de mi a un hijo de Driden?-suspiro- no se parece a ninguno de los dos… tiene los ojos de decisión de mi hermana, tiene esa fuerza interior.
-Y tiene tus facciones expresivas… y además una serenidad que no se de donde salió
-Su padre no es su padre y el padre tampoco lo es-sonrió-pero eso solo nosotros cuatro lo sabemos… es nuestro secreto-concluyo diciéndole a Var-Chan
En eso entro una señora con un delantal blanco.
-Señorita, señorita, la hemos estado buscando… es que el señor Kiltraun trajo una cuna para el niño y queremos saber si la reemplazamos por la otra… o señor Allen, cuanto gusto tenerlo por aquí, ese niño es un amor ¿no le parece?
-Sí, lo es…
-Dicen que usted será el padrino en el bautizo de parte de la madre…
-Bueno, a mi me gustaría… pero no me han comentado nada-dijo mirando a Milerna
-Era una sorpresa-Millerna le saco el niño de los brazos-Ya es hora de que Var-Chan almuerce, Rita, guarda la cuna, la pondremos cuando el niño cumpla los 4 meses. Con permiso
-Si, adiós señora, adiós joven Allen.-La señora salio de ahí igual de rápido como entro. Allen se quedo solo, mirando el vacío por un rato más. Luego, como salido de un trance volvió a la fiesta.
Pasaron tres años. Allen los iba a visitar una o dos veces al año. No quería verla muy seguido para evitar cometer cualquier locura… Cada día le daba vueltas por la cabeza la frase de Milerna. No quería que ese niño fuera suyo, por que si así era, y Driden se enteraba, solo Dios sabe lo que le haría a Milerna o al niño…lo único seguro sería la muerte de uno de los dos, o de ambos. Pero otro lado quería que fuera su hijo… quería sentir que lo llamaran "papá" y todas esas otras chochadas de los padre, que se yo… su otra ventaja sería que, si es su hijo, no es el de Driden y eso lo haría muy feliz, dios sabe que sería así, ya que lo único que tenía claro es que odiaba a Driden, amaba a Milerna y quería a ese mocoso.
Pasaron dos años y el no podía resolver esta interrogante, pero hubo un hecho que le aclaro el camino, fue durante una convención en Azturia, luego de que Millerna le pidió que fuera por Var…
Var estaba jugando en uno de los patios del castillo. No contaba con mas de 5 años. Por esas fechas se celebraba un aniversario de la paz, todos los sobrevivientes estaban en Azturia. Allen se acerco a Var para decirle que su madre lo buscaba. El pequeño le extendió los brazos y Allen lo tomo y empezó a jugar con el tirándolo por los aires y luego agarrándolo para volver a tirarlo. Cuando lo agarra por tercera vez llega un grupo de sirvientas que lo reta por su acción y le quitan al niño de las manos, el solamente pide disculpas.
Todo pasa frente los ojos de Chip. Reprime unas lágrimas.
Allen lo ve y es acerca.
-Buenos días príncipe Chip
-Es irónico, ¿no?... a l menos uno de los dos es feliz
-…
-El que no es tu hijo recibe el cariño de un padre, mientras que el que realmente lo es se queda con las manos vacías.
-Yo…
-Sé las circunstancias y te entiendo… no debería importarme, la verdad es que no se porque debería importarme. Es irónico.
-Yo no soy su padre…
-Eres ciego caballero de Shezard, y estupido-se fue del lugar sin decir nada más. Allen también se fue
Ese día comprendió que no podía ser el padre de Var… ese niño era hijo del rey, y así se debía quedar. No podía permitir que Milerna muriera, o que incluso ese niño lo hiciera, por un simple capricho… No podía pretender que estaba bien o que eso no importaba, como lo hacía Milerna… Ella debía de estar sufriendo mucho, tal vez lo mejor habría sido que siguiera soñando que amaba a Driden… tal vez.
En el momento que Var cumplió los 9 años se le empezó a instruir. Tenía clases con diferentes profesores, a demás de seguir con sus estudios de matemáticas, literatura e historia, empezaron sus clases de manejo de espada y armamento. Para el puesto de profesor Milerna se empeño en poner a alguien en particular… así su padrino fue el honrado con el honor de ser el profesor de Va-chan. Para lo cual tubo que mudarse a la "gran ciudad", Selene ya se había ido de la casa hace dos o tres años para ser la institutriz de Val, el hijo de Van.
Además de ser el profesor de Vargas, fue designado como su protector.
Así paso un año, Driden logro que no pudiera ver mucho a Milerna, pero esa tristeza la amortiguaba Va-chan. Pasaban casi todo el tiempo juntos y se habían encariñado, Allen lo llego a conocer por completo. Aunque no lo supera lo estaba queriendo como si fuera su hijo.
Llego la hora del entrenamiento. Luego de un tiempo de practicar los movimientos con la espada lo empezo a corregir en la postura.
-Más derecho
-Sí maestro
-sostenla con más fuerza
-Sí maestro.
-ahora corre, imagina que ese árbol es un enemigo. Dale un golpe en el costado.
-Sí
(en este momento las correcciones se hicieron rapidas y las contestaciones van casi pegadas a la pregunta)
-Sigue derecho
-Sí maestro
-más rapido
-sí maestro
-No la estas tomando bien, la mano se esta resbalando del mango, no estas pisando bien, recuerda la posición de ataque-el pobre niño no podía ni pensar bien con tantas instrucciones y menos concentrarse a lo que respondía sin pensar-
-Sí maestro, sí maestro, sí maestro… -con tal mala suerte que se dio contra el árbol
-Solo tu Vargas eres capaz de darte con un árbol en vez de atacarlo… ¿estas bien?-a lo que el chico respondió parándose con dificultad-
-Sí, padre.
Allen paro en seco.
-¿Por qué me llamas así?-dijo con temor-yo no soy tu padre ¿entiendes?
-Eso no es lo que dice mi madre. Ella me dijo que tú eras mi verdadero padre, pero que si decía algo enfrente del rey la iban a matar…
-Tu madre te esta mintiendo. Yo no soy tu padre
-Pero… maestro… yo, quiero un padre
-Ya tienes al rey
-El no me quiere, me odia, renegaría de mi si no fuera su heredero… pero tú, maestro, si me quieres, usted me conoce tanto que es mi padre-grito esta ultima palabra impulsivamente-.
-Ya cállate-le dio un golpe
Silencio
-Perdón… no
-fui yo el culpable, no debí insistir tanto, es solo que… que yo quería que fuera realidad
-Var. Yo… -miro hacia un lado-me puedes decir padre, pero solo cuando no este el rey cerca, ¿me entiendes?
-Sí
Silencio
-ahora… puedo?
-Sí
-Gracias, padre.
En ese momento decidió que la clase había terminado. Acompaño a Var hasta su casa y lo dejo con Milerna, quien se sorprendió al ver el golpe. Var le dijo que se pego con una piedra luego de pegarse con un árbol…
Se fue a pensar un poco y tubo que aceptar las consecuencias. Nunca pidió ser su padre, bueno, no siempre. Se arrepintió de haberle pegado, pero en el momento en que grito se imagino el cuerpo de Milerna totalmente azotado siendo colgado en una ahorca junto a un cuerpo más pequeño… ahora tendrá que rogar a Dios para que no pase eso.
Paso un año y las cosas siguieron igual. Vargas le llamaba padre en la primera ocasión que llegaba… y lo mejor era que había encontrado la forma de verse con Milerna cada día a solas. Era en total secreto. Aunque nadie sabía Driden empezaba a sospechar. De hecho, había empezado a sospechar antes que se empezaran a ver en secreto. Quería hacer algo para que desistieran… pero aun no se le ocurría que.
Y entonces encontraron una enfermedad mortal que se extendía por su cuerpo. Era lenta, pero letal. Nadie savia su procedencia ni como curarla. Lo seguro era que no era contagiosa, por lo tanto pudo seguir su vida como rey, y al examinar a Vargas no encontraron nada que se pareciera a esa enfermedad. Podían estar tranquilos.
En medio de esa tragedia Driden encontró su plan. Así que un buen día mando a llamar a su esposa y a Allen. Cuando estuvieron los tres solos Driden comenzó a hablar.
-se muy bien que tu, esposa mía, lo único que deseas es verme muerto y que voz, caballero de Shezard, también. Por eso e decidido ser amable y dejarles estar juntos-la cara de los dos aludidos quedo atónita-pero no es como ustedes piensan… Miren… yo tengo una enfermedad, según los médicos "incurable", así que les tengo una proposición. Si alguno de ustedes encuentra la cura a mi enfermedad, los dejare quererse, pero Milerna no dejará de ser mi esposa… Pero si no lo hacen, dejare en mi testamento claramente escrito que mi esposa, por la pena que le causa mi muerte, deberá ser enviada al claustro más lejano para rezar por mi alma en absoluta soledad por el resto de sus días y el que tome mi puesto será mi consejero personal, que vera que esta medida se cumpla.
-Pero… es injusto. Ni los mejores doctores de Gaia saben como curar esa enfermedad y aunque te curemos no voy a dejar se ser tu esposa, por lo cual vamos a tener que vernos a escondidas…
-De cualquier manera… les conviene cumplir con este trato, por que aunque no acepten, si muero la voy a mandar a un claustro de todas maneras.
-Eres un bastardo… no tienes piedad
-Ni tampoco soy estupido… tómenlo o déjenlo.
-Acepto. Yo te curare, pero no por lealtad, si no por Milerna.
-Bien… ahora tu cariño… ¿aceptas?
Milerna dudo un rato y luego dijo muy despacio
-Acepto.
-Todo esta listo… mejor apúrense, por que puedo cambiar de opinión.
-¿Eso es todo?, entonces me retiro
-Yo también. Permiso.
Driden suspiro. Todo estaba listo.
Pasó el tiempo y no encontraba ninguna solución a esta interrogante, amanecía lentamente por el horizonte. Ya daban las 7 de la mañana y media ciudad estaba despierta, los sirvientes limpiaban y preparaban el desayuno. Pero nos importa una figura más que ninguna otra. En una calida habitación estaba Allen, totalmente vestido y listo para salir en cualquier momento. Hacía como si mirara por la ventana hacia la ciudad y su ruido.
Estaba ensimismado con el problema que lo acosaba, ese problema del cual no podía escapar. Cada vez odiaba más a Driden, pensaba como lo haría, no quería perderla. Pero una voz lo saco de sus pensamientos. Una voz indescifrable que no le inspiraba confianza, nunca la había escuchado antes, lo mejor era que traía una solución.
-Se del problema que te acongoja mi amigo…
-No como te has enterado, pero no somos "amigos" entiendes
-Perdón caballero de Shezard, no pensaba que trataras tan mal a los invitados
-No eres mi invitado.
-Bueno, entonces supongo que no querrás oír mi proposición que e ayudara en tu problema con el rey
-¿Acaso tu puedes ayudarme?
-Es lo que te e estado diciendo… es muy simple…
-Dime
-Yo conozco esa enfermedad, y se que la única cura, es la muerte…
-¿Cómo puede eso ser posible?
-Es la única forma de escapar de esa enfermedad… es muy lógico si te lo pones a pensar
-Milerna no justifica esa muerte…. No quiere ver más muertos, y sabe que si eso ocurre me perseguirán. Ella ya no quiere correr y esconderse de nadie
-Pero nadie se enterara, yo tengo todo planeado. Mandare una distracción para dejarte el camino libre… todo será muy fácil.
Las palabras parecían poder penetrar el corazón Allen y oscurecerlo, y alimentar el odio por Driden que ya era mucho y muy grande.
-¿y que pides a cambio?
-ya lo veremos… ¿Qué te parece?
-Bueno….
-¿Aceptas?
En esos momentos no parecía haber nada mejor… parecía perfecto y sonaba perfecto… algo en su interior lo convenció.
-Sí, acepto.
-nos volveremos a cruzar… en ese momento dejaremos todo claro….
-Sí, estaré esperando
La voz se dejo de oír y el silencio reino. Ese día Allen se le vio más feliz que de costumbre.
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Hola! Este capitulo lo escribí en todo un mes y medio… ¡¡me demore por que estoy llena de pruebas!! Salgo el 3 de dic del colegio (¡¡¡el 1 de dic es mi cumpleaños!!!) y tengo dos pruebas (tengo que mentalizarme en que me queda una semana (aunque todavía faltan los exámenes TT----TT) estoy muy cansada y apenas puedo escribir, y cuando lo ago, me sale insípido, tendré que esperar a relajarme.
Estoy feliz por que ya llevo 6 capítulos, el próximo espero hacerlo en menos tiempo que este, bueno. Nos despedimos aquí el señor invisible-mudo y yo!, esperen, el señor invisible-mudo quiere decir algo:
-(señor invisible-mudo):
-(Naoko): eso es todo, hasta el próximo capitulo!
