EL DETECTIVE QUE ENCOGIÓ CONTRA EL MAGO LADRÓN
-Saludos pequeño detective- dijo el ladrón con cara simpática
-Idiota, nos mataras a los dos, no llegaremos muy lejos con el hang-glider en este estado.
-No hace falta que te preocupes por eso, tengo mas formas de volar. Mira, Notre Damme.
Kaito Kid agarró a Conan con un solo brazo por debajo de los suyos y con la otra soltó la correa que le unía al hang-glider. El destino del detective y el ladrón no iba a ser muy diferente, sin embargo Kid sacó de su bolsillo una pistola con un garfio, disparó y éste salió disparado hasta quedar clavado en la parte mas alta de la catedral.
-Salvados- dijo Conan para si mismo mientras Kaito Kid iniciaba el ascenso hacia la catedral.
Cuando posó sus pies sobre una de las torres el ladrón dejo cuidadosamente a Conan en el suelo mientras recogía el garfio.
-Se porque me has traído aquí, quieres alejarme de Moriarty. Pero no lo entiendo vuestra tarea sería mas fácil sin Sherlock Holmes y sin mi- Dijo Conan con tranquilidad.
-Tanto el como yo somos ladrones pero no comparto su filosofía de matar a sangre fría. De hecho no tenia ni idea de que iba a matar a Clavier.
-¿Ah no? Te recuerdo que en el Louvre intentaste matarme con ese veneno- dijo el detective enfadado
-Eso no habría matado a una mosca, solo te habría provocado un malestar algo fuerte durante poco más de media hora. Nunca tuve intención de matarte, solo quería asegurarme una vía de escape.
-Bien escúchame Kid- dijo algo más serio- Moriarty trabaja para una organización criminal muy peligrosa, intentará matarte a la que te descuides.
-¿Te crees que no lo se? Ese hombre fue el ultimo que trabajo para mi padre, el único que sabe la verdad sobre su muerte, hasta que no sepa lo que pasó realmente mantendré mi alianza- dijo convencido
-¿Y no has pensado que podría haber sido el mismo Moriarty el que traicionó y asesinó a tu padre?- le preguntó Conan
El ladrón se quedó muy callado, no había pensado en aquella posibilidad, en que los mismos hombres que les esperaban a la salida del museo la noche del robo fuesen los hombres del Mayor Mistery.
-Gracias Conan- dijo sorprendiendo un poco a detective- ahora todo encaja. Bien siento dejarte aquí pero tengo unos asuntos pendientes con ese asesino. Au revoir.
Kaito Kid estaba preparado para saltar desde la catedral pero en ese momento oyó el chasquido del reloj de Conan y notó un ligero pinchazo en el cuello.
-No te molestes chaval- dijo sin tan siquiera girarse- Moriarty es un gran científico y me previno contra tu dardo anestésico.
-Este no es como los demás, no duerme. Paraliza- dijo el detective lentamente- Te sugiero que bajes de esa cornisa antes de que te fallen las piernas y caigas al vacío.
Conan podía ver la cara de sorpresa de Kid, detenerle seria cuestión de segundos pero cuando al fin creía que había capturado al mayor ladrón de todos los tiempos Kaito Kid dio un enorme salto hacia atrás, volando por encima de la cabeza de Conan y al llegar al suelo provocó una gran explosión de humo negro, cegando al detective. Mientras se disipaba Conan iba distinguiendo poco a poco una silueta con capa y sombrero de copa, pero para su sorpresa al lado de esa figura apareció otra idéntica al lado, y luego otra y otra hasta que el humo se disipo del todo y la azotea de la catedral quedó cubierta de decenas de Kaito Kid.
-Pero que…- dijo Conan sorprendido
-Esta no te la esperabas ¿verdad pequeño detective?- dijo uno de los Taitos- tendrás que detenernos a todos si me quieres llevar a la cárcel.
-Maldita sea, parecen todos tan reales…- se decía Conan para si- está esperando el momento en que me acerque para atacar.¿Que hago?
A Conan no se le ocurría ninguna idea mientras que todas las copias de Kid le miraban con una sonrisa burlona. Conan miró su reloj, el efecto del dardo todavía duraría un rato más. Pero en ese momento se dio cuenta de algo, alzo la vista al cielo y contemplo la enorme y brillante luna llena, luego dirigió la vista hacia el suelo y sonrío.
-Y bien, ¿Te rindes?
-Nada de eso Kid, La parálisis aun te durará un buen rato así que…
Conan cogió el transmisor y a continuación el transformador de voz, programándolo con la voz de Lecoq.
-Aquí el inspector Lecoq, tengo a Kaito Kid acorralado en la catedral de Notre Damme, en la azotea. Traedme un helicóptero con el foco más potente que tengáis. ¡Vamos!- luego se guardó el transmisor en el bolsillo- ahora solo hay que esperar unos cinco minutos.
-No se lo que pretendes Conan. Para cuando ellos lleguen la parálisis habrá dejado de hacer efecto y yo estaré muy lejos- dijo otro de los Kaitos.
-Espera y verás. Mientras tanto he pensado algo que quizás te gustaría saber, creo que el motivo por el que Moriarty se alió contigo es otro a parte de matarte, creo que tienes algo que el quiere. Posiblemente ni tu mismo sepas que lo tienes.
-¿Qué te hace pensar eso?- preguntó Kid interesado
-La estatuilla, fue abandonada en la escena del robo. Ningún ladrón abandona el botín salvo que no le sea necesario.
Justo antes de que Kaito Kid pudiese hablar se empezó a escuchar el ruido de las hélices de un helicóptero, en el horizonte se distinguía el helicóptero de la policía. El mismo inspector Lecoq pilotaba el aparato.
-Otra vez ese maldito niño- Dijo al ver a Conan- Mierda necesito mas luz.
El inspector activo el foco del helicóptero y la cima de la catedral quedó completamente iluminada.
-Mi madre ¿Pero se puede saber que...?- Dijo Lecoq para si mismo al ver la avalancha de Kaitos.
-Bien Conan, ahí tienes tu cacharro. ¿Ahora me vas a decir que pretendes hacer?-dijo uno de ellos.
Conan no respondió enseguida, se limitó a subirse a la cornisa y empujó una de las gárgolas que cayó al suelo de la azotea haciéndose añicos excepto la cabeza.
-Deja que te explique mi teoría. De todos los Taitos uno es solo real y los otros meras copias, ilusiones ópticas.
-Que brillante deducción, estoy sorprendido- dijo otro de ellos irónicamente.
-En fin, como ya he dicho son solo copias, ilusiones ópticas que no pueden ser corpóreas, reflejos perfectos del Kaito Kid original. Pero a tu reflejo le falta algo.
-¿El que?- pregunto otro de ellos intrigado.
-Mira a tus pies.
-¡OH NO!- exclamaron todos a la vez.
-¡EXACTO!
Conan se agachó, giró la rueda de sus bambas hasta cargarlas al máximo y chutó la cabeza de la gárgola que traspasó como un rayo a todos los Kids falsos hasta hacer diana en la cara del original, tumbándolo en el suelo. Al caer él, todas las copias desaparecieron.
-Será posible, ha matado al ladrón- se dijo para si Lecoq desde el helicóptero.
-De todos los reflejos- dijo Conan mientras se acercaba lentamente a su enemigo con las manos metidas en los bolsillos- solo el Kaito Kid original podía tener sombra. Al ver la sombra de mi brazo reflejada en el suelo por la luz de la luna lo descubrí. Ahora veamos quien se esconde detrás del monóculo y el sombrero de copa.
Kaito Kid, demasiado aturdido como consecuencia del golpe no pudo hacer nada, Conan le arrebató las dos cosas a la vez y se fijó en el rostro del ladrón. No le era conocido pero encontró que tenia un gran parecido con el, con Shinichi Kudo. Si no fuera porque iba completamente despeinado.
-Buen trabajo detective, has logrado vencerme, pero a mi no me engañas. No eres un niño normal y corriente. ¿Quién eres en realidad?-
-Need not to know- le respondió Conan mientras el inspector que había aterrizado en la azotea se dirigía hacia ellos.
-Bien ahí viene Lecoq, no puedo ni levantarme, me has arreado un buen golpe. Ah, puedes quédate el monóculo como trofeo. Yo tengo otro- dijo colocándose el de repuesto.
-Buen trabajo chaval- dijo el inspector mientras le ponía las esposas a Kid- luego pásate por comisaría y te daré una piruleta como recompensa.
"Imbécil..." pensó Conan para si.
-Antes de que me vaya Conan, se me olvidaba decirte una cosa de nada. Moriarty ha puesto una bomba en la Torre Eiffel. No creo que queden más de cinco minutos para que explote. Si Sherlock Holmes no le ha derrotado a tiempo, morirá.
-¿NANIIIIIII?
Sin pensárselo dos veces Conan fue corriendo hacia el helicóptero y salto hacia los mandos de este, poniéndolo. Poco la hélice empezó a girar hasta que ya no se podía distinguir a causa de la velocidad.
-¡Eh niño, espera!- gritó el inspector
-¡No hay tiempo! Usted encárguese de Kaito Kid. Tranquilo le devolveré este trasto sin un rasguño, se lo prometo.
Cuando el helicóptero ganó suficiente potencia empezó a elevarse ya emprender el camino hacia la torre Eiffel.
-¡NIÑO VUELVE AQUÍ!- gritó el inspector
-Aguanta Holmes.
