TIC TAC

-Inútil, no puedes ni con un maldito código numérico? –dijo Mistery

-Da la casualidad de que el código cambia cada tres segundos-respondió Kaito

-Déjame a mi. No creo que tarden mucho en descubrir que he bloqueado la puerta del despacho.

El Mayor Mistery clavó el sable en el suelo y se dirigió al panel numérico, saco una pequeña tarjeta y la inserto en la ranura. El panel comenzó a emitir unos sonidos y el pilar que había en medio de la sala empezó a ascender lentamente hasta que la se fue la luz y el pilar paró en seco.

-¿Qué ha ocurrido?- dijo Kaito

-¿Nunca te han dicho que robar esta muy mal? Mayor Mistery, o quizá debería llamarte profesor James Moriarty?

-¿¡Como dices?!- dijo Mistery sorprendido

-Vaya, te han pillado- dijo Kid

-Cierra el pico. Bien Holmes, sal de donde quiera que estés. Has hecho un largo viaje hasta aquí, no me gustaría defraudarte- dijo cogiendo el sable.

Sherlock Holmes salio de detrás de la barra de bebidas.

-El ejercito de policías de Lecoq te esta esperando a fuera, no tienes escapatoria.

Antes de poder hablar Kaito Kid se quito el sombrero y saco una pequeña capsula verde.

-¿Sabes que es esto? Dijo Kid mientras sostenía la capsula en sus dedos.

Holmes se mostró indiferente pensando que era uno de los juegos de Kid.

-Esto, amigo mío, es un antídoto para un veneno de efecto retardado muy potente. De hecho el mismo que se tomo Conan en el refresco que le serví- dijo con una risa maliciosa.

-El camarero... ¿Eras tu?- dijo Holmes, que no podía creer que no lo hubiese descubierto antes.

-Si no le llevas esto en cinco minutos morirá, claro que eso supondría dejarnos escapar. Tic tac, tic tac, tic tac...

-Dame la maldita píldora- dijo al ver que no tenia opción.

-Toda tuya- dijo Kid lanzándosela

-Un día de estos...

Sherlock Holmes no termino la frase y se dirigió al despacho de Clavier, donde había dejado a Conan. Casi temblaba de miedo por lo que pudiese pasar. La historia de Kaito podría o no ser cierta, no podía arriesgarse a perder a Conan. Cada vez le quedaba menos para llegar, veía el ascensor en frente suyo. Pero al pulsar el botón no hubo respuesta, Moriarty lo había bloqueado. El único camino que le quedaba eran las escaleras peor para su mala suerte Moriarty también había bloqueado la puerta de acceso. Su última esperanza de salvar a Conan se había esfumado.

-Mierda, no llegare nunca. Debe de haber otra forma...claro, la terraza- dijo al ver la única puerta al exterior abierta.

La terraza tenía varios metros cuadrados, en medio había una pasarela metálica con una puerta que conducía a la otra ala del Louvre, pero era zona restringida así que estaba cerrada. El detective se pego al máximo contra la pared y salio corriendo hacia la puerta metálica y justo en el momento antes de chocar Holmes interpuso su hombro y el impacto hizo que se abriese la puerta. Ahora podía ver la ventana del despacho de Clavier, gracias a la luz que provenía del interior podía ver que aun quedaba gente dentro. Holmes intentaba buscar la forma de llegar hasta el. La única manera de llegar era una larga tubería que iba desde la terraza hasta la azotea y pasaba justo al lado de la ventana así que reunió todas sus fuerzas y se encaramó a ella como si fuera un gato. El hombro le seguía doliendo bastante por el golpe pero sin pensarlo un segundo apoyó los pies en la tubería y salto hacia la ventana, voló unos pocos segundos hasta uqe llegó el momento de alzar los brazos para agarrarse. Pero el hombro le falló y solo pudo agarrarse con un brazo al alfeizar de la ventana. Demasiado ocupado en no caerse para gritar auxilio intentaba aferrar al máximo sus dedos que iban resbalando lentamente. Pero ya creyendo que iba a caer al sentir que sus dedos ya no estaban en contacto con nada, algo le sujetó del brazo.

-Le pillé- dijo el señor Oldman- creo que su amigo francés le ha ganado.

-Rápido, súbame, tengo que llegar hasta Conan cuanto antes.

El señor Oldman le cogió de los dos brazos y tiró de Holmes hasta que estuvo a salvo en el interior del despacho.

-El niño se encuentra mal, Aiuchi cuida de él- dijo Oldman ayudando a Holmes a levantarse.

El detective le agradeció lo que había echo por él y se dirigió hacia donde estaba su amigo.

-El niño se encuentra cada vez- dijo Rina algo nerviosa al ver a Holmes.

-Holmes...siempre tardando, escucha el camarero era...- dijo con voz débil

-Sí, lo se. Era Kaito Kid, te ha envenenado para tener una salida- entonces sacó la pequeña capsula de su bolsillo- Tómate esto, es el antídoto.

El pequeño detective abrió la boca y se tomó la píldora. Al cabo de pocos segundos Conan recuperó el color de su rostro y se incorporó totalmente recuperado.

-Gracias Holmes, ya estoy mucho mejor. Aunque por mi culpa Moriarty y Kid han escapado- dijo con un tono de voz triste.

-Valoro más la vida de un colega que capturar a un criminal, no te preocupes, ya tendremos mas oportunidades. Por cierto, que le has hecho a Lecocq?- dijo señalando al inspector que aún seguía durmiendo.

-Pues...

-Oigan- dijo Anderson- es normal que la mesa del difunto pite?

-Dejeme ver- dijo Holmes- ¡Oh mierda!

-¿Qué ocurre?- preguntó la cantante

-Tengo dos malas noticias. La primera es que la mesa tiene una bomba y la segunda es que solo nos quedan 5 minutos de vida- dijo Sherlock Holmes.

-¡UNA BOMBA!-exclamaron todos