El Copyright y la Marca Registrada del nombre y del personaje Harry Potter, de todos los demás nombres propios y personajes, así como todos los símbolos y elementos relacionados, son propiedad de Warner Bros., 2000
Respuesta a los reviews:
Fabisa: Hola! Bueno, lee! xD Y gracias por el review!
laurana-malfoy-rin: Holas! Trato de actualizar lo más rápido que puedo xD que se entienda... Muchas gracias! Y claro que a Draco le importa Ginny sino, bueno, no hubiera pasado nada de lo que pasó xD Y para no más adelantos, mejor será que leas el capítulo. Y respecto a la categoría, te puedo decir que yo misma sufrí por eso; me suspendieron de por allá en julio y por una semana completa, fue horrible... en fin. Ojalá te guste este capítulo.
Luna: Hola! Muchas gracias, ¿por qué es extraño ver a Ginny así? ¿Así cómo? Bueno, aparte, espero que te guste este capítulo, yo también he leído R's muy buenos y otros tantos muy malos, pero aquí no son más que unas cuantas escenas R, no todo el fic... Y espero tu comentario!
CamFelton: Gracias! Jajaja, "interesantes", ok, espero que encuentres más que interesante este capítulo xD
Nacilme-Black: Holas! Bueno muchas gracias y espero no te decepcione el capo.
impossibles: xD que bueno que ya hayas entendido, grax por el review y ojalá te guste este capítulo!
Sthefany Weasley: Hola! Gracias y, jajaja vaya eso de un pretendiente para Ginny, la verdad no lo había pensado... pero quién sabe, quizás más adelante xD espero tu comentario de este chap!
Hitomi Felton: Bueno, R significa que es como restringido porque no lo puede leer gente poco tolerante a las escenas "fuertes" digamos violencia, sexo o algo así y no eres idiota por no saberlo, de hecho conozco mucha gente q publica aquí y no le da a eso de las clasificaciones xD pero qué más da, cada escritor/a como quiere. Muchas gracias por el review, y ¡oye! A veces es mejor que te falte tiempo, lo que es realmente malo es cuando te faltan ideas para escribir xD.
Luthien: Jajaja como todos, ya y lee tranquila nomás que acción es lo que menos se va a extrañar en este capítulo xD
Hermy-Black: Hola! aquí esta el capítulo en bandejita de plata xD bueno sobre gustos no hay nada escrito, igual creo que el fic no es tan R, es más por algunas escenas que va a quedar así xD y espero que de todas maneras te guste este capítulo!
eire: Holas! Que bueno que te guste tanto n.n ojalá te guste este capítulo también.
Earwen O-Ren Ishii: Jajaja, ok, la intención es lo que vale, gracias por tu review y espero tu comentario de este capítulo.
SaraMeliss: Hola bueno pos qué te puedo decir a ti que ya te conté medio fanfic xD así que lee, espero que te guste el capítulo. Ah y pues que cada capítulo es más largo que el anterior, aunque no lo parezca... xD
Andy-Wm: Jeje ok, al menos dejaste review y eso es lo que vale. Ojalá te guste este cap!
Amor inalcanzable
Capítulo 3: Razones de fuerza mayor
Draco estaba furioso. Ya pasaban de las doce y Ginny no se había presentado. ¿Cómo se atrevía a hacer eso? Pensó haberle dejado bien claro que la quería esta noche en su cama, ¿y ella se atrevía a faltar? No. No iba a soportar tal descaro de parte de la pelirroja.
Tomó su varita, la guardó en el bolsillo trasero de su pantalón y fue hasta su chimenea. En menos de un minuto estaba en casa de Ginny.
No avisó, simplemente adivinó donde estaba el cuarto de la chica y abrió la puerta de un golpe. Ginny estaba recostada sobre su cama leyendo un libro con la luz de una sola lamparita encendida.
Apenas vio a Draco allí, sus temores se hicieron realidad. No debió haberlo dejado plantado.
-¿Qué haces aquí?
Pero él no contestó. Se acercó a ella, le quitó el libro y lo lanzó lejos, luego apagó la lámpara.
-¿Qué te sucede?
-Te vas a arrepentir de jugar conmigo, Weasley. Porque conmigo no se juega.
Con una mano agarró ambas de ella, con la otra abrió el cobertor. Y se sentó sobre sus piernas, no la podía dejar escapar.
Elevó sus manos por sobre la cabeza y comenzó a besarla a contra fuerza. Ginny no quería dejar que eso pasara, ¿pero qué podía hacer? Él era mucho más fuerte que ella, y debía admitirlo, a pesar de todo no podía dejar de pensar que lo amaba.
Sintió cómo la lengua del rubio se colaba en su boca, recorriéndola toda, y con la mano ahora libre le levantaba la polera del pijama, una mano extremadamente fría, que la hacía estremecer hasta lo máximo. Una mano que cada vez subía más por su cuerpo, y que ahora le arrebataba la polera violentamente, en los breves segundos que dejó de besarla.
-Draco... -susurró ella, pero no fue un grito, fue más como un gemido de placer que escapó inconscientemente de sus labios.
Malfoy sintió que ese llamado era más que suficiente. Se quitó la camisa, separó las manos de ella y las tomó con las suyas, y después de darle un breve beso en los labios, empezó a bajar por su cuello.
Ginny sentía cómo el calor la inundaba. Draco estaba llegando a sus pechos, recorriendo un camino que ya conocía. Tantas veces que había sucedido lo mismo, y tantas veces en las que ella nunca se opuso, pero ahora que lo hacía, que intentaba forcejear para que Draco la soltara, pero no demasiado fuerte, ¿para que no lo hiciera? ¿Quería o no quería que la soltara?
Estaba confundida, hasta que volvió a gritar. La lengua de Draco había llegado a sus pezones, que ya, a causa de sus débiles hormonas, se habían endurecido. Y formaba círculos alrededor de ellos, mientras Ginny no podía dejar de gemir de placer, de gritar de placer, porque ese sentimiento de amor y odio se formaba otra vez en su interior. Y para cuando Draco le soltó las manos rápidamente para desabrocharse el cinturón del pantalón, demoró largos segundos en reaccionar; cuando lo hizo, el rubio sacó la varita e inmovilizó sus brazos.
-¿Por qué me haces esto? -preguntó, a la vez que los ojos se ahogaban en lágrimas que luchaban por salir.
-¿No es lo que mereces? -preguntó él, de vuelta, agitadamente. Empezaba a bajar las pantaletas del pijama de Ginny-. ¿Crees que puedes hacer lo que quieras conmigo, que soy tu juguete o algo así? Merezco obediencia, y tú no me la diste...
Ginny sintió que Draco le separaba las piernas, se colocaba entre ellas y entraba. Sucumbió. Gordos lagrimones rodaron por sus mejillas a la vez que gritaba desgarradoramente. Malfoy entraba y salía frenéticamente, con furia, como nunca antes lo había hecho. Y ella ya lo conocía demasiado, era un año y medio, casi diariamente, sin parar.
-Draco, ¡por favor, detente! -prorrumpía en un tono débil. Y cada vez que emitía un sonido, por muy suave que fuera, Draco la hacía sufrir más.
A ratos, pensaba en no oponer resistencia, a ratos, no la ponía, pero luego regresaba. Volteaba la cara hacia un lado, con los ojos muy cerrados. Se sentía pésimo, menos iba a poner a ver cómo su castillo de fantasía e inagotable felicidad se venía abajo así como así. Una vez más Draco volvía a su cuello y lo besaba como loco, sin dejar de moverse sobre ella, hasta el momento en que ambos se vinieron -Ginny sin querer- y Malfoy cayó rendido sobre ella. Tomaba su mentón y la obligaba a voltear y mirarlo.
Ginny, aún llorando, vio los ojos grises de mirada penetrante, que la atravesaban miles de kilómetros más allá se su ser, denotando dolor. Un dolor que nunca había visto. Pero no dijo nada, ni hubo signo de arrepentimiento. Se sentó a un lado de la cama, tomo su ropa y rápidamente se vistió.
-Draco... -volvía Ginny a susurrar, mirando su blanca espalda, pero él no escuchaba.
Tomó una almohada y la abrazó con fuerza. Draco se puso de pie, la miró -ahora con rabia- y se marchó. Ginny sólo se mordía el labio inferior, aferraba más la almohada a sí y volvía a corromper en un desolador y silencioso llanto que duró hasta el amanecer.
En otro lugar de Londres, un par de horas después, una chica bajaba por las escaleras de su edificio a un kiosko que pertenecía a una bruja, que vendía revistas tanto para muggles como para magos, pero estas últimas no las tenía en vitrina.
-Buenos días, Teresa querida.
-Buenos días, señora Lemout. ¿Me da medio kilo de pan, y el Profeta, por favor?
-Claro.
La bruja se agachó y sacó el Profeta, luego fue a una repisa de atrás y sacó una bolsa de pan.
-Aquí tienes.
Pero Teresa no prestó mucha atención, se había quedado pegada en otro diario que estaba desplegado sobre el mostrador, seguramente de la dueña.
-Usualmente ese diario no trae nada interesante, pero hoy tiene algo bastante curioso -comentó la señora Lemout.
-¿Cuál es? -preguntó Teresa, dándole vuelta la hoja para ver la portada. El título era "El Chismógrafo"
-Llévatelo si quieres, ya lo terminé.
-Oh, bueno -lo tomó, junto al Profeta y el pan, y se fue hasta la puerta-. ¡Gracias y adiós!
Volvió al segundo piso del edificio y entró a su apartamento. Fue a la cocina, dejó el pan y el Profeta sobre la mesa, y se sentó a leer con especial interés el Chismógrafo. El artículo principal le era ajeno, pero recordó a alguien quién podría interesarle. Su prima Amanda. Tomó su celular y marcó.
-Aló, ¿Amanda?
-¿Aló? -bostezó-. ¿Quién es?
-Teresa, ¡tu prima favorita!
-Ah, Teresa... ¿qué quieres a esa hora, por Dios?
-¿Conoces el diario Chismógrafo?
-¿Esa basura? Oh, claro que he oído de ella... ¿por? -su voz sonaba dormida.
-Pues mira que en la de hoy sale algo sobre el banco donde trabajas.
-¿Ah sí? Te apuesto que es uno de esos líos con la banca Mundial muggle...
-No, no, nada de eso... es sobre una chica que trabaja en tu mismo piso... el cuatro, ¿verdad?
-Sí... ¿y qué le pasó a esa chica?
-Es amante de uno de los jefes y afronta un presunto despido.
-¡¿QUÉ?! -Teresa escuchó que algo se caía al piso y se rompía.
-No serás tú, ¿no? Porque aquí no sale el nombre... y por el grito que me acabas de pegar...
-¡CÓMO SE TE OCURRE, NO! -bajó la voz-. ¿Pero qué más dice?
-Que es pelirroja... y te has cambiado tantas veces el color que ya no sé...
-Hey, sin ofender... espera... ¿el Chismógrafo?
-Yep...
-¿O sea que todo Londres se va a enterar?
-Yo creo que la mayoría ya lo ha hecho...
-¡Ay, no! Bueno, g... gracias por avisarme... gracias. Adiós -colgó. Teresa alzó los hombros y siguió leyendo.
Amanda se apresuró a tomar una ducha y vestirse. Se despidió de su madre -con quien vivía- y corrió a la casa de su vecina, que sabía que compraba el Chismógrafo todos los días. La vecina se lo dio y ella se desapareció para luego aparecer en el departamento de su amiga Ginny.
Fue caminando hasta su pieza.
-¿Ginny? -preguntó, antes de entrar. Pero como no contestó nadie entró sin más. Ginny dormía de lado, aún abrazando su almohada, pero estaba cubierta con sus sábanas-. Vaya, aún estás durmiendo...
-No estoy durmiendo, Amanda -murmuró Ginny. Amanda se sobresaltó.
-¡Casi me matas! Bueno, si no estás durmiendo, mira esto -y le pasó el diario. Ginny lo tomó y le miró la portada, luego le dirigió una mirada con el seño fruncido a Amanda. La pelinegra notó en ese momento que Ginny tenía los ojos rojísimos y unas pequeñas pero bien marcadas ojeras.
-¿Estuviste llorando? -preguntó, pero la respuesta era obvia, así que Ginny no se molestó en contestar y prosiguió la lectura.
-No puede ser...
- 0 -
Draco se apareció en su oficina y se encontró con que sentada frente a su escritorio estaba la asistente de uno de los otros jefes, una señora ya de edad.
-Señor Malfoy -se puso de pie al verlo-. Mi jefe quiere verlo en su oficina lo antes posible.
-¿Qué? Y para qué, si se puede saber -dijo, más blanco que el papel.
-No lo sé, sólo me envió a buscarlo.
Se quitó la capa, que dejó sobre su sillón, y siguió a la mujer hasta el pasillo, y luego a la puerta del fondo, donde residía el principal dueño y accionista del banco, el señor Whitt.
-Permiso... ¿señor Whitt? -dijo una vez que la mujer lo hizo pasar a la amplia oficina.
-Pasa, Draco -lo invitó a sentarse desde su propia silla de cuero café. Draco ocupó el puesto delante del escritorio y lo miró, preocupado-. Supongo que sabes porqué estás aquí.
-Mmm... la verdad es que no, señor Whitt.
-Toma.
Le pasó la misma edición del Chismógrafo que ya había recorrido todo el banco, y que algún idiota le había hecho llegar al señor Whitt, contándole incluso los nombres de las personas y todo lo que sabía. Esa persona, pensó Draco, había sido el mismo Bryan al haber ido a buscar su finiquito, a modo de venganza. Sus ojos recorrieron rápidamente las líneas de la portada, luego fue a la página siguiente y encontró un artículo completo, firmado por un tal "Espía informante 3".
-No puedo creer que le crea a la infamia que es este periódico, señor Whitt. Sin ofenderlo... -le dijo, dejando el diario sobre el escritorio.
-Es que no es sólo eso. Llegaron personas a hablar conmigo, ¿sabes Draco? Y lo que dijeron calza perfectamente con la historia que cuenta ese periodicucho.
-Entonces no me cree que yo no sé nada.
El hombre negó con la cabeza, tristemente. Draco apretó los labios, pensando las miles de dolorosas formas en que podía matar a Bryan.
-Pero no te preocupes, no vamos a hablar sobre eso. Vamos a hablar sobre el reglamento, que supongo conoces muy bien.
-Sí, señor... -bajó la cabeza.
-Entonces debes saber que debería despedirte.
-Correcto...
-Pero claro que no lo voy a hacer -Draco lo miró, sorprendido.
-¿Y por qué no? Señor -agregó.
-Porque en todo este tiempo has demostrado ser uno de los mejores hombres ancla que ha tenido esta institución. No puedo despedirte... por una simpleza como esa.
-O sea que...
-Pero igual debo hacer valer la ley, que para algo existe -dijo Whitt, poniéndose un poco más serio.
-No entiendo, señor.
-Te puedo ofrecer un traslado a otra sucursal de Gringotts, porque claro, sería demasiado evidente si te quedaras aquí.
-Y... ¿a qué sucursal sería, señor? -Malfoy estaba muy extrañado. No se esperaba eso para nada.
-Moscú, Rusia.
-¿Mo... Moscú? -eso le cayó como un balde de agua helada en la cabeza. Se habría imaginado la sucursal de Edimburgo, o la de Dublín, pero no Moscú.
-Sí, ya revisé esto -y movió unos papeles que habían sobre su escritorio-, y allí esta faltando alguien como tú. Además si quieres mantener ese puesto de autoridad, es la única oportunidad que puedo ofrecerte...
-Pero, señor... Moscú... está tan lejos...
No se podía imaginar la vida en otra ciudad que no fuera Londres, y mucho menos en otro país que no fuera Inglaterra. Era una verdadera locura irse a Moscú. En realidad, ni económicamente ni socialmente tendría problemas, no le sería difícil adaptarse ni al frío ni a las personas, menos al idioma, pero igual, había algo muy fuerte dentro de sí que le decía que por ningún motivo se podía ir a Moscú.
-Lo sé, pero, ¿qué pierdes? Sólo vas a ganar allá, muchacho.
Draco negó, aún sin poder asimilar bien las palabras de aquel hombre. Igual, no podía llegar e irse.
-Señor Whitt, no puedo irme...
-Oh, sí puedes.
-¡No es tan fácil! -alzó un poco la voz.
-Rompiste una regla importante de Gringotts, Draco -el hombre se puso de pie y comenzó a caminar alrededor de su escritorio-. En vez de decir eso, podrías alegrarte de tener una oportunidad como ésta, de que no te hayamos despedido.
-¿Y no puede, aunque sea, dejarme a prueba un tiempo?
-¿Para qué dejarte a prueba, si sé lo bueno que eres?
-O aunque sea mientras arreglo las cosas, señor. Además, le prometo que no volverá a suceder...
Whitt seguía paseándose por la oficina, mientras Draco lo observaba. Luego paró y le devolvió la mirada.
-Está bien, tienes un mes. Un mes y tomas el traslado a Moscú.
Draco suspiró, un poco alegrado.
-Sí, señor. Por supuesto. Miles de gracias se paró y le tendió la mano, que el señor Whitt apretó.
Malfoy salió de aquella oficina y se dirigió a la suya. Se sentó sobre su sillón y respiró profundamente, cerrando los ojos. Pero lo peor, ¿habría pasado ya?
Alguien tocó la puerta, era la misma señora de hace un rato.
-Señor Malfoy, ya le tenemos un reemplazante para el puesto de asistente.
-¿Ah, sí? ¿Quién? -preguntó, interesado.
-La señorita Amanda Branch. Ella no está enterada aún, peor cuando llegue la enviaremos aquí inmediatamente.
- 0 -
-Maldita sea... -murmuró Ginny, mientras se ponía rimel en las pestañas.
-Ya es la décimo novena vez que dices lo mismo -dijo Amanda, revisando su bolso.
-¿Y qué rayos quieres que haga? Me van a despedir, estoy segura...
-Ay, Ginny. Ya te lo dije, no creo que te despidan.
-Que sí me van a despedir... y no sé donde voy a encontrar un trabajo como ese... ¿sabes cuánto me ha costado ascender?
-Sí.
-Bueno ya, vámonos. Si me van a decir lo peor... ya lo tengo asumido.
Entraron a la chimenea y llegaron al banco. Allí, el portero al verlas las mandó a llamar antes de que siguieran su camino hasta las oficinas.
-Las dos, vengan acá.
-¿Qué pasa, Scott?
-No vallan a sus oficinas. La señora Spencer las está esperando en el quinto piso.
Y siguieron su camino.
-¿Ves? Te lo dije, me llaman para despedirme...
-Ya lo veo, Ginny, pero, ¿yo? ¿Para qué me llaman a mí?
-Seguramente saben que eres mi amiga y te van a echar una reprimenda por no haber dicho nada de lo que sabías...
-Ellos no se pueden enterar de eso... es imposible que lo sepan...
-¿Entonces para que te llaman?
-Lo mismo quisiera saber...
Subieron las escaleras al quinto piso. Ginny caminaba pesadamente, se sentía descompuesta. Llegaron frente a la puerta del principal (Ginny no evitó mirar insistentemente la puerta de la oficina de Malfoy) y la misma asistente del señor Whitt, la señora Spencer, las hizo pasar a la antesala.
-Bueno, señorita Weasley, tome -y le pasó un sobre azul-. Ahí está su saldo final, muchas gracias por haber trabajado para Gringotts.
Ginny no se molestó en abrirlo y asintió cabizbaja. Ya estaba preparada psicológicamente para eso. Luego miró interesada a Amanda.
-Señorita Branch, hay algo importante que debo comunicarle. Señorita Weasley -miró a Ginny-, le ruego que se retire y vaya a buscar sus cosas a su oficina.
Ginny volvió a asentir y salió de allí. Volvió a mirar la oficina de Malfoy por fuera, aún estaba muy sentida con él por lo de anoche, pero no podía negar que se moría de ganas de verlo de nuevo. Fue hasta la escalera, bajó, entró a su oficina y con la varita puso todos sus objetos personales en una caja de cartón, dejando el escritorio vacío a la vez que todos los de la sala la miraban. Al final salió y fue hasta la chimenea, por la que llegó a su departamento, dejó sus cosas y comenzó a leer el profeta que estaba sobre la mesa del comedor para buscar un nuevo empleo.
Una hora después, ya estaba afuera en pleno Callejón Diagon. Procuró ir a todos los lugares donde solicitaban personal de oficina en los clasificados del Profeta, pero no encontró absolutamente nada. Incluso habían personas que adivinaron que ella era la chica de la que hablaba el Chismógrafo y no la contrataron por esa misma razón, siempre dando las vagas excusas de "Lo siento, no eres la persona que requerimos", "No cumples con las expectativas" o con solo verla venir decían "El puesto acaba de ser ocupado".
Se sentía frustrada como nunca. Ya pasaba de las cinco de la tarde y aún no encontraba nada. Y a pesar de que sentía unos leves mareos, quizás por el sol que pegaba fuertemente en su cabeza, seguía buscando. Una vez que se le acabaron las opciones como oficinista, pensó en ir por otro rubro por mientras, hasta que encontrara lo que necesitaba, porque tenía que vivir de algo. Después de salir del Callejón Diagon y visitar algunos lugares dentro de Londres pero pertenecientes a la comunidad mágica (tanto no conocía de la vida muggle como para lanzarse a buscar un trabajo de ese tipo) se le ocurrió una opción que no se hubiera imaginado. Ir al Ministerio de Magia.
Continuará...
