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__;crime of innocence;__
11- Tu corazón. Mi corazón.
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Sirius parpadeó, mientras apretaba las mantas entre sus puños tan fuertemente que sus uñas se le enterraron en la piel. Sentía cómo la sangre envenenada recorría sus venas ferozmente, mientras observaba a James sacudir la cabeza y ponerse de pie.
Sus ojos azules observaron cada uno de sus movimientos luego de haberse quitado la túnica.
Podía ver cómo la camisa blanca se resbalaba por la espalda y los brazos de piel suave y era arrojada al cesto de la ropa sucia, junto con la de los demás.
Esperaba que James continuase. Esperaba poder tranquilizar el violento latido de su corazón observando el perfecto cuerpo de su mejor amigo. Esperaba que el goteo de sangre entre sus palmas cesara. Esperaba, esperaba...
-¿Por qué..?- gimió, en voz apenas audible, mientras cerraba por completo la pequeña ranura entre su cortina y se escondía debajo de las mantas. Escuchó cómo el cuerpo de James golpeaba el colchón de la cama vecina y después oscuridad. Oscuridad absoluta hasta donde podría imaginar.
Y de nuevo la imagen de James inclinándose hacia Dursley, con intenciones de.....
No quería pensar en eso.
Se revolvió debajo de las sábanas y se puso boca abajo sobre la cama, aferrando la sobrecama con sus puños y dejando que una lágrima tibia recorriese solitariamente su mejilla izquierda.
Los fuertes latidos de su corazón continuaban golpeando su pecho, su garganta y su cabeza, cortando el silencio salvajemente.
Y le dolía tanto...
Cerró los ojos, inconscientemente, y un par de brillantes pupilas verdes aparecieron en su mente, observándole fija y seductoramente.
-¡Maldita sea!- jadeó, sin dejar escapar realmente el sonido por su boca.
No podría volver a sacarse nunca el dulce sabor de aquellos labios suaves...
*
-¡Remus!
El licántropo se detuvo y volvió la cabeza. Había venido caminando a pasos cortos desde el aula de Aritmomancia hacia la sala común por un viejo pasillo solitario, mientras sentía cómo un desagradable dolor recorría punzantemente su cuerpo, como si millones de agujas se enterraran al mismo tiempo en su piel, abriendo, desgarrando.
Tal como aquella vez...
Pero sonrió, débilmente, porque a Remus Lupin no le gustaba mostrarse débil ante nadie. Sobre todo ante sus amigos, que contaban con su fortaleza para seguir adelante con sus vidas.. Sobre todo el pequeño frente a sí, quien se acercaba corriendo a trompicones, tratando de no tropezar con su larga túnica negra.
Una vez frente a él, Peter Pettigrew golpeó su libro de Adivinaciones contra una de sus piernas, respirando entrecortadamente.
Tenía por lo menos 5 minutos de venir corriendo detrás de Moony sin atreverse a llamarle antes.
Lupin le sonreía cariñosamente, como solamente él sabía sonreír, y Peter, levantando la mirada y sin erguir completamente su cuerpo, enrojeció ligeramente.
-¿Qué sucede?- pidió Remus, parpadeando. -¿En dónde están Padfoot y Prongs? ¿Y Dursley?
El animago se encogió de hombros.
-No sé.. Sirius no ha ido a clase y James desapareció apenas se hubo terminado. Sobre Dursley... bueno, me dijo que quería estar solo...
Moony arqueó una ceja.
-O sea que todos ellos están solos..
Peter asintió, incorporándose correctamente y sacudiendo su túnica con una mano.
-Seguramente andarán por ahí, buscando chicas a quienes invitar al baile de día de brujas.- supuso Lupin, sonriendo, y Peter enrojeció violentamente.
Pensar en chicas y en James era algo que no quería hacer últimamente...
-¿Y entonces?
-Nada, solamente deseaba caminar contigo.- admitió Peter, encogiéndose de hombros y con las mejillas todavía ruborizadas.
Enrojeciendo ligeramente él también, Remus esperó a que el animago se situase a su lado.
-¿Adónde ibas?
-A la sala común. Me siento un poco cansado y creo que me tomaré el resto de la tarde. Estoy seguro de que a los profesores no les molestará.
Peter lo miró de reojo.
-Deberías ir a ver a la señora Pomfrey.
-Oh, no, no es para tanto. Generalmente los malestares más fuertes llegan hasta la noche.- se encogió de hombros él también. -Cuando ya no estoy aquí.
Suspirando, el pequeño Wormtail asintió.
-Me gustaría no tener que volver a verte sufrir..
Los ojos dorados lo enfocaron y una sonrisa débil se dibujó en los labios del licántropo. Después caminaron uno al lado del otro por algunos minutos más, sin decir nada, simplemente disfrutando de su presencia y sabiendo que se tendrían para apoyarse siempre el uno al otro. Y serían menos débiles mientras se tuviesen mutuamente...
Tras un largo momento más en silencio, Remus carraspeó.
-¿Sabes? Hace dos noches sucedió algo extraño con Dursley..
Colagusano tropezó torpemente, dando un saltito y mirándolo con un gesto de temor en su rostro. Tampoco le gustaba mucho que digamos hablar de Harry.
-¿Q-qué pasó? ¿¿Te hizo algo??- preguntó casi de inmediato, tensándose de hombros.
Lupin negó con la cabeza, apretando los libros entre su mano derecha y mirando levemente el techo del corredor vacío.
-No, pero podría darse cuenta de algo..- luego agachó la cabeza y Peter supo de qué hablaba.
Al sentir que Peter se detenía, Remus se detuvo también. Se volvió ligeramente, pero antes de poder preguntar qué sucedía, Peter cortó la pequeña distancia entre ambos y, en un batir de túnicas, abrazó al licántropo por el torso, escondiendo su rostro regordete entre su pecho.
Moony jadeó, sorprendido. Podía sentir el cuerpo del joven marauder pegado contra el suyo, aferrándolo fuertemente por ninguna razón en especial que, sin embargo, Lupin comprendió perfectamente. Sintiendo cómo su corazón entumecido se encendía ligeramente ante la primera muestra de afecto del día, acarició suavemente la cabeza de Wormtail con su mano libre y murmuró, con voz baja:
-Gracias, Peter..
-¿Po..por qué..?- balbuceó éste, sin atreverse a levantar la mirada (Peter no era muy dado a las muestras de afecto; ni siquiera para James, a quien idolatraba por encima de casi cualquier cosa).
-Por estar aquí...
Y después, sin darse cuenta, ambos enrojecieron levemente al mismo tiempo. Realmente el cariño que ambos compartían era una respuesta a la desesperada petición de amor que ambos gritaban desde el fondo de su corazón aún no sabían desde hacía cuánto tiempo.
Peter tembló ligeramente.
-Yo siempre estaré aquí...
Luego silencio.
-Y por cierto... ¿Ya.. le pediste a alguien de ir al baile?
Remus no pudo responder a eso.
*
Encontraron a Sirius Black sentado en la solitaria sala común, distrayendo su mente con la única cosa que llamaba su atención en la vida además de James Potter: crucigramas. Movía el lápiz por encima de las páginas del Profeta con aire aburrido.
Peter incluso llegó a pensar que se trataba de Snape usando poción multijugos cuando, después de que encontrase una nueva respuesta, no exclamara un: "¡Ah, que inteligente soy!" como era su costumbre.
Caminando a pasos lentos y enfermos, Lupin se desplomó en el sillón cercano a él y lo miró. Sirius no levantó la mirada. De hecho fingió no haberse percatado de que habían llegado, continuando con su entretenido juego de palabras.
Wormtail se sentó junto a Moony y miró tímidamente a Padfoot. Éste seguía sin hacer nada salvo trazar líneas mal dibujadas en el periódico.
-Sirius..-comenzó Remus.
Los ojos azules del animago se levantaron y se clavaron discriminatoriamente en el más pequeño quien, al captar la indirecta, se puso de pie de un brinco y miró a Remus.
-Yo.. tengo que ir a la clase de Pociones... te veré después.
Asintiendo, Moony lo miró andar a pasos torpes hacia el retrato de la dama gorda y desaparecer por el agujero en la pared.
-Entonces...
Silencio.
-Sirius, ¿Te sucede algo..?
Padfoot bajó nuevamente la mirada hacia su crucigrama y lo vio fijamente.
-¿Nombre real del escritor de El Espejo de Dos Mundos?
-¿Ezra Butler Yeats?
-Cierto.
Remus arqueó una ceja.
-¿Última palabra del diccionario muggle en alemán?
-..Sirius...
-No, ese es mi nombre, yo necesito la..
-¡Sirius!
El animago se calló de golpe.
-¿Realmente no quieres decirme qué pasa?
Nuevamente silencio.
-No.. no sucede nada...- balbuceó el otro, encogiéndose sobre el sillón en donde se había acurrucado.
-¿No pasa nada y no has ido a ninguna clase hoy?
-..Sólo me... me duele la cabeza... Además tú no entraste a Pociones.- se defendió Black, infantilmente.
-¡Esta noche hay luna llena y siento como si mi piel se fuese a abrir! ¡¿Cómo puedes compararte conmigo, Black?!
Sirius escondió la mirada debajo de algunos mechones de su pelo negro.
Jadeando, Remus se acomodó en el sofá.
-Discúlpame...
-No, está bien. Tienes razón.. no puedo compararme contigo... a mí no me duele nada...
Los ojos dorados de Lupin temblaron ligeramente.
-¿Ha.. ha sucedido algo con James..?
Sirius negó con la cabeza, sin levantar la mirada.
-No.. nada... yo..- suspiró. -Solamente no deseo verlo por hoy... creo que necesitábamos un respiro...
Lupin no respondió. Desvió la mirada hacia el fuego que crepitaba en la chimenea y dejó que un mechón de cabello castaño cayera sobre sus ojos.
-Tal vez...
Luego guardaron silencio por algunos minutos. Realmente no sabían qué decir. El tema podía llegar a ser tan doloroso para uno como para el otro. Pero Remus, en un pequeño arrebato de esperanza, levantó la mirada hasta su amigo.
-¿Invitarás a James al baile?
El cuerpo del animago se encogió todavía más debajo de la túnica. Moony supo que no debió de haber preguntado eso 5 segundos después de haberlo hecho.
-No sé...- admitió Sirius, y Lupin ensanchó sus ojos. -Tal vez... o tal vez no..
El corazón del licántropo comenzó a ir de prisa y, finalmente, luego de tanto tiempo sin sentir nada dentro de su pecho, la ilusión de poder llegar a hacer algo al respecto le inundó por completo, haciéndole incluso olvidarse del dolor.
Poniéndose de pie de golpe, miró a Sirius y Sirius lo miró a él, confundido.
Las mejillas del licántropo habían enrojecido ligeramente y Padfoot alcanzó a notarlo, sintiendo cómo su corazón daba un vuelco.
-¿Po.. podría...- tartamudeó Lupin, enrojeciendo más a cada letra. -Yo.. podría....?
Y, para sorpresa de éste, Sirius sonrió levemente, agachando el rostro para que Moony no pudiese ver sus ojos aguados por el sentimiento.
-Por supuesto que sí, Moony... jamás podría negarte nada a ti...
Y con una sonrisa ilusionada y sin saber qué más hacer, Remus se tiró sobre el cuerpo de Black y lo abrazó lo más fuerte que pudo. Padfoot lo abrazó también por reflejo, sintiendo como si su corazón fuese a reventarse. Tampoco quería engañar a Moony dándole falsas esperanzas y verle sufrir más tarde.. Remus ya sufría bastante, no quería ser él un motivo más de su desgracia.
*
Saltando escaleras arriba con una agilidad pocas veces vista en él, Peter Pettigrew se dirigía a la biblioteca.
Las clases habían terminado hacía sólo media hora, pero antes de poder hacer algo con James o Dursley, ambos habían desaparecido sin decir nada a nadie.
Amos Diggory dijo que había visto a Lily Evans con Harry hacía sólo 3 segundos y que se dirigían a los jardines. Pero eso a Peter no le interesaba, porque Amos Diggory también había mencionado haber escuchado algo a James Potter sobre ir a la biblioteca...
Llegó a la cima, jadeando por aire, y miró hacia el frente. Las puertas de caoba de la biblioteca cerradas frente a sí lo recibieron. Caminó hasta ellas, a pasos cortos, y empujó una de las puertas suavemente, la cual se abrió con un débil chirrido.
Adentro, las mesas se encontraban abarrotadas de alumnos que hacían sus tareas a temprana hora, pasando páginas tostadas de viejos y gruesos libros, caminando por los pasillos en busca de material y, uno que otro, lanzándose miradas coquetas que trataban de ser discretas.
Madame Pince le dirigió una mirada hostil, y Peter se encogió de hombros.
Caminó a pasos cortos hacia adentro, sin recibir nada más que una o dos miradas curiosas que lo enfocaban al pasar. Era extraño que James Potter y Sirius Black no estuviesen con él..
Peter los ignoró.
Sus ojos acuosos no podían ver nada salvo un pasillo lejano, escondido detrás de varios estantes llenos de libros.
Una vez habiendo llegado hasta el último librero, dio vuelta en la esquina y miró hacia el frente, hacia la mesa más lejana de todas, en donde solamente las parejas solían sentarse a trabajar.
Ahora comprendía por qué era el sitio preferido de Padfoot y Prongs...
Pero esta vez Padfoot no estaba ahí.
El cabello revuelto de un chico de gafas que apoyaba la mejilla sobre un libro abierto fue lo primero que pudo ver. Llevaba la túnica mal acomodada y respiraba profundamente.
Sintiendo una fuerte punzada en el pecho, Wormtail apresuró el paso hasta él, arrastrando la túnica larga sobre el piso y escuchando a su corazón latir cada vez más de prisa. Cada vez más cerca de James...
Estando a 5 centímetros de llegar hasta él, la tela negra de su túnica se atravesó en su camino, pisándola al dar el siguiente paso, enredándose con ella y, consecuentemente, cayendo al piso estrepitosamente.
Cuando su rostro golpeó el suelo de mármol y escuchó cómo su quijada crujía, un par de lagrimitas torpes se escaparon de sus ojos y se acumularon en su rostro de mejillas ruborizadas.
Sabía que ahora James lo miraba; podía sentirlo...
James lo miraba y él acababa de cometer una estupidez más frente a él... igual que siempre.
Incorporándose lentamente, se acomodó de rodillas sobre el piso, buscando los libros que se habían esparcido por el suelo luego de semejante golpe y respirando fuertemente.
Sentía ganas de llorar...
Estiró el brazo para recoger el lejano libro de pociones, y entonces su mano rozó una más.
Retirándola casi de golpe, levantó la mirada, para encontrarse con los brillantes ojos marrones de James, acuclillado frente a él, que lo observaba con una sonrisa melancólica en sus labios.
-¿Estás bien?- pidió Prongs, entregando el libro a su dueño, quien se había puesto de pie rápida y torpemente.
Peter asintió un par de veces, viendo a James ponerse también de pie y caminar de regreso a su lugar en la mesa.
Fue extraño verlo llevarse una mano al rostro y frotarse los ojos.
A menos que....
-James...- murmuró Wormtail, caminando hacia él y sentándose en la silla frente al chico de gafas. -Sé..- agachó la mirada. -Sé que no soy nadie.. y... no tengo por qué meterme en estas cosas, pero.... Sirius...
-¿Él te mandó?- interrumpió James, con una voz repentinamente ahogada.
Negando nuevamente, Peter levantó sus ojos acuosos hasta encontrar los de James.
-No, yo... él...- sacudió la cabeza. -No hemos hablado desde... bueno...
-Ah.- el animago se recargó sobre la mesa y suspiró suavemente.
Peter parpadeó melancólicamente.
-James... yo... Quería pregunt..preguntarte...- carraspeando, incómodo, desvió la mirada. Sus mejillas ardían en rubor y su corazón golpeaba fuertemente dentro de su pecho.
Jamás creyó que hacer esto fuese a costarle tanto trabajo.
Practicar con tu sombra no es muy buena idea después de todo...
-..si tú... has... pensado en...
De repente, interrumpiendo cualquier cosa que hubiese estado tratando de decirle, James se puso de pie de golpe, empujando la silla ruidosamente y mirando fija y nerviosamente hacia el frente.
Confundido, Peter giró su cuello rechoncho y volvió la mirada.
Al final del pasillo, Harry Dursley y Lily Evans se encontraban parados, mirándolos. Llevaban una pila de libros y pergaminos cada quien y las mochilas colgando de los hombros.
Los cuatro ojos verdes clavados fijamente en ellos.
Lily se dio la media vuelta inmediatamente y gruñó algo ininteligible, antes de tirar suavemente de la manga de la túnica de Harry.
Pero éste no se movió.
Su mirada fija en la de James.
Nada más en el pasillo, en toda la biblioteca entera, salvo ellos dos...
-Harry...- gimió Lily, sintiéndose cada vez más incómoda.
Y despertándose de una especie de sueño, Harry se sacudió y despegó su mirada de la de su padre, agachando la cabeza y girándose. Ambos desaparecieron por la esquina entre un batir de tela negra.
Peter bufó.
-¿Qué les pasa a esos dos?
James no respondió.
Todavía de pie, observaba con detenimiento el sitio en donde Harry había estado, sintiendo el fuerte golpeteo de su corazón dentro de su cuerpo, bombeando.
Aquella mirada.
Aquellos ojos...
Se sentó tan de golpe como se había levantado y agachó el rostro ruborizado.
Peter lo miró fijamente.
-¿Qué te sucede a ti?...
El animago permaneció en silencio por un momento más.
Sabía que aquella mirada le había pertenecido. Sabía que Harry lo había mirado a él. Sabía que el tiempo se había detenido mientras ambos se observaban y que si se contuvo de atravesar el pasillo hasta él y besarlo con toda la pasión prisionera dentro de sí, había sido solamente porque, pese a que todo desaparecía cuando Harry estaba cerca, había algo dentro de su cabeza que le gritaba que no estaba bien.
Que lo perdería..
A Sirius y a él...
Y no quería.
Sin embargo, el veneno que recorría sus venas palpitando y escociendo le golpeaba fuertemente cada arteria.
¿Qué hacía Evans con él?
¿Por qué Evans?
¿¿Por qué Harry, su Harry estaba pasando más tiempo con esa estúpida que con él??
Gimió, olvidándose por completo del joven Gryffindor frente a él, y ocultó el rostro entre sus brazos.
Los ojos acuosos de Peter lo enfocaron fijamente durante algunos minutos más, antes de levantarse y alejarse de él a pasos cortos por el piso encerado de la vieja biblioteca.
Esta vez no valdría la pena...
No todavía.
Y apretando fuertemente los libros contra su pecho, un par de lágrimas tibias escurrieron por sus mejillas.
-Eres un cobarde, Peter Pettigrew...
*
Dejó los libros en su baúl y, así, sin quitarse ni una sola pieza del uniforme desordenado, se dejó caer pesadamente sobre su cama, aturdido.
Había pasado algo (no sabía bien qué) en la biblioteca hacía algunos minutos.
Algo que había absorbido todo su ser dentro de la profunda mirada oscura de James Potter..
De su padre.
Algo que no le había sucedido antes...
Algo que, pese a disfrutar de la compañía de Lily Evans, le hizo salir corriendo de la biblioteca con destino a la torre de Gryffindor y encerrarse en su habitación.
Y que ahora le hacía respirar profundamente, los ojos verdes bien clavados en el dosel de su cama, mientras trataba de descubrir qué demonios había sido...
Se giró sobre el colchón y se acomodó boca abajo, con un crujir de la montura de sus gafas bajo el peso de su rostro.
Tenía sueño.
Estaba hambriento.
Confundido...
Y de pronto, el peso suave del cuerpo tibio de alguien más sobre el suyo.
Alguien que olía a galletas y menta, cuyo cabello negro cayó levemente sobre su frente pálida.
Su corazón saltó fuertemente al reconocer la textura de aquella piel.
-Sirius...
Éste no respondió.
Posó sus labios fríos sobre la mejilla tibia del chico y los arrastró suavemente sobre la piel de su rostro, mientras con una mano sacaba las gafas del rostro infantil.
Harry gimió levemente, feliz.
Sintiendo el calor y el cariño de su futuro padrino, como hubiese deseado antes, deseó que aquel momento no terminara nunca.
Se revolvió debajo del cuerpo del animago y, sin perder el tiempo, enredó sus brazos alrededor del cuello de Black, quien lo apretó por la cintura y encontró sus labios con los de él.
Ya no necesitaba pedirlo...
Realmente deseaba besar a Harry.
Deseaba tocarlo. Sentirlo. Simplemente lo deseaba...
-Sirius..- jadeó Harry, al sentir cómo Padfoot le forzaba a abrir la boca y dejaba que su lengua tibia se escurriese dentro de sus labios. -Sirius...- sus manos apretaron más el cuerpo del animago contra sí. Su lengua se enredó con la de Sirius y, en un arrebato de pasión, sus manos comenzaron a recorrer tramo a tramo sus cuerpos, explorando. Tanteando...
Lo deseaba tanto...
De repente se detuvo.
Incorporándose sobre uno de sus brazos, Padfoot se alejó de él y se sentó de rodillas sobre la cama desordenada de Harry, quien lo miró desde abajo con sus brillantes ojos verdes.
-¿Has decidido con quién irás al baile..?
Silencio.
Lo único capaz de romper la quietud que siguió a esas palabras fue el corazón de Harry latiendo fuertemente dentro de sí. Su rostro enrojeció violentamente, tratando de no hacer falsas interpretaciones; se incorporó lentamente y cabeceó en negativa.
-N..no, yo... realmente... no pensaba... ir.. porque...
-¿Quieres ir conmigo?- cortó Sirius, tajantemente.
Los ojos verdes de Harry temblaron.
¿Había escuchado bien? ¿¿Ir al baile con él??
Con el rostro completamente enrojecido, inclinó la mirada hasta encontrar sus puños apretados sobre sus rodillas mientras escuchaba a su corazón latir.
Sirius...
¿Qué debía decir? ¿¿Qué debía de responderle??
Había deseado más que a nada aquella invitación. Nunca esperó recibirla. Y ahora que estaba frente a él, esperando por una respuesta, no sabía qué responder.. porque su corazón le gritaba que debía hacerlo. Que debía saltar a sus brazos y besarlo, y decirle que iría con él al baile. Que iría con él hasta el fin del mundo... y por otro lado hablaba la razón. Lo que sucedería después. Lo que dirían, lo que pensarían, lo que SU MADRE pensaría de él. ¿Y James? ¿¿Qué con James?? Era Sirius. La pareja de su padre, aunque le doliese tanto. La persona a quien amaba...
¿Cómo? ¿Qué debía decir?
-Aunque..- comenzó Sirius, al notar que no había reacción de su parte tras un largo minuto en silencio. -..tal vez preferirías ir con James...
Harry levantó el rostro de golpe, sintiendo como si no pudiese ruborizarse más.
-¿Con James? ¿¿Por qué querría yo..??
-Vamos, Dursley.- gruñó Black, desviando la mirada. -¿Vas a decirme que no deseas a James? ¿¿Vas a decirme que TODO éste maldito tiempo no has estado tratando de arrebatármelo??
El chico frente a él jadeó, aterrado.
¿Querer algo con James? De entre todas las personas, ¿ÉL?
-¡¡NO!!- exclamó, más fuerte de lo necesario. -¡James no me...! ¡¡¿POR QUÉ DEMONIOS CREES QUE YO...?!!
Los ojos azules dentro de él le taladraron hasta el fondo y gimió, volviendo a apartar su mirada de la de Padfoot.
-Quiero...- jadeó, encogiéndose sobre sí mismo. -..quiero ir contigo... porque es a ti a quien quiero...
Sirius no escuchó esto último.
Inclinándose sobre la figura pequeña y pálida, lo cubrió en un abrazo fuerte y volvió a derribarlo sobre la cama, mientras besaba suavemente su cuello.
-¿De verdad..?- murmuró, arrastrando suavemente su lengua por la piel salada del muchacho, quien gimió suavemente. -¿De verdad me deseas, Harry..?
Podía escuchar los jadeos y latidos del corazón de Harry, mientras que éste asentía vehementemente y se aferraba a él por el torso.
Sonrió interiormente.
Le gustaba sentirlo tan cerca.
Tan sumiso...
Y se parecían tanto en todo, menos en esto...
No era como James...
*
James se estiró sobre el viejo sofá destrozado.
La luz de la luna llena entraba plenamente por algunos orificios de las ventanas segadas, bañándolo todo de un misterioso color plateado.
Escuchó jadeos. Gemidos. Un grito de dolor y de pronto, entre bramidos y potentes gemidos que destrozaban aquella garganta, el cuerpo frágil de Remus Lupin comenzó a crecer. A mutar.
El espeso pelo oscuro cubriendo rápidamente su piel tosca, mientras que su nariz se estiraba entre un crujir de huesos y músculos, hasta obtener la forma brusca de un hocico enorme.
Y tras algunos segundos más de aquel aterrador y doloroso espectáculo, el cuerpo del hombre lobo golpeó pesadamente el suelo polvoriento de la vieja Casa de los Gritos.
Sus ojos dorados yendo de un lado al otro; sus patas estiradas y las garras enterradas en la madera; sus orejas erguidas por encima de su cabeza y los enormes colmillos dentro de su boca todavía abierta por el dolor goteando restos de saliva sobre el piso desgastado.
Y arrodillándose, estirando los brazos hacia atrás e impulsando su pecho, un potente aullido.
El perro negro saltó hacia él, sacudiendo la cola.
Los ojos del licántropo lo observaron por un instante, en silencio.
Las miradas se encontraron una con la otra durante un largo momento, desafiándose.
Parecía que esta vez, Remus no cedería...
Y entonces, el sonido seco de unos cascos golpeando el piso de la descuidada casa.
James se había puesto de pie, pasando de simple espectador a actor, y caminó hasta ellos sobre sus largas y delgadas piernas, empujando la cabeza hacia el frente y sacudiendo sus astas de forma elegante.
El hombre lobo giró el rostro hacia él.
Silencio.
La tensión flotó alrededor de las 3 bestias dentro de la reducida habitación durante algunos segundos. Minutos. Horas. El tiempo se estiraba tanto...
Un gruñido.
Inclinando la cabeza dócilmente, el licántropo se rindió a la penetrante mirada castaña de Prongs, quien, al reconocer su triunfo, se acercó a él y lengüeteó cariñosamente la sien peluda de su amigo.
Remus gimió ligeramente, mezcla de dolor, sobresalto y felicidad, y echando la cabeza para atrás, se impulsó sobre sus piernas y dio dos pasos al frente.
Sirius los miró, con sus ojos azules fruncidos en una mueca poco amigable.
Escucharon el chillido débil de una vocecita mamífera y alcanzaron a ver el cuerpo pequeño de Peter Pettigrew escurriéndose hacia las escaleras que llevaban fuera de la casa destruida.
Remus echó a andar con pasos largos y pesados detrás de él, seguido de cerca por un ciervo y un perro negros, hasta desaparecer por el túnel oscuro.
La noche era joven todavía.
Y los 4 marauders se merecían una buena sesión de juegos tras una larga semana de estudios, tareas y preocupaciones.
Olvidarse al menos por una noche del dolor...
*
Sus ojos oscuros observaron la silueta tosca y grande de aquel a quien llamaba su segundo mejor amigo perfilarse contra la luz de la brillante luna llena.
La dolorida mirada dorada observar el contraste plateado de su peor enemiga.
Permanecía distante, a algunos 5 metros de él, echado sobre una cama de hojas secas en el medio del Bosque Prohibido.
Sirius había ido a cazar algo y Peter dormitaba muy cerca de él, envuelto en una larga hoja tostada.
Y Remus seguía allí. Sentado sobre la roca alta al borde del profundo abismo que bajaba a un valle pequeño en donde un estrecho lago de aguas frías brillaba bajo el reflejo de la luna.
Sin saber qué más hacer, y harto de observar aquellos ojos ambarinos temblar tras cada aullido, se puso en cuatro patas y anduvo silenciosamente hacia él.
Moony se giró bruscamente al escuchar pasos tras de sí, pero su cuerpo se tranquilizó cuando percibió el suave aroma del ciervo a su espalda. Bajó de un salto de su sitial y se echó al pie de la roca oscura.
Los ojos marrones, rodeados por bordes blancos sobre el brillante pelo negro, lo observaron el silencio y, tras un bufido, Prongs se echó a su lado.
Podía ver claramente las heridas abiertas en la superficie del hocico, del cuello y de los hombros del licántropo hechas tras un arrebato de violencia minutos atrás, cuando se encontraron de frente con un par de lobos jóvenes que se lanzaron contra ellos.
Lupin no necesitó ni la mitad de su fuerza, pero los animales habían dejado cicatrices a lo largo del cuerpo del hombre lobo, del perro y del ciervo.
Inclinando el rostro sobre el de Remus, la lengua tibia de James acarició la herida debajo de la oreja izquierda de éste, limpiando la sangre amarga de su piel. Y Remus gimió nuevamente, en medio de un sentimiento de confort que Prongs no hubiese podido imaginar, y es que, pese a que cuando se convertía en un lobo sus pensamientos se distorsionaban, muy dentro de sí mismo había algo que obligaba a su corazón a latir fuertemente mientras respiraba profunda y vehementemente el aroma único de Prongs tan cerca de su cuerpo.
Abrió levemente la boca y su lengua rozó suavemente la de James, quien abrió de golpe sus brillantes ojos oscuros y encontró a los de Remus, frente a sí, observándolo con detenimiento.
Se quedaron así por un largo momento, sin moverse, y sin saber que al final del camino bruscamente trazado por patas animales, al pie de los árboles altos y recios del viejo bosque, los ojos azules de Sirius Black los observaban fijamente, con una mezcla de dolor y odio filtrados en su mirada.
Le dolía el corazón.
Y le dolía todavía más al saber que había sido él mismo quien lo había querido así...
Tú tuviste la culpa Black. Le dejaste el camino libre...
Y era ahora él quien tendría que sufrir por su estupidez.
Al final de la noche los 4 volvían sobre sus pasos hacia Hogsmeade por el ruinoso túnel que Remus les había mostrado cuatro años atrás, mientras que éste, a la cabeza, se detenía de vez en cuando para soltar un aullido melancólico al que Padfoot se unía en respuesta dolorida.
Lo único que James supo luego de haber terminado con todo, fue que Sirius había estado distante. Que se alejaba. Y que había algo dentro de él que le decía que las cosas estaban yendo muy mal...
*
Lily Evans se apoyó sobre la mesa de Gryffindor.
Tenía unas profundas ojeras debajo de sus cansados ojos verdes y su largo cabello rojo caía en cascada sobre sus hombros pequeños.
Sonrió al chico frente a ella y éste le sonrió también, con una mirada curiosa de sus ojos reflejados en los de ella.
-¿Te sientes bien?
Lily sacudió la cabeza ligeramente.
-Sólo un poco cansada. No te preocupes.- sonrió, al mismo tiempo que su desayuno aparecía frente a ella. -Anoche no pude dormir.
-¿Y eso? ¿¿Mucho café??
La pelirroja se encogió de hombros.
-Los elfos domésticos no conocen el café ^^u
-Oh, es cierto o_ou.. 6 años en Hogwarts y todavía se me olvida..- murmuró Harry, suspirando.
Su madre lo miró, confundida, pero prefirió no decir nada.
-Por cierto, ¿En dónde están tus amigos los descerebrados?
Harry hubiese podido reír, de no saber que su padre y su padrino se encontraban dentro de la clasificación. Simplemente se encogió de hombros él también y sonrió débilmente.
-Ee.. dormidos, creo.. tuvieron insomnio también...- respondió, desviando la mirada.
Sabía que mentía. La noche anterior había habido luna llena. La noche anterior los 4 habían desaparecido. La noche anterior estuvieron con Remus hasta la madrugada, sin invitarle, y era ésta la razón por la que todavía dormían.
-Son unos perezosos.- gruñó Evans, dando un bocado a su plato con avena. -Si no me sorprende cómo es que siempre están en detención.
Harry suspiró.
-Por cierto...- murmuró la chica, luego de algunos minutos de permanecer comiendo en silencio. -¿Ya has decidido a quién le pedirás para ir al baile?- sonrió, sacudiendo la cuchara en el aire.
El rostro de Harry enrojeció violentamente, mientras agachaba la mirada hasta su muy interesante plato con cereales.
-Eh.. pu.. pues...- balbuceó, estirando levemente el cuello de su túnica. -..yo...
-¿¿Sí??- la sonrisa en el rostro de Lily se ensanchó. -¿¿Quién es?? ¿¿Es de Gryffindor??
Las mejillas no hubiesen podido ruborizarse más cuando asintió.
Su eufórica madre sacudió la cuchara que tenía entre los dedos, sonriendo ampliamente.
-¿¿Quién es?? ¿¿La conozco??
Los ojos verdes de Harry temblaron, al mismo tiempo que se levantaban hacia su madre. No podría mentirle a aquella mirada tan igual a la suya, pero...
-..iré con...- carraspeó. El tiempo pareció estirarse hasta la eternidad mientras aquel nombre escapaba de su garganta, por sus labios. -..S..Sirius...
El rostro de Lily Evans palideció. Pareció querer decir algo, pero de su boca no salió nada, salvo un sonido extraño, y luego..
-¿..Qué..?- jadeó una voz ronca detrás de Harry.
El chico se volvió de golpe, aterrado, para percatarse de que James Potter, con el cabello más revuelto de lo normal y las gafas mal acomodadas lo observaba completamente atónito.
-J..James..- balbuceó, asustado. ¿Y ahora qué debía hacer? ¿¿Qué debía decirle..??
Antes de que pudiese planteárselo, James interrumpió sus pensamientos dándose la media vuelta y echando a correr fuera del Great Hall, donde algunas miradas curiosas lo siguieron.
-¡¡BLACK, ERES UN MALDITO!! ¡¡SOLAMENTE LO HACES PARA HACERME ENOJAR!!
El grito sorprendió a Sirius Black, de pie frente al lavabo en el baño del dormitorio de los Gryffindor de 6o curso y con un cepillo de dientes dentro de la boca.
Hacía tanto tiempo que James Potter no le dedicaba aquella horrible mirada inyectada de odio puro. Realmente mucho tiempo...
Lo siguiente a eso fue la sensación ardiente de un puño contra su rostro.
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Notas de Ed: Discúlpenme por la tan excesiva demora, pero ustedes saben... bloqueo de escritor.. Aun así la maldita escena del bosque sigue sin gustarme -_-.. ¡Muchas gracias a bunny1986, Moryn, Agatha (mwajaja), Galasu (¿qué podría hacer mal? dime qué no te gustaría ver..), Farina Celogore (tú me conoces, cariño ^_~), Werden, little hobbit (gracias ^^), Cherry Lestrange (O.o?! ¡¿Qué te pasaaaa?! ¡¡Has comido demasiadas grageas de todos los sabores!! ¡¡Yo NUNCA -y que quede bien claro que NUNCA quiere decir NUNCA- involucraría a NINGUNO de los personajes de mis fanfics con SEVERUS SNAPEEEEEEEEE!!), ddz008, Lian-Dana (-le paga dos galleons-), kathy stgqvk, Dunkel tot (hmm..), Grape, Zenith, Chi-san, Fatima Gochi, Dark-Veaney (pues era cosa de Myrtle, pero bueno ^^U), Wessern (¿¿¿¿¿Otro????? -a Myrtle le da un ataque-), Sailor Earth y a Faye por sus reviews! ^.^ ¡¡Y alégrense!! La verdad le había dicho a Myrtle que publicaría esto en navidad XD Suerte a quienes (como yo TT) todavía desfilan ^_^!
