Capítulo 8: El club de los corazones rotos
Mientras sucedía todo eso en la disco el grupo continuaba divirtiéndose mientras avanzaba la hora sin importarles el hecho de que pronto amanecería en la ciudad. La pista principal aun continuaba llena, de hecho era el único sitio en donde quedaba gente. Había alguien que no le prestaba demasiada atención a la música y al baile, el patriarca del Santuario solo se dedicaba a observar desde un amplio y cómodo sofá en el sector vip a Dohko que bailaba en el centro de la pista con los demás. Desde allí podía ver todo pues el vip estaba ubicado en un nivel más alto por encima de la pista. Se moría de ganas de ir hacia donde bailaba Dohko y romperle la boca de un beso, pero estaba más que al tanto de la inseguridad de el santo de Libra y no deseaba forzarlo, aun así añoraba tanto estar con el... Regresaron una vez más a su memoria los recuerdos del pasado, cuando ambos eran jóvenes e inexpertos en el amor. Inexplicablemente se sentía de la misma manera, sin experiencia y temeroso al futuro. Se había prometido a sí mismo que lucharía, que no claudicaría ante nada y conseguiría el amor de Dohko una vez más. Sin embargo los sentimientos de los demás son una variable que uno no puede manejar, Shion era muy consciente de ello. De pronto Dohko ya no estaba más con el grupo¿A dónde se había ido?. Para su sorpresa alguien se sienta a su lado.
- ¿No te gusta bailar¿O ya no estás para estas cosas? - le preguntó Dohko sonriendo y en tono irónico sin mirarlo a los ojos.
- No es eso... Me gusta observar a la gente Dohko, además sí estuve bailando y... Las caipirinhas me cayeron algo mal - riendo -. Quizá ya no este para esas cosas.
- Y pensar que eras el que más aguante tenia... Muchas cosas han cambiado Shion, muchas cosas - dedicándole una dulce sonrisa risueña.
- Pero hay una que nunca ha cambiado - le contestó Shion mirándolo profundamente a sus ojos.
Y hechizado por el misterioso color lila de los ojos de Shion, Dohko no pudo impedir que el gran maestro, el que está por encima de los ochenta y ocho caballeros se acercara a él y lo besara. Tanto tiempo había pasado ya... Pero esos labios no perdieron el dulce sabor que siempre tuvieron y el corazón se le aceleró como aquella vez que Shion lo agarró casi igual de desprevenido y lo besó, aquella primera vez que fue hace tanto tiempo, en otro mundo y lugar. Unas lágrima silenciosas brotaron desde los ojos del santo dorado de Libra quien respondió poco a poco a ese apasionado y dulce beso, poco después terminó abrazado a Shion y descansando sobre su pecho. Cualquier palabra en aquel momento hubiese estado de más, ese sutil y mágico momento no debía ser arruinado con nada; después de todo hay cosas que no se dicen, se sienten.
El alba asomó tímidamente entre oscuros nubarrones en el horizonte no tan lejano. Con osadía esas sombras en el cielo fueron ocupando el lugar de las estrellas durante la noche y ahora reclamaban el dominio en el cielo. Poco a poco el aire se tornó húmedo y pesado sobre la costa de Río de Janeiro mientras Ikki desesperado buscaba a su hermano. Shaka lo seguía más que nada para acompañarlo, aun así sentía que no ayudaba en nada, cualquier intento de comunicación con Shun era más que infructuosa tanto para él como para Ikki. Estaba con él por inercia, algo le decía que tenía que seguirlo aunque sea solo para observarlo distante como a un lejano sueño.
- Ikki puede que Shun haya regresado al hotel, no te desanimes, Shun sabe como cuidarse solo - tratando de tranquilizarlo.
- Si le llega a suceder algo por culpa de ese idiota... - volviéndole de a poco la furia.
- Sabes que no vale la pena Ikki - concluyó Shaka.
Ya estaban fuera del barrio de Copacabana, Ikki pensó que quizá Shun haya ido hacia la playa pues siempre le gustó observar el mar. Lamentablemente no pudieron encontrarlo en esa playa así que él pensaba seguir hasta Ipanema o la playa que sea si fuese necesario.
- Si continuamos por ésta avenida llegaremos al barrio de Ipanema - le comentó Shaka recordando el mapa que tenía en el hotel.
El grupo de caballeros fue el último en retirarse de la disco, aun sin música querían continuar la parranda. Algunos aun tenían pilas como para continuar dos días más, otros - lamentablemente - tuvieron que ser arrastrados hasta sus habitaciones. La mayoría de los caballeros prefirieron ir a desayunar, otros subieron a sus habitaciones como Milo por ejemplo. Ni bien se abrió la puerta del ascensor el caballero se Escorpio corrió hacia su habitación y trató de abrirla. No hubo caso, estaba trabada desde adentro por lo que empieza a golpear la puerta.
- ¡Camus¡¡¡Abrime¡¡¡Puedo explicarlo!
- ¿Explicar qué! - gritó Camus con voz llena de furia desde el cuarto.
Los caballeros que habían subido con él se detuvieron a contemplar la escena desde lejos, se veían venir un buen espectáculo.
- ¡Perdóname¡Te lo suplico! - suplicaba Milo.
Camus abre la puerta de golpe y le dirige una mirada fría y llena de odio y rencor.
- Nunca pensé que eras capaz de algo así. Me decepcionaste Milo, pensé que eras mejor persona - mirándolo con más y más odio.
- Pe-pero Camus... Yo te amo, vos lo sabes... - casi sin poder mantenerse en pie y exhalando un vaho a alcohol.
Milo no esperó lo que sucedió a continuación, Camus entró al cuarto y cuando se asomó de nuevo comenzó a lanzarle toda la ropa a Milo.
- Y yo te amaba Milo... ¡No pienso volver a pasar una noche más con vos maldito! - mientras le lanzaba una a una sus cosas.
- Por favor, te lo suplico, no puedes dejar de amarme así como así - ya suplicando de rodillas -. No me hagas esto - con algunas lágrimas en sus ojos.
DeathMask, Shura y Afrodita reían por lo bajo desde su habitación, cerca de ahí y a una prudente distancia Saga observaba la graciosa escena.
- ¿En serio¡Pues ya lo hice¡Mírate! Sos patético Milo, nunca más te molestes en dirigirme la palabra maldito bastardo - lanzándole la valija en la cabeza y luego dando un portazo que resonó en todo el piso.
Nadie de los allí presentes - salvo Milo - pudo contener la risa al ver la valija estrellándose en Milo. No lo lastimó pero le dejó un chichón bastante abultado en la frente; como pudo juntó sus cosas mientras sollozaba tristemente.
En el salón comedor Saori se entera de las cosas que sucedieron durante la noche, se rió de algunas pero luego se preocupó al escuchar que Shun salió corriendo de la disco.
- ¿Pero alguien vio a Shun luego? - con un claro tono de preocupación.
- No... No lo vimos... - comentó Aioros mientras bostezaba -. ¿Vos lo viste Kanon?
- No... - movía la cabeza en señal de negativa -. De hecho yo no siento su presencia aquí en el hotel.
Mientras hablaban del tema Saga, Shura, Afrodita y DeathMask hacen aparición mientras se reían por lo que pasó no muchos minutos atrás. Luego de hacer una síntesis de lo sucedido le dicen a Saori que tampoco vieron a Shun.
- Pero tampoco está Ikki, así que debe estar con él Saori, no te alarmes - comentó Saga.
- ¿Y Hyoga? - preguntó la muchacha mientras sorbía su tercer café superconcentrado.
- ¿Te referís a ese estropajo que acaba de entrar? - dijo Afrodita señalando a Hyoga que justo estaba ingresando al salón.
Ni alcanzó a decir buenos días cuando toma una silla y cae sobre la mesa absolutamente K.O. Saori estaba cada vez más preocupada pues intentó llamar al cosmos de Shun pero le fue imposible, Shun lo estaba bloqueando como si no quisiera que nadie lo encontrase.
- No puedo ubicar a Shun - levantándose -. Hay que ir a buscarlo chicos, esto no me gusta nada - mirando de reojo a Hyoga -. Río es una ciudad muy grande amigos.
Esperaron un rato para ver si Shun aparecía pero había pasado una hora ya y no tenían noticias, el peliverde no quería ser ubicado, ni siquiera Saori podía contactarse con el chico. Ya más que preocupados por la situación decidieron organizarse para salir en búsqueda del joven caballero de bronce, sin importarles el sueño y el cansancio por la agitada noche estaban prestos para salir cuando lo ven entrar y dirigirse directamente hacia el ascensor.
- ¡Shun! - corrió Saori hacia él -. ¿Dónde estabas¡Nos preocupaste!
La muchacha iba a seguir con su alterado tono de voz cuando se dio cuenta que el pobre chico no estaba para esas cosas, había demasiada tristeza en su rostro. Saori abrazó a Shun y entraron al ascensor, la dama le pidió al ascensorista que los llevara al penthouse. Una vez allí la muchacha llevó a Shun a su habitación, la suite más cara del hotel.
- Shun, se todo lo que pasó. Quédate ahora aquí - comenzó a decir una vez que llegaron al cuarto de Saori -. ¿Sí? Estarás más tranquilo, no te pongas tan triste. Todos los problemas tienen solución - le sonrió tiernamente.
- Yo... - entre sollozos - Yo... - sin saber que decir - Yo creí que el me quería.
- Descansa ahora Shun, no te preocupes - mientras lo abrazaba tiernamente, como una hermana mayor lo haría con su pequeño hermano -. Le diré a Ikki que estás aquí conmigo, descansa.
- Pero... - se quedó con la frase en la boca - Gracias Saori - le sonrió - avísale a Ikki que estoy bien - mintió el chico.
Atravesando la avenida Rainha Elizabeth dominada por altos edificios el rubio y el peliazul llegaron a otra avenida casi tan ancha como la que bordeaba la playa de Copacabana. Si hubiese habido sol habrían visto que el agua cercana a la orilla en aquella angosta playa era cristalina y de brillante color turquesa, una pena que las nubes se arremolinaban cada vez más negras sobre ellos hasta que de improviso se descargaron. La lluvia constante no los hizo retroceder, Ikki quería saber si Shun estaba allí y Shaka solo deseaba acompañar a Ikki, tenerlo y sentirlo cerca. Casi a las nueve de la mañana Shaka siente un conocido ruido, el ringtone de su teléfono móvil. Ikki lo mira expectante, quizá haya noticias sobre el paradero de Shun. Tras escuchar un "gracias Saori", le pregunta al rubio que es lo que pasó.
- Shun acaba de llegar al hotel, Saori me dijo que estaba bien - le comentó al Fénix -. Tal como dijiste salió para el lado de la playa, solo que hacia el otro lado Ikki - le sonrió.
Ikki estaba aliviado ahora, quería ver a su hermano en ese mismo instante así que piden un taxi y se dirigen al hotel. Shaka lo notó más tranquilo pero sabía que alguien las iba a ver negras si se cruzaba con él. Un rato después llegan al hotel más que empapados, el Fénix sale corriendo hacia el ascensor pero se encuentra con Saori en la entrada.
- Saori... ¿Cómo está Shun? Quisiera... - agitado y cansado.
- Shun está descansando en el penthouse ahora, se quedará conmigo hasta que todo se solucione. Lo mejor es que lo dejes solo un rato y no lo hostigues - con voz calma -. Y por favor, no pelees con Hyoga. Eso es algo que deben solucionar ellos.
- No me pidas eso Saori, no voy a permitir que nadie le haga daño a mi hermano - en tono firme y terminante.
- Te entiendo, pero esto es una cuestión de ellos Ikki, comprende por favor.
Shaka decidió subir, lo que hablaran ellos no le incumbía por lo que prefirió subir a su habitación. Estaba algo triste pues en el fondo el quería estar con Ikki en ese momento, sintió algo de celos hacia Shun por tener el privilegio de ser la persona más importante para el Fénix. No, no debes ser egoísta Shaka, se decía con firmeza. Cuando llegó le sorprendió ver que en el cuarto que compartía con Aioros y Dohko había una pequeña reunión.
- ¿No deberían estar durmiendo? - dijo Shaka al ingresar y bostezando luego.
- Buenos y empapados días¿No? - le dijo Aioros bromeando al ver el estado de Shaka -. No sabes la que te perdiste acá, fue muy gracioso.
- Ohh... Y pensar que nosotros creíamos que estabas de fiesta con tu ya sabes quien - le preguntó Kanon con sorna.
- Muy gracioso Kanon. ¿Y qué se supone que pasó? - sentándose en el único lugar que quedaba libre, el suelo, mientras se cambiaba la ropa mojada.
- Pues verás - comenzó a decir DeathMask -. Todo empezó en la disco, cuando una de las amigas de Aldebaran usa sus... ¿Cómo podría llamar eso¿Encantos? Si, eso. La cosa es que se llevó un chasco grande, pues se encaró a un Milo con varios margaritas encima. Claro, no esperó que Camus viera toda la escena.
- El golpe que le dio a Milo lo hizo salir volando, fue fantástico - agregó Shura.
- Eso no es nada, cuando llegamos todos acá fue lo mejor. Vimos a Milo intentar entrar al cuarto que compartían con Camus suplicando perdón. ¡Lloraba como nena¡Fue lo más patético que vi en mi vida! - desternillándose de la risa - continuó DeathMask.
- Luego Camus le dijo de todo y le tiró al pasillo todas sus cosas, desde el cepillo de dientes hasta la valija - dijo Shura.
- La cual no pudo esquivar - dijo Saga también riéndose al recordar la escena.
- ¿Y dónde duerme ahora?
- Eso después, el bonus track fue cuando vimos llegar en pésimo estado a Hyoga en el salón mientras desayunábamos, aunque ya lo habíamos visto acá antes de bajar. Fue derecho al cuarto de Camus, creyó que su maestro le iba a dar "asilo político" en su cuarto, si, seguro - continuó DeathMask -. Estaba enterado de ese lío que tuvo con Shun. Por eso y por lo que le pasó con Milo el ruso se terminó comiendo el sermón de su vida. Al final Milo está ahora durmiendo en la habitación de Hyoga, al menos por el momento hasta que se solucionen los líos. Logró zafar porque Shun va a quedarse con Saori.
- Vaya... Y nosotros empapados por la lluvia - comentó Shaka mientras bostezaba.
- Y hablando de "nosotros"... ¿Qué onda entre vos y el Fénix? - preguntó picaronamente Saga.
- ¿Eh? - sorprendiéndose Shaka -. Bueno, yo.
- Ya sabemos de tus andadas con Ikki¿Pasa algo entre ustedes? - preguntó Kanon.
DeathMask no entendía nada¿No era que Ikki estaba detrás de Afrodita?. De reojo observó al santo de Piscis quien estaba cabizbajo hecho un ovillo. ¿Vio resignación en su rostro?. Se puso a pensar en la situación, el Fénix estaba supuestamente detrás de Afrodita pero en la disco esa noche el negó todo, es más, pareció que ni estaba enterado de eso. Él mencionó que era una mentira, si en realidad estaba con Shaka tal como estaba escuchando de boca de los gemelos, entonces... Acá hay gato encerrado - pensó DeathMask -. ¿Me pregunto quien habrá sido el que dijo que el Fénix estaba detrás de Afro.
- Vamos, no te hagas el gíl - le guiñó un ojo Saga.
- ¡Oigan! No se metan en mi vida, que yo no me meto en la de ustedes ¿Estamos? - contestó el rubio algo ofendido.
- El que calla otorga, dice un viejo dicho - dijo el mayor de los gemelos para luego levantarse y dirigirse a la puerta - Buenas noches amigos.
- O muy buenos días, tal como prefieran - saludó Kanon dejando la habitación junto con su hermano.
Ikki no pudo más que resignarse a la idea de ver a su hermano más tarde, eso sí, no iba a dejar que el ruso se salga con la suya. Ni bien entró a su cuarto - el cual estaba vacío - se quitó la ropa empapada, ordenó la ropa que había tirada en el suelo y se echó en la cama. Y como si fuera poco no pude hablar con Shaka... ¡Y lo tuve en todo momento conmigo! Diablos, soy un patético idiota - se decía enojado -. Ni siquiera le agradecí por haberme acompañado... Bueno, Shun está primero... Quisiera... No, debe estar enojado, seguro. Apenas le hablé... Bueno, nadie le pidió que me siga, así se quedó dormido y no escuchó a los gemelos que llegaron un rato después.
Definitivamente no era un día de playa, llovió durante toda la mañana en la gran ciudad y recién se detuvo al mediodía aunque con algunas lloviznas intermitentes. La mayoría prefirió dormir y recuperarse de la alocada noche, salvo algunos como Aioria, Aldebaran y Kanon que una vez más - y dadas las propicias condiciones climáticas - decidieron ir a surfear, habían invitado a Ikki pero les fue imposible despertarlo.
- ¡Hey¡Miren eso! - Señaló Kanon a Milo quien intentaba infructuosamente que Camus le abriera la puerta -. Y sigue el espectáculo chicos¿Nos quedamos a mirarlo? - se burló.
- ¡Métanse en sus asuntos! - muy enojado Milo con Kanon.
- Milo, la embarraste fea, olvídate de que Camus te abra. A lo sumo si lo hace será para matarte - agregó Aioria.
- Vamos... Es demasiado patético para ver - agregó Aldebaran.
Aun así Milo debía intentar hablar con su novio, o ex-novio si vamos al caso. Sabía que estaba dentro, tenía que darle una oportunidad para explicarse. Ni siquiera el lo comprendía¿Cómo fue que terminó con la pelirroja? Bueno, ella estaba bailando allí y se le insinuó pero tampoco era para terminar besándola. Ni siquiera lo recuerdo... Que raro... Solo me tomé dos margaritas, eso no es suficiente para que me emborrache tanto, se decía mientras continuaba golpeando la puerta de la habitación. Más de quince minutos sintiendo como golpean con insistencia una puerta es demasiado hasta para el mismísimo Camus, el cual se levanta de la cama tan dolido como enojado y abre la puerta de una.
- ¿Qué mierda quieres! Ya te dije que no quiero volver a saber de vos.
- Pero... Me tenés que dejar explicar... No se como fue que terminé con ella... Si vos estabas ahí.
-¡Imbécil¿Te olvidaste que fui por un trago? - profundamente dolido.
- Bueno... Yo... - sin saber que contestar.
- Parece que sí¿Y qué me vas a decir ahora¿Qué me confundiste con una pelirroja? - mirando la cara de estupefacción del santo de Escorpio -. ¡Yo no soy pelirrojo!
- No te quedaría mal ese color - le contestó.
- Además te burlas - el francés se exasperaba más y más, decidió cerrar la puerta antes de terminar golpeando al idiota que tenía enfrente.
- ¡No! No, quiero hablar con vos. Quiero pedirte disculpas, vos sabes que yo te amo, te amo como a nadie he amado - tratando de ser lo más conmovedor posible.
- Eso no te interesó demasiado anoche¡¡¡Fuera! - gritó y luego cerró la puerta de golpe.
Milo se quedó triste, realmente amaba a Camus y no le pareció justo que lo tratara así. Era cierto que cometió un desliz sin darse cuenta pero no era para tanto, esa pelirroja no le llegaba ni a los talones a Camus.
A media tarde Shun abre los ojos, el ruido de los truenos lo despertó. Tardó algunos segundos en caer en la situación, el techo era distinto y el colchón más mullido. Indudablemente no se encontraba en su habitación sino en el penthouse de Saori, por un momento pensó que todo había sido un mal sueño sin embargo la realidad se hizo presente y con ella el tener que afrontar sus problemas. Había estado llorando durante su sueño y por ende sus ojos le ardían. Tenía frío y sentía cansancio, de seguro provocado por el vagar bajo la lluvia esa mañana. Prefirió no moverse de la cama y acomodar más las frazadas, así que intentó volver a dormirse mientras contemplaba las gotas de lluvia que golpeaban contra la ventana provocando un sonido continuo e hipnótico Mas no pudo pues en su mente había demasiadas cosas y dormirse le era más que imposible. Pensó en llamar a su hermano¿Qué mejor que sus protectores brazos en ese momento?. Pero no, ya era grande y debía enfrentar la vida el solo, no podía depender de Ikki por siempre y además seguramente su propio hermano tenía sus propios líos. Qué fácil le era volver a llorar y autocompadecerse de forma lastimera¿Cómo lograría enfrentar ese problema con Hyoga?. Aun lo amaba y jamás pensó en dejar de hacerlo, ni siquiera ahora con todo eso. Un error... Sí, todo fue un error... Somos humanos después de todo..., pensó al tiempo que unas lágrimas se formaban en sus ojos color esmeralda. El joven santo de bronce estaba a punto de dormirse, el hechizo del murmullo de la lluvia estaba produciendo su efecto y justo en ese preciso momento escucha que golpean su puerta y luego el ruido de los goznes de bronce.
- ¿Shun? - era Saori que entraba para ver el estado de su amigo -. Ah, disculpa... - al ver que estaba descansando aun -. No quise despertarte.
- Espera Saori - dije Shun de improviso sentándose sobre la cama -. Esta bien, de todas maneras ya dormí demasiado... Creo.
Saori entró y se sentó a su lado, notó que sus ojos estaban hinchados y rojos junto con un dejo de tristeza en su mirada. Shun siempre había sido el más protegido por todo el grupo y verlo así le dolía, ahora comprendía mejor la reacción de Ikki aunque a veces era consciente de que el Fénix ya era demasiado sobreprotector. Le dolió verlo así pues lo natural era ver a Shun sonriente y feliz, no de esa manera. No es que Saori tuviera preferencias por alguno de los muchachos pero siempre le tuvo un cariño muy especial a Shun, quizá por ser el menor o quizá por ser la antítesis de lo que eran todos: unos guerreros.
- ¿Cómo te sientes? - le sonrió dulcemente la muchacha, quería que Shun estuviese lo más cómodo posible.
- Pues... - Shun dejó de ver a Saori y perdió su mirada en el intrincado diseño del papel tapiz de las paredes -. No lo se... - dijo segundos más tarde - Yo... Estoy triste y confundido tal vez.
- Si no quieres hablar del tema lo entiendo Shun - le contestó una comprensiva Saori -. Ikki preguntó por ti, de hecho está desesperado por verte.
- Me lo imagino, pero esta vez quiero solucionar las cosas por mí mismo - un tono de seguridad se escuchó en su voz -. Me cansé de ser el llorón del grupo Saori - dijo mientras se levantaba de la cama y se dirigía hacia la ventana -, ya fue suficiente. Te agradezco tu ayuda Saori - le sonrió -, y también agradezco la ayuda de mi hermano.
Saori se dio cuenta de que Shun estaba madurando y eso era bueno, debía aprender a valerse por sí mismo y a forjar su propio camino en la vida. Aun así siempre contaría con ellos para lo que sea.
- También venía para saber si deseabas comer algo ya que no has probado bocado desde anoche. Casi todos estamos en el hotel ahora, las condiciones climáticas no ayudaron mucho hoy. Yo pensaba en comer algo también¿Qué quieres que pida.
- Lo dejo a tu criterio Saori - le sonrió agradecido -. Una pregunta... ¿Qué Sabes de... Hyoga? - su sonrisa desapareció al pronunciar su nombre, indudablemente continuaba dolido.
- Pues lo único que sé es que está compartiendo la habitación con Milo, bueno, han sucedido algunos problemas anoche - intentó explicarle al ver la expresión de perplejidad en su rostro debido a su comentario -. Pues Milo y Camus han peleado y por eso el está en la habitación con Hyoga. Mira, no quisiera entrometerme pero yo se que ustedes dos se aman, no tiren ese amor por la borda, no sería justo... para ambos - con algo de aflicción -. Se bien que se comportó pésimo Shun y voy a entender cualquier reacción por tu parte pero... El te ama, se le nota en sus ojos. Bien, te daré tiempo para que te asees, nos vemos en un rato.
Saori se levantó con gracia y elegancia y se retiró del cuarto dejando a Shun observando como el cielo y el mar se fundían en un gris plomizo. Escuchó y analizó una a una las palabras de la muchacha y, aunque fueran ciertas, es no quitaba el dolor provocado por la traición de Hyoga. Se tomó un breve tiempo para darse una refrescante ducha, realmente la necesitaba. Una ves listo sale del cuarto y ve que Saori estaba sentada en la mesa leyendo un diario. El penthouse era más que inmenso. No solo tenía una cómoda habitación con un baño con jacuzzi, sino que había dos habitaciones también con baño privado más pequeñas, pero no menos elegantes. La entrada daba a un vestíbulo exquisitamente decorado y tras una puerta doble se veía un salón comedor, allí estaba la muchacha. Shun entra y se sienta junto a Saori mientras ésta le decía que en cualquier momento traerían la comida, en eso ambos escuchan que comienzan a golpear la puerta fuertemente, por no decir también en forma desesperada. No hacía falta preguntar de quien se trataba, era el mismísimo Ikki. Saori miró a Shun, aun no estaba segura si estaba listo para hablar del tema con Ikki, sin embargo no hizo falta hacer nada pues el mismo joven fue el que se dirigió hacia la puerta. No iba a intervenir así que la chica se levantó y cerró las puertas del comedor.
Ikki se sorprendió al ver que Shun era el que abría la puerta, se había hecho la idea de ver a una Saori enojada por molestar a Shun, al parecer cualquier intento de protección para con su querido hermano era una forma cruel de hostigamiento.
- Shun... - intentó calmarse Ikki -. ¿Cómo estás?
- Me encuentro bien Ikki, gracias. Estoy mejor - le contestó mientras pensaba en como evitar hablar del tema con su hermano.
- Estaba preocupado, Saori no me dejó verte esta mañana, y...
No pudo decir más nada pues su súbita reacción fue abrazar fuertemente a su hermano. El gesto de cariño fue mutuo porque en el fondo Shun necesitaba tener a su hermano cerca.
- Ikki... - le decía en susurros -. prométeme que no le vas a hacer daño.
- Pero Shun - soltando a su hermano -¿Después de lo que te hizo pensas así? No me pidas eso - en el fondo tenía deseos de asar vivo al ruso.
- Quiero arreglar yo este tema, no te enojes pero es algo que debo hacer yo solo. Por favor, tenes que entenderme.
No le era fácil tal cosa al Fénix, siempre se aseguró de que su hermano estuviera bien y ahora éste le negaba su protección. Claro, Shun ya no era un niño y no debía meterse en esa clase de asuntos, aun siendo Hyoga el causante del sufrimiento de su querido hermano.
- Es difícil Shun, odio que te hagan daño. No me ofendes, todo lo contrario, pero no creas que voy a perdonar a Hyoga por esto. Si, ya se que no soy yo quien deba juzgar aquí - le contestó al ver la mirada de reproche que le dirigió su hermano - pero comprende que detesto que te lastimen. De hecho intento no cruzármelo si es posible.
- Por favor Ikki, eso es algo que tendré que hablar con él. No se cuando será, si será ahora o más tarde. Lo único que te pido es que no le hagas daño.
- Está bien, aunque no cambiaré mi forma de pensar. Me alegra verte mejor Shun - le sonrió -
Ikki se retiró y dejó a Shun con Saori. Lo tranquilizó un poco el hecho de que Shun tomara las riendas de su vida cosa que no quitaba que aun continuara preocupado por él. Es tiempo de solucionar mi vida, pensó Ikki mientras se dirigía hacia el ascensor. Pensaba en salir aun con la lluvia, una caminata no le vendría mal o al menos tomarse algo fresco en algunos de los bares de la costa. Le pidió al ascensorista ir a la planta baja y al segundo el ascensor se detuvo en el piso debajo del penthouse, no se molestó en fijarse quien era el que entraba pero no pudo evitar hacerlo luego tras escuchar la inconfundible voz.
- Hola Ikki - le saludó Shaka en tono cortés y algo distante.
Shaka no lo miraba, al parecer su mirada estaba perdida en el piso o algún otro lado. Sintió algo de ¿Culpa?. Sí, probablemente eso era. Ahora que estaba más tranquilo por lo de Shun - aunque no del todo -, pensó mejor en los sucesos de esa mañana. Si bien había pensado que era el rubio el que había decidido seguirlo no pudo dejar de categorizar tal pensamiento como egoísta. Lo único que hizo fue contestar con un "hola" algo hosco, le fue imposible iniciar conversación alguna y menos con un extraño en el ascensor. Era la extrañeza de todo aquello lo que lo confundía¿Qué representaba Shaka en su vida¿Un amante ocasional acaso? Y si era así¿Por qué se preocupaba tanto por un sencillo amante de turno o lo que fuere?. Y fue mientras pensaba en todo eso cuando se dio cuenta de que le gustaba estar cerca de Shaka, aun cuando cada uno estuviese en su propio mundo. El poder sentir su respiración cerca suyo, tanto como su aroma le era algo realmente tranquilizador, purificante, hasta incluso hermoso. ¿No será que yo..., comenzó a preguntarse el Fénix cuando el ruido de la puerta del ascensor lo saca de sus pensamientos y ve que Shaka se aleja cada vez más de su persona. De un impulso sale detrás del rubio de Virgo e inconscientemente lo toma del brazo izquierdo con la intención de detenerlo. Shaka voltea sorprendido y mira a Ikki con sus profundos ojos aguamarina.
- Yo... - comienza a decir el peliazul mientras quitaba lentamente su mano del brazo de Shaka -. Quería agradecerte por lo de esta mañana, por acompañarme a buscar a Shun.
- Ah, si... - contestó el rubio en forma automática.
Shaka estaba demasiado perdido pensando en lo que le produjo el contacto con Ikki, sintió una extraña sensación electrizante al ser tocado por el joven, y el hecho de ser observado por los ojos zafiro del Fénix no le ayudaba en nada para salir de ese trance.
- Bueno... Eso era todo... - sintiéndose incómodo al ver que Shaka no le prestaba demasiada atención -. Hasta luego.
Shaka se queda allí, en el vestíbulo, completamente inmóvil, aunque en su interior deseaba correr tras Ikki y evitar que éste tuviese una imagen equivocada de él mismo pero si iba con Ikki¿Qué le iba a decir?. Frustrado consigo mismo Shaka voltea y se dirige hacia donde estaba el resto de los caballeros.
