La mayoría de estos personajes pertenecen a J. K. Rowling, nosotras solo los tomamos y los deformamos para conveniencia de nuestro fic. Lo mismo hicimos con otros dos personajes invitados, uno es de J.R.R. Tolkien y el otro es de la Fox ( si , el canal de tv). Debemos agregar que esto es un slash (relación chico/chico) y si no les gusta este tipo de literatura, mejor no lean. No aceptamos reclamos posteriores.
Esta es nuestra primera obra (somos dos las que escribimos: Catzeruf y Diox). Aceptamos toda crítica constructiva pero sean suaves, nuestros corazones no soportarían una masacre. Somos propensas al suicidio.
Capítulo once: "Pasa El Tiempo Y..."
12:10 hrs. Gran Comedor
Harry hablaba con Ron.
Sabes Ron, últimamente tu y Hermione se han juntado mucho y me siento un poco excluido, ustedes se ponen a hablar entre los dos y como que me dejan de lado... No sé si es idea mía pero siento que ya no me escuchan...
Ron, que miraba hacia de los profesores se percató de que falta Légolas y pensó:
"A Hermione le encanta asaltar a los profesores en los pasillos, tal vez esta con el fleto de adivinación... mejor voy a buscarla"- e interrumpiendo a Harry le preguntó
¿Has visto a Hermione?
Harry le miró y le contestó
En la biblioteca. ¡Ves como no me escuchas!, cada día me ignoran más, todo el mundo me ignora, Lupin no se ha comunicado conmigo a pesar de que ha estado en Hogwarts y mi padrino pareciera no recordarme. ¡Todo el mundo me deja Solo!
Ron, que no se tragaba el cuento de la biblioteca le interrumpió
¿Harry, te importaría que te dejase solo por un momento para buscar a Hermione? Últimamente ha estado mucho en la biblioteca...- y salió corriendo sin esperar la respuesta.
Harry le miró con los ojos vidriosos y se dejó caer sobre su asiento, miró a la mesa de Slytherin en busca de un poco de alegría y vio como Malfoy jugaba con su comida de manera distraída ignorando a sus compañeros que reían y torturaban a un alumno de Hufflepuff. Últimamente Draco no era el mismo, las discusiones habituales con Harry eran muy pocas, prácticamente le ignoraba por completo (otro que no pesca al –pobre-chico-que-sobrevivió); casi no provocaba a alumnos de otras casas y hasta se había alejado de sus amigos.
El joven slytherin se paró de su mesa, dejando su comida casi completa, y trató de irse lo más rápido que pudo, pero todo fue en vano. Crabbe y Goyle se pararon al instante y se le pegaron a sus lados como dos horribles lapas.
Podrían dejarme ir al baño solo por favor- les dijo un muy exasperado Malfoy- me afean el paisaje.
Y pronunciando esto, se fue solo del gran salón. Harry le vio y decidió averiguar qué era lo que le pasaba. Lo alcanzó en el corredor y le llamó:
¡Drac... Malfoy espera!
¿Sí? – Contestó el joven arrastrando las palabras y girándose elegantemente para ver quién lo llamaba.
He estado pensando en ti.- Al darse cuenta de lo que acababa de decir se apresuró a cambiar el curso de la conversación- la marca...en mi brazo desapareció en la noche, ¿tu todavía la tienes?
Draco lo miró fijamente unos segundos para luego levantar su manga. La dedicatoria de Harry había desaparecido.
- Ya no está- dijo extrañado sin levantar la vista de su brazo. ¿Cómo era posible que no se hubiera dado cuenta?
Mientras Draco permanecía sumido en sus pensamientos Harry lo observaba curioso. ¿En verdad no se había dado cuenta que su marca ya no estaba? No parecía estar fingiendo, tenía el ceño fruncido y su acostumbrado aire amenazante había desaparecido. Se veía confundido. No pudo evitar sonreír al verlo con esa expresión y sin darse cuenta perdió el sentido de realidad y solo se le quedó mirando como idiota. ¿Sería posible que la expresión de Draco se debiera a la pena de haber perdido el recuerdo que Harry dejó en su brazo tal como le había pasado a él? Su vista se posó en el brazo de Malfoy, que contrastaba enormemente con la túnica. Pensar que él había tenido ese brazo en su poder...la piel era tan suave y delicada, podía recordar las venas que se asomaban bajo la piel algo trasparente, fina e inalcanzable, igual que su dueño...
- ¿Qué me estás mirando?- la voz cortante lo sacó de su ensueño
Tienes las manos tan finas- (pero no salió de su embobamiento lo suficiente) Al momento de pronunciar esto, se dio cuenta de que había cometido el peor error de su vida.
Por supuesto, es un rasgo característico de los Malfoy –respondió con su usual tono arrogante y se fue sin dejarle oportunidad al moreno de seguir hablando.
Harry no podía creer lo que acababa de decir, tampoco le cabía en la cabeza que el slytherin no hubiese aprovechado la oportunidad de reírse en su cara de su estupidez y solo se hubiera ido sin decirle nada hiriente. ¿Sería acaso que Draco también se estaba fijando en él?. Se dirigió al comedor para terminar su almuerzo con una pequeña llamita de esperanza en su sufrido corazón.
Pasó el tiempo y la clase de canto no había perdido su popularidad, Harry seguía yendo al taller de Hotdeto junto a sus compañeros de quidditch, ya que habían modificado el horario de entrenamientos para alcanzar a asistir, e incluso algunos querían abdicar del equipo. Esta situación se repetía en las tres casas restantes. Todo el mundo se hacía el tiempo para ir sin importar las pruebas o lo muy ocupados que estuviesen o si ni siquiera tenían la edad para participar, varios se repetían el plato e iban a más de una clase el fin de semana, lo que obligó a Hotdeto a ocupar el gran comedor definitivamente para sus fines artísticos. Esto provocó que el día domingo, en que este taller era matiné, vermut y noche, los alumnos almorzaran donde podían, se peleaban los sillones de cuero y los sectores más cómodos del salón. La comida aparecía en una mesa especialmente adaptada (arrimada en un rincón) de la que los chicos se alimentaban.
Durante la semana ensayaban sus dotes vocales por cada rincón del castillo. De no ser porque todos estaban involucrados la situación hubiera sido para terminar colgado del cuello con tanto aullido. Muy pocos lo hacían bien, aunque había que reconocer que la mayoría mejoraba a cada clase.
El semanario de Hogwarts dio su primera aparición y fue muy bien recibido entre el alumnado ya que hablaba mayoritariamente de las jóvenes promesas del canto y todos los "entretelones" del mentado taller, apareció también un poster doble de Légolas y Hotdeto.
La clase de adivinación se vio drásticamente disminuida gracias al poco entusiasmo de los alumnos en esta materia y Légolas tuvo la penosa necesidad de juntar todos los grupos de séptimo año para completar un mínimo de alumnos. Aunque no tenía cara para quejarse por que no enseñaba nada, solo se dedicaba a cantar y a hacer predicciones individuales a los alumnos. Pero esto no significaba que su número de admiradoras hubiese bajado, es solo que la clase era tan "dopativa" que no existía fan que no sucumbiera ante el letargo. Las únicas que seguían interesadas en la materia fueron Hermione, Lavender y Parvati. Estas últimas, que siempre habían sido fervientes seguidoras de la adivinación, adoptaron las costumbres, posiciones, y tonos del profesor al que tanto admiraban, volviéndose seres espirituales y caminando como si estuvieran flotando. Sorprendentemente al asimilar su personalidad adquirieron parte de sus dotes como adivinador. Pero toda esta aura mística que las envolvía desaparecía al momento de llegar al taller de canto, en donde "se les soltaban las trenzas" como a todos los demás. Harry solo asistía a Adivinación para no quedarse abandonado en la sala común, ya que Ron estaba muy interesado en "vigilar" a Hermione. Además esta chicoteaba a Harry para que fuese y aprovechase que el profesor le leyera la suerte. Aunque en la clase, por más que intentaban escuchar, se quedaban profundamente dormidos. Malfoy se inscribió también a esta materia para averiguar más sobre la amenaza a Hogwarts puesto que había encontrado el cuaderno de notas de Hermione y todos los apuntes que tenia escritos en él estaban directamente relacionados con la esfera y el peligro que corría el colegio. Se desencantó de la idea cuando notó como no podía permanecer despierto durante la clase e igual no obtenía las pistas, pero lo que le hizo decidirse totalmente de no ir más, fue cuando el señor Verde le tiró los tejos mientras le sostenía la mano para "leerle" su futuro. Realmente no importaba estar ahí, después de todo, siempre le podría robar los apuntes a la sangre sucia.
Mulder seguía haciendo sus clases paranoicas y ya no demostraba más actitudes sospechosas. Lo único destacable es que se había juntado mucho con la profesora de transformaciones en los pasillos, comidas y demases. Ella, por su parte, se veía más chispeante y se comportaba de manera menos estricta.
El único que no parecía feliz, además de Draco y Harry, era Snape que estaba aún más antipático, pero con la diferencia de que ya no exclusivamente con Potter. Todo el colegio sufría sus maltratos y por la menor incitación estallaba en gritos y restaba puntaje a las casas, las cuales ya marcaban cifras negativas (inclusive Slytherin).
Para Ron las cosas no eran tan malas ya que cada vez se llevaba mejor con Hermione. Esto era lo único que evitaba que el pelirrojo no estallara en cólera por los constantes ataques que sufría a manos de Peeves que se empeñaba en acosarlo tirándole el pelo y arrojándole cosas desagradables.
Nuestro héroe, durante este tiempo, se sintió cada vez más solo y desamparado. La situación con sus amigos era insostenible y ya perdía las esperanzas de que Sirius o Lupin se contactaran con él. ¿En qué momento todo el mundo se había olvidado de su existencia?, Recordaba que antes le molestaba la sobreatención que todo el mundo le propinaba, la manga de fans que le seguían o el que fuera noticia de primera plana el si usaba calzoncillos o boxers. Ni siquiera en la cabaña de Hagrid tenía atención, puesto que el dueño de casa, no dejaba de hablar de su querida madame Maxime, por lo que pronto decidió embarcarse al colegio en que se encontraba su gigantesco amor. Para colmo el guardabosques se había llevado al perro, o sea ya no tenía ni perro que le ladrara. ¿Cómo era posible que se hubieran olvidado todos de quien los había salvado de Voldemort tantas veces?. Su última esperanza había sido Dumbledore, quien siempre lo había aconsejado y protegido desde que era un bebé. Un día fue a su oficina para contarle lo que sabía de la amenaza a Hogwarts, y ofrecerle su ayuda, aunque sabía que conseguiría solamente sermones y prohibiciones; pero no le importaba, al menos alguien así lo vería. Pero lamentablemente su plan no funcionó, Dumbledore le dijo amablemente antes de que el chico le confesase algo, que se retirara porque estaba muy ocupado.
¿Qué haría ahora? Y para colmo sus sentimientos por Draco se hacían cada vez más fuertes. Le desesperaba no verlo y cuando abandonó adivinación sintió que se le acababa el aire, ya que solamente le quedaba una clase con él: la de pociones y ahí apenas podía verlo entre tanto vapor y explosiones. La otra clase que compartían Gryffindor y Slytherin era cuidado de criaturas mágicas que había acabado en el momento en que Hagrid decidió que necesitaba a su pareja y como Dumbledore estaba tan ocupado haciendo quien sabe qué, no buscó reemplazo. En su desesperación y desorientación por el desastre hormonal al que se veía enfrentado, usó como "estrategia de conquista" insultar a Draco cada vez que lo veía, de modo que se aseguraba que este supiera que aún existía.
Ya había llegado el invierno.
Una noche, en la clase de canto nocturna, Hotdeto se contoneaba y cantaba "Kazou" sobre el escenario con su movimiento de caderas-serpenteante patentado "hot", que de vez en cuando acompañaba con un movimiento de brazos al ritmo del cuerpo,
Llevaba un traje negro de dos piezas y un tul que le salía de la chaqueta, la que estaba cerrada en el abdomen destacando su cintura; camisa gris, corbata roja; el pelo engominado hacia atrás (a lo Draco) de un color azul platinado, los ojos estaban pintados con una sombra roja grisácea resaltando su mirada.
Harry se dio cuenta que no estaba disfrutando la clase, ¿de qué le servía si nunca podría ver a su chico platinado bailar?, decidió buscarlo, seguramente se encontraba solo ya que todo Hogwarts estaba en el gran comedor incluyendo a sus "guardaespaldas". Intentaría una nueva estrategia de conquista, porque la anterior no le había funcionado, se aproximaría a él directamente y le hablaría con franqueza.
En el camino cambió de opinión, le pareció mala idea llegar y decirle al slytherin "me gustas", seguramente conseguiría una castración y, en el mejor de los casos, un par de costillas rotas. Era mejor idea tratar de acercarse, mostrando desprecio por la clase de canto, (que se notaba que el prefecto de slytherin detestaba) para que Draco se sintiera identificado y se abriera ante él (ya que también estaba solo y seguramente con ganas de compartir sus problemas con alguien tal como le ocurría a Harry)
Recorrió los pasillos apurado, aprovechando el impulso que tenía, con las manos empuñadas y el corazón casi saliéndose del pecho. En su frenética búsqueda divisó por una ventana del castillo, la cancha de quidditch y en las graderías, una figura cuyo cabello reflejaba la luz de la luna.
