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Amor inalcanzable
Capítulo 5: Nuestra misma razón
Luego le vinieron nauseas de nuevo, lo que el sanador notó y dejó al momento de chequearla, pasándole un posillo para vomitar.
No se necesita mucho para saber qué es lo que tiene, señorita...
Weasley -dijo Amanda.
Weasley -repitió el sanador-. Usted está embarazada.
�¡Qué-chillaron las dos a la vez, asustando al sanador.
Sí. Dos meses aproximadamente. Miren los síntomas, son...
Pero Ginny no estaba interesada en escuchar los síntomas. ¿Por qué no lo había pensado antes? Tenía que haberlo tenido desde el presente. La posibilidad de haberse quedado embarazada siempre estuvo allí. Sexo sin protección... ahora sí que parecía lejano el tiempo en que se acostaba con Malfoy. �¿Por qué todas las cosas le pasaban a ella! De Malfoy... un bebé de Malfoy... Malfoy¿el papá de su bebé? Cerró los ojos. La mente se le fue a alguna parte y el peso del cuerpo aumentó considerablemente, haciéndola desmayarse.
¡Ginny-Amanda se tapó la boca con ambas manos.
Enervate-susurró el sanador apuntándola con la varita y ordenándole a otro que le trajera una poción estabilizadora emocional, que se la trajeron al segundo y él se la hizo beber a Ginny, que aún estaba fuera de sí. -Reposo -ordenó, alzando las cejas-. Esta chica necesita descansar...
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Se pasó una mano por el pelo rubio platinado echándolo hacia atrás y resopló. Ni el cigarrillo en su mano hacía calmar sus ansias. ¿Qué le pasaba? Era Ginny. Nadie más que Ginny. Ya no podía negarlo, ya no podía encontrar excusas que le sirvieran para decir "no la necesito, puedo buscarme otra". Porque eso era mentira. Y una semana había bastado para comprobárselo. Una larguísima semana sin estar con ella, sin siquiera verla por la oficina, sin siquiera haber podido comunicarse con ella. ¿Estaba en su departamento, se estaba ocultando¡CÓMO PODÍA SABERLO, si ella había desaparecido del mapa! Sería imbécil, realmente estúpido haber obligado a Branch que se lo dijese. Él sabía perfectamente que ella era la mejor amiga de la chica y que sabía donde estaba, pero no podía arriesgarse a que se supiera que seguía detrás de Ginny. Ya no podía confiar en nadie de ese banco sin arriesgar el empleo. No tenía ni la menor intención de irse a Moscú. Menos de un mes... sí, claro.
Su casa estaba tan silenciosa como siempre. Sí, casa, porque a ese lugar no se le podía llamar hogar. Nunca había tenido uno realmente, pero éste, que era suyo y sólo suyo, no era su hogar. Estaba tentando de parase e irse de ese vacío lugar inmediatamente, pero ¿qué iba a hacer? Tomó pergamino, pluma y tinta y redactó un rápido mensaje para Jossie. En la noche tenía un evento en la mansión del dueño del Emporio de la Escoba y ya había elegido que ella fuera su acompañante. Y quizás, así, distraerse. Haber si lograba sacarse a Ginny de la cabeza.
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Casi al anochecer, Ginny se encontró sentada en la cocina de su casa. Amanda pasaba junto a ella y luego volvía hacia atrás, sin saber porqué. Pero miró a su lado y encontró la razón. Había allí sobre la mesa al menos tres recipientes, algunas cajas abiertas, un saco de harina y varias cosas más. En uno de los recipientes una masa se revolvía sola. Amanda tarareaba una canción de un grupo muggle llamado Nickelback, que le gustaba mucho, a la vez que regresaba con otra caja en la mano y echaba su contenido en polvo sobre la mezcla.
... it's not like you to say sorry (no es de ti decir perdón)... -cantaba la pelinegra.
¿Qué cocinas-preguntó Ginny, interesada, mirándola.
Oh, Ginny¡al fin me hablas-dio un saltito-. Mira, estaba cocinando un pastel -dijo apuntando la mezcla, luego regresó hacia atrás y siguió tarareando-. These five words in my head, scream: are we having fun yet? (Esas cinco palabras en mi cabeza... gritando¿Todavía nos estamos divirtiendo?)
¿Y qué cantas?
Una canción... -dijo ella, riéndose.
Yaaa, pero respóndeme...
Se llama, "How you remind me" (Cómo me recuerdas).
Ah... y ¿qué dice? Digo que trata.
Mmm... -se paró a pensar, con una mano en el mentón-. Es un poco complicada... de describir. Mejor lee la letra -sacó un pedazo de papel de un taco que tenía Ginny sobre el mesón y le dio un golpecito con la varita que sacó del bolsillo delantero del delantal-. Toma... -se lo dio.
Ginny leyó y releyó al menos unas cinco veces la letra completa.
¡Vaya-susurró.
Parece la historia de tu vida¿verdad-se rió, deteniendo la cuchara que revolvía. Le echó dos huevos e hizo que se siguiera revolviendo.
Sí, bueno... algo así...
¿Y qué te puedo contar para subirte el ánimo, amiga-se puso las manos en las caderas.
Qué vas a hacer. Qué se puede hacer. Nada, nada, nada... Aquí estoy...
...y tengo que continuar con mi vida -recitó Amanda, continuando la típica frase de teleserie o novela rosa-. Sí quieres ayudarme, déjame tranquila. No importa lo que hagas o digas, no me harás cambiar de idea -continuó. Se las sabía de memoria.
¡Amanda, basta-exclamó aburrida Ginny.
Ginny -Amanda habló con un tono de voz grave y cortante, sentándose a su lado-. Tienes que relajarte un poco. Ahora no es llegar y vivir, ahora eres tú y esa criatura que llevas dentro, y que no tiene la culpa de nada. No te puedes alterar por cosas mínimas.
¿Y cómo se supone que no deba alterarme-hablaba con un hilo de voz-. El padre de mi bebé no sabe que es padre. Yo no puedo volver a verlo porque me hace mal¡pero sí quiero! Y para finalizar es algo que nunca podrá ser, porque él está allí -apuntó hacia el techo, y yo estoy ac�-y apuntó hacia el suelo.
¿O sea que no le vas a decir a Malfoy?
No puedo.
¿Por qué?
Ahí sí que no habría esperanza alguna de que pudiéramos estar juntos otra vez, él no va a querer...
¡Pero dijiste que no querías!
No podía... no puedo... yo no...
Ginny, te estás confundiendo de nuevo -Sacó la cuchara del platillo; la mezcla estaba lista, así que se puso de pie y siguió hablando-Malfoy te trata como quiere y no te respeta, ni te quiere. Antes tú no lo querías.
Ni me imaginaba llegar a quererlo alguna vez... si lo hubiera sabido antes...
Ya no lo supiste. Lo hecho, hecho está. Y yo creo que tiene derecho a saber que va a ser papá. Sí, talvez pasó una semana y lograste ciertamente... olvidarlo -puntualizó, adivinando el pensamiento de Ginny, pero con ese bebé va a estar siempre presente en tu vida.
¿Y sí...?
¡Ni siquiera lo pienses-dio un respingo, asustada-. Ginny, es un niño. ¡Una vida! Y no nos vamos a poner a hablar ahora; a discutir sobre eso, que ya habíamos hablado de eso una vez¿te acuerdas? Una vez cuando salió el tema en una reunión. Y tú te mostraste en contra.
Era distinto... yo no estaba preñada de un bebé indeseado...
No uses esa palabra... -susurró Amanda cerrando los ojos, sin dejar de moverse de un lado para otro. Luego metió el pastel en el horno muggle y se volvió a juntar junto a ella.
Ginny negó con la cabeza, emitiendo un suspiro. De pronto una idea -descabellada por cierto- llegó a su cabeza. ¿Y si...
¿Y si usara al bebé para hacer que Draco...
Ni se te ocurra. Ya estás... bastante loca. Deja de pensar en ese bebé un momento y relájate -se puso de pie-. Te voy a preparar una infusión de boldo o manzanilla: elige.
Manzanilla.
Vale.
Así siguieron por largo rato, sin dirigirse la palabra. Ginny bebía su manzanilla y Amanda vigilaba el pastel, con los brazos cruzados. Cuando estuvo listo lo sacó, se sirvieron y comieron tranquilas. Después Amanda se despidió, Ginny la acompañó hasta la chimenea y se fue a su casa. La pelirroja se quedó observando con la nariz arrugada el fuego por unos minutos hasta que súbitamente se le cerraron los ojos y se quedó dormida. Diez horas después saliendo de una espantosa pesadilla Ginny abrió los ojos y vio el fuego aún vivo ardiendo en la chimenea. La luz inundaba el lugar. Ya había amanecido hace un rato.
Era el momento de hacerle una visita a Malfoy.
Fue a su habitación, tomó una ducha, se cambió de ropa, se maquilló un poco, pasó el cepillo tres veces por su cabello y regresó a la salita. Se paró frente a la chimenea, tomó un puñado de polvos flú del aparador y los lanzó al fuego. Cuando se puso verde entró y los lanzó, gritando:
¡A la mansión de Draco Malfoy!
Se sorprendió, aún le estaba permitido el paso. Una vez que las cenizas se disiparon, pudo ver que todo el living estaba bañado por una tenue luz blanca que se colaba por las ventanas. ¿En qué lugar podía estar a esas horas? Bueno, a las siete de la mañana... ¡un domingo! Quizás estaba en el estudio. Sí, el estudio, allí debía estar.
Caminó sin hacer ruido hacia el pasillo, pues la alfombra amortiguaba los pasos. Abrió la fina puerta de madera blanca y se encontró con una habitación en sombras. Respiró profundo. Allí no estaba. ¿Qué le quedaba? La habitación. La habitación, debía haberlo pensado primero. Estaba durmiendo, obviamente estaba durmiendo. Volvió a cerrar la puerta y siguió hasta el final del pasillo. Abrió ahora la puerta de caoba que flanqueaba el paso a la habitación de Malfoy. La abrió con cuidado, pues de seguro estaba durmiendo.
Un segundo después, su piel perdía todo color. Draco dormía plácidamente en su cama, con una mujer que ella no lograba reconocer en brazos. O que Ginny no conocía, simplemente. Cómo no lo imaginó antes. Draco ya se había olvidado de ella, e incluso la había reemplazado. Era un cerdo. Frunció los labios y volvió a cerrar la puerta y se desapareció.
Al otro lado, Draco miraba la misma puerta con una sonrisa de plena satisfacción en la cara. Ginny todavía se moría por él.
Y bueno, no podía hacer otra cosa. Llegó tarde, pero llegó. Y lo había visto con Jossie en la cama, qué mejor. Y qué mejor que haber apreciado ese espectáculo; ver a Ginny casi desvanecerse al verlos allí en la cama. Pero de pronto sintió una sensación que le indicaba vacío, culpa, en el estómago. Quizás qué sería de la vida de Ginny ahora. En qué trabajaría, si había encontrado trabajo. Quizás era prostituta o algo así, pensó, y eso lo hizo sentir mucho, mucho peor. Era su culpa. Por su culpa Ginny había perdido el empleo. Quizás de haber tenido un asistente más eficiente y menos hablador, o quizás de haber ocultado mejor su ¿relación, o quizás, por último, de no haberla metido en eso. Pero allí ya no era él el único culpable, Ginny también lo era, ella nunca se había resistido a nada.
Pero ahora todo había cambiado. Una parte de sí le decía que no se metiera. Miró a Jossie acurrucada en su pecho, y se dijo que las cosas estaban mejor ahora, porque Jossie ni trabajaba en el banco, y problemas no habrían. Pero no era así en absoluto. Su corazón por primera vez le estaba hablando. O bueno, no exactamente hablando, pero le mandaba pequeñas señales que le decían lo que tenía que hacer. Eso no había sucedido antes, según él. No iba a volver con Ginny, pero al menos podía ayudar para que recuperara el empleo en Gringotts¿no?
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Ginny había regresado a su casa, yendo inmediatamente a su habitación para largarse a llorar sobre su cama como siempre que se sentía terrible lo hacía. Estaba celosa, celosísima, y no sólo eso. Ahora sí no quedaba forma de que ella volviera con Draco. Sabía que si le decía que estaba embarazada él le diría que le pagaría todo al bebé sin obligarse a conocerlo ni nada, porque problemas de dinero era lo último que Draco tenía y a ella no le haría el más mínimo caso. Draco no tenía sentimientos y si había cambiado un año con ella por una semana con otra de un día para otro... no le importaba. No quería importarle. No... mejor dicho, no podía importarle.
Ahora tenía una vida nueva. Iba a tener ese bebé y quererlo como si fuera de cualquier padre, porque era su hijo, sólo de ella, y de nadie más.
Se sentó sobre el colchón, se secó la cara con la mano y se dijo que nunca más iba a derramar una miserable lágrima por él. Se volvió a arreglar un poco y volvió a la chimenea. Para cerrar de una buena vez ese capítulo, tenía que hablar con su familia y aclararles todo. Esperar pacientemente que la perdonasen y una vez que eso pasara todo volvería a ser como antes con ellos. O casi.
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Draco se despidió de Jossie y se regresó a su estudio. Sacó algunos títulos de la biblioteca personal sobre Gringotts. Títulos como "Historia de Gringotts" y "Gringotts hoy", para tratar de encontrar alguna excepción a la regla para que Ginny pudiera recuperar su puesto.
Un par de horas después no lograba encontrar nada referente a eso. Suponía que el banco tenía cualquier excepción muy bien cubierta, así que tendría que ir a la oficina aunque estuviera cerrada y revisar todos y cada uno de los libros de la constitución del banco que tenía en su oficina. Así lo hizo.
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La habían entendido, o eso creyó. Ginny estaba en el patio de La Madriguera jugando con uno de sus tantos sobrinos a las escondidas después del tradicional almuerzo familiar de domingo al que no asistía hace tiempo. Tenía que practicar, pues pronto ella sería madre, y sus únicas referencias eran aquellas, en su familia. Todos la habían escuchado, habían escuchado una larga historia. Después de todo, al que más costó convencer fue a Ron; pero era obvio, porque desde el colegio que odiaba a Malfoy y no podía perdonar a su hermana así como así, pero al final -igual que todos- lo hizo.
¡Atrapado!
Claro que fue bastante censurada la historia que les contó. No les dijo que lo único que hacía era acostarse con él, ni tampoco les contó sobre la noche en que... fue a hacerle "eso" a su departamento. Menos les comentó dónde estaba trabajando para cumplir con Hermione pero sí que había ido a ver a Draco esa misma mañana y les dijo lo que sintió y de lo que se dio cuenta en ese momento. Y todos la aprobaron y le dieron la razón. Ahora volvía a contar con su familia, y sintió un dejo de felicidad que necesitaba, que de verdad necesitaba.
¿Tía Ginny¡Tíaaa¿Dónde estás tía? Ah, ya te vi¡atrapada!
Lo cargó y le dio unas vueltas en el aire.
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Cerró un pesado título y se restregó los ojos. Ya era de noche y no había encontrado nada. Lo que necesitaba era la ayuda de algún buscador de Internet, pero él no lo pensó de esa manera. También hubiera querido salir de su oficina y colarse a la de alguno de los otros jefes, o al archivo general del banco, pero lo primero implicaba burlar potentes hechizos de seguridad para entrar la oficina cerrada de otro jefe y lo segundo le decía que tenía que esperar de todas maneras hasta el día siguiente, cuando el banco abriría.
Dejó escapar un bostezó, con la varita ordenó los libros y se regresó a su mansión a dormir. Mañana sería otro día.
Y así, a la mañana siguiente regresó a su oficina. Apenas su "vecino" de al frente llegó a su oficina fue hacia él para pedirle todos los libros que poseyera sobre la constitución de Gringotts, y cuando Amanda llegó al trabajo y le pidió instrucciones, le ordenó que llenara algunos formularios pendientes y que se mantuviera ocupada lejos de su vista. Ella, extrañada, aceptó sin chistar y al salir de la oficina privada le lanzó una rara mirada de compasión. Sentía pena por él, ya que a ninguna persona le gustaría que le ocultaran un hijo, por muy cruel, maldito o despiadado que fuera o haya sido.
Más tarde, Draco se preparó un café y mientras se lo tomaba encontró lo que buscaba. No era exactamente lo que quería -un caso anterior parecido al suyo- pero al menos servía, y mucho. Ahora sí podía hacer que Ginny regresara a Gringotts. Si pensó que buscar entre miles de libros era lo más difícil, se había equivocado. Tendría que ir a hablar con ella y convencerla de alguna manera de volver. El gran problema era que ya no se hablaban, y de seguro ella lo odiaba como a nada en el mundo, pero cabía la posibilidad de que su trabajo le importara más que sus sentimientos y le aceptara la proposición que tenía que hacerle.
Se paró y fue hasta la salita que se anteponía a su oficina, y encontró a Amanda en su escritorio, escribiendo.
Branch, necesito que me hagas un favor.
Sí, hoy Malfoy sí que estaba raro. Había roto el patrón de "obedece mis órdenes" de toda la primera semana de trabajo y... ¿ahora le pedía un favor? O era una simple orden pero había cambiado la manera de darla... ¡Y para colmo se sentaba en la silla frente a ella como si fuera un vulgar secretario!
¿Qué necesita, señor Malfoy-recitó ella.
Escucha... -miró a su alrededor, preocupándose que no hubiera nadie cerca, no quieres perder tu puesto¿no?
Claro que no... -respondió, aunque pensaba que quizás quería tener un puesto peor pero con un mejor jefecito...
Bueno, entonces no cometas el error que cometió tu antecesor. Tú supiste porqué lo despedí.
Eh... eso creo, señor.
Por andar divulgando cosas del jefe.
Ah, sí, señor Malfoy -claro que lo sabía. ¿Qué quería decir Malfoy?
Y yo sé que eres muy amiga de Ginny.
Cómo no lo pensó. Era claro que quería preguntar de Ginny. ¿Porqué sino tanto rodeo?
Bueno¿a qué se debe todo esto, señor Malfoy-Por muy curiosa que se sintiera, no podía pasar a ser casi irrespetuosa.
¿Me puedes decir dónde trabaja Ginny ahora?
Eh... ¿Le decía, o no le decía? Mejor que sí... ¿Pero y si Ginny se enojaba?
Entiendo que Ginny te haya dicho que no me dijeras nada de nada de ella, y no te estoy obligando a que me digas, sólo te lo pido como favor.
No la estaba obligando. Bien, eso estaba mejor. Quizás debía consultar a Ginny si podía decirle antes... pero qué más daba. Si a Ginny le daba un ataque cardiaco sería porque el destino así lo habrá predispuesto.
Trabaja en un local muggle, es un poco difícil acceder...
¿Un local muggle¿Qué tipo de local muggle?
Una cafetería.
Una cafetería, eso estaba bien, pensó Draco.
¿Puedes llevarme allá a la hora del almuerzo?
¿Qué-soltó, estupefacta-. Digo... no creo que pueda...
Si pudieras vas a recibir una bonificación extra con tu sueldo, te lo aseguro.
Pero eso no le interesaba mucho a Amanda, más le importaba lo que iba a suceder con Ginny... en todo caso un extra de dinero no le haría nada mal. Nada mal. Al final, accedió.
Está bien. Yo lo voy a llevar allá.
Y cuando llegó la hora del almuerzo, Amanda se colocó el abrigo y golpeó la puerta de la oficina de Draco. Él la hizo entrar. También llevaba su abrigo muggle puesto y tenía la chimenea encendida.
Tú primero -le dijo, haciéndola pasar a la chimenea primero. Le pasó el pocillo con polvos flú.
En poco tiempo llegaron a la tienda de mascotas y luego cruzaron hasta el café, pero Amanda se disculpó y dijo que su madre la esperaba para almorzar, así que se marchó dejando a Draco solo.
Draco titubeó antes de abrir la puerta del local. Por el vidrio intentó mirar hacia dentro, pero no vio a Ginny. Empujó la puerta y entró al cálido lugar, sintiéndose enseguida envuelto por el aroma a café y vainilla. Al hacer sonar la campañilla, muchas miradas se voltearon hacia él, y se quedaron viéndolo hasta que fue al mesón y preguntó por Ginny.
Fue a comprar algunas cosas al almacén de la esquina, pero regresa enseguida -le dijo Jasmine, escudriñando con la mirada a tan "especial" cliente-. ¿Le sirvo algo mientras espera?
Mmm. No, gracias -Y se fue a sentar a una mesa cercana.
Tres minutos después llegó Ginny con sendas bolsas en las manos y sin percatarse de la presencia de Draco fue hasta el mesón y le entregó las bolsas a Jasmine.
Y aquí está el cambio... -le entregó unas monedas.
Oye, ese chico de allí atrás te busca -le apuntó a Draco. Ginny se volteó y sintió una sacudida en el estómago.
¿Me cubres-le susurró, aturdida.
Sí, anda.
Caminó lentamente hacia él, que jugaba con una servilleta. Draco no se dio cuenta hasta que Ginny quedó parada a pocos metros de él.
¿Qué estas haciendo aquí-le preguntó, apretando los puños y tratando de mantener la compostura.
Tengo que hablar contigo. ¿Te puedes sentar, por favor?
Ginny tomó la silla y la separó de la mesa en un largo procedimiento, sin sacarle los ojos de encima. Finalmente se sentó.
¿Así que?
¿Te gustaría recuperar tu empleo en Gringotts-le preguntó seriamente, desconcertándola.
¿Qué quieres-le espetó. Era obvio que quería algo a cambio, si no, no haría semejante pregunta.
Nada -dijo Draco, lacónicamente-. ¿Te gustaría recuperar tu empleo, sí o no?
¿Por qué me preguntas eso¿Acaso no encontraron a nadie que ocupara el puesto y...?
No, no, eso no. Respóndeme.
¡Pero dime el porqué primero!
Ginny¿quieres, o no quieres?
Se tomó unos segundos para pensárselo. La respuesta era tan clara como el agua, por supuesto que quería. Pero no podía llegar y decirle que sí, que deseaba volver al banco con todo su corazón, porque intuía que se traía algo entre manos. Draco no era bueno porque sí.
Sí, sí me gustaría -susurró, bajando la mirada.
Ok, con eso basta. Mira, después que te despidieron me puse a averiguar sí...
¿Por qué quieres que vuelva-lo cortó, volviéndolo a mirar.
¿Me dejas seguir-preguntó él, de vuelta. Ginny apretó los labios, sonrojándose, y asintió-. Vale. El caso es que estaba averiguando si hubiera forma de que volvieras porque aunque tú no lo creas encuentro muy injustas las políticas del banco con respecto a... bueno, lo que pasó. Quedó la grande, es cierto también, pero no podía ser que te despidieran así.
No le podía decir "es que me sentí culpable"¿verdad?
¿Y la encontraste?
Sí, pero es algo... no sé si difícil, pero extraño. ¿Qué quiero decir? Tendrías que presentar un certificado, que bueno en este caso un certificado falso, de que estás embarazada. Se supone que no pueden despedir a las embarazadas o discapacitadas, y más difícil sería que te rompieras una pierna y dijeras que la tenías rota de antes que te despidieran, así que pensé que podías hacer eso. Fingir que estás embarazada. Luego una vez que recuperes el empleo puedes decir que lo perdiste y qué se yo. ¿Qué opinas?
Pero Ginny no pudo decir nada, estaba demasiado absorta. Draco le pedía que fingiera un embarazo. �¿Qué fingiera un embarazo, siendo que así estaba, y que más encima él era el pap�!
Lo siento, Malfoy, yo no puedo hacer eso.
¿Por qué? El certificado lo puedes conseguir en un dos por tres.
No es por eso. Yo no puedo fingir que estoy embarazada -tenía la mirada perdida-. Porque lo estoy.
Continuará...
Nota de la autora: Uff, lo siento. El capítulo es más largo que los otros porque no encuentro otra forma de disculparme por no actualizar antes. Y tengo mis motivos: 1. Me fui a la playa por algo más que una semana. 2. No tengo más internet en casa, lo que es lo peor que pudo haber pasado (según yo) ya que las tarifas están más altas que nunca y mi papá considera que no se puede seguir derrochando el sueldo en teléfono. Así que nada más me queda esperar que en Marzo o Abril se contrate Banda Ancha o algo así... y si no, no, y tendré que subir los capítulos desde un cyber como ahora. Así que no esperen actualizaciones tan seguidas, sorry. Por este mismo motivo no puedo responder los reviews porque mi tiempo (y dinero) es escaso pero gracias de todos modos y espero su opinión de este capítulo!
