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__;crime of innocence;__
9- Tus ojos.

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Sus pasos lo condujeron a los terrenos del castillo. El sol pálido del otoño se levantaba por encima de las nieblas frías que se extendían por los jardines el bosque prohibido, hasta donde las copas de los árboles más altos se estiraban para acariciar suavemente las mejillas del cielo metálico.

Suspiró.

En ese momento tendría que estar en la biblioteca con Frank Longbottom, haciendo el trabajo en equipo que les había encomendado la profesora McGonagall, pero en cambio había optado por salir corriendo detrás de Sirius al verlo tomar sus cosas y caminar hacia la puerta principal.

No sabía bien por qué lo había hecho, salvo la necesidad propia de no dejar nunca de sentirle cerca, de respirar su dulce aroma y escuchar su voz.

De sentir su penetrante mirada azul enterrarse en su piel pálida y desear, nuevamente, perderse en aquellos apetitosos labios.

Sus mejillas enrojecieron levemente.

Sabía que no debía pensar en eso, pero no podía evitarlo...

Menos después de lo que había ocurrido durante el desayuno...

Enrojeció más.

Sirius...

Su corazón aumentó ligeramente su ritmo.

Pensar, sentir, recordar.. lo que sintió, lo que sintió que sentía, lo que sintieron mutuamente... No podía estar seguro, pero fue Sirius, tenía que haber sido Sirius... solamente él tenía esa forma de... enrojeció aún más. ¿Cómo saberlo, si nunca antes habían estado tan cerca? Podía imaginarlo, claro; la forma delicada y apasionada en la que subió por su piel, suave y lentamente, acercándose...

Pero.. ¿Y si no había sido Sirius? ¿Y si había sido.. no sé, Lupin tal vez?

Rió agriamente al pensar en eso.

Remus Lupin, ni siquiera ebrio después de haberse bebido 3 barriles enteros de hidromiel haría algo así. Pensar en que hubiese sido Wormtail lo único que le produjo fue nauseas y, finalmente, el corazón se le encogió dentro del pecho al pensar en James, en su padre...

¿Pero por qué su padre hubiese querido hacer algo así? Era su padre; era un chico, James Potter, nunca, subido en el pedestal en el que Harry lo había colocado desde que podía recordar, podría caer tan bajo como él... porque James Potter era perfecto, único, su padre..

James no podría haber sido como él, no; James era normal, James era... James.

No, no, sin réplicas. Ni James, ni Remus..

Tenía que haber sido Sirius, nadie más que Sirius.

Aunque el corazón le reventara al pensar en eso y sus piernas se doblaran bajo su peso; pensar que Sirius pudiese corresponderle, que pudiese dejar de odiarlo... Amarlo..

Quiero que me ames..

Quería que lo amase. Necesitaba que Sirius lo amase tanto como lo amaba él. Que la necesidad comenzara a ser mutua finalmente y poder sentirle cada noche entre sus brazos, sintiendo su suave pelo negro escurrirse entre sus dedos, piel con piel.

Sirius...

Echó a correr.

Necesitaba encontrarlo, necesitaba verlo, necesitaba, sin importar que después lo odiase, decirle lo que había comenzado a sentir incluso antes de poderse dar cuenta..

Incluso cuando Padfoot era Sirius Black, el peligroso convicto escapado de la aterradora prisión de Azkaban y sus entonces opacos ojos azules le habían visto por primera vez, en la pantalla de una televisión.

Porque desde entonces había amado a Sirius Black, y no podía permitirse seguirlo ocultando...

Amaba a Sirius.

Lo deseaba, lo necesitaba.

Tenía que estar con él, ¡Tenía qué!

Pero sus pasos no le condujeron a Sirius, sino a la última persona en la que se había acordado de pensar aquella mañana.

Su madre...

*

Volvió a salir por la puerta principal, por la que no hacía mucho tiempo había entrado. Sus piernas le habían guiado, la desesperación de su huída. El odio, el rencor, la desesperación...

El sabor de la piel y la sangre de Sirius todavía le quemaba los labios; todavía entraba y golpeaba a su paladar fuerte y dolorosamente, como un veneno que lo consumía poco a poco.

Y todavía podía ver los ojos azules de Padfoot, reflejados en los suyos en aquel momento...

¿Por qué lo había hecho?

¿¿Por qué salir corriendo justo en ese momento??

Había estado deseando desde hacía tanto tiempo el poder consumar su amor con él, con Sirius, pero cuando finalmente se les había presentado una oportunidad verdadera, simplemente salía huyendo...

¿Por qué?

Y el por qué volvía a aparecer en su mente, en su cabeza. Sonriendo, viviendo, siendo él, siendo Harry...

Harry, Harry Dursley. Un extraño, un intruso.. Un chico llegado de Bulgaria solamente por un corto periodo; un chico de cabello negro y tiernos ojos verdes; un chico, un simple chico, el chico al que ya, por más que intentara, no lograba sacar de su mente.

Era igual a él, ¿Qué podía atraerle de un reflejo de sí mismo?

Era, tal vez, esa dulce e inocente forma de ser... esa forma de ser Harry...

¿Pero por qué? ¿¿Por qué precisamente Harry?? Ahí teníamos a Moony, digo, siendo tan dulce y reservado como nadie, pero... con Remus las cosas simplemente nunca se habían dado... Es más, él juraba, había algo con Peter de lo que no les había hablado (N/a: ...oh my Sirius x_x|l|..); tal vez sólo mal interpretaciones, tal vez Remus ni siquiera era como ellos, tal vez...

Pero el punto era que no había sido Remus, ni Peter, ni siquiera Oleander Mansell, con sus profundos ojos grises y su sonrisa galante; no, nadie, ninguno de ellos... Primero fue Sirius, con todo lo que llegó a sentir por él; el más desesperado amor que le carcomió el corazón y el cerebro a una velocidad sorprendente.. Siempre Sirius Black, perfecto, ideal...

El chico que lo amaba....

Pero no, ahora tampoco era Sirius.

Harry...

¿Por qué había tenido que venir, por qué llegar justo cuando su vida estaba yendo perfecta?

Porque amaba a Sirius, estaba seguro de eso, pero Harry Dursley ocupaba terreno, abarcaba la parte que correspondía a Sirius a una velocidad más que increíble y lo peor de todo era que él ni siquiera estaba haciendo algo para frenarle..

Y Harry seguía entrando, dolorosamente, rompiendo cada una de las fibras de su corazón, hasta que ya no quedase espacio para más y Sirius finalmente quedase fuera...

Hasta que se olvidara de él....

Pero no quería; no quería olvidarse de Sirius tan fácilmente, no, no todavía, no...

¿Verdad?

Detuvo sus pasos y su respiración al verlo frente a él, con alguien que no era ni Remus ni Peter.. mucho menos él.

¿¿Y qué demonios hacía Harry con Evans??

Había cierto sentimiento envenenado dentro de su pecho, propagándose rápidamente por todo su ser.

*

-¿E..Evans?

Los ojos verdes se volvieron hacia sí y sintió que se ruborizaba.

Era ella; sentada sobre el pasto verde de la orilla del lago con un libro sobre las piernas; ella, su madre, la mujer por la cual existía... La futura esposa de su padre.. Lily...

Y le sonreía, que era todavía mejor.

-Hola, Dursley. ¿Qué haces aquí? Pensé que tendrías que estar en la biblioteca con Longbottom.

Fue entonces, finalmente, que se acordó.

-¡Ah! S-sí, tienes razón, yo...- se inclinó ligeramente y se llevó una mano a la nuca, nervioso. -L..lo siento, se me olvidó...

La chica rió ligeramente y se puso de pie, sacudiendo su larga túnica negra de espigas de pasto y motas de polvo, mientras que cogía su libro con una mano.

-No me pidas disculpas a mí, sino a él.- dijo, con un tono de voz que a Harry le recordó tanto a su mejor amiga. -Después de todo, los que no entregarán el trabajo a tiempo serán ustedes.

Harry se encogió de hombros.

La observó.

El largo cabello rojizo escurría por sus hombros delgados y su figura pequeña envuelta en la túnica negra que parecía que se rompería con el más mínimo movimiento. Se olvidó nuevamente de Frank para prestar ahora toda su atención a aquella niña de 16 años que tarde o temprano estaba destinada a convertirse en su madre...

La más hermosa, sí. Su madre era muy hermosa. Hagrid, Dumbledore, Sirius, todos ellos lo habían dicho tantas veces antes... Y ahora finalmente él podía comprobarlo, teniéndola frente a él, con esa sonrisa a la que tanto amaba incluso desde antes de conocerla...

Sonrió, torpemente, y alejó un mechón de cabello de su rostro.

Lily suspiró.

-Anda, será mejor que volvamos al castillo. Tenemos la próxima clase dentro de 10 minutos.

Asintiendo, Harry la siguió a pasos cortos.

Ni siquiera se percataron de que James Potter se había escondido detrás del árbol más próximo para poder observarles mejor.

-Tú eres amigo de Potter, ¿no?- inquirió Lily, haciendo a Harry bajar de su nube de ensueño, en la que podía ver su primer año de vida, al lado de su padre y su madre, siendo felices...

Asintió nuevamente.

Ver a Lily fruncir prolongadamente el seño no le gustó tanto como verla sonreír.

-A ti no te agrada mucho él, ¿No es cierto?- pidió Harry, tímidamente.

La pelirroja asintió, poniendo un semblante oscuro.

-¿Por qué? Es decir, James es un chico agradable...

-¡¿AGRADABLE?! ¡¿PERO QUÉ TE PASA?! ¡Duermen en la misma habitación, ¿Y aún no terminas de conocerlo?! Inconcebible..- gruñó ella, tensándose de hombros.

Asustado, Harry se alejó ligeramente de ella.

-Lo siento.- se disculpó Lily casi de inmediato, al darse cuenta de que acababa de gritarle a Harry. -Es sólo que... no.. no soporto ser parte de una conversación que involucre a ese.. a ese estúpido.

El estómago de Harry se revolvió.

-¿Po..por qué dices eso...?

-¿Vas a decirme que no te has dado cuenta? ¡Por dios, Dursley! ¡¿Nunca te has fijado la forma en la que se burla de los demás?! ¡Es un maldito prepotente, pedante, insensible, imbécil, cabeza hueca! ¡¡No puedo creer que haya ido a dar a Gryffindor, siendo que la única casa que se lo merecía era Slytherin!

Silencio.

Un nudo se formó en la garganta de Harry; su madre ya no hablaba pero esas palabras seguían retumbando en sus oídos. No podía creer que Lily Evans tuviese a su padre en tan mal concepto.. No debía.... Simplemente no debía.

-Creo que.. estás exagerando...- murmuró, aguantando la respiración.

Su madre lo miró de reojo.

-Y yo creo que tú has pasado demasiado tiempo con Potter.

-No... no digas eso.. yo... bueno...- carraspeó, incómodo. -Sé que mi pa... James a veces se comporta de forma muy infantil, pero.. créeme, en el fondo es una buena persona.... de verdad...

El frío silencio que siguió a sus palabras le caló hasta los huesos.

-Además creo que le gustas.

Y Lily Evans cayó al suelo tras pisar su larga túnica.

Harry se inclinó casi de inmediato para ayudarle, alarmado. -¿Estás bien?

Con el rostro enterrado en el pasto, Lily pataleó.

-¡¿Estás bromeando?!

-Bueno, yo....

Lo siguiente que supieron a eso fue que James Potter pasó junto a ellos, sin voltear a verlos, en desenfrenada carrera hacia el viejo castillo.

*

Entró en su habitación, andando a pasos cortos.

La oscuridad de la tarde nublada se colaba por la única ventana y allá afuera el sonido de los truenos azotaba toda la región. Era esa la causa por la que habían cancelado la clase de Cuidado de Criaturas Mágicas, y por primera vez a Harry le había dado gusto que esto sucediese. No que el profesor Kettleburn le cayese mal ni que no le gustara la clase, sino que por alguna extraña razón el cuerpo le pesaba más que nunca y lo único que en aquel momento podía ocupar su mente era la idea de dejarse caer sobre su cama y cubrirse entre las mantas, para alejar el frío reseco que le hacía tiritar los tobillos.

Pero lamentablemente la habitación no estaba sola.

La figura delgada y alta de alguien más, sentado frente a la ventana, le hizo dar un respingo y quedarse parado, muy quieto, en su lugar en el umbral de la puerta.

La luz pálida que todavía restaba del día iluminaba tenuemente el perfil de aquella persona.

El corazón de Harry fue en aumento y sintió cómo sus piernas se doblaban.

Estaba ahí, a solas en una habitación oscura, con la última persona que hubiese deseado en aquel momento.

Con Sirius Black.

Quiso tomar el pomo de la puerta para darse la media vuelta y bajar a la sala común, pero una ventisca inoportuna entró por la ventana, agitando y revolviendo el pelo negro de Sirius y cerrando la puerta de golpe.

Entonces sus ojos se encontraron.

-Prongs..- murmuró Black, sin moverse de su lugar.

Harry quiso hablar; quiso decirle que se equivocaba, que él era Harry Dursley, el chico al que odiaba y no su mejor amigo, pero las palabras se habían trabado dentro de su garganta y lo único que pudo alcanzar a balbucear fueron trozos de palabras sin sentido.

Sirius no se movió.

Inclinó la cabeza y se llevó una mano a la boca.

-Estaba esperándote..- afirmó, todavía sentado en el piso y viendo fijamente por la ventana (N/a: ¿Una idea? Vean Harry Potter y la Piedra Filosofal para que se acuerden de que asín son las ventanas ^-^). -Sobre... lo de hace rato...- carraspeó, inclinándose hacia el frente. -No sé qué fue lo que te pasó, y necesito que me lo digas... porque si hay algo que te esté molestando, yo...

-Ah...S..Sirius...-murmuró Harry, con voz apagada.

-Solamente dímelo.. Si realmente deseas continuar con esto, porque... no me gusta verte sufrir....

El corazón de Harry se encogió dentro de su pecho. No comprendía; no podía comprender de qué demonios le estaba hablando Sirius, pero por alguna extraña razón le dolía. La voz quebrada y apagada del que sería su padrino; podría jurar que estaba a punto de echarse a llorar, pero.. ¿Qué podría haber pasado?

-Es por Dursley, ¿Verdad?

El corazón le dio un vuelco. ¿Por Dursley? ¿Por él? ¿¿Quería decir que su padre y su padrino habían estado teniendo problemas por su culpa?? ¿Pero por qué...?

-Te juro que esto...- continuó Padfoot, tallándose un labio con el lomo de su mano. -..no me dolió tanto cómo el ver tus ojos.... Por eso necesito que me digas si deseas seguir; si podemos seguir adelante, si todo volverá a ser igual.. James, no deseo seguirme engañando a mí mismo, porque si las cosas van a cambiar entre nosotros, yo...

-Sirius....

-No quiero perderte, James; te lo he dicho millones de veces, y no soporto el ver cómo te alejas, cómo me apartas a trozos de tu vida me está destrozando por dentro....

Sintiendo cómo una lágrima escurría por su mejilla, lentamente hasta tocar su cuello, Harry caminó hasta su padrino y, sin previo aviso lo abrazó por la espalda. Sirius jadeó y se encorvó debajo del peso de Harry, pero no se movió.

Creyendo todavía que era James, lo tomó por una mano y apoyó el rostro sobre ella.

-Necesito que me perdones...- jadeó, al borde de las lágrimas. -Por cualquier cosa, por cualquier estupidez que haya cometido para que te hayas alejado de mí, porque no soporto más estar alejado de ti... perdóname...- dibujando el contorno de sus propios labios con los dedos del otro chico, dejó que la primera lágrima escurriera por su mejilla.

El líquido tibio golpeó la piel de Harry Potter y ambos se estremecieron.

Sin comprender todavía qué sucedía y temblando frenéticamente, Harry se aferró más fuertemente al cuerpo de su futuro tutor, sintiendo, aspirando profundamente su aroma. Nunca antes la oscuridad le había sido tan favorable. Sus dedos siendo conducidos a través de la piel del rostro de Sirius, suavemente, en una actitud ligeramente desesperada. La sangre seca se desprendió de la piel de Sirius, humedecida, y embarró la mano de Harry. Éste estiró sus ojos.

-¿Q..qué te pasó..?- murmuró Harry, acariciando suavemente la herida abierta en el labio.

En aquel momento Sirius se alejó bruscamente de él, dejándose caer hacia atrás y volviéndose hacia su rostro.

Tras un momento de silencio, en que ambos se observaron fijamente, Sirius Black dibujó una mueca de horror en su rostro.

Llevándose una mano a la frente, Sirius lo comprendió todo.

-Du..¡¿Dursley?!

No hubo respuesta. Harry se encogió sobre sí mismo, de rodillas en el suelo, frente a él.

-Pe.. ¡¿PERO QUÉ DEMONIOS HAS..?! ¡Si no eras James por qué no...!- sus mejillas se ruborizaron violentamente; tanto que Harry pudo verlo en la oscuridad, causando su propio sonrojo. Los brillantes ojos azules temblaban y Harry sintió deseos de echarse a llorar por su estupidez. Sabía, desde el principio, que no debía haberlo hecho, pero....

-Di..discúlpame...- gimió, agachando la cabeza.

Aturdido, sonrojado, asustado. Con el corazón yendo a mil y la cabeza palpitándole fuertemente, Sirius se arrodilló también.

-N..no quise...- continuó Harry, dejando que las lágrimas escurrieran por su rostro.

Con un nudo apretado en el pecho, Sirius negó con la cabeza. Sabía que Harry no había tenido la culpa; sabía que la culpa había sido solamente suya por no haberse cerciorado de que realmente hubiese sido James, lo sabía. Lo que no entendía era por qué Harry había actuado así.. Por qué no decirle que era él, por qué abrazarlo.... Su rostro comenzó a arder al pensar en algo que nunca antes se había detenido a hacer.

Dursley...

El desayuno...

¿Por qué no dijo nada? ¿¿Por qué no se movió?? ¿Habría sabido que era él..? Pero, ¿y entonces?

-Du..Dursley....

-¿Qué te pasó en el labio?- pidió Harry, tratando de cambiar de tema.

Sirius giró el rostro, enfadado. No iba a hablar de eso.

-No te importa.- bufó, indignado.

Harry volvió a bajar la mirada.

Tras un minuto en silencio, Sirius volvió a abrir la boca:

-U..un accidente.... no es nada.

Los ojos verdes de Harry fueron hasta los suyos.

-¿Ya fuiste a la enfermería?

-No. Ya se cerrará. Siempre lo hacen...

Harry arqueó una ceja.

-Tendrías que haber ido...

Poniéndose de pie, Sirius caminó hasta su cama y se dejó caer sobre ella, con las piernas colgando hacia abajo.

-Mira, Dursley, si hubiese necesitado que alguien me dijera lo que tengo que hacer, hubiese traído a mi madre a Hogwarts.

Silencio.

Harry sabía que a Sirius no le gustaba hablar de su familia (y él sabía por qué), razón por lo que le pareció extraño ese comentario. Al parecer a Sirius también, ya que volvió a quedarse callado. Poniéndose de pie también, Harry fue a su cama y se sentó en el borde, frente a Sirius.

-A..al menos déjame limpiarte..- balbuceó, con voz baja, tal vez deseando que Padfoot no le escuchara. Pero lo escuchó.

Se incorporó sobre la cama y lo miró, fijamente, como si estuviese loco.

-No necesito tu ayuda, ¿Sabes?

-Por favor..- pidió el otro, tímidamente.

De no haber sido Dursley quien estaba frente a sí, Sirius hubiese sentido lástima... Pero no, era Harry y por lo tanto los sentimientos estaban descartados por completo hacia ese chico. Ni simpatía, ni lástima, mucho menos cariño; no podría sentir nada por el imbécil que se estaba encargando de robarle el amor de su James, y que encima de todo, acababa de echársele encima sin razones aparentes, sin decir nada, cuando claramente estaba tratando de hablar con James.... Estúpido.

Un extraño hueco se abrió en su estómago cuando vio a Harry levantarse y pararse frente a él. Levantó la mirada y la clavó en la de Harry, penetrantemente verde; enmarcada detrás de unas gafas de montura redonda sobre las cuales algunos mechones de su revuelto cabello negro caían graciosamente. Tragó saliva y sintió que se ruborizaba. Desvió la mirada de golpe, asustado.

-Sé que no la necesitas... pero yo quiero....

-Solamente trata de que no me duela..- murmuró. -Soy un poco alérgico a los primeros auxilios....

Y con una sonrisa Harry se apresuró al baño.

Sirius lo vio alejarse, entre un batir de su larga túnica negra, y dejó que algunos mechones de cabello cubrieran sus ojos. No le gustaba; lo que estaba sintiendo por Harry no le agradaba... una especie de vacío en su pecho y un revolvimiento en su estómago; como si miles de mariposas revolotearan dentro de él, como si.... jadeó, aterrado, y agachó la cabeza.

No podría estarle pasando.. no podía.... Y aún así lo había hecho, durante el desayuno, sin tener realmente claras sus intenciones al comenzar con aquel juego....

¿Pero por qué...?

Escuchó pasos suaves salir del baño y el agua gotear sobre el piso. Cuando levantó su mirada, Harry se había sentado nuevamente sobre su cama, con un paño húmedo entre sus manos, y lo miraba, tímidamente.

Suspirando, levantó la cabeza y cerró los ojos.

Sentado frente a él, dejando por división entre ambos el único pequeño espacio que había entre ambas camas, Harry acercó su mano temblorosa hasta el rostro de su padrino. La luz cada vez más opaca del exterior entraba por la ventana, bañándolos tenuemente a ambos. El corazón del chico corría como desesperado y, en el momento en que su mano tocó los labios del animago ambos jadearon.

Las ideas corrieron de prisa; los pensamientos de que alguien pudiese entrar y pensar otra cosa al verles tan cerca, las sensaciones, los latidos... Sirius abrió sus ojos al sentir el roce suave de la tela y los dedos de Harry y ambos pares de ojos se conectaron.

El verde nítido de la mirada de Harry taladró el azul hielo de los ojos de Black.

Harry se estremeció fuertemente al sentir la penetrante mirada de su padrino y, tras un momento de observarse, ambos agacharon el rostro simultáneamente.

En un movimiento involuntario, las manos de Sirius se posaron sobre las piernas de Harry y éste tembló.

-S..Sirius...- murmuró, alejando la tela del rostro del otro.

Con los ojos vacíos, nuevamente viendo dentro de los de Dursley, Sirius comenzó a frotar, a recorrer, a acariciar, subiendo cada vez más, lentamente, como antes lo hubo hecho durante el desayuno.

Reconociendo la intensidad y deseo que había en las caricias, Harry cerró sus ojos, ruborizado y deseando que no parase nunca. Se acercaba. Cada vez más. Igual que antes...

Ambos se escurrieron desde sus camas al piso, de rodillas, sin separarse ni un centímetro. Harry se acercó a él y, recargando el rostro sobre el hombro derecho del animago, dejó que éste continuase con su camino. Cada vez más intensamente. Más cerca... Faltaba tan poco....

-Fuiste tú, ¿Verdad?...- jadeó Harry, abrazando el cuerpo de Sirius y levantando el rostro. El otro no respondió. Ambas respiraciones se encontraron; las manos de Sirius llegaron a su destino... Luego gemidos. Los alientos mezclados, los labios cada vez más cerca. Los dedos de Black buscando camino entre la túnica y el cierre del pantalón de Harry; ambas mentes en blanco... No sabían por qué lo hacían, el calor que desprendían ambos cuerpos comenzaba a inundarlo todo.

Sirius, Sirius....

La pasión, el deseo; la necesitad de poseerle, de poseerse...

Y entonces...

-¡No!

Empujando el cuerpo de Harry hacia atrás, Sirius Black se puso de pie, alarmado; lo que acababa de hacer... No tenía idea de por qué había hecho lo que acababa de hacer... Harry lo miró, asustado, con las mejillas fuertemente ruborizadas.

-Sirius...

-No, no... no debí, yo...

Por un momento se había olvidado de quién era; de quienes eran y de lo que estaban haciendo; se había olvidado del sitio en donde estaban, de James, de Remus, de Peter... Se había olvidado de todo y se había entregado por completo al placer que le producía hacer lo que hacía..

Pero no, no, no debía; porque estaba James, ante todo, y el terrible amor que sentía por él. ¡Por el odio que sentía por Dursley, maldita sea!

Levantándose también, Harry trató de acercarse a él.

-Sirius, yo...

-Aléjate de mí.- gimió, extendiendo una mano al frente. Pero Harry seguía avanzando; sus brazos se enredaron alrededor de su torso y el rostro del más pequeño se enterró en su pecho. El dulce aroma que desprendía aquel cuerpo comenzó a embriagarle.. tenía que salir de ahí, tenía que alejarse ya de él; dejar de sentir la mirada de sus ojos, el aroma de su piel; dejar de sentirlo tan cerca o terminaría besándolo, de eso estaba seguro... -Dursley, vete de aquí...

Pero Dursley lo aferraba más. Sintió unos labios suaves posarse contra su cuello; jadeó.

-Dursley...

-No quiero, Sirius... yo... te necesito, yo...

-¡¡Aléjate de mí!!

Lo siguiente a eso fue el puño de Black estrellándose contra el pómulo derecho de Harry.

El cuerpo pequeño salió despedido hacia atrás, golpeándose contra el suelo con un sonido sordo.

-¡Te dije que no me tocaras, ¿No escuchaste?! ¡¡No quiero nada contigo, ¿No lo entiendes? ¿¿No te das cuenta de lo que realmente siento por ti? Te detesto, Dursley, YO TE ODIO!!

El ver cómo los brillantes ojos verdes se llenaban de lágrimas detrás de las gafas rotas fue algo que no le gustó en lo absoluto. El corazón se le encogió y se sintió como un verdadero imbécil de pronto...

Harry se levantó como pudo y, sin decir nada más, salió corriendo de la habitación para varones de 6o curso. La puerta se cerró detrás de él, y Sirius, solo, parado en medio de la habitación completamente en silencio, se desplomó de rodillas sobre el piso, con el corazón latiendo fuertemente dentro de su pecho.

Todavía podía ver los ojos verdes dentro de sus pensamientos.

Y todavía la repulsión por sí mismo permanecía ahí, sin deseos de marcharse.

Harry...

¿Qué demonios acababa de hacer?...no podía entenderlo...

*

Todavía aturdido, confundido y agotado, James Potter se dejó caer sobre el primer sillón que se le atravesó en la abarrotada sala común. Afuera ya había anochecido y no tardaría mucho en llegar la hora de la cena, aunque sinceramente, de lo último que tenía ganas en aquel momento era de comer.

Luego de haber apretado tanto el estómago y de haber sentido cómo los celos recorrían cada tramo de su cuerpo mientras presenciaba la conversación Harry/Evans hacía algunas horas y de haberse dado cuenta de que Sirius había desaparecido del resto de las clases (él sabía bien por qué), no había estado sintiéndose con ánimos para nada. Ni siquiera para citar al equipo de quidditch al habitual entrenamiento de fin de semana por la tarde. Además la clase de Cuidado de Criaturas Mágicas, la última del día, había sido cancelada debido a las posibilidades de lluvia (la profesora Trelawney se encargó de salir corriendo a los terrenos, vestida en un vestido de lentejuelas de un chillante color amarillo, gritando y removiendo sus brazos largos y flacos llenos de anillos y pulseras con dirección al cielo, aullando que la lluvia venía y que venía con ganas), razón por la cual no había podido ver a Harry, y ahora tanto él como Remus y Peter se le habían perdido también.

Sin saber muy bién qué hacer y viendo a algunos chicos de primer curso entrar por el retrato de la señora gorda, hablando de lo bien que se lo pasarían en la fiesta de Halloween que se acercaba, James se levantó y caminó hacia las escaleras que llevaban a las habitaciones.

No había pensado en a quién invitaría ese año al baile de día de brujas...

Abriendo la puerta de su habitación entró y la cerró detrás de él. Caminaba a su cama, al lado de la de Harry, cuando una respiración proveniente de la cama de Sirius llamó su atención. Entornó sus ojos, tratando de acostumbrarse a la oscuridad, cuando un oportuno rayo iluminó la habitación, mostrando por algunos segundos el cuerpo delgado de Sirius, estirado sobre la cama, viendo hacia arriba.

Se quedó parado un momento, sin saber qué hacer.

La gravedad le atrajo hacia la cama de su mejor amigo y, dispuesto a disculparse por lo sucedido después de la tercera clase, se desparramó sobre el cuerpo de Padfoot, quien jadeó al sentir el peso del otro sobre el suyo.

-Sirius...- murmuró, acurrucando el rostro en el cuello del animago.

El otro no respondió.

Suspiró profundamente y su cuerpo se tensó.

James se quedó callado, escuchando los latidos del corazón del otro golpear contra su pecho y su cuello y sintiendo el calor que desprendía el cuerpo de su amante.

Estiró una mano y acarició suavemente el cabello negro de Sirius.

-Sirius...- repitió, en voz baja. -Lo siento... no sé por qué lo hice, yo... creo que..- giró el rostro. -..tuve miedo....

-¿Miedo de qué...?- inquirió la voz de Black, quedamente, cerca de su oído.

El cuerpo entero de Prongs se estremeció al sentir el aliento cálido de Padfoot golpearle la piel.

-No lo sé... sólo.. miedo...

Las gotas de lluvia golpeaban el cristal de la ventana y abajo podían escucharse el sonido de voces infantiles y otras no tanto recorriendo los pasillos. Irían a cenar.

-¿Y Moony y Wormtail?

-No los he visto...- admitió Prongs, sintiendo cómo las manos de su amigo acariciaban cariñosamente su espalda.

-Hace algún tiempo que se han distanciado de nosotros.. ¿Crees que...?

-Yo no sé y no quiero imaginármelo.- cortó James, con un bufido.

Sirius rió entre dientes.

-Tienes razón; pobre Moony, creo que pecamos al emparejarlo con Pettigrew...

-Yo no lo he hecho.- rió James, estirándose. -Lo has dicho tú.

-Ya, pues.- sonrió Black, girando sus ojos azules hacia la ventana.

Permanecieron un momento en silencio, solamente escuchando sus respiraciones, hasta que James subió el rostro y besó suavemente los labios de su compañero. Ambos cerraron los ojos. Pero esta vez no se tocaron; las manos permanecieron en los costados, apoyándose, sin buscar nada mas que comprensión y calor mutuo. Sirius necesitaba sentir que James todavía lo amaba y que la presencia de Harry no iba a cambiar nada entre ellos, y James, al contrario, necesitaba creer, necesitaba convencerse a sí mismo de que realmente seguía sintiendo por Sirius lo que sintió meses atrás, cuando aquel chico no estaba...

Sin embargo habían estado tanto tiempo lejos...

En un batir de tela y piel, Sirius arrancó la túnica del cuerpo de James y la arrojó al suelo, seguida muy de cerca por su propia túnica, sacada por las manos de Prongs.

Volvieron a entregarse a un duelo de lenguas y manos; de caricias desesperadas, de mentes en blanco. Tratando de acercarse, de llegar nuevamente al límite como tenían tiempo sin poder hacer... querían, necesitaban sentirse, de nuevo, una vez más...

Arrastrando el pantalón de James fuera de sus piernas, Sirius se detuvo. Sus dedos al borde de entrar por los boxers del chico, quien jadeaba fuertemente.

-¿Quieres...?

-Sí, sí quiero, Sirius...

-¿Pero y si...?

-Silencio..- calló Prongs, volviendo a besarlo. -No pienses en nada...

Y Sirius no pensó en nada...

*

-¡Dursley!

Harry se detuvo, sin volver la mirada. Su cuerpo todavía temblaba, debajo de las gruesas gotas de lluvia, y podía sentir cómo las lágrimas se mezclaban con el agua fría.

Escuchó pasos apresurados acercarse, pisando charcos y salpicando agua sucia. La túnica batiéndose por encima del pasto y el fango.

Una mano se posó sobre su hombro y entonces unos brillantes ojos dorados lo miraron, preocupados.

-¿¿Qué estás haciendo aquí, Dursley??- jadeó Remus Lupin, tras haber corrido algunos metros detrás de él.

Frotándose los ojos con la manga mojada, Harry trató de sonreír.

-Bueno, yo.. salí a dar una vuelta...

Arqueando una ceja, Lupin lo miró.

-¿Una vuelta? ¿¿A las 8 en medio de una tormenta??- murmuró, con cara de no te creo nada.

Harry simplemente se encogió de hombros y agachó la mirada. Su cabello negro aplastado debajo del agua de lluvia y sus gafas mal acomodadas, empañadas por su aliento y el agua.

-¿Sucede algo?- pidió Lupin, empujándolo hacia el frente, tratando de que volviese a caminar.

Obedeciendo, Harry negó con la cabeza.

-N..no, todo está bien, no te preocupes....

Pero Lupin se preocupaba. Ese era su más importante trabajo dentro del pequeño grupo de Marauders al que, pese a las múltiples quejas y malas caras de Padfoot, Harry Potter acababa de ser añadido sin su previa autorización.

La idea había sido de James; a Lupin le agradó y Peter nunca podía objetar a lo que su más grande adoración opinase. Fue mayoría. Sirius no pudo hacer nada.

-No te creo.- suspiró Remus, sinceramente. -Pero si no quieres decirme está bien.

Harry lo miró de reojo. La mirada triste de Remus clavada en el camino borroso por la lluvia, siguiendo solamente las luces difuminadas del viejo castillo de Hogwarts, que se levantaban a la distancia.

-¿Y tú?- pidió Harry. -¿¿Qué hacías aquí??

-Oh.- Lupin sacudió la cabeza. - Bueno... fui a visitar a Hagrid y comenzó a llover... es todo.

-Ah.

Silencio.

Estaban cerca del lago; los tentáculos del calamar gigante se agitaban por encima del agua, debajo de la lluvia, en medio de la oscuridad. No se veía nada absolutamente en metros a la redonda. Y Harry seguía temblando.

Lupin se detuvo de pronto, abrazándose a sí mismo y gimiendo adoloridamente. Harry se detuvo también, asustado.

-¿¿Lupin??

Remus gimió todavía más, al mismo tiempo que se dejaba caer de rodillas.

Alarmado, Harry se apresuró hacia él.

-¿¿Lupin, qué te pasa??

Pero Remus no respondió.

Y tras un largo momento de gritos y movimientos bruscos, se dejó caer sobre Harry, agotado.

Abrazando el cuerpo delgado de su futuro profesor de Defensa contra las Artes Oscuras, Harry Potter jadeó.

-Lupin...

-No..no es nada....- balbuceó Remus, con voz débil. -Solamente... dolor.. ya pasó...

¿Dolor? ¿¿Y dolor por qué..??

Dentro de 2 días hay luna llena...

Con un movimiento brusco, Harry se levantó, atrayendo a Remus consigo, y caminó a pasos largos hacia el castillo. Casi arrastrándose detrás de él, apoyado sobre sus hombros, el joven licántropo lo siguió. Todavía le dolía mucho el cuerpo.

*

Se dejó caer sobre un sofá, frente al fuego de la chimenea en la sala común. Harry Potter se sentó a su lado, viéndolo con ojos preocupados. La sala se encontraba vacía; todos deberían estar cenando. El agua goteaba de ambas túnicas y, con los ojos cerrados y el rostro levantado, Remus Lupin jadeaba, adolorido.

-¿Estás seguro de que no quieres ir a la enfermería..?- murmuró Harry, levantándose.

-No, está bien.- sonrió Lupin, sin abrir sus ojos. -Nos delataríamos ambos de haber salido en medio de la lluvia.

Harry se encogió de hombros y se paró frente al licántropo.

Inclinándose ligeramente, tomó al chico por los hombros y arrastró su túnica.

Moony abrió los ojos, sorprendido.

-¿Q..qué..?- balbuceó, ruborizándose ligeramente.

-Debes quitarte la túnica.- dijo Harry, tranquilamente. -Si te la dejas puesta te resfriarás.

Mirándolo todavía, confundido, Lupin asintió.

-Ah.. Sí, sí.. ya voy.- se impulsó hacia el frente, dejando que Harry deslizara la túnica por sus hombros y espalda. La camisa blanca se pegaba a su cuerpo y la corbata escurría por su pecho, como una larga lengua de sangre.

Todavía con las mejillas ruborizadas, vio a Harry sacarse su propia túnica, desabotonarse los primeros botones de la camisa y aflojar su corbata. Hizo lo mismo. Luego se quedaron callados.

-¿En dónde está James?- pidió de pronto Harry, mirando a Lupin.

Éste se encogió de hombros.

-Cenando, con Sirius y Peter, seguramente.

Harry agachó la mirada al escuchar el nombre de su padrino. Todavía podía escuchar sus palabras vivamente dentro de su cabeza y el corazón seguía encogiéndosele al recordar.

La mirada dorada de Remus permaneció fija en él durante algunos segundos, antes de atreverse a volver a hablar..

-¿Te gusta?

El rostro de Harry enrojeció violentamente; miró al licántropo frente a sí con ojos alarmados y abrió la boca.

-¿J..James?

-No, Sirius.

Su corazón se detuvo por un instante.

Agachó la cabeza para evitar la mirada del otro y no respondió.

Abrazando sus rodillas, Remus Lupin sonrió, tristemente.

-A mí también me gusta alguien, ¿Sabes?

Los ojos verdes de Harry temblaron.

-..pero no lo sabe... no se lo he dicho porque temo que me rechace y... el tiempo sigue pasando.- suspiró. -Pero no voy a decírselo... no quiero arrastrarlo conmigo en mi maldición....- y con esto se puso de pie. -Voy a darme un baño.- dijo, cambiando de tema súbitamente. -¿Vienes?

Sin ninguna palabra y con el corazón yendo fuerte, Harry se levantó y caminó detrás del marauder. Era algo tan inusual... Remus estiró su mano y giró el pomo de la puerta de su habitación.

La luz dorada de las velas se escurrió dentro del cuarto, iluminando las camas vacías, hasta toparse con algo que les heló la sangre en las venas a ambos.

-Por dios...

Por un largo momento, Harry no supo si gritar o echarse a llorar.

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Notas de Ed: ¬¬.. Juro por Sirius Black que yo no pensaba colocar esto... es decir, a los pobres ya los han interrumpido tantas veces y... bueno, ahí te dejé la escena donde querías, Myrtle ¬¬u.. y por cierto todos.. ¡Disculpen la demora! Es sólo que.. ._. ...no sé, no me había inspirado para escribir, y apenas el viernes abrí un documento nuevo y dije hínguesu!, y aquí lo tienen, 2 días después de eso ^^U.... ahora entiendo a qué se refiere mi novio cuando dice que es sencillo escribir fics cuando escuchas canciones de Ranma 1/2 @_@U.. ya pa pa, ya pa pa *-* (8).. y ahora los lindos, añorados y adorables reviews de la gente bella que lee éste fic T^T..

Farina Celogore: -le echa más agua fría y sale vapor del cuerpo de Farina- ..diox...
ddz008: Es que en realidad iba a ser fuerte, pero al final me dieron ñáñaras y mejor no le puse nada de eso x) igual ahí tenemos las escenitas que se monta Myr ¬_¬uU..
Renialt Shirou: Jeje ^^U.. un galleon si me adivinas quién le gusta a Lupin ^^
Isis Luciano: Discúlpame, pues xD en realidad ella ya no me cae tan mal, aunque de hecho ya no la he visto desde que salimos de la secundaria @_@... soy de un lejano pueblecito llamado Cd. Valles, en la mágica tierra de SLP en un remoto e incivilizado planeta conocido como Estados Unidos Mexicanos *-*U..
Werden: o.o.. wait me.. -revisa sus conversaciones de messenger- ... emm.. mensaje de Myrtle :3
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Hakkai [Yare yare de su ne...] dice:
ah si u_ù
Hakkai [Yare yare de su ne...] dice:
cuando contestes el r*r de Werden, dile de mi parte ke como puede ser tan chikita y tan picoxa xDDDD
Loony Lovegood [ RIP ] Cómo puede alguien ser tan imbéxil? xDUu dice:
o.ou........
Hakkai [Yare yare de su ne...] dice:
esk eia keria limonada xOxUU
Loony Lovegood [ RIP ] Cómo puede alguien ser tan imbéxil? xDUu dice:
o-o?
Hakkai [Yare yare de su ne...] dice:
¬o¬ tu solo le pones eso y ia
Loony Lovegood [ RIP ] Cómo puede alguien ser tan imbéxil? xDUu dice:
ok owoU
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Lian-Dana: Buajaja, tomaré eso en cuenta xD juro que no es así T_T.. y aquí tienes escenas con Lily y con Remus para variar @_@uU..
kathy stgqvk: ¿Ya ves que sí? >3.. Sí.. tu teoría es cierta OoO.. y en premio dos escenas más con tu lobito :3 Pero no le pases el chisme a nadie ¬¬u...
Dunkel Tot: ..todo mundo ha visto Gravitation menos yo u_u ke injusto i_i...

Esta vez fueron menos reviews T_T... pero bueno i_i.. gracias a todas y no se olviden de dejar uno nuevo! ^__^..

Ed