LA NOCHE DEL GRAN GOLPE
La exposición de los cuadros resulto perfecta, los londinenses habían disfrutado bastante contemplando aquellas obras de arte. Tal y como los dos detectives habían deducido Kaito Kid no se presentó a la exposición. A las 23.30 termino, la gente volvía a sus casas mientras que el equipo de seguridad conectaba las alarmas y sensores. Todo estuvo tranquilo hasta las 12 de la noche. En ese momento Kaito Kid llego al gran reloj del Big Ben, había preferido llegar volando.
"A que idiota se le podría ocurrir que llegaría en el hand-glider" penso
Estuvo a punto de abrir la puerta que llevaba a la maquinaria del reloj cuando advirtió un pequeño cable en el marco de la puerta.
-Bien pequeñín, no serás tu el que me delate- dijo para si mientras cortaba el cable
Acto seguido entro, la maquinaria apenas hacia ruido excepto el de las campanas. Recordó mentalmente el plano para saber por que conducto de ventilación debía meterse. Después de introducirse en el descendió un largo trecho hasta poder visualizar al sala de la exposición. Desatornillo con cuidado los tornillos de la rendija y luego miro con el monóculo si había alguna alarma láser, cortesía del Mayor Mistery. Cuando comprobó que no había ninguna descendió suavemente, pero justo en el momento en que toco el suelo apareció un guardia de seguridad
-¡Eh tu, alto!- le ordeno el guardia
Kaito ignoro su orden, se echo la capa por encima y simplemente desapareció. El guardia no daba crédito a sus ojos, mientras intentaba pensar sobre si lo que había visto era real o una alucinación alguien le dio unos golpes en la espalda y cuando se giro se encontró cara a cara con Kid
-Hora de dormir- dijo poniendo la mano delante la cara del guardia y lanzando un polvo blanco- No hay quien se resista a ellos.
Dejo a un lado el guardia y avanzo por la galería observando los cuadros. Hasta que por fin llego a su objetivo principal. El Mago del Cielo plateado ocupaba la parte central de la galería. El cuadro estaba cubierto con un lienzo negro pero sin duda era ese.
-Ven con papi pequeño- dijo alargando los brazos para coger el cuadro
-¿Estas seguro de que quieres hacer eso?- dijo una voz detrás de Kaito- no se si te lo dijeron tus padres pero robar esta muy mal.
-¿Se puede saber porque todo el mundo se empeña en sorprenderme por la espalda?- dijo a la vez que se giraba.
Entonces vio a un hombre alto, bastante delgado, de unos 30 y pico años, pelo negro, ojos muy vivos y nariz aguileña.
-¿Quién eres?- pregunto Kid
-Me presentare, me llamo Sherlock Holmes-
- El famoso detective de Londres, ya me advirtieron sobre ti.
-¿Quién?- pregunto intrigado
-Eso no importa. Lo que si importa es este cuadro así que si te apartas será mejor para los dos- dijo mientras cogió el cuadro y avanzaba hacia el
-El caso es que no puedo dejarte escapar- Dijo Holmes sacando un arma
-¿Vas a dispararme?-
-Tranquilo, esto no mata pero te puede provocar mucho sueño, un regalito de mi amigo Lestrade, cuando despiertes será en una habitación con barrotes. Y te sugiero que no intentes escapar por la ventana, el cristal mide 10 centímetros y esta blindado, solo conseguirías hacerte daño.
Kid estaba acorralado esta vez. Detrás suyo tenia una pared y delante a Sherlock Holmes, no había demasiados oportunidades de escapar. Pero entonces se le ocurrió una brillante idea. Aferró el cuadro y fue corriendo hacia Holmes, este se había preparado para recibir la envestida y disparar pero antes de que pudiese hacerlo Kaito Kid pego un salto mientras golpeo contra el suelo una pequeña bolita negra de la que empezó a salir una luz cegadora. Con Holmes cegado podía huir o eso pensó hasta que algo le agarro la capa y cuando el ladrón se dio la vuelta solo llego a ver el golpe k lo derribo y tiro al suelo.
-¿Cómo puede ser? Eso habría cegado a cualquiera- dijo des del suelo
- Pero te olvidas de que yo no soy cualquiera, soy detective-
Cuando el mar de luz empezó a disiparse al cabo de pocos segundos se empezó a distinguir la alta figura de Holmes. Entonces Kid comprendió como Holmes había logrado repeler su ataque, el detective llevaba puestas unas gafas de sol, pocos segundos antes de que le tirara la bola se las coloco.
-Ese truco solo lo sabían los que se han enfrentado a mi antes. ¿Cómo lo sabias? No nos hemos visto antes.
-Me previnieron contra ti-
-¿Quién?-pregunto mientras se incorporaba
-Yo- dijo una voz infantil des de la puerta de la salida
-Esa voz...no puede ser-
-Exacto, en Japón dejamos un asunto pendiente- Dijo Conan
-¿Es que nunca podré librarme de ti?
-No lo creo, si al menos dejaras pistas mas difíciles...
-Cierto, así que tu y el detective de Londres os habéis aliado. Mejor, más emoción.
Conan preparo su reloj para disparar mientras Holmes buscaba su arma
-¿Buscas esto?- dijo Kid apuntando a Holmes con su arma
-¿Pero como...?
-Soy ladrón, recuérdalo, ahora a dormir señor Holmes.
Kaito disparo el arma, pero no salio nada del cañón, solo se oyó un chasquido.
-Tuve la precaución de quitarle los dardos por si acaso- dijo Holmes sacando unos pequeños proyectiles de su bolsillo.
-Maldito trasto inútil- dijo tirándolo contra el suelo
-Ya no puedes escapar Kid, ríndete- dijo Conan mientras le apuntaba con el reloj.
Kaito Kid empezó a mirar en todas direcciones buscando una última vía de escape y entonces la descubrió, había estado todo el rato ante sus ojos, después empezó a reír.
-¿Qué es lo que hace tanta gracia?- preguntaron Conan y Holmes
-Al igual que el pintor del Mago del Cielo Plateado yo también me evaporare para desaparecer. Señores...hasta más ver-
Kid se quito el sombrero para hacer una reverencia y de este empezó a salir un humo negro muy espeso pero Conan consiguió disparar el dardo antes de que la silueta de Kid desapareciese.
-Mierda, como no caí antes, el conducto de ventilación-
-Entonces solo puede ir a la sala de la maquinaria del reloj- dijo Holmes
-Vayamos tras el- dijo Conan
-No, aquí no tenemos nada que hacer, para cuando hayamos subido Kid habrá escapado, salgamos de aquí.
Salieron corriendo de la torre del reloj y empezaron a observar el cielo hasta que Conan detecto el hand glider en el aire.
-Vamos Holmes, sigámosle.
