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__;Crime of Innocence;__

10-  Quiero estar contigo

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Los ojos verdes se llenaron de lágrimas, y no serían retenidas por mucho tiempo. Su propio corazón  daba latidos muy fuertes, encogiéndose después bruscamente, con las piernas perdiendo su fuerza y movilidad…

Y aquel líquido salado comenzó a salir dejando ver lo que el chico sentía en ese momento, la mayor parte de su vida estaba cimentada en esos dos seres, los admiraba y respetaba sobre todas las cosas y ahora acababa de descubrir que aquella imagen perfecta que tenía de ambos… podría ser…

Pero solo sabía que…

Que él solo era el que llego allí por un  accidente, a pesar de la fortaleza que aparenta; es solo un niño ingenuo que se le ocurrió enamorarse de la persona menos indicada, aunque no sabía que era lo que mas le dolía; que no lo amara, o que esa persona amara a su padre.

***

Tiro otra piedra al lago, y esta provoco un sonido seco al chocar con el agua. Harry tan solo seguía sentado, alado. Por su mente podrían pasar demasiadas cosas, algunas innecesarias e incomprensibles. Pero aunque cualquiera trataría de afectarlo, el dolor en su corazón no podría comparase a ninguno otro.

No podría huir ante esto, no sería así de simple, ni nada bueno de mostrar o ver o… hasta sentir.

Cuando se detendrían sus propias lágrimas, no podría seguir con este duro sentimiento de dolor que en la mayoría, hacia estremecer su corazón, obligándolo a que diera latidos desesperados.

Pero como no pudo verlo antes, ver antes como Sirius trataba de hablarle con los ojos, advertirle tal vez; tratando de decirle los que sus propios ojos verdes no podían captar, por tan solo estar admirando su belleza o por las veces que trataba de contener su propia boca para gritarle lo cuanto que le amaba, deseaba y de haberlo dicho cuantas noches había suspirado entre sueños su propio nombre en un aire que siempre era frío y que pasaba dolorosamente por la garganta.

Lo amaba y lo extrañaba demasiado, nadie pudo comprenderlo, ni por más que le decía a alguien lo mucho que necesitaba a Sirius.

En ese momento que podría estar sintiendo?

Solo sabía que Sirius y James sentían la piel del uno al otro bajo la suya cuando ellos quisieran. Todo lo que parecía ser tan solo un sueño para Harry, James podría sentirlo.

Otra piedra volvió caer al lago.

El cielo seguía mostrándose nublado, avisando que aun seguiría lloviendo mas tarde, pero eso ya no le importaba en ese momento. Si se mojaba, no importaba. Si se enfermaba, tampoco importaba. Con más razón confundiría sus propias lágrimas con la lluvia.

Frunció el ceño, y tomando más pequeñas rocas, empuño fuertemente su mano y las tiro todas al mismo tiempo hacia el agua.

- Puedo sentarme? – pregunto una voz, detrás de él. Sabiendo perfectamente de quien provenía, Harry tan solo se encogió de hombros y trato de secarse el rostro.

James se sienta junto a él – Se puede explicar.

- No hace falte que me expliques. – murmuró Harry, levantándose.

James subió la mirada, viendo un poco dudoso. – Pero… es que yo quiero que…

Silencio.

- Necesito explicarte

- Pero yo no quiero escucharlo. – dijo, dando media vuelta y alejándose.

Los ojos marrones de James se ablandaron, sintiendo que las palabras se le atoraban en su propia garganta.

***

Sirius subió la mirada para encontrarse con los ojos miel de su compañero, quien lo veía con serenidad, sin haber articulado palabra sabia como debería de ser.

El fuego que seguía en la chimenea ya daría sus últimos esfuerzos de estar encendida, pero aun así era suficiente para iluminar a los dos chicos que se encontraban sentados en los sillones.

- Mira… - dijo Sirius, al ver que Remus desviaba la mirada hacia la chimenea. – Se que esto… bueno. Lo importante es que…!!

- No hay necesidad en que gastes tus palabras, Sirius. – murmuro Remus, sonriendo. Y ahí estaba de nuevo, usando una de aquellas sonrisas que siempre le servía como escudo para ocultar lo que realmente sentía.

- Qué?! Pero, si… si…

Lupin se levantó del sillón. – Pero, Padfoot, no hay necesidad de explicar algo que… – trago disimuladamente saliva. –…ya sabía.

Los ojos de Sirius se ensancharon, sintiendo un golpe en su pecho. Se levantó bruscamente y se colocó delante de su amigo. – Que…!? Es que esto no… no puede…!!

- Basta, Sirius! No hay necesidad de que empieces con explicaciones de algo que se puede ver como lógico! – Remus se llevo ambas manos al rostro, negando con la cabeza. – Lo siento.

Sirius lo miro sorprendido.

- Qué… qué es lo que sientes? – pregunto Moony, sin apartar sus manos.

El otro ni siquiera tuvo que pensar para responder. – Lo amo.

- Y…

- Es lo mas seguro que puedo decir.

Hubo un silencio corto, que después fue roto cuando Remus suspiro y separo las manos de su rostro, el cual se veía cada vez más pálido de lo normal.

Lupin sintió un golpe en su corazón, pero sería difícil decir cual sería las razones; tal vez es porque la luna llena sería pronto o porque no vería otras oportunidades.

***

James iba en dirección hacia la biblioteca, decepcionado ante la forma en que Harry le había hablado. Si tan solo el hubiera notado el vuelco que le habría provocado con tan solo unas simples palabras.

Es tan difícil...?

Pensó mientras que entraba, y algunos lo empezaban a saludar, él tan solo hacia un movimiento con la cabeza.

Ahora tendría que terminar el trabajo de McGonagall, con su pareja, pero por ahora solo buscaría el libro para buscar información.

Los pequeños susurros de los demás estudiantes en la biblioteca, iban oyéndose menos cuando se dirigía a los estantes mas alejados. Pasó sus dedos por los libros, mientras leía los títulos en su mente y viéndolos detenidamente con sus ojos marrones.

Tal vez parecía que estaba concentrado en buscar un buen libro, pero en realidad, su propia mente estaba en otro lado.

Quería que Harry lo oyera, se estaba encariñando demasiado con él como para que después este se aleje. No se imaginaba lo que el chico estaría pensando de él; que no merecería estar o su lado, porque puede que ese hecho podría repugnarlo.

Totalmente sumergido en un mar de pensamientos culpables por estar sintiendo eso por el chico, no escuchó los pasos lentos que se dirigían hacia donde él estaba.

James tomo el último libro que creyó ver importante y comenzó a hojearlo, ni siquiera estaba conciente de lo que leía.

Se detuvo en seco al sentir unos brazos rodeando su cintura y un aliento caliente chocar contra su cuello.

- No sabes siquiera buscar un libro sin que tus amigos estén para guiarte?

Reconocería esa voz en cualquier parte, y en tan solo sentir chocarla contra su piel, provocaba que un escalofrío recorriera su espalda.

- Aléjate Mansell. – murmuró James, sin moverse.

- Mansell, Mansell, Mansell. – se escucho un bufido. – Cuando podré oírte decir mi nombre? – dijo el de ojos grises, aspirando suavemente el cabello del otro y memorizando la exquisita esencia de su colonia.

Viendo que no hubo un movimiento para alejarlo, pasó lentamente una mano por debajo de su camisa.

Acariciando profundamente.

Dando pequeños mordiscos en el cuello de James, mientras que sus manos avanzaban cada vez, buscando otra oportunidad de obtener algo después de ser negado por tantas veces.

James soltó un gemido, y el libro que sostenía resbalo de sus manos, cayendo pesadamente al suelo. Aprovechando la oportunidad de tenerlas libres, cerro sus ojos y tomo las manos de Mansell entre las suyas, para seguir recorriendo su propio cuerpo junto con ellas.

Le empezaba a gustar.

Le empezaba a gustar que él lo tocase.

Volvió a gemir, al momento que los labios húmedos seguían posados en su cuello, sacando lentamente su lengua.

A Mansell también le gustaba, pero ahora en esos gemidos continuos deseaba que en uno dijera su nombre.

En uno audible; largo y motivante.

Seguiría con su juego, presionando ahora fuertemente sus manos al seguir tocando ferozmente su piel.

Perfecto cuerpo, perfecta familia, perfecta vida y por desgracia un iluso como su pareja.

Se acercó a su oído derecho, y comenzó a murmurarle cosas de las que James siempre había oído de él miles de veces.

Pero no todas…

- …Yo podría darte mejores cosas que él.

Algunos libros cayeron ruidosamente al suelo, cuando James empujo bruscamente a Mansell lejos de él, haciendo que chocara con el estante que estaba detrás de ellos y terminara deslizándose hasta llegar al suelo.

- NO! No entiendes? No quiero tener nada contigo! Ya me estoy hartando de ti!! – dijo fríamente James, sacudiendo su túnica y dando media vuelta.

- ES POR ESE IDIOTA…!! SINO…! sino fuera por Black… tú… tú…

James se volteo de nuevo, frunciendo el ceño mientras que el otro se levantaba de golpe.

– QUÉ DEMONIOS LE VEZ A BLACK!?- grito Mansell, tomándolo bruscamente de la muñeca y apretándolo fuertemente sin intenciones de soltarlo. - QUÉ TIENE ÉL QUE YO NO TENGA?!

- HARRY LO TIENE TODO!!

Los ojos grises se ensancharon al igual que los marrones.

- Qui…quién?

Libró lentamente su mano.

Las mejillas de James tomaron un color carmín al darse cuenta del nombre que sus labios habían pronunciado.

Harry.

Lo tenía todo…

Él lo tenía todo.

Mas de lo que se imaginaba.

Mas de lo que anhelaba.

James negó con la cabeza y recordó algo; Sirius.

Se volteo de nuevo, y se alejó.

Camino por las mesas, y algunos de los estudiantes que habían estado leyendo en silencio lo voltearon a ver con curiosidad. James decidió ignorarlos.

- No me importa…

James se detuvo en seco, y giro su cabeza hacia atrás, para observar al chico.

- ¡¡No me importa lo que les tenga que hacer a Black y a Dursley, pero  serás mío!!

El corazón de James se detuvo por un momento, mientras que los murmullos del resto de los estudiantes en la biblioteca pasaban por las mesas.

***

Sirius sumergió su pluma de nuevo en el frasco de tinta.

Suspiro, y comenzó a pasar su pluma por el pergamino. Sería una larga noche.

Por la flojera, no había comenzado el trabajo que el Profesor Flitwick les había encargado para mañana hace una semana. Sirius pensó que sería fácil, y lo terminaría rápido.

Lo terminaría rápido si no estuviera con la mente distraída, haciendo que se detuviera en cada momento que escribía para levantarse y pasar por la sala común inconscientemente. Se volvía a sentar y suspiraba, pensando en que escribir o en que seguir pensando.

Redactar en un metro de pergamino los avances de la materia de Encantamientos; lo que nos ha podido proporcionar en tus propias palabras. 

Pensó que Moony le diría otras cosas.

"Ya lo sabía… a simple vista se ve. Las miradas, las caricias, los abrazos –suspiró- en todo."

"Moony…"

"Yo…  lo sabía… es todo."

Ya era muy noche. Remus se fue a la enfermería. James aun no llegaba, y Sirius se encontraba solo en la sala común.

Escucho que el retrato se abrió, y sacudiendo su cabeza, comenzó a escribir cosas incoherentes en su trabajo. Unos pasos se acercaban a él, así que decidió voltear. – James?

Harry se detuvo. – No, soy Harry.

Sirius no dijo nada y se volvió hacia su trabajo.

- Esto…

Harry sintió sus mejillas arder al tener la mirada de Sirius sobre él, con esa expresión aburrida pero que aun así conservaba su elegancia. – Se que… bueno…

- Eh… puedo sentarme? – pregunto finalmente y Padfoot se encogió de hombros y siguió escribiendo.

A Sirius no le podría importar que Harry supiese el tipo de relación que tenía con James. Así Dursley sabría que James era suyo.

No permitiría que se lo quitaran.

Seguiría sintiendo sus labios y caricias.

- Se que… - Harry tragó saliva. – No quieres que este contigo. Pero… - miro que Sirius seguía escribiendo. – Yo si quiero estar contigo.

La pluma se detuvo.

Sirius seguía viendo su pergamino, mientras que unos mechones empezaban a resbalar lentamente por su frente.

- Y no importa… las veces en que digas que me odias, en que me aleje de ti. Aunque tú no quieres yo si quiero estar a tu lado.

Despacio, Sirius despego la pluma del pergamino y la dejo a un lado, sin siquiera voltearlo a ver.

- Puedes gritarme en este momento! Decirme que me odias!! – los ojos de Harry se humedecieron. - Pero yo seguiré aquí!

Padfoot volteo bruscamente, frunciendo ligeramente el ceño. – Por qué…? Por qué no te vas y le dices todas esas cosas a James!?! Por qué tengo que ser yo quien te tenga que oír!?Acaso no te gusta estar mejor a su lado y hacerlo reír?! Hacerle olvidar que yo también existo y solo hacerle ver que eres la mejor persona del mundo!? – su voz empezó a quebrarse a medida que seguía hablando. – Tal vez te parecerás a James, pero…!!

- PERO YO NO SOY JAMES!

Sirius se calló de golpe y lo miro sorprendido.

- Y nunca lo seré!... Yo solo quiero… quiero...!

- Qué es lo que quieres? – pregunto Sirius, interrumpiéndolo con una voz grave, y la mirada ensombrecida. – Acaso quieres galeones!? Qué me acueste contigo o hacerte la maldita tarea?! Qué?!

- Solo…! No! Yo solo quiero estar con…

Harry empuño sus manos y trago saliva, y vio como Sirius se mordía sus labios.

Ya los había sentido, pero jamás se había detenido a observarlos de esa manera.

Su boca era de algo que jamás se cansaría de explorar, en cualquier probada se buscarían muchas cosas nuevas. En especial con esos deliciosos labios carnosos que son capaces de llevarte hacía otros lugares que pasan por tu mente.

Tan delicados…

Pero al mismo tiempo tan expresivos y llenos de pasión.

- Solo quiero…

Sirius subió la mirada. – …

- Quiero… - movió sus manos bajo su túnica, mientras que seguía pensando en aquella sensación que si no lograría sentirla de nuevo…

Sirius lo noto, vio ese pequeño brillo de deseo y desesperación en sus ojos verdes. El mismo brillo que James le daba cuando sabía que necesitaba algo especial.

Sonrió débilmente.

 - Quieres que te besé?

Con la mirada perdida, Harry asintió lentamente mientras que Sirius se levantaba y se acercaba hacia él. – Yo… si…

Colocó lentamente una mano sobre su mejilla sonrojada. Se inclino para acercarse a su rostro y sentir que ambas respiraciones chocaban juntas, y rozo sus labios.

- Pídemelo… - dijo Sirius casi en susurro.

- … Besame…

Fue así como Sirius cortó la distancia que había entre ambos labios para unirlos, haciendo que esa sensación en Harry apareciera de nuevo.

Sus labios eran tibios, y se movían de una necesidad intensa.  Jamás se cansaría en explorar los labios de Sirius, ya que siempre había algo nuevo que ver en ellos.

Y siguió besándolo; saboreando y mordiendo suavemente, aunque Sirius no le perteneciera, pero tampoco sabría si realmente él tendría a quien pertenecerle.

***

James entro silenciosamente al dormitorio, el cual ya estaba totalmente oscuro. Seguramente los otros ya estarían dormidos. Comenzó a quitarse la túnica y se dirigió a su cama. Su mano derecha iba a correr las cortinas cuando se prendió la luz del dormitorio. Se sobresalto un poco y volteo hacia atrás.

- Sirius…

El aludido se encontraba cruzado de brazos, con el ceño ligeramente fruncido. – te tardaste mucho…

James suspiro y se sentó en la orilla de su cama.

- …O no querías venir esta noche.

Prongs lo miro en forma dudosa. -  De qué estas hablando?

- A dónde fuiste?

- Ya te lo había dicho antes, fui a la biblioteca. A parte no encontraba el libro que necesitaba.

- Cerraron hace una hora.

- … Después fui a caminar a los jardines.

- Para?

- Pensar…

- En?

- Cosas.

Sirius se sentó a su lado. – No mientas. Dime la verdad.

James frunció ligeramente el ceño y giro su cabeza hacia él. - Te estoy diciendo la verdad!

- Mientes. Algo te incomoda, estoy seguro… qué es?

Los ojos marrones se encontraron con los azules, pero rápidamente busco otro camino. – No es nada.

- Qué te pasa?

- Ya te dije que fui a la biblioteca. – silencio. – Después decidí ir a los jardines.

- Bien, te creo que fuiste a la biblioteca y después te dirigiste a los jardines.

- Si fue lo único que hice.

- No, porque también dijiste que no encontraste el libro y que solo pensabas.

James lo miro enojado y se levantó. – No te estoy esforzando a que me creas.

- Y yo no te estoy esforzando a que me hagas caso. – mascullo Sirius, quien también se levanto y se dirigió a su cama.

- Basta. No quiero empezar con otra pelea… ya se están volviendo muy cotinuas. – dijo James, terminando en susurro.

- Quiero que me digas la verdad, es todo. Así podremos irnos a dormir, es lo único que te estoy pidiendo.

James miro al suelo. – No tengo ganas de hablar en este momento.

- De acuerdo… bien… - Sirius abrió bruscamente sus cortinas y entro en su cama sin decir más.

Prongs se quedo por un momento parado. Al poco rato abrió sus propias cortinas e iba a entrar cuando se dio cuenta que Harry estaba profundamente dormido boca-arriba en la cama de alado, sin haber cerrado sus cortinas y con sus cobijas cubriéndolo del abdomen para abajo.

Sin pensarlo dos veces, James se acercó a él, tratando de no hacer ruido, mientras que se preguntaba cual sería ese extraño sentimiento que le causaba Harry.

Se inclino un poco y removió los mechones de su frente.

No quería alejarse de él, y ante eso, solo quería poder hablar con él. Nada más.

Pasó una mano por su mejilla, y noto sus labios entre abiertos e inconscientemente se inclino más hacía él y cerró sus ojos.

Su corazón latió fuertemente, al estar al pendiente de lo que iba a hacer y no sabía que era esta sensación tan especial…

Sería, tal vez cariño… admiración o…

-…Sirius…

James abrió de golpe sus ojos, con una punzada en su pecho y miro a Harry dando media vuelta para darle la espalda después de haber murmurado entre sueños.

Se separo por completo de su cama, con su corazón latiendo dolorosamente y con una gran presión de celos.

Como había sido capaz de haber murmurado su nombre…

Estaría soñando con él o…

Quitándose por completo su túnica, se arrodillo y miro sus manos, pensando en que nada de esto estaba resultando como el lo quería o soñaba.