RON WEASLEY
"A su lado existen personas cuyo corazón es tan frágil que comienzan a vivir amores enfermizos: tienen hambre de afecto, y vergüenza de demostrarlo"
Paulo Coelho "Manual del Guerrero de la luz"
Habla Ron:
La profesora McGonagall acaba de llevarse a Parvati Patil a la enfermería. De buenas a primeras, esa pija elitista se puesto a llorar como una verdadera histérica. Resulta irónico viniendo de alguien a quien le importabas una mierda, alguien que ni siquiera se molestaba en darte los buenos días. Muy curioso. En lo que a mí respecta, me importa un pepino que le de una apoplejía... a decir verdad, ahora mismo podrían morirse todos, y me daría igual. Podría morirme yo mismo, y ni siquiera me daría cuenta. Lo cierto es que un mundo sin ti no merece la pena. La vida apesta.
Si te tuviese aquí delante (viva, claro está) te daría una patada en el trasero. ¿Pero como se te ha ocurrido una gilipollez como esa?. Me hubiese sentido menos traicionado si te hubieras liado con Malfoy. Ahora que no estás, sinceramente, no se que va a ser de mí. No me queda nada. Reconozco que no esperaba algo tan tremendamente egoísta por tu parte. Para mí, cualquier cosa que hicieras hubiese estado bien, si con eso lograbas ser feliz. Lo único que quería es que fueses feliz.
Mira, me resulta difícil seguir con esto sin caer en el romanticismo. Y yo odio ponerme romántico. Por eso nunca hablaría contigo de mis sentimientos. Incluso me siento estúpido pensando en esto. Quiero decir, poniendo mis emociones en pensamientos de verdad, o, lo que es lo mismo, traduciendo en palabras esa tormenta hormonal que me causaba verte cada día, y que me dejaba la mente y los sentidos hechos papilla. Aunque solo sean palabras que jamás saldrán de mi cabeza, me resulta horriblemente embarazoso ser capaz de tanta cursilería. Es vomitivo.
Curiosamente, creo que tu y yo nos llevábamos mal porque soy un insensible. Pero, en realidad, solo es apariencia. En el fondo, soy todo eso de lo que huyo, precisamente lo último que quisiera ser: un idiota y un sentimental. Y por más que me duela, estoy absoluta, estúpida y desesperanzadamente enamorado de ti. ¡ Por fin! Me ha costado cinco años construir mentalmente esa frase. Durante cinco años me he negado a admitirle significado de esos peculiares cambios en mi ritmo cardíaco, de esos extraños síntomas digestivos, de esa sensación contradictoria de tener ganas a la vez de salir corriendo y de acercarme a ti solo un poco más, de ese caos químico , como una bomba nuclear en mi interior, cada vez que te veía. Admitir que no padezco una extraña enfermedad del Sistema Nervioso, sino que, en realidad, todo se reducía a algo asombrosamente sencillo. Si, ya sabes a lo que me refiero. No me hagas repetirlo. Pero que no tenga la menor intención de escribir un soneto ("Moriría por vos" etc)no lo hace menos real. Básicamente es lo mismo que Petrarca y Laura. Exactamente igual de platónico. Y eso es lo más fastidioso de todo. Que día a día fingíamos una relación de iguales, todos amigos: Harry, tú y yo. ¡Menudo montón de mentiras!
Aquí la cosa se pone interesante, porque uno podría preguntarse el motivo que yo tengo (o tenía) para no decirte nada a pesar de que me hacía sentir como un falso. La cuestión es que... bueno no es fácil de explicar. Supongo que, en realidad, sentía una especie de amor-odio. Por lo visto, se llama ambivalencia. Te adoraba y te odiaba a la vez... o tal vez odiaba adorarte porque no podrí tenerte. Esto es lo más vergonzoso de todo. Además estoy convencido de que tu no me hubieses tomado en serio. Lo que quiero decir es que no creo que yo estuviese a tu altura. Eras inteligente, preciosa, trabajadora, creativa. La que nos salvaba cuando todo parecía perdido. Siempre tenías la solución para todo, la idea brillante en el momento justo. Y yo... soy solo un niñato pecoso, el cachorro más insignificante de la camada. Ni siquiera le importo a mi familia ¿cómo alguien como tú...?. Pero una cosa es que sepas que algo está fuera de tu alcance y otra muy diferente es que seas capaz de controlar tus emociones. Y a pesar de todo, me descubría a menudo pensando en lo increíble que eras, y eso me irritaba. Por eso estaba siempre cabreado. De algún modo debía separarme de ti, aunque fuese lo último que deseaba. Como últimamente te estabas volviendo introvertida, lograba desvincularme un poco de esa relación paradójica, de esa amistad que estaba acabando conmigo. Tu amigo... ojalá pudiese decir que me conformaba con eso, con la posibilidad de compartir algo contigo aunque fuese solo a ese nivel. Pero mentiría. Me resultaba difícil soportarlo cuando estaba Harry, pero, al dejarnos para convertirse en ermitaño, pensé seriamente que acabaría volviéndome loco. Nos distanciamos. ¿Qué otra cosa podía hacer? . Me parecía imposible ser solo tu amigo, y resultaba evidente que nunca llegaría a ser algo más. Tengo la sospecha que, hubiese hecho lo que hubiese hecho, las cosas no serían diferentes. Que no estaba en mi mano cambiar lo que ha ocurrido hoy, que no dependía de mí, que intentar ayudarte hubiese sido tan inútil como tratar de atrapar estrellas con un cazamariposas. Es bastante triste decir algo así después de seis años de amistad. Pero es cierto. Tu hubieses muerto igual, y yo habría enfermado. De hecho, es posible que tenga una úlcera después de haberte visto con Krum en el baile de Navidad. No puedo negar que estaba muy, muy celoso. Pero en el fondo sabía que aquello estaba bien. Que era lo correcto. Que él si te merecía. Que, a diferecnia de mí, él si podría hacerte feliz. Y ya te he dicho que eso era lo más importante para mí.
A pesar de todo, nunca te perdí de vista. Ví como te deprimiste, como te aislaste, como te volviste tan silenciosa que ni siquiera levantabas la mano en clase. Veía tus ojeras, y sabía que no podías dormir; cómo dejabas la comida intacta en el plato, y como adelgazabas. Me preguntaba que podía hacer por ti, y siempre llegaba a la misma conclusión: nada. No, no creo que yo significase nada para ti, ni tampoco para Harry. Vosotros dos erais dos personalidades deslumbrantes, dos seres incomparables. Como la luna, yo simplemente reflejaba vuestra luz. Y ahora no soy nada. No soy nadie, nunca lo fui. Y, como siempre, lo único que puedo hacer es cabrearme. Convertir toda esa frustración en ira, y pegarle a Malfoy, como he hecho esta tarde. Probablemente, papá Lucius convencerá a todo el mundo para que me echen del colegio, y, por lo pronto, me han cesado como prefecto. Pero, como ya he dicho, sin ti ya todo me da igual. Ojalá pudiese tenerte delante, no para darte esas dos tortas que probablemente te mereces, sino para decirte la verdad, aunque te rieses de mí. No hubiese cambiado nada, pero al menos me hubiese quedado bien a gusto.
Oye, siento que llevo un rato divagando. Olvida todo lo que he dicho, porque, en realidad, se resume en algo tan simple como que tú eres la persona más importante de mi vida. Y ahora que no estás aquí, no se que va a ser de mí.
