Entre el amor y el odio:

Harry iba al frente, cogiendo un mapa. Seguido por Hermione. Ginny estaba un poco distante, prestando bastante atención en el paisaje. Era un lugar bonito, pero al mismo tiempo preocupante. Malfoy iba un poco atrás de ella. Observaba el modo en que ella se movía. En el modo que miraba todo con amor.

Pasaron horas andando. Los caballos estaban cansados y ellos también. Nunca llegarían al otro campamento así. Llevaban una marcha lenta.

Lo mejor que podemos hacer es descansar y mañana continuar – dijo Harry parando su caballo. Todos le miraron.

¡Perderemos tiempo! – dijo Malfoy consultando su reloj de muñeca – es preciso, en este momento los Mortífagos pueden estar atacando otro campamento.

¿Qué sugieres, Malfoy? – preguntó Harry.

Mandemos a alguien al frente. Esperar en el campamento mientras los otros descansan y duermen. ¡Será mejor!.

¿Y quién crees que irá? – preguntó irónicamente Hermione - ¿Tú?.

Puedo ir. Será mejor para mí... – le contestó.

¿Alguien quiere ir con él? – preguntó Harry. No esperaba ninguna respuesta, pues todos los aurores estaban cansados. El silencio predominó por unos instantes.

Yo voy – dijo Ginny. Draco miró a la chica y hizo cara de disgusto.

¿Seguro, Gin? – Harry se aproximó al caballo de la chica.

Sí. No estoy cansada. No aguantaré estar aquí.

Si es así, buena suerte a los dos. ¡Mañana nos veremos!.

Ginny y Draco partieron. Sin mirar uno a la cara de otro. Seguían una marcha lenta. Estaba oscureciendo.

¿Por qué viniste conmigo, Weasley?.

Porqué no estoy cansada.

No es verdad. Viniste por mi.

No seas creído Malfoy. ¿Crees que vendría por ti¿No crees que yo preferiría quedarme allí, con Harry?

No lo sé... – dijo pensando. A ella le debería gustar Harry.

Entonces no digas tonterías. No va a ayudar a encontrar el campamento – dijo ella rudamente.

¿Qué es lo que tiene Potter para gustarte tanto? . preguntó él sin pensar, unos minutos después.

Él ya no me interesa. Voy a morir en esta guerra, todos moriremos. Probablemente yo ni tenga la oportunidad de encontrar a alguien que me quiera...

¡Creo que le gustas a Longbotton!

¡Por favor Malfoy!

Él es tu amigo¿no es así?

¡Claro que sí! Y ni de ahí que le gusto...

¡Va a ser difícil que encuentres a alguien masoquista por este lugar!

Date prisa, Malfoy – dijo ella apresurando el caballo. Malfoy continuaba su marcha detrás de ella. Reía un poco de las tontería que decían. No le interesaba ni hacía el mínimo esfuerzo para ser amistoso o algo parecido. No le importaba nada de ella. Y ahora que a ella le seguía gustando Harry. Eso que importaba. Ella lo había dicho con sus palabras.

Después de un tiempo andando comenzó a oscurecer. Malfoy ya había apresurado el paso para acompañar a Ginny. No era por miedo, claro. Pero sería menos peligroso para los dos.

Ginny comenzó a ponerse un poco nerviosa. No, no estaba exagerando nada, ni rastro del campamento, aurores, caballos... ni Mortífagos. Lo cual ella no creía que era una buena señal, ya que no quería soportar a Malfoy cantando terribles músicas mientras caminaban.

¿Por qué no consigues quedarte con la boca cerrada un segundo? – preguntó ella intentando fulminarlo con la mirada al ver que seguía.

No – fue la única respuesta. La chica lo miró enfurecida. No le apetecía tener una conversación amistosa con él.

Por otro lado, Harry y Hermione estaban sentados examinando el mapa.

¿Crees que ya llegaron al campamento? – preguntó Mione.

No lo sé. Es un camino turbulento, aun más si no tienes un mapa. Pueden ir bien perdidos – respondió Harry intentando no creer en sus palabras.

Eso no podría pasar...

Malfoy puede no ser una persona ejemplar, pero si es preciso protegerá a Ginny.

Eso me cuesta creer, Harry...

A mi también.

Malfoy estaba comenzando a tener hambre cuando pararon para que los caballos descansaran. Gin andaba medio furiosa entre la maleza. Buscaba alguna cosa.

¿Qué crees que estas haciendo, Weasley?

Buscando pistas. Mejor que quedarse parado tirando piedrecillas...

Creo que es mejor tirar piedras...

Pero no nos ayuda a encontrar el campamento.

Infeliz.

Más no creo que la gente haya ignorado completamente el camino. Por aquí pasan muchos caballos, puedo ver.

¿Cómo sabes eso, Weasley?

Huellas de patas y estiércol...

Claro...

No es reciente, Malfoy...

¡Por favor, para de hablar de eso! Voy a acabar perdiendo el hambre...

Va a ser mejor así, ya que no tenemos nada para comer...

En nuestras mochilas... y además somos, somos brujos¡es que se te había olvidado!

No lo he olvidado, Malfoy. Pero no podemos hacer magia de momento. Llamaría demasiado la atención de los Motífagos...

Pero un hechizo pequeño, no haré nada más...

No creo que sea buena idea...

Yo si.

Esta bien. Hazlo lejos de mí. Así, si un Mortífago te coge yo pueda ayudarte.

Tú a mi no me ayudarías...

Soy una medimaga, Malfoy. Es mi deber.

Entiendo – dijo él mientras se levantaba. Sintió la tentación de volver a sentarse y continuar la conversación, pero se moría de hambre. Y un pequeño hechizo no llamaría la atención de los Mortífagos. Y si venían, el sabía que tenia que hacer.

Anduvo un poco para alejarse totalmente de la vista de Ginny. Estiró su varita. La miró un rato.

¡Lumus! – gritó y una luz se encendió. Él se quedó pensando por un tiempo. Podría hacer alguna tontería. No, él no quería problemas -Avançus Alimeta – dijo, cuando una pequeña explosión hizo aparecer un bizcocho delante de él. Él suspiro – pronto, estará hecho.

Ginny vio un a luz en medio de la maleza. Con certeza era Malfoy haciendo magia. Era un terco. ¿Por qué hacía eso? Parecía que quería irritarla y probar hasta donde llegaba. Sería bueno que desistiese, ya que nunca había visto a una enojada Ginny. Luego vio Malfoy que venía corriendo.

¿Qué pasó? – preguntó ella asustada. Él corría y estaba sudando.

¡Monta en el caballo¡Corre¡Vamonos de aquí! – le dijo mientras montaba en Tempestad.

¿Pero que pasó? – preguntó ella comenzando a trotar con él en dirección dentro el bosque. Ella seguía su ritmo, hasta que él comenzó a correr eufórico.

¡Mortífagos! – fue la única cosa que él consiguió decir. Ginny no quiso mirar atrás y lo siguió. La magia de él había conseguido llamar la atención de los Mortífagos del Señor Oscuro.

Harry y Hermione decidieron ir enfrente, por lo menos algunas millas más adelantadas. Habían descansado el tiempo suficiente. Y tal vez pudieran encontrar a Malfoy y Ginny en el camino. En este mismo momento, Draco paró con el caballo instantes antes que un hechizo le acertara justo a la derecha de su cabeza. Ginny miró asustada y atrapó su varita. Continuaron corriendo a caballo, pero con las varitas empuñadas. Chispas verdes, rojas, naranjas... ellos solamente veían eso antes de que se desvanecieran entre los árboles, donde los hechizos alcanzaban y hacían partirse troncos de árboles. Todo el cuidado era poco para no golpearse la cara con alguna rama suelta. Incluso ahora que corrían floresta adentro.

¡No vamos por el camino correcto! – gritó Ginny para que él pudiera oírle.

¡Eso ahora no importa¡Solo corre! – le dijo él apretando las riendas. El caballo relincho y corrió más. Ginny lo alcanzó inmediatamente. Ambos estaban cansados y la noche estaba cada vez más oscura y preocupante. Tal vez por que estén cada vez más perdidos. O por los árboles que había alrededor y que parecían gritar cuando pasaban.

Lo importante era que los hechizos y maldiciones habían cesado. No oían más trotes de caballos mortífagos, ni gritos. Estaban lejos, bosque adentro y con frío, cansados y hambrientos. Cuando se detuvieron para descansar escogieron un lugar escondido, atrás de un enorme árbol antiguo. Aun así, ese lugar no era seguro.

Ginny descendió del caballo y guardó la varita. Su rostro estaba cubierto por el cabello que goteaba con el sudor. Ella andaba con las piernas doloridas y su cabeza estaba rodando. En su brazo, un pequeño corte hecho por un tronco que casi cae encima de ella.

Malfoy inmediatamente hizo lo mismo. El hambre ahora había tomado un lugar mayor, juntamente con el pavor. Estaba asustado, aunque no quisiera admitirlo. Sus cabellos platinados estaban vagabundeando, por el viento. El rostro cubierto por hollín de un árbol que estaba quemándose en el camino. Sus piernas también estaban cansadas, pero no tenia ninguna herida en su cuerpo.

¿Estas bien, Weasley? – preguntó mientras se apoyaba en el tronco, para descansar.

Más o menos... – dijo ella sentándose en una enorme raíz.

Nunca imaginé que sería así...

¡Huimos de los Motífagos¿Qué somos¿Aurores o simples magos?

En aquel momento era correr o morir... – dijo Draco muy pensativo. Miraba hacia su varita y había percibido que todo eso era por su culpa. Él había llamado la atención de los Mortífagos – no quise provocar eso, de verdad...

Yo te avisé, pero como siempre Malfoy prefiere oír su orgullo dando consejos.

¡No tengo motivos para agredirte, pero lo haré si no cierras tu boca!

No me puedes hacer nada. Sabes que no eres mejor que yo. Dueleríamos hasta que alguien nos encontrara y nos expulsaran del grupo. Donde se vio dos aliados peleando...

No soy mejor, pero puedo superar eso... pero tu sabes que no puedes superarme en nada...

No vamos a comenzar a discutir de las familias nuevamente. ¡Ya me cansé de oír durante toda mi vida que los Malfoy son ricos y los Weasley pobres! – gritó ella. Después tosió mucho. Cogió la varita y reparó su herida.

Menos mal que te cansaste de oír, porqué yo me cansé de decir...

¡No lo sé porqué decidí venir adelantándome contigo¡Solamente una loca puede hacer eso¡Podía haberte dejado solo y tú podrías haber huido con los Mortífagos cuando quisieras!

¿Huir con los Mortífagos¿Dudas de mi lealtad¿De Dumbledore?

Sí. A ti nunca te gustó.

¿Y las persona no pueden cambiar?

No todas, Malfoy – dijo ella mirándolo profundamente. Se apoyó en el brazo herido y se levantó. Se dirigió a otro árbol y se sentó nuevamente. No quería hablar más de esas cosas. Deseó que Hermione la encontrara inmediatamente.

Él oía a la chica hablar. Ella tenía rasguños en ciertas partes. Él no podría cambiar así tan rápido. Tal vez ni con mucho tiempo. Era un Malfoy por encima de todo. Por encima del amor, por encima del odio.