Batalla Final: Digimon Crossover
Capítulo 4
De niñeros, peleas, y cartas verdes
"Oigan, creo que ya deberíamos de partir," dijo Takato,
"Yo también pienso lo mismo," dijo Elecmon. "Ustedes son demasiado demorados."
"Hay que estar bien preparados," dijo Impmon, quien estaba alistando a sus jóvenes Tamers para un largo viaje.
"Yo digo lo mismo," dijo Tailmon. "Entre más preparados estemos, mejor. Pero si es necesario, simplemente regresaremos al mundo real."
"Pero qué dices?" dijo Juri. "Si hay que esperar a que se abra una portal para poder regresar a nuestro mundo."
"Claro," dijo Hikari. "Nosotros tenemos el poder para abrir la puerta del Digimundo. Esa es una de las funciones del D-3."
Ella sacó de su bolsillo un aparato, indiscutiblemente un Digivice. Era de colores blanco y rosa.
"Bueno," dijo Junpei, "la función de nuestros Digivice es de purificar datos malignos y capturar los espíritus de los guerreros legendarios, y mezclarlos con nuestros datos. Pero es un poco difícil de usar en esta dimensión, pues aquí el Digicode es invisible."
"Y la función de nuestros Digivice," dijo Takato, "es de leer las cartas y darles sus poderes a nuestras camaradas."
"Cuantas funciones distintas..." dijo Koushiro. "Y pensar que nuestro Digivice solamente sirve para que nuestra camarada pueda Digievolucionar..."
Éste sacó de su bolsillo un aparato azul-grisáceo, parecido a un tamagochi.
"Oye, Elecmon," dijo Junpei. "Y, a dónde iremos?"
"Pues... Nosotros iremos hacia el sur, pasando por el Gran Bosque y luego haciendo una pequeña estancia en la Ciudad del Inicio, que es mi hogar."
"Ah, sí," preguntó Juri. "Y qué haces ahí?"
"Pues, yo soy el encargado de cuidar a los Digimon bebés recién nacidos."
"Entonces eres el niñero?" preguntó Impmon con una sonrisa burlona.
"Y qué tiene?" respondió Elecmon con una mirada penetrante.
"No, nada," se retractó rápidamente Impmon, recordando que tenía bajo su cuidado a dos seisañeros.
"Bueno, entonces cuándo partimos?" preguntó Junpei entusiasmado.
"Seguro que esta es la dirección correcta, Ryo?" Jenrya miró hacia al frente, por donde se extendía un gigantesco mar azul.
"No te preocupes, Lee. Acuérdate, viví en el Digimundo por un año; sé como orientarme." Ryo dio una media vuelta, mirando detrás de él al gran Ogremon. "Tendremos que cruzar el océano, no es así?"
"Sí. Luego, cuando el mar se congele, proseguiremos al área de hielo."
"Pero, Jen," cuestionó Terriermon, quién estaba colgado de los hombros de su Tamer, como de costumbre, "cómo vamos a atravesar ese gran mar?"
"Pues hasta donde yo sé, ninguno de nuestros Digimon puede nadar," respondió éste. "Las líneas evolutivas de Terriermon, Lopmon, V-mon, Palmon, y Wormmon son más que todo terrestres o aéreos..."
"Eso es, Lee!" exclamó de repente Ryo. "Por el aire! Atravesaremos el mar volando!"
"Pero... qué Digimon que tengamos disponible es lo suficientemente grande para llevarnos a todos nosotros?"
"Sencillo. Wormmon y V-mon Jogress-evolucionarán a Imperialdramon! Si no estoy mal, Imperialdramon puede atravesar el mundo entero volando en menos de una hora." Caminó hacia el pequeño bosque que había al lado de la extensa playa y se acercó a donde estaban Daisuke, V-mon, Ken, Wormmon, Shiuchon, Lopmon, Mimi, Palmon, Kouichi, y Cyberdramon, seguido detrás por Jenrya, Terriermon y Ogremon.
"Entonces qué, oh gran líder?" dijo Daisuke con una voz sarcástica y algo enojada. Ryo simplemente lo ignoró, y volteó hacia Wormmon y V-mon.
"Necesito que ustedes dos evolucionen. Necesitamos cruzar el océano, y para eso necesitaremos a Imperialdramon."
"Y qué contigo?" siguió hablando Daisuke con la misma voz sarcástica. "Es que tu omnipotente Digimon no se transforma en una gigantesca bestia con alas de oro?"
"Motomiya, dale a tu camarada la orden de evolucionar."
"Y porqué debería hacerlo?"
"Porque a mí me apuntaron el papel de líder, y los miembros del equipo obedecen al líder!"
"Pues yo debería ser el líder! Siempre lo he sido!"
Para este entonces, ambos Daisuke y Ryo estaban listos como para pelearse a golpes, sus manos empuñaladas y sus ojos llenos de odio.
"Tú no sirves de líder." La voz de Ryo se volvió calmada y tranquila de nuevo. "No conoces el significado de estrategia. Además, BelialVamdemon, el único enemigo poderoso al que se han enfrentado, no es nada comparado a lo que yo he vivido. Yo tengo mucha más experiencia que tú, tal vez sólo superada por la de Taichi."
"Ah, sí? Y cuales han sido esos enemigos a los que te has enfrentado entonces?"
"Eso," dijo en un tono estricto, "no te importa. Sólo te diré una cosa: mi enemigo es lo suficientemente fuerte que podría derrotar a Imperialdramon en modo Paladín de un solo golpe. Puede controlar la mente de las personas y no muestra piedad alguna. Sólo vive para pelear, y para causar maldad con sus actos perversos." Ryo miró por encima del hombro de Daisuke a Ken. Estaba con la cabeza inclinada, mirando hacia el suelo. Perfecto, simplemente perfecto. Había roto la primera promesa que hizo antes de volver al Digimundo: no hablar en frente de Ken de Milleniummon, el Digimon Kaizer, o la Semilla de la Oscuridad. Ryo se paró firmemente, y se dio cuenta que ya el sol se estaba poniendo. "Valla, si que se nos hizo larga esta charla. Ya está muy tarde como para andar volando sobre el océano. Descansaremos aquí esta noche, y partiremos mañana al amanecer. Duerman bien, pues mañana va a ser un día muy largo."
Y con estas palabras, Ryo se retiró a las profundidades del pequeño bosque, seguido silenciosamente por Cyberdramon.
Este mundo era ajeno para Takeshi. Hubiera sido sabio traer a uno de sus compañeros con él. Pero ellos tenían otras misiones. Lo que sí tenía era el potente programa de inteligencia artificial, con el cual podía crear ilusiones de Digimon, suficientemente fuertes como para derrotar a varios Digimon Adultos en una batalla. Así fue como pudo convocar a los MetalTyranomon que envío contra las Tamers y Niños Elegidos. Con ese programa podría asustar por un rato a Yagami, Ishida, Kitagawa, Inoue y Makino y sus compañeros se distraerían, si por alguna razón BlackGabumon llegaba tarde. Con los otros dos, Himi y Orimoto, ya se le ocurriría qué hacer. Pero tenía que ser cuidadoso, especialmente con Makino. No le daba miedo de nada, nunca se rendía, y era muy fuerte con las cartas. Pero eso no importaba. Tenía una misión que cumplir, y no iba a fallar.
Takeshi se sentó encima de una roca que había en el camino y se descolgó su pesada mochila de la espalda. La abrió y sacó de su interior un computador laptop, completamente negro. Puso la mochila en el suelo arenoso y situó el laptop sobre sus rodillas dobladas. Lo abrió con cuidado y presionó la tecla espaciadora en el teclado. Instantáneamente la pantalla se iluminó y mostró una ventana azul de dos columnas. En la de la derecha había una lista con distintos nombres de Digimon, ordenados alfabéticamente. Takeshi automáticamente optó por el primero en la lista: AeroV-dramon. Inmediatamente en la columna izquierda apareció la imagen de un monstruo terriblemente parecido a XV-mon, y debajo información como nivel, tipo y grupo Digimon.
Levantó su mochila del suelo y sacó de ella dos cosas: un D-Arc, de un color plateado con el borde de la pantalla totalmente negro, y una carta, color verde limón, con una gruesa línea gris en el lado derecho. Con su otra mano hundió un botón en el lado derecho de su laptop y se abrió una ranura, parecida a la que se abre para meter un disco compacto, pero de forma rectangular. Takeshi metió la carta verde, la cual cupo perfectamente, y volvió a cerrar la ranura. Devolvió su mirada a la pantalla y tomó control del touchpad de nuevo.
Movió el cursor a justo debajo de donde aparecía la información de AeroV-dramon, a un botón plateado que decía "Copiar". Hizo clic, y de pronto un extraño ruido empezó a salir del lugar donde estaba la ranura en donde acababa de meter la carta verde. Esperó un par de minutos hasta que el ruido cesara y abrió de nuevo la ranura, sacó la carta y la cerró otra vez.
Takeshi volvió a hundir un botón en el teclado y la pantalla de puso totalmente negra nuevamente. Con cuidado la volvió a cerrar. Cogió el laptop y lo volvió a poner en la mochila. Takeshi se paró de la roca, se puso la mochila en su espalda de nuevo, y cogió su Digivice y la carta verde. Ya era hora de buscar a Yagami y comenzar con esto.
