Disclaimer: Sigo siento tan pobre como lo era antes, no soy propietaria de nada excepto de la linia argumental y alguna otra cosilla… pero poco más
Día cinco: Llegar tarde…
Lily se despertó muy pronto. James estaba dormido, abrazándola. Se deslizó suavemente hacia un lado, mirándole. Era tan dulce, tan guapo, tan simpático… el corazón se le aceleraba cuado pensaba en él. Le quería. Eso era lo mejor de todo. Estaba enamorada, le faltaba el aire, le flaqueaban las piernas… le quería. Le besó dulcemente en los labios y en el cuello y le arropó con las sábanas
Se vistió y se apareció a la salida del hotel, para pedir la llave de su habitación. No quería despertarle, así que se ducharía y luego volvería con él.
Entró en su habitación. Se desvistió y encendió la ducha. Justo antes de meterse bajo el chorro del agua llamaron a la puerta.
Sonrió al pensar que sería James, que se había despertado y se había extrañado de no encontrarla y había bajado a buscarla. Abrió la puerta.
- ¡Buenos días, cariño! ¿Me has echado mucho de menos?
A la pelirroja se le quedó la sonrisa congelada en la cara, dibujando una mueca extraña, tapada inmediatamente por un beso en los labios del recién llegado.
- Eduard…- exclamó Lily con un tono que buscaba ser entusiasta pero que no conseguía esconder su nerviosismo.
El hombre alto, vestido con un traje sport impecable, sonrió y guiñó uno de su ojos azules antes de entrar en la habitación con las manos en la cintura y gesto de satisfacción.
- Bueno palomita… Sí que has madrugado- dijo sentó encima de la cama- ¿Ibas a ducharte?
Lily, con cara de atontada seguía de pie en medio de la habitación, sujetándose la toalla, demasiado desubicada para decir o hacer algo coherente
- Sí, sí… yo voy a… voy a…- empezó a tartamudear volviéndose histérica por momentos. Se suponía que Eduard estaba en Roma. No en Londres. Y ella ahora estaba con James y Eduard no tenía que estar. ¡Oh Dios!
- Ducharte- la completó el chico frunciendo una ceja con sospecha
- ¡Eso es!- exclamó Lily girando sobre sus talones con una sonrisa un poco lunática en la cara- Ducharme
Una vez cerró la puerta del baño tras de sí y se metió debajo del agua, cerró el grifo del agua caliente. Necesitaba despejarse. Mientras intentaba organizar su cabeza y decidir qué iba a hacer con Eduard ( Sabía que ese momento iba a llegar..¡Pero no entonces, cuando la cama de James todavía debía estar caliente dónde ella había dormido…) le llegó la voz amortiguada de Eduard desde la habitación.
- ¿Cariño, por qué está la cama hecha?
Esa pregunta casi provoca la muerte de Lily, que tuvo que cogerse a las cortinas de plástico para no abrirse la cabeza contra el grifo. ¿Era posible que Eduard supiese algo?
- ¡ He, he dormido en casa de Susan!- chilló con naturalidad- Ayer salimos a cenar y no me apetecía volver al hotel sola.
- Oh, tenía entendido que Potter te estaba acompañando.
Por su salud física, Lily decidió salir de la ducha. No era caso de esnucarse y con tanta pregunta comprometida era difícil
- James me ayuda con los preparativos, pero supongo que por la noche tendrá sus propios planes.
No se oyó nada al otro lado de la puerta. Mientras se ponía el albornoz la chica se preguntaba el por qué de esa visita. Eduard nunca dejaba un negocio a medias… Lo entendió todo rápidamente. La señora Darcy seguramente había avisado a su hijo de su descontento del día anterior, y para variar, la habría puesto más verde que una lechuga. Le habría contado lo de Potter y claro, Eduard que estaba al tanto de las insistencias del chico en la escuela había venido a marcar territorio. Lily se sintió ofendida, aunque se le pasó rápido cuando se percató que Eduard no andaba desencaminado.
Salió del cuarto de baño secándose el pelo con una toalla.
- ¿Cómo es que has venido?- intentó preguntar con alegría cuando de lo que verdaderamente tenía ganas era de saltar por la ventana.
Eduard sonrió satisfecho desde la cama y Lily se giró rápidamente para esconder su cara de culpabilidad.
- Vengo a darte una sorpresa- dijo el hombre rubio mientras se levantaba y caminaba hacia ella. Lily se sirvió un vaso de agua.
- ¿Una sorpresa?- preguntó mientras el hombre la tomaba por los hombros amorosamente
- Adelantamos la boda. Nos casamos en Nochebuena.
Seguramente Eduard se lo esperaba todo, desde un beso pasional a unas lágrimas de emoción, todo menos ser duchado en aspersión por Lily, que no había podido tragar el agua
- ¿¿Qué?- chilló la pelirroja- ¡Lo siento!- dijo mirando el estado de empape de su prometido y se puso a buscar la varita- ¡Fíjate que estoy tan dormida que he entendido que adelantábamos el día de la boda!
Eduard se intentaba secar con su pañuelo.
- Eso he dicho Lily- dijo torciendo un poco los labios- Por eso no me gusta que salgas con Susan, es una mala influencia. Seguro que ayer bebiste.
- ¡No bebí nada!- exclamó Lily – Y no metas a Susan en esto. ¿Cómo que adelantamos la boda? ¿Te crees que es tan fácil como decirlo?-la desesperación de Lily se estaba convirtiendo en rabia, olvidándose en ese momento que hacía menos de media hora esa boda no se iba ni a celebrar tan siquiera.
- Así podemos irnos de luna de miel.- dijo el hombre buscando el punto flaco de su chica- Y no te preocupes por los preparativos. Mamá se ocupará de todo.
Lily le secó el traje con su varita con un gesto brusco.
- ¡No quiero que tu madre organice mi boda!-murmuró enfadada- ¡ya tiene suficiente con organizarme la vida!
- Lily…- dijo el hombre suspirando con paciencia y observando con ojo crítico su traje. Su futura mujer manejaba mejor la magia que él. No lo admitiría nunca, claro está.
- ¡No me vengas con "Lily"!- contestó imitándole
El hombre volvió a suspirar.
- Está bien- le dio un beso en la frente al que la mujer sólo respondió poniéndose rígida- Lo haremos a tu manera. Un par de llamadas y todo solucionado ¿no crees?
Lily le miró contrariada.
- Piénsalo cariño…-dijo Eduard abrazándola- unas vacaciones juntos…
La pelirroja se separó suavemente y asintió con la cabeza.
- Voy a vestirme. Luego hablaremos de eso
Eduard sonrió mientras la chica entraba en el baño de nuevo. Estaba acostumbrado a mandar y Lily le acabaría haciendo caso. Había perdido un negocio muy bueno, pero Lily era una mejor inversión en ese momento. Sería una magnífica esposa a la que presentar a los clientes.
A Lily le hizo falta el golpe seco de la puerta contra el marco para darse cuenta del pequeño fallo del plan: James.
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Un piso por encima, James se despertaba de su dulce sueño, sonriendo. Estiró el brazo, esperando encontrar el cuerpo cálido de Lily a su lado. Se sintió decepcionado cuando entre sus dedos sólo quedó atrapada la fría sábana. Se incorporó disgustado por la ausencia de la pelirroja y se dirigió al baño. Una cosa contribuyó a mejorar su humor, sin embargo: Lily se había olvidado el pañuelo de seda que llevaba atado al cuello tirado por el suelo. Sonrió al pensar que le pediría un rescate para devolvérselo.
Después de darse una ducha refrescante y renovadora y vestirse decidió ir a buscar a Lily. Quería llevarla a pasear y abrazarla y besarla e ir al parque para remar un rato en el lago y retozar y… quería hacer muchas cosas con Lily. Si pensaba en Nataly se sentía culpable, por eso prefería no pensar. Aún tenían dos días para no preocuparse; luego ya lo irían arreglando.
Se extrañó cuando al llamar a la puerta de Lily le abrió la señora de la limpieza. ¿Dónde podía estar Lily a esas horas? Era poco propio de ella eso de irse sin decir nada, sin avisar. Intentó probar suerte en el restaurante, aunque estaba un poco desconcertado. En recepción no tenían ningún mensaje para él.
Entonces la vio; en el buffet del desayuno, sirviéndose un café en la mesa de la entrada. Sonrió ampliamente y corrió silenciosamente hacia ella, que no se había dado cuenta de su presencia. La levantó por la cintura entusiastamente a la vez que le daba un beso en el cuello.
- Eduard…- protestó ella molesta intentando evitar que el café se le derramara.
- ¿Eduard?- preguntó James extrañado soltándola. No es que fuera celoso, pero que tu amante te llame como a su prometido es cuanto menos chocante
- ¡James!- chilló ella entonces girándose nerviosamente hacia todos los lados, le empujó suavemente hacia la entrada- ¿Qué haces aquí?-susurró
- Duermo aquí ¿recuerdas?- le contestó extrañado mientras Lily seguía mirando en todas direcciones- ¿Pasa algo?
La respuesta a su pregunta le llegó en forma de hombre rubio que finge estar contento de ver a alguien. Afortunadamente no había visto el arrebato de la mesa del café
Eduard se acercó hasta ellos y tomó a Lily de la cintura, que seguía sosteniendo el café haciendo una magnífica demostración de equilibrio. Se puso rígida cuando su prometido la besó en la mejilla. James frunció el ceño.
- Hola Potter. Siempre es un placer verte- saludó amablemente mientras le daba la mano, que James tomó a disgusto.
- Lo mismo digo.
Lily les miró a ambos bastante nerviosa. Eduard la empujó suavemente hacía el salón.
- Vamos a desayunar, palomita. ¿Nos acompañas?- preguntó el hombre cortésmente, por supuesto esperándose una negativa.
- Sí, por supuesto- contestó entonces James, muy serio.
Lily se puso pálida y miró al hombre con una muda advertencia en los labios, él sólo asintió ligeramente, pero sin cambiar su cara de circunstancias. La pelirroja estaba deseando que se abriera un agujero en el suelo y se la tragase, que la llevase muy lejos de allí… Nueva Zelanda no estaría mal, por ejemplo.
Se acomodaron en la mesa, la mujer con los ojos fijos en el plato de cruasanes.
- Y bueno Potter ¿Qué tal con los Puddlmore? Oí que estaban pensando traspasarte.-
Lily miró de reojo a Eduard, ¿qué pretendía?
- De hecho me han renovado el contrato por cinco años- contestó el chico secamente, mientras removía su café.
- Oh bueno, los Puddle ya no son lo que eran ¿verdad cariño?
Lily le miró frunciendo el ceño. Si Eduard quería ridiculizar a James desde luego no iba a contar con su ayuda.
- Sabes que yo no entiendo de Quidditch- murmuró- Pero creo que el equipo de James va primero en la liga…
James sonrió imperceptiblemente mientras Eduard miraba un poco molesto a su futura mujer.
- ¿Qué tal los negocios?-preguntó entonces James cortésmente
Eduard sonrió complacido.
- Fantástico, pero no puedo negar que es demasiado absorbente. No puedo ver a mi palomita todo lo que querría…- sonrió ampliamente mientras tomaba la mano de Lily.
Ella le devolvió una débil sonrisa antes de intentar recuperar su mano. Eso estaba resultando profundamente embarazoso.
- A veces es difícil pasar tanto sin ella- añadió el hombre- Pero Lily lo entiende ¿verdad cariño?
- Voy al baño- dijo James de repente, si seguía soportando a Eduard quizás sería imposible evitar partirle esa cara de idiota que tenía- No tardo nada.
Eduard sonrió mientras el hombre se iba.
- Este Potter sigue siendo tan inconsciente como en la escuela.-murmuró luego con desagrado
- Apenas has hablado con él Eduard…-le reprendió suavemente la mujer
Eduard resopló.
- No sé porque eres tan condescendiente con él…
- No soy…- algo captó entonces la atención de Lily, James le hacía señas desde el vestíbulo para que se acercara- Perdona Eduard, el… el recepcionista me llama. Será un recado de Susan.
- Te acompaño- dijo el hombre levantándose
Lily frunció el ceño
- Voy a hablar con Susan y no me apetece verte resoplar al lado del teléfono.
- ¿Resoplar? Simplemente no considero que Susan sea una buena influencia…
Lily levantó los ojos con gesto de paciencia.
- No eres mi madre, creo que no te lo tengo que recordar.
Eduard frunció el ceño.
- Hablando de madres… creo que le debes una disculpa a la mía…
- ¿Por?- preguntó la chica ahora irritada
- No fuiste muy amable con ella ayer, según tengo entendido…
Lily dejó con un gesto brusco la servilleta encima de la mesa.
- Según te ha dicho ella, querrás decir. Y ahora si me disculpas…
Salió del comedor bastante enfadada. No tenía suficiente con todo lo de James y Eduard que ahora además Ellen metía las narices en todo el asunto. James la estaba esperando al lado de la puerta del cuarto de limpieza.
- ¿Qué hace aquí?- le espetó con cara de disgusto nada más se acercó.
Ah no, pensó Lily. No voy a soportar que nadie más me eche la bronca.
- ¡Yo que sé James! ¿Te crees que le he llamado yo? "Cariño, te he puesto los cuernos y a una semana de nuestra boda he decidido que mira, no me caso contigo. ¿Por qué no te pasas a verme y te lo comento tomando un café?"- dijo con una voz profundamente irritada.
- ¡Bien, se lo tendrás que decir!¿no?
Lily le miró enfadada.
- Ah claro. Se comenta que es muy fácil- dijo cruzando los brazos- sobretodo ahora que me ha dicho que nos casamos en Nochebuena, es decir, dentro de doce días.
James la miró sorprendido.
- ¿Pero aún piensas en casarte?- preguntó enfadado.
Lily no dijo nada durante unos breves segundos.
- Sí… quiero decir., no.. ¡Necesito tiempo!- dijo llevándoselas manos a la frente muy agobiada
- Pues no tenemos precisamente mucho- le espetó James- Creía que ayer habías tomado tu decisión.
A Lily no le pasó desapercibido el tono de tristeza y reproche de la voz del chico.
- Todo ha sido muy rápido…- murmuró la pelirroja mirando el suelo.
James notó como tenía que tragar algo muy grande. A la vez sintió un golpe, como si le hubieran dado un puñetazo en el estómago.
- Necesito tiempo…- pidió de nuevo la pelirroja
- No Lily- la cortó el hombre- Creía que había sido diferente para ti. Si sólo he sido el capricho antes de que te cases prefiero haberme enterado ahora…
Se separó de ella y se acercó a las escaleras
- ¡James!-suplicó
Pero el chico ni se giró siquiera
- ¡James!- repitió de nuevo, al borde de las lágrimas.
Esta vez el chico sí se giró.
- ¿Sabes que es lo peor de todo? Que creo que no voy a poder volver a querer como te quiero a ti… Como te he querido todos estos años.
Ése era el momento para decir algo, para decirle que ella también le quería, que en esos cuatro días se había dado cuenta de que quería que toda su vida fuera así, que quería sonreírle a la vida, que quería hornear las galletas de James junior… Pero no lo dijo porque nunca había sido tan valiente.
James suspiró y subió las escaleras. Se iría del hotel, si seguía allí cometería alguna tontería y, no es que le importara cometerla pero no iba a servir para nada.
Lily apoyó la espalda en la pared e la entrada e intentó contener las lágrimas. ¿Se iba a casar? ¿De verdad iba a seguir adelante con todo?
Volvió al comedor con Eduard que ya había planeado todos los cambios que se tenían que hacer para celebrar la boda.
James fue extremamente discreto al mandarles una nota al día siguiente para decirles que su casa seguía a su entera disposición
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Eduard mantuvo ocupado todo el tiempo de Lily los dos días más que estuvieron en Londres, evitando que pudiera tener con Susan más que un par de charlas por teléfono. Su amiga estaba enfadada y desconcertada a partes iguales y si no fuera porque Lily le prometió pasar el día con ella después de salir del hotel se hubiera presentado con un hacha dispuesta a decapitar a cualquier prometido rubio que se interpusiera en su camino.
James volvió a su piso pero no se lo comunicó a sus amigos hasta el día siguiente. Necesitaba emborracharse a solas antes que hacerlo con ellos y olvidarse un poco de todo.
- Ei Prongs, viejo ¿qué ha pasado?- le preguntó Sirius nada más entrar en el piso de James, seguido por un Remus con cara de circunstancias. Aunque intentaba parecer jovial no podía disimular su preocupación. Después de la salida precipitada de James del hotel y de la llamada histérica que les hizo Susan para avisarles de la vuelta de Eduard habían llegado a sus propias conclusiones.
James no respondió. Sólo se dejó caer en el sofá, con la vista, nublada por el whisky, clavada en el techo.
- No soy partidario de la violencia, pero si hay que pegar a ese mamón se le pega y punto- se ofreció de repente Sirius.
Remus le dio un codazo discreto mientras James negaba con la cabeza y sonreía ligeramente.
- Lily se quiere casar con él- dijo muy suave
Remus encaró las cejas.
- ¿Te lo ha dicho ella?- preguntó
- Me dijo que necesitaba tiempo…- sonrió- Tiempo… a una semana de casarse. Y yo no he oído que haya cancelado la boda.- dijo mirándolos significativamente y dándole un trago al vaso que sostenía en la mano.
Remus suspiró.
- Trata de entenderla. Se iba a casar y en cuatro días… tantos cambios. Es normal que esté asustada- añadió el licántropo
James asintió.
- Lo sé Moony… pero a veces no hay tiempo y hay que decidir. Esta era una de esas veces
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- Lily querida, tu piel pide a gritos un tratamiento… No puedes casarte con esas ojeras- la señora Darcy le dio un sorbo a su café.
Lily asintió mientras observaba como el señor Darcy tarareaba un bolero mientras les ignoraba deliberadamente. Habían ido a comer a casa de los padres de Eduard a cuatro días…¡Dios mío, cuatro días!... de su boda. Aunque odiaba admitirlo, por una vez Ellen tenía razón. No dormía bien, no comía y estaba tan estresada que todo su organismo se resentía, estaba resfriada y su periodo se estaba retrasando. Claro caso de angustia profunda.
- Son los nervios por la boda, ¿verdad querida?- Eduard la abrazó amorosamente y Lily le devolvió una tenue sonrisa.
Internamente suspiró. Así que a fin de cuentas iba a casarse. No sabía si era la mejor decisión. Bueno, Eduard la quería y le daba estabilidad. Tendría una buena vida. Se conocían y sabían convivir… Aunque… ¡Joder! ¡No era James! Ella quería a James, estaba enamorada. Pero tenía miedo… ¿Y si no funcionaba? ¿Y si todo era producto de sus hormonas revolucionadas? Quizás el amor pasional no existía y lo mejor que iba a encontrar era el cariño de Eduard. Hasta entonces había estado bien ¿no? Quién aseguraba que no iba a ser siempre así.
- Esta tarde he quedado con Susan. Le pediré que me acompañe a un salón de estética- murmuró. Por fin vería a Susan, hasta entonces había sido imposible, con todos los preparativos inevitablemente precipitados.
- ¿La nieta de los March?- preguntó la señora Darcy a la vez que Eduard fruncía el ceño- He oído que es un poquito…-la mujer se ayudó con un gesto de la mano
- Oh Ellen, no hagas caso de todo lo que oigas- la cortó rápidamente Lily. Sabía que conocía perfectamente a Susan así que no estaba dispuesta a tolerarle la insolencia de que pusiera su propia opinión en boca de otros.
- Seguro-condescendió la mujer con una sonrisa mientras miraba a Eduard- La gente habla demasiado- sorbió su café- Como cuando estuviste sola en Londres…
Lily sonrió distendidamente. Ellen sabía donde clavaba su aguijón. Sin duda había leído el artículo de "Corazón de bruja" donde se mencionaba que James y ella habían sido vistos en Londres por la noche. A pesar que el artículo insinuaba lo mismo que Ellen, no había ninguna fotografía ni nada concluyente al respecto. Eduard no se lo tomó muy en serio porque ya sabía que James la había estado ayudando y además era tan orgulloso que seguramente ni se había planteado que Lily prefiriera a James antes que a él.
- Exacto- se levantó ágilmente- Me tengo que ir, llego tarde- lo cuál era mentira- Adiós cariño- dijo besando a su prometido en la mejilla, ¿Se habría enterado de sus reticencias sexuales en la última semana?- Malcom, Ellen.
- Adiós querida- se despidió la mujer con una sonrisa edulcorada- pásalo bien
- Lo haré.- contestó con una sonrisa que rayaba la insolencia
La chica salió del salón y después de una última sonrisa entro en la augusta chimenea de mármol rosa de la casa de los Darcy y se encaminó hacia la Marmita chorreante.
- Esta chica…- murmuró la señora Darcy cuando Lily hubo desaparecido, frunciendo su varicilla empolvada- No sé Eduard…
- Ya sé que es un poco rebelde- asintió el hombre sorbiendo su café- Pero tiene mucho carácter, como tú mamá. Sabrá ser la esposa de un hombre con éxito…
Ellen asintió.
- No me preocupa eso precisamente. ¿Qué tuvo con Potter?
- El imbécil la persiguió babeando por los pasillos de Hogwarts durante unos cuantos años. Nunca hubo nada más.
La señora Darcy volvió a fruncir el ceño mientras revolvía su café.
- Es tu decisión hijo pero… ¿Tú que opinas Malcom?
El señor Darcy seguía tarareando y leyendo su periódico, sin notar las miradas expectantes de su esposa y de su hijo.
- ¡Malcom!- exclamó la mujer irritada.
El señor Darcy bajó su periódico e hizo un gesto con las cejas.
- ¿Qué opinas?- insistió su mujer.
- Lo mismo que tú querida, sea lo que sea que estéis hablando- contestó con un suspiro de resignación volviendo a su periódico.
--…sSs…sSs…sSs…--
- ¿Entonces hoy has quedado con Lily?
- Sí… exactamente dentro de una hora
Susan, Remus y Sirius estaban en casa del moreno, frente a unas tazas de humeante café.
- ¿Cómo está James?- preguntó la chica recostándose en el sillón.
- Mal- Sirius dio un sorbo a su café y la miró con cara de "Vaya pregunta"
- ¿Alguna respuesta que no pudiera ser dada por un trol?- preguntó de nuevo Susan, con una sonrisa despectiva en la cara.
- Está mejor que al principio- se apresuró a contestar Remus antes de que Sirius saltase algo inconveniente- Pero sigue pareciendo un zombi. Se levanta, entrena, come y se acuesta. No habla, no nos llama, no sale de casa…
Susan frunció el ceño.
- ¿Y Lily? Estará fresca como una rosa- dijo Sirius.
- Pues mira, no lo sé- contestó Susan enfadada- Su novio no me ha dejado acercarme a ella. Pero Lily estará tan mal como James, si s eso a lo que te refieres.
- James no se la tiró para volver con Nataly al día siguiente- murmuró Sirius
- ¡James no se iba a casar con Nataly! ¡Y por lo que yo sé aún no lo han dejado!
- ¡Y eso qué tiene que ver!- bramó el moreno levantándose de su sillón- ¡Lily está actuando como una zorra consentida!
Susan también se levantó y le cruzó la cara a Sirius, que se quedó con la cabeza ladeada, apretando los puños. Remus se levantó y les obligó a sentarse.
- No estamos aquí para discutir quién lo está pasando peor- dijo el licántropo mirándolos duramente- Lo importante es saber qué demonios quieren estos dos.
- James quiere a Lily- dijo Sirius rápidamente
- Y Lily quiere a James- contestó Susan mirando a Sirius con enfado.
Remus negó con la cabeza.
- No Susan. No lo que tu quieres que Lily quiera. Sino lo que quiere Lily de verdad. Cuando montasteis todo esto de las citas, ¿No se os ocurrió que a lo mejor Lily no quiere estar con James?
- Menuda tontería- musitó Susan apartando la mirada- Puede que no esté muy convencida, pero…
- Pues tendríamos que haber dejado que se convenciera sola. Las cosas no van tan rápido como vosotros y James queréis… ¡Lily iba a casarse! Necesitaba que todos la apoyáramos para descubrir si quiere de verdad casarse, no ser presionada para que se acostase con James.
Susan no dijo nada y se miró las uñas con culpabilidad. Sirius miraba a través e la ventana.
- La vida de Lily no es algo que podamos montar a nuestro gusto ¿no?- dijo entonces la muchacha mirando a Remus, que asintió.
- Aunque no te guste Eduard, si al final Lily le elige debemos apoyarla. No puede estar con James por complacernos a nosotros.
Susan se levantó y tomó el último sorbo de café. Suspiró.
- Está bien. Entonces no haré nada mientras mi amiga tira su vida a la basura…-
Remus la miró alzando una ceja- Está bien, está bien… Dejamos que Lily tome su decisión…
- Esperemos que la tome a tiempo- murmuró Sirius.
Susan asintió.
- Me voy. Creo que iré caminando hasta el pub de Tom. Ah… He decidido que hoy será la despedida de soltera de Lily… ¿Queréis venir?- dijo con una sonrisa pícara que no auguraba nada bueno. Luego sacó dos cajitas rojas de su bolso- Si os animáis poneros esto- les guiñó un ojo y les lanzó las dos cajitas antes de salir del piso.
Los dos hombres abrieron sendas cajitas, provocando que a Remus se le encendieran las mejillas y que Sirius intentara bloquear su mente para no empezar a pensar cosas extrañas que debido al rating del fic no puedo explicar. Dentro de cada una de las cajas había un tanga negro de cuero con una pajarita blanca en la goma de arriba.
- Susan tiene una mente un poco sucia- murmuró Remus cohibido
- Sí- dijo Sirius sonriendo distraído- ¿No es genial?- Remus le miró sonriendo pícaramente-... er… quiero decir que es genial que pienses eso porque así se te quitaran esas ideas extrañas de pedirle una cita…
- Claro Sirius- dijo el licántropo incorporándose- Seguro que es eso. Me voy a trabajar…- cogió su varita para desaparecerse- Pero creo que después de esto me apetece aún más salir a tomar algo con Susan- dijo alzando las cejas repetidamente antes de desaparecerse.
El moreno se quedó observando el espacio vacío que había ocupado su amigo. Luego cogió su tanga.
- ¡Qué cabrón!... ¿Fabricarán picardías de este material?- dijo estirando la goma del tanga. Luego él también se desapareció. Llegaba tarde ala reserva de dragones donde trabajaba… y nadie le podía decir a un verde galés que esperase a escaparse porque él estaba pensando en su archi-enemiga vestida con un mini-tanga de cuero
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- Lily cariño… ¿Te encuentras bien?- Susan miraba a su amiga preocupada mientras leía una revista, esperando a que pasase el tiempo para que la peluquera le quitase los molestos rulos de la cabeza.
- Sí…- contestó Lily con una sonrisa débil sin mirarla
Susan inspiró profundamente.
- Vale, ya valió el ser educada. ¡Cuéntame qué demonios pasa con Eduard y James ahora mismo!
Lily la miró alertada y dejó la revista.
- ¿Quieres bajar la voz? Todo el mundo está mirando…- dijo mirando a su espalda nerviosamente.
- Vale, pero explícamelo- insistió Susan
- ¿El qué?- Lily intentó hacerse la distraída.
- Lo de James
- Ya lo sabes- contestó suspirando
- ¡Por eso te pregunto, demonios!- exclamó impaciente- ¡Por que no lo entiendo!
Lily se frotó la frente.
- Tuve un desliz. Pero me voy a casar porque sólo fue eso, una tontería. Llevo con Eduard mucho tiempo y me quiere.
Susan inspiró.
- ¿Y tú le quieres Lily?
La pelirroja miró a su amiga con el ceño fruncido, molesta.
- Di- insistió Susan.
- Muy bien señorita Evans. Creo que ya le podemos retirar los rulos- dijo una de las peluqueras del local, una chica joven con el pelo rosa chicle.
Susan miró a la peluquera contrariada mientras Lily sonreía y asentía aliviada por la interrupción.
- No creas que va a ser tan fácil librarte de mí-murmuró
Cuando salieron de la peluquería, Susan tomó a Lily del brazo, pero la pelirroja la paró con un gesto de la mano.
- Antes de que digas nada, vamos a cenar y déjame hablar- dijo muy seria.
Susan pareció pensárselo.
- Está bien, pero el sitio lo elijo yo. ¿Vamos dando un paseo?- ofreció
Lily asintió con la cabeza y tomó el brazo de su amiga para protegerse del frío húmedo de la última hora de la tarde.
- Me acosté con James- dijo Lily tras unos segundos- Y fue maravilloso…
- Sí, tiene pinta de saber lo que hace- comentó la chica mirándola pícaramente
Lily le dio un codazo.
- No me refería a eso. Fue algo… Nunca lo había sentido. Fue como caminar por el paraíso juntos, no sé si me entiendes… Era tan feliz que tenía ganas de gritar y de reír, de abrazarle y no soltarle nunca más… un derroche de euforia.
- ¿De verdad?- preguntó Susan escépticamente
- Sí
- ¡¿Y entonces por qué te casas con el gilipollas de Eduard!- exclamó exasperada.
- ¡Susan! No has entendido lo que he querido decirte…
- Sí, lo he entendido perfectamente- dijo la chica- ¡Te lo pasaste de puta madre con James y estás enamorada de él!
- Susan algo así no puede durar siempre. Cuando se acabe esta especie de pasión demente no quedará nada. Con Eduard las cosas no cambiaran. Me casaré, tendré hijos y organizaré comidas y partidas de bridge. Luego visitaré a mis nietos los domingos y llevaré recatados collares de perla y cortes de pelo a lo Doris Day…
- Y serás miserablemente infeliz el resto de tu vida porque no estás enamorada de ese tío desteñido- concluyó Susan seriamente
- ¿Y si dejo de querer a James?
- ¿Y si no llegas a querer nunca nadie? Mejor estar enamorada un solo día en tu vida que no estarlo ninguno- dijo Susan sonriendo distraída- Tienes suerte Lily. Conoces al amor de tu vida. Yo aún espero encontrarlo y por eso me duele ver que tú lo estás dejando escapar
Lily miró a Susan, estaba seria y parecía realmente preocupada. Eso era decir mucho hablando de Susan. ¿Y si su amiga tenía razón? Estaba enamorada de James, no de Eduard. Parecía una tontería entonces empeñarse en seguir adelante con la boda.
Susan se paró entonces y la empujó hacia un local. Lily distraída ni se fijó en donde entraban hasta que vio al camarero que les abrió la puerta, vestido con… bueno, mejor dicho, cubierto con una especie de taparrabos de cuero.
- ¿Mesa para dos, preciosas?- dijo mostrando una sonrisa de dientes blanco-polar, tan brillantes como sus marcados músculos. Susan le devolvió la sonrisa.
- Sí- y tomó el brazo que el adonis le ofrecía.
Lily se puso a su lado, sonriendo nerviosamente al chico.
- ¿Dónde me has traído Sus?- murmuró entre dientes
- Pues a un boys por supuesto… ¿Creías que te ibas a quedar sin despedida de soltera?
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James estaba estirado en el sofá de su piso, leyendo el periódico, aunque no entendía nada. ¡Dios! Había olvidado cuanto dolía que la pelirroja se pasease por sus pensamientos. Recordaba y revivía la noche que habían pasado juntos, como una especie de castigo. No quería recordarlo, pero a la vez era imposible sacarlo de su cabeza. La quería, había estado pocas veces tan seguro de algo como lo estaba de eso. Estaba dispuesto a todo, haría cualquier cosa si ella se lo pedía…
Justo en ese momento alguien abrió la puerta de su piso, cosa imposible porque sólo él tenía llave, bueno, él y…
- Nataly- dijo incorporándose en el sofá y viendo a la deslumbrante rubia, alta, elegante, aristocrática y tan poco parecida a Lily que se acercaba a él sonriendo.
- Hola mi vida- dijo lanzándose sobre él en el sofá y dándole un profundo beso antes de que el chico pudiera reaccionar. Luego se incorporó- Tengo cinco días libres en el rodaje y he venido a verte…¡ Sorpresa!- dijo sonriendo y acomodándose en el sofá.
James no tenía muy claro que decir. En la última semana no había hablado con ella, era una regla de su novia que mientras rodaba era ella la que se ponía en contacto con él y no viceversa. Las llamadas inoportunas podían fastidiar sus mejores momentos creativos, recordó que solía decir. Y ahora la tenía a su lado, tan bella, tan deseable, tan… indiferente. ¿Qué podía hacer? Aunque no pudiera estar con Lily tampoco podía seguir con Nataly. Ya no. Era como probar el pastel de chocolate y tener que comerse la sopa de ajo… Y no quería hacerle daño. Supo entonces que lo de Nataly había sido un callejón sin fondo. Se habían querido pero nunca habrían llegado a ponerse de acuerdo en cosas tan importantes como tener hijos, o dónde vivir o…
- ¿Qué te pasa James?- dijo la chica cortando sus pensamientos-Te noto extraño.
- Tenemos que hablar.- contestó el simplemente, muy serio. Nataly frunció el ceño. El hecho era que sabía que tenían que hablar pero no tenía ni idea de por donde empezar.
- Claro que tenemos que hablar. Hace dos semanas que no nos vemos cariño- dijo entonces sonriendo- Voy a preparar un par de Martinis y luego me cuentas qué tal los entrenamientos…
James la detuvo con una mano y la miró a los ojos.
- ¿No me estás dejando, verdad James?- susurró la chica tras unos segundos
- Nataly, escúchame…- empezó a decir James tomando la mano de la chica entre las suyas.
Pero Nataly se zafó y se levantó.
- ¡Es Evans otra vez verdad!- exclamó mirándole acusadoramente- ¡Esa mosquita muerta te ha vuelto a encandilar!
- Nataly…
- Me lo esperaba desde que leí el artículo… sí… ¡Esa Evans metiéndose en lo nuestro como siempre! ¡Pero esta vez no la voy a dejar James! ¡Ah no!
- Lily no tiene nada que ver con esto- dijo James sin mucho aplomo levantándose- Nataly, esto ya no funciona…
La tomó por un codo.
- No funciona porque has vuelto a ver a Evans- dijo acusadoramente. James bajó la mirada.- ¡Lo sabía!
- Lily no tiene la culpa de que yo siga enamorado de ella…- murmuró James. La mujer lo miró sorprendida- Ella va a casarse con Eduard Darcy. Ha dejado claro que no me quiere.
Nataly miró a James de nuevo y se dejó caer en el sofá. James se acomodó a su lado sin mirarla. La conocía. No lloraría. Era demasiado orgullosa para ello.
- Lily es tonta- murmuró luego- Tiene que serlo para no quererte James
El chico la miró perplejo. Nataly suspiró.
- Siempre he tenido la esperanza de que la olvidarías- dijo con una sonrisa triste- que con el tiempo me querrías tanto como a ella…
- Nataly, yo…- empezó a disculparse James
- Lo sé James. Créeme que lo sé. – sonrió- Vine hoy con la esperanza de que si volvía a estar a tu lado como en el colegio volverías a elegirme a mí… Pero esta vez estás demasiado convencido. Lo veo en tus ojos.
James sonrió débilmente y Nataly le acarició el pelo con suavidad.
- No sabe lo que está perdiendo…Creo que voy a preparar esos Martines de todos modos- se levantó sonriendo- Mañana me iré
- Puedes quedarte todo lo que quieras.- se apresuró a decir el chico
Nataly sonrió.
- No puedo quedarme. Una cosa es saber que no tengo oportunidades y otra muy distinta es aceptarlo
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- Y luego volví con mi novio- Lily le dio un largo trago a su séptima copa- Y me caso con él dentro de tres días
- ¿Pero como se te ocurre hacerle eso al pobre James?- exclamó un chico que tenía sentado a su lado, en un sillón circular de cuero rojo, ataviado con una diminuta toga romana.
- ¡Lily tienes que estar loca!- añadió otro dios musculoso vestido de vikingo, sentado al otro lado de Lily
La pelirroja asentía, bastante borracha a las recriminaciones de sus compañeros de mesa.
- ¡Pero es que yo me caso, Carl!- dijo Lily mirando al vikingo
- ¡No te puedes casar!- dijo el susodicho Carl escandalizado, el romano asintió fervientemente.
- Es verdad- añadió el chico- ¡Ve a buscar a James y tíratelo por todos los rincones de la casa! ¡Y ni se te ocurra casarte!
Lily les miró algo turbada.
- Creo que voy a haceros caso chicos- dijo levantándose de forma tambaleante- ¡Sí! ¡Ei Sus!- dijo haciendo bocina con las manos y llamando a su amiga, que estaba en la tarima bailando con cuatro chicos. El local había cerrado ya y sólo quedaban los seis camareros-bailarines. Susan se giró para mirar a Lily- ¡Que me voy a hacerle el amor a Potter!
- ¡Ah vale!- gritó su alcoholizada amiga sin entender ni una palabra y volviendo a su baile
- Gracias chicos- dijo besando las mejillas de los dos hombres- Me voy.
Cogió su bolso y al tercer intento dio con la puerta de salida del local.
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Era ya de día cuando salió del local. Paró un taxi y le dio al conductor la que creía que era la dirección de James. Por el camino tuvo tiempo de despejarse y formar un buen plan. Lo de llegar y arrancarse la ropa le iba pareciendo peor idea a medida que avanzaban. Sería mejor decirle primero que le quería, que al cuerno con la bos y todo lo demás, que le quería a él solo. Sí, eso parecía lo más razonable
Pagó la carrera y se bajó del coche. Estaba en frente de la portería de James. Inspiró profundamente y entró. Después de revisar los buzones y no encontrar el de James se dio cuenta de que la portería era la de al lado. Allí si que estaba el nombre de James, era el primer piso. Subió los escalones no sin cierta dificultad, sonriendo al pensar que pronto estaría en los brazos de James.
Iba a llegar al rellano cuando la puerta del piso de James se abrió y salió Nataly. Lily se pegó contra la pared para que no la viera y escuchó.
- Me voy- oyó como decía la mujer- Cuídate- oyó el sonido que producía un beso, el adiós de James, y los pasos de la chica que se acercaban a la escalera.
Tan rápido como pudo bajó el tramo de escaleras rezando para que Nataly no la viera allí y se dio la fuga hacia la calle en busca de un taxi. Sólo cuando estuvo dentro y hubo dado la dirección del Caldero Chorreante se permitió llorar.
¿Cómo había sido tan estúpida? Pensar que James la esperaría aún más de lo que ya lo había hecho… Sin duda había perdido su oportunidad. Se había cansado de ella y había vuelto con Nataly, que siempre había estado a su lado… ¡Por Dios! ¿Por qué se tenía que dar cuenta de cuanto lo quería justo entonces? ¿Por qué surgió de su cerebro en ese mismo instante de que no sería feliz sin él?
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Vaaale… he tardado un siglo en actualizar, lo sé, pero también os digo que hasta el próximo capítulo os tocará esperar aún más. Quién avisa no es traidor. Es que dentro de diez días vuelvo a tener exámenes, y claro, después en semana santa no creo que esté por escribir demasiado porque me voy a Madrid y a Elche y en fin… Que de todas formas pienso acabarlo, no os obsesionéis en serio, que os juro que pienso acabarlo! Es que parece que muchas tenéis miedo de que no lo haga ¬¬. Voy lenta pero segura .
¿Qué os ha parecido el capítulo? Demasiado largo, lo sé, y un poco ñoña, pero en serio, mi cerebro ya no daba para más y quedé bastante satisfecha… ya me diréis a ver que tal…
Por cierto… ¿Os he comentado que he alcanzado la friolera de 220 reviews tan sólo con cuatro capítulos? De verdad, estoy flotando en una nube de felicidad o algo así, no sabéis cómo me animáis. Aunque no tengo casi tiempo vuestros reviews me animan a sacarlo de hasta debajo de las piedras XDDD. Estoy muy orgullosa de que os guste, en serio.
Ya sabéis, si queréis respuesta a algo dejadme un mensaje en mi panel de esta comu, que está vacío! http // groups msn com / Story-Weavers (no pongo los puntos porque sino no aparece)
Por cierto, me he dado cuenta de que los últimos capítulos se publican horrorosamente editados. Os prometo que sé puntuar! Es culpa de fanfiction, que me cambia el formato. Si alguien prefiere leer el capítulo como dios manda, que me envíe un mail y yo le envío el documento de word.
Muchas gracias también por todos los reviews del one-shot de San Valentín, me alegra que os resultara entretenido. Era una historia que tenía bien guardada desde octubre y reservada para San Valentín. Y que conste que no creo en este día ya que me resulta profundamente comercial, pero fue una idea de esas que necesitas escribir, no sé si me explico…
Gracias por los ánimos para los exámenes! Los dos cuatrimestrales que tuve (es que yo tengo trimestrales por lo general) los aprobé y en uno de ellos saqué una MDH. Estoy muy contenta!
Lo dicho, un beso enorme para todos!
Hermione Weasley 86
M.O.S, M.L.L.
Prefecta de Ravenclaw HA
Miembro de la Orden del Fénix (ja,ja)
Amiga por correspondencia de una mortífaga exnovia de Voldemort
Eterna estudiante
Amargada por los exámenes
