El Copyright y la Marca Registrada del nombre y del personaje Harry Potter, de todos los demás nombres propios y personajes, así como todos los símbolos y elementos relacionados, son propiedad de Warner Bros., 2000
Respuesta a los reviews:
tefi: Holas! Bueno estoy feliz de que te haya agradado tanto el fic :D; jajaja si no te gusta verlos sufrir... bueno, no sé, me gusta hacer sufrir a los personajes, lamentablemente xD pero no tanto, igual la pasan bien. Y espero te guste este capítulo!
zoe simitis: Holis! Bueno, que bueno que te haya gustado. Aquí está el nuevo capítulo y ¡espero que te guste! Y lee algunos de los antifics que actualice, porque según recuerdo tú los estabas leyendo, ¿no?
Joy Evans: Hola! Raro? Por qué? Bueno, espero que este capítulo sea de tu agrado n.n
Luthien: Holas! Que bueno que te haya gustado, disfruta este capítulo ;)
angela30: Hola! Bueno, gracias! Y espero te guste este capítulo. Aún no tengo clara las intervenciones ni de Herms ni de Harry pero Ron seguro que aparece por allí xD
gin-ynia: Hola! Jajaja no sé, siempre publico al mismo ritmo, generalmente un capítulo por semana o cada dos semanas, siempre depende de la inspiración, no? Y yo soy de las que revisa una y otra vez el fic hasta que me agrada lo suficiente para publicarlo. Draco no va a ser nada meloso, aquí trato de hacerlo lo más frío que parezca, porque ya lo puse muy sweetie en mis otros D/G así que aquí... xD ...no. Y prepárate que se viene más TS (lee la nota al pie).
White Valkyrie: Holas! Bueno no sé si está bien, trato de publicar apenas tenga los capítulos bien revisados xD Espero te guste este capítulo.
Luciana: Hola! Bueno, aquí está el capítulo nuevo :) Al asistente, imagínate, casi le da un ataque, pero ahora... sabrás xD. Lee y sabrás xD
CLOVDM: Holas! Jajaja una de tus debilidades.. vaya! No sé, no es mi debilidad, pero me encanta xD Espero te agrade este capi.
laurana-malfoy-rin: xD oh, que risa, no invoques tanto a tus familiares, niña, ¡que me asustas! xD Muchas gracias, espero que tu amor por mi fic no se acabe nunca xD Igualmente espero este capítulo te agrade.
imposibles: Hola! Todavía no entiendo, ¿por qué raro? Bueno intentaré explicarte un poco, ella cree que no quiere, ella quisiera no querer, pero no puede evitarlo. Ve a Draco y su mundo se hace un lío. Espero en este capítulo se entienda un poco más y que ojalá te guste pues.
Salazar Lestrange: Corto el review, pero con esas dos palabras soy feliz igual xD Espero te guste este capítulo.
Favila: Hola! Jajaja nah, pierde la gracia echarle un hechizo, me gusta hacerlo más a la manera muggle, con muchas amenazas xD Lee y sabrás de que trata! Muchas gracias y ojalá te guste!
SaraMeliss: Hola! Bueno pues lo modifiqué un poco como podrás saber cuando leas pero igual, no sé, espero que te guste. Y a mi no me vengas con órdenes, eh? xD
Andy-Wm: Holas! Jajaja gracias :D, bueno espero no haber demorado tanto pero me surgieron unos problemitas por ahí y ya ves. Ojalá te guste este capi!
Amor inalcanzable
Capítulo 2: Líos de oficina
-Señor Malfoy, tiene...
Ginny y Draco pararon al instante y miraron hacia el lugar de origen de la voz. Allí, junto a la puerta, estaba el asistente con unas hojas en la mano y con la boca completamente abierta.
-No... no... yo no quería...
El chico comenzó a caminar de espaldas, tanteando con su mano el borde de la puerta para abrirla, pero Draco con un movimiento rápido de la varita que sacó de quién sabe donde cerró la puerta de golpe, sin dejarlo escapar. Dejó a Ginny allí sobre el sillón y se acercó a su ayudante con la varita en amenaza y con la mano libre abotonándose la camisa.
-Más te vale... que no digas nada de esto a nadie -le dijo, enfurecido, apuntándole aún con la varita firme en su mano-, porque no querrás perder tu empleo, ¿eh? Y si así fuera no dejaría que nadie te contratara en ninguna parte, porque te despediría con un pésimo expediente, sobretodo por andar irrumpiendo en la oficina de tu superior de esa manera...
Ginny estaba asustadísima, quizás no tanto como el pobre muchacho que parecía a punto de desmayarse, pero asustada finalmente. Hace muchísimo tiempo que no veía a Malfoy así de enojado.
-¿Me escuchaste? No le digas nada de esto a nadie, ¡es una orden!
-S... sí, señor Malfoy. No volverá a suceder...
-Ahora retírese -dijo finalmente volteándose y caminando a su escritorio. El chico asustado salió rápidamente de la oficina dando un portazo.
Draco se sentó detrás de su escritorio y cruzó los dedos sobre la mesa, mirando un punto en la pared de enfrente.
-También regresa a tu trabajo, Weasley. Si alguien más se llega a enterar... no. Vete.
Ginny se puso de pie, temblando. Se acomodó la falda y sin dejar de mirar a Draco que no dejaba de ver la pared fue hasta la puerta y accionó el pomo.
-Hoy en la noche en mi casa a las 11. Se puntual -escuchó la orden a sus espaldas.
Ella le lanzó un último vistazo y salió de allí. En la antesala vio que el chico -Bryan- estaba tomando agua con los ojos cerrados. Salió silenciosamente al pasillo, pero sus piernas le temblaban un poco. Se dirigió a la escalera pero con sólo bajar unos pocos peldaños sintió que no podía más su cuerpo y se sentó, poniéndose a llorar entre sus brazos.
Entre tanto, Bryan abandonaba la antesala con un portafolios bastante repleto. Bajó la escalera pasando junto a Ginny pero sin percatarse de ella. Al llegar abajo comenzó a buscar a la persona a la que le tenía que pasar unos papeles, además, estaba desesperado por contarle lo que había visto en la oficina de su jefe arriba.
Entró a una de las tantas oficinas y preguntó por la señorita Branch, le dijeron que acababa de pasar por allí y siguió su recorrido, cruzándose de frente con ella en el pasillo principal.
-¡Espere! Usted es la señorita Branch, ¿no? -preguntó. Sonaba muy perturbado.
-Sí, pero por favor no me trate de usted que me hace sentir vieja. Y llámeme Amanda -respondió ella con una sonrisa.
-Ok... Amanda -Abrió el portafolios y sacó dos carpetas con tapas de papel marrón. -Esto es para usted -Se las pasó.
-¿Qué es? -preguntó, abriéndolas.
-El ingreso de capital privado de la última semana.
Bryan miró para todos lados, para ver si había alguien más por allí. Pero todos los que pasaban iban apurados, así que se arriesgó.
-¿Te puedo contar algo? -preguntó en voz baja y cómplice cerrando el portafolios.
-Ah... bueno. ¿Qué? -preguntó de vuelta Amanda en voz baja también.
-¿Sabes quién es el señor Malfoy? Es uno de los jefes.
Ella asintió.
-¿Sabías que tiene una relación con una chiquilla de este piso?
-¿¡Qué!? -las carpetas se le resbalaron de las manos, así que se agachó a recogerlas rápido-. Perdón, pero... ¿co... cómo sup...? Digo, ¿en serio? -se puso muy nerviosa.
-Sí. Yo los vi con mis propios ojos, es una pelirroja -Amanda sintió que le caían diez kilos de plomo en el estómago. -Creo que son amantes o algo así, porque estaban... muy cariñosos... sobre un sillón en la oficina del señor Malfoy.
-Y... ¿qué hay con eso?
-Que ¿qué hay? ¿Te has vuelto loca, o no has leído el reglamento de Gringotts? Se supone que no pueden haber relaciones de ningún tipo que no sean de trabajo entre los mandamases y los empleados, eso podría provocar el despido de ambos.
-Madre mía... -susurró.
-Sí. Disculpa -volvió a su tono formal-, debo entregar otros documentos. Adiós.
Se fue, dejándola allí sola y completamente desconcertada. Tenía una aglomeración de pensamientos en su mente. Por un lado, su mejor amiga (no le cabía duda que había sido ella la que estaba con Malfoy, ya que era la única pelirroja del banco) había vuelto a caer en lo mismo, y peor, en la misma oficina, a pesar de que sólo quería terminar con eso. Por otra parte, tampoco le cabía duda de que ese chico iba a esparcir el chisme con todos los que se encontrara. Si le había dicho eso a ella ¡y ni se conocían!. Eso era peligrosísimo para Ginny, ya que si bien Malfoy podría salvarse del despido por ser también jefe, ella por tener un cargo menor nadie la salvaba de la horca. Aparte, la reputación de ella quedaría por los suelos.
Sería el caos. Tenía que encontrar a Ginny lo antes posible.
Corrió a la oficina de ésta esperanzada de que ya hubiera regresado de donde Malfoy, pero para su desgracia no la encontró allí. Visitó corriendo todos los posibles lugares donde podría estar, y al no encontrarla por ninguna parte antes de darse por vencida decidió ir a echar una miradita al quinto piso, pero cuando estaba a pasos de la escalera se encontró con un empleado que la hizo regresar de inmediato a su trabajo.
Ginny ya estaba deshidratada de tanto llorar, pero al menos se había desahogado. Se secó la cara con una manga, tomó aire y se sintió lo bastante completa para volver a su oficina. Bajó con cuidado la escalera y fue por el pasillo hasta su oficina. Al entrar, vio que todos quedaron en silencio y la miraron con los ojos muy abiertos, como esperando que ella les dijera algo, pero no lo hizo. Se fue a sentar tras su escritorio y justo en ese momento un hombre de edad que estaba dos mesas a su izquierda se acercó a ella.
-¿Cómo te fue, no te despidieron? -preguntó.
-Disculpa, pero sinceramente ¿qué te importa, Thibault?
Tomó todo lo que había sobre su mesa y lo guardó en un cajón, mientras que el hombre después de observarla unos segundos se iba. Ginny agarró su abrigo y bolso y salió de la oficina. Regresó a las chimeneas y se fue a su departamento.
Una vez allí, entró a la cocina para prepararse algo rápido de almuerzo pero al sacar algunas cosas se dio cuenta que no tenía nada de hambre y prefirió ir a tomar una siesta.
En el banco, Draco pensaba en su oficina apoyando su cabeza con ambas manos. No confiaba para nada en su asistente, y si tenía que despedirlo... realmente no quería llegar a eso, ya que de ser, así sería porque todo el mundo en el banco sabría lo que pasaba entre él y Ginny, y miedo no le tenía al despido, ya que sabía que no lo harían -que no eran capaces de despedir a alguien tan importante como él-, pero lo que le preocupaba era que su honor quedara manchado para siempre. Porque si alguien se enteraba de que se acuesta con una empleada, ¡más con una Weasley! Lo único que le quedaría sería escapar de todo lo conocido para siempre. Y claro, no iba a renunciar a nada de lo que tenía. Imposible.
-¡Bryan! -llamó. Pero Bryan no respondía. -¡BRYAN!
El reloj mágico de la pared pitó marcando las trece horas. Ya era hora de ir a comer y aún tenía un asunto pendiente con sus cuentas. Abrió la puerta a la antesala y al ver que su subalterno no se encontraba allí, fue por su capa, su maletín y salió de la oficina. Una vez en el pasillo, volteó hacia el final donde se encontraban las escaleras con recelo. ¿Dónde se había metido Bryan Kibosh? Ya tendría que estar en el piso entregándole un informe que le debían de mandar del primer piso, y el chico sabía perfectamente que su trabajo consistía en eso, ser correcto y ser puntual. No le importaba arriesgarse en nada, pensó Draco.
Miró hacia los lados para ver que nadie lo estuviera observando y bajó por la escalera con paso decisivo y la frente en alto. Al llegar abajo, aún habían personas que transitaban por los pasillos del cuarto piso. Avanzó por éste y no puedo evitar, dos puertas más allá, lanzar una esquiva mirada a la oficina compartida de Ginny. Pero ella ya no estaba.
Draco siguió caminado y a su paso notaba que varios al verlo se quedaban pegados en él. ¿Magnetismo natural, o tan inusual era que los jefes bajaran a ese piso? Pero qué raro. Ya había pisado el suelo del cuarto nivel al menos cuatro veces, entonces, ¿por qué se molestaban en observarlo tan atenta y sorprendidamente? Pasaba mirando dentro de cada oficina para encontrar a su asistente, pero nada. ¿Qué ya se había ido?
Y lo seguían mirando raro. Ya no podía simplemente ignorar que se le quedaban mirando. ¿Qué les pasaba a esos pobres diablos? Se acercó al último tipo que abrió los ojos enormemente y lo agarró por la camisa.
-¿Qué problema tienes, idiota?
-Na... nada señor Malfoy, disculpe -dijo el tipo tartamudeando muy abochornado. Apenas Malfoy aflojó la mano el hombre salió corriendo de allí como un ratón asustadizo.
Draco miró a su alrededor. Ya eran unas 10 personas que lo miraban así, estancados a la vez que pasaban por el pasillo.
-¿Qué les pasa a ustedes, eh?
Pero las personas de hicieron las desentendidas y se apresuraron a salir lo más rápido posible de allí.
Draco se estaba hartando. Eso no era normal. Siguiendo por otro pasillo aún buscando a Bryan vio a dos mujeres que conversaban animadamente junto a un basurero, exaltadas, sin siquiera notarlo, a pesar que una de ellas era de las mismas que hace unos minutos lo quedaron mirando atónitamente. Trató de acercarse lo más posible haciendo como que leía un cartel pegado en la pared y escuchó:
-...para su sorpresa. Imagínate. ¡Arriesgar el empleo por eso!
-Que vergüenza. Pero él mismo no debería andar diciendo eso.
-Es el chisme del año. ¿Tú crees que los despidan?
-Oh, no me cabe duda. Por muy alto cargo que sea, son las reglas del banco.
Draco palidecía de repente. ¿Y si estaban hablando de...?
-Qué crees... Tan tímida que se ve que es ella...
-A mi me cae bien, pero nunca hablaba mucho. Su imagen dista completamente a la de una mujerzuela que tiene un affaire con el jefe.
-Pobre Ginny Weasley. Ojalá que no le cueste tanto encontrar un nuevo puesto en otra compañía.
Ahora no le cabía duda. Sí, estaban hablando de ellos. Cerró los puños lentamente y sintió las miradas de las mujeres en sí. Apretó los labios hasta que se convirtieron en una fina línea, volteó a mirarlas con rabia y desapareció.
Una vez en su casa, se dijo que no iba a ser objeto de tal humillación. Bryan estaba más que despedido y enterrado cientos de pies bajo tierra. Sacó la varita e hizo aparecer un pergamino y pluma. Los apoyó sobre una mesita y escribió rápidamente un comunicado para que se coloque en cada pared y en cada puerta del banco Gringotts. Decía que cualquier persona que fuera sorprendida hablando o chismeando en cualquier lugar dentro del edificio de algún asunto que no correspondiese a su trabajo sería despedida inmediatamente, y que el aviso tenía que estar antes de la ronda de la tarde en todos lados. Se acercó a una jaula donde tenía una mediana lechuza parda, la sacó y le ató el pergamino a la patita.
-Llévala al señor Whitt -le ordenó, acercándola a la ventana más cercana, la que abrió y dejó volar a la lechuza por allí.
Ya un poco más tranquilo, se sentó en su sillón favorito y procedió a fumar una pipa después de ordenarle a su sirvienta que le preparara el almuerzo
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Ginny despertó de pronto. Debían ser las dos o tres de la tarde y era hora de trabajar, pero no se sentía bien. Se dirigió al baño, se lavó la cara y ahora sí, decidida a alimentarse, regresó a la cocina para comer de una buena vez.
Encendió la radio, recalentó una pierna de pollo de su refrigerador y, acompañada de una ensalada césar, almorzó plácidamente. A ratos, se ponía a reflexionar. ¿Cómo había empezado todo esto? Su mente regresó hasta hace un año y medio...
No iba mucho tiempo que la habían ascendido en Gringotts. Dos días, más bien, y todo iba de maravillas. Ahora el sueldo sí le alcanzaba para las cosas que quería y se llevaba espléndido con sus compañeros de oficina, que la habían aceptado muy bien después de la jubilación del antiguo transaccionista. Una noche junto a algunos de sus nuevos compañeros, salió a celebrar a un bar cercano al banco en el callejón Diagon.
Algunos decían, que ese bar era exclusivo para la gente con "poder", y la mayoría de los oficinistas de Gringotts no se atrevían a ir, pues era bien sabido que a veces los jefes frecuentaban ese lugar y -de alguna manera- les tenían pavor. Pero a Ginny ese asunto la tenía sin cuidado y después de mucha insistencia por conocer aquel bar los arrastró hasta allí.
Se la estuvieron pasando increíble, y unas horas más tarde y después de varios litros de alcohol en el cuerpo un pequeño grupo de personas entró al local, entre los que se encontraba Malfoy. Ginny apenas lo recordaba de Hogwarts, y para variar estaba muy cambiado, y mas todo lo que había tomado, no supo reconocerlo en ese momento. Ella sólo veía "un tipo muy atractivo con el que valía la pena divertirse un rato". Cuando nadie veía, se acercó a él muy seductoramente y después de una serie de hechos que no recordaba, terminaron compartiendo cama (y algo más) en la mansión Malfoy.
Cuando Ginny después de haber regresado a su departamento y una buena siesta se percató de lo que había sucedido, no se arrepintió para nada. Y al ir a la oficina al lunes siguiente supo que Malfoy de alguna manera se había enterado que ella trabajaba allí y le enviaba un mensaje para verse esa misma noche en el mismo bar.
Así era como había comenzado.
Apagó la radio, se cambió de ropa y se tomó la tarde yendo a visitar a su madre, que no veía hace algunas semanas, y que por supuesto, no sabía nada de nada. Ni sabría nunca.
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Draco regresó a su oficina y se cercioró de que todo estuviera en orden. Apenas vio a su ayudante le comunicó que estaba despedido y fue personalmente a hablar con el ayudante de otro de los jefes para que le buscara un nuevo asistente dentro de la misma oficina. Luego fue a conversar con ese otro jefe, de apellido Dorling (que era a quien le tenía más confianza) para hablar de los últimos negocios, y para también asegurarse que no supiera nada del escándalo armado en el cuarto piso.
Una vez llegada la noche y Draco hubiese regresado a su lujosa casa para poner la cuenta regresiva de esperar a Ginny, ella regresaba a su departamento después de una larga tarde ayudando a su madre en esto y aquello.
Eran alrededor de las diez de la noche. Tomó una ducha, se puso el pijama y se acostó a leer un libro de finanzas muggle que le había prestado un compañero. No tenía ni la menor intención de aparecerse por la casa de Draco. No quería volver a verle la cara. Que se buscara otra, ella ya había sufrido demasiado por él, y con amor de por medio, las cosas no funcionan. Nada.
Draco, en tanto, leía una revista titulada "Magos inversionistas" y cada diez minutos miraba el reloj. Las horas pasaban y Ginny parecía no querer llegar. Habían muchas posibilidades, quizás le había surgido algo o tenía gente en su departamento y no la podía sacar de allí. No se le ocurría que ella pudiese negarse a ir a él. Si en más de un año no lo había hecho, ¿por qué ahora? No creyó que ella fuera tan sensible como para faltar a pesar de que -él suponía- medio banco sabía lo de ellos. En la mañana no pudo evitarlo a pesar de todas las idioteces que estaba diciendo. Siempre caía redondita en sus brazos. ¿Qué se lo impedía ahora?
Draco estaba furioso. Ya pasaban de las doce y Ginny no se había presentado. ¿Cómo se atrevía a hacer eso? Pensó haberle dejado bien claro que la quería esta noche en su cama, ¿y ella se atrevía a faltar? No. No iba a soportar tal descaro de parte de la pelirroja.
Tomó su varita, la guardó en el bolsillo trasero de su pantalón y fue hasta su chimenea. En menos de un minuto estaba en casa de Ginny.
Continuará...
De ustedes depende que el próximo capítulo convierta al fic en uno de clasificación R. Los reviews que no digan nada respecto a esto se considerarán como un no me molesta.
