Era de noche y la comitiva avanzaba apresurada por la calle oscura. Buffy iba delante, seguida por Spike, Willow, Ángel, Xander, Dawn y Kennedy, un poco más atrás Faith, Robin y Tru, y cerrando el grupo iban Amanda, Rona y Vy, que mayormente no tenían idea de lo que estaba pasando, pero que igual siempre iban a todas partes, por que ya eran como parte de la pandilla.

-Es un poco más adelante, a la derecha, por allí hay un depósito y hay otro callejón, donde hay una puerta oculta que lleva a una especie de sótano, allí es donde se reúnen.- le explicó Robin a Buffy.
-Bien. Mantengan los ojos bien abiertos, y no hagan ningún ruido.- les indicó Buffy a los demás.

Al llegar a la entrada del callejón, doblaron a la derecha y llegaron a un amplio espacio, lleno de contenedores de basura, cajas apiladas y un montón de papeles por todos lados. Enfrente de ellos había un portón grande que debía ser de un depósito, y sobre este un foco que iluminaba toda la escena.
En la esquina de la izquierda al fondo se veía la entrada a otro callejón mucho más angosto, pero igual se las arreglaron para pasar por allí, y llegaron a un pequeño espacio cuadrado sin nada en el, pura pared de ladrillos.

-Allí abajo.- señaló Robin, en la parte de abajo de la pared de la izquierda había un pequeño tragaluz. Lo abrieron y fueron entrando (o bajando, es igual)

Era un sótano muy oscuro con el techo bajo, lleno de columnas de metal, cajas de madera y otros bultos indefinidos. Al fondo, tras un montón de panchas de telgopor, se veía una luz, y estaban reunidos cerca de... cuarenta vampiros!
Se acercaron en extremo silencio a escuchar de lo que hablaban.

-... tenemos que actuar deprisa, antes de la próxima luna llena, por que seguramente ellos no tardarán en descubrirnos. Es necesario mantenerlos a raya para llevar a cabo el ritual. ¡No podemos permitir que nada lo estropee!.- decía uno que estaba parado en el centro del círculo -¿Y como vamos a librarnos de los demás que acompañan a las cazadoras?
-Bah, ellos no representan mucho peligro, pueden matarlos... o merendarlos si quieren, pero las cazadoras tampoco serán suficiente problema, ahora que tenemos nuestras armas secretas.

Los vampiros vitorearon, y una vampira petisa pidió silencio para hablar

-Anoche me he puesto en contacto con Aura, dice que tiene todo listo, solo queda esperar a la luna llena, dentro de seis días.
-¿Escucharon eso?.- exclamó el vampiro del centro.- ¡En solo seis días el mundo será nuestro, tal como siempre debió ser, cuando la Boca del Infierno de Cleveland sea abierta a fin!

Los vampiros aplaudieron y gritaron, y todo estaba muy bien... hasta que uno chocó contra una de las planchas de telgopor apoyada contra la columna y se cayó sobre esta, rompiéndola, para revelar el escondite de Buffy, Dawn y Spike.
Buffy no lo pensó dos veces y gritó

-¡CORRAN!

Salieron en estampida hacia el tragaluz, mientras algunos de los vampiros los seguían y los otros corrían a buscar algo dentro de unas cajas de madera que había allí.
Vy, Rona y Amanda se pusieron a pelear contra los vampiros mientras los demás salían por el tragaluz, y Buffy se volvió y les gritó:

-¡Déjenlos chicas, son demasiados!

No se lo hicieron repetir y salieron a toda velocidad por el tragaluz.
Corrieron por el angosto pasillo con los vampiros pisándoles los talones (Tru había corrido miles de veces para salvar vidas, pero hasta ahora nunca la suya propia) y volvieron al depósito.

-¡Maten a todos los que puedan!.- gritó Buffy, y todos se pusieron en posición de ataque. Tru, como no sabía que hacer, agarró un pedazo de madera que estaba tirado por ahí y lo partió al medio, improvisando una estaca. Solo esperaba que sirviera para algo.
Los vampiros las alcanzaron, pero esta vez tenían una expresión triunfal en el rostro. El vampiro que les estaba hablando apareció bajo la luz del foco y gritó:

-¡Ahora van a saber lo que es bueno¡No las dejen escapar!

Los vampiros llevaban algo entre las manos, algo parecido a unas tablillas de madera con símbolos extraños pintados. Debía ser la famosa arma secreta. No parecía tan peligrosa... hasta que Buffy arremetió contra uno de los vampiros, el cual se protegió tras la tabla, y sin siquiera tocarla, Buffy salió disparada hacia atrás como si la hubiera chocado un auto.
Impactó contra la pared, y se puso de pie tambaleándose un poco.

-¡Pero que demonios...!

Los vampiros se reían y aplaudían, y continuó la lucha.
Ángel y Spike luchaban contra los vampiros con sorprendente maestría, pero Dawn tenía algunos problemas. Dos vampiros la tenían acorralada contra un contenedor de basura, cuando Robin saltó por detrás y les clavó las estacas en la espalda.
Vy y Amanda no podían solas contra un solo vampiro, que cada vez que se acercaban les enseñaba la tablilla de madera, y ambas salían despedidas sin que las hubieran golpeado siquiera.
Faith no tenía menos problemas. Estaba tratando de luchar sola contra dos especialmente molestos, y al principio parecía que casi les podía quitar de las manos las tablillas, pero después de un buen rato de luchar, voló hasta el otro lado del callejón y aterrizó sobre una pila de cajas, desmayándose por el golpe.
Tru lo estaba haciendo bastante bien. Por lo menos evitaba que los vampiros se acercaran demasiado, y hasta logró estacar a uno. Le atravesó el cuello con el palo, y el vampiro se hizo polvo frente a sus ojos. Era increíble. Xander, cerca de ella, lo hacía igual, hasta que Kennedy cayó encima de el luego de su enfrentamiento con otro vampiro, a unos veinte metros.
Willow lograba, cada tanto, congelar en el aire a uno o dos vampiros con magia, pero eran tantos que no sabía para donde mirar, y por error terminó paralizando a Robin, lo que la vampira aprovechó para golpearlo en el estómago.
Rona logró sacarle de una patada la tablilla de la mano a una vampira muy alta, y la persiguió hasta que al fin la estacó, pero ya empezaban a llegar los demás vampiros, y al ver que eran demasiados, Buffy decidió que era hora de irse a otro lado.
Spike y Ángel los detuvieron mientras que los demás sacaban de allí a Xander, Kennedy y Faith, los tres desmayados, y luego corrieron a toda velocidad por la calle. Afortunadamente, los vampiros no los siguieron, sólo se quedaron allí riendo socarronamente.
Tru llegó a la casa totalmente agotada. Jamás había vivido una cosa así, y no podía creer lo que había visto. Poco más y hubiera sido un desastre total.
Cerraron la puerta y la trancaron (aunque ni falta que hacía, por que los vampiros nunca entran sin ser invitados) y entonces si respiraron aliviados. Recostaron a Faith, Kennedy y Xander en el sofá y Dawn fue corriendo a la cocina a buscar hielo.
Amanda, Rona y Vy estaban muy lastimadas y doloridas, Robin no estaba del todo bien por el golpazo en el estómago (Willow no paraba de disculparse) y en medio de todo estaba Buffy, contemplando la escena azorada y sorprendida. Una parte de ella no podía creer lo que acababa de ocurrirles, y otra parte de ella no pudo evitar pensar "Estamos jodidos"

-Maldición, esto no va nada bien...- dijo, desplomándose sobre una silla del comedor.

Tru se quedó junto a la puerta, tratando de recuperar el aliento, sin poder evitar pensar, después de lo que había visto, que hubiera estado mejor si se hubiera quedado en la calle, sin departamento.

-Bueno, por lo que me dices, Buffy- dijo Giles, minutos después, cuando estaban todos reunidos en la mesa del comedor- estas tablas son un objeto místico de increíble poder. -Si, pero a nosotros no nos ocurría nada.- dijo Willow.- Sólo pasaba con Buffy, Faith, Rona, Amanda y Vy.
-Solo tiene efecto en las cazadoras. ¿Me dices que eran de madera oscura, y tenían unos símbolos pintados?
-Si -Eran estas.- dijo Rona, tendiéndole una de las tablillas a Giles.- se la quité a uno de los vampiros.
-Pero si Giles ahora la sostiene y no ocurre nada.- dijo Spike.
-Debe funcionar únicamente cuando la agarra un vampiro.- dijo Giles, mirándola por todos lados, en busca de algún indicio. -Mmm... creo recordar haber visto algo así en un libro recientemente, se supone que tienen que repeler a los vampiros, no a las cazadoras.
-Una de las vampiras mencionó a una tal Aura, y que tenían todo listo, solo que había que esperar a la luna llena.- dijo Tru.
-¡Quieren hacer un ritual para abrir la Boca del Infierno!.- dijo Willow -¡Pero si los vampiros no pueden usar magia¿O si pueden?.- preguntó volviéndose a Spike y Ángel.
-Solo alguien muy especializado pudo haber creado las mismas tablillas para que funcionen contra las cazadoras.- dijo Giles, limpiándose los anteojos.- Voy a tener que consultar con Wesley, él sabe más que yo de símbolos místicos.

(Luego de la pelea final en el último capítulo de Ángel, Wesley no murió como se creía. Lo encontraron allí pocos minutos después de que Illyria se fuera, y pudieron salvarle la vida en el hospital por muy poco. Estuvo tres semanas en coma y luego se fue junto con Illyria y Lorne a Detroit, USA)

-¿Y mientras, que hacemos?.- preguntó Kennedy, sujetándose una bolsa de hielo contra la muñeca derecha.
-Tratar de no cruzarnos con ellos.- dijo Buffy con desánimo.

El grupo se dispersó. Se fue cada uno a su dormitorio, menos Robin que se acercó a preguntarle a Faith si ya se sentía mejor.

-Un poco.- dijo ella, recostada contra el sillón con los ojos cerrados, totalmente agotada por la pelea.- No sé en que diablos estaba pensando... ¿que fue lo que dijo Giles, sabe algo?
-No mucho, va a consultar con Wesley primero.
-Maldita sea.- musitó Faith.- Si el inglesito no sabe solucionarlo el solo a la primera, quiere decir que se avecina un lío.
-Vamos, te sentirás mejor si te acuestas.- dijo Robin, y la llevó arriba.

En el living sólo quedó Tru, sentada en la mesa del comedor a oscuras, deseando estar en casa en ese momento.

DÍA UNO

-Acabo de llamar a Wesley, dice que vendrá ni bien pueda para Los Ángeles.- dijo Giles a la mañana siguiente, en el desayuno- Me explicó que se requiere cierto ritual mágico que tenemos que realizar el, Willow y yo.
-Yo?.- preguntó Willow -Si Will, después de todo tú eres la bruja.- dijo Kennedy con una sonrisita.
-Te necesitamos para este hechizo. Mientras tengan esas tablillas es imposible acercarse, y Dawn, Robin, Ángel, Spike y Xander no podrán pelear solos contra todos. Este hechizo hará que la protección de sus tablillas se vuelva en su contra, si no me equivoco.- dijo Giles.- Eres la única con el poder suficiente para realizarlo Willow. Wes y yo no podríamos solos.

Willow tenía un nudo en la garganta. Eso de que la seguridad del mundo dependiera de uno cada dos por tres era realmente estresante.

-Oigan, me pasé toda la noche investigando en internet.- dijo Dawn al tiempo que entraba a la cocina con unos papeles en la mano.- Esas tablillas que tienen los vampiros fueron creadas hace más de mil cuatrocientos años, por un grupo de vampiros bajo las órdenes de El Maestro, pero se perdieron hace unos mil trescientos años, hasta ahora.- dejó las hojas sobre la mesa y fue a prepararse un café.

Giles las estudió cuidadosamente.

-¿No hallaste nada sobre el hechizo que van a usar para abrir la Boca del Infierno?
-No, pero no te preocupes, pasaré esta noche sin dormir otra vez y lo encontraré aunque deba mantener mis ojos abiertos con palillos.
-No creo que podamos parar ESE hechizo.- dijo Willow.- No sabemos ni quien lo realiza, ni como es, ni nada. Sin conocer todo esto es imposible interferir.
-Eso quiere decir que no podemos equivocarnos con lo de las tablillas, por que si no ya no podremos pararlo más.- dijo Giles, dando un sorbo a su taza de té.
-¿Cuándo va a venir Wesley?.- preguntó Buffy.
-Dijo que lo más pronto que pueda, por que está en medio de algo de vida o muerte, o algo así me dijo, en realidad no sé.- dijo Giles levantando los hombros.- Había mucha estática con el teléfono. Estará aquí en tres días más o menos.
-¿Y no podemos realizar el hechizo sin él? Eso está muy sobre la hora.- dijo Willow, un tanto preocupada.
-No, por que él tiene el hechizo en sus libros, y están en yiddish, el cual no es mi fuerte.

Como no podían hacer nada más hasta que no llegara Wesley, el resto del día siguió casi tan normal como otros, entrenando a las nuevas cazadoras, dando vueltas por la casa, y al fin lograron destrabar la puerta que llevaba al jardín, y pudieron nadar unas horas en la piscina, hasta que empezó a llover y corrieron todos adentro.

-Espero que no se arruine mi arbusto, me tomó todo un día darle la forma.- dijo Andrew, mientras iban por el pasillo a toda prisa, por que el viento les metía la lluvia y las hojas secas en la casa.-Por cierto Tru¿qué son esas tablitas de madera que llevan de un lado al otro?.-preguntó cuando Robin pasó junto a ellos con las tablillas en la mano.

Mientras se envolvía en la toalla y se secaba el pelo, Tru le explicó a grandes rasgos todo el episodio a Andrew, que no salía de su asombro.

-¿Pero que no te lo habían contado?.- preguntó Tru, extrañada.
-No, casi nunca me cuentan lo que ocurre, dicen que yo solo causo problemas.- dijo Andrew, apesadumbrado.- Me gustaría poder cerrarles la boca a todos, estoy harto de que me hagan esto.
-Estoy segura de que hallarás tu oportunidad muy pronto.- dijo Tru, sintiendo un poco de lástima por Andrew. No sabía por que, pero de veras sentía que tenía razón.
-A ellos no les basta todo lo que hago, y eso que he hecho muchas cosas aquí. Lavo, cocino, ayudo en el entrenamiento de las cazadoras novatas, me ocupo del jardín...- dijo, contando con los dedos.- Conozco todas las esquinas de esta casa y la mantengo funcionando, y nunca nadie me lo agradece.
-Descuida, pronto lo harán. Es solo que a veces están demasiado concentrados y no se dan cuenta de lo que pasa alrededor, eso a mí me pasa todo el tiempo...

En ese momento se escuchó un trueno increíble, y el cielo se iluminó con un relámpago, y Andrew... bueno, el se asustó y corrió al living.

DÍA DOS:
-Apresúrense, tenemos que llegar antes de la una y media o nos quedaremos sin almorzar.- dijo Kennedy, haciéndoles señas a Willow, Faith y Tru para que se apresuraran. Habían pasado toda la mañana yendo de un lado el otro, y lo único que querían era volver a la casa, al resguardo del viento que corría sin tregua por las calles... pero tal parece que eso tendría que esperar. Más adelante había un amontonamiento terrible de gente, como la hinchada de Boca cuando juegan por la Copa Libertadores.
-¿Que diablos pasó aquí?.- preguntó Willow cuando llegaron al lugar. Había como cuatro autos chocados, una ambulancia y una patrulla de policía, además de treinta personas alrededor.

Había no menos de seis cuerpos en bolsas de plástico negras, y los llevaban hacia la ambulancia. Uno de los enfermeros hablaba por celular tras el coche de policía, cerca de donde estaban parados ellos.

-¡Te necesitamos aquí, Mark, esto no puede esperar!.- decía, fastidiado.- ¿Pero no puedes...¿No¡Maldita sea Mark, si fuera tu jefe ya te habría despedido!.- colgó indignado.-¡Vaya forense!

Tru pasó bajo la cinta de plástico que había puesto la policía, y se acercó al tipo del celular.

-Perdón, pero no pude evitar escuchar lo que dijiste. Yo soy asistente de forense, si hay algo en lo que pueda ayudar.
-¡Seguro! Gracias, Srta.
-Davies. Tru Davies.

Tru siguió al enfermero hasta la ambulancia.

-¿Que pasó?
-No estamos seguros, pero creemos que a esta chica -abrió una de las bolsas de plástico donde había una mujer rubia.- la perseguía su ex con el auto desde la avenida, chocó y se llevó consigo a el- abrió otra de las bolsas- y a ella- abrió la tercera.- Ambos eran estudiantes de leyes, al parecer alumnos del sospechoso. Esos cuerpos de allá son de una madre y su hijo que venían en su auto y fueron arrastrados por el joven de aquí -señaló una de las bolsas- cuando giró para evitar al auto de los dos estudiantes. El tipo se fue de inmediato, la policía ya lo está rastreando.- el enfermero meneó la cabeza.- Es una auténtica masacre, la verdad. Permiso, me llaman de allá.- dijo, y se fue donde unos policías que lo llamaban por señas.

Tru se fijó en el bolsillo de la camisa del estudiante. Tenía una tarjeta con una dirección y un número, y un nombre: Gregory Welling.
Fue en ese momento cuando el cadáver de la mujer rubia giró la cabeza hacia Tru y le dijo:

-Ayúdanos.

DÍA DOS (2) POR LA NOCHE.
-¡Tru!

Faith corría tras Tru, que se iba alejando por la avenida, en dirección a la casa.
Un poco más atrás estaba la policía y la ambulancia realizando las pericias en la escena del choque. Había una chica rubia junto a la ambulancia, que se tapó la boca con las manos cuando subieron el cuerpo de su ex, muerto en el choque, mientras un enfermero con celular le daba una aspirina a la señora contra la que había chocado, que iba con su hijo y apenas se habían golpeado un poco Más allá había un par de jóvenes que hablaban con un policía, el cual les preguntaba si no trabajaba en otro lado aparte de la facultad de leyes, donde era profesor.

-¡Alto!.- gritaba Spike, corriendo tras Tru, que en realidad no quería saber nada con detenerse.
-¿Cómo lo hiciste¿Cómo supiste eso?.- le preguntó -Ya te dije, estaba cerca de el en el bar y escuché de lo que hablaba con su amigo, eso es todo...- intentó disimular Tru.
-¿Y como supiste lo de esa chica rubia?.- preguntó Spike- ¡No había manera de que lo supieras!
-Cualquiera pudo haberlo adivinado...- Tru se quedaba sin argumentos, y ya no sabía que inventarles.
-¡No es cierto¡Es como si les hubieras leído la mente a todos!.- dijo Kennedy, sin soltarle el brazo.
-Te digo que no es nada!.- dijo Tru, tratando de soltarse.
-¡Hay algo que no nos estás diciendo, y te aseguro que no te irás de aquí hasta que nos lo digas!.- dijo Faith, molesta.
-Así es nena. Tienes mucho que explicar.- dijo Spike, cruzándose de brazos.
-¡No, por que no me van a creer!.- gritó Tru.- Lo último que necesito es que crean que estoy loca.
-Inténtalo, nosotros intentaremos creerte.- dijo Kennedy, soltándola.
Tru resopló.
-De acuerdo.

DÍA DOS (2) CASI MEDIANOCHE Estaban en un bar casi lleno, escuchando atentamente el relato de Tru, quien se preguntaba cuanto tardarían en llamar al loquero.
Contrariamente a esto, los tres le creyeron sin reservas.

-Aunque suene raro, eso explica muchas cosas.- dijo Faith.- Además recuerda con quienes estás hablando.
-Si, nosotros solíamos vivir en la capital de lo raro.- dijo Spike, dejando su vaso en la mesa.
-¿Y como fue entonces que el ex de esa mujer terminó muerto?.- preguntó Kennedy, asombrada por todo lo que acababa de oír.
-Por que se supone que él debía morir. A veces los muertos piden ayuda para otras personas, pero hay algunos que tienen que morir para que los otros vivan. Tampoco lo entiendo a veces, pero así es esto; él debía morir en lugar de esas seis personas.- explicó Tru.- Por favor les pido, tienen que guardar el secreto, no estoy segura de que todos allá me crean tan fácilmente.
-Por mi no hay problema.- dijo Faith.
-Ni por mí- dijeron Spike y Kennedy.

Tru casi sintió que se había quitado un peso de encima. Al final volvieron a la casa, a poco más de las doce y media.
En el living no había un alma, y la casa estaba a oscuras y en silencio.

-¡Cómo me choca esto!.- dijo Faith.- Nunca nos esperan, podría ocurrirnos un accidente y todos ellos se van a dormir como si nada.
-Sí, Buffy también me hace lo mismo. Y aunque generalmente regreso a las dos de la mañana... realmente molesta a veces que no te esperen.
-Y Willow, hay días en los que me acosa a preguntas por llegar dos minutos tarde y otros que parece ni acordarse.
-Y Robin a veces empieza¿Por que te tardaste¿Dónde estuviste¿Que hiciste¿A cuántos vampiros acabaste anoche?- dijo Faith, con hastío -Ey, cuidado con esos comentarios, nena.- dijo Spike, mirándola de reojo.
-Es tan raro -comentó Tru.- Un vampiro que es novio de una cazavampiros... es algo de antología.
-Si, lamentablemente B nunca entenderá.- dijo Faith, poniendo los ojos en blanco -¿Que hay de ti Tru?.- preguntó Kennedy, tumbándose en el sofá.- ¿Tu novio es celoso o no?
-Bueno, en verdad... -a Tru se le hizo un nudo en la garganta.- Mi novio, Luc, murió hace unos meses.
-¡Lo siento tanto!.- se disculpó Kennedy, apenada.-Yo no sabía.
-Está bien.- dijo Tru.- No era muy celoso, pero generalmente yo me iba corriendo a mitad de la cita por que tenía que salvar a alguien. Trabajaba en la morgue, y casi lo veía más allí que cuando salíamos. Siempre nos encontrábamos en el mismo pasillo.- sonrió al recordar esto.- Sonará algo raro, pero casi era romántico.
-No tiene nada de raro. Yo pienso que una morgue es un lugar muy romántico.- dijo Spike.

Kennedy le lanzó una mirada de qué-diablos-dices.

-¿Qué más quieres?.- exclamó Spike.- ¡Yo estoy muerto!
Las chicas se rieron por el comentario, y después se fueron a dormir.
Tru apagó la luz con una renovada sensación de tranquilidad, por que al fin sentía que se hallaba entre amigos.

DÍA TRES, POR LA MAÑANA -Al fin, Wesley llegará hoy y podremos salvar al mundo de nuevo.- dijo Willow sentándose en la mesa del comedor con un café en la mano.- Acabo de hablar con Giles, y estaremos afuera casi todo el día buscando algunas cosas que nos faltan.

Todos estaban desayunando, menos las potenciales, que habían terminado antes y ahora estaban en el entrenamiento a cargo de Buffy y Kennedy. Tru echaba una ojeada al periódico, tratando de despejarse de los hechos de la noche anterior. Todavía se estremecía al pensar en los andurriales a los que la había conducido su persecución del ex de la rubia, y que había estado a cinco centímetros de que la chocara un auto, y a mucho menos de que la mataran a tiros, al acabar sin quererlo en medio de una balacera en un barrio poco tranquilo.
Era un día un poco indeciso. No se decidía si iba a llover o si iba a haber viento solamente. Willow salió ni bien acabó de desayunar, al parecer se iba a ver a cierto proveedor de artículos para magia cuyo nombre era impronunciable.

-¿En que consiste exactamente este ritual de magia?.- le preguntó Tru a Ángel, un tanto intranquila.
-Solo unas palabras raras, velas, y probablemente ráfagas de aire huracanado que tirarán todo alrededor, pero no te angusties, no suele suceder. Willow es casi una experta.- aseguró Ángel.
-Espero que no les moleste que no esté por aquí.
-No lo creo, pero entonces ve por lugares concurridos, no te vayas a encontrar con los vampiros si vas sola.

Tru no estaba muy segura de que si quería encontrarse con un vampiro o no. Por un lado estaba el claro riesgo de que la mataran, pero por otro lado... era realmente interesante verlos hacerse polvo frente a sus ojos.
Una hora después del almuerzo, Tru salió a dar una vuelta. No tenía muy en claro a dónde iba, sólo quería salir un poco de la casa que se estaba tornando sofocante. Dio una vuelta por la plaza, alrededor de la fuente y miró las vidrieras. Entonces fue cuando decidió llamar a casa, para preguntar como estaban todos.
Primero llamó a Harrison, y charlaron sobre lo básico (¿cómo estás¿No te metiste en líos¿Llamó Linsday de Europa¿Has vuelto a revivir un día últimamente? etc) y después a Davis (¿qué tal el trabajo¿Ya te fuiste de vacaciones¿Me traerás un recuerdo de Los Ángeles)
Por las calles había una protesta, lo que había bloqueado una cuadra entera, y debió dar un desvío increíble para salir del centro.
Cuando se dio cuenta ya eran más de las ocho. Decidió mejor volver, ahora no le hacía ninguna gracia estar por ahí en la noche en una ciudad de vampiros.
Cuando llegó pensó¡Por qué no me demoré unas horas más!. El ambiente estaba tan tenso que parecía otra casa distinta. Giles estaba que se lo llevaban los demonios (no literalmente, claro) por que Wesley acababa de llamar y dijo que se había demorado el viaje por dificultades técnicas, que no llegaría antes de la medianoche, Kennedy estaba esperando a Willow hacía como dos horas y Buffy acribillaba a Rona con preguntas, quien estaba muy angustiada por que no podía recordar a donde le dijo Willow que iba, Andrew y Dawn les pedían a todos que se calmaran por que se les ponían los pelos de punta, y en medio de todo Spike y Ángel que decían que olvidaran todo eso, que ellos podían darle una increíble paliza a todos los vampiros, y en el sofá frente a la chimenea, Faith pidiéndoles que se callaran por que tenía que hacer una llamada, y encima su móvil estaba casi sin batería.

-¡Maldición, como si nos sobrara el tiempo...!- decía Giles, caminando de un lado al otro- ¿Y donde se ha metido Willow?
-Aun no ha llegado Giles, y hace dos horas que debería estar aquí.- dijo Buffy, rindiéndose con el interrogatorio a Rona.
-Vaya como cumple, se hizo humo todo el día...- masculló Giles.
-¿Cómo dices¿Que no la viste en todo el día?.- preguntó Xander.
-No, teníamos que vernos cerca del parque, pero salió antes y no la vi en todo el día. Y yo no pude llegar allí por que había una manifestación cortando la calle- dijo Giles.- ¿Ella no dijo a donde iba?
-Si, pero eso es lo que no puedo recordar.- dijo Rona- Era un nombre complicado, algo así como... Haurdy... Haurb dio.
-Haor'd nbIdht?
-¡Si, ese es!.- exclamó Rona.- ¿Cómo hizo para pronunciarlo?
-Que raro, nunca mencionó que iría para allá.- dijo Giles, limpiándose los anteojos.
-Que no saben en donde está?.- preguntó Kennedy.
-Hay que salir a buscarla. ¡Rayos, encima esto!.- dijo Giles, fastidiado.
-Vamos, hay que encontrarla.- dijo Buffy, tomando su chaqueta y dirigiéndose hacia la puerta. La siguieron Xander, Kennedy Tru, Spike, Ángel, Robin y Faith.

Caminaron unas dos cuadras hasta una zona más céntrica de la ciudad, y entonces Buffy les dijo:

-Tenemos que separarnos. Faith y Robin, irán por allá -señaló una dirección- Kennedy y Xander por allá, Spike y yo por allá adelante y Tru...- dudó un momento. No quedaba nadie con quien ella fuera -¿Ven por que odio los números primos?.- comentó Xander.
-Bien, Spike irá contigo y yo iré sola por allá.
Se separaron los grupos y cada quien tomó por su lado, no sin antes acordar reunirse en el mismo sitio en media hora.

Tru emprendió camino junto con Spike por un estrecho callejón apenas iluminado. No sabía adonde la llevaría el camino, pero esperaba que a un lugar menos sobrecogedor que ese.

-Apura el paso, baby. Todavía nos falta ver por allá.- dijo Spike, avanzando rápidamente por el callejón a oscura.
-Espérame Spike, yo no tengo vista de vampiro.- dijo Tru, tropezando con una pila de cajas. Lo siguió lo más rápido que pudo, hasta que repentinamente dejó de escuchar sus pasos.- ¡Spike!

Se detuvo en medio del callejón en tinieblas, mirando para todos lados con los ojos bien abiertos, tratando de localizar a Spike. Evidentemente se había adelantado y no había notado que ella no lo seguía. Siguió por el callejón hasta que salió a otra calle. Estaba totalmente vacía, y no se veía a Spike por ningún lado.
Tru caminó aprisa bajo la escasa luz de los focos, llamando a Spike a media voz, y rogando encontrarlo pronto por que esa calle desierta le ponía los pelos de punta.
En eso andaba cuando se alejó de todas las luces, y escuchó algo. Más adelante estaba el inicio de otro callejón, en la vereda de enfrente casi en la esquina, y venía un ruido ahogado de allí adentro. Tru cruzó la calle y caminó más rápido hacia allí. Se escuchaban risas ahogadas y comentarios como "Camina" y "Cierra la boca"

-¡No, suéltenme... aléjense malditos demonios!.- decía una voz de mujer.

Se escucharon algunas risas y de repente... un grito.

Después silencio.

Con el corazón en la boca, Tru se acercó al callejón, espiando por el borde de la pared. Había un grupo de gente en el otro extremo del callejón, el cual se abría hacia una pequeña cancha de básquet entre dos edificios, de donde venía una luz sinuosa. Debían ser como cinco personas, y cuando se acercaron un poco más a la luz, Tru pudo ver las caras de vampiros. Se alejaron por allí, y debieron salir por otra parte, por que sus voces se fueron atenuando.
Casi al final del callejón se veía un bulto en el suelo, apenas iluminado... una persona!
Tru avanzó a tientas por el callejón, pues estaba muy oscuro en el principio, y después se fue guiando por la tenue luz del fin de la calle hasta llegar al extremo.
Por el cabello, adivinaba que era mujer, pero no podía alcanzar a ver si estaba viva... aunque lo más probable era que no.
Se arrodilló junto a ella y la sacudió por el hombro, pero no reaccionaba. Le fijó si tenía pulso, pero no sintió nada. Había muerto, y a mano de los vampiros.
Recién lo notaba, ahora el foco titiló un poco y brillaba con un poco más de intensidad, le corría un hilo de sangre por el cuello, y poco a poco formaba un pequeño charco en el suelo, manchándole la ropa y el pelo, que aún bajo la mortecina luz se adivinaba rojo...

¿Rojo?

Con el peor de los presentimientos, Tru volteó a la chica para que le diera la luz en la cara. Se quedó paralizada por un interminable minuto al comprobar sus temores, cuando descubrió que se trataba de Willow.
Retrocedió espantada, tapándose la boca con la mano, hasta que chocó contra la pared del callejón. Se quedó allí sentada sin saber que hacer, presa del pánico, sin poder despegar la vista del cuerpo de Willow tirado allí en el callejón, desangrándose.
Trató de llamar a Spike, pero no le salía la voz.
Cuando pudo moverse de nuevo, se puso de pie aunque le temblaban las piernas, y se apoyó contra la pared. No lo acababa de creer, pero sin embargo sus ojos no la engañaban. Willow estaba muerta.
Y no solo eso, ahora los vampiros acabarían con el mundo.
A no ser que...

No. Nunca fallaba.
En el momento en que estaba por salir corriendo a buscar a Spike, vio para su inmenso alivio cuando Willow giraba la cabeza y le decía:

-Ayúdame.