Capitulo 4: Descargando tensiones.
Los dos elfos se encontraban el uno frente al otro, dos espadas centelleaban en la mano de cada uno, la de Iskandar, era bastante más brillante que la de su tío. Estaba hecho de aleación de un metal único entre los elfos, muy escaso también, que costaba una fortuna, y de diamantes que habían sido reducidos hasta convertirlos en polvo microscópico, para endurecer más la espada. Y como una espada elfica de su categoría esta tenía magia en uno de sus estados mas puros protegiéndola y haciéndola capaz de hacer escudos contra ataques mágicos no previstos.
Pronto los dos se enzarzaron en una batalla, no se podían apreciar ya las espadas, de lo rápido que sus dueños las movían. Después de unos 5 minutos, con un movimiento maestro, Iskandar consiguió hacer que la espada de su tío saliese volando unos 30 metros detrás de éste. Entonces metiendo, Iskandar, en su cinto su espada empezó la pelea con elementos.
Los elfos de la categoría de estos dos que debía de haber ahora nada mas que 30, solían ser muy propensos a dominar uno de los elementos, sin embargo, Iskandar, para desgracia de Orfeo, dominaba los 4. Pronto las vidrieras del gran comedor estallaron en pedazos gracias a un viento huracanado de mucha potencia. Pero con un ágil movimiento de mano de Dilcia, que salió corriendo hacia afuera, los trozos no llegaron a caer al suelo, flotaron encima de las cabezas de los alumnos. Detrás de la maestra de Defensa Contra las Artes Oscuras, salieron todos los profesores, seguidos de los alumnos, que se quedaron de piedra al ver lo que pasaba fuera.
Unos enormes animales de fuego y de aire, para ser mas precisos un enorme Dragón de Aire controlado por Iskandar y un enorme Fénix de Fuego por Orfeo, se batían, en el aire. Todo al rededor de los dos elfos estaba o quemado o completamente dado la vuelta, a causa de los enormes huracanes que escupía en Dragón, o las grandes llamaradas que desprendía el Fénix.
De pronto el fénix pareció extinguirse y todos los comprendieron perfectamente al ver que los dos elfos, se encontraban ahora haciendo un duelo de magia, allí, abajo. Los hechizos iban y venían sin ningún control, eran hechizos muy fuertes y poderosos y estaban bien dirigidos. Pronto la elfa se acerco pretendiendo reprenderles por montar un numerito cuando un rayo rojo que se dirigía desde su sobrino casi le da. Eso le quito el poco aplomo que había conservado y se unió a su marido para atacar a su sobrino. Pronto la batalla pareció empezar a ser dominada por los dos mayores. Pero de repente haciendo que todos se sorprendieran, pudieron oír la voz del joven decir:
- Es hora de que empecemos a ir mas en serio.
Una esfera de luz enorme empezó a formarse entorno al joven que se fue elevando a una altura considerable. De pronto este salió de la esfera y esta se dirigió hacia sus tíos que miraban sorprendidos, mientras con una rapidez asombrosa convocaban un escudo invisible, con la fuerza suficiente para parar esa esfera, que estaba hecha con mucha magia y energía, quedando así agotada la fuera de los dos mayores.
- ¿Que os ha parecido?
- Yo diría que no tienes que entrenar tanto solo.- comento con una sonrisa Orfeo mientras con su espada recuperada en mano, se acercaba mas a su sobrino.
Los dos volvieron empezar una estupenda muestra de habilidad en la esgrima, después de convocar su espada Dilcia también se fundió en la pelea, contra Iska. Ya había pasado por lo menos una hora y media desde que Orfeo y Iskandar habían empezado a luchar. Fue entonces cuando rendidos, ante la maestría del que había sido su alumno, Orfeo Enid y Dilcia Enid, se dejaron caer en la hierba devastada por la magia, de los terrenos de Hogwarts.
Iskandar con una gran sonrisa, se acerco a ellos. Hizo un conjuro de reparación y en medio segundo, todos los terrenos del castillo estuvieron como nuevos, ante las caras atontadas de todos los presentes, que se habían saltado ya mas de media hora de clase. Con un movimiento de mano, hizo levitar a sus tíos y se los llevo dentro del castillo, donde pudieran descansar después del gran esfuerzo que habían hecho para batirlo. Lo que no sabían, era que Iskandar había conseguido fabricar un gira tiempo y había estado entrenando muchísimo, en el tiempo que había estado viviendo solo en el bosque.
Rápidamente entro al castillo y llevo a sus tíos a sus aposentos. Para tras entrar el mismo en el suyo, para tomar un baño tranquilamente, ya que estaba seguro de que Dumbledor había suspendido las clases. Se metió en su enorme bañera muy parecida a la que había en el baño de prefectos. Abrió unos cuantos grifos y dejo que se llenara hasta arriba mientras el ahuyentaba cualquier pensamiento y cerraba los ojos.
Una media hora después, Albus Dumbledor acompañado de Minerva McGonagall y de Severus Snape, llamaban a la puerta de las habitaciones del nuevo y mas joven profesor del colegio. Este rápidamente abrió la puerta, y dejo ver a un joven muy atractivo, con unos pantalones negros pegados, torso desnudo y brillante, que se estaba secando su pelo de cristal. Sonrió al ver al trío y simplemente hizo un pequeño movimiento de mano para indicarles que pasaran.
- Bien veníamos a preguntarte a que se ha debido esa demostración, no es que me moleste mucho...- empezó Albus Dumbledor.
- Ya lo sé, sé a lo que te refieres Albus, a sido un descuido, un tema que no es especialmente de mi agrado que ha mencionado Dilcia. No me he podido controlar, de hecho casi, si no hubiera sido por Orfeo, el agua del lago se hubiera evaporado o el bosque quemado tranquilamente. No soy dueño de mi mismo cuando me pongo furioso. No me suele pasar a menudo, pero no suele dar buenos resultados. Recuerdo la primera vez que me descontrole, y créeme todo a mas o menos 1 Km. a la redonda nuestro, voló, literalmente, por los aires y empezó a inundarse en el aire. Es algo raro que alguien domine algún elemento, da la casualidad de que yo los domino, los cuatro. Cada uno en mi familia, hemos controlado siempre un elemento, es algo así como una herencia genética mágica o algo del estilo. Ya se que debo disculparme y si me lo permites lo haré está noche, ante el colegio. ¿Bien, eso era todo?
- Pues la verdad es que si.- contesto un risueño Albus.- Me gustaría que ningún acto del estilo se volviera a producir, como comprenderás...-
- Esto es una escuela, ya lo sé.- completo la frase el joven.
Esa misma noche tal y como había dicho el joven, se disculpo ante todo el mundo, avergonzado, aun que mas tranquilo y mucho mas sereno.
