Disclaimer: Hola de nuevo, sigo sin ser JK, así que nada es mío, pero lo utilizo con ánimo no lucrativo.

Notas de autora: Bueno, esto es un mini-fic navideño que me apetecía mucho escribir y que dadas las circunstancias no sé cuando podré irlo actualizando. Sólo espero que os guste, no va a tener más de ocho capitulillos, así que disfrutadlo! Ya aviso de que va a ser demasiado romanticón y que no tiene ningún sentido, pero mira, cada loco con su tema !

LA BODA DE LILY

Capítulo uno: "Día uno: una ayuda"

Las calles del centro de Londres siempre estaban atestadas de gente, fuera cual fuese la época del año, pero faltando tan solo dos semanas para Navidad decir que no entraba ni un alfiler en las aceras ni en las tiendas no era exagerar.

Una mujer pelirroja, de unos veinte años, de aspecto muy agradable caminaba con agobio creciente entre la gente, intentando abrirse paso educadamente entre las personas que se paraba para observar las luces navideñas o para conversar con conocidos. Miró el reloj. Aún iba bien de tiempo. Su novio había prometido reunirse con ella en un café céntrico para luego ir juntos al hotel. Y es que Lily, que es como se llamaba la joven, no vivía en Londres, sino en un pequeño pueblo escocés, llamado Hogsmeade. ¿Qué no os suena? Es normal, porque a parte de ser un pueblo muy pequeño es exclusivamente para magos y brujas, y permanece invisible a nuestros ojos muggles.

Lily llegó a la cafetería y se frotó las manos con regocijo al notar el calor del establecimiento y el olor de café recién hecho. Miró a su alrededor, pero su novio no había llegado aún, para variar. Se sentó en una de las pequeñas mesas para dos, dispersadas por todo el establecimiento y le pidió un café con leche a la camarera que se acercó.

Esperaba que no se retrasase mucho. Siempre estaba muy liado con todos los negocios de la familia; reuniones, viajes, comidas y citas llenaban su agenda hasta los bordes. Demasiado trabajo, pensó la chica suspirando y jugueteando con la carta de postres que había encima de la mesa. Últimamente se veían menos, pero él le había prometido que eso cambiaría cuando vivieran en Londres… Vivir en Londres… No le gustaba en absoluto. Siempre había vivido en pueblos y allí, en una gran ciudad, se sentía como una hormiga obrera. Aunque no había más remedio si quería ver a Eduard cada día.

- Buenas tardes, Lily- dijo una voz modulada y cantarina detrás de ella.

La pelirroja se giró inmediatamente y frunció el ceño. Delante de ella estaba una mujer de mediana edad, con un traje sastre impecable y sonriendo de manera afable.

- Oh no Maggie. No me digas que no puede venir- suspiró la joven

La mujer de más edad sonrió y se acomodó a su lado.

- Lo siento Lily. Ha tenido un imprevisto. Un negocio muy bueno en Roma, que va a hacer ganar mucho dinero a la empresa.

Maggie era la secretaria de su novio, Eduard Darcy. Lily solía decir medio en broma que tenía más relación con ella que con su novio, aunque era casi verdad. La pelirroja bufó.

- La empresa ya tiene suficientes beneficios- dijo cruzando los brazos sobre el pecho- ¿Ni siquiera puede tomarse una semana libre para organizar nuestra boda? Que piensa ¿Educar a nuestros hijos por carta?

La otra mujer sonrió y posó una mano comprensiva sobre la de la chica.

- Venga Lily. No te enfades. Eduard me ha dicho que si quieres vuelvas a Hogsmead y ya lo haréis juntos la semana que viene

- Nos casamos dentro de tres semanas- dijo la pelirroja- ¿Cómo pretende organizarlo la semana que viene?

Maggie asintió.

- Yo te ayudaré en todo lo que necesites… Aunque Eduard confía en que tú podrás hacerlo bien

Lily suspiró

- Me siento halagada-murmuró

- Al fin y al cabo no es tan importante…-la animó la mujer- la boda será fantástica hagas lo que hagas.

La chica la miró con el ceño fruncido y luego sonrió débilmente.

- Gracias Maggie.

La mujer hizo un gesto para quitar importancia y se levantó.

- Envíame una lechuza si necesitas mi ayuda, ¿Eh?

Lily asintió y se despidió de la mujer. Después de terminarse el café y pagar la cuenta salió a la calle, a intentar que el frío borrase un poco de la frustración que sentía. Aunque no podía entretenerse demasiado con frustraciones, tenía que organizar una boda para 350 invitados, ella sola y en una de sus tres semanas de vacaciones al año. En cuatro palabras: Fan-tás-ti-co.

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- ¡Eh nena! ¿No me puedes hacer esto!¿Sabes lo que me ha costado conseguir una semana entera de vacaciones?

- Sí lo sé amor, y eso es lo que cuenta. Pero es que me han cogido para esta película y es muy importante…

- Pero…

- Sí, sí… intentaré ir a verte…¡ciao!

- ¡Nataly!

Pero James, el hombre que hablaba por teléfono gritó en vano, ya que la mujer había colgado. Chasqueó la lengua enfadado. Siempre igual… Su novia últimamente siempre estaba rodando y como él entrenaba casi cada día no se veían muy a menudo. Casi veía más a su chica en la portada de las revistas que en persona. Él también estaba muy ocupado pero movía cielo y tierra para poder estar juntos, a Nataly, sin embargo no parecía preocuparle, demasiado centrada en su carrera como para acordarse de mantener su relación.

Habían reservado una habitación en ese hotel tan romántico para pasar una semana juntos… ¿y ahora que iba a hacer? Seguramente llamaría a Sirius y a Remus para salir… sí, al menos así las vacaciones no estarían perdidas del todo.

Cruzó el vestíbulo del hotel para pedir la llave de su habitación y subir a darse una ducha. En el mostrador de recepción había una pareja esperando. La chica le miró descaradamente y sonrió. James le devolvió la sonrisa pero apartó la mirada, no quería tener problemas con novios celosos, además no le gustaba nada la idea de que su propia novia fuera haciendo caídas de ojos. Una vez le dieron la llave de su habitación se fue de allí sin tan siquiera volver a mirar a la chica y subió a su cuarto, dispuesto a organizar un buen plan para la noche.

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Lily bajó del taxi muy cansada después de haber recorrido todas las empresas de servicio de catering de Londres. Al final había encargado el banquete en la primera que visitó y se limitó a escoger lo mismo que otra pareja que iba con ella. Era increíble la cantidad de canapés, aperitivos, ensaladas y guisos que podían salir de la imaginación de un cocinero. La verdad es que después de todo ese panorama no le apetecía siquiera cenar, pero su estómago le recordó que lo último que había tomado era ese café de por la mañana.

Entró en el restaurante del hotel e inmediatamente se sintió fuera de lugar: todas las mesas estaban ocupadas por parejas en actitud amorosa y vestidas de noche. Ella estaba sola e iba vestida con unos tejanos y un jersey rosa, sin peinar desde por la mañana y evidentemente sin nadie a quien hacer carantoñas.

- ¿Mesa para dos, señorita?- le preguntó el camarero a la entrada

- Para uno- contestó Lily maldiciendo a Eduard, algunas de las super-happy parejas se habían girado para ver quién osaba romper el encanto romanticón del restaurante yendo a cenar sin compañía. El camarero asintió y la llevó a una mesa pequeña, situada al fondo.

- Para que nadie me vea- comentó Lily cuando se quedó sola con la carta.- Debería cambiar de hotel.

Miró de nuevo distraídamente a las parejas que la rodeaban, pero una mesa llamó su atención. Estaba ocupada por un hombre solo, que se dedicaba a desmenuzar una de las flores del jarrón que decoraba la mesa. Lily sonrió, al menos no estaba sola en ese mundo de petulantes parejas. Siguió mirando al hombre divertida, parecía guapo así a lo lejos, y tenía un aire despreocupado. Entonces el hombre pareció notar que estaba siendo observado, y levantó la vista rápidamente para encontrarse con los ojos verdes de Lily. Ella, inexplicablemente se sintió muy incómoda y apartó la mirada, sonrojada hasta las cejas. Ahora el joven pensaría que estaba interesada en él.

- ¿Qué va a tomar?- Lily dio un respingo cuando oyó la voz del camarero.

Pidió la cena y volvió a mirar de reojo a la mesa del hombre. Vio con alivio que ya no se encontraba allí.

- ¿Lily Evans?- porque estaba justo a su lado-¿Eres tú verdad?

La pelirroja levantó la cabeza extrañada de que el chico la conociera, pero inmediatamente se hizo la luz en su cabeza.

- ¡James Potter!- exclamó- ¡Cuánto tiempo!

- Dos años exactamente. No he vuelto a verte desde que salimos de la escuela

Lily sonrió. James observó que la chica de la que había estado más pillado a lo largo de su vida conservaba aún la misma sonrisa encantadora, esa que le recordaba a la de su madre.

- Yo sí he sabido de ti. Por las revistas del hospital… Sigues siendo tan famoso como en la escuela

- ¿Trabajas en un hospital?- dijo el chico para cambiar de tema

La chica asintió

- Soy medimaga en el hospital de Edimburgo, mi especialidad son los accidentes por encantamientos.

- Entonces tú también sigues igual que en la escuela- dijo James con una sonrisa

Un camarero se acercó hasta ellos

- Perdone caballero, su cena está servida

- Tráigamela aquí, por favor- pidió James- No te importa, ¿verdad Lily?

- No, en absoluto. Así me cuentas que ha sido de tu vida

James se acomodó en la mesa.

- Bueno, ¿y que haces cenando aquí solo, en el paraíso de las parejas felices?-preguntó la chica con sarcasmo.

- Pues es que Nat me ha dejado colgado, en teoría íbamos a pasar juntos una semana, pero está en Estados Unidos, grabando una película.

- Es verdad, que sigues con Nataly Wrench- dijo Lily torciendo un poco el gesto. Nataly había sido de su curso, pero pertenecía a Ravenclaw. Nunca le había caído muy bien, pero el último año habían tenido más de un encontronazo. La Raven tenía celos de Lily porque sabía que su novio aún seguía colgado de ella. Pero eso la pelirroja no lo sabía, así que la consideraba una neurótica.

James omitió el gesto de la chica. El camarero les sirvió la cena

- ¿Y tú, que haces por aquí?

- Preparo mi boda

A James se le cayó el tenedor al plato y se salpicó de salsa la camisa.

- ¿Te casas? ¡No lo sabía!- tampoco sabía por qué parecía que el estómago se le había llenado de plomo

Lily asintió

- El 31 de diciembre, dentro de 17 días

- ¡Tan pronto! ¿Y cómo es que Susan no me ha dicho nada?

Susan era la mejor amiga de Lily a su vez vecina de los abuelos de James. Durante la escuela había intentado ayudar a James con Lily y eran buenos amigos. Lily se rió.

- Bueno, quizás eso esté relacionado con el hecho de que no soporta a Eduard.

- ¿¡No me jodas que te casas con Eduard Darcy?-Exclamó James haciendo que algunos curiosos se giraran

Lily se puso roja.

- Me alegro de que te alegres- dijo con un tono de voz sarcástico

A James siempre le había parecido que ese Huffie, un año mayor que ellos, tenía las venas llenas de horchata, a parte de parecer que se había metido por el culo el palo de su escoba y de tener cara de no haber oído un buen chiste nunca.

- Lo siento Lily- se excusó intentando sonar educado- es que me ha cogido por sorpresa.

Lily hizo un gesto con la mano para restar importancia.

- A mí también, no creas. Si nos casamos es por su madre, que no ve con buenos ojos que la novia de su hijo haga vida a parte. A ver si así conseguimos que nos deje en paz.

James dio un sorbo a su copa de vino.

- ¿Pero no eres demasiado joven?- preguntó

- Sí- dijo suspirando Lily- Pero él quiere casarse y a fin de cuentas, ¿que más me da ahora que dentro de cinco años?

- No sé, puede que conozcas a alguien- dijo mirándola a los ojos.

Lily levantó la vista y le devolvió la mirada.

- Los caballeros de brillante armadura y caballos blancos no existen, James.-dijo sonriendo

El chico ladeó la cabeza para darle la razón.

- Oye, ¿Y por qué estás aquí sola? ¿Dónde se ha metido Darcy?

Lily suspiró y le dio un sorbo a su copa

- Pues también me ha dejado colgada en el último momento… Con una boda para organizar, seis días para hacerlo, más perdida que un pulpo en un garaje y en este hotel que tendría que tener un cartel que pusiese "No admitimos gente que no vaya a desarrollar vida sexual aquí"

James se echo a reír.

- Te juro que no es gracioso. Es peor que aquella vez que me tocó organizar el baile de "Halloween" sola porque "alguien" se escabulló de mala manera los dos días antes…

- ¡Oh vamos Lily! No me digas que todavía te acuerdas de eso- dijo James con cara de niño bueno- Ya te lo expliqué

- Sí, pero lo de que tu abuelita se había puesto enferma y habías ido a llevarle un tarro de miel perseguido por un lobo en el Bosque Prohibido se parece extrañamente al cuento de "La caperucita roja", así que no me lo trago.

James negó con la cabeza. Lo que había pasado en realidad era que Halloween había caído en luna llena y habían pasado la noche con Remus. Así que lo del lobo era cierto, lo de su abuela y el tarro de miel había nacido de la imaginación de Peter.

- Ya sé que hacer para que me perdones por lo del baile- dijo James teniendo una súbita idea que le ayudaría a estar entretenido esa semana- Yo te ayudaré a organizar la boda.

Lily no pudo aguantar y duchó a James en Borgoña del 65, presa de un ataque de risa.

- ¿Tú?

- ¿Qué pasa?- preguntó el chico picado

Lily encaró una ceja.

- ¿Lo dices en serio?... Bueno, no te ofendas, pero no creo que aguantes… hay que hacer demasiadas cosas…- La chica empezó a enumerar con los dedos- el local, la música, los detalles para los invitados, el fotógrafo, las flores, mi vestido…

James iba asustándose más a medida que la lista crecía. Tragó saliva.

- ¿Ves? Es demasiado hasta para mí.

- ¿Qué quieres decir?¿Que tú aguantas mejor que yo?- preguntó el hombre.

- Claro que sí- dijo Lily con un gesto casual

- Ja,ja- dijo James apoyándose en el respaldo de su silla- permíteme que te contradiga, querida Evans, pero puedo aguantar diez mil veces más que tú si quiero- dio un golpe en la mesa- Y te lo voy a demostrar.

Lily sonrió.

- Está bien, pero no digas que no te avisé cuando tengas que medicarte para superarlo.

Pasaron el resto de la cena charlando amigablemente. A James se le había olvidado lo agradable que era hablar con una mujer como Lily, casi se sentía de vuelta en la escuela, cuando pasaba horas con ella en la sala de prefectos. Su amistad había sido extraña, como reservada para cuando estaban solos. Se podía decir que empezaron a conocerse en séptimo, cuando James dejó de babear detrás de la pelirroja y empezó a salir con Nataly. Fue entonces cuando Lily tuvo pequeños remordimientos por no haberle dado una oportunidad a James. Fuera de la sala de reuniones volvían a ser James y Lily, con sus amigos, sus parejas y sus vidas. Acabado el séptimo curso, se acabaron también sus conversaciones, y ambos no se dieron cuenta de cuanto lo habían echado de menos hasta entonces.

Acabaron de cenar y como ninguno de los dos tenía sueño decidieron ir a dar un paseo por los jardines de Kengsiston y las calles céntricas de la ciudad.

- Me encanta la Navidad- dijo James observando las luces que colgaban por encima de sus cabezas.- Es tan… tan…

- ¿Blanca, empalagosa y fría?- le ayudó Lily

- ¿No te gusta la Navidad?

La chica pareció pensárselo.

- No me gusta la parafernalia que se monta a su alrededor. La Navidad en sí sí que me gusta. Creo en la Navidad- acabó

- ¿Qué quieres decir?-preguntó James mientras se adentraban en los jardines.

- Pues que creo que quien está perdido puede encontrarse en Navidad, y que hace que la gente cambie.

- Entonces yo también creo en la Navidad- dijo James

Siguieron en silencio, cruzándose con mucha gente que también había salido a pasear. El olor dulzón de las manzanas de caramelo y del algodón de azúcar perfumaba el aire. En una placita, unos músicos tocaban villancicos al estilo del jazz. Se acercaron a escucharles.

- Éste es mi favorito- dijo Lily con una sonrisa mientras empezaba a sonar Blanca Navidad.

James entonces la cogió de la mano.

- Bailemos entonces- dijo tomándola entre sus brazos.

- Estamos haciendo el ridículo- dijo Lily riéndose, pero siguiendo a James.

- Que va mujer, además así avanzamos algo. Parecen buenos, podrías contratarles.

Lily asintió mientras se dejaba llevar por James. La canción era preciosa y la tocaban muy bien. Y la plaza parecía sacada de una postal… Todo era tan romántico, pensó Lily distraída. Ese era el tipo de citas que siempre le habían gustado, si se omitía el detalle de que eso no era una cita

James también se sentía a gusto. Hacía mucho que no bailaba y era muy agradable, sobretodo con una chica tan guapa como Lily. Pensó en Nataly y sintió unos leves remordimientos que se fueron pronto, al fin y al cabo no estaba haciendo nada malo…

La música paró pero ambos siguieron abrazados.

- Está empezando a nevar- dijo Lily levantando la vista, más como un pensamiento que como una frase.

James asintió

- Deberíamos volver…

La chica se dio cuenta entonces de que seguía abrazada a James y se separó rápidamente, algo azorada. ¿Cómo podía haberse abrazado con otro hombre que no fuese Eduard?

- Voy a hablar con los músicos- dijo sin mirar al chico y acercándose al grupo.

James la miró. Casi le había dolido el que ella se separara de él. La nieve empezaba a caer con fuerza, quedándose atrapada en los rizos de la chica. Recordó cuando se había enamorado de ella, casi tan ciegamente que si le hubiera pedido la luna el la habría ido a buscar sin dudarlo. Pero ahora el estaba con Nataly, y ella iba a casarse. No importaba que sus manos fueran tan suaves ni su perfume tan delicioso…

- Les he contratado- Lily interrumpió sus pensamientos, visiblemente más calmada y sonriente después de convencerse de que había sido un desafortunado despiste- ¡Ya me queda menos!- dijo haciendo un gesto de triunfo con los brazos.

James se rió.

- ¿Cuál es el plan para mañana entonces?

- Iremos a ver donde celebrar la boda- dijo la chica- ¿Qué te parece?

- Perfecto- James le ofreció el brazo-¿Volvemos al hotel?

Lily se lo tomó y adoptó una pose muy cómica

Como guste el caballero

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- ¿Es tu primera boda?

- Sí…- contestó Lily desconcertada mientras observaba la lujosa sala que le mostraba una mujer con cara de mala leche. James alzó las cejas.

- Qué tierna- dijo la mujer con tono sarcástico- seguro que estás llena de ilusiones y crees que vas a ser feliz…- suspiró- si quieres un consejo, hazme caso y contrata un buen abogado desde ya.

Lily asintió asustada y miró a James, que negaba con la cabeza.

- ¿Así que tienes 350 invitados?- siguió la mujer caminando entre las mesas- Esta sala es idónea entonces, además las mesas son de seis personas, así que podrás alejar entre sí a los parientes que se odian

- Eso es una ventaja-apuntó James, Lily le dio un codazo.

Cuando salieron Lily inspiró fuerte.

- ¿Para trabajar en cosas relacionadas con las bodas es necesario odiarlas, verdad?- le preguntó a James, que sonreía a su lado.

- ¿Por qué lo dices?

- Hemos visitado cuatro sitios esta mañana, en dos me han aconsejado que no me case, en otro me han dicho que me harán descuento si celebro allí mi segunda boda y en otro el chico me ha propuesto fugarme con él y con el dinero de Eduard a Hawai…

James se echó a reír.

- El chico sólo bromeaba…- Lily le dirigió una mirada amenazante- No dejes que eso te desanime mujer- acabó más comprensivo.

Lily entornó los ojos.

- Encima todos esos sitios son claustrofóbicos y horribles. En serio, no necesito tener que preocuparme por mi vida mientras como, con tantas lámparas de araña en los techos una no está tranquila…

-¿Quién te recomendó estos sitios?- preguntó James mientras paraba un taxi.

Lily suspiró

- La madre de Eduard

El chico puso cara de comprender.

- Creo que conozco un sitio que te gustará.

Lily le miró con reservas pero asintió.

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Bueno, que levante la mano quien piense que se me va la olla! Vale, veo muchas manos, aunque es normal, jejeje. Prometo que el próximo capítulo será más entretenido, no os preocupéis. No sé si alguien ha escrito esto antes, pero bueno, me apetecía y así celebro que pronto voy a alcanzar los 200 rr en el último capítulo de "Cuando…" Es que sois la caña, muchas gracias a los que seguís escribiendo y no olvidéis dejarme algún review, que me hacéis feliz