"Amarte Duele"

Capítulo 3

Después de la ceremonia llegó la celebración, muchas mesas habían sido colocadas en estricto orden, porque Hao así lo había pedido días meses antes. Quería que todo estuviera perfecto, sería el gran día, el día en que se casaría con su querida Annita, el día en que por fin sería suya y no de su estúpido hermano. Sus cabellos dorados podrían ser aspirados solo por él, su blanca piel solo sería tocada por él, su delicada boca solo sería besada por él, aquellas manos solo lo tocarían a él, su anatomía perfecta sería observada con perfecta delicadez... tan solo por él. Nadie más la podría poseer, mucho menos después de la noche que les esperaba. Y es que el shaman ya se había encargado de que esa noche fuera inolvidable, la sacerdotisa gozaría como nunca y estaba seguro de que se olvidaría por completo de Yoh.

Anna estaba destrozada, olvidada. Se encontraba sentada en la mesa principal junto con el shaman de fuego, quién recibía abrazos y felicitaciones.

"Tan solo imagina lo que nos espera en nuestra noche de bodas"

Esas palabras resonaban en su cabeza duramente, que habría querido decir con eso? Ella no sería capaz de dormir en la misma cama que el shaman, mucho menos hacer el amor con él. La simple idea de que su querido Yoh pudiese regresar la hacía pensar que tenía que esperarlo, tenía que confiar en él...

...tenía que ser fuerte.

Pero como carajos tenía que ser fuerte!? Como podía hacerlo!? Se encontraba sola, completamente sola, de alguna manera tenía que sobrevivir. Hao le había regalado varios vestidos, pero ella no podía usarlos, no quería usarlos. Eran vestimentas demasiado atrevidas, aún para ella, que siempre había llevado un vestido corto. No, estos aparte de cortos eran muy escotados. Aunque debía admitir que esos meses que esperó a cumplir los 15 años le habían ayudado bastante a su cuerpo. Ahora si lucía como una chica de 15 años, algo que no le importaba a ella, pero que dejaba hambriento a Hao.

-Contenta Annita?-

-Cállate-

-Sabes que te quiero-

-Sabes que yo no-

-No te preocupes por eso, ya aprenderás-

-Ja! Claro Hao, como, dime como-

-Esta noche verás- respondió con cierto tonito en su voz.

Anna solo desvió su mirada, no deseaba ver al asesino de tanta gente, al asesino de Yoh. Tan solo no quería estar ahí, odiaba esa situación, ahora era cuando se preguntaba donde estaban los amigotes de Yoh: Horo, Len, Chocolove, Fausto, Lyserg, Ryu, e incluso el enano de Manta. Cualquiera que llegara ya encendería una luz de esperanza en ella.

De pronto se le ocurrió una idea, una estúpida idea, pero que podría funcionar... porque no? Se levantó bruscamente y caminó hacia el interior de la casa, sin notar que Hao la seguía con la mirada.

Entró rápidamente, olvidándose de cuidar su caro vestido, y se dirigió al teléfono. Prácticamente estaba temblando cuando oprimió varios números.

-Si, diga?- contestaron del otro lado del teléfono.

-Sensei? Señora Kino?-

-A-anna?-

-Si, sensei, soy yo, tiene que ayudarme!-

-Que te pasa Anna!?-

-Como que que me pasa!? me casaron con Hao!-

-Como que te casaron con Hao!? Estás loca o que!? Como se te ocurre hacer semejante tontería!?-

-Yo!? Me obligaron! Yo nunca quise casarme con Hao!-

-Deja de estar bromeando...-

-Que!?-

-No creí que fueras capaz Anna, de esperar a que Yoh muriera para poder casarte con Hao-

-Que!? Sensei, no! Está mal!-

-No! Tu esperaste, querías casarte con el shaman king no? Pues era algo fácil-

-De que está hablando!?-

-Si, era fácil, si Yoh ganaba te casabas con él, si no, te casabas con Hao.-

-No! Yo quería a su nieto como no tiene idea! Yo lo sigo amando!!-

-A cual de los dos- preguntó secamente Kino.

-Pues a Yoh, es lógico-

-Niña deja de decir mentiras, no se que quieres sacar de todo esto, pero ten por seguro que nadie aquí te va a ayudar, entiendes? Nadie!- dijo finalmente y colgó.

Anna se quedó con el teléfono aún en el oído, tratando de procesar cada una de las palabras que su sensei le había dicho. No podía creerlo, su única esperanza había desaparecido, su única ayuda... se había esfumado así, en un dos por tres. Quería gritar, desahogar toda su desdicha, gritar hasta no poder, hasta quedarse sin habla, pero sus planes fueron interrumpidos por la hiriente voz de su esposo

-Te lo dije, no tiene caso, nadie va a venir a ayudarte, todos piensan que eres una traidora-

-No Yoh-

-Ese ya está muerto- dijo tranquilamente Hao.

-No, aún vive, yo sé que aún vive-

-No Anna, entiende, ya se fue, no lo volverás a ver-

-No digas mentiras Hao-

-Solo digo la verdad-

-Que estás haciendo aquí?-

-Bueno, pues te recuerdo que esta es nuestra casa, nuestra, de los dos, o sea que también es mía-

-Cuando quieras me largo-

-No, ahorita no, tenemos que despedir a los invitados-

La itako se volteó dándole la espalda al shaman

-No pienso salir para que todos se burlen de mi-

-Anna...- el shaman comenzó a acercarse a ella.

-Q-que- preguntó ella extrañada.

-Tu eres MI esposa, por lo tanto tienes que hacer lo que YO te diga- soltó con seguridad.

-NO-

Hao se vio forzado a tomar del brazo bruscamente a Anna y jalarla para que saliera. Toda la gente los estaba esperando, para darles su felicitación una vez más. Gente pasó, besando a Anna en la mejilla y mirándola con suma lástima, cosa que ella no soportaba en lo más mínimo, no quería ser la burla de nadie, y sin darse cuenta ya lo estaba siendo. Hao la tenía de la mano, haciéndoles saber a todos que ella era SU anna, su propiedad...

...su mujer.

Ciertamente aún no, pero aquella noche estaba más que dispuesto a cumplir lo que siempre había querido hacer desde que la conoció, hacerla suya, como fuera, pero tenía que hacerla suya.

Toda la gente comenzó a salir, dejando así solos a la joven pareja recién casada. Apenas eran las 7 de la noche, aún muy temprano...

... no para Hao.

-Acompáñame Annita- invitó Hao ofreciéndole su mano a la itako, quién con sumo desagrado la rechazó y se cruzó de brazos, limitándose a seguirlo por los largos pasillos de la casa.

Finalmente llegó a su objetivo, la habitación más grande de todas, una digna de la pareja.

Como todo un caballero, Hao dejó que Anna pasara primero, observando con suma lujuria la fina figura de Anna; había hecho bien en esperar varios meses, habían valido la pena. De cualquier forma solo quería disfrutar, sentir lo que en varios, muchísimos, años no había sentido, quería sentirse hombre.

-Espero que te guste, esta será ahora nuestra habitación-

-Nuestra?- preguntó con un notable descontento en su voz.

-Si, nuestra Annita, tuya y mía, nuestros muebles, nuestras cosas... nuestra cama- dijo provocativamente, acercándose al cuerpo de la rubia, misma que al escuchar esas palabras volteó a ver, incrédula, al shaman, que se encontraba cerca, muy cerca de ella.

Ambos estaban a escasos milímetros, uno podría jurar que se estaban besando, pero no era así, aún no juntaban sus labios, no porque Hao no lo quisiera, era solo que la sacerdotisa se negó rotundamente, alejándose del shaman, quién rió al ver la cara atónita de la sacerdotisa.

-Que te pasa Annita?-

-No te atrevas a tocarme-

-Mira a tu alrededor...- comenzó Hao- hay una cama y velas... en serio piensas que solo vamos a dormir?- terminó prácticamente burlándose de la expresión de la Itako.

-No, yo no quiero hacerlo contigo- dijo firmemente.

-Anna, no tienes opción-

-Claro que tengo, iré a dormir a otra habitación-

Decidida a marcharse Anna caminó a la puerta, pero alguien se lo impidió.

-No Anna, por favor, quédate conmigo-

-Y-yoh?- preguntó incrédula cuando miró a quién tenía enfrente, era Yoh, su Yoh. Pero que hacía ahí? Ya habría ido a rescatarla? Miró por todos lados, buscó a Hao, pero no estaba; seguramente Yoh lo habría derrotado.

-Anna... quédate conmigo- rogó el shaman.

-Yoh...- Anna comenzó a derramar un par de lágrimas, en tanto se cubría la boca por la sorpresa que le había causado.

Automáticamente Yoh la abrazó fuertemente, mientras que Anna seguía en shock, que hacía Yoh ahí? Como respuesta a su pregunta, Yoh la separó un poco y la miró fijamente a los ojos...

... y luego sonrió.

No podía creerlo, Yoh ahí, parado enfrente de ella, abrazándola, contemplándola. Pero había algo que no cuadraba, su sonrisa no era la misma, esta no era una sonrisa transparente y despreocupada; esta era una sonrisa rara, incluso podría decirse que un poco maliciosa y con lujuria. Aún así Anna se dejó llevar por lo que veía, sabía que era su Yoh. Fue así como sintió que era despojada de sus ropas. Las manos de Yoh se pusieron en acción, recordándole a Anna la primera vez que se entregó a él, una noche antes de su partida a Norteamérica. Curiosamente no sentía igual, las manos eran más bruscas más desesperadas, en tanto esa vez eran cuidadosas e incluso tímidas, con temor de romper la delicada figura de la Itako.

Yoh comenzó a besar el cuello de Anna, lamiéndolo como nunca antes.

Lamiendo su cuello así? Yoh solo se limitaba a darle besos en el cuello, porque se comportaba así ahora? Agitó su cabeza tratando de desvanecer esos pensamientos... que rayos le ocurría? Acaso no confiaba en Yoh? No, ella confiaba plenamente en él. El hecho de que ahora estuviera más participativo era... pura casualidad.

Anna comenzó a desabrochar la camisa de Yoh... un momento, Yoh siempre llevaba camisa desabotonada, porque ahora no? Bueno, la gente cambia, cierto? Cierto? Agitó de nuevo su cabeza, porque tenía esos malditos pensamientos!? Pasó sus delgadas manos por sus perfectos pectorales, esperen...

... perfectos pectorales? Desde cuando? El siempre había sido un chico flacucho, de cuerpo normal, sin músculos ni nada por el estilo. El tiempo... si, seguramente con el tiempo los había adquirido... si, era solo eso.

Lo que siguió fue el pantalón del muchacho, que cayó, dejándolo en la absoluta desnudez, mientras que Anna tan solo conservaba sus bragas y sostén.

Con hábiles movimientos, Yoh despojó a Anna de su sostén, pudiendo así admirar los pechos de la sacerdotisa, no grandes, no pequeños... tan solo eran perfectos, otra consecuencia del tiempo. Abrazó más a la sacerdotisa mientras la besaba en los labios desesperadamente y, de la misma manera, comenzaba a acariciar sus pechos. No pasó mucho tiempo antes de que Yoh comenzara a besar los senos de Anna, para después comenzar a lamerlos suavemente.

Volvió su cara a la sacerdotisa, que por alguna extraña razón seguía llorando. Yoh secó sus lágrimas y la volvió a besar e inmediatamente sus manos de deshicieron de las bragas, dejando a la chica en las mismas condiciones que él. Terminó el beso con un ligero roce de lenguas, dándole la oportunidad a Yoh de cargar a Anna y recostarla en el futon que estaba cerca.

El cuerpo de Anna comenzó a sudar, Yoh entraba en ella ferozmente, haciéndola gemir y gritar por las sensaciones que estaba teniendo, impulsando a Yoh a continuar con más fuerza. Desesperadamente, Yoh, seguía penetrándola con rudeza.

Porque? Porque lo hacía de esa manera? Porque no lo hacía como la primera vez?, tan cariñoso, tan suave, tan cuidadoso...

... tan Yoh. Por último Anna arqueó su cuerpo, siendo atacada por una hermosa sensación que la recorría por completo, haciéndola gozar como nunca, pero de una manera en que ella no quería. En tanto Yoh, derramó su liquido dentro de Anna, gimiendo también.

Después de eso, Yoh cayó al lado de Anna y dándole la espalda, dispuesto a dormir sin hablarle a la rubia.

Porque? Porque no le susurraba cosas lindas al oído como en su primera vez? Porque no acariciaba su cabello y le daba besos cortos en su rostro? Porque!? Carajo! Porque no actuaba como su Yoh!?

-Donde estás Yoh?-

Anna finalmente se durmió, abrazando a su acompañante y derramando un par de lágrimas que caían en la espalda desnuda del shaman.

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-Anna... despierta-

La itako seguía dormida, cansada y por alguna extraña razón... decepcionada.

-Anna... despierta, hey- volvió a decir una voz femenina.

-Huh?- finalmente Anna abrió los ojos pesadamente, mientras miraba a su alrededor. Yoh no estaba con ella, pero las ropas aún estaban regadas por la habitación, eso significaba que la noche anterior si había sucedido.

-El desayuno está listo, el señor Hao mandó a Mary para avisarle que bajara-

-Huh?- Anna miró con más concentración, se sentó y luego volteó a ver a Mary.- Que sucede?-

-El desayuno está listo-

-Ah... y donde está Yoh?-

-Anna... tu sabes- respondió Mary apenada.

-Yo se que?-

-Bueno, Yoh, usted sabe que... está muerto-

-Que!? De que hablas!? Él estuvo conmigo!- dijo alterada.

-Claro que no... Hao fue el que estuvo con usted-

-No! Yo... yo estuve con Yoh... él fue quién me hizo el amor!-

Mary la miró extrañada, pero luego abrió enormemente los ojos.

-Mary lo siente!-

-Pero ahora que!? Donde está Yoh!?-

-Anna... tu y Mary saben que... bueno, que el señor Hao puede transformarse en otra persona que ya esté muerta-

Anna abrió los ojos de pronto. Sintió horrible, como si le hubieran dado un puñetazo en el estómago. De sus ojos comenzaron a salir lágrimas y sus manos se encontraban apretando las sábanas que estaban cubriendo su cuerpo desnudo.

-NO! No puede ser! Como pude!? Como pude hacerlo!?- de culpaba Anna una y otra vez, mientras golpeaba el futon con fuerza, desahogando su furia como nunca antes- como pude hacerle esto a Yoh!!!?-

-Anna... no tiene la culpa, usted se dejó llevar por sus sentimientos, y se cegó. Eso fue todo- Mary agachó la mirada.

-NO! Todo fue mi culpa! Soy una maldita ramera!!- dijo y comenzó a jalarse los cabellos. Mary apartó las manos de Anna de su cabeza y la sostuvo con firmeza .

-Escúcheme, Mary sabe que no fue su culpa, es culpa de Hao, además...- Mary la dejó y se levantó dispuesta a caminar fuera del cuarto, cuando hubo estado enfrente de la puerta se giró hacia Anna -... siempre hay una esperanza.- dijo por último y abandonó la habitación, dejando a Anna sola con sus pensamientos.

-Anna? Anna?-

Era una voz conocida, Anna volteó a ver a todos lados, tratando de encontrar al portador de esa voz y al no haber hallado respuesta, se levantó, cubriéndose con las finas sábanas de seda. Caminó por la habitación, inspeccionando, pero ya no volvió a escuchar la voz. Agitó su cabeza e iba a volver a la cama pero de nuevo ocurrió

-Anna? Anna!- esta vez la voz sonaba más insistente y provenía de una ventana que daba para las afueras de la casa. Anna corrió hacia la ventana y la abrió de golpe, mirando hacia abajo, donde yacía colgado de un árbol...

-Horo horo-

Continuará...

N/A: bueno, pues la ayuda ha llegado, aunque ya saben que la historia, en si, no es feliz. En fin, quiero agradecer los reviews que me llegaron y pedir una disculpa por la tardanza, el problema estuvo en que me fui de la casa de mi mamá por una pelea que tuve con ella y pues ahora estoy viviendo con mi papá y su otra esposa e hijos. Al principio me súper deprimí y por eso no tenía nada escrito pero luego me calmé, gracias al apoyo de mis amigas y le seguí con la historia. El capítulo está largo para recompensar el dejarlos esperando y aparte porque andrea-k-16 me lo pidió (happy?) pero está bien, son mejor cuando son largos, espero que dejen muxos reviews y voy a tratar de no tardar tanto en el próximo capítulo, es que ahora me enfermé por mojarme (con la lluvia, mal pensados) y todo por estar esperando el concierto de Benny (no me gusta, pero iba a ir mi ex, entonces...) y luego... cancelaron el concierto. Que cosas, no? Lo cancelaron porque le dio gripa... hummm. Ya ni modo.

Los reviews los contesto en el próximo capítulo porque no los he revisado, pero ya saben que se los agradezco infinitamente. Gueno, cuídense chamakos y prepárense pa' entrar a clases (bueno, no todos, pero si la mayoría).

LQM!!!

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eChEn dEsMaDrE, gAnEn rEpOrTeS y eScUcHeN a... bLaCk eYeD pEaS!!!