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13- El Hacedor de Sueños.

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Yo tengo un sueño...
...pero te necesito a ti para completarlo.

Remus J. Lupin subió a pasos largos las escaleras.

Jadeaba. Gemía. El aire apenas si alcanzaba a llegar a sus pulmones y el corazón bailoteaba fuertemente dentro de su pecho.

Alcanzó la cima y, apoyándose contra la pared, se detuvo para respirar, fuertemente, tratando de recuperar la respiración.

Miedo.

-¿Conoces a Oleander Mansell? El Guardameta Slytherin de séptimo curso.

Me da miedo...

-¿Qué con él?

Pero tampoco era necesario que me lo dijeras...

-Bueno, no.. no es por ser calabaza, pero... ¿Has escuchado el rumor de la biblioteca?

Porque esto solamente me ha hecho sufrir...

-..dicen que lo vieron con James hace un par de noches....

...tal vez tanto como a ti...

-...besándose...

Y luego las lágrimas. Suaves, cálidas. Rodando por sus mejillas pálidas cuesta abajo, hasta alcanzar el cuello blanco de su camisa.

No se había quedado a ver la reacción de Sirius. Peter se había escabullido con un estallido de su transformación de rata y, tras una mirada fugaz a los ojos temblorosos de Sirius Black, él había echado a correr hacia el interior del castillo, dejando a uno de sus mejores amigos de pie en el medio del solitario jardín oscuro a la lejanía.

Las luces se encontraron con su rostro y el destello se estrelló contra el resplandor dorado de sus ojos.

Era lo último que podía recordar hasta el momento, tras haber corrido con todas las fuerzas de su desesperación hasta alcanzar la entrada oculta a la torre de Gryffindor.

La mujer gorda del lienzo le lanzó una mirada confusa, antes de comenzar a decirle cosas tiernas en voz baja que Remus jamás alcanzó a escuchar.

Incorporándose y caminando hasta el cuadro, susurró la contraseña con voz ahogada y la pintura se movió lentamente, con un chirrido que le estremeció el cuerpo.

Los ojos marrones se encontraron de frente a los suyos y, antes de poder hacer algo, James Potter lo aferró fuertemente por un brazo y lo arrastró tras de sí hacia el interior de la torre, hacia la parte superior de las escaleras con destino a su dormitorio mientras murmuraba con voz suave un te había estado esperando que puso de punta todo el vello de la piel del licántropo.

Cerrando ligeramente sus ojos, Lupin se dejó guiar, deseando que aquel momento en que sus pieles se encontraban entrelazadas durase para siempre...

Tal vez así jamás volviese a tener miedo...

*

Los ojos difuminados de Harry parpadearon débilmente a la tenue luz de la chimenea.

Sintió, más que ver, a Remus Lupin pasar a su lado, sin saludar, mientras era arrastrado escaleras arriba por el que sería su padre.

Tal vez...

Gimiendo con una vocecita inaudible, se encogió de hombros, todavía recargando su brazo contra el respaldo del sofá rojo y su cabeza sobre éste, pesadamente. Varios mechones de su cabello negro cayendo sobre su frente de piel blanca.

Y nuevamente se reprochó a sí mismo por todo.

Por lo que había hecho...

Es mi padre...

Tal vez...

No quiero, esto no debe suceder...

Pero había sucedido.

Había sucedido y él había gozado con eso.

No está bien...

Algunos latidos golpearon su cuello.

-Papá...

Cerró sus párpados delgados, cubriendo sus pupilas verdes del fuerte resplandor del fuego y sus pestañas se embarraron de un líquido tibio.

El sabor y la textura de los labios, de la lengua, de la piel de James Potter todavía en su mente...

-Te esperé, Harry... te estaba esperando...

Gimió otra vez, culpable.

-...pensé que no llegarías jamás, pensé... no sé qué pensé, yo... perdóname...

Y más besos.

La sensación de la lengua y los labios de Prongs escurriendo por su cuello, desabotonando su camisa blanca y arrancando violentamente la corbata desarreglada de su ropa.

-...dime que no es cierto...- un nuevo beso, una nueva succión. -...dime que no irás con Sirius al baile, dime que... Harry... tienes que ir conmigo, Harry... yo...

Y de no haber mencionado aquel nombre en sus jadeos entrecortados, quien sabe adónde habría ido a parar todo aquello.

-¡¡NO!!- y con un fuerte empujón, se había liberado de los brazos de James Potter, arrojándolo contra la pared de piedra y echando a correr por el pasillo vacío, dejando un rastro de huellas de agua en su camino.

-¡HARRY! ¡LO SIENTO, HARRY! ¡REGRESA, POR FAVOR! ¡¡TE JURO QUE..!!

Pero las súplicas de su padre se habían opacado entre ecos y paredes mientras que él continuaba alejándose, bajando, subiendo, abriendo y cerrando puertas.

No quería escuchar, no quería ver, porque sabía que no debía tener aquella clase de sensaciones para con James, para con su padre...

No estaba bien...

Y cuando sus miradas volvieron a encontrarse una o dos horas más tarde, en una solitaria sala común, ninguno tomó la iniciativa. Los pasos de James se alejaron hacia la entrada, mientras rumiaba algo entre dientes, y era aquí donde la historia comenzaba.

Remus había entrado, jadeando débilmente, y ahora, tras las puertas de madera de la habitación de sexto grado, fuese lo que James le estuviese diciendo a éste, Harry pretendía, no era de su incumbencia.

Fue entonces que el retrato volvió a moverse, mientras la figura de un muchacho alto y delgado entraba por el agujero bruscamente.

-Sirius...

Su mirada brillante se topó con la suya.

Y por segunda vez en su vida aquella mirada le inspiró temor.

*

Los labios de Moony temblaron.

En realidad todo su cuerpo lo hacía.

Y cómo no hacerlo, si tenía las manos de James Potter sobre sus hombros, sujetándole firmemente mientras que, pese a que veía la determinación en sus ojos, las palabras se atoraban en sus labios:

-Mira, yo... Verás, no es que.. en realidad no es como si... bueno, tal vez, pero..- sus mejillas enrojecieron suavemente, mientras desviaba la mirada. No soportaba sentir aquellos ojos ambarinos enterrados en su piel sin comenzar a ponerse nervioso. En realidad ni siquiera sabía si Remus aceptaría, ni siquiera...

...es decir...

¿Y si Remus...?

-¿Quieres ir al baile conmigo?...

Sus pupilas rojizas temblaron. Levantando su mirada, atónito, encontró el rostro pálido de Lupin, bajo la luz mortecina de la débil flama de la vela y aquel extraño brillo en sus ojos.

Sintiendo que jamás podría despegar su mirada de la de él, separó ligeramente sus labios.

-...me encantaría...

Y después de recibir una sonrisa triste, se separó de golpe de él y salió de la habitación a pasos cortos, ignorando la mirada sorprendida de Remus en su nuca.

Ignorando lo que le esperaba allá abajo.

Lo que había sucedido con Peter horas atrás...

*

-¡¿PERO CÓMO DEMONIOS TE ATREVES?!

El grito atravesó toda la sala común, agitando las llamas en la chimenea y encogiendo los hombros de un aterrado James Potter.

No había podido contenerse.

Apenas ver su rostro y la ira hirvió dentro de sus venas. Apenas si se pudo controlar antes de romperle el rostro con el puño.

-¡¿CÓMO.. CÓMO PUDISTE, POTTER?!

Silencio.

-¿Qué.. rayos... qué...?- Sirius jadeó, presa de su locura, al mismo tiempo que tomaba a su compañero por el cuello de la camisa y lo golpeaba contra el respaldo del sofá. -¡¿DESDE HACE CUÁNTO?! ¡¿DESDE HACE CUÁNTO TIEMPO SOY UN JUGUETE PARA TI?! ¡¡PRIMERO DURSLEY, Y ENTIENDO, TAL VEZ, QUE SEA HARRY, LO ENTIENDO!! ¡PERO...! ¡PERO..! ¡¿MANSELL?! ¡¡¿ESE MALDITO INFELIZ?!!

Más silencio.

Presionado contra la tela áspera del sillón, James había desviado el rostro.

Al pie de las escaleras Harry y Remus los observaban todavía, con expresiones de impotencia y horror en sus rostros.

-...¿Cómo..?

-¡¿CÓMO LO SUPE?! ¡¡ESO ES REALMENTE LO DE MENOS!! ¡¡AQUÍ LO ÚNICO QUE IMPORTA, LO ÚNICO QUE REALMENTE IMPORTA ES QUE...!! - con un gemido doloroso, las manos de Sirius aflojaron lentamente la ropa de Prongs, descansando la frente contra su pecho. -...¿Cómo te atreviste, James? ...sabías que te había entregado todo.... todo, James...

Y aún así...

-Sirius... yo...

-¡¡CÁLLATE!! ¡NO QUIERO VOLVER A ESCUCHARTE NUNCA! ¡¡NO VUELVAS A DIRIGIRME LA PALABRA, YA ESTOY HARTO DE TI!! ¡¡¡ME DAS ASCO!!!

El agudo golpe contra su estómago fue lo último que James pudo recordar, antes de ver a Sirius alejándose violentamente de él y perder el sentido.

Los pasos, ruidos y voces luego de eso sonaron tan lejanos como si se tratase de la sintonía de un viejo radio muggle a la media noche.

Una dulce melodía que trata de sobreponerse a la interferencia de las demás...

-¡Déjalo, Sirius! ¡¡No lo lastimes!!

Y nada más.

Pero aquellas notas le recordaron tanto la voz amada...

-Harry...

¿Por qué..?

¿¿Por qué las cosas tienen que salirme siempre tan mal??

*

-¿Cómo te sientes...?

Parpadeó.

La luz del sol se estrelló contra sus ojos marrones y volvió a cerrarlos de golpe, encandilado.

-¿En dónde..?

Una mano sujetó suavemente a la suya y, entornando nuevamente los ojos, encontró un rostro difuminado en la oscuridad de las sombras que proyectaba el sol entrando por la ventana.

-¿Sirius..?

La cabeza se inclinó levemente.

-No, soy yo, Remus...

-¿¿Moony??

Los ojos oscuros temblaron, mientras se incorporaba sobre la cama pesadamente.

-¿Qué es lo que...?

-Sirius te golpeó, ¿Lo recuerdas?

Silencio.

Sujetándose la cabeza entre las manos, James cabeceó. Su mirada marrón buscando sus gafas. Las encontró chocando contra sus dedos junto a la sensación cálida de una suave piel sosteniéndolas.

Las sujetó y alejó su mano de la de Remus bruscamente.

Lupin lo observó calarse los anteojos con la cabeza inclinada, encogiéndose de hombros y con las mejillas ligeramente enrojecidas. Girando el rostro, carraspeó, incómodo.

-¿Cómo te sientes?- repitió la voz, tímidamente.

El animago sacudió la cabeza, suavemente. Luego levantó el rostro y sonrió al licántropo frente a sí.

-Estoy bien, no te preocupes.

-¿Estás seguro?

-Sí, yo sólo...- cabeceó y cerró sus ojos sin dejar de sonreír a Moony. -Gracias.

Sintiendo cómo se ruborizaba, Remus inclinó su cabeza y jadeó inaudiblemente.

Le gustaba mucho James...

-B..bueno, en ese caso, yo...- carraspeó. -M..me voy... te espero en el comedor.- y se levantó de golpe, tomando su mochila y echando a correr hacia la puerta, por la cual desapareció y cerró con un portazo.

James miró el sitio por donde se había ido su amigo y suspiró.

Sinceramente no tenía ganas de bajar...

*

-¡¡Sirius!!

Sirius Black no se detuvo. Escuchaba los pasos apresurados de Harry Dursley detrás de él y sus jadeos por falta de aire, pero él no se detuvo.

No lo había estado haciendo desde la noche anterior, cuando salió de la sala común envuelto en la histeria, dejando a James Potter inconsciente allá adentro y con Harry corriendo detrás de sí.

Los pasajes habían sido de mucha ayuda en ese momento.

El problema era que ahora, sin la oscuridad que le protegiese, Harry estaba ya a punto de alcanzarlo. Y él no tenía ganas de hablar.

-¡Sirius, por favor!

Entonces se detuvo.

Se dio la media vuelta y encaró a Dursley, quien se detuvo de golpe.

-¡¿Qué demonios es lo que quieres ahora, Dursley?!

Los ojos verdes de Harry temblaron detrás de sus anteojos.

-...yo sólo...

El animago se cruzó de brazos y le miró, arqueando una ceja con superioridad.

-Si piensas hablarme de James, yo...

-¿Por qué lo hiciste?

Silencio. Black carraspeó, enrojeciendo levemente y desviando la mirada.

-Hay cosas... hay cosas que... bueno, Peter me...

-¡¡¿Vas a decirme que creíste en algo que te dijo esa rata asquerosa?!!

Sirius abrió la boca, sorprendido, y volvió a cerrarla de golpe. ¿Rata? ¿Qué quería decir Dursley con rata?

-¡Mira, Dursley, si piensas que el simple hecho de besar bien te da derechos sobre..!

-¿Beso bien?

Volvieron a callarse. El rostro de Sirius se había transformado en el de una amapola y las mejillas de Harry también comenzaban a enrojecer. Tras un momento más de silencio, Padfoot se dio media vuelta y continuó su camino. Harry fue detrás de él.

-Sirius, por lo que más quieras, escúchame...

-No oigo.- afirmó Black, infantilmente, tapándose las orejas.

-¡¡SIRIUS!!

-¡¡NO OIGO!! ¡¡Soy de palo, tengo orejas de pescado!!

-Sirius..- una gota de sudor escurrió por la nuca de Harry.

-¡¡No oigo, no oigo, soy de palo, tengo orejas de pescado!!

-¡¡SNUFFLES, POR FAVOR, NO SEAS INFANTIL!!

Y esta vez quien se detuvo en seco fue Sirius. Volviendo su mirada espantosamente azul hacia Harry, apretó los libros que llevaba entre una de sus manos.

-¿C..cómo me...?

Harry no respondió. Se acercó dos pasos hasta él, levantó la mano, y antes de que su padrino pudiese hacer algo para detenerlo, estampó la palma de su mano contra la mejilla izquierda del animago.

Luego se quedaron ahí, uno frente al otro en completo silencio.

-¡¡Crees que James te ha lastimado por permitir algo así, pero no te has puesto a pensar en que tal vez lo tengas bien merecido!!

-¿Q..qué..?

-¡¡¿ACASO TE OLVIDAS DE MÍ?!!

-..........

-..n..no es que me esté quejando..- balbuceó Dursley, girando el rostro hacia un costado y sintiendo cómo sus mejillas ardían. -..sino que... tal vez.. antes de ir a golpearlo, deberías ponerte a pensar en que lo que James... ha..

-Entiendo.- interrumpió Sirius, inclinando el rostro. -Te endiento bien; entiendo lo que estás diciendo, pero...- gimió. -..es sólo que... saber que James realmente ha.. que sus labios le han pertenecido a alguien más me irrita... ¡¡Porque no sabes las ganas que me dan de ir a retorcerle el pescuezo a ese maldito infeliz!! ...no, no sabes...- se recargó contra una pared fría del pasillo solitario.

Harry se quedó parado frente a él, escuchando sus palabras.

Palabras que, extrañamente, a él también le dolían.

Los labios de James...

¿Qué haría Sirius si supiese que él también los había probado?

Probablemente te odiaría...

Probablemente.

Y perderías su aroma, su boca, su piel para siempre...

Probablemente.

Idiota...

Pero aún así la sensación de aquella boca y aquellas caricias sobre su cuerpo le dominaban y no podía alejar mucho sus pensamientos del placer obtenido muchas horas atrás.

Sirius frunció el seño. Harry había permanecido mucho rato en silencio, retorciéndose las manos y con el rostro ruborizado.

-¿Ahora qué sucede? Te he dicho lo que querías, ¿No? ¿Por qué sigues aquí?

No hubo respuesta. Las pupilas verdes se alzaron hasta encontrar las suyas y en un movimiento involuntario se incorporó y caminó hacia él.

-Lo que sucedió con James...

-No quiero perderle, ¿Sabes?

-...¿realmente lo amas?

-Como no te lo imaginas.

-¿Y cómo sabes que no me lo puedo imaginar?

-Porque jamás has amado a nadie...

-¿Qué?

-Puedo verlo en tus ojos...- los brazos fuertes del animago aprisionaron la figura delgada de Harry contra la pared húmeda y repentinamente todo se volvió difuso, lejano. Como si las voces y los pasos provenientes de pasillos lejos de ahí estuvieran ahora mucho más alejados, mientras ellos dos permanecían encerrados en una pequeña esfera de cristal que les protegía.

-..puedo sentirlo...

El sabor de aquellos labios siempre sería el mismo: hipnotizante, atrayente, dulce, salado y amargo al mismo tiempo. Perfecto. Perfecto para él.

Abrió su boca invitando a Sirius a entrar, y éste aceptó su invitación.

-Quería... vine aquí a hablar de James...

-Y lo hemos hecho..

-...pero...

-Sólo cállate.

Y se calló.

Era difícil para Harry Potter saber a quién pertenecían los latidos más apresurados de su corazón desbocado o si podía dejar de pensar en James mientras besaba a Sirius.

Cuando se separaron volvieron a caminar juntos, hacia el comedor; sin hablar, sin voltear a verse y simplemente tratando de ignorar lo que había sucedido.

Fue entonces que aquel muchacho alto y delgado, de brillante cabello negro y penetrantes ojos azules apareció frente a ellos, sonriendo despectivamente.

Sirius se detuvo y Harry se detuvo con él, estupefacto.

Era simplemente imposible aceptar que tenías a Padfoot a un lado y frente a ti al mismo tiempo.

-Te había estado buscando, Sirius, ¿En dónde te metiste?- incluso aquella voz era igual.

Empujando a Harry bruscamente hacia un costado, Sirius caminó hacia el muchacho frente a ellos.

-Por ahí, viviendo mi vida. ¿Te molesta?

-No, para nada.- sonrió el otro Sirius, quitando algunos mechones de su cabello negro que caían elegantemente sobre la piel de su frente. -Sabes mejor que nadie que no me interesa lo que hagas. -Es más, si te arrolla un tren muggle mañana me sentiré mucho mejor, pero no es eso de lo que quería hablar.- añadió, con voz burlona.

Sirius también sonrió, de la misma manera que su reflejo.

-¿Qué es lo que quieres además de venir a robarnos oxígeno, Regulus?

Regulus Black simplemente sonrió, observando con curiosidad al muchachito delgado y de ojos verdes que lo miraba sorprendido.

-¿Y quién es éste? ¿¿Potter?? Pensé que era más alto.- observó, sin dejar de sonreír. -Y no temblaba detrás de ti cada vez que nos encontrábamos por los pasillos.

Las mejillas de Harry enrojecieron violentamente, avergonzado.

El marauder sonrió, orgulloso.

-¿James? No, para nada. Sería obvio para cualquiera que sus ojos son de otro color...- una risa enferma escapó de su garganta. -O tal vez es que tu pequeño coeficiente intelectual te impide diferenciar colores.- entornó los ojos, orgulloso. -Le dije a mi madre que su pequeño Regulus había nacido daltónico desde el momento en que confundiste el color de los caramelos y terminaste tragando pimienta entera, pero no me creyó. Tsk, tsk. Si te viera ahora...

-¡¡CÁLLATE!!- gritó Regulus, enrojeciendo. -¡Si necesitara que un proscrito como tú viniese a insultarme hubiese convertido a James Potter en mi criado desde la primera vez!

Ambos chicos frente a él fruncieron el sejo y una pequeña vena latió en la sien de Harry.

No soportaba que nadie se refiriera a su padre de una manera burlona y ni siquiera a un mortífago se lo iba a perdonar.

-¡No te metas con James y veme diciendo de una vez qué demonios quieres!- exclamó Sirius, empujando nuevamente a Harry hacia un costado.

Regulus respiró profundamente, parpadeó y serenándose regresó la mirada a la de su hermano mayor.

-Bien, a lo que iba.- farfulló, echando atrás un mechón más de su brillante cabello negro. -No sé qué es lo que se traiga entre manos, pero mi madre ha solicitado nuestra presencia la semana que viene durante la cena familiar.

Padfoot ensanchó sus ojos caninos en una mueca de sorpresa.

-¿Nuestra? Es decir.. ¿Tuya y mía?

El más joven de los Black giró los ojos, fastidiado.

-No, para nada. Si estoy hablando con tu pequeño pseudo Potter y nuestros nuevos lazos consanguíneos.

Padfoot enrojeció levemente.

-De todas formas, ¿Estás seguro de que eso fue lo que ordenó?

Regulus asintió de mala gana, frotándose un brazo con la mano.

-Ella misma ha pedido el permiso a Dumbledore, así que no hay excusas.- se dio la media vuelta con un batir de su túnica negra bordeada por verde y plateado. Slytherin. -Créeme que no estaré ansioso de verte el fin de semana en casa.- y dedicando una última mirada indefinida a Harry, guiñó un ojo azul de forma seductora. -Mucho gusto, pequeño Potter; estaré encantado de encontrarte algún otro día por estos pasillos.- y dicho esto se alejó de ellos a pasos largos, dejando atrás a un ruborizado y hastiado Harry y a un no muy cuerdo Sirius Black.

Ambos se miraron de reojo por un instante antes de carraspear y continuar su camino hacia el Great Hall.

Harry no tenía ganas de hacer preguntas y Sirius no tenía ganas de contestarlas.

Así que todo estaba bien.

*

Remus abrió sus ojos.

Todavía no podía terminar de convencerse a sí mismo de que se encontraba de pie frente a un espejo (bastante homosexual, por cierto XD) que le repetía una y otra vez lo espléndido y sexy que se veía vestido así (¡PAPACITO, QUIERO! *0*//). Así. Con la túnica de gala que jamás creyó usar para un baile y, precisamente ese, su primer baile, en el que finalmente había invitado a alguien: A James Potter.

El día del 31 de octubre había amanecido oscuro y con nubarrones amenazantes en el cielo, espectáculo vía techo encantado del Great Hall.

El castillo había sido adornado con calabazas que flotaban por todos los pasillos llevando velas encendidas dentro de ellas y montones y más montones de murciélagos que revoloteaban por encima de las cabezas morenas, castañas, rubias y pelirrojas.

Los truenos espléndidamente naturales sobre el viejo castillo ofrecían un espectáculo que no podía mejorarse y la lejana música de violines que ya comenzaba a sonar desde la primera planta meció al licántropo suavemente hasta dejarse caer sobre su cama.

Se había puesto unas graciosas orejas caninas y una cola larga que salía por debajo de su túnica y se movía conforme sus reacciones gracias a un práctico hechizo que le había enseñado el profesor Flitwick para un curioso disfraz de hombre lobo. Nada cercano a la realidad de un licántropo, cabe decir, pero si algo le habían enseñado sus amigos era a no temer más por su enfermedad.

Escuchó un ajetreo en el baño y Harry salió de él, con su pálido rostro sonriente y varias vendas circulando su frente, su cuello y lo visible de sus brazos debajo de la túnica negra que había elegido para la noche.

Le sonrió y Remus le sonrió en respuesta, observando con asombro el parecido entre Harry y James. Aquel parecido hipnotizante que tan fácilmente pudiese haberle llevado a saltar a los brazos de Dursley al notar que James prefería a Sirius, si sus personalidades no hubiesen sido completamente opuestas.

Porque era precisamente la personalidad de villano de su James lo que le había enamorado.

-Nos vemos más tarde.- se despidió Harry, agitando una mano y entrecerrando la puerta detrás de sí: Sirius había bajado hacía algunos minutos, para hablar con alguien, y esperaba por Harry al pie de las escaleras. Muy romántico.

James también había bajado cuando Lupin aún se bañaba y todavía no había vuelto.

En cuanto a Peter... Peter había desaparecido hacía unas cuantas horas, alegando que tenía unas cosas que platicar con la profesora McGonagall acerca de su proyecto, y tampoco había regresado aun.

Se había recostado sobre el colchón de su cama, viendo el techo oscuro apenas iluminado por la vela, cuando la puerta volvió a abrirse y James entró por ella, ligeramente agitado y con las mejillas enrojecidas.

-¿Remus?

El licántropo se incorporó de golpe, sonriendo.

Su sonrisa se transformó en una expresión de total embelesamiento al encontrarse con un James vestido de túnica negra con una capa cayendo elegantemente sobre su espalda y el rostro mortalmente blanquecino a base de encantamientos, que le buscaba con la mirada, ansioso.

-P..Prongs..- carraspeó, incómodo, al darse cuenta de que enrojecía.

El animago se incorporó por completo frente a él al encontrar la figura de su amigo entre la oscuridad de la habitación.

-¿Ya estás listo?

Silencio. Moony se puso de pie y caminó lentamente hacia él.

-S..sí, yo...

-Bien, entonces vámonos.- James caminó hasta él y le tomó por una mano, jalándole hacia la puerta y sin darse cuenta de que el cuerpo entero de Remus temblaba y ardía de nerviosismo.

-James...

-¡Ah, es cierto!- lo soltó y caminó hacia su cama; sacó algo de debajo de su almohada y luego volvió a caminar hasta Remus, para tomarlo de nuevo de la mano y abrir la puerta.

Sin embargo, apenas había puesto la mano sobre el pestillo cuando las manos temblorosas y torpes de Lupin se situaron sobre sus hombros lo detuvieron.

Volvió el rostro, confundido.

La masa de nervios llamada Remus se encontró ante su mirada y él arqueó una ceja, impaciente.

-¿Qué?

-A..antes..- balbuceó Moony, agradeciendo que la oscuridad evitaba que James descubriera el color de su rostro. -..antes de irnos, James... yo...- jadeó. -Hay algo que....

-¿Si?

-Hay algo que necesito decirte...

-¿Y qué es?

Silencio.

Las manecillas del reloj caminando segundo a segundo y ambas respiraciones eran lo único que rompían el silencio dentro de la habitación de sexto curso.

-Verás, yo...

El sonido del retrato cerrándose en la sala común y de la campana del reloj marcando las 9 alertó a James, cuyos ojos avellana brillaron esporádicamente, antes de tomar a Remus por el brazo y arrastrarle fuera.

-¡Sea lo que sea, Remus, dímelo más tarde!

-P..pero...

-¡¡Te aseguro que te escucharé!! ¡Sólo vámonos!

Y cuando salieron a las escaleras vacías, el licántropo alcanzó a escuchar un siseo que sonó como a un todavía podemos alcanzarlos que le erizó los vellos de la espalda.

Aquella noche James estaba dándole miedo...

*

La última semana Sirius y James se habían comportado como dos perfectos desconocidos.

Tal vez peor.

No se dirigían la palabra. No se miraban. Aparentaban que no existía el otro cuando estaban cerca. Nadie podía preguntar por el otro sin obtener una sarta de insultos. Pero sin duda lo peor de todo estaba asignado a Harry y Remus, quienes escuchaban a cada uno respectivamente quejarse del otro y, cómo no, tenían que terminar abrazándoles cuando comenzaba el sentimentalismo.

Era difícil aceptarlo, pero aun se querían.

Mucho...

De cualquier forma, Sirius y Harry habían entrado ya al Great Hall, a una distancia más o menos prudente el uno del otro y observando la decoración con curiosidad.

Black miró nuevamente a Harry de reojo, como había venido haciendo desde que éste le saludó al bajar las escaleras. Harry estaba agitado. Tal vez incómodo.

Se dio cuenta desde que desvió sus ojos verdes al hablarle y Sirius creía conocer la razón de su inquietud:

Segundos antes de que Harry apareciera desde arriba, James había subido también, pasando a su lado sin hablarle o mirarle y había desaparecido en la curva de los escalones que llevaban hacia su habitación.

Harry había bajado momentos más tarde, con la frente ligeramente húmeda y el cabello más desordenado que de costumbre. Había enrojecido al verle y no había levantado la mirada hacia él desde ese momento.

Frunció el seño profundamente.

James Potter había hecho algo para incomodar a Harry; algo para molestarle a él valiéndose del joven muggleborn (Dursley era un apellido muggle, ¿o no?), por su puesto. ¡¡POR SUPUESTO!! Obligar a Harry a hacer algo en contra de su voluntad SOLAMENTE PARA HACERLE ENFADAR... ¡¡PERO QUÉ INFANTIL ERA JAMES!!

Sintiendo cómo la sangre en sus venas comenzaba a aumentar de temperatura, alguien tiró de su brazo disimuladamente y, a través de la pañoleta que llevaba atada al rostro como un bandido del viejo oeste (llevaba sombrero y una que otra indumentaria muggle, dicho sea de paso.. (NdE: o sea que se veía bien wenote ^///^)) inclinó su mirada azul.

Harry lo estaba viendo, por primera vez en la noche, y por primera vez en la noche Sirius Black se ruborizó como una niña de 13 años.

Era.. era sólo que ver aquel pequeño rostro de piel pálida y brillantes ojos verdes enmarcados por unos adorables e intelectuales anteojos había derretido algo muy (muy) dentro de su pecho, con una sensación tan atronadora y placentera que por poco hizo que las piernas cediesen bajo su peso.

Aunque hubiese sido divertido caer sobre Harry... pensó, y una sonrisa maquiavélica se formó en sus labios. Gracias a Merlín que tenía medio rostro cubierto o Harry hubiese tenido que comenzar a asustarse.

-Mejor terminamos de entrar..- balbuceó Harry, distinguiendo una cabellera llameante y unos inquisidores ojos verdes que les observaban detalle a detalle.

Sirius cabeceó, ignorando esto último y renunciando a la diversión que le ocasionaba el observar los disfraces de los demás desde la entrada, solamente porque no había comido nada durante la tarde y su estómago estaba reclamando por algo comestible.

Harry simplemente le arrastró a una mesa apartada, cerca de una esquina.

Apetitoso...

Síp. Esa era la palabra.

*

James no cambió la expresión de su rostro ni siquiera cuando por poco atropella a Severus Snape, que venía por ahí con una chica con cara de demente y lo que parecía ser un mal disfraz de calabaza.

Solamente Lupin volvió el rostro y pidió disculpas por su compañero con una sonrisita débil a la que Severus respondió con un gruñido que a simple vista significaba un lárgate.

Remus obedeció.

Continuaron caminando juntos, licántropo y vampiro, por el corredor oscuro y silencioso, dejando que el sonido seco de cada uno de sus pasos rebotara en las paredes.

Era entretenido para Remus observar cómo las musarañas huían de su presencia y la manera en la que los retratos colgados de las paredes les observaban. Incluso creyó escuchar a una que dijo en voz bastante audible "¿Ya viste que tierno se ve? ¡Es un cachorrito!".

Sin comentarios...

Entraron en el Great Hall disimuladamente, evadiendo miradas curiosas y uno que otro comentario respecto al hecho de que habían llegado sin pareja.

Ilusos...

-James..

-¿Si?- la voz de Prongs sonaba ligeramente ausente. Parecía que sus pensamientos estaban en otra parte y realmente Remus no dudaba de que las cosas fuesen así.

-¿Estás buscando a Sirius?

Las mejillas de Potter palidecieron y enrojecieron tan de golpe que el cambio de tono pareció el de un cromo muggle.

-¡¿A Black?! ¡¿Y por qué diablos habría yo de estar buscando a ese idiota?! ¡¡¿Qué te hace pensar eso?!!

-Que estás caminando hacia su dirección, creo yo.- respondió Moony, con voz apacible pero dolida para todo buen oyente. James no era uno de ellos (afortunadamente).

-¿¿Qué??- el marauder se detuvo de dar un paso más al percatarse de que el susodicho animago con su susodicha pareja estaban sentados en la esquina más próxima, ambos dando la espalda o un costado a la puerta como para poder haberle visto acercarse.

Se apresuró a sentarse en el primer asiento vacío que encontró, torpemente, y Remus se sentó con él con un suspiro.

-¡Que te quede bien claro que yo no estaba buscando a Black, Lupin! ¡Yo solamente...!- carraspeó, observando su entorno. -...quería venir aquí porque.. errm... da mejor la luz de las velas.

El licántropo arqueó una ceja, confuso entre la decisión de soltar una buena carcajada o echarse a llorar.

-Está bien, Prongs.- sonrió, débilmente. -Te creo.

-Bien. Porque así era.

-Sí, James. Como tú digas.

-Bien.

-Bien.

Silencio.

-Y... ¿Quieres ordenar algo?- gorgojeó Potter, desarreglándose nerviosamente el pelo con su mano derecha.

Los ojos dorados de Remus se encontraron con los suyos por un instante. Tal vez más largo para él que para el resto del mundo. Hubiese terminado enrojeciendo y golpeando a Moony si éste no hubiese bajado la mirada hacia la carta entre sus manos y comenzar a pensar en algo qué pedir.

-Quiero algo dulce.- declaró Remus, sonriendo. -Chocolates con almendras. No, espera... no me gustan las almendras.- se frotó la nuca distraídamente mientras continuaba bajando la mirada. -Con pasas...

James parpadeó.

-Moony.. esto es una cena, no un postre... Necesitas pedir algo comestible que no sea chocolate...

El rostro de Remus se ruborizó levemente ante la aclaración, al mismo tiempo que bajaba la carta de golpe y sonreía torpemente.

-Sí, sí, ya lo sé.

-¿Entonces?

-¿Qué vas a pedir tú?

-No sé..

De nuevo silencio.

Permanecieron sentado uno frente al otro sosteniendo el menú entre las manos y retorciéndose los dedos distraídamente.

Fue una suerte que con tanta oscuridad y ajetreo lo último que los chicos y profesores en Hogwarts hubieran querido hacer era verles. Era extraño que dos amigos entorpecieran en una... ¿Cita?

.......

-James..

-¿Sí?

-¿Esto es una cita?

-.........- las mejillas de James volvieron a palidecer a un grado incluso grotesco y notorio para el artificial tono blanco de todo su rostro. -...eh...

La señora Hooch se levantó, arrastrando su silla ligeramente por el piso, y caminó hacia el recipiente con ponche.

-...pues, yo...- James se frotó la nuca con una mano, nervioso.

¿Qué debería responder? Es decir.. Era más que OBVIO que aquello era una C-I-T-A. Una cita estúpida y desabrida cabe mencionar, pero una C-I-T-A a final de cuentas.

Levantó la mirada y sus anteojos resbalaron graciosamente por su nariz, mientras sonreía.

-¿Me podrías repetir la pregunta?

Aspirando profundamente, Lupin sacudió la cabeza en negativa.

-¡Quiero una orden de brochetas!

Prongs arqueó una ceja, curioso.

-¿Qué es una brocheta?

-Comida.

-Por eso, pero ¿qué es?

-Emm..- el plato con comida apareció justo frente a Lupin, desvaneciéndose la carta al mismo tiempo y encendiéndose la vela del centro de la mesa.

Ambos se estremecieron. No les gustaba el ambiente de la LUZ DE LAS VELAS. Era algo así como muy.... ¿Romántico?

-E..esto es una brocheta...- señaló Remus, incorporándose y acercando ligeramente el plato a la vista de su amigo miope. -Le meten ... ¿Brochetas? ..a la carne... y ya ._.

-Ah.

-Lo vi en un programa muggle de tv.. creo que se llamaba Cocinando con Toño ^-^

-¿Es comida muggle?

-Sí, como todo. ¿En serio crees que nosotros nos hemos detenido a inventar algo de lo que consumimos últimamente?

-¿Pociones?

-Ignoraré eso.

Dando la primera mordida a su comida, Remus inclinó el rostro. James seguía observándolo con curiosidad.

-¿Está rico?

-¿Qfué? oO

-Las burretas. ¿Están buenas?

Tragó.

-Brochetas. Sí, me gustan. ¿Por qué no pides unas?

-Emm.. ¿Y si no me gustan? .///.U es que me ha dicho mi mami que no desperdicie la comida porque hay millones de niños en el mundo muriendo de hambre *-*u.. y si no me gusta no lo voy a poder dejar ._.

Una gota de sudor escurrió por la nuca de Lupin.

Estirando la comida de su mano hacia el rostro de James e inclinándose él mismo hacia su amigo, sonrió, dulcemente.

-¿Quieres probarlas?

-¿Qué?

-Anda, muerde. Si te gustan pides unas.

Otra vez silencio. El grupo musical invitado por Dumbledore parecía estar teniendo problema con las conexiones de sus instrumentos muggles (en Hogwarts no había luz).

-B..bueno...- James se inclinó también. Cerró sus ojos marrones y acercó su rostro a la mano que Lupin extendía hacia él. Sus respiraciones se encontraron. Y en aquel instánte el mundo desapareció por completo...

Qué

Sa

Bro

So...

Se impulsó de golpe hacia atrás, sonriendo, con cascaditas de felicidad cayendo de sus ojos y embarrando sus mejillas sonrojadas.

-...aaaww...- se llevó las manos al rostro, estupefacto. -¿Qué hacen los muggles tan lejos de los magos? TwT//~~

Remus sonrió y se acomodó en su asiento.

-¿Las pides?

-¡Por favor!

El resto de la cena, James...cenó.

Lo mejor vino después de la primera parte de la velada. Alegre, sí. No se lo habían esperado, pero qué más da.. al menos se estaban divirtiendo.

Al menos James no estaba pensando en Sirius... o en Harry... o en los dos...

Las últimas luces se apagaron y a cambio una luz blanca y mortecina iluminó el centro del comedor. Una música suave y agradable comenzó a escucharse en el fondo y las parejas se levantaron, emocionadas.

James se levantó también, de repente.

Cuando su mirada oscura encontró el delicado rostro azulado de su amigo bajo la luz de una luna llena artificial, el mundo pareció cambiar a su alrededor.

Luna Llena...

Jamás había tenido tiempo de apreciar correctamente las facciones en el rostro de su joven licántropo durante los plenilunios.

El rostro pálido y pequeño de brillantes ojos dorados que ahora le observaban atenta y casi nerviosamente le pareció una de las visiones más hermosas jamás encontradas, y por un momento millones de ideas locas cruzaron su mente como disparos.

Sintió que se sonrojaba ligeramente, cuando Remus se encogió de hombros e inclinó la mirada.

Extendiendo la mano hacia él, tomó la del más pequeño entre sus dedos.

Sintió un brusco cambio en el ritmo de la presión del hombre lobo, pero trató de hacerse a la idea de que no era nada malo.

-Vamos...

-..p..pero...- Remus lo miró. Tenía el rostro ruborizado y sus pupilas ambarinas temblaban violentamente.

-..Está bien..- dijo James, sonriendo.

Remus jamás había recibido una de esas sonrisas. Las sonrisas reservadas para Sirius Black.

Sintiendo cómo su corazón se volcaba y perdiéndose por completo dentro de esos ojos oscuros que le habían hipnotizado hacía tanto tiempo, tragó saliva y se dejó llevar. Solamente eso.

Bailar con James, lentamente entre la oscuridad siempre había sido algo más que un simple sueño... lo había sido todo.

Sentir su suave respiración caliente golpeando su cuello y escuchar cómo su corazón latía contra su cabeza.

Y qué importaba ya si alguien veía y decía..

Qué importaba...

El problema fue cuando sus cuerpos golpearon a otros y ambos se volvieron para pedir una disculpa.

Los ojos de James se encendieron de cólera y algo más al encontrarse con la silueta de una pareja que detenía su beso y volvía el rostro hacia ellos. Y es que uno de ellos tenía ojos verdes...

Me duele.

Porque mi sueño de ti lo significa todo para mí...

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Notas de Ed: ¬¬.. sí, sí.. ya sé.. ¡PERDÓN! Tanto tiempo para tan feo y corto capítulo XDD.. es sólo que la señorita inspiración se escondió de mí cuando fui a tomar agua y regresé para continuar la escena de James despertando -_- El capítulo fue algo.. ¿Apresurado? No sé Oo le había prometido a Myr que introduciría el baile en este capítulo, pero viendo que lo estaba alargando todo, esto me ha salido ._. y bueno... gracias a

ddz008 (oy, gracias xD),

Moryn (-la pica con una varita- o.ou..),

Galasu (me imagino que no comprendieron bien el sentido de los celos de James XD.. erm.. esa pregunta te la responderemos pronto :3 ¡Me imagino que nadie se atreve a abrir la puerta de los Marauders durante las noches! Un personaje nuevo :P y sí, prometo colocarte esa escena XD más adelante ¬w¬~~),

Alym (XDDD!! ya ves lo que hace un escritor 9-9U.. Te juro que las relaciones entre Lily, James, Harry y Sirius están afectando demasiado positivamente el futuro.. ¡Demasiado diría yo! Las cosas se están ya tornando demasiado evidentes y confiaré en que seas la primera en descubrir cómo rayos vamos a solucionar este enredo -que es muy, muy simple de ver ^^-),

kathy stgqvk (WAHAJA!! LO LOGRÉ!!! LO LOGRÉEEEEE!! >DDDDD -Ed baila sobre su silla como Jonny Bravo *///*U- La pregunta de Remus ya está respondida :3 y es ke tú sabes que James Potter solamente hay uno *//*~~ ¡¡AH, LILY!! Aquí nuevamente la duda >D dejo en tus manos y las de Alym encontrar esta sencilla solución ^_^ (mucho más sencilla de lo que te imaginas); besitos a ti tb :*),

VanesaC (¿Ves que no me demoré como la otra vez? ¡ESTA VEZ ME DEMORÉ MÁS! *0*~~),

MyrtleD (Ouo".. ia.. ia terminé comadre *-*UUUu.. sip, ¿Sabías que ahora las semanas duran tres meses ~*0*~?),

Wessern (OwOUu),

Rey Miyamoto (ya :3),

Sanzo (un Snape de 5 segundos por ahí xDUUu),

Dunkel Tot (joi joi o.o.. oye, ¿tu maestro tiene dos ojos de ogro y boca de gorila *-*? sí, es que hay un senior igualito viéndote atrás del monitor OwO),

Werden (-le pega a Myrtle- ¡¡ESHA ME DIJO!! ;O;),

Drys (¿eres nueva en esto o.ô? Visita diccionarios de anime para enterarte de lo que es EN SÍ un SLASH ^^),

Mariana Berrings (oy, a mí ni me preguntes por ese xDUu)

por sus reviews ^_^

Por cierto que debido a que varios lectores nos han repetido la misma queja muchas veces (¡¿POR QUÉ NO AVISAN QUE ESTO ES UN FIC DE GAYS?!) el aviso de SLASH estará escrito al principio de cada capítulo desde ahora ^.^.. adiox.