Sucedió en Sexto Año
Capitulo 18: Monday Morning
"¿Vas a dejarme morir sin volver a ver a mis amigos?"
Se revolvió inquieto pero, aún así, sus ojos no se abrieron.
"¡Sácame de aquí!"
El sudor resbalaba por su frente y su expresión estaba contraída en una mueca de dolor.
"Tal vez si necesite verte"
- ¡Hermione! – el gritó rompió el silencio de la mañana y, casi en un movimiento instintivo, Harry palpó el extremo izquierdo de la cama sintiendo, como imaginaba, las sábanas vacías que olían a una Hermione que se había levantado demasiado temprano para ser Domingo.
Habían pasado tres días desde la nochebuena y los sueños no habían cesado. Hermione no sabía nada de ello y Harry prefería que se eso se quedara así. Las visiones habían aumentado… ver los ojos de ella en los momentos menos esperados ya era una costumbre.
Se levantó y se dirigió a la ducha. Se sentía extraño desde aquella noche, estaba tensionado. Toda la energía que había "absorbido" de Hermione estaba acumulada en su cuerpo, pero no era capaz de liberarla.
Durante tres días, había bajado a correr. Lo hacía por horas, pero seguía percibiendo ese poder interior.
Abrió el grifo y casi al mismo tiempo de meter la cabeza bajo el chorro de agua no pudo evitar pensar que, probablemente, su novia se sentiría así todo el tiempo.
Ella notaba que algo raro le estaba pasando y, conociéndola, no tardaría en descubrir que.
Por un momento, a Harry se le ocurrió que tal vez se sintiera culpable por no haberle contado nada de la poción.
Bueno, seguramente eso no fuese tan malo considerando que, tres meses antes, ella había estado besándose con el novio de su mejor amiga.
Perseo, el chico perfecto, el mejor amigo que la había condenado a muerte. Vale…estaba celoso.
Salió de la ducha y se anudó una toalla a la cintura, pasó completamente de peinarse, había dejado de intentarlo hacía siglos.
- Herm¿has visto mi camisa azul? – preguntó entrando a la cocina.
- Está en el piso de abajo – dijo sin apartar la mirada de la taza de café que estaba fregando.
Harry se acercó a ella por detrás y le plantó un suave beso en la mejilla, abrazándolo por la cintura.
- ¿Qué tal dormiste? – susurró a su oído.
- Ha llamado Ron esta mañana – dijo liberándose del abrazo y abriendo la alacena para guardar la taza –. Quiere que salgamos un rato… ¿te apetece?
- Claro – contestó – ¿Dónde quieres ir?
- No se, dijo que eligiéramos nosotros.
- ¿Qué te apetece? – preguntó el chico.
- Bueno… Ron nunca ha ido al cine… – Hermione sonrió – ¿Qué tal una de suspenso?
- Creo que he ido al cine dos veces en mi vida – murmuró Harry como para si –. Siempre me he preguntado como sería verte agarrada a mi brazo con cara de miedo y que no fuera por Voldemort, un hombre lobo o ese tipo de cosas – sonrió.
- Potter, estas entrando en terreno peligroso – advirtió riendo.
- Granger, sabes que eso da igual mientras siga sin camiseta – Hermione puso los ojos en blanco.
- Vale, tú ganas – le tiró el paño con el que había estado fregando a la cara –. Llamaré a Ron.
- Herm – le dijo justo antes de que ella entrara en el salón –. ¿Te encuentras bien? – soltó la pregunta casi sin pensarla.
- Estoy algo cansada – contestó ella borrando ligeramente su sonrisa –, pero me encuentro bien.
Al instante, Harry supo que mentía.
- ¿Alina y Perseo donde están? – cuestionó extrañado –. Desde ayer por la noche que no los veo… no han venido a dormir – Hermione soltó una risita.
- Van a ver si pueden arreglar el fiasco de Navidad, parece que la madre de Perseo le ha dado otra oportunidad.
- ¡Que vivan los derechos de los elfos! – exclamó Harry riendo.
- ¡Esta ha sido una de mis peores ideas! – exclamó Hermione poniendo una mano sobre su cara con gesto de cansancio.
- ¿Qué? – preguntó Ron, que sostenía siete bolsas de palomitas en sus brazos.
- Nada Ron – contestó ella mirando hacia otro lado, mejor entremos.
"Sálvame… por favor sálvame"
Harry miró a Hermione de reojo. De todas las películas que podían haber escogido, cogían justamente una que torturaba psicológicamente a su novia, genial.
"No dejes que muera"
La protagonista de la película le hablaba a un chico muy buen mozo.
Ron, que estaba sentado al lado de Harry, no parecía darse cuenta, y tragaba palomitas con la mirada perdida en la pantalla.
Harry volvió a mirarla. Tenía los ojos fijos en un punto indefinido entre sus pies y el asiento de delante.
Casi sin pensarlo, tomó su mano. Ella levantó la mirada y se mordió el labio inferior.
- La próxima vez vemos una comedia – susurró fallando increíblemente en sus intentos por esbozar una media sonrisa. Titubeó un segundo y luego volvió a hablar, con los ojos llenos de lágrimas sin derramar –. ¿Me das un abrazo?
- A eso iba – murmuró él, cogiéndola por la cintura. El apoyabrazos que separaba los asientos desapareció mágicamente y Hermione enterró la cabeza en el pecho de su novio sintiendo los brazos de él aferrados a su espalda y su cintura.
"No te dejare morir"
- Ha sido lo mejor que he visto en la vida – decía Ron con los ojos muy abiertos mientras tomaba su helado de chocolate – Harry y Hermione reían.
Pronto llegaron a la puerta de su casa y se despidieron de Ron, con promesas de repetir.
- Te encantarán las comedias – le dijo su amiga –, yo te llevaré y te compraré palomitas – lo besó en la mejilla antes de entrar a la casa.
Subieron las escaleras y al pasar por el tercer piso, Harry pensó, con satisfacción, que hacía semanas que no pisaba su casa.
La habitación estaba en penumbra y el ojiverde abrió el ventanal saliendo a un pequeño balcón. Se acostó en la hamaca tejida que Hermione había colgado allí. Ella se recostó a su lado.
Era precioso. Solo se escuchaba el canto de algún grillo, que dirigía sus serenatas a la luna en cuarto creciente, rodeada de mil estrellas.
De pronto, sustituyendo a la Luna, Harry vio un par de ojos violetas abrirse súbitamente en su mente.
- ¿Estás bien? – preguntó Hermione. Harry la miró con su mejor cara de despreocupación.
- Si – mintió con la imagen aún en su cabeza y tratando de concentrarse en los profundos ojos marrones que le observaban –. ¿Por qué?
- Te pusiste tieso – ella lo miró suspicaz.
- ¿Sí? No lo noté –. El chico apartó la mirada, conciente de su incapacidad de mentirle.
- Harry¿Qué pasa? – se giró levemente fijando sus ojos en los de él.
- Nada – volvió a apartar la mirada.
- Harry…
- Es igual… en serio – le dijo con seguridad, pero casi dos segundos después volvió a ver esa imagen en su mente y cerró los ojos con fuerza.
Ella se incorporó obligando a Harry a hacer lo mismo hasta que ambos quedaron sentados frente a frente.
- Dímelo – ordenó. Harry dudó un poco, pero finalmente habló.
- Tengo visiones – Hermione se mordió el labio inferior y evitó aquellos ojos verdes –. Las tengo desde Navidad y te veo… te veo con Perseo… suplicándole para salir de allí.
- No dijiste nada – susurró ella avergonzada.
- No quise preocuparte. No es tu culpa, Hermione – le dijo anticipando las palabras de ella.
- Claro que lo es, estás viendo todo… todo lo que nunca te conté – bajó la cabeza tratando de evitar la mirada de él.
- Eso da igual – mintió tratando de ocultar el hecho de que le había molestado muchísimo que Hermione no le contase nada –. Solo quiero que salga de mi cabeza.
- Han pasado tres días – susurró como para si –. Tienen que haber menguado.
- Han ido aumentando – la miró fijamente –. Y los sueños también… – titubeó ante la expresión de ella –. Mira, Hermione… solo quiero que me cuentes todo sobre esa poción…
- ¿De qué serviría? – contestó ella evasivamente –. Harry, eso no te quitaría los sueños.
- Quiero saberlo, Hermione.
Y tal vez fuera el hecho de que lo llevaba dentro suyo tanto tiempo que deseaba compartirlo con alguien, o tal vez que Harry había clavado su mirada en la de ella con determinación o, incluso tal vez fuese porque su tono de voz había sido demasiado duro como para replicar, pero Hermione comenzó a hablar:
- No es muy complicado – comenzó suspirando –, la poción no permite que el poder en mi interior salga de golpe… es como una barrera¿entiendes? – Harry asintió y Hermione se apresuró a proseguir –. Bueno… la poción estaba en período de prueba y todos sabían que duraría solamente unos meses…
- Pero…
- Durará unos meses – prosiguió ella ignorándolo – y luego, a la más mínima, liberaré toda la energía.
- ¿Cuántos meses? – susurró él como para si.
- Depende – respondió Hermione –. Si sufro de algo demasiado fuerte, el efecto puede cortarse de golpe… no se sabe.
- ¿Y si no la hubieras tomado? – aventuró Harry.
- Harry, era horrible – contestó ella defensiva –. Estaba enferma todo el tiempo y no sabían que hacer para curarme. Hubiera muerto de igual manera.
- ¿Por qué estabas en esa mazmorra? – siguió.
- Por la inutilidad y lo primitivo de mis profesores – dijo con desprecio –. Mis ataques eran muy fuertes y no cesaban en toda la noche, entonces optaron por las celdas de castigo – se mordió el labio inferior con furia, recordando aquellos momentos.
- Estabas en condiciones…
- ¿Infrahumanas? – le dijo irónica –. Harry, en serio¿qué más da? Ya ha pasado ¿sabes? Y no me apetece nada recordarlo – él asintió –. Lo que si me apetece es sacártelo a ti de la cabeza, así que vas a decirme que sientes antes de ver las visiones…
Harry se quedó pensativo. Era algo difícil de explicar…
- Lo siento todo el tiempo – dijo –, es como si la energía me estuviese recorriendo el cuerpo a todas horas, llenándome.
- ¿Por eso has salido a correr estos días? – preguntó Herm. Harry asintió.
- Pero no se va – siguió mientras comenzaba a jugar con la mano de ella en un gesto ausente –, aunque trate de liberarla, gastarla… está ahí todo el tiempo, me hace sentir vivo… pero también, es como si… como si pesara – concluyó.
- Eres un recipiente – dijo sorprendida. Lo miró como si lo viese bajo una nueva luz, como si nunca antes hubiera notado a Harry Potter en su vida –. Almacenas energía, pero no puedes liberarla – levantó su mano y, con su dedo índice trazo la cicatriz de Harry –. Debí haberlo imaginado…
- ¿Qué… qué estás diciendo? – Harry la miraba confundido.
- Que tenía que haber una razón más pesada por la cual el hechizo de Voldemort rebotó cuando eras bebe que una simple profecía.
Hermione lo dijo como si le estuviese contando la última broma de Ron o una película que había visto. Algo completamente obvio.
- ¿Entonces…? – odiaba no ser tan rápido como ella para estas cosas.
- Entonces debía habérmelo imaginado antes – respondió ella –. Has canalizado mi energía, pero no puedes liberarla, porque para liberarla, necesitas el canal que te la pasó en un primer momento ¿entiendes? – el chico asintió.
- Tú – le dijo.
- Yo – contestó segura –. Supongo que será simple… dame tu mano –. Entrelazó sus dedos con los de él y cerró los ojos –. Necesito usar mi energía para liberar la tuya, así que no te asustes si te sientes extraño. Harry asintió y cerró los ojos tratando de concentrarse.
Y un golpe. Y otro. Y otro. Y otro.
No pudo seguir manteniendo los ojos cerrados y, cuando los abrió, creyendo que su cuerpo se convulsionaba tanto como su interior, se sorprendió al ver que no era así. De su mano y la de Hermione, salía la característica luz amarilla.
¿Acaso era esto lo que ella sentía? Era como si estuviesen dándole miles de patadas en el estómago, pero desde dentro. Y lo peor era que no era capaz de moverse y se sentía vomitar. Con razón Hermione estaba tan débil luego de hacer eso.
Usaba su propia energía para curarse de los ataques de exceso de energía. No tenía sentido. Pero era Hermione… y la inteligencia de ella lo superaba.
Justo cuando pensó que iba a desmayarse y no despertar en diez años. Todo paró. Las patadas cesaron y quedó hecho una piltrafa, con dolor de huesos y respirando agitado, mirando a Hermione, que no parecía estar en un estado muy diferente pero, decididamente, lo soportaba mejor.
- ¿Cómo te sientes? – le pregunto. Y Harry pensó que bromeaba.
- Como si hubiese sido aplastado por una estampida de hipogrifos – dijo cayendo sobre la hamaca.
- ¿Si? – preguntó ella extrañada –. A mi suelen parecerme thestrals – le contó al tiempo que se recostaba sobre su pecho –. Te sentirás mejor cuando duermas un poco.
- Gracias – susurró él cerrando los ojos.
- Por nada.
Pero Hermione no cerraba los ojos. Se estaba preguntando que pasaba con Harry. Ella podía canalizar su energía a través de él y lo había sentido todo.
Lo extraño era que ella no se sentía tan cansada como la mayoría de las veces, como si Harry la hubiese ayudado, en cierta forma. Pero el débil ahora era él.
Era extraño compartir algo así con Harry. En cierta forma, incluso le molestaba. Su estado le daba miedo la mayor parte de las veces, y no quería involucrar a nadie en él.
Al día siguiente, el frío de la mañana los sorprendió tirados en la hamaca, profundamente dormidos, Hermione acurrucada entre los brazos de Harry, porque Hermione era friolenta, pero Harry era una estufa humana.
Harry besó uno sus ojos, luego su mejilla, luego mordió su oreja y Herm se giró cara a el, mientras le revolvía el pelo, aún con los ojos cerrados.
- Tengo frío – susurró.
- No hace tanto frío.
No claro, no estaban en Diciembre, ni la niebla cubría los edificios, ni la gente estaba por la calle vestida como para una excursión al polo. No hacía frío.
- ¿Sabes que me apetece? – susurró ella entreabriendo los ojos para ver a un sonriente y despeinado Harry cuya mirada le transmite a Hermione todos sus pensamientos.
Y no son buenos. Oh, no.
- Mmm¿Algo para ejercitar los músculos por la mañana y entrar en calor? – ella suelta una carcajada que Harry no sabe como interpretar, y prefiere esconder la cara en la hamaca, maldiciendo su suerte.
- ¿Mencioné que te odio? – dijo enfurruñado, pero sonriendo –. ¿Sonó a que estaba tratando de ser gracioso?
- Me apetece un chocolate caliente – dijo como si Harry no hubiese hablado – ¿Haces un poco y nos tiramos en cama a ver películas muggles románticas?
- No importa cual sea el plan, siempre va a tocarme cocinar ¿no?
Ríe tratando de alargar ese momento, porque si pudiera elegir minutos, o simplemente segundos para conservar de recuerdo con ella, son esos pequeños momentos por las mañanas, cuando ambos despiertan y todos los problemas del día anterior parecen menos graves, y el estrés y la preocupación, que no harán efecto hasta dentro de un par de horas, cuando estén completamente lúcidos, son solamente un recuerdo.
Por eso, solamente por eso, las mañanas son los mejores momentos del día. Y por eso Hermione suele proponer quedar en casa, en cama, mirar películas o simplemente acurrucarse mientras ven la niebla hacer remolinos a través de la ventana. Bueno y también otras cosas… pero no tan dignas de mencionar.
La despreocupación de las mañanas va de la mano con un loco deseo de que los problemas "de adultos" no lleguen nunca. Nunca, nunca, nunca.
- Ya sabes, chocolate espeso, y tal vez, si eres muy bueno y el chocolate me gusta especialmente – explicó con una media sonrisa pícara –, tendrás recompensa.
- Pero Herm – sus reproches son siempre de niño pequeño –, estoy cómodo, y si me levanto tendré frío y tu también.
- Pues me llevas a la cama, y me dejas ahí bien tapada, para que yo no tenga frío – le dijo ella con un tono de voz que le recuerda mucho a una niña de once años que irrumpió en su compartimiento (y el de Ron, claro) para buscar (muy prepotentemente, además) un sapo llamado Trevor.
- Sus deseos son órdenes, milady – bromeó bajando de la hamaca y cogiéndola en brazos –. Espeso¿decía?
- Muy.
Cuando Harry pisó el suelo de la cocina descalzo, al tiempo que escuchaba como Hermione ponía "Mientras Dormías" en el DVD (raro como esas cosas funcionaban con tanta magia en la casa), sintió el frío que, con su novia entre los brazos, no había percibido.
Sacó dos tazas, leche y el chocolate. Pero paró en seco.
- ¡Herm! – gritó desde la cocina. "Me llamo Luc…". Pausa.
- ¿Qué! – se escuchó el grito desde la habitación.
- Estaba pensando… ¿quieres bollos? – Harry pudo casi sentir la sonrisa de Hermione al otro lado del departamento –. ¿Qué es una mañana sin bollos!
- ¡Me has leído la mente, Potter! – gritó ella, con un tono alegre en la voz. "Trabajo en la estación de metro".
Harry entró de nuevo a la habitación. Se puso los pantalones, la camisa, el jersey, una cazadora y un gorro. Besó la cabeza de Hermione que estaba concentrada mirando la pantalla, en donde Lucy salía corriendo a salvar al hombre que había caído a las vías.
Se mordía el labio alegre, como si nunca antes hubiese visto esa parte. Harry podía leer la emoción en sus ojos y, una vez más, deseó que la mañana durase para siempre.
Bajó las escaleras corriendo. La pastelería estaba a unas calles y, cuando salió al frío de la mañana, se preguntó como había pasado la noche en un balcón.
Notó que ya no sentía esa fuerza dentro, que lo llenaba pero que, al mismo tiempo, lo presionaba demasiado. Y el descanso había valido la pena…
Se subió el cuello del abrigo enterrando la cabeza en él. Tenía ganas de llegar a la cama y contemplar a Hermione y su cara de emoción por toda la eternidad.
Hacía un bonito día a pesar del frío, brillaba el sol. Sorpresivamente, había muchos niños por la calle… porque claro, ellos también estaban de vacaciones.
Dobló en una calle, donde un arbusto lo miraba con sus grandes ojos. Siguió andando; un niño le estaba llorando a su madre porque…
Un momento.
Harry se paró frente al arbusto y lo miró con cuidado.
- ¿Qué pasa Dobby? – preguntó al fin.
- Dobby ha venido a ver al Señor Harry Potter – susurró el elfo. Casi al momento, Harry piensa en lo imbécil que debe de verse hablándole a un arbusto.
- Dobby – contestó Harry cansinamente –, me alegra que vengas, en serio que si pero…
- El señor Firenze manda un mensaje al Señor Potter a través de Dobby. Dobby debe hacer llegar el mensaje al gran Harry Potter, señor –. El elfo recitó todo esto con tremenda rapidez, pero al captar la palabra Firenze, obtuvo toda la atención de Harry.
- ¿Firenze me manda un mensaje¿Estás seguro?
El profesor de adivinación estaba normalmente más concentrado en pelearse con la profesora Trelawney por el programa escolar y era raro que, aún trabajando entre humanos, se interesase por sus asuntos. El elfo le tendió una carta, en donde se distinguía una caligrafía redonda y desordenada.
- Gracias Dobby – contestó Harry mirando hacia los lados. Curiosamente, la gente no parecía contarlos.
Luego de un "de nada Señor Harry Potter, Señor", el elfo desapareció y Harry se quedó desconcertado en medio de la calle y con la vaga idea de que su mañana se había echado a perder. Abrió la carta.
Cuídala.
Lo hemos visto en las estrellas.
Asuntos de humanos, no hay que intervenir.
Pero la energía es asunto de todos.
Cuídala porque un gran mal se acerca.
Y tú estarás presente con ella.
Harry bufó enfadado y se metió la carta en el bolsillo mientras caminaba enfadado hacia la pastelería. Odiaba esos mensajes crípticos. Cuídala, no te jode. ¡Claro que la cuidaba!.
Definitivamente, su mañana estaba arruinada.
Volvió a casa. Lo recibió una Hermione levantada, preparando chocolate.
- Pensé que te daría una mano – lo miró con dulzura –. Pero solo porque traes comida.
Harry sonrió, pero sus ojos no lo acompañaron en la sonrisa. Le tendió la bolsa a la chica. Definitivamente, su mañana había caído en picado junto con su humor.
- Voy a ponerme el pijama – anunció encaminándose a la habitación.
- No puedo esperar a verte con esos pantalones a cuadros – bromeó ella, ajena a los pensamientos del chico.
Genial. Ahora estaba escrito en las malditas estrellas de los cojones. Joder. ¿Había algo de sus vidas que no estuviese escrito en algún lado? Con las profecías ya tenían suficiente…
Y ahora lo peor era tener que contárselo a ella. Aunque con lo feliz que estaba, Harry decidió esperar y poner su mejor cara de chico dispuesto a disfrutar de la mañana.
Sonrió al ver entrar a Hermione con una bandeja, el ceño fruncido y diciendo "al final he tenido que prepararlo yo".
Harry se acostó en la cama y le dio al play. Hermione apoyó la cabeza sobre el hueco entre su brazo y su hombro y se acurrucó junto a él.
Permaneció callado durante toda la película. Daba pequeños sorbos al chocolate, pero le sabía amargo.
No podía evitar pensar en que ella estaba en peligro y que, si la advertencia de Bellatrix no lo había convencido del todo, la de Firenze lo había dejado más que seguro.
Pero… ¿estas cosas podían evitarse, no? O sea… la carta no decía nada de que ella iba a morir, solo que debía de cuidarla.
La energía.
Si volvía a escuchar la palabra energía de nuevo le iba a dar algo, eso seguro. Se concentró en la presencia de Hermione a su lado. La manera en que le olía el pelo, como se arrugaba su nariz al sonreír, y la forma en que se mordía el labio inferior cada vez que se preocupaba.
Cuídala.
Claro que la cuidaría. Siempre la cuidaba.
- Harry, me estás sofocando¡no me abraces tan fuerte! – se rió Hermione.
- Lo siento – contestó él. Ella lo observó extrañada un minuto, pero siguió mirando la película.
Quería irse. Sabía que tarde o temprano tendría que hablar con ella del tema y no le apetecía en lo más mínimo. Porque solo quería llevar una vida normal, con ella. Sin pensar en la energía, la muerte o el peligro.
Estaba fastidiado. Jodido. Completamente.
- Hermione – cuando ella le mira, le parece que ha dicho su nombre de forma demasiado brusca –, voy a salir un momento, tengo cosas que hacer.
"Contarle a Ron"
Cuando ella le mira – ceja izquierda ligeramente levantada. Ojos profundos sobre los suyos – Harry sabe que todas las explicaciones coherentes para la frase que acaba de soltar se han venido abajo como un castillo de naipes. Una.Por.Una.
- Harry, si te aburre la película puedes decírmelo.
Pone pausa. Toda su atención se centra sobre él. Podría inventarse una excusa y volver atrás. Seguir mirando a Lucy en el hospital aguantando el tedio que supone estar acostado sin hacer nada (una idea que, momentos antes, sonaba a Gloria). Aparta la mirada. Craso error.
- Harry¿qué pasa? – Ya van dos veces que le pregunta eso en menos de veinticuatro horas. Se levantó de la cama y comenzó a vestirse.
"Contarle a Ron. Pedirle ayuda"
- Es que tengo que hablar con Ron – al menos eso no es mentira – cosas del trabajo – joder tío, trabajas con ella – digo, de los preparativos para año nuevo.
- ¡Por Merlín, Harry! Ni siquiera sabes inventar una excusa – lo miró furiosa –. Si quieres irte, vete. Pero tarde o temprano tendrás que contarme lo que sucede.
Paró en seco. Sopesó posibilidades. Decididamente prefería contárselo a Ron antes que verla mal a ella. Antes, que estuviera enfadada, pero no triste.
- Hablaremos cuando vuelva – le dio un rápido beso y salió por la puerta, dejándola indignada.
- Tío, son las diez de la mañana de un lunes festivo.
- Lo recibió un Ron vestido únicamente con el pantalón del pijama, rascándose la barriga mientras intentaba – fallidamente – reprimir un bostezo.
- Ron, despierta – lo zamarreó un poco –, es Hermione –. Ron abrió los ojos como si le hubiesen tirado un balde de agua fría en la cabeza.
- ¿Qué pasó con Hermione¿Se encuentra bien¿Cómo la dejas sola¿No la dejaste sola verdad? – Ron hablaba muy rápido, cogiendo a Harry por la camisa.
- Ella se encuentra bien – contestó –. Por ahora está bien – el pelirrojo suspiró aliviado.
- No te quedes ahí parado, Luna está dormida –. La casa de Ron era un loft con entrepiso, Luna estaba en la habitación de arriba –. ¿Qué ha pasado?
- Hoy salí a comprar bollos a la pastelería – Harry rebuscó en sus bolsillos –. ¡Mierda!
- Ehm… ¿no los había de chocolate? – inquirió su amigo divertido.
- La carta no está, Ron – explicó atropelladamente, más para si que para su amigo –, debí dejarla en el departamento.
- ¿Qué carta¿Has traído bollos o que? – el chico abrió el refrigerador y sacó unas pocas cosas.
- ¿Cómo puedes comer pavo a estas horas, Ron? – su amigo simplemente se encogió de hombros.
- ¿Puedesh espligadme? – Harry habló, mientras trataba de dilucidar como era posible que, quince segundos antes, Ron solo estuviese sacando las cosas del refrigerador.
- Dobby – explicó –, me trajo una nota de Firenze.
Hermione Granger no estaba enfadada. Estaba cabreadísima. La falta de confianza la ponía de los nervios.
Además¿qué cosa podía ser peor que lo que estaban viviendo diariamente? No. Harry Potter había tenido toda la cara de levantarse e irse sin contarle aquello que había poblado su mente en los quince minutos que había tardado en ir a la pastelería.
Capullo.
Se había vestido, y ahora estaba haciendo la cama. No podía dejar de pensar en ello, simplemente no podía.
Cogió el teléfono y marcó los números casi sin pensar.
- Tengo sueño, dime que es importante, porque como no lo sea, luego de que recupere mi capacidad de moverme, iré a patearte, Mione, lo juro – la voz de Alina se hizo presente del otro lado del auricular, y Hermione sonrió.
- Es Harry… está actuando muy raro – dijo mientras levantaba el pijama del suelo –. ¿Qué es esto?
- ¿Qué es que? – preguntó la chica desconcertada.
- Nada, te llamo luego ¿vale? – contestó Hermione.
- Mione, te detesto. Sabes que no puedo volver a dormir ahora ¿pasa algo¿Quieres que vaya para ahí?
- No, en serio, no pasa nada, luego te cuento – Hermione abrió el pergamino amarillento que tenía entre sus dedos.
- Dice que no es nada, vuelve a dormir – ordenó Alina –. Ese era Perseo, es el único que puede soportar tus locuras matutinas. Hablamos luego, Mione.
- Adiós – colgó el teléfono y se dispuso a leer.
- ¿Firenze? – inquirió Ron entre asustado y curioso –. ¿Él escribió eso?
- Es demasiado incierto Ron, "cuídala" ¿Qué significa eso?
- Pues así como suena, que la cuides –. Ron hacía que todo pareciese lo más simple del mundo.
- ¿De qué¿Qué es lo que está escrito¿Qué va a pasarle? –. Eran demasiados interrogantes para asimilar en tan poco tiempo.
- Mira, Harry – su amigo parecía decidido –, si algo he aprendido entre tantas profecías y tanto destino y tanta chorrada, es que no puedes evitarlo. Cuando las cosas sucedan, tendrás que enfrentarlas, no sirve de nada preocuparse ahora, porque no vas a poder hacer nada en este momento.
La energía es asunto de todos, Ron. Firenze dijo eso… pasará algo grande, y ella será el centro de lo que pase… porque ella tiene la energía.
Y Harry sintió miedo. Sintió miedo cuando miró a Ron y vio que éste no tenía respuestas a sus preguntas. Sintió miedo porque debía de explicarle a Hermione que su destino estaba escrito. Que no era solamente cuestión de pociones, sino que pasaría algo que cambiaría todo. Y él estaría allí.
Si tenía clara una cosa, era que trataría de evitar que sucediese. Había que engañar al destino. Había… había que hacer algo.
Cuídala
Hermione la había leído una y mil veces. Y una y mil veces había odiado a Harry por no decírselo primero a ella. Pensaba que ella no podría soportarlo.
Vale, pues un problema más, ahora eran parte del destino. Ambos. Y supuestamente debían enfrentarlo ambos.
Pero… ¿por qué diablos se empecinaba en tomar toda la responsabilidad él? En todo caso, ella era el centro de todo este problema.
El ruido de la puerta. Estaba en casa. Ahora la oiría.
- ¿Ya has hablado con Ron? – preguntó fría, mirando hacia otro lado, porque no le apetecía ver su expresión pidiendo disculpas.
- Hermione…
- No – lo miró a los ojos y se acercó a él tendiéndole la carta –. Muchas gracias por confiar en mí.
- Sabes que no es eso –. Claro que no es eso. Son sus ansias de protegerla, como si ella no pudiera valerse por si misma.
- Harry, estamos los dos metidos en esto. ¿Acaso no te bastó lo que dijo Bellatrix para darte cuenta de que todo esta relacionado¿Qué tendremos que enfrentarlo?
- Estoy harto de enfrentarlo, Hermione, y no quiero que tu lo enfrentes, porque… porque tengo miedo de que mueras – dijo esta última parte en un susurro, rechazando sus propias palabras.
- Pues eso sucederá… y lo siento. Se que, Dios, se que es horrible y que yo soy una imbécil que no lucha por vivir, pero… esta escrito.
- ¿Desde cuando estás a favor del destino? En ningún lugar dice que morirás – ella se encogió de hombros.
Se miran. Es como si el mundo parase de girar por un minuto. Las defensas de Hermione terminan por sucumbir ante la mirada de él. Esperaba gritos, portazos y más gritos. Pero nada de eso sucede.
Son como el agua y el fuego. Él quiere luchar por ella. Ella no sabe en que punto del camino perdió las ganas.
- Mejor me voy – dice él casi en un susurro –. Volveré mañana… duerme bien.
- Hasta mañana –. No recuerda la última vez que Harry durmió en su departamento. Él azota la puerta, y ella se viene abajo.
Una mano entre los muslos. Unos labios en su cuello. Sonríe.
Hermione mira el reloj. Son las 3am y le da igual ser despertada si es de esa forma. Lo necesitaba.
- ¿Ya no estás enfadado?
- Yo nunca me enfado – susurra él.
No es su voz.
La chica abre los ojos de pronto. La silueta es borrosa y no puede distinguirla. Quiere gritar, pero le tapan la boca con la mano.
Solo puede emitir sonidos ahogados. Apenas puede respirar. Comienza a patear con fuerza y a mover las manos desesperadamente.
Tantea buscando su varita, pero no está en el lugar de siempre. Entonces, entierra las uñas en la cara de su atacante, arrancándole la piel.
- ¡Mierda! –. Esa voz… no puede ser.
Siente como la maniatan. Sabe que todo es en vano. Simples manotazos de ahogado. Una segunda persona atrapa sus piernas, que patean sin tregua, y las ata fuerte, cortándoles la circulación.
Un sollozo escapa de sus labios cuando logran atar sus manos, aún con más fuerza. Un fulgor violeta inunda la habitación por un segundo.
Un grito. Un tirón.
Y Hermione ya no ve nada más.
Ni siquiera sabe porque se ha ido. Supone que necesita pensar, sacar las cosas en claro. Incluso prepararse para lo que vendrá.
A Hermione no le importa morir. Ese pensamiento tendría que haber calado a estas alturas. Pero Harry no lo entiende. Y por eso mira al techo de su cuarto, pensando que ella está ahora mismo acostada en la cama, justo encima. Y que cada día es un día menos, y no un día más.
Y esa noche tiene un presentimiento. Se siente raro por dentro y le cuesta respirar. Le arde un poco la cicatriz y suda entre las sábanas.
Mira el reloj digital de su mesa de luz. Tres y cuarenta y cinco de la madrugada. Más vueltas. Las sábanas se enredan entre sus piernas y el frío de fuera contrasta con el calor que él siente por dentro.
Se levanta. Tiene que verla.
Sale al rellano completamente descalzo y, mientras sube las escaleras, siente subir junto con él ese sentimiento que no le deja respirar.
Da una bocanada de aire. Se ve tonto, pero son las cuatro de la mañana y nadie lo está mirando. Siente el aíre llenar sus pulmones y eso no es suficiente.
Abre la puerta. Es una tontería. No ha pasado nada. Hermione se encuentra bien. Han peleado, eso le molesta y por eso no puede dormir.
Ahora la verá durmiendo. La besará suavemente y se acostará a su lado, porque ha descubierto recientemente que no es capaz de dormir si no está a su lado.
Gira el picaporte silenciosamente, para entrar en un cuarto iluminado por la luz de la luna. Las ventanas abiertas. Las cortinas entrando en la habitación, batidas por el viento.
Un sudor frío le recorre la espalda. La noche está helada, ahora lo siente. Enciende la luz con la esperanza de que Hermione se haya vuelto calurosa de pronto y haya decidido tener las ventanas abiertas en pleno Diciembre.
La cama vacía. Hay sangre sobre las sábanas revueltas. Signos de forcejeo, de lucha. Probablemente haya querido gritar. Pero no le dejaron.
En el suelo, su colgante. Roto.
Se la han llevado.
Harry siente que el corazón se le para de pronto, para luego comenzar a latir a mil kilómetros por hora, lastimándole el pecho, golpeándole con vehemencia por haber cometido semejante estupidez.
Había prometido cuidarla, y la había abandonado. Era su culpa.
Hola a todos! Aquí tenéis nuevo capi luego de… que? Casi dos meses? Nada hombre nada que el tiempo pasa volando.
Les cuento un poco pero muy resumido que prometí tener este capi subido pronto. Las vacaciones fueron guays y ahora que he vuelto quiero morir de la cantidad de exámenes (11, si O-N-C-E) que tengo acumulados.
Le tengo un miedo irracional a la Selectividad, no me preguntéis porque. En fin… espero que les haya gustado este capi. Me ha costado mucho escribirlo, he ido de a poco, entre clase y clase y la verdad es que no puedo decirles para cuando hay próximo.
Se que soy mala, malísima. Completamente cabrona. Pegadme, me lo merezco. Pero es que no sep. Se me acerca una mudanza, un viaje, muchas cosas. Aunque quien sabe… si hay días de lluvia (que en Galicia abundan) y me da por hacer chocolate caliente y sentarme en cama al lado de la estufa a escribir, puede que surja más rápido de lo pensado.
En fin, les mando besos enormes a todos y les agradezco mucho por leer el fic. Como siempre, este capi está dedicado a Elena, Sara, Mane (te extraño, hermanita!) y Lidia por el apoyo incondicional de siempre. Ah! Y quiero agradecer a Laurita y a Glendy, por darme ánimos todos los días.
Besos!
Jire: Hola¿Es la primera vez? Joder como si lo hicieras siempre tía que vienes comentando la historia desde hace a saco tiempo. Me alegro de que el capi te gustara (yo siempre en mi línea tía! Viva el sarcasmo!). Sipi, me ha costado un huevo, pero en fin, estuvo guay. Ehm… medio fanfiction? Exageras! Un beso Ire, besos!
Alesse Vane: Hola! Muchas gracias por todas las bonitas cosas que dices. Creo que en este capi se contestan muchas de tus preguntas. ;) Besos!
Laurita: :Flor se pone las botas para contestar el RR de la fan Numero Uno: Bueno, en primer lugar me alegro mucho de que te gustara tanto el fic. Hija, hay cosas mejores que esto, podría nombrar muchas, pero en fin, a ti te gusta y yo contenta. Bueno, menos mal que ahora puedes entrar a LPDF y leer el capi cómodamente ahí. No creo que tengas que esperar mucho más para el próximo capi, pero mejor no digo nada porque no quiero mentir. Ahora se vienen los exámenes y bueno… Muchísimas gracias por todas las palabras de apoyo Lau, te mando muchos besos!
Monik: Hola guapa! Buah, ahora como andamos con lo del Sr. R eh? A ver si Miguel se pone las pilas ahí. Home, no tardé tres meses pero algo por ahí si. En fin, ojala te guste este capi. Besazos!
potter5: Muchas gracias!
Hermione151: Gracias por los comentarios. Ya no estoy tan atareada así que el fic va, de a poquito, pero va.
LeoHagrid: Mmm, no se no se, tendrás que seguir leyendo. Saludos a todos por ahí. Y besotes a Matías!
tifanny: Je, claro que lo continúo. ¿Te gustó lo que vio Harry? Bueno, pobrecita Hermione, pero en fin… ojala este capi te gustase también. Besos!
ChantyGranger: Jaja, me hace mucha gracia que me pidan que no mate a Hermione. El tiempo dirá :P. Me alegro que el fic te guste, trataré no tardar tanto. Besos!
Hibari: Hola! Sip regresé. No te preocupes por no dejar mensajes de ánimo. Se que es algo un poco incómodo y nunca se sabe que decir. Tranqui que yo hace que tampoco tenía vacaciones también, y unas como Dios manda, hace que no tengo. A ver si en Mayo me voy decentemente. Me alegro levantarte el ánimo y no quiero que tu cabeza explote, pero si hay que hacerlo se hará :P. Ojala te guste este chap. Besos!
Aiosami: Buff :blush: Me sonrojas con las cosas que me dices. Muchas Gracias por todo, me alegro que sigas tan bien el fic y que te esté gustando. A ver si nos leemos más a menudo por el foro, vale? Besos!
Antonietta: Jajaja. Si! No es un espejismo! He vuelto:P. Que bien que te haya puesto contenta. Que si, que fueron tres meses y ya van casi tres meses otra vez, ahora me estoy tardando más, pero ya sabes, la selectividad y esas chorradas.
Que bien que te gustase le capi. En fin, pobre Ronnie, si. Mi Ronnie que es tan bueno. Estoy especialmente orgullosa de la escena en la que Harry se mete al los recuerdos de Hermione, así que me alegro que a ti también te haya gustado. Es una movida rara, ya ves que en este capi hay más información sobre eso, a ver que podéis sacar en claro vosotros (que mala soy, bwejeje).
Joba tia, que no son cuatro chorradas, que a mi me ponen muy contenta! No te preocupes por no hablar en MSN, que a mi a veces también me pasa, suelo estar ausente y no hablar con nadie. El insti también me trae de cabeza a mi así que… Felicidades por haber subido las notas! Las vacaciones estuvieron guays y ahora toca la select, así que te mando un besote grande y ojala te vea en el próximo RR! Besos!
Fallen Angel: Buah, que bonitas las cosas que dices. Me alegro que te guste la historia. Aquí tienes el nuevo capi, no fue pronto, pero en fin :P. Besos!
Gabriela Luthien Black: No te preocupes por no poner reviews antes. Yo misma no suelo dejar reviews nunca. Ojala te guste este capi. Besos!
Hermione Potter: Has tenido suerte! Escribiste el RR hoy, y hoy mismo publico nuevo cap, así que no tuviste que esperar los casi dos meses o casi tres (no estoy segura :P) que esperaron los demás. Me alegro que te guste el fic!
Harry no está tan tranquilo, pero la quiere demasiado como para gritarle y decirle que es tonta por querer morir. No es cuestión de sentimentalismos, yo creo que es más bien aceptar lo inevitable, aunque Harry no lo acepta del todo.
Jajaja, me encanta porque todos especulan con la muerte de Hermione. Tal vez tus preguntas estén contestadas en este capi.
Me alegro que te guste el Ron de mi fic. Lo hice madurar, a mucha gente le mola. A mi Ron en HP no me va ni me viene. Mis personajes favoritos son Hermione y Harry (en ese orden :P) pero aún así, Ron está bien.
Alina y Perseo lo odian a Harry porque Harry es un poco malo con Hermione al principio, admitámoslo :P.
¿Eres de Mexico? Yo soy Argentina, pero vivo en España. Tengo 17 años, tranqui que no te considero peque. No hace falta que leas todos los reviews chica, pregúntame lo que quieras por aquí, que yo te contesto.
Mis vacas ya pasaron :Flor llora: y ahora hay que volver a estudiar. Gracias por todo lo que me dices, me hace muy feliz saber que les gusta el fic. Besos! ;)
