DISCLAIMER: Nada es mío. Nada de nada de nada. Todo es de JKR y de la Warner, y como son unos tacaños pues no comparten….

LA BODA DE LILY

Capítulo siete: Se oyen campanas y no se sabe dónde II

Una hora después James se despertó con un fuerte dolor de cabeza. Remus también se había levantado y preparaba café. Sirius seguía enroscado en un sillón, así que James le sacudió para que se despertara.

- Ya es hora, bella durmiente- murmuró James

- Ese sake es veneno-comentó Sirius con voz ronca- Voy a meter la cabeza debajo de agua fría- dijo mientras se arrastraba hacia el baño.

James observó a su amigo y luego se recostó en el sofá

- Soy un capullo- murmuró para sí- un jodido capullo

- El primer paso es la aceptación- bromeó Remus pasándole una taza de café y sentándose enfrente.

James hizo una mueca.

- ¿Sabes? Incluso ahora pienso que quizás entre por la puerta para echarse en mis brazos en cualquier momento…

Sirius que había salido del baño y había oído sus últimas palabras le dio un golpecito reconfortante en el hombro.

- Si es una chica lista lo hará.

James rió amargamente.

- Ya, seguro. Pero esto no es una novela romántica de las de Remus, eso no va a pasar.

Esta vez fue Remus quien hizo una mueca

- ¿Sabéis que os digo? Que me da igual- exclamó James- ¡Voy a ir a su casa y le voy a decir que no se puede casar con Eduard!

- James-suspiró Remus

- ¡Ni James ni nada! ¡Ése tío no se la merece! ¡No la va a hacer feliz!- se levantó del sillón- Aunque no vuelva conmigo no dejaré que se case con ese payaso…

- ¿Qué es esto?- preguntó Sirius justo en el momento en que Remus iba a intentar hacer entrar en razón a James. Había recogido del suelo el sobre que había dejado Susan una hora atrás- Parece una carta de March. Toma- dijo pasándosela a su exaltado amigo.- Debe haber sido quien ha llamado esta mañana

Por un momento James se calmó, extrañado de recibir una carta de la mujer. Abrió el sobre y sacó el manojo de llaves que le era tan familiar. Aún más extrañado, sacó la breve nota y la leyó. Tuvo que releerla tres veces.

- Remus lee estoy explícamelo porque creo que no entiendo nada- James le pasó muy nervioso la nota de Susan.

Remus también leyó la nota.

- ¿Cuándo volviste con Nataly?- preguntó el licántropo alucinado

- ¿Qué pone la nota?- Sirius le intentó quitar el papel, pero Remus lo apartó

- ¡No he vuelto con Nataly!

- ¿Entonces de qué demonios habla March? ¿Y cómo que no hay boda?

Sirius seguía intentando coger el papel pero Remus le esquivaba sin hacerle mucho caso.

- ¿Cómo que no hay boda?- preguntó

- ¡Pues que Lily no se casa!- exclamó James nervioso- Y como no se casa pues…

- Pues se va a España- acabó Remus

- ¿Cómo?- Sirius sacudió la cabeza- ¿Quieres pasarme la nota?

- No le encuentro la lógica- dijo pensativo Remus apartando a Sirius de nuevo

- ¡Yo tampoco!- James recogió su cazadora del suelo y abrió la puerta del piso- ¡Pero prefiero encontrar a Lily!

- ¿¿Pero Lily se ha perdido? ¿Dónde?- exclamó Sirius viendo como James salía corriendo escaleras abajo- ¡Remus! ¿Qué pasa aquí?

- ¡Muévete hostia!- exclamó el licántropo tomando a su amigo del codo y arrastrándolo detrás de James- Que no te enteras de nada.

Sirius no le dio un revés a su amigo porque le tenía cogido por el brazo derecho y porque una vez se montaron en el coche de James sus dos amigos le dejaron leer por fin la nota de Susan mientras iban al Caldero Chorreante.

- Lily debe pensar que estás con Nataly- dijo Remus mientras veía como su amigo efectuaba un peligroso adelantamiento que infringía por lo menos 20 normas del código de circulación.- Por eso no fue a verte… Esto… ¿Podrías reducir a 120?- preguntó Remus viendo como la aguja cuentakilómetros amenazaba con salirse del salpicadero.

- ¡Es imposible! ¿De dónde puede haber sacado esa idea?

- Pues… dejarla no la habías dejado aún… y puede que la viera salir de tu piso…- aventuró Sirius agarrándose al asiento- ¿Es mucho pedirte que lleguemos enteros, Prongs?

- ¡Sí!- exclamó este- ¿Quién me dice que el traslador de Lily no está a punto de salir?

- ¿Y cómo sabes que va en traslador?-preguntó Remus en voz muy baja, como temiendo que se despertara algo muy peligroso si subía algún decibelio más.

James frenó en seco el coche haciendo que Sirius, que iba detrás, saliese disparado hacia el cambio de marchas. Unos cuantos coches empezaron a pitar al imprudente enamorado.

- ¿Cómo va a ir sino?- preguntó con ansiedad

- En avión- contestó Remus- aunque lo del traslador es lo más probable…

- Pronto lo sabremos- dijo James pisando a fondo el acelerador y dejando media rueda en la carretera.

- ¡Quieres ir con cuidado!- gritó Sirius- ¡Por tu culpa voy a tener grabados los números en la frente una semana!

Pero James ni le escuchó y convirtió un trayecto de 30 minutos en una carrera de F1 de cinco. Para cuando llegaron, Sirius, que era agnóstico, estaba pasando el rosario con una mano mientras se sujetaba al asiento con la otra. Remus abrió los ojos, salió del coche y se puso a besar el asfalto

- ¡Dejaos de mariconadas y vamos!- exclamó James entrando en el pub y corriendo hacia la entrada de Diaggon Alley. Remus y Sirius le siguieron lo más rápido que le daban las piernas.

--…sSs…sSs…sSs…--

- Pero Lily cielo… ¿No puedes quedarte a cenar con nosotros?- la señora Evans, una mujer menudita abrazaba a su hija y le ponía bien la blusa- He hecho pavo-añadió como argumento definitivo- Así podrás reconsiderar lo de la boda…

- ¡Mamá!- protestó la pelirroja- Ya te he dicho que no estoy enamorada de Eduard…Y sólo hay un traslador a España cada día, empiezo a trabajar mañana…

- Está bien, está bien…- dijo la señora Evans sacudiendo la cabeza- Pero es una lástima…

- No hagas caso a tu madre- El señor Evans también abrazó a su hija- Ese chico era un poco cretino… Tu madre sólo está decepcionada porque había hecho régimen para ponerse el vestido.

Lily y Susan, que también estaba allí, se echaron a reír mientras la señora Evans le daba una colleja a su marido.

- Deja de decir tonterías, Marc- le reprendió- Sólo es que no entiendo el motivo, así de forma tan repentina…

Lily iba a abrir la boca para protestar, pero su padre la cortó.

- Lily tendrá sus motivos ¿verdad nena?

La pelirroja asintió y abrazó a sus padres a la vez

- Os voy a echar de menos, ancianos- dijo separándose y sonriendo.

- Tengo 50 años, querida. Aún soy joven…

- Claro mami- Lily besó la mejilla de su padre- Los dos sois jovencísimos

La señora Evans sonrió y le pasó una bolsa de plástico a su hija.

- Aquí tienes tres tuppers. En uno llevas pavo con mi receta, en otro lentejas y en otro una lasaña pequeña. Caliéntalos antes de comértelos. La lasaña me quedó un poco sosa, pero se puede comer…

- Gracias mamá.

- Y come- su padre le levantó un dedo en señal de amenaza- No salgas sola y…

- ¿No le abras la puerta a extraños?- aventuró Lily levantando una ceja. Vivía sola desde hacía dos años pero sus padres la seguían tratando como si aún tuvieran que cambiarle los pañales.

- No- contestó el señor Evans con una sonrisa- Llámanos cada día

Lily sonrió y les dio un último abrazo. Luego rodeó a Susan y también le dio un beso

- No hagas muchas locuras- dijo la pelirroja

- Nah, las justas. Y tú diviértete.

- No sé si tendré tiempo- dijo Lily arrugando la nariz

- De eso siempre hay tiempo. Y no te olvides de llamar.

Lily negó con la cabeza y le apretó la mano a su amiga

- Ven a verme pronto, ¿vale?

Susan asintió.

- Cuídate mucho.

Lily sonrió y cogió su baúl con ruedas.

- Me llaman- dijo cuando anunciaron por megafonía la salida del traslador a España en dos minutos- Nos veremos pronto.

Se despidió con la mano y franqueó la puerta que daba a la sala donde esperaban el resto de pasajeros. Una chica de uniforme sujetaba una caña de pescar rota y distribuía a los pasajeros a su alrededor. Lily sujetó fuerte la caña y miró ala puerta. Su madre y su padre seguían despidiéndose con la mano. Lily les sonrió y tragó saliva.

En un minuto iba a empezar su nueva vida.

--…sSs…sSs…sSs…--

James iba a la carrera por las calles de Diaggon Alley sin fijarse en si había obstáculos o no de por medio. Detrás le seguían Remus y Sirius, luchando para que su sistema respiratorio no se les escapase por la boca.

James tenía la sensación de que hasta un segundo podía resultar crucial, así que a pesar de que notaba cómo se ahogaba no dejaba de correr.

Cruzó la entrada de la Oficina de Trasladores y se echó casi encima de la mesa de información.

- ¿El… traslador… España?- consiguió decir entre inhalaciones.

- Primer piso, sala 3- contestó con una sonrisa una chica joven. James echó a correr hacia las escaleras- ¡Pero está a punto de salir!- chilló la chica

James subió las escaleras de cuatro en cuatro y se otorgó un mili-segundo de descanso para discernir cuál de todas las puertas del vestíbulo al que había dado era la sala 3. Cuando identificó un tres de latón dorado corrió hacia allí. Susan le vio llegar.

- ¡James, está a punto de salir!- chilló- ¡Corre!

Pasando el control de seguridad de un salto y dejando atrás a Susan, James entró en la Sala

- ¡Lily!- exclamó con su último aliento.

Todos los pasajeros que se sujetaban al traslador se volvieron a ver a aquél joven que parecía acababa de finalizar una maratón. En ese momento la caña de pescar empezó a vibrar y un fogonazo de luz le impidió ver que había pasado. Cayó al suelo de rodillas y jadeando. Lily se había ido.

--…sSs…sSs…sSs…--

Los últimos pensamientos de Lily en tierra británica estaban siendo para James. Era cierto eso de que nunca sabes cuánto quieres a una persona realmente hasta que la pierdes. Por suerte, ella iba a tener en quien emplear ese amor, aunque nunca le olvidaría. Y esperaba que la pudiera perdonar por lo mal que se había portado con él.

Faltaban pocos segundos para que el traslador partiera cuando se empezó a oír escándalo en el vestíbulo. Algunos pasajeros empezaron a mirar con curiosidad hacia la puerta, entre ellos Lily.

Entonces oyó a Susan chillar.

- ¡James, está a punto de salir! ¡Corre!

- ¿Quién es ése?- preguntó un tanto asustada la señora Evans.

Susan no pudo contestar porque estaba riendo de rodillas en el suelo, intentando reanimar a Sirius y a Remus abanicándoles con una revista.

- Cielo, creo que él es los motivos de Lily- contestó el señor Evans tomando la mano de su mujer

Justo en ese momento, cuando Lily reaccionó a las palabras de Susan, James apareció en la puerta de la sala, a la vez que un fogonazo cegaba su vista y hacía que James y la estancia desaparecieran.

- Bienvenidos a la Oficina de Trasladores de Barcelona, les deseamos una feliz estancia y les recordamos que nuestros servicios se amplían: ¡Descubra el mundo de los chamanes viajando a Kenya en un instante!

Lily meneó la cabeza y dejó caer la maleta al suelo, aturdida por las sacudidas. James había ido a la oficina de Londres… Se había enterado de que se iba y quizás había ido a buscarla… Volvió a sacudir la cabeza intentando eliminar esa fantasía. Seguramente sólo quería preguntar el porqué de su marcha, había vuelto con Nataly, recordó.

Inspiró profundamente y volvió a coger su maleta.

- Hola, nueva vida- murmuró antes de salir a un vestíbulo soleado, lleno de personas bulliciosas que se movían en todas direcciones.

Empezó a buscar con la vista algún letrero con su nombre, le habían dicho que la irían a buscar al aeropuerto.

- ¿Señorita Evans?- alguien le tocó suavemente el hombro.

Lily se giró para encontrarse con una mujer alta y con la cara muy redonda y llena de ligeras arrugas provocadas por lo mucho que parecía sonreír. Hablaba un inglés con marcado acento español.

- Soy yo- contestó Lily en un castellano bastante imperfecto tendiéndole la mano.

La mujer la tomó por los hombros ignorando su gesto y le plantó dos besos en las mejillas.

- Rosa Gómez- dijo la mujer- Aquí damos dos besos cuando nos presentan- explicó la mujer ante la cara de shock de Lily- Seré tu enfermera en el hospital

- Ah…

- ¿Quieres que vayamos a tu piso a dejar todo?- preguntó la mujer afablemente, tomando la maleta de Lily

- Claro- contestó la chica siguiéndola

Rosa la dejó delante de un bloque de pisos, delante de un bonito jardín, le dio las llaves de su piso y prometió pasar a buscarla al día siguiente a primera hora para ir al trabajo.

El piso que le habían buscado era pequeño, pero bastante acogedor, y desde el balcón podía llegar a ver hasta el mar. Suspirando, Lily empezó a sacar las cosas de su maleta y a distribuirlas por el piso. Era tedioso, pero al menos tenía la magia para ayudarse

--…sSs…sSs…sSs…--

- ¡Mierda!- exclamó James cuando pudo recuperar el aliento y se encontró sólo en la sala- ¡Mierda, mierda, mierda, mierda!

- ¡Se ha ido!- Susan entró en la sala- ¿No podíais haberos dado un poquitito más de prisa?- exclamó la chica frustrada.

- Mira, no te doy un puñetazo porque soy un caballero…- murmuró Sirius recordando su "viaje" hasta el Callejón Diaggon

- ¿Ah, sí?- preguntó Susan alzando las cejas retadoramente

Remus entró también en la sala y miró a James.

- ¿Y que vas a hacer ahora?- preguntó el licántropo haciendo callar a Sirius, que ya estaba preparado para contestar a Susan.

- ¡Pues qué voy a hacer!¡ Me voy a Barcelona!- exclamó James saliendo de la sala

Susan le siguió y le detuvo por la manga

- No hay trasladores hasta mañana, James… Espera un momento. Creo que se me ha ocurrido algo

Los señores Evans miraban toda la escena en silencio, Susan reparó en ellos entonces.

- Señora Evans, señor Evans permítanme presentarles a James Potter.- dijo arrastrando a James, que en ese momento no estaba para presentaciones-Estos son los padres de Lily, James.

James le dio la mano a ambos, que lo miraban con curiosidad.

- ¿Tú eres el chico que escribía a Lily todos los días en verano?- preguntó entonces el padre de Lily, recordando el nombre de James- Lily decía que estabas desequilibrado- recordó el hombre, James hizo una mueca extraña- pero que eras buen chico…

- Ése mismo es- dijo Susan- Además de ser el amor verdadero de Lily- soltó con toda naturalidad- así que nos tienen que ayudar

Los padres de Lily se miraron sorprendidos.

- ¿Ayudaros?

- Sí- dijo Susan- ¿Nos pueden explicar como funciona exactamente un aeropuerto?

--…sSs…sSs…sSs…--

Sirius miraba aprensivamente por la ventanilla del avión que los iba a llevar a Barcelona. Remus ya se había abrochado el cinturón y Susan, sentada entre los dos, sonreía.

- Esto de volar sin escoba…- murmuró Sirius desconfiado- ¿Seguro que éste trasto tan grande se levanta? ¿No nos caeremos al mar?

Remus cerró los ojos con fuerza.

- Anda Sirius. Cierra la bocaza, por favor- murmuró

Susan se echó a reír y miró en el asiento de detrás, James seguía con la misma cara de ansiedad y circunstancias que se le había puesto cuando Lily se había ido.

- No te preocupes, Jamsie. Lily está colgada por ti… Pero como ella creía que habías vuelto con Nataly, no quería meterse entre vosotros.- Remus le había contado lo que en realidad había pasado con Nataly

James miró a la joven, que sonreía casi maternalmente, y le devolvió la sonrisa. Luego volvió a sus cavilaciones. Una idea se estaba formando en su cabeza y necesitaba llegar a donde estuviera Lily rápidamente.

Poco después el avión despegó, así como despegaron los nervios de Remus y Sirius,que tenían los nudillos blancos de aferrarse a las butacas.

Susan extrajo el panfleto de seguridad del asiento de delante.

- Oh mira, en caso de que el avión se caiga al mar tenemos la salida de emergencia un poco lejos- comentó enseñándole el mapa del avión- Pero bueno, si el avión se cae es poco probable que sobrevivamos…

Sirius miró con profundo odio a Susan, pero fue Remus el que le quitó el panfleto lo rompió en cachitos diminutos.

- Desde luego… sois unos exagerados- dijo la chica- Que no va a pasar nada… Y si pasa pues… ¡Tenemos varitas!- susurró

Eso pareció tranquilizar a Sirius, aunque Remus siguió con su pose rígida en el asiento.

- Por una vez vas a tener razón y todo, March- dijo Sirius dándole golpecitos a la chica en la cabeza. Susan le dio un puntapié.- ¡Auch! ¡Qué bruta eres, joder!

- ¿Desean algo los señores?- una azafata esperaba a su lado con el carrito de las bebidas.

- ¡ Un whisky doble!- exclamó Remus sin girar la cabeza

La azafata alzó las cejas, pero luego sonrió y sirvió la bebida.

- Si el caballero está nervioso puede venir a la cabina a ver al capitán- ofreció la chica.

Remus pareció pensárselo.

- Creo que iré.

La azafata le indicó a una compañera que fuera hacia ellos y le pasó el carrito.

- Yo le acompaño- se ofreció con una sonrisa- ¿Su novia no desea acompañarnos?- preguntó señalando a Susan

- No es su novia- contestó Sirius como un resorte, antes de que pudieran hacerlo Remus o Susan.

La azafata alzó las cejas.

- Disculpen el malentendido- se excusó, luego desapareció con Remus por el pasillo.

Susan miró a Sirius alzando una ceja y tocándose ligeramente el labio.

- ¿Qué pasa?- preguntó bruscamente el moreno- ¿Qué miras?

La chica pareció pensar mientras le miraba apreciativamente.

- Si no te conociera y no te odiara pensaría que te gusto- soltó la chica- y que estás celoso…

El joven la miró con suficiencia.

- Veo que la modestia es tu fuerte

- No es modestia, es realismo- dijo pellizcando ligeramente la mejilla del chico y luego deslizando sus dedos hasta su cuello. Sirius tragó saliva intentando no ponerse nervioso.- Oh sí. Creo que tengo razón- Susan llevó las manos hasta los hombros del chico.

- Claro que no- contestó Sirius intentando sonar convencido y poniéndose rígido.

Susan sólo sonrió malévolamente y cogiendo las solapas de la camisa del chico le atrajo hacia ella para besarle. Inmediatamente introdujo su lengua en la boca del hombre y acarició la suya. Sirius se estremeció de placer y antes de darse cuenta tenía una mano en el muslo de la chica y la otra alrededor de la espalda. Susan desabrochó uno de los botones de la camisa e introdujo su mano. Buenos músculos, pensó con regocijo.

- Ejem, ejem- carraspeó entonces Remus, que acababa de llegar de su excursión a la cabina con los niños del avión y traía en una mano un avión de cartón y en la otra el teléfono de la azafata- Pensaba explicaros las cosas interesantes de las que me he enterado, pero… si pensáis estar así el resto del viaje, avisad.

Susan y Sirius, que se habían girado para ver a Remus pero seguían en la misma postura (habían levantado el reposabrazos de su asiento) se miraron un segundo y luego volvieron a mirar a Remus.

- Pensamos seguir así el resto del viaje- dijeron a la vez.

- ¡Manda huevos!- murmuró Remus dejándose caer en la butaca de al lado- Si no es mucha molestia, evitad salpicar, por favor… ¡Y aún queda una hora!- murmuró mirando el reloj- ¡James! Que Susan y Sirius están aquí "arreglando sus problemas" y me siento un poco incómodo

James se asomó y suspiró.

- ¿No podéis esperar?- preguntó- No creo que queráis engendrar un niño en un avión…- bromeó

- Tú lo engendraste en un barco, es por seguir la moda-contestó Susan.

Inmediatamente, por las caras de asombro de los otros tres, se dio cuenta de que había cometido un error más grande que el armario de zapatos de Victoria Beckham- ¡Tengo que ir al lavabo!- dijo sonriendo y levantándose fresca como una lechuga, pero James la obligó a sentarse de nuevo sujetándola por los hombros.

- ¿Qué has dicho?- murmuró con un hilo de voz que hizo que a Susan se le erizase los pelos de la nuca.

"Señores pasajeros, debido a problemas meteorológicos debemos hacer un aterrizaje de emergencia en el aeropuerto de Lyon"

- ¿Qué exclamó Remus sujetándose de nuevo al asiento? ¡Vamos a morir todos!

- Es sólo nieve, dijo James mirando por la ventanilla… Volviendo al tema de antes…

- James- dijo Sirius

- ¿Qué?

- Susan ha huido

James miró a su amigo que señalaba a la fogosa pelirroja corriendo hacia el aseo del avión.

Pero a la joven no le fue tan fácil librarse. Una vez habían aterrizado y se atrevió a salir del baño, un circunspecto James la esperaba custodiando la salida.

- Ay ¡Qué majo que me has esperado!- exclamó Susan sonriendo- ¿Salimos?

- Sí, y mientras averiguamos cómo llegar a Barcelona me puedes ir contando esa historia tan divertida de mi hijo…

- No es divertida- explicó Susan negando con la cabeza- Así que mejor te explico lo que me pasó cuando me enrollé con un chico que trabajaba vestido de pollo vendiendo salchichas…

James la miró encarando las cejas

- Susan…

- Yo te lo explicaría James, pero le prometí a Lily que no te diría nada.- dijo al final la chica- Aunque, ahora que no estás con Nataly y visto lo visto… Además, el padre debe saberlo…

- ¿Me lo puedes explicar en orden?- pidió James mientras se acercaba donde estaban Remus y Sirius con cara de circunstancias.

Susan inspiró profundamente.

- Tengo el honor de hacerte saber que Lily está embarazada de dos semanas. Para más datos de un hijo tuyo… Lo vuestro es puntería.

James parpadeó y Sirius y Remus miraron alternativamente a Susan y a su amigo.

- Un hijo- murmuró James ausente- mío

- Me alegro de que te alegres… si vas a mirar con esa cara a Lily mejor nos volvemos a Londres- dijo Susan en tono sarcástico.

- No presiones- murmuró Sirius. Susan le devolvió una mirada resentida.

James se dejó caer en una butaca.

- ¿Y cuando se suponía que iba a saber yo eso?

La joven suspiró.

- No lo sé… Lily no quería decírtelo porque pensaba que estabas con Nataly, y no quería que te sintieras obligado a nada… A lo mejor cuando el niño se graduase… Por eso se fue, no por miedo a la madre de Eduard.

James se agarró la cabeza con ambas manos.

- ¿Cómo puede ser tan, tan, tan… tan buena? Buena y tonta, todo sea dicho- murmuró el chico. Susan sonrió-¡Tengo que verla inmediatamente!- dijo incorporándose- ¿Cuándo sale el próximo avión a Barcelona?

- Por lo menos dentro de seis horas, a las cuatro de la mañana- dijo Remus- Nos han dicho que hay tormenta

- ¡No puedo esperar tanto!- se quejó James

Los demás le miraron impotentes

- ¡James!

--…sSs…sSs…sSs…--

Cuando Lily hubo acabado se ordenar todas sus cosas, se desplomó en el sofá mirando el techo. Estaba algo decepcionada. No se sentía mucho mejor. Sabía que no iba a sentirse reconfortada enseguida, pero esperaba algún alivio. Y realmente parecía que se empezaba a dar cuenta de que estar allí no la iba hacer olvidar al moreno de sus sueños.

Suspiró y se preparó una taza de té. Tenía que quitarse esa losa de encima y de su conciencia. Aunque no le gustara tenía que hablar con James y decirle la verdad, también que no esperaba que las cosas cambiasen, sólo que quería serenar su conciencia. Hablaría con James.

Miró el reloj. Las seis de la tarde… No es que Lily fuera muy irreflexiva, pero en ese momento se le ocurrió una idea que le pareció de lo más maravillosa: Tenía tiempo de coger un avión hasta Londres, hablar con James, y luego volver a Barcelona. Así empezaría su trabajo con buen pie.

Con una sonrisa, Lily se puso su abrigo y bajó a la calle a buscar un taxi. En el aeropuerto compró el billete de ida y el de vuelta para tres horas después. El chico que los vendía la miró un poco raro, y Lily le explicó que tenía una reunión en el aeropuerto. Luego maldijo su lengua ¿Qué demonios le importaba al vendedor lo que tuviera que hacer? Cogió su billete y fue a tomarse un café, su avión salía a las nueve.

Cuando ya volaba hacia Londres les informaron de que una tormenta de nieve les obligaría a detenerse en Lyon durante un rato. La pelirroja se puso muy nerviosa: tenía que volver a Barcelona a tiempo para ir al trabajo. Viendo que iba para largo, decidió cambiar de nuevo su billete y volverse en cuanto pudiera. Mientras hacía cola en un mostrador le vio: sus gestos ampulosos, su sonrisa suave y sobretodo su inconfundible pelo despeinado. Y gritó sin saber muy bien lo que hacía

- ¡James!- chilló.

El joven reconoció la voz enseguida y se giró para mirarla. Lily había salido de la cola y todavía no se creía lo que veía. Algunas personas habían empezado a mirarla extrañados.

- ¡Lily!-exclamó James corriendo hacia ella.

Lily empezó a correr también, y a llorar sin saber muy bien porqué.

Enseguida cubrieron la distancia que los separaba y Lily se echó en sus brazos abiertos. James la estrechó entre los suyos y escondió la cara entre el cuello y su hombro.

- James iba a verte…¿Qué haces aquí?- susurró la chica sin soltarse

- He venido a buscarte- le contestó el al oído- Aunque me ha costado seguirte la pista, boba.

Lily se separó un poco y le miró a los ojos, él seguía aferrado a su cintura

- ¿Cómo que boba?- protestó

- ¿Cómo pudiste pensar que había vuelto con Nataly y marcharte de repente, sin decirme que vamos a tener un James Junior?

Lily frunció el ceño y entonces se percató de que Susan, Remus y Sirius estaban unos metros detrás, mirándoles disimuladamente con curiosidad. Seguramente se preguntaban que hacía Lily allí.

- Susan…-murmuró enfadada

James le tomó el mentón con la mano y le obligó a mirarle.

- Deja a Susan que por una vez no es culpable…

Lily suspiró.

- Yo vi a Nataly y… y pensé… pensé…

- ¡Siempre has pensado demasiado!- bromeó James

- ¡Oh cállate!- protestó Lily

- ¿Por qué no me callas tú?- preguntó el hombre alzando las cejas sugerentemente.

Lily sonrió y se puso de puntillas para alcanzar los labios de James, antes de fundirse en un cálido beso.

Cuando se separaron, a la pelirroja le seguían brillando los ojos. James entonces tomó una de sus manos e hincó una rodilla en el suelo.

- Cásate conmigo

La pelirroja se quedó con la boca abierta.

- James, por el niño no… es decir… si crees que nos tenemos que casar por el niño… creo que deberías pensarlo mejor…

- ¡Ya lo llevo pensando desde que me monte en el avión y… ¡demonios! Quiero que te cases conmigo- exclamó el hombre- Con o sin niño Lily, eres la única mujer que hay para mí- dijo más suavemente- Te quiero

Lily sonrió, al borde de las lágrimas de nuevo.

- Yo, yo…-empezó a balbuciar, miró a sus amigos que también parecían asombrados, Susan le estaba levantando los pulgares en señal de aprobación- Yo… también te quiero y digo que sí.

James se levantó para abrazarla de nuevo mientras detrás Susan también abrazaba a Remus y a Sirius, que vigilaba de reojo al licántropo para ver donde ponía la mano.

James tomó a Lily de la mano y la llevó corriendo con los demás.

- ¡Venga!-exclamó cuando estuvieron todos juntos- ¡Lily tiene que despedirse de un trabajo y yo tengo que avisar a mucha gente de que me caso mañana!

- ¿¿Mañana?- exclamaron todos, incluso Lily

- Sí, estuvimos organizando nuestra boda juntos…¿recuerdas?- le dijo James a la pelirroja

Lily sonrió al comprender la ironía del asunto.

Pocas horas más tarde volvían a Londres. Remus estaba socializando con las azafatas, con las que había descubierto que tenía mucho éxito, Susan dormía echada encima de Sirius, que también roncaba contra la ventanilla, y Lily estaba recostada contra el hombro de James, que jugueteaba con su pelo.

- ¿Cómo te encuentras?-le preguntó el chico suavemente

- Siento que he engordado tres quilos…

James le pasó la mano por el vientre.

- ¡Si está liso! Debes alimentarte mejor…- la reprendió

- Tú espera a verme dentro de tres meses- dijo besándole en la mejilla- Cuando sea una pelota de playa.

- Pero una pelota de playa guapísima- le susurró al oído- ¿Crees que el pequeño se enfadará si tú y yo…?- dijo alzando las cejas vigorosamente

Lily sonrió.

- No, no creo. La que se va a enfadar si tú y yo "nada" voy a ser yo.

James volvió a besarla suavemente en los labios.

- Ahora mismo siento que no puedo ser más feliz-murmuró la pelirroja

- Pues prepárate para sorprenderte, porque tengo firmes intenciones de mejorar esta situación.

Fue entonces cuando Lily recordó las palabras de la anciana. Se casaría con un hombre prominente que la haría muy feliz… ese hombre era James, el que la haría muy feliz. Y podía poner la mano en el fuego porque así sería

FIN

Bueno, pues esto ha sido todo. La verdad es que pensaba publicar este capítulo más tarde, porque me daba mucha pena despedirme (otra vez) de los personajes. Me lo he pasado muy bien escribiendo este fic así en plan película romántica! Ha sido muy divertido y encima estoy muy contenta porque parece que a vosotros también os ha gustado, así que estoy encantada. Sé que es cortito, pero contando que originalmente sólo tenía 5 capítulos y he reescrito el final dos veces, debe ser bastante más largo de lo que iba a ser en un principio.

Estoy muy y muy contenta por todos vuestros reviews! Son muchísimos y no sabéis cómo conseguís animarme. Supongo que todos tenemos malos días, pues a mi se me curan las penas cuando llego a casa, me conecto y veo vuestros reviews. Me da la sensación de que por lo menos hago "algo" bien. Así que muchas gracias porque todos sois muy buena gente conmigo.

Bueno, si he decidido publicar hoy es porque es Sant Jordi y aquí en Cataluña (o por lo menos para mí) tiene una significación especial. También es el día internacional del libro, así que me parece una fecha adecuada, jejejeje (aunque lo que yo escriba se parezca más bien poco a un libro, por temas de originalidad y eso).

En fin, que me enrollo como las persianas y lo que toca es despedirse…al menos por una temporadita. Necesito que mis neuronas descansen un poco y tener tiempo para pensar en si voy a escribir de nuevo una historia larga y si es así pues desarrollarla… supongo que hasta que no haya leído el 6to libro no empezaré nada nuevo… lo que si que puede que haga es escribir algún ONE-SHOT pero nada es seguro… No os preocupéis porque en verano me voy a Londres (todo julio) o sea que para cuando vuelva ya me habré leído el sexto y espero que mi cerebro esté trabajando a toda velocidad. Pero hasta entonces me voy a dedicar a desatascar un poco mi cabecita.

Así que lo repito, muchas, muchísimas gracias por haberme apoyado tanto tiempo y haber sido tan generosos y buenos conmigo. Nos volveremos a ver pronto por aquí, espero.

Un besazo multitudinario

Hermione Weasley 86 o Henar (como prefiráis)

Prefecta Ravenclaw HA

Miembro del Club de Fics HA

MOS, MLL

Miembro de la Orden del fénix (no mola tanto como pueda parecer)

Histérica en general

Eterna estudiante que ve las vacaciones muy lejos

Yo y yo misma