Me quede mirando, anonada al edificio, era enorme. De pronto sentí algo a mi lado, aleje mi vista del edificio y me encontré con Tamao, que también miraba al edificio.
-Yo también me quede así la primera vez que lo vi-dijo Tamao, sin poner mucha atención a sus palabras.-Aquí es donde están todos los estudiantes del Instituto, incluyendo a Yoh-me miró con una sonrisa pícara.
¿Porqué habría de importarme Yoh-Dije encogiéndome de hombros.-Bueno¿vamos a entrar o no?
Tamao asintió con la cabeza. Caminamos por un gran pasillo, hasta llegar a una puerta con el número '1080'. Tamao sacó una llave con un llavero de un corazón, extremadamente cursi. Entramos a la habitación, y era bastante más grande de lo que yo jamás imaginé. Frente a la puerta estaba un sillón con una televisión pocos metros mas adelante. A la izquierda, lo que parecía una cocineta, con horno y un pequeño refrigerador. A la derecha, se encontraban tres puertas, Tamao abrió una de ellas. El cuarto estaba sin pintar y sin muebles, tan solo una gran ventana.
-Este es tu cuarto, claro, lo decorarás como quieras-Dijo Tamao sonriéndome. –Este es el baño, es compartido. Tiene dos puertas, una que da a mi cuarto y la otra que da al tuyo.-Abrió la puerta del baño, había una gran bañera, y todos los demás equipamientos de un baño, además de que también tenía una ventana, no tan grande como la del cuarto, pero se veía un paisaje hermoso.-No te angusties por la ventana, tiene cortinas…- Escuchamos que alguien llamaba a la puerta, Tamao fue a ver, saliendo por la puerta central del baño. Yo la seguí. Al abrir la puerta, el hombre de la dirección llamado Kalim entró cargando todas mis cosas, las dejó en el piso y sin decir una palabra se marchó.
-Veo que tendremos mucho trabajo (nnU), tienes muchas cosas- Dijo Tamao mirando la montaña de cajas. –Pero primero tenemos que pintar tu habitación, no crees que es una suerte que hallas llegado en viernes, asi podré ayudarte a arreglar.-
Asentí con la cabeza. Ese mismo día Tamo y yo salimos del instituto a comprar cosas para la cena y un poco de pintura para mi habitación. En el camino nos encontramos con el mayor de los Asakura.
-Buenas tardes-Saludó educadamente, hizo una reverencia a Tamao y luego a mi, las dos también hicimos la reverencia; al levantar la mirada me sonrió. Su sonrisa era muy diferente a la de su hermano, la sonrisa de Yoh mostraba confianza y que era un chico muy despreocupado; en cambio, la sonrisa de Hao era mas bien fría y a la vez cínica.¿A dónde van-preguntó.
-Como pintaremos la habitación de Anna, tenemos que comprar la pintura-Dijo Tamao.
-Si quieren puedo ayudarlas para terminar mas rápido-Se ofreció Hao.
-Si, nos serías de gran ayuda-le dije. Hao me sonrió y asintió con la cabeza.
El mayor e los Asakura se marchó y Tamao y yo nos fuimos al centro comercial en busca de la cena y la pintura. Regresamos ya un poco tarde, ya que nos entretuvimos viendo ropa y otras cosas. Llegamos al departamento y yo me senté en la mesa observando a Tamao ir de un lado a otro mientras preparaba la cena. Entonces escuché unos ruidos provenientes del exterior, me levanté en silencio para no asustar a Tamao. Los ruidos se escuchaban más fuerte cerca de mi habitación, así que decidí entrar. Había una sombra bajando por la escalera de incendio. La luz de la luna iluminaba un poco el cabello azulado de Horo-Horo. Horo intento abrir la ventana pero se dio cuenta de mi presencia y casi cae por la escalera.
-Anna! Me diste un susto de muerte-Dijo.
-En serio-Dije con sarcasmo-No quería, es que sabes? Es normal para mi que personas entren por mi ventana ya al anochecer-Ayudé a Horo a entrar por mi ventana. Una vez adentro se rascó la cabeza y me sonrió avergonzado.
-Disculpa, es que siempre visito a Tamao y era normal para mi entrar por esta ventana, ya que esta habitación estaba desocupada…-
Me encogí de hombros. Salimos de la habitación y llegamos a la salita, donde Tamao seguía con su ritual de cocinar. Horo se aclaró la garganta para llamar la atención de Tamao. Ella se giró y sonrío ampliamente al verlo.
-Vine por mí cena-Dijo Horo frotando sus manos y lamiendo sus labios.
-Ya casi esta lista-Dijo Tamao con la cara pintada de varios tonos de rosa. Lo único que pude hacer, fue reírme al ver a Tamao tan nerviosa.
Después de un rato, los tres nos sentamos a cenar. Estábamos en silencio, pero no era incomodo, al contrario, el ambiente que se formaba entre Tamao y Horo era muy agradable, aun que ambos parecían preocupados por algo, supuse que sería que yo empezará con un interrogatorio de la razón de la visita de Horo, así que decidí divertirme un rato…
-Y…Horo, siempre vienes a estas horas a ver a Tamao-Pregunté mientras miraba al chico. Tamao y el se pusieron tiesos e intercambiaron miradas nerviosas. Horo se aclaró la garganta ruidosamente.
-No, no, es solo que los Asakura están peleando de nuevo y quise mejor venir y tener una cena tranquila y sin gritos-Explicó, miró a Tamao-Además llegó Pirika, y ya sabes como se ponen esos dos.
-Cuál Pirika? Quiénes dos-Pregunté levantando la mirada. Tamao fingió que tosía pero Horo tan solo le dio unas palmadas en la espalda.
-Mira, por andar tan contenta de verme, ya te estas ahogando, cálmate. Pirika, una chica de cabello azulado, ojos bonitos. Es la novia de Ren-Esta vez, Tamao en verdad empezó a ahogarse. Ni Horo ni yo le dimos importancia. Yo miraba suspicazmente a Horo y entonces Horo también empezó a ahogarse.-KYOUYAMA! Pirika se apellida Kyouyama! Y tu también-Gritó entre tosidos señalándome.
-Es su hermana tonto-dijo Tamao recuperando la compostura.
Horo guardó silencio un momento y miró a su muñeca.
-Ah pero mira la hora! Debo irme, Tamao, la cena estuvo deliciosa, pero, debo ir a vigilar a Ren, ya sabes-intentó levantarse de la silla, pero Tamao lo sujetó por el borde de la camisa.
-Si voy a sufrir por tu culpa….no será sola-dijo Tamao. Una gota de sudor se escurrió por la mejilla de Horo, que volvió a su asiento. Hubo un silencio incomodo, francamente a mi no me molestaba que mi hermana tuviera novio, solo que se estaba volviendo realmente divertido torturar a Horo y a Tamao. Ambos eran tan cobardes…
-Ay Anna, tu hermana ya esta bastante grandecita como para saber lo que hace y con quien lo hace. Además solo se han acostado una vez…-
¿Qué dijiste-Pregunte sorprendida, Tamao golpeó a Horo en la cabeza.
-Por que siempre hablas de mas-Dijo Tamao mientras Horo gemía de dolor a causa del golpe. Estuve a punto de peguntar más respecto al tema pero se escuchó ruido proveniente del exterior, me puse de pie y fui a mi habitación. Una vez más vi una silueta bajar por las escaleras. Abrí la ventana y asomé la cabeza. Yoh Asakura bajaba apresuradamente hasta mi habitación.
-Ya vera…se cree muy listo, no? Pues vera que no soy ningún cobarde…-murmuraba Yoh, se detuvo frente a mi ventana y por unos segundos se quedo mirando el interior. Yo me encontraba escondida cerca de la ventana y cubierta por la oscuridad de la noche. El invasor entró por la ventana muy silenciosamente y la cerró con cuidado. Cuando terminó su trabajo, finalmente salí de mi escondite.
¿Qué haces aquí-Le pregunte cruzando los brazos. Yoh se quedo paralizado por la sorpresa.
-An…Anna-Dijo Yoh saliendo de su sorpresa y sonriendo despreocupadamente-Linda noche, no-
¿Qué haces aquí-Repetí fríamente. Por alguna razón el hecho de que Yoh llegara a mi habitación murmurando 'ya vera…' no me inspiraba confianza alguna.
¿Qué acaso no te alegra verme?
-No te conozco y no siento emoción alguna al verte-
Yoh no le dio importancia a mi comentario y olfateó un poco el aire.
-Sí no me equivoco, y se que no, Tamao preparó su famosísimo arroz chino-
Comentó Yoh frotando sus manos y relamiéndose.
-Sí, así es, pero tenemos casa llena y no cabes tu-Abrí la ventana y le indiqué a Yoh que se fuera.
-Algún día tu actitud hacía mi cambiara, lo se…-con eso Yoh salió por la ventana y empezó a subir por las escaleras. Horo dejó nuestra habitación ya muy entrada la noche. Parecía que Tamao y él se la pasaban de maravilla juntos, y yo no hacía ningún comentario para incomodarlos. Incluso el verlos tan felices el uno con el otro hizo que olvidara el tema de mi hermana. Ya hablaría con ella más tarde, de momento no era importante. Una vez que Horo se fue a se habitación, Tamao me ayudó a acomodar mi futón en la sala ya que mi futura habitación estaba llena de cajas y de baldes con pintura.
A la mañana siguiente, la luz que se colaba por la ventana hacía mi cara provoco que el sueño me abandonara totalmente. Me levante y tome un baño, me puse unos viejos pantalones holgados y una playera un poco pegada pero a la vez lo suficientemente cómoda como para pintar todo el día. Decidí que sería buena idea hacer el desayuno pero en cuanto intente encender la estufa una gran llamarada casi quemó mis cejas. Al escuchar todo el ruido, Tamao salió de su habitación e hizo el desayuno. Una media hora después de que termináramos de desayunar, alguien llamó a la puerta. Era Hao, que había llegado con unos pantalones deportivos azules y una playera blanca. Pasamos toda la mañana pintando, hasta que Yoh apareció en la ventana.
-Yoh, te dije que no molestaras hoy-dijo Hao en cuanto notó la presencia de su hermano.
-No estoy molestando Haito, estoy observando como pintan-dijo Yoh. Hao pareció enfadarse.
-No me digas 'Haito'. ¿Que no tenías que salir con Marion?
Tamao bufó al igual que Yoh.
¿'Tenías'-repitió Yoh, yo no tengo que hacer nada, además no tengo ganas de estar con ella. Mejor les ayudo a pintar.-
Yoh se metió de un salto por la ventana, se quitó la camisa mal abrochada y tomó una brocha. Pasamos pintando otro buen rato en silencio; hasta que Hao lo interrumpió.
-El que pretendas que te importan los demás no te dará puntos extra-dijo a Yoh.
Yoh sonrió y siguió con su trabajo de pintar, yo mire por el rabillo del ojo a Yoh, y sentí mi cara ponerse un poco roja al verlo sin su camisa, Tamao lo notó y se rió por lo bajo, yo volví mi mirada a la pared. Cerca del atardecer, terminamos de pintar mi cuarto y fuimos a la sala a descansar. Tamao y yo nos dejamos caer en un sofá, mientras que Yoh se recostó en el piso y Hao se sentó en una silla.
-Tengo hambre…-murmuré, vamos a cenar a algún lado.
-Yo conozco un lugar donde hay comida deliciosa, te encantará-dijo Yoh sentándose (sigue en el piso).
-Si alguien sabe de comida es Yoh-dijo Tamao sonriendo.
-Así es-Dijo Yoh poniéndose de pie- Hao y yo nos cambiaremos y las llevare a que conozcan.
Yoh caminó a la puerta, seguía sin su camisa, Hao también abandonó las silla donde descansaba, ambos se despidieron con la mano y salieron de la habitación, pero a los dos segundos, Hao entró nuevamente con cara de repulsión.
-Qué te pasa- le pregunté.
-Marion-Respondió Hao
¿Marion-Repetí. Hao asintió con la cabeza.
