Camino al colegio la chica no podía evitar en recordar los recientes eventos que afectaban su vida. Su pelea con Inuyasha y su posterior "reconciliación". Sentía que la piel se erizaba de tan solo pensar en aquello último y todo estuvo bien... tal vez debería haber esperado más... pero al fin y al cabo... las circunstancias la llevaron a ello... ¿y ahora¿Cambiaría en algo su vida?... claro que sí... ya había dejado de ser una niña... y eso ¿fortalecería más su lazo con él? Sólo el tiempo lo diría.

Sentada sobre su pupitre, su mano sólo dibujaba corazoncitos en su cuaderno. A lo lejos, y de vez en cuando, podía escuchar la monótona voz del profesor que hablaba de las reglas gramaticales del inglés. ¿Para qué había ido al colegio, si se suponía que debía estar en la otra época? Tal vez para no tener a Inuyasha tan cerca después de lo que había pasado, no podía evitar sentirse avergonzada... y sentir un poco de miedo...

Pero ahora... caminando de vuelta a su casa y viendo el lento atardecer, el único sentimiento que tenía era volver a verlo. Sonrió cuando su deseo se hizo realidad, al ver al chico en la esquina del colegio, con una gorra en la cabeza para ocultar sus orejas de perro.

.Hola... – Saludó él sonriente.

.Inuyasha...

Ambos se miraron un tanto avergonzados. Él acercó su mano a la suya y ella sorprendida al principio con este gesto de iniciativa, se la tomó y caminaron juntos, en silencio.

.Yo... - Murmuró la chica.

Inuyasha la miró.

.No, te vas a reír... - Dijo ella sonriendo levemente.

.De qué... Anda, cuéntame.

.Es algo... bueno... puede resultar tonto.

.¿mmm¿No me quieres contar? – Reprochó él débilmente.

.Es que... bueno...

.Aome...

.Bueno, lo que sucede, es que... ¿por qué no vamos al mar? Hay un mirador muy bonito, quiero que lo conozcas... iremos sólo un instante, no tomará mucho tiempo.- Ella lo miró ilusionada y él no pudo decir que no.

&&&&&&&&

El mar. No importa cuantos siglos pasaran, el mar seguía siendo el mismo, inmenso, constante, azul... Caminaron hacia un pequeño mirador que se encontraba incrustado sobre la pequeña colina. La brisa era suave y fresca, aún no atardecía, pero pronto lo haría. Aome sonrió satisfecha de encontrase con semejante espectáculo. Se acercó a las barandas y respiró profundamente, mientras el vaivén del viento movía acompasadamente sus oscuros cabellos negros. Inuyasha, tras de ella, la miró agradeciendo a todos los dioses por permitirle estar ante una chica tan adorable como ella. Enamorado. Nunca lo había estado. Nunca había sabido lo que era amar, y ahora, con ella, había conocido la dicha que ello traía.

.¿Y no me vas a contar?- Preguntó él de pronto.

.¿Ah?

.Me ibas a decir algo y aún no me lo cuentas. – Le reprochó débilmente.

Aome apoyó la espalda contra la baranda del mirador y lo miró atentamente. El chico, frente a ella cerró un poco los ojos porque el sol estaba frente a él, aunque no podía evitar sentirse embelesado ante la imagen de ella, con el pelo al viento y con los rayos del atardecer a su alrededor. Era una visión.

.Jajaja, lo que pasa, es que quise hacer realidad una tonta fantasía mía... y ya se ha cumplido.

El chico levantó una ceja interrogativo.

.En las películas... siempre las parejas están en un lugar romántico... así como el mar... por eso quise venir contigo.

.¿Películas¿Qué es eso?

Aome lo miró pero movió la cabeza.

.No te preocupes... no es nada importante.

.¿No quieres hablar?

Ella se acercó a él y recostó su cabeza sobre su pecho.

.No..., hoy no..., sólo quiero que estes conmigo, nada más.

El chico acarició su pelo.

.Aome¿Te encuentras bien?

Ella no respondió enseguida. Hundió su cara más contra el pecho de Inuyasha y sus manos arrugaron las mangas del haori. Luego, levantó la cara y lo miró.

.Es que... todo aquí es tan tranquilo y parece un sueño... tú estas conmigo y no hay nada que temer... mientras que allá...

.Allá es una pesadilla... pero... no podemos evitarlo... debemos cumplir con nuestro deber.

.Lo sé... lo sé... es sólo que... tengo miedo.

.¿Miedo¿Tú¿Miedo?- Preguntó sorprendido.

.Qué sucede, Inuyasha... soy una mujer... claro que tengo miedo.

.Creí que nada te daba miedo- Sonrió él.

.¿Porqué lo dices?- Dijo ella entre enojada y avergonzada.

.Bueno... esteee... lo que pasa es que siempre te veo actuar con más valentía que incluso nosotros mismos y eso a veces me espanta...

.¿Te espanta?

.A ver... cuando estas en problemas siempre te las arreglas para enfrentarte con el enemigo y desafiarlo... no eres como el común de las mujeres.

Ella lo miraba atenta y un tanto sorprendida a sus palabras.

.¿De verdad¿Eso piensas¿Que no soy como las demás? No sé si alegrarme o enojarme... - dijo ella en voz baja.

.Es lo que más me gusta de ti.- Le respondió, mientras acariciaba una mejilla. Se miraron intensamente, tratando de averiguar los sentimientos del otro en sus ojos... Aome sonrió y se levantó de puntitas para alcanzar los labios de su amado. Él enlazó sus manos en la pequeña cintura, acercándola fuertemente contra su pecho, mientras correspondía al beso de ella. Acarició aquellos labios dulces y tiernos, que cada vez se volvían más expertos en besar. Saboreó cada rincón de su boca, mientras una de sus manos acariciaban suavemente su espalda, para luego llegar a su cuello y tomarla fuertemente, como queriendo que aquel beso nunca terminara. Ella dejó escapar algunos suspiros, mientras sus manos se sujetaban fuertemente aún, de las mangas de su haori.

.Quiero estar contigo... otra vez... - Dijo él en un murmullo, entre sus labios. Aome abrió los ojos y se alejó un poco de su boca. El chico la miró creyendo que había cometido una falta. Ella se arregló su pelo y lo miró agradecida.

.Creo que hoy no sería prudente... debemos regresar con los demás.

Inuyasha bajó la vista avergonzado.

.No te estoy rechazando... es sólo... que no podemos... - Dijo ella mientras le tomaba una mano.

Se produjo un largo silencio entre ambos. Aome sintió que había lastimado los sentimientos del hanyou.

.Yo... yo te amo.- Le dijo ella sorpresivamente. El hanyou la miró y sonrió.

.Ya lo sé.- Le dijo mientras tomaba una de sus delgadas manos.

Aome se quedó callada unos segundos. Al decir aquellas palabras "yo te amo", sintió un agudo dolor en el corazón. Algo como un mal presentimiento. Trató de ignorarlas pero el hanyou había notado en un par de segundos el semblante preocupado de su rostro. Ella lo miró y trató de sonreír, pero sabía que aquello no engañaría al chico.

.¿Hay algo que te preocupa?- Preguntó mientras llevaba la mano de ella hasta su pecho, cerca de su corazón. Ella no dijo nada.

.No tienes nada que temer, Aome...

.Sí, lo sé... pero es algo que no puedo evitar...

.Además... te hice una promesa... no dejaré que nada te suceda.

.Lo sé... lo sé... - Ella bajó la vista, pensativa.

.¿No confías en mi?- Dijo él un tanto dolido.

.No es eso! Yo... – Lo que sentía era una sensación inexplicable, no podía transmitirla en palabras... para qué, tal vez estaba exagerando... pero tenía un mal presentimiento... como si una gran nube negra se estuviera acercando a ellos... - No me hagas caso... - dijo al fin, tratando se sonreír- vámonos pronto... deben estar esperándonos.

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Una nueva jornada de búsqueda había comenzado. Nada había sucedido en tres días, sin embargo, una noche, mientras todos se encontraban a orillas del fuego, algo sucedió.

.Y bueno amigo... nunca nos dijiste qué sucedió contigo aquella noche en que no apareciste... ¿qué pasó?- Le preguntó el monje intrigado.

Inuyasha lo había olvidado por completo. Los miró a todos espantado¿cómo iba a decirles que había estado con Kikyo?

.Es cierto, Inuyasha... - Lo miró Aome preocupada.

Inuyasha miró avergonzado hacia el suelo. Decirles o no decirles la verdad. Un dilema bastante grande. Si se los decía todos se enojarían con él puesto que no entenderían el perdón de la Sacerdotisa, ya los conocía bien. Y segundo... Nadie le creería que se había desmayado... No, las cosas resultarían peor... lo mejor era mantenerlos al margen de la aparición de Kikyo. Por el momento.

.¿No nos quieres contar? – Le dijo Shippo.

.Argggg, qué curiosos son ustedes!- Gritó.- Lo que pasó fue que creí ver algo sospechoso aquella vez... lo seguí y cuando me día cuenta... ya era de día y me vine a la aldea.

.¿Algo sospechoso?- Preguntaron todos al mismo tiempo.

.Ssssi- Trató de decir, pero las mentiras no eran su punto fuerte. La cara de todos era de sorpresa. Lo sabía, sospecharían de él como siempre lo hacían, quedaría la duda y todo se volvería a complicar de nuevo. Sin embargo, para su sorpresa...

.Podrías habernos ido a buscar, te hubiéramos ayudado, Inuyasha... - Dijo Aome mirándolo con cara preocupada. El hanyou sintió que iba a morir. Ella le había creído, cuando todos los demás lo miraban con recelo.

.Ehhh... lo siento... - Dijo, tratando de no mirarla directamente a la cara.

En eso estaban, cuando un aroma conocido hizo levantarse al hanyou de golpe, todos se dieron cuenta que alguien se acercaba.

.Argggg... maldito lobo... - Fue lo que alcanzó a escuchar Miroku y en ese mismo momento la expresión del hanyou le recordó la vez del incidente entre él y Aome. El hanyou mostraba una mirada fiera, una actitud de ataque, sus manos se encontraban empuñadas y el brillo de los ojos le advertían que estaba a punto de sufrir una transformación de demonio. Aquello último lo impresionó, porque eso no lo había mostrado la vez anterior.

.¿Qué sucede?- Preguntó Aome, mientras se levantaba rápidamente. Segundos más tarde, un chico se encontraba frente a ella tomándoles sus manos.

.Aome... querida Aome ¿cómo estas?

Inuyasha sintió una ira irresistible. Matar. Esa era la voz que escuchaba en su cerebro, matar, matar...

.Kouga... - Dijo ella avergonzada, mientras retiraba sus manos rápidamente de las de él.

.¿Qué sucede, Aome¿Acaso no estas feliz de verme?- Preguntó él con su tono desvergonzado.

.Maldito lobo, no toques a Aome!- Gritó el hanyou mientras se acercaba a él, el chico lobo atento a lo que su instinto le demandaba, se alejó rápidamente, mientras lo miraba enojado.

.Que te pasa, bestia... porqué estas tan enojado!

.Voy a matarte!- Le dijo nuevamente, mientras corría hacia él desenvainado el "Colmillo de Acero".

.¿Inuyasha?- Dijo incrédula Aome.

.Será mejor que diga el hechizo, Señorita Aome... Inuyasha esta descontrolado.- Gritó el monje.

Mientras Kouga corría esquivando uno tras otro los embates de la temible espada.

.Aome... qué le pasa al perro, esta como loco!- Gritó el chico lobo, sin dejar de ocultar que un poco de miedo lo embargaba.

.Arggggg, no te escaparás!- Le gritó el hanyou, cortando un pedazo de su cola.

.Aome, lo va a matar!- Gritó Sango.

Aome, asustada, no podía creer lo que estaba viendo, nunca había visto al hanyou tan violento... es cierto que no se llevaba bien con Kouga... pero la actitud que estaba tomando hacia él era terriblemente peligrosa. Sin más remedio que calmarlo, pronuncio una sola palabra que podría traerlo a la calma.

.Abajo!

Inuyasha cayó de inmediato al suelo. Todos quedaron impresionados por la improvista fiereza del hanyou. Aome quedó aterrada cuando el chico- bestia se levantó en un segundo y la miró con ira.

.Qué haces Aome, por qué me detienes!

.Inuyasha... qué haces... por qué te comportas así!

El chico se acercó a paso rápido hasta ella y tomándola fuertemente de un brazo gritó.

.Escúchame, maldito lobo sarnoso, no te acerques a Aome, no la mires, no le hables y menos la toques! Ella es mi mujer, mía, mía!

Todos se le quedaron mirando espantados. El pobre chico lobo creyó que se trataba de una broma, pero al verlos a todos tan serios comprendió la verdad. Buscó el rostro de la chica, pero ella trataba de desviar la mirada. Es cierto... si ella no lo negaba... entonces sí era verdad...

.Inuyasha... por favor... suéltame... me lastimas... - Dijo ella débilmente y casi a punto de llorar. Pero el chico no la soltaba, al contrario, ella sintió las filudas garras penetrar la blanca piel de su brazo. Hubo un silencio sepulcral entre todos. El lobo esbozó una semi sonrisa y abandonó el lugar velozmente. Aome intentó nuevamente safarze de las garras del hanyou pero le era imposible.

.Me lastimas, Inuyasha!- Le gritó. Y como si aquello fuera un hechizo, el chico reaccionó y la soltó sorpresivamente. Aome cayó al suelo pesadamente tocándose el brazo. Nadie había notado las heridas provocadas por el hanyou hacia la chica.

.Qué te pasó Inuyasha... – Preguntó intrigado Shippo, mirándolo con cierto temor.

El hanyou no lo escuchó, porque se encontraba en estado de shock. Qué demonios había hecho. Bajó la vista y vio a su amada en el suelo, con cinco marcas de garras en la manga de su blusa. Abrió los ojos enormemente y se agachó a su lado.

.Aome... Aome, lo siento... - Le dijo mientras intentaba ver qué tan profundas eran las heridas, pero la chica lo esquivó rápidamente.

Sango miró a Miroku y el monje movió la cabeza a ambos lados. Lo sabía, algo no andaba bien en Inuyasha.

Continuará...