GINNY WEASLEY
"Siempre que Raiha pasaba a mi lado, yo me sentía como se debe sentir un simple eperlano al lado de un salmón dorado."
Arthur Golden, "Memorias de una Geisha"
Habla Ginny:
De todas las personas que conozco, creo que tu eres la última de la que me esperaba algo como esto. Me temo que aún no lo he asumido. Es como si estuviera en un estado de shock, del que no se cuanto tiempo tardaré en salir. Y es que no puedo admitir que hayas muerto... pero mucho menos de que tú lo hayas elegido. ¡No puedes haberte rendido!. Siempre fuiste la más fuerte de las dos, la que iba a comerse el mundo. Rebosabas autoconfianza. Quizá por eso me acerqué a ti, y así nos hicimos amigas. Tal vez una parte de mí esperase parecerse un poco a ti. Si , lo reconozco: desde que te conocí quise ser como tú.
El verano anterior a mi primer curso en Hogwarts, Ron no podía parar de hablar de ti y de Harry. Para él, no había nadie como vosotros dos. El pobre Ron siempre había pensado que no le importaba a nadie, y de pronto se encontró con dos amigos, amigos de verdad. Por eso le contaba lo maravillosos que erais a cualquiera que quisiese escucharle. En este caso, a mí. Y desde ese momento deseé ser amiga tuya. Siempre he adorado a Ron. Aunque él no termine de creérselo, es la mejor persona que conozco, y está lleno de virtudes. Supongo que por eso es tan patoso, porque no admite la posibilidad de que algo pueda salirle bien. Es curioso como cambió el modo en que hablaba de ti. Al principio eran matices tan sutiles que solo alguien que le conociese desde siempre podría darse cuenta. ¿Sabes que en segundo ya le gustabas?. Es posible que ni siquiera él fuese todavía consciente, pero yo lo supe inmediatamente. Realmente debías ser especial. Así que, a pesar de mi timidez y mi inseguridad, decidí no parar hasta conocerte y comprobar por mi misma si aquello que mi hermano decía sobre ti era verdad. Y me alegra decir que no me decepcionaste.
Al principio, fuiste amable conmigo. Eras un poco mi segunda mamá. Me hiciste sentir protegida y segura. La pobre Ginny, que estaba tan asustada después de ese horrible primer curso, dejó por fin de añorar las faldas de su madre. Luego empezaste a confiar en mí. De pronto, alguien a quien yo tenía en un pedestal, alguien tan inteligente, tan responsable, tan independiente, me trataba como a su igual ¡como a su igual! Así conocí parte de tu cara oculta: tu vulnerabilidad, tu ternura, tus temores, e incluso algunos de tus secretos, cosas que jamás les contarías a Harry y a Ron, porque no estabas dispuesta a permitir que te vieran tan débil, tan imperfecta, tan inhumana. Ahora que lo pienso, debí darme cuenta de que algunos de ellos eran preocupantes, porque ¿cómo a alguien como tú podía importarle tanto la opinión de los demás? Y aún así, estabas dispuesta a cualquier cosa con tal de que alguien te hiciese sentir especial, como cuando fuiste al baile con Víctor Krum. Me temo que no me lo tomé muy en serio. Simplemente, no podía creer que alguien tan extraordinario necesitase que le recordaran constantemente lo maravillosa que era.
El año pasado te convertiste en la hermana que siempre desee y nunca tuve. No podía creer lo afortunada que era. Pero durante este curso, te has distanciado de mí poco a poco. Me avergüenza decir que no mo preocupé. Al fin y al cabo, es cierto que había conseguido parecerme un poco a ti: tenía nuevas amigas, un puesto en el equipo de Quidditch e incluso un ex novio. Por fin me sentía "yo misma", y preferí disfrutar de mi recién estrenada autoestima antes que preocuparme por los demás. Pensé que, al fin y al cabo, era mi derecho. De modo que ni siquiera me di cuenta de que las cosas entre tú, Harry y Ron no eran lo mismo. Lo cierto es que Harry parece inmerso en una depresión desde el verano pasado que le aisla del resto del mundo. Y no creo que mi hermano fuese capaz de encontrar el modo de acercarse a ti...
Aún así, no lo comprendo. Lo siento, pero por mucho que lo intente, no logro comprender que pasaba esta mañana por tu cabeza antes de saltar. Es cierto que no era tu mejor momento, pero cualquiera se hubiese dedo cuenta de que lo tenías todo. Incluso mi hermano hubiese estado dispuesto a saltar en tu lugar, si con eso hubiese logrado salvarte. Y eso no es justo, Hermione. Tenías el amor de las dos personas que más me importan en el mundo, por eso con gusto me habría cambiado por ti. Cuantas veces desee ser tu para poder compartirlo todo con ellos. Cuantas veces me crucé por los corredores con Harry y contigo, y creí morir de celos. Cuantas veces te vi sentada a su lado, cuantas veces imaginé que él te confesaba sus secretos más íntimos y sus deseos más profundos, cuantas veces creí morir al oírte decir algo que confirmaba mis sospechas de que nadie en el mundo le conocía como tú... y cuanto te odié por ello. ¡Cuánto me cuenta reconocerlo! La pura verdad es que no te admiraba, Hermione. Te envidiaba. Te envidiaba a todas horas, sabiendo que en cada clase estabas sentada a su lado mientras que yo me sentía a de kilómetros de él. Lo más horrible es que se que ahora está pensando en ti, y que ya nunca dejará de hacerlo. Lo que has hecho servirá para que tu recuerdo se grabe a fuego en su memoria y en su corazón; y, aunque parezca increíble, aún muerta te envidio incluso más que antes, porque, haga lo que haga, imposible que deje en él una huella tan profunda como la tuya. Y la envidia me impide saber si te quería o te odiaba, si eras mi amiga o mi enemiga... si lamento tu muerte o me alegro...
Creo que voy a vomitar.
