Dragones de fuego
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5: Lantis y los gemelos
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-¿Qué quieres decir con eso?- le preguntó Hikaru a Presea -¿Cómo que nunca existieron?-
-Es la primera vez que oigo sus nombres en toda mi vida- respondió la armera.
-Y entonces, ¿quién nos indicó lo que debíamos hacer para salvar Céfiro? ¿Quién nos defendió y apoyó aún convertido en piedra? ¿Y quién nos ayudó en todo momento con sus criaturas?- la pelirroja no entendía nada. Si era una broma, no le encontraba la gracia.
-Fuimos Lantis y yo, para responder la primera pregunta. En cuanto a la segunda, nunca nadie fue convertido en piedra, y aquí nunca existió ningún ser que controlara criaturas, como dices. Creo que la caída y las emociones te han afectado más de la cuenta, querida. ¿Por qué no vas a descansar y después que ordenes tus ideas vemos a Lantis?- Presea hablaba con calma, como una maestra que regaña a una alumna muy querida.
-Pero... – Hikaru estaba muy confundida –Pero... ¡Guru Clef es el mago más poderoso de Céfiro! ¡Y Ascot es conocido por su poder para con las criaturas! ¡Debes estar bromeando, y no es gracioso!-
Presea suspiró. Presagiaba una larga explicación, y no tardó en empezar.
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Fuu intentó romper el vidrio. Lo golpeó, lo pateó, pero ni siquiera emitía sonidos. Y de hecho, no escuchaba al agua moverse. Entonces se dio cuenta que el vidrio aislaba el sonido.
Pero de nada de servía saberlo. Tenía que salir de allí de alguna manera. No sentía ni hambre ni sed, ni frío ni calor, y no sabía cuánto tiempo había estado allí, pero estaba segura que sus amigas la estaban buscando. Y tal vez sus amigos de Céfiro.
Entre los que se encontraba Ferio.
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Umi y los gemelos se acercaban volando, cuando los dos niños se detuvieron.
-¿Qué hacen?- preguntó Umi -¡Casi llegamos!-
-No podemos hacerlo- dijo Urrim –El castillo está rodeado por un campo de energía. Rebotaremos si lo intentamos-
-No puede ser, nadie pondría un escudo alrededor del castillo si no hay peligro, y hasta ahora no vimos ninguno. Vamos, ya estamos casi... – pero Marlo la interrumpió.
-Urrim tiene razón. Él sabe más que yo de magia. Debemos bajar e idear algún plan-
Umi estaba resignada. La idea no le gustaba nada, pero ellos tenían poderes y ella no. Y haber sido una Guerrera no la ayudaba en nada, sin magia, sin amigas y sin espada.
Bajaron hasta el suelo, pero el escudo seguía. No rebotaron, pero sentían un poco de electricidad, o algo parecido, cuando lo tocaban. Estaban empezando a idear un plan entre los tres, cuando alguien apareció cerca del trío. Umi lo reconoció de inmediato.
Era Lantis. Tenía la espada desenvainada, y miraba a los gemelos-dragones con desconfianza. Umi entendió de inmediato.
-¡No, Lantis, ellos son mis amigos!- se apresuró a decir la chica –No es necesaria tu espada. Tienen apenas nueve años, y vinieron conmigo por accidente-
-¿Ellos son tus amigos?- Lantis guardó su espada, pero su mirada de desconfianza seguía.
-Es algo largo de explicar... – dijo la chica.
-Si te da más tranquilidad, regresaremos a nuestras formas humanas- le dijo Urrim al guerrero.
-Háganlo- les dijo él, con voz fría.
Urrim y Marlo volvieron a envolverse en llamas, y cuando emergieron eran exactamente iguales que antes de su transformación en dragones.
Lantis se acercó a Umi, y le hizo una reverencia.
-Es todo un honor que hayan vuelto- dijo el guerrero.
-¿Hikaru y Fuu están aquí?- preguntó la chica.
-No- respondió Lantis, sorprendido –Creí que vendrían contigo... – y miró a los gemelos con desconfianza.
Umi no respondió. No quería comprometer a los gemelos; habían empezado por caerle mal a Lantis, pero ellos eran sólo dos niños. Pero Urrim se adelantó y respondió por ella.
-Por alguna razón, nosotros dos vinimos en vez de ellas- dijo el niño, mirando al guerrero –Y si ellas dos vinieron, deben haber aparecido en otros lugares, porque no las vimos-
Lantis lo miró. Tenía algo que no era enojo, sino una mezcla de esperanza y... ¿Miedo? Sí, él tenía miedo, y Urrim lo sabía. Ése guerrero recordaba a una de las amigas de Umi con cariño... Y tal vez con algo más.
-Pero si lo deseas, te ayudaremos a encontrarlas- dijo Urrim.
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-Debe haber sido la emoción y el viaje Hikaru, pero así pasó realmente- dijo Presea, después de narrar la historia de las Guerreras, pero ni Ascot ni Guru Clef aparecían en ningún momento -¿Lo ves, amiga? Ellos dos nunca existieron en Céfiro-
Hikaru estaba aturdida. No sabía qué decir o qué hacer.
-Ahora debes retirarte a descansar- dijo la armera, poniéndole una mano en el hombro a la pelirroja –Mañana iremos al castillo-
Las dos chicas se retiraron a descansar, pero la mente de Hikaru bullía de preguntas sin respuesta. Pero igual logró dormirse, después de decirse muchas veces que mañana irían al castillo y allí se aclararía todo.
Pero no fue así.
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-Señor- dijo Mishtal –La Guerrera del Viento ha despertado-
-No importa. Ella no nos sirve. Fue un estorbo desde el momento mismo en que llegó, pero ya no estorbará- dijo Edonis.
-La Guerrera del Fuego está con la armera de Céfiro-
-Eso la mantendrá confundida por un tiempo-
-Pero la Guerrera del Agua ha venido con dos niños... – pero Edonis lo interrumpió.
-¿Acaso crees que dos niños serán un inconveniente para mí?- Edonis, aún atrapado en su espejo, emitió un gran poder. Mishtal se apuró a disculparse.
-No, señor, es sólo que ellos no deben ser comunes, si han podido venir hasta aquí, y permítame mostrarle algo, señor-
Mishtal sacó una gema negra. La dejó flotar entre él y el espejo donde se veía el reflejo de Edonis. La gema despareció, y en su lugar apareció una pantalla. Allí se veían a los gemelos y a Umi, cuando los dos niños se transformaban.
Edonis se quedó mirando la escena hasta que el trío despegaba. Después lo vio cinco veces más, y sonrió.
-Bien, bien, te perdono por ahora, pero mantén bien vigilados a ésos niños- dijo Edonis, interesado –Tal vez sean mucho más útiles de lo que pensé... –
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Urrim sintió algo extraño. Sentía como si lo vigilasen. En realidad, eso no era raro, porque los guardias nunca habían visto a dos niños iguales, con una ropa extraña y menos en compañía de una de las Guerreras. Pero esto era algo más... profundo. Alguien más, alguien que no podían ver los estaba viendo. Y tenía un gran poder maligno.
Umi estaba emocionada. ¡Iba a ver a Guru Clef! Al final no aguantó más y le preguntó a Lantis si Guru Clef estaba bien.
-¿Guru Clef?- preguntó el guerrero, extrañado –Nunca había oído ese nombre-
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-Ah, niño, me has detectado... No me equivoqué. Eras algo especial, muy especial... – se decía Edonis, casi relamiéndose de gusto.
Sentía un gran poder en ésos dos niños... y eso mejoraba sus planes. Mirando el espejo podía ver a Fuu encerrada, a Hikaru confundida y a Umi furiosa, pensando que era una mala broma y buscando la sala del trono.
Cuando la chica abrió la puerta, vio sentado allí a Ferio. Se le cayó el alma a los pies y Urrim y Marlo tuvieron que agarrarla, porque casi se había desmayado. Urrim miró de reojo a los ojos de Edonis, y éste sonrió.
-Bien, mi niño, es hora que nos conozcamos... y que te lleve conmigo a mi reino-
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Hola de nuevo! Éste Fan Fic va a ser más largo de lo que pensé. Y sospecho que ni siquiera va a la mitad... Pero hasta ahora no me han amenazado de muerte, así que seguiré escribiendo. Después de una larga ausencia en el mundo del ciberespacio –sección Fan Fics- volví con un poquito más de experiencia, gracias a la biblioteca de amigos, vecinos y parientes varios... Y me ayudaron mucho.
M. G.: Ese era su propòsito. Esperaba poder causar esa sensaciòn en el lector. Ya lo vas a ver...
Nos leemos
Nakokun
