Disclaimer: Digamos que nada es mío en general…
Capítulo cuatro: Cuarto día, todos dicen I love you
Lily dormía como un tronco al lado de Susan, que no se despertó al llegar la pelirroja. El cabreo la había tenido en vilo durante buena parte de la noche y hacía pocas horas que se había dormido cuando llegó su amiga.
Aún así, cuando empezó a oírse un gran escándalo en alguna parte del hotel, Susan se despertó molesta. Miró a su alrededor confundida y se acordó de donde estaba.
- Lily…- dijo empujando a la pelirroja- Lily, apaga la televisión…
Su amiga se revolvió en la cama sin hacer mucho caso.
- ¡Lily!- exclamó
- ¿Qué quieres?- le contestó una voz soñolienta amortiguada por una almohada
- Que apagues la televisión.
Lily resopló y abrió un poco los ojos. Miró hacia la mesilla donde estaba el televisor, apagado, para más datos.
- Está apagado Sus…
- Pues yo la estoy oyendo…
- Es sólo una pesadilla- la chica volvía a acurrucarse entre las sábanas
- ¡Pero si estoy despierta!
- ¡Joder!- exclamó Lily incorporándose- ¿No ves que está apagada?
Se calló inmediatamente porque ella también empezó a oír voces y chillidos.
- Es en el hotel- dijo la pelirroja. Susan también se incorporó- vuelve a dormir
- ¿En el hotel? Yo quiero saber lo que pasa- dijo Susan más desvelada- Vamos a asomarnos.
Pero su amiga ya estaba hecha un ovillo de nuevo, cayendo de nuevo en un profundo sueño. Susan chasqueó la lengua y se levantó, procurando dejar destapada a Lily para que se tuviera que mover. Se puso un albornoz del hotel y unas zapatillas que debían ser de James y se asomó a la puerta. El ruido venía del piso de abajo.
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- ¡Señora! ¡Le estoy diciendo que Lily no está en esta habitación!- James intentaba cubrirse con una sábana mientras la mujer que hacía dos minutos había llamado a la puerta abría todos los armarios y miraba detrás de las cortinas.
- ¡Ja! ¡Y un carajo!-contestó la irada mujer de melena rizada y teñida de color caoba- En recepción nos han dicho que esta era su habitación… ¡Ajá!- exclamó abriendo un perchero y sacando un vestido- ¿Acaso esto es tuyo, chico?- dijo agitando el vestido delante de las narices de James.
En el marco de la puerta esperaba el que debía ser su marido. Suspirando aburridamente.
- ¡Lily ha dormido hoy en otra habitación!- explicó James- Su…
- ¿Y por qué?- le cortó la señora- ¿Qué tiene que esconder? ¿eh? ¿Por qué no ha dormido en su habitación?¿eh?¿Está con su amante?
- ¿Señora Darcy?- Susan se había llegado a la habitación y se quedó extrañada ante el panorama. La futura suegra de Lily amenazando a James con un vestido mientras él intentaba cubrirse con una sábana.
- ¡Oh! Mira quién ha llegado. La amiga de la adúltera- exclamó
- Ellen, creo que deberías calmarte- habló por primera vez el señor de la puerta- Esto parece una terrible confusión…
- ¡Malcom! ¿Hay un hombre en la habitación de la prometida de tu hijo y tú me hablas de errores?-exclamó exasperada la mujer
James, por fin, se enteró de lo que pasaba allí.
- Señora Darcy- dijo Susan frunciendo el ceño- Antes de insultar a mi amiga use un poco de su paciencia, por favor. Lily y yo hemos dormido en la habitación de James, que nos la ofreció muy amablemente, porque aquí no cabíamos las dos.
La señora se quedó helada y meditando lo que acababa de escuchar.
- ¿Lily no está aquí?
Susan afirmó con la cabeza. La señora Darcy dibujó inmediatamente una sonrisa de disculpa, como si no acabara de someter a James al tercer grado. El chico entendió porqué Lily no hablaba con demasiado aprecio de su futura suegra.
- Me voy a avisar a Lily de que están aquí. Si son tan ambles, esperen en el vestíbulo- dijo Susan con un tono de voz autoritario y seco. El señor Darcy asintió y tomó del brazo a su mujer, que aún intentaba disculparse entre balbuceos. Cuando desaparecieron del pasillo la chica miró a James, que tenía las cejas alzadas- Esa tía es una arpía de cuidado. No habla, destila veneno.
- ¿Es la madre de Eduard?- preguntó James
- Sí… De algún lado le tenía que venir la gilipollez innata- James se rió.- No les soporto, ese idiota no es lo suficientemente bueno para Lily…
- ¿Vamos a avisar a Lily?- preguntó James no queriendo tomar posiciones delatadoras en la conversación.
Susan asintió.
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Cuando consiguieron despegar a Lily de las sábanas, faena difícil porque se había atrincherado detrás de la almohada y no les dejaba acercarse, le explicaron la versión light de la historia; es decir, omitieron de mutuo acuerdo que su suegra la había puesto pingando gritando a los cuatro vientos.
La pelirroja se frotó las sienes.
- Dios mío, y con la resaca que tengo…-murmuró recogiendo sus cosas para marcharse a su habitación.- Antes de marcharte pasa a despedirte Sus
- Descuida- contestó su amiga entrando al baño de la habitación de James.
El chico estaba sentado en la cama, observando a Lily con una sonrisa.
- Siento que te hayan despertado- dijo suspirando la pelirroja.
- No es nada, así he conocido a tus suegros.
Lily alzó las cejas y se dejó caer en la cama al lado del chico.
- El señor Darcy parece majo- dijo para animarla mientras le acomodaba un mechón de pelo. Que suave era.
- Sí, no habla nunca- contestó Lily con tono irónico- aunque le prefiero a Ellen
James puso cara de comprender. No quería decir nada, no quería que Lily pensara que quería ponerla en contra de Eduard o algo parecido. Se dio cuenta de que Lily le estaba mirando, un poco ruborizada.
- ¿Si te cuento un secreto, me prometes que no te vas a reír de mí?- preguntó la chica apartando la mirada de repente.
- Mmmm… si es un secreto que me permite pedir favores sexuales a cambio de no ser revelado, no cuentes con ello.
Lily sonrió ligeramente.
- Es igual, me apetece contártelo. ¿Te acuerdas de cuando íbamos a quinto?
James se echó a reír.
- ¡Cómo no! Mi etapa obsesiva por ti- dijo riendo.
Lily no dijo nada, sólo sonrió.
- Bueno, estábamos haciendo los TIMOS, justo antes de esa pelea que tuvimos en el lago…
- Oh, ya me acuerdo, que saliste a dar la cara por Snivellus
Lily alzó una ceja en gesto de reprimenda, pero el chico no se retractó.
- El caso es que yo salí del examen detrás de ti. Olvidaste algo en la mesa.
- ¿El qué?- preguntó James sin la menor idea de lo que podía ser.
Lily buscó su cartera en la ropa de la noche anterior y sacó de entre las fotografías que llevaba un trozo de pergamino muy doblado. Lo desenroscó con cuidado y se lo pasó a James.
El chico lo miró extrañado y luego se echó a reír. En el pergamino se podían leer dos letras mayúsculas, muy decoradas: LE.
- ¿No me digas que guardas esto!- exclamó el chico.
Lily asintió con una sonrisa.
- Aunque te comportabas como un gilipollas, me hizo mucha ilusión, no sé… y lo guardé… pensaba decírtelo, pero luego empezaste a salir con Nataly y pensé que no era lo más apropiado.
James la miró con media sonrisa.
- Me hubiera gustado que me lo dijeras-dijo suavemente- estaba colgadísimo por ti, seguramente hubiera hecho una fiesta o algo así.
Lily se echó a reír y volvió a guardar el trozo de pergamino con cuidado.
- Te lo tendría que haber dicho- reconoció la pelirroja mirándole a los ojos. Le acarició suavemente la mejilla con los dedos. Parecía que iba a decir algo más, pero se arrepintió enseguida y se levantó- rescátame si no vuelvo en cuatro horas- dijo antes de marcharse, haciendo una mueca con la cara.
James se estiró en la cama y miró el techo. Ya no había vuelta atrás. Se acababa de dar cuenta después de ver el pergamino. Estaba colgadísimo por Lily. Quería a su novia, pero se estaba enamorando con una rapidez asombrosa de la pelirroja… o a lo mejor es que nunca había dejado de estarlo, puede que Sirius, por una vez en toda su vida, tuviera razón.
Pensó de nuevo en el pergamino que ella le había enseñado. ¿Estaría intentando decirle algo?
Hablaría con Susan.
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- ¡Lily querida estás bellísima!- la señora Darcy se levantó del sofá del vestíbulo y se levantó a recibir a su futura nuera con aires de pomposidad- ¡Y qué delgada!
Lily le dedicó una de sus sonrisas de cumplido.
- Tu también estás fantástica, Ellen. Ese peinado nuevo es muy bonito.
- ¿Verdad? Casi parece natural, como tu color, aunque no te iría mal darte algo más de vida al pelo…
Lily la cortó con una sonrisa, acercándose a besar al señor Darcy. No necesitaba que la madre de su novio le hinchara la cabeza con impertinencias, bastante tenía con su resaca.
- Malcom, ¿Qué tal?
El hombre ladeó la cabeza en sustitución del habitual "Muy bien, gracias por preguntar"
La chica les guió hasta el restaurante del hotel, donde podrían tomarse un café mientras charlaban de los preparativos. Lily empezó a marearse sólo con la perspectiva de ello.
Una vez estuvieron acomodados en la mesa y hubieron pedido tres cortados, Ellen puso una de esas sonrisas encantadoras que hacían que a la pelirroja se le erizasen los pelos de la nuca.
- Y bien cariño, ¿Cuál de los sitios que te recomendé has elegido?
Empezaban mal, se dijo la chica interiormente.
- Pues en realidad, ninguno
- ¿Ninguno?- la sonrisa de Ellen se hacía peligrosamente tensa hacia las comisuras, y estaba parpadeando más de lo normal.
Lily miró al señor Darcy, que parecía no estar atento a la conversación.
- Es que he encontrado un lugar perfecto. James… quiero decir, el señor Potter…
- ¿Potter el de los Puddlemore United?- preguntó Malcom interesándose por la conversación.
- Exacto, el chico que estaba en mi habitación.
- Es muy bueno- añadió Malcom mientras su esposa se estaba poniendo nerviosa
- ¿Y bien Lily? ¿Qué pasa con el señor Potter?- preguntó
- Pues él me presta un… pabellón- sabía que si decía invernadero a Ellen la iban a sacar de allí los del Samur- de su casa de Hartfield.
- No me gusta tener que deber favores a nadie, Lily- le recriminó su futura suegra.
Lily alzó una ceja.
- No te preocupes Ellen, James es amigo mío, de Hogwarts.
- ¿Seguro que no estaríamos mejor en uno de los sitios que te recomendé? Seguro que se pude cambiar… deja que te acompañe y…
- Me gusta ese pabellón, Ellen- dijo Lily con una expresión dulce, pero que no daba lugar a replica.
La señora Darcy asintió contrariada.
- ¿Y cuando vamos a comprarte el vestido?-dijo sonriendo de nuevo
- Ya tengo el vestido, y el servicio de catering, la música, los regalos para los invitados, las flores y esta tarde voy a ir a contratar todo el menage.
La mujer frunció el ceño contrariada y Lily suspiró interiormente. Sabía que le hubiera gustado organizarlo todo, o por lo menos mangonear todos los preparativos. Sabía que no le gustaba que fuese tan independiente, pero era su boda y si no le gustaba pues tendría que hacer por aceptarlo.
- Veo que has estado muy ocupada, entonces- dijo sin sonreír ya.
- La verdad es que sí. Eduard me dijo que me encargara yo de todo y eso he hecho.
- Seguro que también te dijo que me llamaras si tenías algún problema
- Pero no he tenido problemas- dijo Lily con una sonrisa condescendiente
Ellen le devolvió la sonrisa y dio un sorbo a su café. Malcom estaba callado y jugueteando con sus pulgares.
- Pues como veo que no me necesitas- dijo con su voz pastelosa pero buscando hacer sentir culpable a la chica- y yo estoy atareadísima mejor nos vamos- Acabó Ellen con otra de sus caras encantadoramente falsas.
Lily se levantó y les acompañó hasta la salida, todo ello acompañado de un aire de "happy family" al estilo de la peor peli americana. Cuando volvió a entrar en el hotel recordó el dicho "No te casas con un hombre, sino con una familia entera" mientras se masajeaba las sienes. Se temía que pronto tendría noticias de Eduard, por haber disgustado a su madre. La señora Darcy era para su hijo la mujer perfecta y Lily sospechaba que estaba intentando convertirla en una replica de ella.
En el vestíbulo, dos mozos estaban decorando el alto árbol de Navidad. A uno de ellos se le cayó una bola y Lily la recogió para entregársela.
- Gracias señorita- dijo el muchacho con un guiño pícaro.
- Os está quedando precioso- comentó la pelirroja- que adornos más bonitos- dijo acariciando una de las campanillas de cristal que colgaban de las ramas del aveto.
- ¿Te gustan?-Lily se giró, Susan estaba a su lado, preparada para irse
- Me recuerdan a los adornos que teníamos en Hogwarts- dijo sonriendo.
- Los que James te escondía…
Lily asintió.
Susan ladeó la cabeza.
- A veces me pregunto por qué fuiste primera de promoción, con lo tonta que eres para elegir a los chicos… Eduard… James- bromeó su amiga. Lily entornó los ojos- ¡Nos vemos mañana!
Lily se despidió de su amiga y subió de nuevo a su habitación para echarse un rato antes de comer. Se dio cuenta cuando cerró la puerta de su habitación de que Susan había dicho James y ella no había replicado… La cosa iba agravándose por momentos
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Después de que llamaran unas 15 veces al timbre de manera insistente y visto que quien estaba detrás de la puerta no parecía tener la más mínima intención de dejarles dormir, Sirius se levantó a abrir la puerta con su look matutino: descalzo, en boxers y con un peinado que podría haber estado de moda entre los hombres del cromañón.
Qué sorpresa cuando abrió y se encontró a Susan, con una minifalda tan corta que hacía falta fijarse muy bien para verla, y perfectamente arreglada. La chica pareció igual de sorprendida y le miró de arriba abajo. Ni tan mal para ser Black, pensó, fijándose de reojo en sus pectorales, bastante potable.
- ¿Te importaría vestirte y dejarme pasar? - dijo Susan apoyando una de sus manos en el marco de la puerta y empujando a Sirius para tener vía libre hacia el interior- Muy agradecida
- ¿Tú lo de que te inviten a entrar no lo tienes muy asumido no?- Sirius cerró la puerta y se quedó allí de pie, mirando a la chica.
Ella sonrió sardónicamente.
- Vístete, tenemos que ir a buscar a Remus.
- Estoy aquí -dijo el licántropo apareciendo por el pasillo, mientras se rascaba la cabeza- Buenos días Susan ¿Quieres café?
- Buenos días- contestó la chica- Uno sólo por favor.
- Nada, vosotros como en vuestra casa.- Sirius entró enfurruñado a su habitación a ponerse una camiseta y unos pantalones de chándal. Se preguntaba que hacía la mujer en su casa.
Cuando salió al salón de nuevo, procurando poner una cara de perro temible, vio a Remus riéndose mientras Susan le revolvía el pelo y se reía también.
-¿Qué hacéis?- preguntó Sirius bruscamente.
La chica hizo un mohín y le giró la cara.
- Susan estaba aconsejándome un corte de pelo- explicó Remus mientras servía un espeso café en tres tacitas, todas ellas de juegos diferentes. Sirius no era precisamente muy cuidadoso.
- ¿Qué haces aquí?- preguntó Sirius mientras se dejaba caer en un sillón y cogía una de las tazas.
Susan miró a Remus e ignoró deliberadamente a Sirius.
- He hablado con James- explicó- Me ha contado lo de Lily.
- ¿Y?- preguntó Sirius insolentemente
- Cállate, Pad- le pidió Remus.
Susan suspiró y miró a Sirius como si fuera un grano de pus
- El caso es que sospecho que Lily también está colgada por James y tenemos que lograr que estén juntos.
- ¿Nosotros?- preguntó Remus- Ellos ya son mayorcitos Sus…
La chica frunció el ceño.
- Pero es que son muy paraditos para estas cosas. Ellos no lo saben, pero están hechos el uno para el otro.
Remus miró a Sirius. En eso sí que tenía que darle la razón. Sirius encogió los hombros.
- ¿Y qué tienes pensado?- preguntó Remus con cautela- Me niego a cometer asesinatos…
- Nah- Susan hizo un gesto con la mano- Descarté esa idea hace tiempo, demasiado elaborado si no quieres que te pillen…
Sirius sonrió a su pesar.
- Había pensado en organizarles la cita perfecta… Muy romanticota y todas esas cosas- dijo la chica frunciendo la nariz- Seguro que no pueden soportar la tensión y acaban montándoselo en la mesa de la cena.
- Yo no creo que sea tan fácil… -murmuró Remus
Sirius simplemente se reía por debajo de la nariz con sorna. Le gustaba la idea, pero antes muerto que reconocerlo.
- ¡Vamos! ¡Qué poco espíritu! Lo haría yo sola pero no tengo suficiente tiempo… - sonrió de una manera inocente que incluso Remus se tragó.
- Está bien, cuenta con nosotros- Sirius iba a abrir la boca para protestar pero Remus se anticipó- Sirius estará encantado de ayudar a James.
El moreno sólo hizo una mueca de enfado. Si se trataba de ayudar a James era capaz de colaborara hasta con Snape…bueno, eso nunca sería necesario. Las posibilidades de que Snape quisiera ayudar a James alguna vez eran las mismas de que la Tierra empezara a girar en sentido contrario.
- Bien- sonrió Susan satisfecha- Y ahora los dos preparaos, que no tenemos todo el día.
- ¿Pero tiene que ser hoy?- preguntó Remus- Entonces yo no puedo Sus, entro a trabajar a la una…- Remus miró el reloj y apuró su café- Por cierto, tendría que haberme ido hace ya cinco minutos- Se levantó rápidamente y desapareció en su habitación, sin dar tiempo a Susan para que le impidiera irse.
Sirius se acordó largamente de la familia de su amigo por haberle dejado en esa situación. Susan tampoco parecía muy a gusto; estaba mirando por la ventana con la boca apretada.
- Parece que vamos a tener que colaborar- dijo Sirius
La chica asintió como si tuviera que soportar la peor desgracia del mundo mundial sobre sus hombros.
- ¿Y por donde empezamos?- preguntó Sirius con la menor amabilidad posible.
- Empieza por vestirte. Yo mientras tanto haré algo de yoga. No quiero aparecer en la sección de sucesos mañana- dijo mandándole una mirada de significativa advertencia
Sirius resopló crispado y se metió en el baño dando portazo. ¿Por qué tenía que ser tan insoportable?
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- ¿Lily?- James llamaba a la habitación de la pelirroja con los nudillos, eran casi las cuatro de la tarde y seguramente todavía no había comido.
- ¡Voy!- contestó una voz amortiguada desde el interior.
Lily abrió la puerta, con el pelo enrollado en una toalla.
- Pasa y siéntate- dijo la chica con una sonrisa- Ahora mismo acabo- se metió en el baño- Oye, que me ha llamado Susan por si quedábamos para cenar esta noche con ella, Sirius y Remus..
- Ah, a mí también me ha llamado Sirius- contestó James sentándose en una butaca y escuchando a Lily hacer un hechizo para secar el pelo- ¿No te parece raro que Sus y Sirius quieran estar por iniciativa propia en el mismo sitio?
Lily entró a la habitación riéndose. Qué guapa le parecía a James cuando se reía; él no podía evitar sonreír como un idiota ala vez.
- No sé… quizás sí. A lo mejor estos nos sorprenden y acaban juntos.
Ambos se miraron con una ceja alzada.
- Nah- dijeron a la vez
Salieron a la calle y pidieron un taxi para ir a un almacén de alquiler de muebles y menage. Eligieron allí todo lo que necesitaba Lily: mesas, sillas, vajilla, cubertería, cristalería, alfombras, lámparas de pie… y un largo etcétera. James dejó la dirección de su casa y salieron a la calle de nuevo.
Antes de hablar, el estómago de Lily rugió con un hambre inhumana.
- Vamos a comer algo, antes de que tu estómago empiece a deborarte a ti- bromeó James.
Entraron en un restaurante italiano y pidieron algo para comer.
- ¿No estás nerviosa, Lils?- preguntó James mientras le servía un poco de vino
La chica se sobresaltó con la pregunta. Si se refería a si estaba nerviosa por lo bien que se sentía con él y por las ganas de besarle que tenía, pese a Eduard, sí, estaba muy pero que muy nerviosa.
- ¿Por?- dijo tratando de sonar natural.
- Tu boda… no sé, te casas dentro de dos semanas… ¿No tienes dudas?
La pelirroja le miró un poco enfadada. ¿Lo estaba haciendo a posta?
- No, claro que no.- Contestó con un leve gesto de contrariedad.
- Bien- James sonrió levemente, un poco desilusionado- Eso es bueno porque… ¿Tú crees que se puede compartir la vida con dos personas diferentes a la vez?
- No- dijo Lily temiendo a donde quería llegar.
- Entonces no se puede estar enamorado de dos personas a la vez- concluyó James, llegando a la misma conclusión que por la mañana. Estaba enamorado de Lily y no había más que hacer. Ahora sólo quedaba descubrir si ella sentía lo mismo. Y si no, resignarse.
- No, no se puede- asintió Lily- Por eso tienes que estar segura de que estás enamorada antes de casarte…-añadió murmurando- Discúlpame, voy al baño un segundo.
James se sintió culpable por haberla incomodado, y no sabía si interpretarlo como una buena o mala señal. Quizás debía dejarla tranquila. Por que su vida amorosa estuviera hecha un lío no tenía porque liar la suya… Pero sentía que no podía dejar que se le escapara.
Lily se encerró en el baño de señoras y se sentó en la taza de váter con la cabeza entre las manos… Parecía que James estaba leyendo y ordenando sus pensamientos. No se podía estar enamorada de dos personas a la vez… ¿Y por qué si se iba a casar con Eduard sentía escalofríos con James? ¿Por qué no quería pensar en el momento en que se iba a ir del hotel e iban a dejar de verse? Se limpió la cara con un poco de agua y trató de sonreír como si nada hubiera pasado, no quería pensar.
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- Lo mejor es un paseo en un coche de caballos por la ciudad.
- Sí, la temperatura es idónea para que se les hagan chupiteles en la nariz, y el olor a caballo es de lo más afrodisíaco.
- ¿Se te ocurre algo mejor a ti, listilla?
- Millones de ideas mejores, miles de millones de ideas mejores
- Di una
- No merece la pena gastar saliva contigo.
Susan y Sirius iban discutiendo a grito pelado por la calle, la idea de organizar la cita perfecta ya estaba fijada; ahora tocaba planearla.
- ¿Se puede saber a dónde vamos?-gritó entonces Sirius, que iba siguiendo a Susan a través de las calles y la gente.
- ¿Cómo que a dónde vamos? ¿No lo sabes tú? – gritó ella
- ¡Pensaba que eras tú quién me estaba llevando a mí!
- ¡Pero que dices so idiota! ¡eras tú el que iba caminando todo decidido!... ¿Black?... ¡¿Black no me dejes aquí!
Sirius había echado a correr calle abajo y Susan se había quedado chillando al aire helado. La chica resopló y muy en contra de sus principios emprendió una carrera detrás del chico. Estaban cerca del Puente de Londres, al lado del Támesis y Sirius descendió a toda prisa por uno de los embarcaderos. Susan estaba pensando en darle una buena paliza porque una minifalda y unos tacones de aguja no son el atuendo apropiado para echar a correr, cuando unos brazos fuertes la salvaron de caerse de cabeza al río.
- Aprende a usar los frenos, fiera- era Sirius el que la había cogido. Estaba al lado de un hombre, que parecía trabajar en el muelle, ya que cargaba con unas cuerdas pesadas al hombro, de las que se usan para amarrarlos barcos.
- Gilipollas- dijo Susan apartando los brazo de Sirius- ¿Tú eres idiota o qué? ¿A ti te parece que voy vestida para correr los mil metros valla?- miró al hombre de las cuerdas- ¿Usted cree que voy vestida para correr?
El hombre que miraba y remiraba a Susan se pronunció con una negación ferviente de cabeza. Sirius hizo un gesto de desagrado.
- Bueno déjalo ya. Éste es el capitán Morgue, Susan- dijo presentándole al hombre- He tenido una idea.
- Eso si que es una noticia, hay que llamar a la BBC
- Cállate un momento y escucha- dijo atrayéndola con el brazo. Susan se maravilló de lo fuerte y delicado que era a la vez, pero no dijo nada.
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El resto de la tarde había sido un poco desagradable. Lily estaba tensa y James se sentía dividido en dos sentimientos contradictorios: por un lado quería presionarla, descubrir si ella sentía lo mismo, si estaba enamorada de él; y por otro lado no quería turbarla.
Llegaron al hotel y se encontraron un mensaje de Sirius que les citaba en el embarcadero tres del Támesis, decía que cenarían allí.
Cuando llegaron al lugar sus amigos no habían aparecido todavía; el embarcadero tres estaba iluminado con luces navideñas y había amarrado uno de esos barcos en los que se paseaban los turistas a lo largo del río, también iluminado con lucecillas blancas.
- ¿Tú crees que se puede cenar aquí?- dijo Lily señalando el embarcadero.
James encogió los hombros y siguió mirando el lugar.
La pelirroja pensó que James iluminado por esas lucecillas tenía un aspecto aún más divertido y las ganas de abrazarle y besarle se hacían aún más irresistibles.
- ¿La señorita Evans y el señor Potter?- la voz de un hombre con el rostro muy curtido interrumpió sus pensamientos.
-Somos nosotros- dijo James.
El hombre asintió.
- Yo soy el capitán Morgue, sus amigos les esperan en la cabina de arriba.-dijo señalando el barco con el mentón
Lily miró a James extrañada y el le devolvió la mirada.
- ¿Suben?- pidió el capitán.
- Sí, sí- James le dio la mano a la chica para ayudarla a atravesar la pasarela.
Subieron al piso superior y el barco se empezó a mover. Arriba había una pequeña cabina de madera, abierta en la parte trasera y vacía para sorpresa de la pareja. Dentro había una mesa preparada para la cena.
- Malditos entrometidos- murmuró James acercándose a la mesa. Cogió una nota que había allí- "Queridos amigos, nos ha sido imposible acudir a la cita, pero os pedimos por favor que disfrutéis de la cena. Fdo: Susan y Sirius. PD. Lo de que disfrutéis de la cena lo decimos en serio, es decir, es una orden. Con lo que nos ha costado ya podéis disfrutarla bien"
Lily se retorcía las manos, confusa. No le gustaba estar allí, a solas, con él. James la miró.
- Si no quieres cenar…
- No, no- la pelirroja se acercó a la mesa- ¿Por qué no iba a querer cenar contigo?- en un sitio tan condenadamente romántico, añadió mentalmente mirando nerviosa a su alrededor.
James sonrió y la ayudó a acomodarse en la silla. Iba a matar a Sirius y a Susan. Lenta y dolorosamente.
- Oh, ostras, fresas con chocolate y champán- dijo Lily destapando la cena. Sus amigos no eran muy sutiles que digamos, solo les faltaba dejarles una caja de preservativos al lado del postre, pensó la chica.
De hecho, la caja estaba encima de la mesa, pero James se dio prisa en esconderla. Si la situación estaba siendo de lo más incómoda eso podía hacerlo mucho peor.
Empezó a sonar una música de ambiente muy romántica y melosa. Lily bajó la vista.
- Lo digo en serio Lily, si no quieres…
Lily volvió a negar con la cabeza y se sirvió una ostra.
Empezaron a cenar en silencio. No sabía si sus amigos pretendían ayudarles, pero desde luego James estaba constatando que la cosa no funcionaba.
- Ejem- tosió- Están buenas…las ostras… quiero decir.
La chica asintió.
- Sí. Muy buenas- no le miraba a los ojos- Oye James…
- ¿Sí?
- No…- suspiró- no sé en qué estaban pensando esos dos cuando organizaron esto pero yo…- se limpió las manos en la servilleta
- Ya lo sé- la cortó el chico- No te preocupes.
- No, James. Creo que no lo sabes. Y no sé si va a ser bueno decírtelo- dijo sonriendo y levantando la vista- Te juro que yo no quería que pasara, pero ha pasado y creo que deberíamos de dejar de vernos.
- ¿Qué?- preguntó sorprendido James.
Lily suspiró y se levantó de la silla. Caminó hacia uno de los lados y se recostó en la barandilla. Decirlo lejos de él era mejor. La brisa fría acariciaba su pelo y contrastaba con el calor que sentía.
- Siento algo por ti James.- admitió al final- Y eso no está bien ¿sabes? ¡Se supone que voy a casarme!- exclamó como si fuera algo muy gracioso- Y se supone que no debería estar enamorándome de otro hombre, cenando ostras y sintiéndome…. ¡Sintiéndome como me siento!
James también se levantó de la mesa y se acercó hasta ella.
- Yo estoy enamorado de ti Lily. Te quiero. Ya lo sabes.
- Tienes novia James- dijo ella negando con la cabeza- Y yo voy a casarme
- Cásate conmigo-dijo él tomándole una mano
- ¡James!- exclamó la chica disgustada, zafándose de él- Las cosas no van así
- ¿Cómo van entonces? Yo te quiero. Tú me quieres. ¡Lo lógico es que estemos juntos!
Lily apartó la vista y se apoyó de nuevo en la barandilla.
- Sólo hemos estado juntos cuatro días…
- Mentira. Yo estaba enamorado de ti en Hogwarts. Y a mí no me hace falta más tiempo para saber que te quiero- la obligó a girarse.
- James…-pidió ella con angustia.
- Dime que quieres que te deje y te dejaré.
Pero Lily no dijo nada. Ni una palabra. Tampoco cuando James se inclinó para besarla como tanto había anhelado. Le abrazó por el cuello y él la estrechó por la cintura mientras besaba con delicadeza sus labios, lentamente, saboreándolos.
Ahora ya no importaba Eduard, ni la boda, ni Nataly. Sólo importaban James y ella, sus labios y sus manos, la pasión que habían sentido casi desde el momento en que se habían vuelto a ver.
Cuando creían que acababan de salir notaron como el barco se paraba y el capitán Morgue amarraba el barco. Sin ganas bajaron al embarcadero, dejando la cena casi intacta en los platos.
Desaparecieron en un callejón para casi al instante aparecer en la habitación de James del hotel, con demasiada prisa como para pasar por recepción a recoger sus llaves. Esas cosas no importaban ya. No dejaron de besarse, cada vez con más urgencia mientras sus manos se acariciaban en los rincones más sensibles de su cuerpo. La ropa les empezó a estorbar enseguida y se deshicieron de ella. Siguieron amándose durante toda la noche, borrachos de pasión y deseo.
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- ¿Tú crees que habrá funcionado?
- Estoy segura de que sí. Aunque sea una idea tuya
Susan y Sirius estaban en casa del hombre, esperando una llamada de James, enfadado por lo que habían hecho. La llamada no llegaba, así que interpretaron eso como una buena señal.
- Admite que ha sido una idea buenísima- le dijo Sirius mientras ella se levantaba para irse.
- No- la chica sonrió pícaramente-nunca admitiría algo así. Me voy… No te olvides tomarte un colacao y luego un pis y a la cama- le dijo Susan con tono estricto
- Qué graciosa ¿Tú desayunas payasos, no?
- Yo sólo como hombres- le dijo ella poniéndose el abrigo
A Sirius se le descolgó un poco la mandíbula.
- Ja, va aquí la sobrada. Mucho de boca me parece a mí
La mujer le miró con una ceja alzada.
- No te oí decir eso detrás del biombo, guapo
- No me dejaste decir nada, te me tiraste encima
Susan le miró con superioridad y se quitó el abrigo despacio. Luego se acercó a Sirius que la observaba con una sonrisa de sorna. Todo fue muy rápido: le cogió por los hombros y le tiró al sofá, para luego sentarse a horcajadas encima de él, llevando sus manos a los botones de su camisa mientras se inclinaba a morderle el cuello. Cuando pudo deslizar las manos por encima de su pecho desnudo, clavándole ligeramente las uñas, le besó en la boca succionando su labio inferior. Sirius estaba tan impresionado que simplemente no hizo nada. Susan le dio un mordisco en el cuello y tan rápido como se había sentado se levantó, arreglándose la falda y acercándose de nuevo a su abrigo.
- ¿Ves Black? Si me hubiera tirado encima de ti hubiera pasado lo que ha pasado ahora. No respondes, no funcionas. El otro día fuiste tú. Y yo sí que respondo
Sirius se incorporó aún atontado del sofá.
- Adiós- la chica se despidió con la mano.- Saludas a Remus de mi parte y le dices que me llame un día para quedar
Sirius sólo pudo pensar en tres cosas: que Remus era un cabrón, que era una putada que Susan se hubiera ido y que necesitaba una ducha de agua fría. Susan, por su lado, no entendía muy bien por qué había hecho eso, pero había sido divertido devolverle la del día anterior en la discoteca. Se había quedado atontado del todo
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Lily se despertó muy pronto. James estaba dormido, abrazándola. Se deslizó suavemente hacia un lado, mirándole. Era tan dulce, tan guapo, tan simpático… el corazón se le aceleraba cuado pensaba en él. Le quería. Eso era lo mejor de todo. Estaba enamorada, le faltaba el aire, le flaqueaban las piernas… le quería. Le besó dulcemente en los labios y en el cuello y le arropó con las sábanas
Se vistió y se apareció a la salida del hotel, para pedir la llave de su habitación. No quería despertarle, así que se ducharía y luego volvería con él.
Entró en su habitación. Se desvistió y encendió la ducha. Justo antes de meterse bajo el chorro del agua llamaron a la puerta.
Sonrió al pensar que sería James, que se había despertado y se había extrañado de no encontrarla y había bajado a buscarla. Abrió la puerta.
-¡Buenos días, cariño! ¿Me has echado mucho de menos?
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Hermioneweasley86
Miembro de numerosas órdenes
Escritora Weaver (visitad la comunidad para echarle un vistazo y de paso me dejáis algún mensaje http / groups. Story-Weavers)
Bueno! A ver que os ha parecido el capítulo. Espero que lo hayáis disfrutado! Quién será el de la puerta? Una pregunta un poco tonta, creo yo. A lo mejor os parece precipitado lo de Lily y James, pero es k bueno, no les queda mucho tiempo! Qué pasará ahora con estos dos?
Otro tema… no siguiendo la tónica habitual no voy a contestar los reviews… lo siento! Pero es que estoy de exámenes y si no publico ahora pues lo más probable es que hasta principios de marzo no lo hiciese… Lo siento! Me sabe fatal porque sé que a algunos os gusta que os conteste (a mí tb me gusta9. Pero la carrera es absorbente y apenas si tengo tiempo para escribir! Intentaré contestar los del próximo capítulo, lo prometo, pero es que ya me estaba retrasando demasiado!
Dejadme algún review por favor, que no sabéis (o si) la ilusión que hacen y como animan!
