EL INSPECTOR DE LA COMISARIA CENTRAL DE PARIS

La sorpresa entre los invitados fue general

-Sabia que algo no iba bien, vamos Holmes, nos toca trabajar a nosotros.

Los detectives se dirigieron rápidamente al despacho de Clavier. Delante ya se había concentrado una enorme multitud. Conan se abrió paso entre las masas como podía hasta que la final pudo entrar en el despacho. A simple vista lo único que pudo ver fue el cadáver de Clavier sentado en la silla con medio cuerpo reposado sobre la mesa y una katana clavada en la espalda.

-Llamen a la policía, rápido- ordeno Holmes

-¿Y se puede saber quien lo ordena?- pregunto Oldman

-Disculpen mis modales, soy Sherlock Holmes.

Los 5 sospechosos se quedaron sorprendidos pero nada en sus rostros le sirvió a Holmes para descubrir al Mayor Mistery.

El despacho no parecía registrado, lo único fuera de lugar era la katana que ahora estaba calvada en el cuerpo de Clavier.

-¿Deberíamos mover el cadáver?- dijo Conan- seguro que ha dejado una pista

-Paciencia Conan, sabemos que debajo de su cuerpo, en la mesa tiene que haber algo que ni el mismo asesino sabe que ha dejado, almenos esperemos eso, sino este caso nos llevara mas tiempo.

-Mira esto Conan- dijo Holmes cogiendo un pequeño libro de la mesa.

-¿Qué dice?-pregunto Conan que no podía ver si contenido por su escasa altura

-El nombre del asesino, 5 nombres de hecho y todos coinciden con la lista de la universidad- respondió Holmes

-¿Quién es el quinto?-pregunto Conan un tanto sorprendido

-Rina Aiuchi, también estaba citada con Clavier.

-Me encantaría ver esa agenda señor- dijo una voz des de la puerta- bueno de echo me encantaría que no hubiesen tocado nada pero ya no hay nada que hacer.

-¿Quien es usted?- pregunto Holmes cerrando la agenda

-Inspector Lecoq, de la comisaria central de París y usted si no me equivoco es Sherlock Holmes, puede que para ustedes en Londres esto sea un juego de niños pero las cosas en París son muy diferentes.

-Un crimen sigue siendo un crimen, da igual donde se cometa- dijo Conan

El inspector francés le lanzó una mirada fulminante al pequeño detective, se puso los guantes y se dispuso a examinar el cadáver.

-Hace como una hora que ha muerto. La causa de la muerte es la katana que tiene clavada en la espalda.

-¿No tienen forenses en Francia?- dijo Holmes en tono irónico

-No perdemos el tiempo en traer a personas que pueden hacer el trabajo de una sola- le intentó responder lo más cortésmente posible

Con bastante esfuerzo el inspector logro meterse entre la silla y la pared de la ventana para ver mejor el ángulo en que estaba clavada la katana.

-Holmes, ¿Te has dado cuenta?- le susurro Conan

-Lo veo, es imposible- respondió el detective.

Con más esfuerzo todavía el inspector logro agacharse y coger algo. Cuando reapareció lo hizo con la vaina de la katana en su mano, salio de detrás del cadáver y se la dio a uno de sus hombres para que la analizaran en busca de huellas. Después de hacerle todas las fotos y rastrear todo el lugar ordeno que movieran el cadáver. Conan y Holmes esperaban ansiosos como quien espera un regalo de cumpleaños. Pero la sorpresa fue aun mayor, debajo del cadáver no había absolutamente nada.

-No puede ser, ¡No hay nada!- exclamó el inspector un tanto desesperado

-¿Qué ocurre, no sucede lo que esperaba?- dijo Holmes en tono irónico, no todas las pruebas se pueden ver y tocar.

Conan, sin entender la rivalidad que había entre los dos se dirigió hacia el cadáver ya que el guardia que lo vigilaba estaba distraído por la disputa entre Holmes y Lecoq, entonces Conan comprendió que Holmes solo quería distraerlos a todos para que el pudiese examinar el cadáver. Conan abrió la bolsa donde habían metido el cuerpo y lo examino. Clavier no tenía ninguna expresión de dolor, al contrario, boca y ojos estaban cerrados, no había signos de que hubiese opuesto resistencia. Luego observo que la ropa estaba algo mojada, en la parte derecha del torso, al lado del corazón. Conan lo toco y...

-Un momento, si la cosa hubiera ido así se podría...-